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Acta Odontológica Venezolana

versión impresa ISSN 0001-6365

Acta odontol. venez v.41 n.1 Caracas ene. 2003

 

INTERACCIONES ENTRE MEDICAMENTOS Y ALCOHOL

Prof. Esmeralda Salazar y Prof. Eva Pimentel

Suele ser conocido por los pacientes el potencial de efectos adversos que puede tener el consumo de alcohol durante un tratamiento farmacológico y es una pregunta habitual el conocer si está permitido tomar alcohol mientras se toma un determinado fármaco.
El alcohol etílico o también conocido como etanol es una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo industrializado. A dosis moderadas es un ansiolítico socialmente aceptado; tras ingerir pequeñas cantidades se registra una relajación y desinhibición del individuo con una mayor capacidad para relacionarse. No obstante, si se mantiene la ingesta de alcohol, se produce una pérdida gradual del control, con progresiva disminución de la conciencia y en último extremo puede llegar a producirse la muerte por depresión respiratoria. Todos estos efectos no son más que la muestra de la creciente y profunda depresión del sistema nervioso central (SNC) que provoca el consumo de alcohol.

El consumo de alcohol etílico puede modificar de forma importante el efecto de los fármacos. El metabolismo de los fármacos se altera de forma distinta cuando el consumo es agudo o crónico.

En pacientes que consumen alcohol de manera crónica se produce una inducción de las enzimas hepáticas que da lugar a un aumento de la tasa de biotransformación y una disminución de la actividad de algunos fármacos como, warfarina, acetaminofén, antidiabéticos orales y rifampicina. Por este motivo, los alcohólicos presentan tolerancia a estos medicamentos y necesitan dosis más altas de estos fármacos para conseguir el efecto terapéutico deseado, excepto si llegan a una situación de cirrosis hepática en la que está disminuida la función hepática y por lo tanto la biotransformación.

Por el contrario, el consumo agudo de alcohol es decir, de forma ocasional, produce la inhibición de las enzimas hepáticas involucradas en la biotransformación, observándose un aumento de las concentraciones de algunos fármacos como benzodiacepinas, fenobarbital, fenitoína, clorpromacina, clometiazol y ciclosporina, pudiendo prologarse su actividad farmacológica así como una mayor incidencia de efectos adversos.

Por otra parte, la ingesta aguda de alcohol con fármacos depresores del SNC como son los fármacos ansiolíticos, hipnóticos, opiodes, antihistamínicos, entre otros, produce una mayor alteración psicomotora porque además de la inhibición del metabolismo se potencia el efecto depresor del SNC de cada uno de ellos.

El alcohol también puede aumentar el riesgo de lesiones de la mucosa gástrica además de prolongar el tiempo de hemorragias cuando se ingiere conjuntamente con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).

El alcohol tampoco se debe ingerir con acetaminofén ya que se incrementa el potencial tóxico a nivel hepático de este analgésico-antipirético tan ampliamente utilizado tanto en la población pediátrica como en el adulto.

En otras situaciones se ha observado que al administrarse alcohol y ciertos medicamentos conjuntamente, se inhibe el metabolismo del alcohol, ésto hace que la concentración del alcohol etílico en sangre, aumente de manera desproporcionada lo que provoca una serie de manifestaciones clínicas desagradables en el paciente tales como náuseas, vómitos, sudoración y enrojecimiento de la cara, a los pocos minutos de la ingestión alcohólica, este fenómeno se conoce como efecto antabuse. Entre estos medicamentos están el disulfiram, algunas cefalosporinas (cefamandol, cefoperazona, cefotetán), la clorpropamida, el ketoconazol y el metronidazol.

Cabe destacar que esta reacción puede producirse cuando ciertos medicamentos se administran conjuntamente con el alcohol o con fármacos que en su forma de presentación contengan alcohol como por ejemplo los elíxires, incluso 72 horas después de haber finalizado el tratamiento. Cuando el alcohol se ingiere antes que el fármaco no se produce este efecto antabuse.

Para finalizar y contrario a lo anteriormente mencionado la ingestión de alcohol en una proporción adecuada puede mejorar la actividad farmacológica de algunos medicamentos, como los utilizados en el tratamiento de la hipertensión arterial.

Posible Interacción

Posible Consecuencia

Alcohol-Acido acetil salicílico Alcohol-Acetaminofén

Mayor riesgo de lesiones de la mucosa gástrica

Riesgo de hepatotoxicidad

Alcohol-Analgésicos Opiodes

Riesgo de depresión respiratoria del SNC

Alcohol-Antihistamínicos

Alteración significativa de la función motora

Alcohol-Barbitúricos

Potencia efecto depresor del SNC y depresión respiratoria

Alcohol-Benzodiacepinas

Potencia efecto depresor del SNC

Alcohol-biguaninas antidiabéticas

Posible riesgo de hipoglicemia

Alcohol-Cefalosporina

(cefamandol, cefoperazona, cefotetán)

Efecto antabuse

Alcohol-Cimetidina

Riesgo de intoxicación etílica

Alcohol-Fenitoína

Aumentan los niveles séricos de fenitoína, con riesgo de toxicidad

Alcohol-Fenobarbital

Aumentan los niveles séricos de fenobarbital, con riesgo de toxicidad

Alcohol-Ketoconazol

Efecto antabuse y riesgo de hepatotoxicidad

Alcohol-Metronidazol

Efecto antabuse

Alcohol-Penicilina G

Alcohol-Rifampicina

Disminución de la actividad farmacológica de la penicilina G y de la rifampicina respectivamente

Alcohol-Warfarina

Disminución de la actividad farmacológica de la warfarina

Bibliografía

1. Abad F. y Río M. Interacciones entre alcohol y fármacos. Volumen 5, Nº 1. Enero 1999. www.hup.es/ecl/far/index/html.

2. Flórez J. Farmacología humana. Tercera edición. Editorial Masson. Barcelona España. p.p 169,574. 2001

3. Guía de especialidades farmacéuticas en Venezuela. 2002

4. Salazar E. Manual para medicar en odontología pediátrica. Caracas Venezuela. p.p 160-162. 200