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Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales

versión impresa ISSN 20030507

Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.15 n.3 Caracas dic. 2009

 

Bolívar, espejo de la revolución: los comicios regionales de 2008 en Guayana

 Luis Fernando Angosto

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada, M. Phil en Etnología por la Universidad de Cork y Ph. D. en Antropología Social por Queen’s University of Belfast. Coordinador y docente del Programa de Estudios Avanzados en Ciencias para el Desarrollo Estratégico de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Sede Bolívar. Publicaciones recientes: A Five Hundred Year Revolution: Bolivarianismo, Guaicapurismo and Socialism of the Twenty-First Century in Venezuela (en arbitrio), Donde lo pemón se torna indígena: perspectivas etnográficas para el estudio de la etnicidad y la conciencia colectiva amerindia (2009), Demarcación de tierras y el concepto de territorio en el pueblo Pemon: efectos de un proceso de textualización (2007). Venezuela. l.angosto@qub.ac.uk

Resumen

Este trabajo describe analíticamente la campaña electoral de los comicios regionales del 23 de noviembre 2008 en el estado Bolívar, poniendo énfasis en diversos aspectos de agencia política desplegada por los actores contendientes. La región guayanesa se convirtió en paradigma de la lucha de fuerzas electorales en el país y por tanto ofrece enseñanzas que rebasan los límites de lo regional. Nuestro seguimiento de la campaña arranca en septiembre 2008 y destaca la importancia de los perfiles electorales que los equipos de cada candidato construyeron a partir de su acceso a la prensa escrita regional y con otras actividades de propaganda. El análisis de la campaña unido al de los resultados de la votación regional nos permite también comentar acerca del comportamiento de votantes cuyos preferencias ya no pueden ser comprendidos desde parámetros competitivo-elitistas de estudio de las democracias.

Palabras clave: Elecciones regionales, agencia política, democracia, Venezuela

Bolívar, Mirror of the Revolution: The Regional Elections of 2008 in Guayana

Abstract

This work describes analytically the electoral campaign of the 23rd November 2008 regional elections in estado Bolívar, emphasising diverse aspects of political agency deployed by the contenders. The Guayanese region became paradigmatic of the struggle of the country’s electoral forces and therefore provides findings that trascend regional boundaries. Our analysis of the campaign starts in September 2008 and points out the importance of the electoral profiles that each candidate’s team built up through its access to the regional press and with the support of other propaganda activities.  This analysis, along with that of the electoral results, enables us to comment on the behaviour of voters whose preferences cannot be understood from the elitist-competitive parameters of democracy studies.

Key words: Regional Elections, Political Agency, Democracy, Venezuela

Introducción

Las elecciones regionales del 23 de noviembre de 2008 (23-N) fueron tempranamente asumidas por los contendientes como un momento de decantación del proceso bolivariano en Venezuela. Tanto para los alineados con el gobierno de Chávez como para quienes se le oponen, los resultados del referendo para la reforma constitucional del 2 de diciembre de 2007 (2-D) condicionaron la estrategia electoral y las alianzas de los actores políticos. A menos de un año de aquel referendo, el 23-N se presentó como una nueva ocasión para someter el proyecto socialista liderado por Chávez al escrutinio de la población, y como tal fue preparada por los principales actores políticos del país. Sin embargo, aunque ésa era la agenda electoral, el análisis de la campaña en Guayana revela que entre los candidatos contendientes primaron tácticas que subordinaban el debate ideológico y la confrontación de proyectos de país frente a la inmediatez de problemas como el de los servicios públicos y la seguridad ciudadana.

En este artículo describimos analíticamente la campaña y los resultados del 23-N en el estado Bolívar, una región de enorme valor geoestratégico que en estas elecciones se convirtió además en escenario paradigmático del enfrentamiento entre los heterogéneos bloques que al día de hoy se sitúan a un lado u otro de la línea marcada por el apoyo o la oposición declarada al presidente Chávez. Francisco Rangel, el candidato del PSUV, fue finalmente reelecto gobernador en unos comicios en los que los actores electorales, lejos de optar por una política novedosa en una coyuntura revolucionaria, continuaron practicando política localista de vieja escuela: discusión ideológica virtualmente inexistente, prácticas sostenedoras de redes clientelares, promesas de mejoras de servicios públicos y descalificación del rival. Opuesto a este clásico panorama, asomaron indicios para afirmar que el electorado regional, como en general el venezolano curtido por una década de intensa confrontación política, comienza a trascender la fachada electoralista que levantan los partidos y candidatos, de forma que su voto no sólo se explica a partir de las promesas y fatuos comportamientos que éstos despliegan durante la campaña, sino también a partir de un análisis más global del panorama político circundante.

Este artículo resulta del seguimiento de la campaña electoral desplegada en Bolívar desde el mes de septiembre de 2008, poniendo énfasis en tácticas de agencia política y en los perfiles electorales que los equipos de cada candidato construyeron principalmente a partir de su acceso a la prensa escrita regional y accesoriamente con otras actividades de propaganda. Abrimos con secciones que contextualizan el 23-N desde su relación con el 2-D y con otros precedentes electorales en el estado desde 2000, continuaremos con la descripción analítica de varias tácticas y factores significativos en la campaña regional y cerramos con la presentación de los resultados electorales y algunas consideraciones analíticas que de ellos se derivan en relación con el enfoque que políticos profesionales y votantes están dando actualmente al modelo democrático bolivariano.

El fantasma del 2-D en las elecciones regionales 

El 23-N presentaba una significación especial tras el 2-D, primera y hasta la fecha única contienda electoral en la que Chávez era derrotado. El rechazo a la reforma constitucional no se tradujo en la pérdida de poder institucional para el gobierno, pero sí supuso un inesperado estremecimiento en el bando bolivariano. Se resquebrajó el halo de invencibilidad de Chávez en las urnas y sirvió para reagrupar al bloque opositor después de la desbandada posterior a las presidenciales de 2006. Paralelamente, el 2-D significó un revés tangible a la propuesta socialista impulsada por el presidente. Aunque en diciembre de 2006 Chávez se impuso cómodamente en las presidenciales abanderando la vía socialista para el país, el proyecto de reforma constitucional había sido presentado como el primer avance sustantivo para facilitar ese camino por la vía de la reforma legal. El 2-D proyectó inicialmente una sombra de derrota personal sobre Chávez, quien a lo largo de la campaña preparativa se esforzó en plantear el referendo a partir de la ecuación “sí = voto a Chávez”, “no = voto contra Chávez”, intentando rentabilizar el capital político auditado positivamente en diciembre de 2006. La oposición, en una campaña disciplinadamente orquestada en su recta final, había adoptado con éxito la postura contraria: en el 2-D no se votaba por Chávez o contra él, aducían, sino en defensa de la Constitución de 1999, de la descentralización y contra lo que presentaba como un modelo socialista despojador de bienes. La táctica oposicionista de desligar la figura de Chávez del referéndum, –epitomizada en pintadas del tipo “soy chavista, pero votaré no” que aparecieron durante la campaña– les dio resultado entonces y fue recuperada para el 23-N, como veremos más abajo.

El 2-D no supuso finalmente un declive notable de la popularidad de Chávez, a pesar de lo apresuradamente concluido después del referendo por analistas como Banko (2008, 179) o de que pareciese que el estilo del liderazgo del presidente fuese a ser verdaderamente puesto a debate (Lander, 2008, 162). Chávez ha mantenido su estilo sin cuestionamientos desde el bloque bolivariano, y a lo largo de 2008 sostuvo unos niveles de aceptación por encima de 50%, alcanzando menos de un año después del 2-D cifras por encima de 60%1. Esta consabida popularidad condicionó de nuevo las maniobras de los actores políticos en la contienda del 23-N, quienes, más o menos solapadamente, la aceptaron como línea de flotación de la campaña: se intentó capitalizarla o desactivarla tácticamente, identificando el 23-N con Chávez o “despresidencializando” la elección, según se fuese del bloque del gobierno u opositor al mismo.

