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Acta Odontológica Venezolana
versión impresa ISSN 0001-6365
Acta odontol. venez v.39 n.2 Caracas abr. 2001
REFLEXIONES PEDAGÓGICAS PSICOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS DEL QUEHACER ODONTOLÓGICO EN EL ÁREA CLÍNICA.
GEDLER H OMAIRA *. ALVAREZ MARY LUZ, ALVAREZ DE LUGO MARINA, BATISTA CARMEN, DE SENA FRANCISCO, FERRO MARÍA J., GÍL MARÍA DE LOS ANGELES, LÓPEZ ESTHER, LEÓN MARITZA, SANBLIMBENI MARÍA, SALAZAR JOSÉ RAFAEL, TORO MAITEE, VIVAS ELISA, YIBRÍN CAROLL.
*profesor agregado. jefe de la cátedra de psicología aplicada a la odontología.
Recibido: 26/09/2000
Aceptado para publicación: 19/10/2000
RESUMEN.
En este artículo se analizan y fundamentan los supuestos teóricos tales como: imagen, hombres elevados de espíritu, respeto, mística y su relación con el quehacer odontológico en el área clínica, así como también, la vinculación con la práctica pedagógica, la expectativa más importante en estos seminarios, se dirige a concientizar la trascendencia del hecho educativo.
Abstract:. In this article, it is analysed and establised on a basis the theoretical suppositions as: image, man high of spirit, respect and mystic in their relationship with their odontological occupation in the clinic area. The theoretical entail with the pedagogical practice, is the most important expectation to cover in these seminaries directed to conscience the trascendence of the eductive fact.
PALABRAS CLAVE: Mística. Respeto. Imagen. Práctica Clínica.
METODO: El método utilizado para realizar el seminario, fue la discusión entre los profesores que lo integraron, previa lectura del material y su conocimiento del quehacer docente en las salas clínicas de la Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela. Las lecturas fueron extraídas en su totalidad del texto escrito por Juan Mantovani, Educación y Plenitud Humana (1972).
INTRODUCCIÓN. Cuando se trata de explicar el fenómeno educativo, debemos tener en cuenta que por educar, entre múltiples definiciones, se entiende como el proceso de transmitir ideas y valores que determinan una concepción significativa del mundo. Como respuesta a una constante búsqueda de la explicación del quehacer clínico en la Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela, un grupo de profesores tratamos de contribuir a la explicación y fundamentación filosófica y pedagógica de la docencia en el área clínica; las reflexiones obtenidas a partir del trabajo realizado, están centradas en los temas tales como: respeto, imagen, cultura y transmisión de conocimientos. Es oportuno señalar que dentro del cuerpo del trabajo, la Odontología, Pedagogía, Filosofía y Psicología se integran para explicar el sentido de educar en la Facultad de Odontología.
REFLEXIONES.
La pedagogía contemporánea vive en la búsqueda de un ideal que nutra el sentido y contenido de la educación, sin estos elementos no sería posible una firme construcción pedagógica. La educación en nuestros días es poseedora de una imagen diferente, el modelo de hombre que deseamos formar tiene distintas expectativas y habrá que adecuarlo a su realidad.
Una nueva imagen del hombre que dé sentido y fundamento a la educación, que contenga dentro de sus principios manifiestos el respeto por sí mismo y por los demás, es una demanda de la mística y prestancia del docente como modelo del que aprende. Toda teoría educativa, es producto de una visión del hombre y del mundo. Emilio Boutroux señalaba que: Todo sistema de filosofía lleva implícita o explícitamente, a una teoría pedagógica, ( Citado por Mantovani, 1972. p.71) no podemos perder de vista que educar es el empeño por transmitir ideas y valores que determinan una concepción significativa del mundo y de la vida.
A partir de estas reflexiones, encontramos que en la Facultad de Odontología, la realidad del quehacer clínico-odontológico que involucra las acciones humanas y da sentido a la labor docente, es escenario de inquietudes acerca del respeto tanto del educando como del educador.
