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Archivos Venezolanos de Puericultura y Pediatría

versión impresa ISSN 0004-0649

Arch Venez Puer Ped vol.80 no.2 Caracas jun. 2017

 

Perfil físico y psicológico del adolescente victimario de Bullying, según percepción de los docentes, Barquisimeto, estado Lara

Isabel Cristina Ramos de Fernández (1), Jimena Sepúlveda Jara (2), María Cristina Fernández Ramos (3)

(1) Pediatra Puericultor. Jefe del Departamento de postgrado del Servicio Desconcentrado Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga. Profesora titular de la Universidad Centro-occidental Lisandro Alvarado (UCLA). Decanato de Ciencias de la salud. Barquisimeto. Lara. Libre ejercicio en Clínica Santa Cruz. Barquisimeto. Lara

(2) Médico cirujano. Especialista en Puericultura y Pediatría. Mérida.

(3) Medico cirujano. Cursante de postgrado de Puericultura y pediatría. Hospital Woodhull. NY. USA.

Autor corresponsal: Isabel Cristina Ramos de Fernández. Telefono 052542339, correo Titina_ramos@hotmail.com.

Resumen

El término Bullying se refiere a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Objetivo: determinar el perfil físico y psicológico del victimario de bullying. Método: estudio descriptivo transversal, con una población y muestra conformada por 15 docentes de educación básica y diversificada de la Unidad Educativa Colegio Inmaculada Concepción. Barquisimeto. El instrumento de recolección de datos fue una encuesta que permitió recabar datos sobre el perfil psicológico y físico del victimario. Los datos fueron procesados, analizados y se presentaron en cuadros y gráficos. Resultados: De los docentes estudiados casi la mitad imparten clases en educación diversificada y son del sexo masculino. El victimario de bullying fue percibido por los docentes con las siguientes características: fuerte y descuidado, insensible ante el sufrimiento, ofende a los demás, pierde el control ante situaciones de tensión, pierde la calma ante los conflictos, es inquieto e incapaz de aceptar normas, incumple con sus asignaciones escolares y los padres no muestran interés en la conducta asumida por su hijo/a. Conclusión: se logró obtener información detallada respecto al victimario del bullying para describir su perfil físico y psicológico, lo cual podría contribuir a tomar medidas preventivas para disminuir esta forma de agresión a nivel escolar.

Palabras clave: Bullying, perfil del victimario, acoso escolar.

Physical and psychological profile of the adolescent victimary of Bullying

Summary.

Bullying refers to any form of psychological, verbal or physical abuse that occurs among school children repeatedly over a given period of time, both in the classroom and through social networks, this last form with the specific name of cyber bullying. Objective: to determine the physical and psychological profile of the bullying victimizer. Method: cross-sectional descriptive study. A group of 15 teachers from basic and diversified education of the Inmaculate Conception Educational Unit in Barquisimeto, Lara state were included. Data were collected by means of a survey that allowed the construction of the psychological and physical profile of the victimary. Data were processed, analyzed and presented in tables and graphs. Results: Almost half of the teachers were male and teach in diversified education. The bullying perpetrator was perceived by teachers as having the following characteristics: strong and careless, insensitive to suffering, offensive to others, loses control in tense situations, loses his temper in the face of conflict, is restless and unable to accept rules, does not comply with their school assignments and his parents are careless about the behavior assumed by their child. Conclusion: detailed information regarding the bullying victim was obtained. This allowed the description of their physical and psychological profile, which may contribute to the implementation of preventive measures to decrease this form of aggression at school.

Key words: Bullying, profile of the victimary, school harassment.

Recibido: 4/4/2017

Aceptado: 1/6/2017

INTRODUCCIÓN:

La sociedad mundial en los últimos años atraviesa diversas dificultades, tales como la inseguridad en las calles, la violencia familiar, laboral y escolar, la cual va tomando espacios importantes en todos y cada uno de estos ámbitos anteriormente señalados, y es motivo de intranquilidad y temor en las personas. Evidentemente, la violencia es un tema que preocupa en la comunidad, en los hogares, en los sitios públicos y por supuesto en el ámbito educativo, lugar donde los niños y adolescentes permanecen por un tiempo importante de su día a día.