Del lado bolivariano, el PSUV cultivó claramente entre sus candidatos la identificación con Chávez. Al final de la campaña el PSUV incluso apelaba directamente a sus potenciales votantes con propaganda que no sólo asociaba el 23-N con Chávez, sino que convertía el voto en un acto de fidelidad emocional hacia él. Los lemas eran: “Llegó la hora de la lealtad” y “Amor con amor se paga”, en anuncios con fotografías del presidente Chávez intercaladas.

La propaganda en prensa de candidatos bolivarenses del PSUV también recurría a la figura de Chávez como legitimadora: “Vota por mi candidato” era la frase asociada al presidente con la que se lanzaba propaganda del que se convertiría en alcalde de Caroní, José R. López. En la visita que Chávez hizo a Ciudad Bolívar el 29 de octubre, el presidente pedía el voto para los candidatos del PSUV “pues no sólo está en juego el futuro de Bolívar, sino además el de Venezuela y el de Hugo Chávez” (El Correo del Caroní, 30-10-08, p. D1)2

Del lado opositor, lo contrario: la insistencia en separar esta elección de la figura de Chávez. Freddy Guevara, ligado al movimiento estudiantil, lo proclamaba ilustrativamente en su visita a Ciudad Guayana: le pedía al PSUV no “presidencializar” estas elecciones. Era la misma táctica que usaron con éxito en el referendo por la reforma constitucional. En esta línea, el secretario ejecutivo nacional de UNT Enrique Ochoa Antich también afirmaba en su visita a Ciudad Guayana previa a las elecciones que “lamentablemente, para el gobierno, la gente sabe que éstas son unas elecciones regionales y locales, que aquí no está en disputa la Presidencia de la República sino la defensa del proceso de descentralización” (EP, 17-11-08, p. 31). Víctor Fuenmayor, de UNT, que se convertiría en alcalde de Heres, también asumía esta posición en sus artículos de opinión: “¡No es un plebiscito contra Chávez! Vamos a estar claros. Estas son unas elecciones locales y regionales” (EP, 31-10-08, p. 4).

Antecedentes y contexto electoral en el estado Bolívar

Guayana ha sido baluarte bolivariano desde 1998, con elevadas cifras de votos a favor de Chávez, o de los candidatos de su bloque, en el polarizado escenario nacional. El cuadro nº 1 ilustra este hecho y demuestra que la región se sitúa generalmente por encima de la media nacional en el porcentaje relativo de apoyo al presidente. El nº 2 complementa lo anterior y nos ofrece datos para los comentarios que siguen.

Cuadro nº 1

Resultados electorales de apoyo a Hugo Chávez (o una propuesta a él asociada) en el estado Bolívar respecto a la media nacional

Año

Tipo de elección

% nacional

% estado Bolívar

2000

presidencial

48,11

52,74

2004

referendo

59,1

66,4

2006

presidencial

62,84

68,57

2007

referendo3

49,34

52,7

 Fuente: CNE www.cne.gov.ve

El sólido apoyo a candidatos bolivarianos ha sido abrumador, por encima de 80%, en algunas circunscripciones con población de bajo ingresos económicos. Sin embargo, toda esta plataforma de apoyo se vio debilitada en el referendo del 2-D: el agregado estadal final fue favorable a la reforma, pero con un estrecho margen para un fortín bolivariano. El “sí” ganó con 52,7% de los votos válidos para el Bloque A y 52,4% para el Bloque B5, pero el retroceso para una propuesta asociada al presidente era notable. Entre otras consideraciones, erosionaba las fuerzas del gobernador Rangel Gómez (que luego sería candidato a la reelección el 23-N), quien quedaba señalado como co-rresponsable de los resultados del PSUV en la región.

Por otro lado, Rangel había derrotado en 2004 al antiguo compañero de filas cuartelarias y partidistas Rojas Suárez, quien se había convertido en candidato de la oposición pero que en 2000, todavía en las filas del MVR, había ganado la gobernación de Bolívar con el segundo porcentaje más alto del partido a nivel nacional (sólo detrás del obtenido por Didalco Bolívar en Aragua). La victoria de Rojas en 2000 había sido más sólida para el bloque bolivariano que la de Rangel en 2004, incluso en términos absolutos de votos y a pesar de una población electoral menor (ver cuadro nº 2).

Cuadro nº 2

Resultados elecciones a gobernador en el estado Bolívar desde 20004

Año

Votos candidato vencedor

Nombre candidato

Votantes en registro

Abstención

2000

147.137  (63,68%)

R. Suárez (MVR)

544.668

57,4%

2004

146.329  (58,84%)

F. Rangel (MVR)

676.788

60,98%

2008

210.511  (47,38%)

F. Rangel (PSUV)

828.674

42,9%

Fuente: CNE (www.cne.gov.ve)

El resultado en las elecciones a la gobernación de 2004 supuso una victoria suficientemente holgada para Rangel en cualquier caso, de más de 20 puntos porcentuales sobre Rojas Suárez. Para el 23-N volvían a contender, pero en esta ocasión junto a otro ex gobernador y peso pesado de la política regional: Andrés Velásquez. Dos veces electo gobernador regional, en 1989 y 1992, Velásquez también llegó a ser contendiente finalista en las elecciones presidenciales de 1993, en las cuales como líder de LCR logró un extraordinario 21,95% de los votos válidos (partiendo de un 0,37% en 1988), que, además, apareció para muchos como una cifra distorsionada por un fraude electoral que impidió su victoria (Raby, 2006, 143). En 2008, la combinación guayanesa de candidatos a gobernador con apoyo partidista importante lo completaba un disidente del PSUV, Manuel Arciniega, que recibiría el apoyo del PCV y del PPT entre otros.

El PSUV: de primerizos a primarias

El PSUV enfrentaba una contienda en la que tenía mucho que demostrar, y su estructura organizacional había avanzado bastante desde su lanzamiento en marzo de 2007. Para el 23-N ya contaban con una consolidada dirección nacional, con la confirmación de Chávez como su presidente en la V Asamblea del PSUV (febrero de 2008) y con una estructura basada en vicepresidencias territoriales (nueve) y comisiones (siete) que pretendían dinamizar el partido después del descalabro del 2-D. El todavía joven partido necesitaba demostrar que era posible la traducción de inscritos en el partido en votantes por sus candidaturas. El 2-D no salieron las cuentas, como sabemos, y de cara al 23-N el PSUV implementó un plan de choque: elecciones primarias establecerían los candidatos postulados por el partido. Los candidatos finalmente nominados serían las personas más votadas en las primarias, excepto en casos en los que los resultados fuesen ajustados y no supusiesen más de 50% de los votos para el vencedor o más de 15% de diferencia entre éste y el segundo clasificado. En estos casos, la dirección nacional decidía qué candidato sería el oficial del partido.

A pesar de que, como era de esperar, desde la dirigencia nacional se apoyaban favoritos, y que los recursos de los que disponían algunos de ellos no eran comparables a los de aquellos que no contaban con poder institucional, la elección primaria confirió a los candidatos del PSUV una extraordinaria legitimidad democrática dentro del espectro partidista. Para frustración de quienes anticipaban un excesivo control directivo, sólo en 19 de las 358 circunscripciones (5%, aproximadamente) en las que se realizó consulta primaria no quedó finalmente nombrado el candidato que había recibido el mayor número de votos (Al Qasal, 2008).

En el estado Bolívar la victoria en las primarias para la gobernación fue para Rangel, con un margen amplio respecto a su más inmediato seguidor (Arciniega), pero con un total de votos que de nuevo ponía en tela de juicio la motivación de los inscritos en el PSUV y manifestaba un distanciamiento entre las bases y la dirigencia del partido en la región. De los 237.554 inscritos en el PSUV regional, participaron 62.097 (26,14% [PSUV, 2008]), siendo la gobernación el puesto que generaba mayor interés para los votantes. Aunque los candidatos eran muchos más en el caso de las alcaldías (51 en el municipio Caroní, por ejemplo, y 22 en el municipio Heres, frente a 18 candidatos a la gobernación), los votantes finales para ellos fueron menos: 14,20% en Caroní, el municipio que concentra el mayor número de votantes en la población electoral regional.

