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Paradígma

versión impresa ISSN 1011-2251

Paradígma vol.36 no.1 Maracay jun. 2015

 

La educación alimentaria y nutricional en el contexto de la educación inicial

Ernesto Elías De La Cruz Sánchez

Instituto Pedagógico de Miranda ".J.M.Siso Martínez" Departamento de Ciencias Naturales y Matemática ernestodelacruz0203@yahoo.es

Resumen

Se presentan un conjunto de reflexiones sobre la Educación Alimentaria y Nutricional en el contexto de la Educación Inicial con énfasis en: el componente nutricional, los hábitos alimentarios, las estrategias didácticas, la cultura alimentaria y las políticas públicas. Como apoyo se desarrolló una investigación cualitativa, centrada en la interpretación de la Educación Alimentaria y Nutricional, los sujetos entrevistados fueron 4 expertos en nutrición-educación, (INN-División de Educación, CANIA y Fundación Bengoa). Para el procesamiento de la información se empleó la teoría fundamentada y el método comparativo continuo (Strauss y Corbin, 2002) con el apoyo en la herramienta de Atlas-ti, versión 5.0. Entre los hallazgos se destacan: la necesidad de un abordaje integral de la alimentación y nutrición en educación; el valor de la dieta para la infancia; los hábitos alimentarios y su relación con los estilos de vida; la importancia de la cultura alimentaria; las acciones que la escuela de emprender y la responsabilidad del Estado en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.

Descriptores: educación alimentaria y nutricional, educación inicial, hábitos alimentarios, políticas públicas.

The food and nutrition education in the context of early childhood education

Abstract

We present a set of reflections on the Food and Nutrition Education in the context of early education with emphasis on: the nutritional component, dietary habits, teaching strategies, food culture and public policy. In support Qualitative research is focused on the interpretation of the Food and Nutrition Education, subjects were interviewed four experts in nutrition-education (INN-Education Division, Cania and Bengoa Foundation). For information processing was used grounded theory and constant comparative method (Strauss and Corbin, 2002) supported the Atlas-ti tool, version 5.0. Among the findings: the need for a comprehensive approach to food and nutrition education, the value of the diet for children, eating habits and their relationship with the lifestyles, the importance of food culture; actions the school to undertake and state responsibility in the prevention of chronic noncommunicable diseases.

Keywords: food and nutrition education, early childhood education, eating habits, public policy

Recibido: 02/06/2014 Aceptado: 17/03/2015

Introducción

En el contexto de la Educación Alimentaria y Nutricional, el ser humano recibe, desde su nacimiento y durante toda su vida, una serie de normas de conducta y refuerzos, positivos o negativos, determinantes para la toma de decisiones en la elección y consumo de sus alimentos. Adicionalmente constituye una propuesta estratégica, en la formación humana para la vida. Es una línea de trabajo pedagógico que permite adquirir mayor consciencia acerca de la importancia de la primera necesidad humana y nos induce a revalorar la propia cultura alimentaria.

Por ello, la Educación en Alimentación y Nutrición debe orientarse a potenciar o modificar los hábitos alimentarios, involucrando a todos los miembros de la comunidad educativa; niños, padres, maestros y directivos. Educar sobre la necesidad e importancia de una buena alimentación implica: descubrir y erradicar creencias, mitos y conductas erróneas; promoviendo una mayor consciencia sobre las múltiples funciones o roles que juega o debe jugar la alimentación en las diversas esferas de la vida, la salud, los aprendizajes, la producción, distribución y consumo de alimentos; y el énfasis que la educación debe asumir, sobre todo en la infancia, en el fomento de conceptos, actitudes y conductas claras y fundamentales sobre la alimentación.

En la actualidad, los principales problemas nutricionales de la población mundial y venezolana se deben a dos factores fundamentales: (a) carencias que derivan en distintos grados de desnutrición; y (b) excesos o desequilibrios que se traducen en distintos trastornos. Las causas de estas caras de la realidad alimentaria son múltiples y sus efectos en la salud de la población en general impiden alcanzar los objetivos de programas educativos, científicos e industriales.