El bullying es un fenómeno de grupo que consiste en el acoso repetitivo de la persona de forma física y psicológica, experiencia que puede llegar a ser devastadora para las víctimas, ya que puede obstaculizar su autorrealización. El maltrato entre los estudiantes ha cobrado una gran importancia en el ámbito educativo y se caracteriza por producir intimidación y violencia que tiende a ser aceptada socialmente y afecta, de esta manera a todo el grupo (1).

Es de hacer notar que la violencia se ejerce de diferentes maneras, tales como la verbal, emocional, económica, física, sexual y puede llegar hasta el homicidio. Estas diferentes manifestaciones de la violencia se pueden ejercer todas al mismo tiempo en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, especialmente en el ámbito escolar. La violencia juvenil perpetrada con mayor frecuencia por jóvenes de entre 10 y 21 años es el bullying manifestado por el maltrato continuado y deliberado a través de agresiones verbales y físicas, así como en situaciones de rechazo y exclusión de un estudiante o grupo de estudiantes hacia un compañero, que se convierte en la víctima habitual. En este sentido, el estudiante es tiranizando o victimizado por parte de otro u otros estudiantes, y se expone repetidamente a estas acciones negativas que se pueden realizar a través de contacto físico, de palabras, o de otras formas, tales como gestos o exclusión intencional del grupo al que la víctima pertenece. En México, entre 20 y 32% de los estudiantes afirma estar expuesto a violencia (2).

La violencia presente en el ámbito escolar tiene como actores a los propios alumnos e implica la presencia de conductas de intimidación, acoso, burla, amenaza, descalificación o insultos de unos alumnos (agresores, acosadores) contra otros (víctimas). Sin embargo, en algunas ocasiones un mismo alumno puede ser la víctima y el agresor. Incluye comportamientos físicos y/o verbales que un alumno, de forma hostil y abusando de un poder real o ficticio, dirige contra otro de forma repetida con intención de causar daño (3).

Evidentemente, tanto la víctima como el victimario o agresor poseen factores de riesgo que los inducen a la violencia los cuales tienen su origen en las características personales, familiares, escolares, sociales y culturales. Aunque dichos factores son variables, pueden poner a la persona en una posición de vulnerabilidad hacia las conductas y actitudes violentas. Para el grupo de agresores, un factor asociado relevante es la inclinación a querer demostrar fuerza y agresividad, así como elementos más relacionados con el entorno social en el que el menor puede estar inmerso (por sus circunstancias familiares o económicas), como el caso de tener amigos o conocidos que pertenezcan a pandillas o grupos delictivos o, en el peor de los casos, que el menor mismo forme parte de alguno. De igual manera, mostrar mayor gusto por programas televisivos y juegos de video violentos implica riesgo (4). Sobresale también como riesgo el hecho de vivir con sólo un progenitor, que no logra estructurar disciplina, normas y valores (5).

Asimismo, los adolescentes y jóvenes de ambos sexos con altas puntuaciones en conducta antisocial están significativamente más implicados en situaciones de bullying y cyberbullying en todos sus roles (víctimas, agresores y observadores) y usan significativamente más estrategias agresivas como técnica de resolución de conflictos interpersonales (6).

Las consecuencias del bullying entre iguales tienen repercusiones sobre el rendimiento escolar del niño, sobre su salud física y posiblemente, sobre la integración social cuando llegue a ser adulto. En este contexto es fundamental un enfoque multidisciplinario con la participación de las familias, centros escolares, psicólogos, medios de comunicación y, cómo no, de los pediatras de Atención Primaria. El trabajo de estos debe estar encaminado a la prevención, detección y tratamiento de este trastorno, en colaboración con otros profesionales, aprovechando su relación con los niños, adolescentes y sus familias, así como la confianza que se deposita en ellos.

Es de hacer notar, que la sala de clases y el recreo suelen ser el escenario más frecuente de agresiones verbales, acoso, golpes y amenazas. En muchas ocasiones el docente está en conocimiento de situaciones de bullying en sus clases, expresadas en maltratos e intimidaciones permanentes y reiteradas a niños/niñas y jóvenes por parte de otros estudiantes que se encuentran en una asimetría favorable de poder y que ejercen su fuerza. En este sentido, al docente le corresponde un rol preferencial en prevenir y atender el bullying en las instituciones educativas.