Para comprender la relación del concepto de respeto en la actualidad se realizó una comparación a la época de los Doctores Foción Febres Cordero, Raúl García Arocha, Raúl Vicentelli, y Pedro Henriquez con los actuales momentos, cuando el respeto a las autoridades y profesores por parte de la comunidad, era costumbre en el desempeño tanto de profesores como de estudiantes y empleados. Otro de los puntos de referencia a estudiar se concentraron en la mística y la puntualidad de estos hombres que consideramos elevados de espíritu, porque como indica Juan Mantovani (1972) en su obra: Todo hombre de espíritu elevado, aspira a tener un concepto y una valoración unitaria del mundo y de la vida, esta tendencia a la unidad parece inherente al espíritu humano de esos personajes.
LA VISIÓN DEL DOCENTE ES COMPLETA CUANDO LOGRA INTEGRAR: MUNDO, VIDA, VALOR, CIENCIA Y ESPÍRITU.
El docente debe tener entre sus tareas diarias la unidad del pensamiento, la acción y el valor, para enseñar el mundo al hombre, cualquier falla en este sentido, fragmentaría la estructura de su quehacer pedagógico.
Todo aquel que educa influye en los demás recibe elementos que continúa integrando a su propia configuración. El hombre no es una parte separada del universo, el trabajo que realizamos nos enaltece, convirtiéndose en nuestra más rica experiencia y el camino más cercano para el propio crecimiento.
Pecaut ha dicho: Hacer la educación es tomar el sentido de la vida. (Citado por Mantovani, 1972. p.73) Entendiendo a la vida como un ideal superior, no de la vida superficial inmediata. Cuando este grupo de profesores insiste en la mística, la unidad de criterios, y lo importante de su labor, realmente lo que develan, son los principios y razones ideales que forman la base de una organización del conocimiento pedagógico, enunciadas con anterioridad por los más grandes representantes en el campo de la filosofía de todos los tiempos.
La estrecha relación entre Pedagogía y Filosofía se gesta en la antigüedad, así el centro de la misión socrática era el hombre y su perfeccionamiento. El problema que debemos resolver hoy en la Facultad de Odontología sería: Cómo enseñar la Odontología sin perder esos valores que caracterizaron a la escuela de hace algún tiempo, y cómo, siendo lo que somos, contribuir al perfeccionamiento de nuestros estudiantes, sin dejar de ser nosotros mismos y adecuándolo a las nuevas realidades.
Otros puntos para tomar en cuenta en este último cuestionamiento es la demanda académica para cursar estudios de odontología, el alto número de estudiantes, es una realidad que debemos asumir, la dificultad sería cómo lograr el punto de encuentro entre la práctica, disciplina, profundidad científica y masificación, conjuntamente con los valores extraviados.
Satisface apreciar que un alto número de profesores de la Facultad se replanteen el cómo deberían ser las acciones, labores, organización y comunicación del hecho docente, sin cambiar los principios de la Escuela. Por ello mejorarla y darle sentido al hecho trascendente de educar, porque sólo nosotros podemos hacerlo, ya que somos moldeadores de la conducta de los educandos.
Unir acción, hombres, pensamientos, fuerza, ciencia, tecnología, pero con sentido, con criterio en las tareas, con el debido respeto al otro, con mística de trabajo, por más pequeña que sea esta labor, los hombres elevados de espíritu, le darán la importancia que le corresponde.
También es oportuno profundizar en la conciencia del pensamiento docente, ¿Cree el profesor en lo qué hace? ¿Tiene sentido para él? ¿Se exige a sí mismo?
¿Cíclicamente revisa el contenido de los temas que imparte, o repite sin cesar la información, que él mismo se cansaría de escuchar? ¿Cambia las estrategias con alguna frecuencia? ¿Le brinda el espacio suficiente al estudiante para que aclare sus ideas?
¿Cuál es la actitud del docente en su espacio clínico, cuando percibe que otro colega informa a un estudiante una técnica que él no utiliza?
-Descalifica al otro profesor en público.
-Regaña al estudiante.
-No dice nada, pero piensa que el otro profesor no está actualizado.