En el marco de lo anterior podemos destacar que la malnutrición (desnutrición y obesidad), tiene implicaciones fundamentales en la formación integral del individuo: a) incide directamente sobre el crecimiento del sistema nervioso y sobre el funcionamiento cognitivo, y por ende sobre el aprendizaje (Leiva y Col, 2001); b) los procesos, neurológicos y cognitivos, requieren para su adecuado desarrollo de nutrientes básicos como energía, hierro, zinc, ácidos grasos esenciales y sus derivados, aminoácidos, vitaminas, entre otros (De Santis y col, 2008; Sridhar, 2008); c) el desequilibrio en la ingesta de nutrientes, la persistencia de hábitos dietéticos inadecuados y / o un estilo de vida poco saludable, están asociados con el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como padecimientos cardiovasculares, diabetes tipo 2, y cáncer (Raquid y Cravioto, 2009), d) se ha encontrado evidencia de la relación entre la obesidad infantil en edad preescolar y la conducta de omitir el desayuno (Dubois y col, 2009), e) el conocimiento de la alimentación y la nutrición, se convierte en una herramienta o estrategia esencial para el fomento de la autonomía de los individuos, esto requiere un proceso coherente por parte de la educación. (De Oliveira y Sousa 2008) y f) la educación para una alimentación saludable atañe tanto a maestros como a las familias y ambos deben colaborar conjuntamente para fomentar en los niños y niñas hábitos de alimentación saludables (Gutiérrez, 2008).

Razón por la cual la Educación Alimentaria y Nutricional, debe nutrir – hacer énfasis- especialmente en el nivel de Educación Inicial, a los actores que en ella actúan; los maestros, la familia y la comunidad en general.

Referentes educativos acerca de la alimentación y nutrición en Educación Incial

En forma específica la Educación Inicial en Venezuela tiene como antecedentes a la Educación Preescolar que se oficializa como primer nivel del sistema educativo nacional a través de la Ley Orgánica de Educación (1980) y se pone en práctica a través del currículo implementado en el año 1986. Fue ratificado en la Ley Orgánica de Educación (2009), como parte del subsistema de Educación Básica y comprende las Etapas de Maternal y Preescolar destinadas a la educación de niños y niñas comprendidos entre cero y seis años.

El Currículo de Educación Inicial concibe a la educación como un continuo desarrollo humano que se ejecuta a través de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, entendida como una unidad compleja de naturaleza humana integral; de forma que corresponda a los niveles y modalidades, a los momentos de desarrollo del ser humano en los órdenes físico, biológico, psíquico, cultural y social, que se producen en períodos sucesivos donde cada uno engloba al anterior para crear las condiciones de aptitud, vocación y aspiración a ser atendidas por el sistema educativo (MED, 2005).

El aspecto de integración, se refiere al cuidado, educación, protección de sus derechos, higiene, recreación, alimentación y salud infantil, bajo la corresponsabilidad de la familia, el estado y la sociedad. De acuerdo a lo señalado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 2009) y en la ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA, 2007).

De esta forma la Educación Inicial contribuye con la socialización del niño y la niña, participando en su proceso de vida para que tengan oportunidades de adquirir patrones sociales y culturales que les permitan integrarse y transformar a la sociedad en la que viven y se desarrollan.

Coherente con estos planteamientos, el docente cumple un papel decisivo para que ocurran las relaciones, planifica y participa de un ambiente que propicie experiencias de aprendizaje las cuales favorecen el desarrollo infantil, para lo cual: a) promueve la organización de un espacio físico proporcionando oportunidades para que los niños vivan las experiencias de aprendizaje; b) organiza una rutina diaria facilitando experiencias de aprendizaje; c) promueve las interacciones con y entre los niños y niñas, con los materiales y con el ambiente social y cultural, en las situaciones estructuradas y no estructuradas que se planifican; dimensión relacional; y d) planifica actividades a ser desarrolladas en los diferentes espacios, atendiendo el carácter individual, grupal y el tipo de experiencias que se promueven: dimensión funcional.

