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Revista Venezolana de Estudios de la Mujer
versão impressa ISSN 1316-3701
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.3 n.1 Caracas jan. 2006
Trauma y otras repercusiones del abuso sexual desde una perspectiva psicoanalítica 1
Antonio Pignatiello
AVESA
1 Ponencia presentada en las Jornadas Nacionales Psicoterapia Hoy: Avances y Alcances.Caracas, 1 de Octubre de 2004
RESUMEN
Se presentan anotaciones clínicas derivadas de la atención psicológica realizada en AVESA (Asociación Venezolana por una Educación Sexual Alternativa) Partiendo de principios de la práctica psicoanalítica que aportan orientaciones para la acción terapéutica y se precisa la diferencia entre respuesta a un evento traumático y trauma psíquico, vinculado este al inconsciente. En una serie de casos de Abuso Sexual aparece el trauma como realidad psíquica, involucrando operaciones subjetivas que constituyen a una vivencia como trauma. En otros casos, el impacto trasciende al trauma, el vínculo abusivo se ha constituido en rasgo definitorio del vínculo inconsciente al Otro. En un tercer conjunto están los casos en los que, tras el pedido de ayuda por un abuso sexual, emerge una problemática subjetiva que estaba a la espera de hacerse síntoma con el cual hacer un llamado de ayuda.
Palabras Clave: Abuso Sexual, psicoanálisis, trauma, inconsciente, acción terapéutica.
ABSTRACT
In this paper are presented clinic notes obtained in the psychological care offered by AVESA (Asociación Venezolana por una Educación Sexual Alternativa) [Venezuelan Association for an Alternative Sexual Education]. Starting from principles of psychoanalytic practice which offer guidance for the therapeutic action is also crucial to differentiate between response to a traumatic event and psychical trauma, connected this one with the unconscious. Along a series of sexual abuse cases, the trauma appears as a psychical reality, involving psychic operations which determine that a vivid experience becomes a trauma. In some other cases the impact surpasses the trauma, so the abusive linking becomes a definition treat of the unconscious link with the Other. In a third set are showed the cases wherein, after the search for aid due to sexual abuse, then will come out a field of subjective problems just awaiting to become symptom and so to utter a call for aid.
Key words: Sexual abuse, Psychoanalysis, Trauma, Unconscious, Therapeutic action
Presentamos una serie de anotaciones clínicas que se enmarcan en el trabajo que realiza AVESA (Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa) en el Servicio de Atención en Violencia Sexual y Doméstica y en el Servicio de Orientación y Atención Psicológica en Salud Sexual y Reproductiva Adolescente. Las mismas se derivan de la experiencia aportada por casos que hemos atendido personalmente y también de casos atendidos por el equipo de psicólogas y pasantes de la institución, de los cuales hemos tenido conocimiento a través de las actividades de supervisión y las reuniones clínicas. A todas ellas queremos agradecer lo que nos han enseñado.
Por otra parte, nuestro interés por esta experiencia se inserta en una línea de trabajo en la que nos inscribimos desde hace ya algunos años, que está hoy en el tapete en las Escuelas de
Para aproximarnos desde el psicoanálisis al trabajo con personas que han sido víctimas de abuso sexual comenzamos señalando lo que se ha vuelto un lugar común: hablar del abuso sexual como evento traumático. Desde ese lugar común se han multiplicado las intervenciones que procuran atender el estrés que ese evento traumático ha producido. Proponemos una aproximación que trascienda el velo del lugar común planteado, para apuntar así las vías de tratamiento posible que se abren con el psicoanálisis. En primer lugar, debemos reconsiderar el uso del adjetivo traumático aplicado con frecuencia a realidades subjetivas muy diversas. Esto se vincula en parte con el hecho de que «traumático» y «traumatizado» son términos que forman ya parte del lenguaje común, lo cual nos debe llamar la atención acerca del eventual uso banal de ciertos los conceptos aplicados a la clínica.
En nuestro trabajo procuramos respetar la diferencia entre las respuestas a un evento traumático y lo que en psicoanálisis denominamos trauma psíquico, vinculado al inconsciente. Son dos modalidades distintas que originan diferentes consecuencias y exigen diferentes abordajes clínicos.
El paradigma centrado en el evento traumático se basa en una noción del sentido común, dada la intensidad extrema de un evento dañino repentino se producen una serie de fenómenos clínicos que se manifiestan en una pérdida de control de las respuestas emocionales y cognitivas. El evento traumático se sigue viviendo en pensamientos, sueños y emociones como una realidad presente.
