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Acta Odontológica Venezolana

versión impresa ISSN 0001-6365

Acta odontol. venez v.38 n.1 Caracas ene. 2000

 

PÁGINA DE LA CÁTEDRA DE FARMACOLOGÍA Y TERAPÉUTICA

Prof. Esmeralda Salazar de Plaza

 Reacciones Adversas a los Fármacos

Todos los medicamentos, sin excepción, pueden producir además de los efectos buscados por el facultativo, reacciones no deseables de diversa severidad, que se denominan reacciones adversas. Por este motivo, cada vez que se prescribe un medicamento es necesario tener presente la posibilidad de que produzca alguna de estas reacciones y evaluar la magnitud de este riesgo para compararlo con las ventajas que se esperan obtener.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define los efectos indeseables de los medicamentos como “cualquier reacción nociva que se produce de forma fortuita a las dosis utilizadas en el hombre con fines profilácticos, diagnósticos o terapéuticos”. Son alteraciones constatadas cuando el medicamento se utiliza en condiciones normales.

Las intoxicaciones producidas por dosis masivas ingeridas por error o con fines suicidas corresponden a la toxicología.

Las reacciones adversas  a los fármacos pueden ocurrir esencialmente por cuatro razones: alergia, intolerancia, idiosincrasia o por interacciones adversas entre fármacos. Por consiguiente, en cualquier caso de presunción de una reacción adversa a un medicamento, es importante reconocer la naturaleza exacta de la causa subyacente.

La intolerancia a un fármaco dado, es una respuesta muy exagerada de un individuo a la dosis ordinaria, aparecen entonces efectos colaterales con dosis toleradas por la mayoría de los individuos. En otras palabras, existe una diferencia cuantitativa en la respuesta normal al fármaco, cuya calidad no cambia. Por ejemplo, hay sujetos en los que, al administrarles succinilcolina (droga bloqueante neuromuscular), para provocar relajación muscular durante la anestesia general, reaccionan de manera exagerada, produciéndose parálisis prolongada de los músculos respiratorios.

 La idiosincrasia, en cambio, es una respuesta anormal cualitativamente distinta de los efectos farmacológicos característicos de la droga y que no se observa con frecuencia en la mayoría de los pacientes. Por lo general, esas respuestas idiosincráticas son causadas por diferencias genéticas en el metabolismo del fármaco o por mecanismos inmunológicos. Un ejemplo sería el desarrollo de anemia hemolítica en individuos con deficiencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa a los que se les administra primaquina (droga antipalúdica), sulfonamidas o aspirina.

Las interacciones medicamentosas, resultan de la administración simultánea o sucesiva de varios medicamentos a un mismo paciente y en el cual se puede modificar la actividad de uno, de algunos o de todos los medicamentos indicados. Aunque ciertas interacciones entre fármacos son buscadas de manera deliberada por el facultativo porque resultan ventajosas, como sucede con el uso de los antagonistas en las intoxicaciones, en la mayoría de los casos, las interacciones entre fármacos no están planeadas.

Todos los estados mencionados deben distinguirse de la alergia o hipersensibilidad. La alergia a un fármaco se debe desarrollar, a diferencia de la intolerancia y la idiosincrasia, que son estados preexistentes. La alergia es la consecuencia de una respuesta inmune a un fármaco o a un compuesto. Para que se produzca el estado alérgico, el individuo debe ser sometido a una exposición previa.

Principales Mecanismos de Producción de los Efectos Adversos

q       Incremento de la actividad farmacológica, con frecuencia relacionado con la dosis: hipoglucemia por la insulina.

q       Efectos secundarios inseparables del efecto farmacológico principal: somnolencia con algunos antihistamínicos, xerostomía con los atropínicos.

q       Toxicidad asociada a un metabolito: lesión de los hepatocitos por un metabolito del acetaminofén.

q       Reacción hipoérgica o hiperérgica que supone una reactividad particular de los receptores específicos.

q       Reacción inmunoalérgica que necesita de un contacto anterior sensibilizante con el medicamento.

q       Farmacodependencia: La OMS define la farmacodependencia como el “Estado psíquico y algunas veces físico, resultado de la interacción entre un organismo vivo y una sustancia, que se caracteriza por modificaciones en el comportamiento y por otras reacciones, que incluyen siempre un impulso a tomar el compuesto de forma continua o periódica, a fin de encontrar sus efectos psíquicos y algunas veces a impedir la aparición de síntomas somáticos por la abstinencia”. Un mismo individuo puede ser dependiente de varias sustancias.

Intensidad de las Reacciones Adversas

No existe una escala universal para describir o determinar la gravedad de una reacción adversa a un fármaco en particular; la valoración es en gran parte subjetiva.

Se ha referido como reacciones leves, a la gran mayoría de los trastornos gastrointestinales, los cuales representan un alto porcentaje del total de las reacciones conocidas. En esta misma categoría son consideradas las relacionadas con dolores de cabeza, fatiga, ligeros dolores musculares, cambios en el ritmo del sueño y malestar (sensación de enfermedad). No obstante, dichas reacciones son molestas y preocupantes para quienes las experimenten.

Las reacciones moderadas, en este rango se incluyen las erupciones cutáneas (especialmente si son extensas y persistentes), las alteraciones visuales, el temblor muscular, la dificultad para orinar (usual con muchos medicamentos administrados a varones de edad avanzada), variación perceptible del humor o del estado mental y ciertos cambios en los componentes de la sangre.

La aparición de reacciones adversas leves o moderadas no significa necesariamente que se deba suspender el medicamento, especialmente si no se dispone de una mejor alternativa. Corresponde al facultativo evaluar la dosis indicada, la frecuencia y la forma de administración, a fin de corregir la existencia de alguna irregularidad; asimismo, debe considerar el posible uso de otros agentes para el alivio de las molestias que presenta el paciente.

En ocasiones, ciertos efectos considerados como adversos, se emplean en clínica con fines terapéuticos; es el caso de la aspirina, cuyo efecto antiagregante plaquetario se utiliza para la profilaxis de la trombosis cerebral, infarto del miocardio y otras patologías vasculares periféricas.

Las reacciones severas, aunque relativamente raras, pueden presentarse. Estas reacciones implican suspender la administración del fármaco y proceder a su tratamiento. Sin embargo, en ocasiones la indicación del compuesto causante de dichas reacciones, resulta imprescindible ya que la enfermedad que se trata conduce fatalmente a la muerte, como en el cáncer. En este caso, se justifica cualquier medicamento que prolongue la vida o permita una supervivencia con mejor calidad de vida, aún cuando lleve implícito un alto riesgo de reacciones adversas graves.

Conviene señalar finalmente, que la promoción de ventas de las industrias farmacéuticas es una fuente de presión sutil, que sabe recurrir a todos los medios que la psicología conoce para que el facultativo prescriba los medicamentos de “moda”, a veces sin el conocimiento de las posibles reacciones adversas que dicho fármaco puede producir. Los visitadores de la industria son a veces la única fuente de información que algunos profesionales reciben acerca de los medicamentos que dicha industria desea introducir. Con gran frecuencia esta información no es la más apropiada porque a menudo se “olvidan” de mencionar las reacciones adversas. Es obligación del facultativo actualizarse mediante la lectura de material bibliográfico vigente, la consulta vía Internet, la asistencia a cursos, a eventos científicos y conservar la necesaria libertad para calcular el riesgo de una prescripción, manteniéndose al día con la información fidedigna y haciendo caso omiso de toda clase de presiones. 

Bibliografía

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