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Archivos Latinoamericanos de Nutrición
versão impressa ISSN 0004-0622versão On-line ISSN 2309-5806
ALAN v.61 n.ç Caracas jan. 2011
Asociación de impacto entre factores socioculturales, insatisfacción corporal, e índice de masa corporal en estudiantes universitarios de Hidalgo, México
Jessica Zaragoza Cortes, Teresita de Jesús Saucedo-Molina, Trinidad Lorena Fernández Cortés
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Pachuca de Soto, Hidalgo, México
Recibido: 28/06/2010
Aceptado: 11/02/2011
RESUMEN
Asociación de impacto entre factores socioculturales, insatisfacción corporal, e índice de masa corporal en estudiantes universitarios de Hidalgo, México
Después de identificar la presencia de factores de riesgo asociados a la predicción y prevención de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), en estudiantes, hombres y mujeres, de una universidad del sector privado de Pachuca, Hidalgo; el propósito de este estudio consistió en reafirmar las siguientes hipótesis: 1) La insatisfacción con la imagen corporal, guarda estrecha relación tanto con la influencia de factores socioculturales como con el Índice de Masa Corporal (IMC); 2) Las mujeres participantes, reportan más insatisfacción con la imagen corporal, e indican mayor influencia de factores socioculturales que los hombres. Se llevó a cabo un estudio transversal, descriptivo y de asociación en una muestra a conveniencia de 490 estudiantes universitarios (57% mujeres y 43% hombres), de 16 a 30 años de edad(X=19.63, DE=± 2.11), a quienes se les aplicó un cuestionario multidimensional que mide factores socioculturales e imagen corporal. Cada sujeto fue pesado y medido para obtener su IMC. A partir de las medidas de asociación de impacto obtenidas mediante Razón de Momios, los resultados arrojaron asociaciones significativas (p<0.05) entre IMC elevado e insatisfacción con la imagen corporal. Se encontraron asociaciones significativas (p<0.05) entre insatisfacción con la imagen corporal y factores socioculturales (malestar con la imagen corporal, influencia de la publicidad, y de mensajes verbales), y entre el IMC y estos últimos, en donde los varones registraron mayor riesgo. Los hallazgos sugieren que la insatisfacción corporal en mujeres, y el sobrepeso en varones fungen como agentes claves para el impacto de los factores socioculturales en la muestra investigada.
Palabras clave: Factores de riesgo, trastornos alimentarios, insatisfacción con la imagen corporal, estudiantes universitarios, México.
SUMMARY
Odds ratio between sociocultural factors, body dissatisfaction, and body mass index in university students of Hidalgo, Mexico
After to identify risky factors involved in the prediction and prevention of eating disorders (ED), in a sample of university males and females students from an urban setting in Hidalgo, Mexico; the main purpose of this paper was to reaffirm the following assumptions: 1) Dissatisfaction with body shape is closely related to both, the influence of sociocultural factors as Body Mass Index (BMI); 2) The participating women reported more dissatisfaction with body shape, indicating greater influence of sociocultural factors than men.Transversal, descriptive and association field research was carried out in a sample of 490 students (57% females, 43% males), from 16 to 30 years old (X¯ = 19.63, SD = ± 2.11). Multidimensional self-reported questionnaire were applied. BMI was obtained by measuring each subjects weight and height. Regarding the impact association measures obtained by Odds Ratio, there were significant association (p<0.05) between high BMI and body image dissatisfaction. Also, statistically significant associations (p<0.05) were found between body dissatisfaction and sociocultural factors (distress because of body image, influence of advertising, and influence of verbal messages), and between BMI and these latter, where men showed a higher risk. Findings suggest that body dissatisfaction in women, and BMI, specifically overweight in men, act like key agents of the impact of sociocultural factors in the researched sample.
Key words: Risky factors, eating disorders, body dissatisfaction, university students, México.
