INTRODUCCIÓN
La evaluación de los estudiantes en el contexto de la educación universitaria juega un papel crucial en el proceso educativo. Tradicionalmente, la evaluación se ha centrado en exámenes escritos que miden principalmente el conocimiento teórico y la capacidad de respuesta a preguntas específicas. Sin embargo, este enfoque ha sido objeto de críticas debido a su falta de representatividad de las habilidades y competencias necesarias en el mundo actual. Al respecto, (Alfaro & Badilla, 2009) expresan que:
Con el afán de mejorar dicho proceso, los docentes han externado una serie de críticas, las cuales, requieren atención. Dichas críticas están asociadas con la estructura del instrumento que se ha venido utilizando, su contenido, con la forma en que se aplica en las aulas y la necesidad de implementar un proceso de realimentación, a partir de los resultados. (p. 42)
Para lograr dicha retroalimentación, vale destacar que en los últimos años, ha surgido un creciente interés en enfoques alternativos de evaluación que buscan medir, de manera más precisa y completa, el aprendizaje de los estudiantes. Estos enfoques alternativos se basan en la evaluación de habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la colaboración, la comunicación efectiva y la creatividad. De acuerdo con (Vizuela, Herrera, y Castro, 2022, p. 523) “…los planes y programas de estudio deben atender las necesidades de actualización y desarrollo humanístico, científico, tecnológico y social, del conocimiento en sus distintos ámbitos.
De este modo, se persigue pasar de un sistema evaluativo tradicional sustentado principalmente en el producto y lo sumativo, hacia una perspectiva centrada en el proceso y lo formativo; por tanto, se busca evaluar el desempeño de los estudiantes en situaciones prácticas y relevantes para su futura vida profesional. En función de ello, es de suma importancia tomar en cuenta la opinión tanto de los docentes como de los aprendices, tal como lo exponen (Hortigüela, Pérez y Abella, 2015, p. 45): “El feedback con el profesorado, además de ser un rasgo característico de la evaluación formativa, es uno de los aspectos que valora el alumnado más favorablemente, constituyéndose como uno de los factores asociados a la motivación en la asignatura”.
Por consiguiente, se precisa superar las limitaciones de la evaluación tradicional conductista, para dar lugar a un proceso de evaluación interactiva fundada en actividades variadas y retroalimentadas de forma horizontal, donde el criterio del estudiante ejerce gran valor. De acuerdo con (Mejía, 2012, p. 41): “…lo conveniente indica hacer primeramente una valoración descriptiva, sistemática y meticulosa del complejo escolar del alumno en su realidad ontológica educativa, a partir de su desarrollo integral en consideración de sus facultades cognitivas, afectivas, axiológicas y volitivas. De esta manera, las características de dicho estudiante constituirán el cimiento de una evaluación integral y óptima fundada en su desempeño. Por su parte, (Serrano, 2002) agrega que:
Esto implica formularse permanentemente preguntas: cómo están aprendiendo los estudiantes, cuáles son sus progresos, cuáles son los indicios de esos avances, qué dificultades están confrontando y cuáles son sus causas. Sólo así se podrán introducir correcciones, planificar y realizar en conjunto acciones alternativas de ayuda y orientación, a fin de permitirles a los estudiantes tomar conciencia de sus potencialidades y debilidades y planificar su actuación para abordar los retos de apropiación y construcción del conocimiento y el desarrollo de las competencias que en esa área y etapa debe alcanzar. (p. 250)
Tomando como base lo anterior, la evaluación alternativa ofrece múltiples opciones para evaluar el aprendizaje de los estudiantes, incluyendo proyectos, presentaciones, trabajos de investigación, evaluaciones por pares y otras formas de evaluación auténtica. Estas metodologías permiten a los estudiantes aplicar sus conocimientos, desarrollar habilidades transferibles y demostrar su capacidad para resolver problemas del mundo real. En tal sentido, los aprendices pueden ajustarse a los cambios, ya que estarán preparados para dominar los desafíos del día a día, específicamente, los relacionados con las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). En este particular, (Díaz, 2018) manifiesta lo siguiente:
Los cambios tecnológicos que se viven hoy y la manera como se presenta y transmite la información, hacen que la forma en que las personas realizan sus actividades haya cambiado. En este contexto surge el interés del Estado por resguardar la propiedad intelectual a través de la implementación de diversas políticas públicas en articulación con organismos supranacionales. (p. 88)
Por ende, la educación de hoy en día supone un trabajo mancomunado que va desde las políticas gubernamentales hasta las políticas educativas institucionales, cuyos enfoques están fundamentados en el progreso pedagógico evaluativo ajustado a las transformaciones tecnológicas, políticas, sociales, culturales, entre otras, a fin de ir a la par con los cambios suscitados en la realidad. Tal como acá se ha expuesto, la evaluación de los estudiantes es una parte integral de la educación universitaria, ya que proporciona retroalimentación sobre su aprendizaje y determina su progreso académico. (Torres & Torres, 2007) alegan que:
El proceso de aprendizaje, dado su carácter de complejidad para lograrlo, amerita, en primer lugar, de un docente que entienda que cada participante encierra un mundo de expectativas cada vez que ingresa al salón de clases y que ese sujeto trae consigo experiencias previas que va a reafirmar o a modificar en cada situación de aprendizaje y que a su vez, trae también algunas carencias que es conveniente conocer para subsanar. (p. 38)
Para atender a estas carencias, se acude a la evaluación, con el objeto de conocer las debilidades que el estudiante requiere tratar y superar. Por este motivo, la evaluación de los estudiantes y, en este caso, en el ámbito de la educación universitaria, desempeña un papel fundamental en la medición de sus aprendizajes, por cuanto se asume como un proceso de valoración de sus rendimientos y avances académicos.
