Boletín de Malariología y Salud Ambiental
versión impresa ISSN 1690-4648
Bol Mal Salud Amb vol.55 no.1 Maracay jul. 2015
Presencia y eliminación de compuestos farmacéuticos en plantas de tratamientos de aguas residuales. Revisión a nivel mundial y perspectiva nacional
Angelina Correia1* & Lily Marcano2
1 Centro de Investigaciones Ambientales de la Universidad de Carabobo (CIAUC). *Autor de correspondencia: acorreia@uc.edu.ve, angcorreias@gmail.com
2 Laboratorio de Investigación y Tecnología de Suelo y Ambiente (LITSA-UC). Facultad de Ingeniería. Universidad de Carabobo.
RESUMEN
La presencia de compuestos farmacéuticos en cuerpos de agua y sus potenciales efectos ecotoxicológicos se han convertido en un tema de interés mundial. Después de su ingestión y absorción en el organismo, los fármacos son metabolizados y excretados, lo que lleva a una descarga de mezclas complejas de ingredientes activos y metabolitos en las redes cloacales y finalmente en las plantas de tratamiento de aguas residuales. El objetivo del trabajo fue estimar, a través del análisis de los valores reportados, la concentración media de compuestos farmacéuticos de consumo humano en plantas de tratamiento a nivel mundial, así como su eficiencia de remoción. Para ello se realizó una revisión de 100 publicaciones científicas para un total de 23 fármacos. Los analgésicos y anti-inflamatorios no esteroides representan el grupo farmacológico más analizados, debido a su amplio uso a nivel mundial, con concentraciones medias más altas en el afluente de las plantas de tratamientos (entre 1 y 96 μg/L) y porcentajes de remoción mayores a 65%, a excepción del diclofenaco con 38%. Los antibióticos presentan concentraciones medias menores a 1μg/L en el efluente y eficiencias de remoción variables (42-76%), siendo la eritromicina el antibiótico con menor remoción (15%). Las concentraciones medias más bajas corresponden a las hormonas con alta tasas de remoción (>78%), mientras que los betabloqueadores y reguladores de lípidos presentan menores frecuencias de detección. Reviste especial atención la carbamazepina, que presenta muy baja eficiencia de remoción (<10%) siendo el compuesto farmacéutico más reportado en aguas residuales. Esta revisión permite elaborar un listado de fármacos de interés ambiental para establecer un plan de muestreo de estas sustancias en aguas residuales en el país, lo cual constituye un área de investigación emergente en Venezuela.
Palabras clave: preparaciones farmacéuticas, tratamiento de aguas residuales, remoción.
Presence and elimination of pharmaceutical compounds in wastewater treatment plants. Worldwide review and national perspective
SUMMARY
The presence of pharmaceutical compounds in water bodies and its potential ecotoxicological effects has turned into a world interest topic. After their ingestion and absorption in the organism, the medicaments are converted due to metabolic reactions, where a fraction of the active molecule and a mixture of metabolites, as unaltered or conjunct substances, are excreted and conducted to the wastewater systems and finally sent to the wastewater treatment plants. The objective of this work was to determine the average concentration of pharmaceutical compounds of human consumption in worldwide treatment plants, as well as their removal efficiency. To do this objective, it was reviewed 100 scientific publications for a total of 23 medicaments. The analgesics and not steroid anti-inflammatories represent the most studied pharmacological group, due to their ample use worldwide, with the highest average concentrations in the affluent streams of the treatment plants (between 1 and 96 μg/L) and removal percentages higher than 65 %, with the exception of the diclofenac, which showed values of 38%. The antibiotics showed average concentrations lower than 1μg/L in the effluent and variable removal efficiencies (42-76%), while the antibiotic erythromycin showed the lower efficiency (15%). The lowest average concentrations correspond to the hormones with higher removal rates (>78%), whereas the beta-blockers and lipids metabolism regulators showed lower detection frequencies. The carbamazepine takes special attention because showed very low removal efficiency (<10%) being the pharmaceutical compound most reported in wastewaters. This review allows the elaboration of a medicament list of environmental attention to establish the sampling plan of these substances in wastewaters on the country, which will become into an emergent investigation area in Venezuela.