Con estos antecedentes y con el reto de capitalizar el potencial del partido, el PSUV se presentaba a las elecciones del 23-N buscando además apoyarse en otras fuerzas del bloque bolivariano.

La Alianza Patriótica no fue en Bolívar

Del lado bolivariano, varios de los partidos políticos alineados al proyecto socialista bolivariano y que claman reconocer el liderazgo de Chávez no acudieron al llamado del partido unido. La Alianza Patriótica (AP) se lanzó de cara al 23-N para aglutinar las fuerzas de esos partidos a las del PSUV, y funcionó en la mayoría de circunscripciones del país. Sin embargo, se desbarató sonoramente en unas pocas, entre ellas en el estado Bolívar. A Rangel, ganador de las primarias del PSUV, le negaron su apoyo PPT, PCV, MCM, Tupamaros, Renlar, Correpa; Cuarso y NOS. Estos partidos apoyaron a Arciniega, segundo en las primarias del PSUV y que finalmente lanzó su postulación a la gobernación.

Aunque las disensiones en la AP eran ya evidentes antes de octubre7, fue a principios de este mes cuando Müller Rojas, vicepresidente del PSUV, anunciaba resquebrajamientos definitivos. Se rompían las relaciones cooperativas entre el PSUV y GE por el apoyo de este partido a Julio César Reyes en el estado Barinas, donde el PSUV postulaba a Adán Chávez (Vea, 2-10-08, p. 3). En esas fechas se produjeron las tensiones más fuertes entre los partidos que habían conformado la Alianza. Chávez les reprochaba que “se quedaron en el camino” (EL, 10-10-2008, p. 29), mientras que desde el PCV su secretario de organización en el estado Bolívar, Edgar Meléndez, afirmaba que su partido no necesita “certificados de revolucionarios emitidos por nadie” (CC, 15-10-2008, p. A2). También desde Bolívar, Mauro Suárez, presidente regional del PPT, afirmaba que los miembros de su partido “no [son] revolucionarios porque lo diga Chávez o porque lo deje de decir”; y, en referencia a las duras declaraciones que en contra de su partido hizo Chávez unos días antes en Trujillo, recriminaba a éste lo que consideraba “un error histórico” (CC, 13-10-08, p. A3). En la región guayanesa, para el PCV, igual que para el PPT y los otros partidos de la Alianza que apoyaron la candidatura de Arciniega, el problema era el gobernador y nuevo candidato del PSUV, Rangel, a quien definían como “comprometido claramente con la derecha y la oligarquía regional dejando entrever una posición antiobrera, con un tren ejecutivo conformado con los más recalcitrantes cuadros de los partidos del fascismo de la IV República” (ibid.).

La asociación de los partidos que desde el bloque bolivariano enfrentaron al PSUV se mantuvo bastante firme, con los partidos aliados en casi todos los municipios, excepto en Gran Sabana, donde la asociación central PCV-PPT se rompió y éste apoyó al candidato del PSUV, el que ya era alcalde en funciones: Manuel Valles. Por otro lado, el partido NCR, de Luis Tascón, presentó un candidato a la gobernación, Deter Aguilera, también afirmando estar del lado bolivariano y con propuestas que presentaba como enmarcadas en el Plan Simón Bolívar impulsado por el primer mandatario nacional (CC, 03-10-08, p. A2). Con todo, el PSUV tenía razones para anticipar su triunfo en este estado clave.

Las divisiones de la Alianza Patriótica y de los bajos niveles de apoyo directo a la gestión de Rangel no hacían perder su optimismo al PSUV. En las elecciones de 2004, como apuntamos arriba, Rangel había logrado una ventaja de más de 20 puntos porcentuales sobre su más directo rival. Durante la campaña del 23-N, Rangel repetía públicamente que sólo los votos de los inscritos en su partido garantizarían una victoria en las elecciones regionales7, aunque estos cálculos escondían otra realidad: tanto las elecciones primarias como el 2-D habían levantado dudas acerca de los límites de la movilización del PSUV en la región. También había que tener en cuenta otro factor que invalidaba los cálculos basados acríticamente en los números absolutos de inscritos del PSUV en la región. Arciniega inscribió su propia candidatura a la gobernación. En principio era una incógnita si aquellos que votaron por él en las primarias del PSUV lo harían también el 23-N, lo cual supondría ignorar la disciplina de partido pero no era descartable ante el grado de animadversión mostrado ante Rangel desde ciertos sectores del bolivarianismo regional. Este rechazo quedaba patente durante la campaña incluso entre actores políticos ligados al PSUV que asumían la contienda disciplinadamente8.

Aun así, el PSUV seguía teniendo razones para permitirse gestos de soberbia. En sus crecientes desencuentros con el PPT y el PCV, miembros del PSUV, entre ellos el mismo presidente Chávez, recordaban la limitada capacidad real de sus rivales. En Bolívar, atendiendo a los resultados en anteriores elecciones, el cuerpo de votantes del PCV y del PPT es reducido, y no había razones para pensar que podía aumentar sustantivamente en estas elecciones. En 2004, tanto PCV como PPT apoyaban la candidatura del victorioso Rangel, pero los votos finales que aportaron conjuntamente a esta candidatura no sumaban ni 10% del total regional, mientras que solo el MVR aportaba 34,32% de ese total (CNE).

Alianzas entre la oposición: los pactos del 23 de enero tampoco fueron en Guayana

Los partidos de oposición también buscaron un bloque unido para el 23-N. Otro 23, el de enero 2008, fecha conmemorativa del derrocamiento de Pérez Jiménez, estos partidos sellaban sus acuerdos.

Los partidos firmantes, AD, Copei, ABP, MAS, LCR, UNT y PJ, establecieron como objetivo el nombramiento de candidatos únicos para los cargos elegibles en noviembre, y afirmaban que darían la bienvenida a cualquier otra tolda política que, independientemente de su filiación ideológica, se dirigiese “por características democráticas” y quisiese enfrentar los problemas del país [http://www.venelogia.com/archivos/2138/]. Los partidos allí reunidos, en expresión de lo que sería otra de sus tácticas centrales, se proclamaban como los representantes de “la alternativa democrática del país”.

Pero en este bloque tampoco sería todo unidad, y pronto brotaron disensiones y tensiones centro-periferia y base-cúpula. La cercanía de las elecciones y la falta de acuerdos concretos en algunas circunscripciones exacerbaron esas tensiones. En septiembre se escuchaban en Bolívar, uno de los dos estados en los que no se había logrado un acuerdo todavía para la candidatura a la gobernación, comentarios que evidenciaban fisuras irreparables en el bloque. Wilson Castro, coordinador regional de PJ, afirmaba: “queremos dejar claro que Primero Justicia decide en Guayana las cosas de Guayana” (EL, 12-09-08, p. 6). Era una respuesta a las presiones que desde otros partidos de la oposición, y desde sectores de su propio partido, le urgían a declinar su apoyo a Rojas Suárez para unirse a Velásquez. Éste contaba con el apoyo de los principales partidos de oposición con implantación regional, excepto PJ y Podemos.

En este escenario, comenzaron las maniobras de estos candidatos para deslegitimar al rival y para captar votos entre los simpatizantes de los partidos que lo apoyaban. La prensa regional fue central en la articulación de estos movimientos. Velásquez publicaba a todo color resultados de encuestas de Varianzas Opinión y de Pronóstico Marketing & Consulting que lo situaban como primero en la arena regional, y a Rojas como tercero (CC, 3 y 7-11-08, A2). Militantes de PJ decían que el partido estaba “secuestrado” en Bolívar y que su coordinador W. Castro traicionaba a la oposición manteniendo su apoyo a Rojas Suárez. Enviaban solicitudes a Julio Borges para que asumiese su compromiso con los acuerdos del 23-N (CC, 7-11-08, p. A3). Dos ex candidatos municipales de PJ, Marco Antonio Cardozo y George Bello (Heres y Caroní) también acusaban a la cúpula de su partido por contratar una encuesta técnicamente sesgada con Consultores 21, que había sido una respuesta de Rojas a la última de Velásquez (CC, 10-11-08, p. D1). Por su parte, Wilson Castro decía que, aunque desde el equipo de Velásquez les habían ofrecido cargos de gobierno, PJ no se iba a dejar presionar (CC, 8-11-08, p. A3).