INTRODUCCION
El estado psicológico del hambre no es lo mismo que la necesidad biológica de ésta. Aunque el hambre es básicamente un motivo esencial de origen fisiológico, no es sólo una condición interna que satisfacemos cuando el cuerpo nos lo indica. Tanto la motivación para comer como la ingesta alimentaria están regidas por consideraciones psicológicas, culturales y ambientales, además de los factores biológicos (1), que al interactuar pueden romper el equilibrio del organismo y desencadenar reacciones fisiológicas y psicológicas patológicas dando origen a lo que se conoce como los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), cuya base y fundamento se encuentra en una alteración netamente psicológica (2).
El origen de los TCA es multicausal (3), donde factores genéticos (4), biológicos (IMC, pubertad) (5), rasgos de personalidad (6), familiares (7), y socioculturales (cultura de la delgadez) (8) se entrelazan para originar, desarrollar y mantener estas enfermedades. Precisamente una parte importante del conocimiento logrado en relación a los TCA en cuanto a su predicción y prevención, ha sido la identificación de estos factores de riesgo; entendidos como estímulos, conductas y características personales y del entorno, que impactan el estado de salud, provocando una mayor vulnerabilidad para la aparición de una enfermedad (9).
Entre los factores de riesgo más estudiados, dentro del contexto de los TCA se encuentran los socioculturales, que tratan de explicar cómo y de que manera los medios de comunicación, la publicidad, los amigos y los pares, impactan en la adopción del modelo estético corporal dominante (10). Con respecto a este punto, estudios realizados en México en estudiantes púberes hombres y mujeres, con edades de 10 a 15 años, han confirmado que estos factores, principalmente la influencia de la publicidad de productos para adelgazar y mejorar la figura corporal, actúan como variable central en la predicción de otros factores de riesgo precursores de los TCA como lo son las conductas alimentarias de riesgo, específicamente la dieta restringida, y la insatisfacción con la imagen corporal (11,12).
Otros factores de riesgo que han despertado gran interés en los estudiosos de los TCA, son la imagen corporal, y el IMC. Por ejemplo, en una investigación realizada en Hidalgo, México (13), en una muestra probabilística de 2 124 púberes (52% mujeres y 48% hombres) de 11 a 15 años de edad, se reportó que más de la mitad de las mujeres (57%) tenía insatisfacción con su imagen corporal, y de este porcentaje 39.5% deseaba estar más delgada y 17.5% más robusta. En los varones se encontró 61.6% con insatisfacción corporal, en donde el 40.9% quería estar más delgado y el 20.7% más robusto, concluyéndose que esta inconformidad con la propia imagen, caracterizada porque el individuo comienza a negarse a sí mismo y a no aceptar el cuerpo que le corresponde de acuerdo a su talla, edad y sexo, está determinada en gran medida por la constante preocupación y evaluación estética, en función del viciado concepto de belleza y salud actual (14). En este mismo estudio la muestra total, evidencio, que a mayor IMC, mayor insatisfacción con la imagen corporal, a pesar de que más del 70% registró normopeso (13).
Continuando con el IMC, hallazgos localizados en la literatura, reportan que al incrementarse su valor, aumenta la distancia entre la figura real y la ideal, y en la mayoría de los casos crece la insatisfacción corporal, de ahí que esta variable sea un buen predictor de riesgo para los TCA, hipótesis que ha sido objeto de varios trabajos(11-13,15), en los cuales se le ha relacionado con algunos otros factores asociados a estos padecimientos, como las conductas alimentarias de riesgo (16), e influencia sociocultural; tal es el caso de una investigación realizada en 659 mujeres adultas de 24 a 45 años de edad, de la ciudad de México, donde se encontró una correlación positiva entre el IMC y la insatisfacción corporal(r=0.53, p<0.01), concluyendo que cuando se presenta un IMC alto, llámese sobrepeso u obesidad, hay también una mayor insatisfacción corporal, tornándose en un importante antecedente para la aparición de otros signos y síntomas característicos de los trastornos de la conducta alimentaria (17).