Key words: Pharmaceutical preparations, wastewater treatment, removal
Recibido el 04/11/2014 Aceptado el 26/06/2015
INTRODUCCIÓN
Un fármaco es aquella sustancia químicamente definida capaz de modificar la actividad celular en el organismo y por tanto produce un efecto biológico, beneficioso o tóxico según la dosis suministrada (Urbano, 2011). La evaluación tradicional de los riesgos asociados al uso de medicamentos incluye los efectos adversos después de la ingesta o aplicación. Sin embargo, no se considera que, después de su uso, el medicamento terminará en el ambiente después de la excreción, donde una cierta cantidad del compuesto farmacéutico (CF) (en forma inalterada) y sus productos de degradación (metabolitos) terminan en las redes cloacales y finalmente en las plantas de tratamiento de aguas residuales (Fig. 1). La excreción del principio activo no metabolizado depende de la composición del medicamento, de las propiedades físico-químicas, y de las condiciones idiosincráticas de cada individuo para metabolizar el principio activo, lo cual depende de la edad, sexo y salud. Un estudio realizado por Jjembra (2006) clasificó algunos fármacos, de acuerdo con el porcentaje de excreción del principio activo no metabolizado, como bajo (≤5%), moderado bajo (6-39%), relativamente alto (40-69 %) y alto (>70%). También es importante considerar los medicamentos de uso tópico cuyos excesos son removidos del cuerpo durante el baño y van directamente a las aguas servidas.
En el caso de fármacos de uso veterinario, la excreción directa de estas sustancias produce la contaminación del suelo lo cual afecta los ecosistemas terrestres. Algunas propiedades físico-químicas de los fármacos y sus metabolitos favorecen el transporte de estas sustancia a través del perfil del suelo, hasta alcanzar las aguas subterráneas lo que lleva a la contaminación de los acuíferos (Drillia et al., 2005). La otra vía importante para la introducción de CFs al ambiente es la descarga directa de medicamentos vencidos o sin uso, por el desagüe o en la basura común, alcanzando de esta forma las aguas residuales o los vertederos municipales, respectivamente. En este sentido, Bound & Vovlvoulis (2005), construyeron un modelo conceptual para evaluar las fuentes de introducción de fármacos al medio ambiente, demostrando que la disposición inadecuada de productos farmacéuticos representa una vía importante que requiere gran atención.
La presencia y potenciales efectos adversos de CFs en el ambiente se han convertido en un tema de interés científico en los últimos años. El primer trabajo de la presencia de fármacos en aguas residuales tratadas fue reportado en los EE.UU. en los años 1970 (Hignite & Azarnoff, 1977) y años después en Europa (Richardson & Bowron, 1985). No obstante, el enfoque analítico sobre contaminantes convencionales (tales como plaguicidas, hidrocarburos aromáticos policíclicos,
bifenilospoliclorados, dioxinas, metales pesados, entre otros), redujo la investigación de los fármacos en el ambiente. Sin embargo, el análisis de los CFs en el ambiente volvió a cobrar gran importancia, después de la detección del ácido clofíbico (metabolito obtenido a partir de profármacos tipo clorfibratos y utilizado para la reducción del colesterol) por parte de investigadores alemanes (Stan & Linkerhägner, 1992). Posteriormente, estudios en Alemania, Dinamarca y Suecia hallaron este mismo compuesto en ríos, lagos y en el Mar del Norte (Buser & Muller, 1998).