Oscar Schemell, director de Hinterlaces, se sumaba a la guerra de encuestas y decía que sus números favorecían a Rojas Suárez (EL, 11-11-08, p. 6). Y desde el comando de campaña de éste, en respuesta a lo planteado desde el de Velásquez en relación las bases disidentes de PJ que lo apoyaban, se enviaba unos días después a la prensa una noticia titulada: “Bases de Copei ratificaron respaldo a Rojas Suárez”; aparecía éste fotografiado junto a un grupo de “disidentes” de la tolda verde que rechazaban las decisiones de Planas y la dirección del partido (NP, 12-11-08, p. A5). En este intercambio, desde el equipo de prensa de Velásquez se publicaba de nuevo unos días más tarde otra respuesta: “Líderes de Primero Justicia y Podemos se suman a la unidad con Andrés Velásquez” (NP, 14-11-08, p. A5).

Y así llegó la oposición al 23-N: entre cifras de encuestadoras encontradas, acusaciones cruzadas y candidaturas separadas.

El papel de la prensa regional en la campaña

Describíamos arriba cómo los partidos de oposición utilizaban la prensa regional para responderse y atacarse mutuamente. Pero eso no es exclusivo de su bando. La prensa comercial tiene un papel sobresaliente en las elecciones de la entidad y así fue reconocido por los candidatos. No sólo se le puede asignar un rol como actor político, situado por sus intereses comerciales, sino que sus particulares características posicionan centralmente a la prensa regional en la caracterización de la campaña.

La prensa regional es bastante accesible como plataforma política para una amplia parte de la población. Voceros de un consejo comunal, un vecino airado, unos representantes universitarios o un candidato al Consejo Legislativo del Estado Bolívar (CLEB) pueden aparecer en la redacción del periódico para ser entrevistados, o acudir a algún periodista para que cubra una reunión de la que saldrá una noticia publicada. Además de esta relativa accesibilidad, esta prensa tiene otras peculiaridades. Para ilustrarlas podemos atender a lo ocurrido con El Luchador, el diario de mayor tirada en la capital estadal9, en plena campaña.

Cumplía El Luchador 103 años desde su fundación y, a pesar de lo polarizado de la contienda, la celebración reunió a varios candidatos municipales y a cuatro de los cinco principales a la gobernación: Rangel, Velásquez, Rojas Suárez y Víctor Medina (sólo faltó Arciniega). Todos se fotografiaron en esa reunión junto a Víctor Casado, presidente-editor del diario, y declaraban para el número especial de aniversario con palabras de loa: Rangel resaltaba “la equidad de este medio rotativo”; Velásquez lo felicitaba “por la manera tan objetiva, imparcial y de gran profesionalismo con la que ha encarado la misión de informar”; Rojas Suárez reconocía el esfuerzo que los trabajadores “realizan por llevar día a día la información al pueblo guayanés”. Sergio Hernández, candidato del PSUV a la alcaldía de Heres, decía que el diario se expandía “dándole la veracidad de (sic) todas las informaciones”. Fuenmayor fue quien en su declaración tocaba un aspecto fundamental de la prensa regional: “hoy en día felicitamos a [estos] empresarios por revivir un icono de la historia del periodismo de nuestra entidad”. Es éste un factor clave: el carácter empresarial de esta prensa y, ligado a esto, su equidad empresarial: cualquier candidato que lo pagase tenía páginas reservadas y sus fotos en color en la sección de política, y a sus equipos de prensa enviando noticias con las que construían sin intermediarios el perfil público de esos candidatos10. De este tipo de equidad tarifada se beneficiaron principalmente Rangel, Velásquez, Rojas y Fuenmayor, cuyos equipos de prensa se convirtieron en omnipresentes a través de diversos diarios regionales durante la campaña.

Tácticas de campaña en Bolívar

Propaganda electoral

La publicidad de campaña comenzó tempranamente por parte de los principales candidatos de oposición. Carteles y murales anunciaban las candidaturas de Velásquez y Rojas Suárez desde mediados de septiembre. La publicidad masiva de los candidatos del PSUV llegó algo más tarde, a partir del 23 de septiembre, pero lo hizo con fuerza, y rápidamente el rojo dominaba los amarillos y azules en el decorado electoral bolivarense.

Hubo diferencias apreciables en el diseño de actividades de campaña. Desde el bando opositor los recorridos por pueblos y comunidades comenzaron también a mediados de septiembre. Velásquez y Rojas Suárez recorrían varios puntos del estado haciendo campaña antes del arranque oficial de la campaña, intentando ganar en tiempo lo que no podrían igualar en despliegue partidista (EL, 19-09-08, p. 7 y 20-09-08, p.6). Con una actividad mucho más dinámica (presencia en radio, visitas a comunidades, viajes), Velásquez definía su campaña como austera, contrastándola con lo que denominaba “el derroche” de la de Rangel, a quien catalogaba como repartidor de bolsas de comida y electrodomésticos (EL, 25-09-08, p. 8). Veamos qué caracterizó la campaña del candidato del PSUV a la gobernación

“Donativos respaldan la gestión de gobierno”

Ya analizamos arriba un factor clave de la táctica electoral del PSUV, cuando nos referíamos a la identificación Chávez-elección regional. Veamos ahora otras características de la propaganda del candidato a gobernador.

Rangel tuvo un gran despliegue de propaganda por todo el estado: pósteres, vallas, vehículos pintados. Utilizó también radio y televisión locales para su promoción, y hasta la televisión nacional llegaba la propaganda del mandatario regional, poniendo énfasis en las ideas de logro, eficacia y compromiso en su desempeño tanto como presidente de la CVG como en su puesto de gobernador. Pero lo más definitorio de su campaña quedaba reflejado en su acceso a la prensa regional. Ahí, a diferencia de la publicidad callejera, radial o televisiva, su equipo construía el perfil del candidato más elaboradamente alrededor de una idea que condensaba un titular preparado por ellos mismos: “Entrega de donativos respaldan gestión de gobierno” (EP, 17-11-08, p. 20).

La campaña de Rangel estuvo trufada de donaciones y entregas de recursos a individuos y colectivos regionales. Un somero repaso de las mismas, siempre cubiertas y publicitadas por su equipo de prensa, proyecta la imagen central de su campaña. En el área de transporte, la gobernación entregó en período de campaña, entre el 19 de septiembre y el 23-N, un mínimo de 125 taxis, 36 autobuses (sumados a los 46 puestos a funcionar con “Transbolívar”, la nueva línea de transporte de pasajeros por carretera dependiente de la gobernación), 13 minibuses, 3 camiones cava y 2 compactadoras de basura11. El gobernador afirmaba que este tipo de actos no eran electoralistas y los justificaba por una “planificación que desarrollamos a lo largo del año” (NP, 14-11-08, p. C1), en un intento de normalizar un extraordinario esfuerzo de campaña. En el campo educativo, ya el 24 de septiembre comenzaba la entrega de un lote de 79.000 morrales para estudiantes que se repartirían por la entidad en las siguientes semanas (EL, 24-09-08), siempre con publicidad de prensa (EL, 04-10-08, p. 9). EL 14 de octubre se entregaban 182 computadoras para escuelas del municipio Caroní (EL, 15-10-08) y más tarde se seguía publicitando el equipamiento con computadores y otros materiales escolares de otras Unidades Educativas (EL, 22-10-08, p. 9; EE, 01-11-08, p. A4).

En el ámbito de la seguridad, aunque Rangel arrancaba la campaña afirmando que “la inseguridad se combate con agua, con salud, con calles, con escuelas de primera”, y “que, sin duda, la inseguridad es un problema social más que político” (CC, 26-11-08, p. A2), el 2 de octubre ofrecía una rueda de prensa para hablar de los avances del Centro Integral de Atención y Coordinación de Seguridad Ciudadana, en construcción, y de la creación del Comando Unificado Antisecuestro, dos de los proyectos no preventivos para seguridad regional (EL, 3-10-08, p.9). Poco después participaba en el acto de activación de tres nuevas comisarías en el municipio Caroní, en el cual se mostraba también parte de los equipos con las que se las dotaba, desde uniformes o municiones a vehículos de dos y cuatro ruedas (CC, 21-10-08, p. 15). Como la seguridad era uno de los temas centrales durante la campaña, desde el bando opositor no se escatimaron esfuerzos para atacar al gobernador por este flanco aprovechando cualquier oportunidad, y quedó claro que Rangel no quería arriesgarse a defender su política de seguridad desde el discurso de la prevención y las medidas a medio plazo.