-Busca a su colega y conversa con él, trata de que le exponga sus motivos que justifiquen la técnica empleada, lo escucha verdaderamente y al final le expone lo que piensa para llegar a un acuerdo.
Cualquiera de estas opciones puede ser aplicada en la facultad, lo ideal sería preguntarse cuál de ellas mejoraría nuestra labor pedagógica con la consecuencia directa del modelo para el que aprende.
-Lo primero sería desprendernos del ego, comprender que educar está por encima de los pensamientos primitivos, si el profesor está formando, su ego deberá estar supeditado a la trascendencia del hecho educativo. Las diferencias entre criterios, técnicas y concepciones teóricas, no deberán proyectarse en el educando, hasta tanto el estudiante esté en condiciones para entenderlo, porque puede confundirlo y le haría perder el respeto al juicio de sus profesores.
La supervisión del trabajo del estudiante es tarea inmediata del docente, y está dentro de sus funciones. La evaluación deberá ir acompañada por una intención de crecimiento para el estudiante, como unidad indivisible, como hombre de ciencia, salud, vida, educación y ejemplo. Esa es la labor, la trascendencia del hecho sería una consecuencia directa de hacer día a día lo que nos corresponde.
La educación en sí misma, encierra una mística que deberá estar por encima de nosotros mismos. Para Herbart La pedagogía científica, estrecha dos disciplinas, la psicología y la ética, en la ética la educación halla el fin y en la psicología los medios, (Citado por Mantovani, 1972).
Ahora bien, cuando educamos forjamos parte significativa de nuestra cultura, estamos frente a un nuevo hombre que es el actor principal de la cultura emergente, vamos a detenernos para profundizar este aspecto.
El hombre moderno obtiene multiplicidad de estímulos visuales, mucha información, apego excesivo al dinero, placer, en algunos sensibilidad humana, en otros no tanto, sin embargo ser profesional de la salud en un país que no está en sus mejores condiciones económicas, crea un escenario contradictorio entre deseos, pensamientos y realidades.
Sin ésta realidad de pensamiento del educando, el análisis sería reduccionista, y queremos descubrir la dificultad cultural en toda su magnitud pedagógica, sólo así podemos visualizar la complejidad del que educa y del que aprende.
El educando de hoy es más complejo, pero tiene acceso a una mejor información en cuanto a tecnología que muchos de sus profesores; puede que a los estudiantes les falte la información científica sistematizada, pero no la desconoce del todo. Los elementos de la cultura contemporánea son diferentes a los del pasado. Si lo asumimos avanzaremos en el proceso para aclarar las dificultades de la misión educativa, si ignoramos estos elementos corremos el riesgo de no encontrar la verdad de la problemática pedagógica y por supuesto, estaremos lejos de resolverla.
No se puede asegurar que la cultura hoy sea mejor que la de ayer, sólo que es diferente y más compleja. La búsqueda del bienestar rápido sin mucho esfuerzo, está implícita en todas las acciones de la cultura contemporánea. En la enseñanza los caminos fáciles por lo general tiene consecuencias no deseables.
Es una tarea inmediata enseñar que por encima de los valores materiales está el hombre con su esencia, cultura, unidad: ( mente, cuerpo, espíritu), pensamiento y acción; que lo enaltece y da sentido a la vida. Y que no existe valor material que esté por encima de ser persona.
CONCLUSIONES. Entre las conclusiones resultado del seminario, tenemos la siguiente: La docencia es una labor mucho más compleja que transmitir información de conocimientos. Aproximarse a la realidad del hecho educativo involucra a varias disciplinas como la psicología. A través del artículo se observa como el respeto la mística y la constancia, son valores implícitos en el perfil de los docentes elevados de espíritu, y que el bienestar material e inmediato, no siempre conduce a la trascendencia humana.
RECOMENDACIONES.
La tarea inmediata, sería enseñar que por encima de los valores materiales, está el hombre, su cultura, su esencia y que no existe valor material que esté por encima de ser persona.
BIBLIOGRAFÍA.
Matovani, Juan 1972. Educación y Plenitud Humana. Editorial Ateneo. Buenos Aires. Pp. 71-73, p. 76.