A partir del año 2000 ha aumentado el número de reportes relacionados con la presencia de CFs a niveles de trazas en distintas matrices ambientales, fundamentalmente enfocados en el desarrollo de técnicas instrumentales más sensibles (con límites de detección en el rango de μg/L a ng/L), los cuales han permitido cuantificar y alertar a la comunidad científica de la presencia de estas sustancias en el ambiente. Estos contaminantes de origen farmacéutico son denominados globalmente como contaminantes emergentes (CE), no porque su presencia en el ambiente sea necesariamente nueva, sino su interés ambiental. La lista de CE incluye además una amplia variedad de productos de cuidado personal (champú, detergentes, fragancias, cremas, protectores solares, repelentes de insectos, entre otros), siendo el estudio de los CFs en el ambiente de gran importancia en la actualidad fundamentalmente por el aumento progresivo en su uso y por la naturaleza de estas moléculas con diversas propiedades fisicoquímicas y biológicas.
Desde el punto de vista clínico, los CFs están concebidos principalmente para llevar a cabo procesos fisiológicos y para resistir su inactivación antes de ejercer el efecto terapéutico para el cual fueron desarrollados. Estas mismas propiedades son también responsables de su baja biodegradabilidad y de los efectos tóxicos potenciales en ecosistemas acuáticos y terrestres, lo cual se acrecienta por la continua introducción de los mismos en el ambiente, lo que conlleva a exposiciones a largo plazo y al aumento de la susceptibilidad a otros tóxicos (Jjiemba, 2008). Lo complejo de la problemática radica en la gran diversidad de fármacos en cuanto a estructura y funciones, sin embargo en términos de peligrosidad, tales compuestos poseen una serie de características en común: a) Muchos son persistentes así como sus metabolitos y productos de transformación en el ambiente; b) Por sus efectos fisiológicos, la biota puede volverse más susceptible a sus impactos; c) Aunque la concentración de los fármacos encontrados en el ambiente es baja, la combinación de ellos puede tener efectos pronunciados debido al mecanismo de acción sinérgica (Reis et al., 2007); d) Los CFs pueden producir efectos por la exposición continua durante el ciclo de vida de los organismos acuáticos a concentraciones sub-terapéuticas, los cuales pueden bioacumularse y manifestarse en condiciones irreversibles que podrían llevar a la extinción de algunas poblaciones acuáticas (Santos et al, 2010); e) La presencia de antimicrobianos puede promover la generación de microorganismos resistentes y alteraciones en la actividad enzimática de la microbiota, lo cual afecta los procesos de biodegradación tanto en PTARs como en cuerpos de agua (Jimenéz, 2011). Otros estudios revelan que los antibióticos puede afectar la comunidad microbiana del suelo y ser absorbidos por las plantas (Thiele-Bruhn, 2003); f) Algunos CFs como los estrógenos, las hormonas sexuales más comúnmente encontradas en el ambiente, y la carbamazepina son considerados disruptores endocrinos, ya que son capaces de alterar el equilibrio hormonal en el sistema endocrino (Sanderson et al., 2004).
La presencia de CFs en aguas residuales y sus potenciales efectos ecotoxicológicos son temas de actualidad y relevancia mundial, es por ello, que este trabajo tienen como objetivo presentar una revisión del desarrollo investigativo de los últimos quince años acerca de la presencia de CF pertenecientes a medicamentos de consumo humano en aguas residuales y sus eficiencias de remoción en plantas de tratamiento en el ámbito mundial, con la finalidad de alertar a las instituciones de control sanitario y ambiental en Venezuela para promover y financiar un programa de monitoreo ambiental en nuestro país.
METODOLOGÍA DE LA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
La revisión bibliográfica se realizó a través de búsqueda en la página web de la Dirección General de Biblioteca Central Universidad de Carabobo (http://www.bc.uc.edu.ve/; EBSCOhost Bases de Datos Académicas (GreenFILE:) en fecha 19 de marzo, 2014. Esta base de datos cuenta con una colección de títulos de fuentes académicas, gubernamentales y de interés general sobre ambiente, calentamiento global, ecología, polución, agricultura sustentable, energía renovable, reciclaje, entre otros, y provee índice y resúmenes de más de 384.000 registros.