Es importante que los docentes tengan la capacidad de identificar al victimario de bullying en cuanto a su perfil emocional, para saber cómo poder evitar y/o reducir estas conductas, y cómo ayudar al alumnado a minimizar su impacto. Es relevante mencionar que en las escuelas de la ciudad de Barquisimeto se han observado situaciones de violencia escolar tipo bullying con agresiones, verbales, físicas gestuales y simbólicas, las cuales ocurren tanto dentro del aula como fuera de esta, tal como lo expresó la Fundación Líder Juris. Esta fundación en conjunto con la Universidad Simón Rodríguez, celebraron la primera jornada contra el bullying en la Escuela Pablo Acosta Ortiz de Barquisimeto tituladas: “Dile No al Bullying”. En dicha actividad la comunidad educativa y social compartió sus puntos de vista sobre la temática que afecta principalmente a los recintos educativos. Se trata de un proyecto socio jurídico en el cual la sociedad en general conoce sobre los indicadores de maltrato y hostigamiento presentes en las instituciones escolares.

La Coordinación del Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente del Municipio Iribarren, ha manifestado que en esta ciudad se concentran más casos de bullying por rivalidades de poder mayormente entre adolescentes en colegios privados localizados en el centro de la ciudad. En este sentido, las familias y la sociedad están llamadas por ley a proteger a los niños, niñas y adolescentes de malos tratos y abusos. Durante el período escolar de enero a junio 2014 se reportaron ante el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente del municipio Iribarren unos tres casos en liceos, cometidos por adolescentes mayores de 12 años, los cuales fueron muy graves debido al maltrato físico que llegó incluso a la desfiguración de rostros. Estos hechos fueron objeto de responsabilidad penal para los autores, al tiempo que se abrió un procedimiento administrativo para las respectivas medidas de protección a las víctimas, entre estas, orientaciones psicológicas, talleres LOPNA y talleres para adolescentes.

En el Programa de Atención a Niños, Niñas y Adolescentes en Circunstancias Especialmente Difíciles, PANACED, que funciona en la consulta externa del Servicio Desconcentrado Hospital Pediátrico Dr. Agustín Zubillaga, Barquisimeto, durante el año 2014 se recibieron 29 casos de bullying referidos por los docentes, traídos por sus padres o por asistencia del niño que consultó por trastornos de conducta. Al realizar el interrogatorio se comprobó que estos trastornos se debían al bullying del que eran objeto los alumnos en su escuela.

La identificación del perfil de los alumnos victimarios de bullying por parte de los docentes, brinda la posibilidad de planificar modos de intervención para la erradicación de conductas y comportamientos agresivos en el centro escolar. Adicionalmente, al conocer el perfil se orienta la intervención hacia los aspectos sobre los que es necesario mediar, y se justifica, fundamenta y proporciona coherencia a dicha intervención, ya que ésta se apoya en las necesidades específicas y particulares que se han detectado en el perfil del alumno victimario de bullying.

El objetivo del presente trabajo es determinar el perfil físico y psicológico del adolescente victimario de bullying según la percepción de los docentes de la Unidad Educativa Colegio Inmaculada Concepción en Barquisimeto, Estado Lara.

MÉTODOS

Para desarrollar el presente estudio se realizó una investigación de tipo descriptivo transversal, no experimental. La población estuvo constituida por los docentes de educación básica y diversificada de la Unidad Educativa Colegio Inmaculada Concepción de Barquisimeto, Estado Lara. La muestra fue de tipo no probabilístico intencional ya que se trata de una muestra dirigida. Esto supone un procedimiento de selección informal en el cual la selección de elementos depende del criterio del investigador (7). En este caso sólo se incluyeron aquellos docentes que cumplían con la característica de tener alumnos victimarios de bullying.

Esta investigación se realizó de acuerdo con las siguientes fases: Solicitud de permiso al director de la unidad educativa, selección de la población y muestra, solicitud del consentimiento informado a los docentes, aplicación de una encuesta a los integrantes de la muestra. Esta encuesta estuvo compuesta por tres partes: Parte I: datos de los docentes participantes. Parte II: Características psicológicas del victimario de bullying. Parte III: Datos físicos del victimario.