Partiendo de la referencia en la cual la Educación Inicial contribuye a la formación integral del niño y la niña en el contexto de la acción conjunta y coordinada de las diferentes redes de atención de la comunidad y la familia. Las recomendaciones o directrices en torno a la formación de hábitos saludables de alimentación y salud se plantean en el Gráfico Nº 1

En tal sentido, es importante considerar que: los hábitos alimentarios, la higiene y los estilos de vida saludables; se asimilan e integran a la personalidad durante los primeros años, consolidándose hasta perdurar incluso en la edad adulta; de ahí la importancia de brindar una orientación adecuada y oportuna a los docentes, la familia y otros adultos significativos en cuanto a qué y cómo hacer para promover la enseñanza y el aprendizaje de hábitos saludables que ayuden a proteger y cuidar la salud.

Razón por la cual la promoción, formación y consolidación de los hábitos alimentarios y estilos de vida saludables de forma sistemática contribuye a:

1. Prevenir desde las primeras etapas de la vida la aparición de trastornos y enfermedades vinculadas con la alimentación y nutrición.

2. Lograr conocimientos en materia de salud, nutrición y estilos de vida saludables adaptados al nivel de aprendizaje de los niños, las niñas, docentes y adultos significativos, para su aplicación en la rutina escolar y familiar.

3. Favorecer una relación alimentaria sana y estimuladora de actitudes positivas en los niños y las niñas hacia una alimentación saludable.

4. Valorar y aprender las pautas de conducta y actitudes que contribuyan a estimular la protección y cuidado de su salud integral.

De acuerdo con Arribas (2001), los hábitos son: (a) procedimientos de actuación mecanizados o automatizados; (b) recursos a utilizar por el docente para influir, de manera positiva en el crecimiento personal, afectivo e intelectual de sus alumnos; (c) costumbres, actitudes, formas de conducta o comportamientos las cuales conllevan pautas de conducta y aprendizajes; y (d) mecanismos estables formados por un montaje de reflejos condicionados que se encadenan entre sí. Al mismo tiempo son flexibles y posibilitan que nuestros actos se reorganicen en cada momento. Una visión integrada de la conformación de los hábitos en los niños se presenta en el Gráfico Nº 2.

Los hábitos aportan a los niños: (a) la capacidad de elaborar sus propios rasgos personales de forma original, al mismo tiempo les identifica con el grupo social en el que han nacido, con sus valores y cultura; (b) se convierten en un recurso para dinamizar sus operaciones mentales y hacerlos más creativos; (c) dan marcos de referencia y pautas de comportamiento ante situaciones diversas y diferentes; (d) proporcionan a la estructura mental del niño, una trama sólida a partir de la cual se hace posible el progreso del pensamiento; (e) los hábitos mantienen el equilibrio psíquico de los niños e incrementan sus posibilidades de desarrollo y aprendizaje; y (f) los hábitos facilitan al niño la comparación de su conducta con la de otros niños de su grupo, también con lo que hacen los adultos. Es decir, les proporcionan un recurso para poder evaluar, su propio aprendizaje y forma de comportamiento.

Estos aspectos son precisados por Arribas (2001), y se presentan en el Cuadro Nº 1, donde se identifican los diferentes hábitos a iniciar o consolidar en los niños con especial referencia se enumeran los hábitos vinculados a la alimentación, las orientaciones pedagógicas vinculadas con ellos y los hábitos a nivel intelectual.