Los términos de búsqueda se fijaron según los objetivos de la investigación utilizando el siguiente criterio: pharmaceutical OR PPCP OR PhAC AND (wastewater treatment OR removal) AND (fate OR occurrence) AND (effluent OR affluent) y se fijó un rango de tiempo entre 1999 y 2014. Esta búsqueda inicial arrojó 4730 trabajos, la cual posteriormente fue refinada a fin de conocer los estudios publicados en dos materias: contaminación de aguas y plantas de tratamiento de aguas residuales, con lo cual se llegó a 456 registros. Posteriormente se seleccionaron publicaciones académicas arbitradas relacionadas con el ambiente, excluyendo de esta manera estudios farmacológicos o toxicológicos aplicados al campo de la medicina. Esto llevó a una selección final de artículos científicos de los cuales se estudiaron sólo aquellos que reunieran los siguientes datos:
a) Detalles técnicos y operacionales de la planta de tratamiento de aguas residuales (PTARs) tales como tipo de afluente (residencial, industrial, hospitalarios o mezclas), capacidad de diseño (población equivalente, tiempo de retención hidráulica y de lodos), y tipo de tratamiento (primario, secundario y terciario). En este último aspecto, se seleccionaron los trabajos con algún tipo de tratamientos primarios de acción física (sedimentación-flotación) o acción físico-química (coagulación-floculación), seguidos de tratamientos secundarios basados en procesos de lodos activados (PLA), donde ocurre la oxidación de la materia orgánica por la acción de microorganismos.
b) Reporte de la eficiencia de la remoción (% R) en fase acuosa, o en su defecto las concentraciones medidas en el afluente (CAfluente) y efluente (CEfluente) de muestras compuestas con al menos dos réplicas, que permitan así la determinación de R promedio utilizando la ecuación 1. Se excluyeron los valores de R negativos (en este caso se colocó el valor de cero remoción) y no se consideraron estudios a nivel de planta piloto ni experimentos de laboratorio.
ANÁLISIS DE LA REVISIÓN
Compuestos farmacéuticos de mayor relevancia ambiental
Los grupos farmacológicos más investigados en PTRAs en base a la data consultada son: los Análgésicos y Anti-Inflamatorios No Esteroides (AINEs) y los antibióticos, seguidos por los betabloqueadores y antiepilépticos, los cuales representan aproximadamente el 80% de la frecuencia de estudio (Fig. 2). Los AINEs son altamente prescritos en Europa (Simó, 2012) siendo su continua descarga al ambiente la principal razón por la cual la comunidad científica ha centrado sus esfuerzos en la detección de estos CFs en aguas residuales. Por su parte, los cincos CFs más analizados son la carbamazepina, diclofenaco, ibuprofeno, sulfametoxolazol y naproxeno. Reviste especial atención la carbamazepina que presenta el mayor número de estudios a pesar de que es el único CF reportado dentro del grupo farmacológico de los antiepilépticos, el cual presenta características recalcitrantes y ecotoxicológicas que ha despertado el interés científico (Zhang et al., 2008; Santos et al., 2010).
Concentraciones de CFs en el afluente y efluente de PTARs
La base de datos recopilada presenta estudios realizados en América (Estados Unidos, Canadá y Brasil), en Europa (España, Grecia, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Suiza, Suecia, Irlanda, Finlandia, Polonia, Holanda, Austria y Croacia), en Asia (China, Japón y Corea) y Australia con frecuencias de detección superior 80 % para la mayoría de los compuestos, tanto en el afluente como en el efluente. La concentración media de los CFs se presenta en la Tabla I con su respectivo porcentaje de coeficiente de variación, el cual está entre 50 y 200 %, debido al gran número y variedad PTARs consideradas en los trabajos reportados, en cuanto a equipos y condiciones de operación, y que además procesan mezclas de aguas residuales de origen doméstico, hospitalario e industrial.