Cuando atendemos casos de niños y niñas víctimas de abuso sexual, encontramos que en muchos casos no se presentan manifestaciones que indiquen que la persona ha vivido una experiencia extrema en la situación abusiva. Ello se debe en parte a que el niño o la niña ni siquiera logra darle un cabal significado -en ese momento - a la experiencia vivida. En muchos casos también encontramos que lo que adquiere valor de evento traumático es la reacción del entorno cercano ante la revelación de la situación abusiva. ¿Debería esto conducirnos a pensar que no ha ocurrido nada? ¿Será más bien que estamos en un momento de espera en el que algo no ha terminado de ocurrir?
Por otra parte, cuando atendemos casos de adolescentes que consultan debido a un hecho abusivo encontramos una variedad situaciones. presentamos algunas, sin ser necesariamente exhaustivos:
- Casos en los que la persona consulta por un hecho abusivo ocurrido en la adolescencia y que ha decidido revelar.
- Casos en los que el abuso sexual es revelado por un tercero que «descubre» la situación a partir de un hecho fortuito, una manifestación física, un embarazo, una revelación «mágica».
- Casos en los que la adolescente revela una situación vivida en la infancia y decide revelarla en un momento de crisis subjetiva.
- Casos en los que la adolescente revela una situación abusiva repetida desde la infancia en un llamado desesperado a un tercero que establezca límites.
- Casos en los que hay diversos síntomas, no necesariamente sexuales, detrás de los cuales aparece como factor traumático una situación abusiva oculta.
Las diferencias entre estos casos no son circunstanciales, implican diferentes respuestas subjetivas al hecho abusivo y distintas repercusiones del mismo.
Cuando tratamos personas aquejadas por experiencias abusivas vividas en la infancia, específicamente nos referimos ahora a casos de adolescentes, encontramos que nos resulta insuficiente la noción de evento traumático para orientarnos en la problemática que presentan. Es preciso acudir a la perspectiva psicoanalítica sobre el trauma como realidad psíquica, en la que la etiología que se deriva no es producto sólo del impacto de un hecho objetivo, sino que resulta de operaciones subjetivas que constituyen a la vivencia como trauma.
El trauma no se instala como tal en el momento de ocurrencia del evento que, en sí mismo, puede no tener especial intensidad. Tiene que haber un segundo momento, usualmente luego de la pubertad, en el cual un nuevo mal encuentro con la sexualidad, despierta la huella del evento pretérito, resignificándola. La escena abusiva se vuelve traumática alcanzando al sujeto desde el recuerdo con una intensa carga de afectos displacenteros, especialmente de angustia. Importante es tener en cuenta que el trauma así constituido no incide necesariamente invadiendo los pensamientos y emociones concientes; desalojado por la represión se mantiene inconsciente causando una compulsión a la repetición. Lo nuevo, lo por venir es entonces vivido desde la matriz del trauma, como reedición del mismo. Aunque el recuerdo del evento pueda estar presente, la significación traumática y sus conexiones persisten como un saber no sabido, como una casualidad oscura y angustiante.
La opacidad del trauma no se debe sólo al rechazo del recuerdo displacentero del hecho vivido, sino también a la dificultad para confortar las fantasías con las que el sujeto ha resignificado el recuerdo. Al adoptar la perspectiva del trauma como realidad psíquica no estamos ya en el paradigma de un sujeto incapaz de responder a una experiencia extrema, sino en el caso de una respuesta subjetiva que le confiere al hecho el valor de evento que sobrepasa ciertos limites poniendo en riesgo la integridad psíquica.
Otra consecuencia de la casualidad traumática está dada por una defensa fallida frente a lo que emerge del inconsciente. Esto lleva, por un lado, a una vivencia de peligro inminente que no se logra aplacar y, a la vez, la producción de síntomas que se hacen presentes en varios aspectos de la vida cotidiana. Con frecuencia vemos cómo en el tratamiento de estos casos, la persona hace en algún momento un relato del hecho abusivo pero luego no vuelve a mencionarlo, pasando a ocuparse de eventos actuales que son fuente de sufrimiento. Que el sufrimiento presente tenga conexión con la casualidad traumática puede emerger como verdad luego de un recorrido en el que se pueda descifrar, esto es, elaborar un saber de la opacidad del trauma. Poca utilidad tiene pretender imponer tal conexión desde un saber que el terapeuta tenga de antemano. Por otra parte, quedarse sólo en el apoyo a la persona para aliviar secuelas del trauma puede cerrar las puertas a la posibilidad de un cambio.