En relación con la alimentación y específicamente a través de la absorción de los alimentos, el niño establece los primeros contactos con la realidad del mundo exterior. Comer es, además, la actividad mediante la que se desarrollan las primeras relaciones personales, y en torno a las cuales el niño experimenta y vive los primeros conflictos de entendimiento con los demás y de ruptura de comunicación. Esta situación produce en ocasiones, consecuencias profundas para su socialización y en algunas, riesgos peligrosos que es preciso prevenir.

La escuela, tiene pues, un papel fundamental a estas edades, en el aprendizaje de los buenos hábitos de alimentación. En este sentido es necesario considerar que es más fácil consolidar los hábitos saludables de manera temprana, antes que los niños y las niñas adquieran comportamientos negativos, ya que cambiar los conocimientos, las actitudes, valores y patrones de comportamiento inadecuados toma mucho más tiempo y exige también un orden o estrategia metódica, si se quiere alcanzar resultados positivos.

Razón por la cual la Educación Alimentaria y Nutricional, se debe nutrir –especialmente en el nivel de Educación Inicial- de las propiedades sensoriales, del reforzamiento permanente, de las diversas realidades que confrontan los niños y niñas, de sus preferencias y desarrollo de su autonomía, que se inicia en la alimentación como el primer aprendizaje social del ser humano, del encuentro día a día con la alimentación y su potencialidad en el desarrollo de estrategias creativas que coadyuven a consolidar hábitos saludables de alimentación. Al respecto en el cuadro número 2 se describen un conjunto de orientaciones y lineamientos para el abordaje de la alimentación en el nivel de Educación Inicial.

Método y hallazgos

Como sustento de lo anterior se desarrolló una investigación cualitativa, desde la perspectiva fenomenológica interpretativa y de enfoque etnometodológico. Se asumió la Teoría Fundamentada y el Método Comparativo Continuo de acuerdo a lo planteado por Strauss y Corbin (2002) y Angelis (2005).

La investigación consistió en la organización y codificación de información provenientes de entrevistas a: 4 especialistas en nutrición-educación (Instituto Nacional de Nutrición-Dirección de Educación, Centro de Atención Nutricional Infantil de Antímano-CANIA y Fundación Bengoa), lo cual permitió conocer los códigos de comportamiento y percepciones, e interpretar los procesos que se desarrollan en torno a la Educación Alimentaria y Nutricional en el contexto de la Educación Inicial, para luego interpretarlos. En esta fase se trabajó con el software Atlas-ti versión 5.0 para el proceso de codificación y recuperación de los datos codificados.

De aquí emergió la categoría: Educación Alimentaria y Nutricional, la cual nos permite interpretar la complejidad de factores que interactúan en este fenómeno y aportar elementos predictivos para su abordaje como hecho educativo.

En tal sentido, el cuadro Nº 3, presenta las especificaciones de las informaciones emitidas por los especialistas en nutrición-educación, que nos permiten comprender los elementos constitutivos de la Educación Alimentaria y Nutricional, con énfasis en el nivel de Ecuación Inicial.

El primero de los elementos emergentes lo constituye su conceptualización, el cual se identifica como un problema conceptual que caracteriza la Educación Alimentaria y Nutricional, en razón de percibirse como un concepto abstracto y subjetivo, en el cual se integra un componente de la llamada pedagogía especial, en la cual se incluyen a la educación sexual, la educación vial, la educación en valores; pero en todo caso, que requiere desde el punto de vista pedagógico, un cambio en el enfoque actual, que la libere de ese nivel de abstracción que ha impedido que la Educación Alimentaria y Nutricional, se asuma como un problema de vida y un factor clave en la calidad de vida del alumno.

El segundo de los elementos emergentes significativos, para el abordaje de la Educación Alimentaria y Nutricional lo constituye su componente nutricional, entendido como: el estudio de los procesos fisiológicos que sufren los alimentos en nuestro organismo y la identificación de las cantidades y tipos de nutrientes que requiere el organismo, en especial los niños en edad preescolar, para su óptimo funcionamiento presente y futuro. En este marco se destaca el concepto de dieta adecuada, la cual debe ser variada y balanceada (el plato debe tener varios colores), de tal forma que exista complementariedad de nutrientes en cada comida a fin de permitir a los niños poder absorber, los nutrientes que necesita para estar sano.