En virtud de lo hasta aquí señalado, después de identificar la presencia de factores de riesgo predictores de los TCA en estudiantes, hombres y mujeres, de una universidad del sector privado de Pachuca, Hidalgo; esta investigación tiene la finalidad de contribuir a reafirmar las siguientes hipótesis: 1) La insatisfacción con la imagen corporal, guarda estrecha relación tanto con la influencia de factores socioculturales como con el IMC; 2) Las mujeres participantes, reportan más insatisfacción con la imagen corporal, e indican mayor influencia de factores socioculturales que los hombres.
MATERIALES Y METODOS
Estudio de campo transversal, descriptivo y de asociación de impacto, en una muestra a conveniencia de 490 estudiantes (57% mujeres, 43% hombres), de 16 a 30 años de edad (X=19.63, DE=±2.11).
Los factores socioculturales se evaluaron con el Cuestionario de Influencia sobre el Modelo Estético Corporal (CIMEC), instrumento, creado y validado por Toro y colaboradores (18). Este instrumento consta de 5 factores: Malestar con la Imagen Corporal, Influencia de la Publicidad, Influencia de Mensajes Verbales, Influencia de Modelos Sociales e Influencia de Situaciones Sociales. Debe señalarse que se aplicó el mismo instrumento tanto a hombres como mujeres, haciendo solamente las modificaciones en redacción de acuerdo al sexo, ya que los ítems originalmente están elaborados para mujeres.
La insatisfacción corporal se midió con una escala formada por nueve siluetas, las cuales iban de una figura muy delgada hasta una muy obesa, ordenadas al azar. La escala se presentó dos veces en distintos momentos, la primera ocasión correspondió a la selección de la figura actual y la segunda a la selección de la figura ideal. Se contó con una escala para hombres y una para mujeres (19).
Para calcular el IMC, se pesó y midió a cada participante, por personal previamente capacitado y estandarizado. Como se trabajó con sujetos de 16 a 30 años de edad, fue necesario usar una clasificación percentilar para adolescentes (20) por sexo (16-20 años) y la otra para sujetos mayores de veinte años (21). Debe aclararse que se empleó el IMC como evaluador del estado nutricio, debido a que es un indicador antropométrico ampliamente utilizado en estudios poblacionales por su facilidad en el levantamiento de los datos, y su bajo costo, y que aunque es un indicador global del estado nutricional, resulta de gran valor ya que informa sobre la forma en que la masa del individuo se distribuye por unidad de área corporal de manera precisa y exacta (22).
Procedimiento
Una vez obtenida la aprobación ética de la institución, y previa autorización de los directivos de la misma, se procedió a aplicar grupalmente el instrumento, durante el segundo semestre de 2007. Asimismo se obtuvo el consentimiento verbal de los estudiantes (23), a quienes se les explicó el objetivo del estudio, la importancia de su participación voluntaria y la confidencialidad de sus respuestas; finalmente se tomó el peso y la talla de cada sujeto para la obtención del IMC por personal previamente estandarizado. Posteriormente se elaboró el banco de datos, y los análisis correspondientes en el programa SPSS versión 15 para Windows.
Para analizar los datos se emplearon medidas de asociación de impacto, que tienen un efecto en dos sentidos: a) la enfermedad o evento, como resultado a una exposición o variable de interés, y b) la diferencia en ocurrencia de enfermedad o evento entre dos grupos de personas, que difieren en cuanto a una exposición o variable de interés. En éste proyecto se utilizó la Razón de Momios (RM) como medida de asociación, misma que relaciona dos medidas de frecuencias, comparando individuos expuestos y no expuestos resultando la razón de un número de formas en que el evento puede ocurrir, comparado con el número de formas en que no puede ocurrir (24). Debe hacerse hincapié en que este tipo de análisis estadísticos solamente sugieren asociación entre variables, y no fenómenos de causalidad.
La interpretación de esta razón es: RM =1 no existe asociación de impacto; RM = >1 si existe asociación y el valor indica el número de veces que es mayor el riesgo de padecer determinada alteración en las variables estudiadas, denominada como magnitud de la asociación. Finalmente si RM = <1 puede existir un efecto protector o simplemente una no asociación (24,25).