Para la determinación de las características psicológicas del victimario se utilizó la escala de Lickert, la cual mide las actitudes y los comportamientos utilizando respuestas que comprenden las siguientes opciones: siempre, casi siempre y nunca. Para la determinación de las características físicas se utilizaron preguntas simples con respuestas cerradas (sí y no). Estas características se identificaron a través de la determinación de género y contextura. El instrumento fue aprobado por expertos en el área (pediatras, psicólogos y psiquiatras), los cuales realizaron la evaluación en cuanto al contenido y forma del instrumento.

Los datos obtenidos fueron tabulados en una base de datos con el programa Microsoft Excel y procesados por el paquete estadístico SPSS versión 10. Los resultados se presentaron en porcentaje y frecuencias y representados en cuadros y gráficos.

RESULTADOS

Se encuestaron 15 docentes, de los cuales 6 de ellos (40%) se desempeñan en educación diversificada, 4 (27%) en educación básica, y 5 (33%) se desempeñan en ambas áreas. El 77% de los docentes perciben un predominio de sexo masculino entre los victimarios de bullying, mientras que el 23% consideran que son de sexo femenino.

Las características físicas del adolescente victimario de bullying se especifican en la Tabla 1.

En cuanto a las características psicológicas del adolescente victimario de bullying los docentes perciben que predominan aspectos como su insensibilidad ante el sufrimiento, tendencia a ofender a los demás, propensión a perder el control y la calma ante situaciones de tensión, son desobedientes, se muestran arrogantes, no aceptan normas, incumplen con sus asignaciones escolares y muestran bajo rendimiento escolar (Tabla 2). En relación a aspectos familiares, los padres no muestran interés en la conducta asumida por su hijo/a.

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos en la investigación realizada, permiten tener una visualización de las características físicas y psicológicas del victimario de bullyng, según la percepción de los docentes.

Tomando en cuenta que los niños y adolescentes pasan por lo menos la mitad del día en la escuela o en el liceo, es responsabilidad de los educadores entender el fenómeno, prevenirlo, detectarlo y actuar adecuadamente para contrarrestarlo. La sociedad ha trabajado por un cambio exitoso a través de una combinación de estrategias, entre las que se incluye definir claramente el comportamiento que se debe cambiar, hacer cumplir las reglas y leyes que representen “un costo” para el ofensor, modelar comportamientos positivos y cambiar la amplia aceptación del comportamiento. Esta combinación de intervenciones ha sido la herramienta más efectiva para cambiar los patrones sociales de abuso (8).

La presente investigación reportó un predominio del sexo masculino en el adolescente victimario de bullying, resultados similares a los encontrados por Povedano y otros, quienes reportan que los chicos participan en comportamientos violentos en mayor medida que las chicas (9). Rodiz y col. (10) realizaron una investigación en la que encontraron también que el sexo predominante del agresor fue el masculino (54,4%). Ruiz y col encontraron que entre los niños se da más el bullying físico, mientras que en las niñas predomina el de tipo verbal y la exclusión social (11).

En cuanto a las características físicas del adolescente victimario de bullying, se encontró que predomina la percepción por parte de los docentes de ser descuidados y más fuertes que sus compañeros, no son de los más altos del salón, ni lucen atractivos. Esto coincide con lo expresado por Trautmann (12) y Cerezo (13) quienes señalan que el agresor suele ser físicamente más fuerte que sus víctimas y tiene mayor fortaleza física ante su oponente. Por su parte Levandoski y Cardoso (14) constataron fuertes evidencias en términos antropométricos en cuanto a que los alumnos agresores presentan parámetros de composición corporal superiores en relación a las víctimas.

Albores y col (15) señalan que el bullying es más frecuente en los alumnos de escolaridad temprana, durante la cual el agresor es considerado generalmente como popular y líder del grupo. Sin embargo, con el paso del tiempo, el fortalecimiento de las relaciones, la experiencia de vida y el desarrollo de la empatía, los alumnos van rechazando poco a poco las actitudes de agresión y, por lo tanto, los agresores se van aislando del grupo.