El tercer elemento de interpretación, está caracterizado por los hábitos alimentarios. En este aspecto se le otorga un papel destacado a la familia, en la formación de los hábitos de alimentación del niño, en los cuales actúa: el conocimiento que posee la madre, los estilos de vida, los patrones de consumo y las preferencias, los cuales influyen en el proceso de preparación, sustitución y combinación de los alimentos. Lo que se percibe en la realidad es la subvaloración de los alimentos por parte de la familia, dietas poco adecuadas, marcada influencia de los medios de comunicación (publicidad), como determinantes del consumo; lo cual tiene repercusiones desfavorables para la salud.

La escuela, sobre todo la de formación inicial, tiene un papel fundamental en la formación de hábitos de alimentación adecuados, su énfasis, entonces, se debe avocar a erradicar las prácticas inadecuadas y los mitos en torno a los alimentos, y promover un mayor sentido crítico en relación a la alimentación. Un recurso para lograr estos propósitos lo constituye la alimentación del niño en la escuela (la bandeja), las prácticas y las estrategias educativas que se desarrollan en torno a ella, su reforzamiento permanente, mayor diversificación en las actividades propuestas, vinculadas a las otras áreas del aprendizaje y que cuenten con la participación de la familia. Para ello el docente debe estar plenamente consciente que sus gustos, valores y actitudes influyen en el comportamiento del niño ante los alimentos.

Uno de los factores de esta situación, de acuerdo a Restrepo y Maya (2005), se ubica en la consideración de que las prácticas alimentarias no son sólo "hábitos", en el sentido de una repetición mecánica de actos más o menos inadecuados, debe reconocerse, como consecuencia también de "razones culturales". Por ello, la conformación de los hábitos de alimentación saludables desde la infancia, debe entenderse a partir de una estructuración integrada, y en constante evolución, de percepciones, imágenes, recuerdos, ideas, emociones y necesidades. Por medio del acto alimentario, la madre y la maestra también dan sentido a lo cotidiano, la comida trasciende el hecho físico del alimento y se convierte en un lenguaje que permite expresar el cuidado, el amor y la responsabilidad para con todos los miembros de la familia y la escuela.

Los hallazgos encontrados destacan, la poca atención o énfasis que dedican las instituciones y el maestro al valor de las prácticas educativas innovadoras, activas, significativas y creativas en el hacer cotidiano del niño y la oportunidad pedagógica que brinda el acto de comer –el antes, el durante y el después-, incidiendo en el establecimiento de hábitos alimentarios poco saludables con repercusión en la aparición de enfermedades prevenibles en la edad adulta.

El cuarto elemento de interpretación en torno a la Educación Alimentaria y Nutricional, lo constituye el componente educativo, caracterizado por las estrategias de formación. El componente educativo, que debe caracterizar a la alimentación y nutrición, se concibe como una estrategia de formación, lo que requiere desagregar la teoría de la nutrición, en estrategias didácticas las cuales consideren la salud desde una visión integral y la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles [ECNT], desde su consideración nutricional, ya que a través de ella se puede prevenir en salud y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Este componente debe ser abordado como un concepto transversal e integral, aprovechando todas las ramas del saber, nutriéndose de las cualidades sociales, culturales y antropológicas de los alimentos y a su vez le aporte, a estas dimensiones, nuevos enfoques. Que permita al niño un mayor conocimiento, actitud crítica y consolidación de sus hábitos; se forme con el ejemplo a través de mensajes saludables, con actividades continuas que logren el reforzamiento permanente y que lleven estos mensajes a la práctica.