Por otra parte, hay que considerar las distintas técnicas de análisis empleadas en los estudios reportados tales como Cromatografía Líquida de Alta Resolución (HPLC con detector UV o fluorescencia), Cromatografía Líquida (LC) y Gaseosa (GC) acopladas a detectores selectivos de masa [filtros de masa de cuadrupolo (Q), trampa de iones (IT) y tiempo de vuelo (TOF)], las cuales presentan diferentes niveles de detección y cuantificación. También se reportaron estudios que emplean más de un analizador másico [tándem o MS/MS con triple cuadrupolo (QqQ) o cuadrupolo de tiempo de vuelo (Q-TOF)], que son muy utilizados para el estudio de analitos que se encuentran en matrices complejas a niveles de trazas, tal como los CFs en aguas residuales (Petrović et al., 2005).
Las variaciones encontradas en las concentraciones del afluente y el efluente se discuten según las clases terapéuticas. Los AINEs, constituye uno de los grupos farmacológicos de más alto consumo mundial y mayor automedicación, debido principalmente a que son comercializados sin prescripción médica, factor muy importante en la continua descarga de los mismos al ambiente. Los AINEs son los fármacos que presentan las concentraciones medias más altas, principalmente en el afluente de las PTARs donde destacan el acetaminofén (97μg/L) y el ibuprofeno (31μg/L). Aun cuando las concentraciones de estos CFs son marcadamente más bajas en el efluente, revisten especial atención el diclofenaco, ketoprofeno y naproxeno donde esta disminución no es tan pronunciada. En el caso específico del diclofenaco un estudio realizado por Lahti & Oikari (2011) revela que la concentración del diclofenaco no disminuye en ensayos de biotransformación bajo condiciones aeróbica y anaeróbica, lo explica su incompleta eliminación en PTARs.
Los antibióticos por su parte, se clasifican en varios grupos según su composición química, presentan una alta frecuencia de prescripción y muchos de ellos requieren de récipe médico para su venta. Los antibióticos tipo macrolidos (azitromicina, claritromicina y eritromicina) y las sulfonamidas (sulfametoxazol) son los antibióticos con mayor frecuencia de detección en aguas residuales con concentraciones medias menores de 1μg/L, tanto el afluente como el efluente, mostrando sin embargo una alta persistencia. El sulfametoxazol se administra frecuentemente en combinación con la trimetropina (diaminopirimidina) por lo que comúnmente se analizan juntas. La ofloxacina presenta las concentraciones más altas entre los antibióticos reportados, siendo más persistente en su paso por las PTARs en comparación con la otra fluoroquinolona (ciprofloxacina) que presenta una remoción media mayor al 75%.
Las concentraciones medias más bajas corresponden a las hormonas, debido posiblemente a la menor dosis del principio activo requerida en los tratamientos clínicos. Por otra parte, las hormonas presentaron los menores coeficientes de variación en el cálculo de las concentraciones promedios, lo cual hace inferir que su presencia en el ambiente es menos dependiente de las condiciones de operación de las PTARs. Los betabloqueadores y reguladores de lípidos presentan menores frecuencias de detección y se encuentran en pequeñas concentraciones (menores de 1μg/L), lo cual está en concordancia con su menor consumo en comparación con otros grupos farmacológicos como los AINEs (Simó, 2012). Es importante resaltar al antiepiléptico carbamazepina con una concentración media cercana a 1 μg/L y muy similares entre el afluente y el efluente, lo cual refleja su baja degradación en los procesos de tratamientos a los cuales es sometido en las PTARs. Finalmente, los agentes citostáticos son detectados principalmente en efluentes de hospitales, donde se aplican los tratamientos contra el cáncer.