Se publicitaron igualmente muchos otros actos de entrega de bienes relacionados con los servicios, la atención social y el ramo productivo. Si este fue el perfil creado por el propio equipo de campaña de Rangel, veamos qué ocurría del lado opositor, en el que poder institucional y recursos públicos no podían ser utilizados para la promoción, con lo cual la proclamada “austeridad”, probablemente resultado de la necesidad, aparecía como virtud.

Propaganda opositora: perfil popular, cambio, localidad, democracia

La campaña opositora no fue precisamente austera. Sus principales candidatos tuvieron un considerable despliegue propagandístico en medios de comunicación y lugares públicos. En esa propaganda sobresalieron varios factores, y uno de los centrales fue la construcción de un perfil popular para sus candidatos, muy trabajado a partir de expresiones coloquiales y “criollas”. El que se ha convertido en alcalde del municipio Heres, Fuenmayor, cuya propaganda en la prensa local fue la más abultada y consistente entre los candidatos regionales, utilizaba en sus anuncios frases del tipo “¡Que (sic) tarde piaste pajarito!”, “¡No nos van a cortar con ese vaso de cartón!”, “Yo te aviso chirul텔. D. Lago, candidato en Caroní, utilizaba otras como “¡No te la cales más!”. Velásquez tenía como uno de sus eslóganes de campaña “Conmigo el hampa coge mínimo”. Fuenmayor ligaba este estilo a una agresiva insistencia en la desatención de los servicios en Ciudad Bolívar. Su eslogan de “Problemas Son Una Vergüenza [PSUV]” fue recurrente en prensa, acompañado de fotografías de calles anegadas y llenas de huecos e instalaciones eléctricas precarias.

Otro rasgo común en el perfil de la campaña opositora fue la apelación al cambio. Siendo uno de los más comunes eslóganes electorales, por supuesto usado en la campaña de Rosales para las presidenciales de 2006 (“es tiempo de cambiar”), pareció cobrar un atractivo extra después del éxito que en las elecciones presidenciales de Estados Unidos había rendido para el candidato emergente, B. Obama (“Change we can believe in”). En Bolívar se usaron lemas como “Un cambio seguro” (Velásquez) y “¡Es tiempo de cambiar!” (Fuenmayor).

Otro de los factores abiertamente puestos en juego fue el de la identificación de los candidatos con la localidad. Estos enfatizaron frente al electorado su origen cuando era local y los rasgos que se consideran “regionales” o “locales”, atacando a sus rivales a partir de su forasteridad con respecto a la circunscripción en la que se presentaban. El principal adalid y beneficiado de esta táctica fue Fuenmayor, quien recurría en su publicidad a lemas como “Víctor Fuenmayor. Un hijo de esta tierra” o “Un bolivarense a la alcaldía”. El pie de fotografía de reportajes preparados por su equipo de prensa lo señalaba como “el hijo de Ciudad Bolívar” (EL, 27-10-08, p. 8), y la carta que pagó para publicar en El Luchador ante la visita del presidente Chávez era firmada “Víctor Fuenmayor, un bolivarense” (29-10-08, p. 12). Paralelamente, el equipo de prensa de Fuenmayor se refería a su rival, el candidato del PSUV a la alcaldía de Heres, como “el forastero Hernández” (EP, 31-10-08, p. 08). Esta táctica no se circunscribió exclusivamente a la esfera oficial de propaganda: entre los graffiti que aparecían en las calles estaba el de “Sergio vota en Caroní”12.

Otra táctica que estuvo en funcionamiento fue la de calificación del rival como antidemocrático. Del lado bolivariano, la estrategia se basaba en calificar a los opositores como golpistas encubiertos, faltos de carácter democrático y sólo interesados en ocupar el poder regional para desestabilizar el país; del lado opositor, la estrategia quedaba bien resumida por la postura de Andrés Velásquez, que hablaba de “los factores democráticos” para referirse a todos aquellos que oponían al PSUV o que presentaban alternativas frente a las de este partido, incluyendo ahí a aquellos que se declaran revolucionarios como el PPT o el PCV.

El equipo de prensa de Fuenmayor presentaba noticias como “cambio democrático en Bolívar es irreversible” (EL, 13-11-08, p. 7). También manejó la otra clave de sus tácticas con la asociación de oposición-democracia: presentaba a sus seguidores como defensores de la democracia (EP, 17-11-08, p. 06).

Principios políticos, secundarios

No abundaron, pero ocasionalmente aparecían, reflejos de las diferencias ideológicas que subyacían a la elección. Juan Manuel Esculpi, presidente de UNT en la región, afirmaba que los problemas en los servicios públicos se debían al “modelo centralista y estatista con poco espacio para la empresa privada” (El Correo del Caroní, 22-09-08, p. A3). La descentralización, convertida en bandera del movimiento oposicionista especialmente desde que Chávez presentase su proyecto de reforma constitucional en 2007, se convirtió en uno de los pocos elementos de discusión de fondo enarbolados en la campaña por la oposición. Müller Rojas, vicepresidente del PSUV, ilustraba el abordaje de este tema desde la perspectiva gubernamental, la de la necesidad de entender las relaciones entre lo local y lo global en el mundo actual: “las elecciones estadales y municipales, si no se consideran estos entes como parte del aparato de poder del Estado, contribuyen al sostenimiento del imperio. Ello explica el pensamiento de la oposición que propende a la descentralización del poder nacional” (Müller Rojas, 2008).

Desde el bloque bolivariano, eran grupos minoritarios como los Tupamaros los que llamaban a través de su candidato al CLEB, Herzen Marcano, a “elevar la calidad del debate y a mejorar la conducta política” (CC, 04-10-08, p. A3). Por su parte, otras organizaciones identificadas con el proyecto socialista, como el Frente Socialista de Trabajadores de Guayana (FSTG), consideraban su apoyo a los candidatos del PSUV como “muestra de unidad de los factores revolucionarios y a favor de la defensa integral del proceso revolucionario liderado por el presidente Chávez” (CC, 07-11-2008).

Cómo los liderazgos nacionales se involucraron en la votación regional

Los líderes de los partidos con implantación nacional se ocuparon en apoyar las candidaturas de sus aliados en las diferentes regiones. Se hizo mucho hincapié, en tono crítico desde la oposición, acerca de la participación directa de Chávez en la campaña, intentaba proyectar su capital político sobre candidatos en circunscripciones contestadas de todo el país. Sin embargo, el seguimiento de la campaña en Bolívar demuestra que no fue el único líder nacional involucrado directamente en los procesos de diferentes regiones.

Chávez acompañó a candidatos del PSUV en dos actos multitudinarios en la campaña de la entidad13, pero encontramos que los principales líderes nacionales de oposición también desfilaron y oraron junto a candidatos de sus propios bloques. De hecho, la presencia de éstos fue continuada en un estado que consideraban importante y alcanzable.

No estuvieron todos los que son, pero casi: Gerardo Blyde, secretario general de UNT, visitaba Ciudad Guayana el 10 de octubre. En esa misma fecha, el ex ministro Baduel estuvo en Bolívar, acompañando a Rojas Suárez en una marcha por la ciudad. Manuel Rosales, gobernador de Zulia y líder de UNT, caminó con Velásquez y Fuenmayor por las calles de Ciudad Bolívar (EL, 19-10-08, p. 8). Freddy Guevara, uno de los miembros del movimiento estudiantil opositor convertido en sujeto político destacado en la arena nacional, y hoy ligado a UNT, también estuvo en Ciudad Guayana apoyando a Velásquez (CC, 30-10-08, p. A3). William Ojeda, vicepresidente nacional de UNT visitó la región apoyando a Velásquez, a finales de octubre (EE, 01-11-08, p. A2). El presidente nacional de Copei, Luis I. Planas, acompañó igualmente a Velásquez en sus actividades de campaña en Ciudad Guayana (CC, 10-11-08, A2). Ochoa Antich, secretario ejecutivo nacional de UNT, también con Velásquez, participó en actividades en esa misma ciudad (EP, 17-11-08, p. 31). La semana anterior a la votación encontramos también a Raúl Andrés Leoni, hijo del ex presidente venezolano, y a Leopoldo López, de UNT, este último caminando con Velásquez y Fuenmayor en una de sus marchas del cierre de campaña (CC, 20-11-08, D1).