El quinto elemento de interpretación en torno a la Educación Alimentaria y Nutricional, lo constituye el componente social, caracterizado por las políticas y alianzas, entre el sector público y los sectores estratégicos como el Ministerio del Poder Popular para la Educación, la Salud, de Tierra, en relación con el sector agroalimentario, son claves en relación con la Educación Alimentaria y Nutricional, debido a la corresponsabilidad que deben contraer sectores, tanto públicos como privados, en la promoción de la salud y los buenos hábitos de alimentación.

Las políticas públicas deben poner un foco distinto en como se entiende el desarrollo de la población, con mayor énfasis en el proceso formativo de los niños de los 0 a los 6 años de edad; mayor inversión en el tema de la educación alimentaria y nutricional, y mayor participación de los entes rectores a nivel nacional y regional.

La alimentación constituye una industria, que se inicia desde la producción del alimento, su distribución, comercialización, los centros de abastecimiento, la selección que hacen las familias, es decir el manejo del alimento hasta que llega al hogar e integran un conjunto de factores que no se pueden desvincular unos de otros. Aquí influye, el aspecto comunicacional, el mercadeo que –a veces perjudicial- deber ser abordado desde la Educación Alimentaría y Nutricional.

Las vías en esta dirección deben estar enmarcadas a una mayor información, desde la escuela, al Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional del INN, que permitan, reorientar las políticas alimentarias, mayores impactos del Programa de Alimentación Escolar (PAE), a nivel educativo. Promover campañas más agresivas (mayor inversión) orientadas a la promoción de hábitos saludables de alimentación y la generación de recursos didácticos especializados en alimentación y nutrición.

El sexto elemento de interpretación está caracterizado por la cultura alimentaria; constituido por las prácticas de selección, preparación, combinación y distribución de los alimentos de forma positivas y favorables, las cuales nos mantienen como pueblo, identidad y cultura. Esta se expresa a través de las dietas regionales, la promoción de la cultura gastronómica, las innovaciones culinarias, la incorporación de nuevos ingredientes y rubros de alimentos adaptados a las diferentes condiciones geográficas.

La alimentación permite afianzar los valores culturales de una sociedad o grupo social en particular; pero, lo que esta ocurriendo en nuestra población, son cambios en los patrones de alimentación tradicionales debido, en gran parte, a la facilidad de la industria alimentaria; la subvaloración, el sacrificio, lo poco eficiente y el desprestigio, que nuestra sociedad le ha adjudicado, falsamente, a la cocina tradicional. Por ello la importancia de la promoción de la cultura gastronómica, el comer en familia, la valoración de la calidad de las dietas regionales, sin menos precio hacia las innovaciones culinarias, como elemento de la educación alimentaria y nutricional en las estratos más jóvenes de nuestra sociedad.

Para aclarar estos supuestos, Rozin (2002), plantea en relación con los factores sociales que interactúan con la alimentación, la consideración de dos niveles de acción; el primero orientado a las presiones sociales (la costumbre, el comportamiento de los mayores y los alimentos a que el niño tiene acceso), los cuales fuerzan a la exposición y esto influye sobre el gusto; el segundo factor se ubica en la percepción del alimento como valorado o respetado por los otros (los padres y maestros), esto por sí solo puede constituir un mecanismo para el establecimiento del gusto en el niño.

Es por ello, que la alimentación –o situación nutricional- constituye una de las múltiples actividades de la vida cotidiana, que por su especificidad y evolución, adquieren un lugar protagónico en la interpretación de las dimensiones biológicas, social, psicológica, simbólica, económica y cultural de las poblaciones humanas.

Razón por la cual el interés en aspectos tales como la identidad sociocultural proporcionada por la comida en el marco de los movimientos migratorios, la publicidad alimentaria, la integración social, los cambios en la producción y el consumo, y la intervención socio-sanitaria, constituyen fundamentales dimensiones de análisis para el estudio de esta problemática (Garrote, 2001).