Remoción de CFs en las PTARs
Los porcentajes de remoción medios de los CFs se muestran en la Fig. 3. En función a ello, los CFs se pueden dividir en cuatro grupos: a) Altos valores de remoción (%R > 80%) donde destacan los analgésico-antiflamatorios (ibuprofeno y acetaminofén) y las hormonas; b) Moderados valores de remoción (50 > %R <80) para los AINEs ketoprofeno y naproxeno, los antibióticos tipo azitromicina, ofloxacino y ciprofloxacino y el regulador de lípidos benzafibrato; c) Bajos valores de remoción (20 < %R < 50) para el antiflamatorio diclofenac o los antibióticos tipo claritromicina, trimetropina y sulfametoxazol, el regulador de lípidos gemfibrozil y los betabloqueadores metoprolol, propranolol y atenolol; d) Muy bajos valores de remoción (%R < 20) para el antiepiléptico carbamazepina y el antibiótico eritromicina.
El término remoción en los artículos reportados se refiere a la conversión del CF en otro compuesto diferente, y se calcula como una relación entre la cantidad disuelta en el afluente y efluente, sin tomar en cuenta los siguientes aspectos: a) Procesos de adsorción en lodos o sólidos suspendidos a través de fenómenos superficiales de interacción electrostática o de fuerzas de Van der Waals (interacciones hidrofóbicas); b) Transformación química o biológica en compuestos de menor tamaño molecular conocidos como productos de transformación ambiental y c) Volatilización (despreciable debido a las bajas presiones de vapor de los fármacos en general). Estos mecanismos de eliminación están altamente relacionados con la complejidad estructural de los CFs (y de allí su tendencia a la degradación) y con sus propiedades fisicoquímicas, ya que se tratan de moléculas orgánicas con grupos polares, con cierto grado de ionización dependiendo del pH del medio. Por otra parte, los procesos de adsorción en la materia orgánica se correlacionan con la solubilidad y el grado de repartición del fármaco entre la fase orgánica y el agua. Un estudio realizado por Suarez et al (2008) establecen que la disminución de la concentración del CF de la fase acuosa no proporciona información suficiente para concluir si la sustancia fue alterada estructuralmente o fue mineralizada. A través de un balance de masas reportaron que el diclofenaco presenta una baja biodegrabilidad, debido a la presencia de dos átomos de cloro en su estructura, y una mediana adsorción en lodos; el ibuprofeno muestra una alta biodegradabilidad pero una baja adsorción, mientras que la carbamazepina arroja baja biodegradabilidad y adsorción siendo considerado un compuesto recalcitrante que no se elimina en los procesos convencionales de PTRAs e incluso en tratamientos avanzados de bioreactores de membranas.
Por otra parte, Huggett et al. (2003) encontraron que el principal mecanismo de remoción de betabloqueadores en PTARs se debe a la biotransformación y Jelic et al. (2011) reportaron que la adsorción de reguladores de lípidos en el material particulado contribuye con un 20% al valor de remoción total. En cuanto a los antibióticos, debido a su limitada biodegradabilidad y propiedades de adsorción, el sulfametoxazol y trimetropina presentan baja remoción en PTARs convencionales. Los macrolidos (azitromicina yclaritromicina) exhiben una importante interacción hidrofóbica con los lodos activados, siendo este mecanismo de adsorción predominantes en las fluorquinolonas (ofloxacina y ciprofloxacina) (Karthikeyan et al., 2006).
En los organismos, los ingredientes activos sufren una serie de reacciones que transforman los fármacos liposolubles en sustancias más ionizadas y por lo tanto más hidrosolubles, características que hacen que el metabolismo sea un proceso fundamental, tanto para condicionar la actividad farmacológica del medicamento, como para favorecer su eliminación. Estas transformaciones se pueden resumir en dos fases: Fase I (reacción de degradación: oxido-reducción e hidrólisis) y Fase II (reacciones de conjugación, principalmente con el ácido glucurónico y otros compuestos endógenos del cuerpo) (Fig. 4).