Movimiento evangélico, protestas de trabajadores incógnita sociedad civil

En el análisis de la campaña se hace saliente la presencia organizada de tres tipos de sujetos electorales externos a la política partidista tradicional. Sus heterogéneos intereses (algunos encaminados a influir en la elección, otros a servirse de la coyuntura electoral para presionar a las autoridades a favor de sus intereses no electorales) y peculiares características dificultan hacer una medición exacta de su impacto en los resultados finales, pero su agencia condicionó el perfil de la realidad política guayanesa. Examinaremos a continuación algunos rasgos generales de la sociedad civil regional, y después abordaremos los casos del movimiento evangélico y de la conflictividad laboral en el estado.

Cómo florece la sociedad civil

En el período preelectoral se multiplicaron las actividades públicas de grupos de la sociedad civil. Con existencia formal previa u organizados ad hoc, la llegada del período electoral hace salir de su letargo a asociaciones, fundaciones, agrupaciones variadas de ciudadanos que apelan a valores cívicos y/o apoyan abiertamente a algún candidato. Quedó patente que muchos de estos grupos estaban directamente vinculados a intereses partidistas, y frecuentemente sus declaraciones públicas consistían en reuniones privadas cubiertas por los equipos de prensa de los candidatos a los que apoyaban. El resultado: la noticia de titular llamativo en la prensa regional.

Se puede por tanto afirmar que estos grupos pasaron a formar parte de los bloques de campaña de determinados candidatos, y constatamos de nuevo el uso de la prensa como espacio para el despliegue de tácticas electorales. Como en el caso de las disensiones entre factores de oposición que veíamos en la sección sobre los pactos del 23-N, los candidatos opuestos utilizaban la prensa para responder a sus rivales en un juego de reflejos. Si aparecían los voluntariados de mujeres con Andrés Velásquez (CC, 12-09-08, p. A29), y habíamos presenciado la conformación del movimiento “Mujeres contra la impunidad” haciendo reclamos al gobernador en Ciudad Guayana a finales de septiembre (CC, 25-09-08, p. A2), del lado del PSUV surgía un grupo de mujeres en apoyo a la candidatura de Rangel Gómez, y se apuntaban los planes de crear la Fundación Mujeres Socialistas del estado Bolívar (EL, 8-11-08, p. 4); a su vez, éstos eran rápidamente replicados en prensa por un Frente de Mujeres con Manuel Arciniega que declaraba su apoyo a este candidato a la gobernación (NP, 12-11-08, p. A5).

Las denominaciones de estos grupos con fachada de sociedad civil eran de lo más vagas, a fin de cumplir con su finalidad. A principios de octubre se reunían miembros de “gremios y sindicatos” para reclamar la declinación de Rojas Suárez a favor de Velásquez, y el equipo de prensa de Velásquez, que cubría la noticia, decía que en el evento, que concluía con la firma de un documento para sustentar su petición, “participaron importantes dirigentes vecinales, estudiantiles, del sector empresarial, productores agropecuarios, y líderes del deporte y la cultura regional” (EL, 3-10-08, p. 6). Encabezamientos de este tipo eran los del candidato a la alcaldía de Heres: “Artistas de Bolívar con Víctor Fuenmayor” (EL, 30-10-08, p.9).

En el sector estudiantil, que tanta preponderancia ha tomado en el país desde su fabricación como sujeto político en vísperas del 2-D, también cabía esperar movimientos, sobre todo del bando opositor. El 9 de octubre se presentaba el Comando de Jóvenes y Estudiantes con Andrés Velásquez (CC, 10-10-08, p. A3). Cuando Freddy Guevara estuvo en la zona, participaban en un evento de “Jóvenes por la Democracia Social” (EL, 31-10-08, p. 11), y miembros del “Parlamento Estudiantil” del oriente hacían llamados a la unidad opositora (EL, 31-10-08, p. 10).

La ciudad de Dios y el movimiento evangélico en el 23-N

Lo ocurrido alrededor del movimiento evangélico merece una mención especial. No sólo tiene ese movimiento una creciente presencia en la región, con una multiplicación de iglesias y fieles, sino que está desarrollando una explícita tendencia hacia la integración de asuntos temporales y espirituales.

Alejandro Terán, candidato “independiente” cristiano a la gobernación, afirmaba en el arranque de campaña que él representaba “la opción distinta novedosa Cristo Patria y Vida (sic)” (EL, 28-09-08, p. 7) y la “alternativa Cristocéntrica” (EL, 27-10-08, p. 12). Uno de los candidatos que inicialmente aspiraban a la alcaldía de Caroní, Jonni Maita, apoyado por el MIPV, presentaba un programa de gobierno llamado “Ciudad de Dios”, que, a pesar de su militante evangelismo, perseguía según él “la valorización y participación de los ciudadanos sin distinciones religiosas o políticas” (CC, 19-09-08, p. A3). Frente al tema de la inseguridad, este candidato afirmaba que “creemos que es necesaria la palabra de Dios” (CC, 3-10-08, p. A2). Le apoyaban públicamente organizaciones religiosas como el Colegio Apostólico Ministerial de Ciudad Guayana, la Confraternidad de Pastores y Ministros Conservadores de Ciudad Guayana.

Más allá de su acceso a la prensa regional, que como decíamos arriba no es complicado para una considerable variedad de actores políticos, el movimiento evangélico dio muestras espectaculares de fortaleza en plena campaña. El 9 de octubre se realizó una “marcha cristiana” por la seguridad en Ciudad Guayana que, según los organizadores, convocó a más de 10.000 personas14. Los pastores que la organizaban dirigieron al final de la misma unas oraciones “por la ciudad, los secuestrados, los vicios, por la restauración de las familias (y) por sus candidatos (A. Terán y J. Maita)” (EL, 6-10-08, p. 7). Dos días más tarde se realizaba en Ciudad Bolívar una “Gran Marcha por Jesús”, todavía más concurrida que la de Ciudad Guayana. Los pastores organizadores proclamaron que había llegado “la hora de que la iglesia tome control de la ciudad y de los sitios de poder y ganarla para Cristo”. El candidato a gobernador A. Terán, participante en la marcha, afirmaba a su cierre que “la iglesia será cabeza, más nunca será cola” (EL, 13-10-08, p. 4), reafirmando poco después que “el verdadero líder de multitudes es el Cristo Vivo y el estado Bolívar será rojo rojito, pero de la sangre de Jesús derramada en toda la región” (CC, 13-10-08).

La demostración de convocatoria del movimiento en plena campaña superó con creces la capacidad movilizadora de los partidos políticos contendientes, que en sus concentraciones debían hacer grandes despliegues de maquinaria partidista para alcanzar menores cifras de participación. El movimiento evangélico parece estar sólo en la génesis de una apuesta por ligar lo temporal y lo espiritual y traducir creyentes en votantes. A. Terán, con el apoyo de Movimiento Ecológico de Venezuela, Unidos y Movimiento Conciencia de País, obtuvo 5.254 votos, 1,18% de los válidos en la región, convirtiéndose en el quinto candidato más votado y el único “independiente” capaz de hacerse un hueco destacable, aunque estrecho todavía, en el polarizado panorama electoral regional. Es reseñable que la cifra total de votos de Terán se acerca mucho a la canalizada para Arciniega por un partido con la tradición del PCV (5.860) y no queda lejos de la lograda por el PPT para este mismo candidato (6.678). También es significativo que la suma de votos de Terán sumados a los de los declaradamente opositores Velásquez y Rojas se quedaba a menos de un punto porcentual de los obtenidos por el gobernador electo, Rangel (46,67% por 47,38% del vencedor).