RESULTADOS
Con respecto a la distribución del IMC, el 66.8% de mujeres registró peso normal, 17.5% sobrepeso y 6.8% obesidad, mientras que 7.8% reportó peso bajo y 1.1% desnutrición. En los varones, aquellos con peso normal fueron 57.3%, con sobrepeso 26% y 10.3% con obesidad, en tanto que aquellos con bajo peso fueron 5.4% y con desnutrición 1.1%.
En la insatisfacción con la imagen corporal 82% de las mujeres están insatisfechas, de éste, 57% quiere estar más delgada, y 25% más robusta. En los varones el porcentaje de insatisfacción fue menor (70%), pero con una igualdad en ambos sentidos, es decir, entre quienes quieren un cuerpo más delgado (35%) y quienes anhelan uno más robusto (35%).
Continuando con el análisis de la insatisfacción con la imagen corporal, pero ahora en relación a las categorías del IMC, se aprecia en la Tabla 1, que del 54.2% de mujeres insatisfechas por querer estar más delgadas, 32.7% tienen normopeso, 15.6% sobrepeso y 5.6% obesidad. En cuanto a las mujeres insatisfechas pero en el sentido de querer estar más robustas (24.8%), 17.8% tiene peso normal, y 6.0% bajo peso. En esta misma tabla, del total de hombres insatisfechos con su imagen corporal (34.8%), 8.4% se clasifica con peso normal, 16.4% con sobrepeso y 10.0% con obesidad. En el otro sentido de insatisfacción, del 36.4%, 27.0% cae en la categoría de peso normal, 5.4% en sobrepeso y 4.0% en bajo peso.
TABLA 1
Distribución Porcentual de la Satisfacción-Insatisfacción según las categorías de IMC por sexo
Las medidas de asociación de impacto se iniciaron entre el IMC y la insatisfacción corporal en el sentido de querer estar más delgadas(os). De acuerdo a la Tabla 2, tanto en mujeres (RM = 6.2), como en hombres con sobrepeso (RM = 11.1) el riesgo fue mucho mayor al compararlos con los sujetos de peso normal. En cuanto a los sujetos insatisfechos en el sentido de querer estar más robustos, únicamente se encontró significancia estadística (RM = 4.6) en mujeres de bajo peso comparadas con las de peso normal.
TABLA 2
Asociaciones de impacto entre insatisfacción corporal e IMC por sexo (IC 95%, P<0.05*) *Con significancia estadística
X²= - No disponible.
TABLA 3
Asociaciones de impacto entre insatisfacción y CIMEC por Sexo (IC 95%, P<0.05) * Con significancia estadística
Posteriormente se elaboraron asociaciones de impacto entre la insatisfacción corporal y los factores del CIMEC, remarcándose que todos los análisis se realizaron considerando los factores obtenidos en el instrumento original de Toro y colaboradores (18). De acuerdo a la Tabla 3, solamente se obtuvieron asociaciones estadísticamente significativas con los tres primeros factores. Tanto mujeres (RM=2.6) como hombres (RM=3.6) insatisfechos por querer estar más delgados, alcanzaron un mayor riesgo de experimentar malestar con la imagen corporal al compararlos con los sujetos satisfechos. Nuevamente, pero con el factor influencia de la publicidad, tanto mujeres (RM=3.1) como varones (RM=2.8) insatisfechos por querer estar más delgados, obtuvieron un mayor riesgo al compararlos con los sujetos satisfechos. En el factor influencia por mensajes verbales, únicamente las mujeres que anhelan estar más delgadas, tuvieron más riesgo (3.2) que las mujeres satisfechas. En el comparativo entre aquellos que quieren estar más robustos y los sujetos satisfechos, no se obtuvieron valores estadísticamente significativos con los factores del CIMEC.