Durante décadas, la evaluación tradicional basada en exámenes escritos ha sido ampliamente utilizada como el método principal para evaluar el conocimiento y las habilidades de los estudiantes, debido a que las políticas educativas y realidades institucionales han impedido la aplicación de una evaluación integral y óptima. (Ahumada, 2005) afirma que:
Para llevar a cabo una propuesta evaluativa auténtica o alternativa diferente a la centrada en procedimientos de prueba, debemos partir considerando que gran parte de los nuevos planteamientos que esta encierra hoy no se cumple o son ignorados, porque las normas administrativas (reglamentos) y condiciones laborales, (horario y cantidad de alumnos) que actualmente rigen los sistemas educativos no lo permiten o desfavorecen su realización. (p. 15)
Sin embargo, en los últimos años ha surgido un creciente interés en enfoques alternativos de evaluación que buscan medir el aprendizaje de manera más holística e inclusiva. Para (Beltrán, Ramírez, García, 2017):
Los constantes cambios que se han originado en la sociedad y en la manera en la que los sujetos se relacionan con la información demandan que el contexto educativo se adapte a las necesidades formativas que requieren los estudiantes y profesionistas contemporáneos. (p. 148)
La evaluación alternativa se centra en la medición de una amplia gama de habilidades y competencias, más allá de la mera memorización de conceptos. Este enfoque busca evaluar el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad, la comunicación efectiva y otras habilidades relevantes para el mundo laboral actual. Debido a su enfoque dinámico, (Canales, 2007) considera que:
En estos términos, parece apropiado continuar la búsqueda de alternativas de evaluación acordes a los contextos y niveles escolares, preocupadas por la mejora del aprendizaje, receptivas a los aprendizajes emergentes y utilizando los métodos y técnicas más apropiados para alentar el deseo de aprender. (p. 45)
En este contexto, la evaluación alternativa, tal como se especificó anteriormente, propone incluir investigaciones, debates, evaluaciones por pares y otras formas de valoración que permiten a los estudiantes demostrar su comprensión y aplicar sus conocimientos en situaciones prácticas. Uno de los aspectos primordiales aquí mencionados lo constituye el desarrollo de competencias investigativas en los estudiantes universitarios, puesto que supone un enfoque central en la formación de futuros profesionales y en la evaluación de su desempeño académico, constituyendo un medio para la valoración del aprendizaje adquirido a lo largo de sus estudios. (Castro, 2023) establece lo siguiente respecto a las competencias investigativas:
Formar competencias investigativas en estudiantes es producto de la investigación formativa como estrategia didáctica; la valoración de tal formación a través de listas de cotejo, rúbricas e instrumentos de medición son parte del proceso de evaluación de la Educación Superior. (p. 7)
Por otro lado, (Ceballos & Tobón, 2019) contextualizan estas competencias como proceso formativo y social que sirven de base a futuros estudios sustentados en una realidad específica, en consecuencia, los autores las definen de la siguiente forma:
Fundamentando desde la socioformación, las competencias investigativas son aquellas capacidades que se desarrollan en la propia acción de construir y transmitir conocimientos como una meta a la resolución de un problema específico y concreto, cuya solución requiere de un fundamento teórico, así como una metodología adecuada como base a futuras investigaciones. (p. 8)
Tales investigaciones conducen a la generación de ideas novedosas que incentivan el diálogo, la dialéctica y el consenso y, a su vez, contribuyen a seleccionar lo más apropiado al proceso de aprendizaje de los estudiantes para tomar decisiones acertadas. (Garza, 2004) expresa que: “Normalmente, la evaluación educativa supone la existencia de acuerdos comunes: juicios previos consensuados, sobre lo que es bueno o conveniente para todos como propósito de las acciones educativas”. (p. 808)
De esta manera, a medida que evoluciona el panorama educativo, es esencial examinar críticamente los métodos de evaluación utilizados en las instituciones universitarias. La evaluación tradicional, si bien tiene sus méritos, puede tener limitaciones en la medida en que no captura plenamente el potencial y las habilidades de los estudiantes. Por lo tanto, es importante explorar enfoques alternativos de evaluación y considerar su efectividad en el contexto de la educación universitaria. (González, 2003) señala lo siguiente con respecto a este tipo de evaluación que considera los exámenes como el centro de la valoración estudiantil:
…El tema del diseño de exámenes para evaluar el aprendizaje logrado por los alumnos merece más atención por parte de los profesores. Es importante que cualquiera que sea el tipo de examen se diseñen preguntas o problemas que evalúen los distintos niveles taxonómicos... (p. 26)
Por consiguiente, la evaluación se debe enfocar, no sólo en el nivel cognitivo, sino también el nivel actitudinal, afectivo y procedimental. (López & Rodríguez, 2003, p. 67) proponen: “reflexionar sobre la necesidad de explorar estas formas de evaluación en contextos negociados por los participantes”.