Conflictividad laboral en el escenario electoral

Otro aspecto destacado del período de campaña fue el de la conflictividad laboral. Las maniobras y movilizaciones partidistas se vieron aderezadas por un alto grado de manifestaciones públicas de trabajadores. Octubre y noviembre transcurrieron entre un goteo de protestas laborales que interrumpieron la marcha regular de las actividades en varios puntos de la región. El período electoral fue de hecho convertido por estos grupos de trabajadores en escenario para ejercer presión sobre las instancias político-administrativas regionales y nacionales.

El caso de las manifestaciones de trabajadores tercerizados de Sidor es ilustrativo, ejemplo de presión en período electoral y de evento que se convierte en arma arrojadiza entre los contendientes. En octubre estos trabajadores bloquearon en varias ocasiones las vías de entrada y salida de Ciudad Guayana, cerca de las instalaciones de la compañía, como medida de presión ante la empresa y el gobierno nacional después de que éste hubiese procedido a la nacionalización. Reclamaban el cumplimiento de compromisos contraídos en aquel proceso. Velásquez, desde el bloque opositor, trataba de capitalizar esa situación, poniéndose del lado de los reclamantes y acusando al gobierno de traicionar acuerdos (EL, 8-11-08, p. 12); desde el lado bolivariano disidente, el que fuera presidente de Sutiss y negociador sindical durante el proceso de nacionalización de Sidor, José “Acarigua” Rodríguez, llamaba a votar por Arciniega, criticando la labor de Rangel y conminando al presidente Chávez a “que tenga la valentía y que se quite las amarras que no nos dejan construir el verdadero socialismo” (CC, 20-11-08).

El caso de los mineros también merece especial atención. El 22 de septiembre el gobernador Rangel se reunía con representantes mineros de la cuenca del Caroní, quienes reclamaban desde hacía meses el pago por parte del MPP para las Industrias Básicas y Minería (MIBAM) de las compensaciones por desincorporación y comienzo de reconversión minera en la Cuenca. Rangel se comprometía a interceder ante Chávez para que fuesen canceladas las compensaciones (EL, 23-09-08, p. 9). Los pagos no llegaban, y mineros bloquearon entradas a Ciudad Bolívar en varias ocasiones. El 17 de noviembre se anunciaba desde la gobernación (a pesar de que el MIBAM era el encargado del proceso) que los pagos se harían desde el jueves 20 de noviembre, justo en vísperas de la votación, en el Parque Ruiz Pineda a los mineros inscritos en el plan de reconversión minera comenzado más de dos años atrás. Esta medida evidenció el éxito de este tipo de medidas de presión y el interés de la gobernación por capitalizar el acto.

Otros factores

El efecto “lista Tascón”

Entre las últimas maniobras de campaña desplegadas por los contendientes de oposición llama la atención una relacionada con lo que denominaremos “el efecto lista Tascón”. Para esta contienda todos los partidos y candidatos reiteraban su confianza en el procedimiento electoral e intentaron fomentar la participación, pero entre la oposición los llamados a confiar en la institucionalidad se acompañaron de esfuerzos conspicuos por conjurar la posible influencia de “el efecto lista Tascón”. En vísperas del cierre de campaña, el 20 de noviembre, Víctor Fuenmayor publicaba a toda página en el diario El Luchador una guía con cinco puntos titulada “Recomendaciones para votar”. El punto uno decía así: “Si este domingo te van a buscar, y además te pagan por ir a VOTAR: ¡No los peles! Coge la cola y agarra tu platica”. El punto dos establecía: “Si eres empleado público, o estás en una de las misiones, y te obligan a ir a VOTAR: Anda tranquilito, vota y le muestras el lunes tu dedo manchado. Si te preguntan por quién votaste le dices Por la Revolución (sic)”.

Las chuletas

El 23-N el votante bolivarense elegía gobernador, alcalde y miembros del Consejo Legislativo Regional. Dada la cantidad de partidos que concurrían a la elección como plataforma de apoyo de los candidatos (en la boleta regional había 72 organizaciones políticas), el elector debía seleccionar sus opciones en unos “tarjetones” cargados de opciones. Desde el CNE se hizo un notable esfuerzo antes de la votación para que los electores estuviesen preparados, con jornadas de simulacro, ferias electorales en varias fechas y puntos de la región, centros de orientación en lugares clave de la ciudad y distribución de boletas electorales. Se distribuyeron gacetillas electorales e incluso se proporcionaba una planilla para llevar las opciones personales listas al momento de la votación (las “chuletas”). Partidos y candidatos también realizaron sus propios esfuerzos para facilitar la votación al mismo tiempo que perseguían captar el máximo número de votos a partir de este tipo de consejos. En la propaganda partidista que partidos y candidatos colocaron en la prensa local y regional, abundaron en los últimos días de campaña las ilustraciones del tipo “vota así”. Lo hicieron, por ejemplo, los candidatos a la gobernación A. Velásquez y V. Medina. EL PSUV distribuyó durante la semana anterior al voto pequeñas tarjetas con publicidad del partido en cuyo anverso se señalaba también el “cómo votar”. El mismo día de la elección, en los centros de los comandos de campaña de los partidos, todavía se entregaban a los interesados copias de los tarjetones de las distribuidas por el CNE en las que se marcaban las opciones que el partido propio apoyaba.

Resultados y análisis de cierre

Una vez cesadas las maniobras de campaña y contabilizados los votos queda claro que el bloque bolivariano mantiene la hegemonía política en la región. Candidatos del PSUV fueron electos el 23-N para la gobernación, para ocho de las once alcaldías15 y para once de los trece asientos en el CLEB16. El electorado sigue respaldando mayoritariamente la propuesta bolivariana, y en el polarizado (aunque nominalmente atomizado) panorama partidista el PSUV domina holgadamente. En la votación por la gobernación casi sextuplica los votos de LCR, el segundo partido más votado (con 34.847 votos). A pesar de las dudas que ante el 23-N surgían por los datos de participación en sus primarias y la baja movilización conseguida para el referéndum del 2-D, el PSUV regional obtuvo 190.743 votos para Rangel, 42,93% de los válidos en la entidad. Sumándolos a los de partidos minoritarios aliados (IPC, MEP, Psoev, UPV, Joven), Rangel rozó los 17 puntos porcentuales de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, Velásquez, (47,38% por 30,69%). Rojas Suárez, tercero en liza, obtuvo 14,80% de los votos, que sumados a los de Velásquez no alcanzaban a los de Rangel (aunque sí superaban a los que éste obtuvo a través del PSUV: el partido dominante necesitó de aliados en Bolívar para derrotar al [dividido] bloque opositor).

Paralelamente, junto a la solidez de la victoria psuvista, el análisis de los resultados en términos relativos refleja un retroceso para el bloque bolivariano. Los anteriores gobernadores del bloque en la entidad ganaron con porcentajes de voto muy superiores al de Rangel el 23-N (ver cuadro nº 2). En el escenario polarizado predominante desde años atrás a nivel nacional (Lander y López Maya, 2005), destaca que ningún gobernador ha sido electo en 2008 con un porcentaje más bajo que Rangel. La disidencia bolivariana en la región, principalmente alineada alrededor de Arciniega, no explica por sí sola la reducción de votos bolivarianos en términos relativos. Arciniega obtuvo 4,96% de los votos válidos, mientras que otros candidatos posicionados como bolivarianos apenas alcanzaban 0,38 % y 0,15% (Molina [Redes, Mobare 200-4 F] y Aguilera [NCR], respectivamente). La candidatura de Rangel, en la presente coyuntura revolucionaria, no sólo se mostró incapaz de generar consenso entre los partidos de la Alianza Patriótica, sino que de hecho facilitó el crecimiento de votos del bloque opositor en la región. Junto al desgaste de una gestión percibida negativamente entre votantes bolivarianos, la política localista de vieja escuela desplegada en campaña por Rangel y sus principales rivales (Velásquez y Rojas) terminó beneficiando al bloque opositor. Bien por temor (falta de audacia electoral) o bien por conveniencia (potencial desventaja ante el escenario ideologizado), estos actores se quedaron en la diatriba de “el donativo” y “el hueco en la vía”, lo cual dio ventaja a quienes podían capitalizar el mal estado de servicios e infraestructuras en la región y principalmente en la capital del estado: los candidatos del bloque opositor.