Es por ello que en el afluente de las PTARs además de encontrarse CF excretado en forma inalterada, también pueden estar presentes los metabolitos y compuestos de conjugación formados. Tales compuestos de conjugación por la acción de ciertas enzimas y microorganismos presentes en las PTARs pueden llevar a cabo reacciones de hidrólisis que liberan la fracción del metabolito o ingrediente activo conjugado, originado un incremento en su concentración, lo cual ha sido detectado en varias plantas de tratamiento a nivel mundial, donde los niveles de ciertos fármacos es mayor en el efluente que en el afluente, arrojando porcentajes de remoción negativos. En esta revisión se encontraron valores de remoción negativos, particularmente con la carbamazepina (10 estudios), eritromicina, sulfametoxazol, diclofenaco y propranolol (con 4 estudios cada uno). En este sentido, Lacey et al. (2008) encontraron que el diclofenaco, sulfametoxazol y la carbamazepina no fueron detectados en el afluente de las tres PTRAs en estudio; sin embargo, si fueron cuantificados en las correspondientes muestras del efluente, lo cual fue atribuido a la presencia de estos fármacos en forma conjugada siendo posteriormente liberados con los tratamientos. Por otra parte, Vieno et al. (2007) reportaron que la carbamazepina no fue eliminada en ninguna de las doce de PTRAs analizadas, aumentado su concentración con los tratamientos aplicados. Según Jjiembra (2008), sólo el 15% de la dosis suministrada del diclofenaco y sulfametoxazol y 2% de la carbamezepina, es excretada sin cambios y el resto en forma de metabolitos y compuestos conjugados.
CONCLUSIONES y PERSPECTIVA A NIVEL NACIONAL
Los resultados de la revisión permiten inferir que muchos fármacos son persistentes en el ambiente (carbamazepina, eritromicina, metoprolol, propranolol, atenolol, diclofenac, trimetropina con eficiencias de remoción < 40%), siendo resistentes a los procesos convencionales de regeneración de aguas residuales, distribuyendo entre la fracción disuelta y los sólidos presentes, lo cual dependerá de las propiedades fisicoquímicas de cada fármaco. Muchas PTARs a nivel mundial han considerado nuevas estrategias de tratamiento tales como la modificación de las condiciones de funcionamiento (tiempo de retención de sólidos, temperatura), la implementación de las nuevas tecnologías (reactores de biomembrana) y la instalación de unidades de post-tratamiento avanzadas (ozonólisis, procesos de oxidación avanzada, filtración con membranas y adsorción con carbón activado) como una opción para la remoción de estos microcontaminantes.
En comparación con otros tipos de contaminantes, cuyos riesgos están bien establecidos, la mayoría de los CE están poco estudiados y para ellos no se han establecidos normativas relacionadas con niveles máximos permisibles que sirvan como criterios de calidad ambiental. Es por ello pertinente ampliar las investigaciones especialmente sobre técnicas de detección, transporte y transformación en el ambiente, toxicidad de los CFs y sus metabolitos, así como valoración de riesgos ambientales. La liberación de CFs y los metabolitos no degradados al ambiente puede provenir del efluente final de la PTRAs, los cuales son vertidos a los cuerpos de agua o descargados directamente al suelo mediante técnicas de reutilización de los recursos hídricos, o a través del uso de lodos de PTRAs de origen doméstico como fertilizantes. En este sentido, se han detectado CFs en aguas subterráneas de sitios irrigados con efluentes residuales (Oppel et al., 2004) y en suelos que han utilizado biosólidos como enmiendas orgánicas (Barron et al., 2010).
La preocupación creciente sobre los posibles riesgos ambientales de los medicamentos de uso humano o veterinario ha conducido en los países desarrollados al establecimiento de legislaciones que incluyen la evaluación de riesgos ambientales de los ingredientes activos como complemento a las evaluaciones de efectos secundarios al paciente. En analogía a las prácticas de farmacovigilancia, se establece el concepto de farmaecovigilancia para extender las preocupaciones sobre los efectos adversos de los fármacos a poblaciones no objetivo presentes en el ambiente. En este sentido, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, a través de su oficina de Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, 1998) estableció un procedimiento de valoración ambiental como parte de los requerimientos aprobatorios de ciertas drogas y productos biológicos. Más recientemente, la Agencia de Medicina Europea (EMEA, 2006) presentó una metodología de evaluación de riesgo ambiental a los nuevos medicamentos de cumplimiento obligatorio por parte de las compañías farmacéuticas a fin de obtener la autorización de comercialización en el mercado europeo.