Para terminar, y con el propósito de encontrar cuál o cuales categorías del IMC representaron un mayor riesgo para experimentar la influencia sociocultural, se realizaron asociaciones de impacto entre el IMC y los factores del CIMEC. En la Tabla 4, se aprecia que las mujeres con sobrepeso tuvieron (RM = 2.0) más riesgo de sentir malestar con la imagen corporal, influencia de la publicidad (RM = 2.2), e influencia de mensajes verbales (RM=2.2) que aquellas con un peso normal. De manera interesante, los varones con sobrepeso fueron los que reportaron mayor riesgo de sentir malestar con su imagen corporal (RM=3.4), influencia de la publicidad (RM= 3.9), influencia de mensajes verbales (RM=3.5), de modelos sociales (2.0) y de situaciones sociales (RM=2.3), que los varones con peso normal. Por último, solamente las mujeres con obesidad registraron más riesgo de sentir malestar con la imagen corporal (RM= 3.5) y de ser influenciadas por la publicidad (RM= 2.7) al compararlas con mujeres de peso normal.
TABLA 4
Asociaciones de impacto entre IMC y Factores CIMEC (IC 95%, P<0.05*) * Con significancia estadística
DISCUSION
Debe resaltarse que a pesar de que más del 60% de las mujeres registraron un IMC normal, 82% están insatisfechas con su imagen corporal, resultados que además de coincidir con los encontrados en otras investigaciones (11-13,26), permiten formular que estas mujeres ya han asumido que no cumplen con las demandas establecidas por la sociedad y los medios de comunicación en relación a los modelos estéticos dominantes, incrementándose el riesgo de cruzar la delgada línea que lleva a la obsesión, a través del perfeccionismo moderno, confirmándose el concepto nacional e internacional de que la gran mayoría de las mujeres insatisfechas con su cuerpo, pocas tienen sobrepeso u obesidad (3). Retomando este punto, resultaría muy interesante complementar estudios semejantes a este, con la determinación de la distribución de la grasa corporal, ya que muchas mujeres con IMC normal, muestran una acumulación de grasa corporal importante sobre todo a nivel abdominal, que no las satisface, puesto que está totalmente en contra del modelo exigido.
De acuerdo a Andersen y colaboradores (27), la insatisfacción corporal como factor precursor de los TCA, es una de las semejanzas entre hombres y mujeres. Sin embargo, varios estudios han demostrado que tal insatisfacción cobra diferentes sentidos según el género, mientras que la tendencia en mujeres ha sido querer un cuerpo más delgado, en los varones es querer uno más fornido, con músculo (26) (sin grasa), supuesto que concuerda con los resultados de este trabajo, ya que 57% de las mujeres quiere una figura más delgada y 35% de los varones quiere un cuerpo más robusto, modelo de referencia asociado a la idea de fortaleza, virilidad y atractivo (28,29). Esta última idea que no fue exclusiva de varones con bajo peso (6%), sino también, lo fue en sujetos con peso normal (27%), coincide con lo propuesto por Bunnell y colaboradores (30), quienes dicen que la insatisfacción que experimenta un sujeto es independiente del peso corporal, siendo más predictiva de conductas alimentarias de riesgo que el mismo peso real.
En cuanto al 35% de hombres insatisfechos, pero por querer estar más delgados, se concuerda con Vázquez y colaboradores (31) que se ha fortalecido en los hombres, el deseo de encajar en el modelo estético corporal dominante, el cual incluye para ellos, por una parte, la exigencia de una musculatura y corpulencia que les proporcione reconocimiento y admiración no sólo de las mujeres sino de los demás varones, y por la otra la exigencia del anhelo de la delgadez que cada vez se hace más común en varones.
Se encontró también, que tanto hombres como mujeres con sobrepeso, tuvieron mayor riesgo de sentir insatisfacción con la imagen corporal por querer estar más delgados. En el caso de los varones, a pesar de que en la distribución del IMC se encontró a más hombres insatisfechos por querer estar más delgados con peso normal que con sobrepeso, fueron los de sobrepeso quienes tuvieron mayores problemas en cuanto a la magnitud del riesgo, hallazgo que concuerda con diversos estudios que postulan que a mayor IMC mayor insatisfacción corporal (13,15,16,32); entre estos se encuentra el de Casillas-Estrella y colaboradores (33), quienes investigaron 158 sujetos de 18-78 años de edad que acudieron a asistencia médica de primer nivel al Centro Universitario Médico Asistencial y de Investigación de la Universidad Autónoma de Baja California, México encontrando una correlación positiva entre el IMC y la insatisfacción con la imagen corporal, y un mayor grado de insatisfacción en sujetos con sobrepeso y obesidad.