La abstención se redujo casi 20 puntos porcentuales entre la elección regional de 2004 y el 23-N (de 60,98% a 42,9%), y sin embargo Bolívar todavía quedó como el estado con mayor abstención en el país. Analistas ligados a la oposición, críticos con el mantenimiento de la candidatura de Rojas Suárez apoyado por PJ y Podemos, asociaban esa abstención a un castigo de votantes opositores a la división de su bloque (Boccanegra, 2008). Sin embargo, el 23-N en Bolívar se constató cierta correlación entre crecimiento del registro electoral, mejora de la participación y decrecimiento de la ventaja del candidato bolivariano, y también que, en esta región donde el voto y nivel socioeconómico siguen relacionados, la participación aumentó más entre sectores de ingresos medios y altos que en aquellos con menores ingresos17. Tal y como se produjo, la abstención en la región perjudicó más al bloque bolivariano.

Lo ocurrido en Bolívar puede ser analizado a partir de uno de los actos-donativo de la campaña de Rangel. En la entrega de viviendas celebrada en el sector 25 de Marzo de San Félix el 19 de octubre, entre los asistentes al evento (simpatizantes del bloque revolucionario) se leían pancartas como “Gobernador estamos contigo pero necesitamos de su ayuda ya” o “[nuestro sector] te apoya, apóyanos tú también en nuestros problemas” (CC, 20-10-08, p. A1). Esta posición reflejaba por un lado la vieja relación clientelar (re)cultivada durante la campaña por Rangel y otros candidatos, pero al mismo tiempo una primordial identificación ideológica del electorado con el bloque bolivariano: independientemente de que el representante de este bloque en la región no les hubiese “apoyado” en sus problemas hasta el momento, este grupo de votantes decía apoyar al gobernador. Pensamos que, aunque pudiese aducirse que la oferta-demanda clientelar erosiona pilares del modelo ideal de democracia participativa, lo que también evidencia este tipo de reclamo, tal y como se producía en Guayana, es que conforme este modelo va consolidándose el comportamiento de una parte sustancial del electorado venezolano no puede ser ya analizado a partir de los parámetros de modelos representativos como el competitivo-elitistas. El elector venezolano, curtido por una década de fuerte debate político, lejos de ser sólo consumidor de bienes y fachadas electorales, aparece como sujeto que se posiciona reflexivamente frente a proyectos-país que trascienden los problemas inmediatos. El comportamiento del elector actual se acerca más al tipo ideal de ciudadano en las teorías sobre sistemas participativos que autores como Vergara han revisado (1998, en López Maya, 2004). Esta razón explica que el 23-N Rangel recibiera el apoyo de votantes que anteponían esa lectura global de la coyuntura a su evaluación de la (mala) situación presente de los servicios e infraestructuras públicas en la región o al valor de la campaña de “donativos respaldan gestión”; para estos votantes Rangel representaba la continuidad de la propuesta bolivariana asociada a la figura de Chávez y por extensión a su partido y aliados. Pensamos que lo ocurrido en Bolívar ofrece una buena radiografía del panorama político nacional.

Notas

1 La encuestadora Varianzas Opinión  circulaba en enero 2008 resultados de una encuesta según la cual en aquellas fechas “el perfil de la imagen de Chávez” sólo “agradaba” a 45,4%. Sin embargo, el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) circulaba a principios de mayo otra en la que la popularidad de Chávez se situaba en 67,3%. El 5 de noviembre, Nelson Merentes, director de GIS XXI, afirmaba en una entrevista en el programa de VTV “Dando y Dando” que la aceptación de Chávez se situaba entre 65% y 70%.

2 Presentaremos las venideras referencias a prensa regional con la abreviatura del nombre del periódico citado, la fecha de su publicación y la página de la noticia referida. Las abreviaturas utilizadas son: CC (El Correo del Caroní), EL (El Luchador), EP (El Progreso), NP (Nueva Prensa) y EE (El Expreso).

3 Estos porcentajes corresponden al primer bloque (el identificado como “A”, con 33 artículos) de los dos en los que se incluyeron los 69 cuya modificación proponía la propuesta de reforma constitucional.

4 Los porcentajes en la columna “Votos candidato vencedor” están calculados sobre el total de votos válidos; los porcentajes de la columna “Abstención” están calculados sobre el total del registro electoral.

5 Estos son los  resultados que el CNE ha publicado hasta la fecha, correspondientes al porcentaje de actas de escrutinio de su primer boletín, de fecha 3 de diciembre de 2007.

6 En septiembre, Oscar Figuera, dirigente nacional del PCV, visitaba el estado Bolívar para confirmar su apoyo a Arciniega y a otros candidatos de su partido a alcaldías. Justificaba su apoyo a estos candidatos explicando que “se tratan (sic) de candidaturas que están dirigidas a posicionar en espacios de gobierno a los sectores populares, en la línea que ha planteado el presidente Chávez, de defender la Revolución y profundizarla” (12-09-08, p. 7).

7 Esto asumía unos niveles de participación similares a los de 2004 (a pesar de que el registro electoral de 2008 tenía 151.886 votantes más), lo cual evidenciaba un grado de realismo preocupante de parte del gobernador de un estado en el que la abstención en elecciones regionales rondaba hasta entonces 60% (ver cuadro nº 2).

8 Por ejemplo, miembros de Frente Socialista de Trabajadores de Guayana pedían el voto para Rangel en nombre de la revolución, pero se abstenían de responder la pregunta de qué opinaban acerca de la gestión del gobernador (CC, 7-11-08).

9 Según datos de Quantum Research publicados por El Luchador, 21-11-08, p. 25.

10 Estas noticias aparecían identificadas bajo la rúbrica “especial” o “equipo de prensa de (…)”.

11 Las publicitadas entregas de estas unidades de transporte tuvieron lugar en varios puntos de la región como Ciudad Bolívar, Tumeremo o Caicara del Orinoco. Las entregas fueron cubiertas por equipos de prensa del gobernador y aparecieron en prensa local y regional el 19-09-08, el 11-10-08, el 21-10-08, el 13-11-08 y el 18-11-08.

12 Partidarios de Arciniega impugnaron formalmente esa candidatura ante el CNE regional, sin éxito, aduciendo que Sergio Hernández no cumplía con los requisitos de residencia y registro requeridos para postularse en Heres.

13 El 29 de octubre, poco después de presenciar en la estación de apoyo de Luepa (municipio Gran Sabana) el lanzamiento del satélite Simón Bolívar, el presidente Chávez acompañaba a los candidatos del PSUV de la región en un acto celebrado en Ciudad Bolívar. El 13 de septiembre, poco antes del arranque oficial de la campaña, participó en el Estadio Cachamay (Puerto Ordaz) en el cierre del Congreso Fundacional de las Juventudes del PSUV.

14 Es bastante probable que esta cifra aparecida en prensa sea exagerada. Sin embargo, las imágenes publicadas evidencian una asistencia masiva, extraordinaria en comparación con marchas convocadas durante la campaña por partidos políticos de un bando u otro que pudimos observar a través de los registros fotográficos publicados.

15 En Heres ganó Fuenmayor (UNT, con apoyo determinante de LCR), en Padre Pedro Chien Aquilino Márquez (Podemos) y en Sifontes Carlos Chancellor (PPT), candidato que participaba desde su arresto policial y que a finales de enero de 2009 todavía sigue arrestado.

Yaritza Aray, electa para la representación indígena en el CLEB, fue formalmente postulada por la Federación Indígena del Estado Bolívar, cumpliendo los requisitos legales, pero era la candidata oficiosa del PSUV.

Ver http://www.ubvbolivar.homelinux.org/bolivar.pdf (accedido el 06-02-2009) para un análisis detallado de esta tendencia en los municipios Heres y Caroní, que concentran las tres cuartas partes de los votantes en la región.

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