Los productos farmacéuticos de consumo humano son usados en grandes volúmenes a nivel nacional. Según la Cámara Venezolana del Medicamento (Caveme), para el año 2010 el mercado farmacéutico creció un 6% con 450 millones de unidades vendidas, lo cual representó un consumo per capita de 19, comparado con el consumo promedio de 9 de los cuatros principales mercados de la región (Brasil, México, Argentina y Colombia). Sin embargo para el año 2012, hubo un incremento del 9% con 550 millones de unidades, lo cual constituye una elevación del consumo per capita a 21 (Deniz, 2013). En cuanto a los grupos farmacológicos de mayor consumo, un estudio realizado por Correia y Marcano (2014) en el Municipio Valencia del Estado Carabobo, revela que los AINEs presentan mayor frecuencia de uso, seguido por los antibióticos y betabloqueadores. Con el aumento en el consumo de estos fármacos, surge la preocupación sobre el destino y los potenciales efectos ambientales de estas sustancias en Venezuela, sobre todo cuando ya algunos CFs, pertenecientes a estos grupos farmacológicos, han sido detectado en diferentes compartimientos ambientales a nivel mundial, no sólo en aguas residuales como se presentó en esta revisión, sino también en aguas superficiales (Bendz et al., 2005), aguas subterráneas (Schwarzbauer et al., 2002), agua de mar (Weigel et al., 2002) y agua potable tratada (Benotti et al., 2009), sólo para referenciar algunos de los muchos estudios reportados, los cuales han venido en constante incremento desde el año 2000.
Según un estudio realizado por la Alcaldía de Valencia (2008), las plantas de tratamiento de aguas residuales La Mariposa y los Guayos ubicadas en el estado Carabobo, requieren de rehabilitación y mantenimiento de sus equipos, presentando la primera un déficit de tratamiento de un 50%, originado por un aumento de la población que ha incrementado los caudales superando su capacidad de diseño, mientras que en los Guayos el déficit es aún mayor. Todo esto origina contaminación de los cuerpos de aguas debido a la descarga de aguas residuales sin tratamiento alguno, por lo que el informe establece propuestas de rehabilitación y ampliación, que según reporte de prensa publicados en periódicos de circulación local aún no se han realizado. Aunado a la poca capacidad de tratamiento de estas plantas, existe una insuficiencia en las redes de recolección de las aguas servidas, ya que el 14% de la población del estado Carabobo no cuenta con sistemas de recolección de este tipo de aguas (Hidrocentro, 2012), originando contaminación ambiental por descargas directas en los cauces naturales (ríos, quebradas y caños).
Con esta realidad planteada, y tomando en cuenta que estudios a nivel mundial evidenciaron la presencia de CFs en efluentes de plantas de tratamientos completamente operativas y con sus respectivos controles, se presume que las aguas residuales del estado Carabobo, y del país, contienen compuestos farmacéuticos cuya concentración va a depender de las características propias del fármaco (solubilidad, constante de ionización Ka, constante de partición octanol/agua KOW, biodegradabilidad), su consumo (frecuencia de administración, automedicación, cambio en la receta médica), procesos fisiológicos (porcentaje de excreción, características del paciente) y la eficiencia de remoción en las plantas de tratamiento. Esta valoración ambiental de fármacos no se ha realizado en Venezuela y la realización de esta revisión permitió elaborar un listado de CFs de interés ambiental que sirve de base para el establecimiento de un plan de muestreo que se encuentra en curso.
Conflicto de intereses
Los autores manifiestan que no hubo conflicto de intereses con persona o institución alguna en ninguna de las etapas de ejecución de este trabajo.
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