Con apenas 19 años y después de haber recibido con honores el grado de licenciada en nutrición y alimentos, dejó su ciudad natal Manila (Filipinas) para hacer un internado de dietética en el Hospital del Condado de Weschester en Nueva York y una maestría en nutrición y ciencias de los alimentos en la prestigiosa Universidad de Cornell en Estados Unidos, a donde años más tarde regresaría para hacerse Doctora en Nutrición Comunitaria y Nutrición Internacional. Quienes tuvimos el privilegio de tenerla cerca, compartimos con Paulina su alegría y optimismo. Siempre preocupada por fomentar el pensamiento científico crítico en lo profesional entre sus estudiantes y colegas, a quienes nos estimuló como amiga y como investigadora destacada. Enfocó su investigación en el área de la seguridad alimentaria, el consumo de alimentos y los factores determinantes del estado nutricional del venezolano. Fue tutora o jurado de tesis de más de 20 estudiantes de postgrado, en quienes sembró el amor a la ciencia alimentaria y nutricional y la capacidad crítica. Durante algún tiempo trabajó también en Colombia, como profesora en la Universidad Nacional y la Universidad Javeriana.

La vida la trajo a Venezuela, donde Paulina se hizo ciudadana de Caracas, ciudad donde hizo vida familiar y continuó su labor académica, administrativa y de activa extensión universitaria por más de 25 años ininterrumpidos en la Universidad Simón Bolívar. Allí fue honrada con la Orden 18 de Julio, Primera Clase, en 1997. Supo compartir sus conocimientos como consultora para organizaciones internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en Panamá; para la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Roma, Tailandia e Indonesia; y para la Oficina Panamericana de la Salud (OPS). Su dedicación fue premiada con reconocimientos como el Premio Miguel Layrisse, categoría Investigadores en 2002, otorgado por la Alianza por la Mejor Nutrición UNICEF/INN/IVIC/P&G/ FUNDACREDESA/Fundación Bengoa; e igualmente con el Premio Nacional de Nutrición, en el área de Nutrición en Salud Pública por el Instituto Nacional de Nutrición, en Venezuela.

Fue productiva en su pensamiento intelectual y deja a la ciencia más de 30 publicaciones científicas arbitradas e importantes libros de referencia como «Venezuela Desnutrida hacia el Año 2000» (publicado en 1983), «El Consumo de Alimentos en Venezuela (1940-1987)» (1993) y «Acceso y Disponibilidad Alimentaria Familiar: Validación de Instrumentos para su Medición» (2000). Fue miembro de la Comisión Permanente de Metas Nutricionales y de las guías alimentarias para Venezuela, del Comité de Ética del Centro de Atención Nutricional Infantil de Antímano (CANIA), de la Junta Directiva de Fundación Venezolana para el Estudio de Salud Infantil (FUVESIN) y de la Fundación Bengoa. Perteneció al comité editorial de reconocidas revistas científicas, incluyendo Agroalimentaria, Anales Venezolanos de Nutrición, Archivos Latinoamericanos de Nutrición y Desarrollo Rural.

En el ambito personal supo balancear sus prioridades en la vida. Mujer integral y elegante; madre ejemplar, excelente amiga y solidaria compañera. Paulina era una gran anfitriona y gourmande, quizás por sus habilidades culinarias, con las que nos introdujo a la cocina filipina y a numerosos ingredientes orientales con aromas y sabores foráneos.

Caracterizada por su elevada sensibilidad social, mantuvo sus ideales de trabajar por los más desprotegidos y para quienes fueron sus compañeros de terapia en la lucha por la vida. Damos fe de su inmenso amor maternal. Paulina siempre fue dedicada a la protección física y formación moral de sus tres hijos: Paula, Marco y Juan Pablo, hoy día profesionales comprometidos con elevados valores morales, académicos y espirituales. Por siempre, sus nietas Andrea y Sofía serán las luces de su vida.

Venezuela y el Mar Caribe la acogieron como propia hasta sus últimos días y en nosotros, sus amigos, estudiantes y colegas, deja el legado de una mujer disciplinada y luchadora. Nos queda la dicha de haber podido tenerla en nuestras vidas y el sentimiento resignado de haberla acompañado, aunque el tiempo haya sido infinitamente escaso. En nuestros corazones vivirá por siempre.

Jennifer Bernal, Marisa Guerra, Juan Pablo Pena-Rosas

(Universidad Simón Bolívar; Venezuela e-mail: jbernal@usb.ve ).

(Universidad Simón Bolívar; Venezuela e-mail: mguerra@usb.ve )

 (Organización Mundial de la Salud; Venezuela e-mail: penarosasj@who.int)