La categoría de bajo peso representó un riesgo, únicamente en mujeres, en el sentido de querer estar más robustas, con respecto a esto, Nasser menciona, que la presión social impacta hasta en la búsqueda de medidas precisas de busto, cintura y caderas, notando así en estas mujeres por un lado, el querer estar delgadas, pero al mismo tiempo voluptuosas, en ciertas partes del cuerpo como son los glúteos y los senos (34), por tanto resultaría muy interesante preguntarles a estas mujeres que tan satisfechas se sienten con ciertas partes del cuerpo, y qué tanto les gustaría aumentarlas o disminuirlas.
Al asociar la imagen corporal con el primer factor sociocultural, al tratarse de mujeres y varones con insatisfacción, era esperado que las magnitudes de riesgo en el malestar con la imagen corporal fueran importantes, lo que permite plantear que la insatisfacción se retroalimenta constantemente con el estrés experimentado al enfrentar situaciones que cuestionan el propio cuerpo, con el deseo de igualarse a modelos sociales delgados o musculosos promovidos por los medios masivos de comunicación, permitiendo el aumento y mantenimiento de la insatisfacción con el propio cuerpo (18).
De igual modo la influencia de la publicidad retroalimenta y fortalece la insatisfacción, ya que además en el sexo femenino se pudo observar una magnitud de riesgo ligeramente mayor que en varones. De acuerdo a Mateo (35), la insatisfacción corporal es el mejor factor predictor de TCA en mujeres, y es que las imágenes que anuncian la ropa de moda, los alimentos, autos, entre otros, suelen ser personas bellas preferentemente mujeres delgadas, y casi siempre jóvenes, atributos que se incorporan al producto en turno para que sea asociado su posesión y disfrute con ese estado ideal (36).
En este estudio se reafirmó nuestra primera hipótesis, es decir, que la insatisfacción con la imagen corporal, guarda estrecha relación tanto con la influencia de factores socioculturales como con el IMC, tanto en hombres como en mujeres universitarios de una institución privada de Pachuca, Hidalgo.
Con respecto a la segunda hipótesis, aunque de manera general, las mujeres participantes, reportaron mayor insatisfacción con la imagen corporal, y a su vez mayor influencia de factores socioculturales que los hombres, debe remarcarse que los varones categorizados con sobrepeso, reportaron mayor riesgo de experimentar la influencia de la publicidad de productos, anuncios, y conversaciones relacionadas con la delgadez y el control de la obesidad.
Aunque los hallazgos no pueden ser generalizados, ya que no fue posible trabajar con una muestra representativa de universitarios hidalguenses, es evidente que la insatisfacción corporal en mujeres y el sobrepeso en varones fungen como agentes claves para el impacto de los factores socioculturales en la muestra investigada.
Las principales aportaciones de este estudio radican en el haber trabajado por primera vez en estudiantes universitarios de una institución privada del Estado de Hidalgo, además de haber incluido en la muestra varones de quienes todavía hay muy poca información relacionada con la predicción y prevención de los TCA. También debe señalarse que los instrumentos aquí empleados solo son de tamizaje para la detección de sujetos en riesgo, y queda el compromiso de obtener mayor información sobre la validez y confiabilidad del CIMEC en varones, para obtener una perspectiva comparativa por sexos más precisa, para que sea posible el diseño e implementación de programas de prevención de TCA específicos.
Parte de los resultados de este trabajo fueron presentados en la V Conferencia Internacional de la Salud en Octubre de 2008, en la Habana, Cuba.
REFERENCIAS