Ante este panorama, surge la necesidad de investigar y comparar la efectividad de la evaluación alternativa en relación con la evaluación tradicional en el contexto de la educación universitaria, tomando como base las siguientes interrogantes: ¿Cuál es el impacto de la evaluación alternativa en el rendimiento académico de los estudiantes? ¿Cómo afecta su motivación y compromiso con el aprendizaje? ¿Cómo contribuye al desarrollo de habilidades esenciales para el éxito en el mundo laboral?
El objetivo de esta investigación es comparar la evaluación alternativa y la evaluación tradicional en el contexto de la educación universitaria. Se busca examinar si la evaluación alternativa puede ofrecer beneficios adicionales en términos de rendimiento académico, motivación, desarrollo de habilidades y satisfacción de estudiantes y profesores. Asimismo, se pretende identificar los desafíos asociados con la implementación de la evaluación alternativa y explorar cómo estos desafíos pueden superarse.
Mediante el análisis de los resultados obtenidos, se espera aportar evidencia relevante para informar a las instituciones educativas sobre la efectividad de la evaluación alternativa y su posible integración en los sistemas de evaluación existentes. Esto puede tener implicaciones significativas para el diseño de programas educativos más efectivos y adaptados a las necesidades de los estudiantes, preparándolos mejor para los desafíos del mundo laboral y fomentando un enfoque más completo y significativo hacia el aprendizaje. En este sentido, se pretende la promoción de una educación universitaria que no solo se centre en la adquisición de conocimientos teóricos, sino que también desarrolle habilidades transferibles y competencias relevantes para el mundo laboral.
MÉTODO
Se utilizó un diseño cuasiexperimental. Para llevarlo a cabo, se formaron dos grupos de 20 estudiantes universitarios cada uno pertenecientes a la Universidad Nacional de Piura, divididos en dos cohortes: un grupo control sometido a la evaluación tradicional y un grupo experimental sometido a la evaluación alternativa. La evaluación tradicional incluyó exámenes escritos y pruebas estandarizadas, mientras que la evaluación alternativa se basó en una combinación de proyectos, presentaciones, debates y evaluaciones por pares. Se recopiló información cuantitativa y cualitativa para establecer las comparaciones entre los grupos. Además, se realizaron entrevistas y encuestas a profesores y estudiantes para obtener una visión más profunda de sus experiencias con ambos enfoques de evaluación.
RESULTADOS
Los resultados de la investigación indican que la evaluación alternativa en el contexto de la educación universitaria muestra ventajas significativas en comparación con la evaluación tradicional. A continuación, se presentan los principales hallazgos relacionados con el rendimiento académico, la motivación y el compromiso, el desarrollo de habilidades, la satisfacción con la evaluación y la percepción estudiantil en cuanto a los desafíos enfrentados en la implementación de la evaluación alternativa.
Los gráficos previamente presentados muestran cómo el grupo experimental obtuvo mejor rendimiento que el grupo control, puesto que el grupo control en el pre- test se mantuvo en la escala excelente en un 15%, mientras que el grupo experimental mejoró la excelencia de un 10% a un 70% en el post- test. Con respecto a la escala buena, el grupo control pasó de una mejora de 15% a 20%, mientras que el experimental se superó de 15% a 30%. En relación a las escalas regular, deficiente y muy deficiente fue totalmente superada por el grupo experimental, pero el grupo control aún se mantuvo en un 35%, 15% y 15%. En síntesis, se puede afirmar que los estudiantes sometidos a la evaluación alternativa obtuvieron mejor rendimiento académico en comparación con aquellos que fueron evaluados mediante la evaluación tradicional. Esto sugiere que la evaluación alternativa puede promover un mejor desempeño en los estudiantes universitarios.