En el contexto de la escuela, el/la docente a la hora de comer, debe propiciar actitudes positivas en los niños y niñas. Es importante recordar, que éstos o éstas, tienen patrones alimenticios, y preferencias por algunas comidas que deben respetarse, siempre y cuando no representen riesgo para su salud; en uno u otro caso, debe irse corrigiendo de ser necesario con la incorporación de nuevos alimentos.

Por ello, la Educación en Alimentación y Nutrición debe orientarse a potenciar o modificar los hábitos alimentarios, involucrando a todos los miembros de la comunidad educativa; niños, padres, maestros, directivos y sociedad en general. Educar sobre la necesidad e importancia de una buena alimentación implica: descubrir y erradicar creencias, mitos y conductas erróneas; el conocimiento, el respeto y la valoración de la cultura gastronómica; concientizar sobre las diversas funciones o roles que juega o debe jugar la alimentación en la vida, la salud, los aprendizajes, la producción, distribución y consumo de alimentos; fomentar conceptos, actitudes y conductas claras y fundamentales sobre la alimentación.

En síntesis, los componentes emergentes que caracterizan la Educación Alimentaria y Nutricional, a partir de las informaciones de los entrevistados se presentan en el Gráfico Nº 3.

Reflexiones finales

Estos referentes interpretados en el fenómeno de la Educación Alimentaria y Nutricional, se nutren de las propiedades sensoriales, del reforzamiento permanente, de las diversas realidades que confrontan los niños y niñas, de sus preferencias y desarrollo de su autonomía, que se inicia en la alimentación como el primer aprendizaje social del ser humano y de estrategias creativas que coadyuven a consolidar hábitos saludables de alimentación.

El centro de la interpretación de la Educación Alimentaria y Nutricional deben ser los alimentos y no sólo los nutrientes. Se debe promover el abordaje investigativo y educativo sobre alimentación y la nutrición en diversos campos del conocimiento: antropología, historia, ambiente, psicología, economía.

Se debe dar prioridad a la educación alimentaria y nutricional en las políticas públicas existentes y nuevas. Se deben promover proyectos políticos y pedagógicos que se centren en los alimentos, la educación alimentaria y nutricional, la formación docente y de especialistas en el área, y destacar la responsabilidad del Estado en la regulación de la publicidad de los productos alimenticios destinados a los niños, proponer planes y programas sobre la promoción de la educación alimentaria a todos los niveles y modalidades del sistema educativo, con mayor prioridad en la población infantil.

El componente educativo, que debe caracterizar a la alimentación y nutrición, se debe concebir como una estrategia de formación, lo que requiere desagregar la teoría de la nutrición, en estrategias didácticas que consideren la salud desde una visión integral y la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles desde su consideración nutricional, ya que a través de ella se puede prevenir en salud, formar en valores y en identidad, que permitan mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Los referentes descritos plantean orientaciones que pueden ser considerados en las políticas educativas, en el currículo y en los programas de educación, en los proyectos educativos, en la consolidación de una adecuada formación docente, en la dotación de recursos y en los servicios de salud que se desarrollen en la escuela, en una formación gerencial con mayor compromiso con la promoción de hábitos saludables de alimentación y nutrición, y la corresponsabilidad de la familia en la formación integral del niño y la niña de Educación Inicial.

Notas:

1 Lacueva, Aurora (2012, diciembre). Proyectos estudiantiles en el liceo: Experiencias y reflexiones de docentes. Paradigma, Vol. XXXIII, Nº 2, pp 27 – 63

Referencias

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Autor:

Ernesto Elías De La Cruz Sánchez. Profesor en Biología y Ciencias Generales. Magister en Educación, Mención Sistema Educativo. Doctor en Educación. Coordinador de la línea de investigación: Educación Alimentaria y Nutricional, adscrita al Centro de Investigación Juan Manuel Cagigal, del I.P.M.J.M. Siso Martínez. Profesor Asociado en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. PEII investigador "B", año 2012. Telf. 0414-1290903; email: ernestodelacruz0203@yahoo.es.