Pasemos ahora a considerar otra modalidad paradigmática en la que las repercusiones del abuso sexual no responden solamente a un trauma. En ella la causalidad inconsciente desempeña un papel primordial. Un aspecto del funcionamiento del inconsciente es hacer existir al Otro. Cómo darle existencia al Otro es el problema del sujeto del inconsciente. Un Otro postulado, enraizado en la cultura, en la familia, en la historia particular. El Otro como lugar que responde por el sentido inconsciente, eso que se revela como verdad se inscribe en el sujeto viniendo de afuera, de lo que antecede, lo determina. El sentido inconsciente se articula como discurso del Otro, incluso como destino jugado de antemano en la constitución del sujeto. Al postular su existencia, el sujeto hace del Otro el referente de un modo de satisfacción enmarcada en una escena fantasmática. De cada inconsciente en particular se deriva así una forma de goce que estará presente en las relaciones del sujeto con el amor, la pareja, la actividad sexual y con la realidad en general. Ese Otro que postula el inconsciente está afuera y es a la vez lo más íntimo.
En el trabajo analítico con personas que han sido objeto de abuso sexual en la infancia, particularmente adolescentes que en ese momento de la vida han podido hablar y tomar decisiones respecto a vivencias abusivas repetidas a lo largo de un tiempo prolongado, encontramos una serie de casos en la que las secuelas del abuso no responden sólo al paradigma del trauma previamente apuntada. En estos casos constatamos que el vínculo abusivo se ha constituido para el sujeto en rasgo definitorio del Otro al que el inconsciente se encuentra atado, incluso atrapado. El vínculo abusivo se encuentra anclado en el sujeto produciendo secuelas que se manifiestan en una repetición compulsiva de vínculos en los que está presente la violencia, en manifestaciones de una angustia pertinaz que responde a la presencia oscura de la amenaza abusiva en todo vínculo cercano, en una vivencia de la propia sexualidad como realidad rechazada y degradada, en serios tropiezos para encontrar en la pareja una realización de la significación amorosa, en una condición depresiva que se hace crónica, o en un estado de confusión disociada.
¿Cómo se ayuda a alguien a salir de eso? ¿Cómo se le ayuda a encontrar una grieta, una fisura por la que pueda pasar y andar los pasos de una salida? Son casos en los que no basta un trabajo de apoyo, de alivio de síntomas. No basta con reconocer y nombrar el horror denunciándolo. Algo nuevo debe ser construido desde la subjetividad. Algo que está a la espera, igual que un libro, un diario que no es mensaje hasta no ser leído. Algo no realizado aún.
En tales casos el dispositivo analítico va a posibilitar la emergencia de un sujeto allí donde la persona se ha visto reducida a una condición de objeto degradado del Otro. Un sujeto que puede valerse del límite y la separación, produciendo un efecto en lo real del vínculo. Un sujeto nuevo se produce en el acto de separarse, cortando con la pasividad de objeto abusado. Logra una respuesta que la saca de la condición de abuso. Es este paso el que determina la posibilidad de una acción terapéutica. Muchas veces nos ocupamos de medidas en el entorno objetivo de la víctima y dejamos de atender la separación subjetiva que sólo ella puede construir.
Se trata de producir una interpretación, una relectura de vínculo con el Otro que introduzca la incompletud y la inconsistencia, es decir la dimensión de la falta. Se trata de lograr que, por un lado, se produzca un cuestionamiento de la «abusada» como destino y esencia supuesta del propio ser, convirtiendo lo que se vive en síntoma que se puede interrogar en una relación de distancia y exterioridad, para poder cambiar. Por otro lado, se trata de llegar a cuestionar el trato inconsciente establecido con el Otro para hacerlo omnipotente en su goce, produciendo una interpretación que resquebraje y haga caer ese fantasma.
La tercera modalidad a la que haremos referencia corresponde a los casos en los que el reconocerse como objeto de una relación abusiva en un momento temprano su vida -reconocimiento que no es sin dolor, angustia, sufrimiento- lleva a la persona a formular una denuncia y un llamado de ayuda que, a la vez, contiene una problemática de la subjetividad que rebasa los límites de la escena abusiva y no puede reducirse a ella. En estos casos la afirmación de haber sido víctimas tiene el carácter de elemento significante a partir del cual el sujeto construye una demanda de tratar algo que atañe a su ser sexual. «Abuso Sexual» es en esos casos un término para intentar nombrar algo que no marcha con la sexualidad. Presentarse como víctima es sólo un primer paso para comenzar a tratar los tropiezos del sujeto con la realidad sexual. Tropiezos en los que la misma se presenta como fuente de angustia y conflicto.
En tales casos, detrás del pedido de ayuda por un abuso sexual, vemos emerger una problemática que estaba a la espera de hacerse síntoma con el cual empezar a interrogarla, analizarla y cambiarla. Cuando esto está en juego la operación analítica apunta a trascender los estrechos confines de la escena abusiva, para abrir en el sujeto la posibilidad de reconsiderar su relación con la sexualidad. En estos casos abordamos la realidad sexual del inconsciente, el encuentro del sujeto con la sexualidad como fuente de traumas que no se derivan solamente de una situación abusiva.