Los estudiantes que experimentaron la evaluación alternativa mostraron niveles más altos de motivación y compromiso con el aprendizaje, manteniéndose en las escalas muy alta (60%) y alta (40%); por su parte, el grupo control, conformado por lo estudiantes de la evaluación tradicional, se mantuvo en las escalas muy alta en un 10%, alta en un 10%, media en un 25%, baja en un 35% y muy baja en un 20%. La posibilidad de participar activamente en proyectos, presentaciones y debates pareció aumentar el interés y entusiasmo de los integrantes del grupo experimental por el aprendizaje.
El gráfico 3 señala que el grupo control de la evaluación tradicional mostró mayor desarrollo en la habilidad cognitiva en un 70% y menor alcance en la habilidad actitudinal en un 10%, en la afectiva en un 10% y en la habilidad procedimental en un 10%. Por otro lado, la evaluación alternativa se asoció con un mayor desarrollo equilibrado de habilidades en los estudiantes universitarios del grupo experimental, apreciándose un 25% para cada habilidad. Se observó un aumento en la creatividad, las habilidades de comunicación y el pensamiento crítico en el grupo de evaluación alternativa en comparación con el grupo de evaluación tradicional. Estas habilidades son consideradas fundamentales para el éxito en el entorno laboral actual.
Tanto los profesores en las encuestas y entrevistas como los estudiantes demostraron una mayor satisfacción con la evaluación alternativa en un 100% en comparación con la evaluación tradicional del grupo control, donde se precisó un 75% de insatisfacción sobre un 25% de satisfacción. Los profesores también destacaron que la evaluación alternativa les permitió evaluar de manera más integral el desempeño de los estudiantes, teniendo en cuenta diferentes aspectos del aprendizaje. Los estudiantes, por su parte, apreciaron la oportunidad de demostrar sus conocimientos y habilidades de formas más diversas y significativas.
Desafíos en la implementación de la evaluación alternativa | |||
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Necesidad de tiempo adicional para evaluar proyectos y presentaciones. | Necesidad de establecer criterios de evaluación claros y objetivos. | Al principio, se notó cierto desinterés por la evaluación alternativa. | Necesidad de integración para el trabajo en equipo. |
Fuente: Resultados de los desafíos enfrentados en la evaluación alternativa.
Aunque la evaluación alternativa mostró beneficios, surgieron algunos desafíos en su implementación. Por medio de las encuestas y entrevistas, se identificaron dificultades relacionadas con la necesidad de tiempo adicional para evaluar proyectos y presentaciones, así como la necesidad de establecer criterios de evaluación claros y objetivos. De igual modo, al inicio, se notó cierto desinterés por la evaluación alternativa que fue luego superada mediante la intervención pedagógica; asimismo, se evidenció la necesidad de integración para el trabajo en equipo en función del alcance óptimo de los objetivos académicos propuestos. Estos desafíos deben abordarse para asegurar una implementación exitosa de la evaluación alternativa.
En resumen, los resultados tanto en los datos estadísticos como en las entrevistas y encuestas, respaldan la efectividad de la evaluación alternativa en el contexto de la educación universitaria. Esta forma de evaluación muestra ventajas en términos de rendimiento académico, motivación, desarrollo de habilidades y satisfacción tanto para profesores como para estudiantes. Sin embargo, se requiere una planificación cuidadosa y la superación de desafíos para implementarla de manera efectiva en los entornos educativos.
CONCLUSIONES
Los estudiantes del grupo de la evaluación alternativa mostraron un mayor nivel de creatividad, habilidades de comunicación y pensamiento crítico en comparación con el grupo de evaluación tradicional. Además, tanto profesores como estudiantes demostraron mayor satisfacción con la evaluación alternativa, destacando su capacidad para evaluar de manera más integral las habilidades y conocimientos adquiridos durante el curso. Sin embargo, algunos desafíos surgieron en la implementación de la evaluación alternativa, como la necesidad de tiempo adicional para la evaluación y la dificultad de establecer criterios de evaluación claros, cierto desinterés por la evaluación alternativa que fue luego superada mediante la intervención pedagógica y la necesidad de integración para el trabajo en equipo en pro del alcance óptimo de los objetivos propuestos.
Estos hallazgos reafirman que la evaluación alternativa puede complementar o incluso reemplazar en ciertos contextos a la evaluación tradicional en la educación universitaria. Se necesita más investigación y exploración de diferentes enfoques de evaluación alternativa para comprender mejor sus beneficios y desafíos, y cómo pueden adaptarse a diferentes disciplinas y contextos educativos.