En lo referente al perfil psicológico del adolescente victimario de bullying, los docentes lo perciben como insensible ante el sufrimiento y ofensivo para los demás. Estos resultados son coherentes con los encontrados en investigaciones previas como la reportada por Buelga y col (16) quienes indican que este tipo de alumnos podría mostrar inclinación hacia comportamientos violentos que podrían ser interpretados como necesarios para formar parte de un grupo de amigos, ser popular o apreciado. De hecho, Smith y Kerpelman (17) aseguran que algunos adolescentes se implican en conductas violentas o delictivas en sus comunidades para tratar de obtener un reconocimiento social como popular o rebelde.

Otro de los resultados obtenidos en el presente estudio muestra que los docentes perciben que el victimario de bullying tiende a perder el control ante situaciones de tensión y conflicto, es inquieto e incapaz de aceptar normas. Según lo expresado por Rodríguez y col, el comportamiento violento de algunos adolescentes hacia sus iguales podría ser una estrategia para conseguir reputación social, reconocimiento, fama y estatus y también un medio para satisfacer ciertas necesidades de aprobación social (18).

En cuanto al ambiente familiar, todos los docentes percibieron que los padres no muestran interés en la conducta asumida por su hijo y que existe una relación inadecuada de los padres hacia su hijo de manera que los agresores escolares carecen de fuertes lazos familiares y muestran una emotividad mal encauzada en la familia: falta de comunicación, ausencia de apoyo y afecto, lo que incide en que se conviertan en rebeldes y agresivos como una forma negativa de buscar atención de los adultos significativos.

Los estilos parentales caracterizados por un predominio de la agresión, falta de afecto, escasa comunicación y el rechazo hacia los hijos se vinculan con la manifestación de problemas conductuales de agresividad, hostilidad y delincuencia. Por tanto, una actitud emotiva negativa caracterizada por carencia de afecto y comunicación incrementa el riesgo de manifestar conductas agresivas hacia sus compañeros (19).

Avilés y col (2) expresan que el agresor suele tener dificultades para controlar sus impulsos y emociones, es conflictivo y no se siente identificado con el colegio. Tal como afirman Varela y col los agresores tienen, en ocasiones, problemas familiares. Son chicos frustrados y con problemas personales que intentan aliviar mediante el ejercicio de la violencia hacia sus iguales, lo cual también les sirve para reafirmar su personalidad y su posición de líderes en el grupo de amigos. Suelen consumir sustancias adictivas e implicarse con frecuencia en conductas de riesgo para la salud (20).

Gran parte de los docentes opina que los agresores casi siempre son incapaces de integrarse al grupo. A tal efecto, Gálvez (21) y también Avilés y col (2) afirman que el problema es que al sentirse rechazados tienden a reunirse y expresar su frustración como grupo de agresores. De igual manera, si los padres o los maestros no le prestan suficiente atención, es decir no muestran afecto, dedicación, tolerancia, se pueden refugiar en el grupo de amigos. Con ellos se sienten acogidos, protegidos, importantes y valorados, lo que les refuerza y da seguridad para acosar a otros compañeros. Lo crítico de la situación, son las consecuencias que pueden tener esas agrupaciones de agresores a largo plazo y fuera del centro de estudio.

En otro orden de ideas, se encontró que un gran porcentaje de docentes considera que los agresores tienen bajo rendimiento escolar. Mazur y Bart mencionan que tanto el agresor como la víctima registran bajo rendimiento escolar (22). Los hostigadores son jóvenes que al mantener un rendimiento académico menor que el resto del grupo, no logran alcanzar los objetivos personales y académicos en las instituciones educativas, por lo que en muchas ocasiones se produce la deserción escolar. Por tanto, el bullying, es causa de un impacto importante no sólo en los factores afectivos y sociales, sino también en el rendimiento académico del joven.

Hasta el momento se ha tratado de hacer frente al bullying a través de aspectos meramente informativos, pero la tarea pendiente está en la formación vivencial que se dé en las aulas, y es ahí en donde el papel del docente como promotor de nuevas formas de convivencia y de interacción cotidiana se torna central para erradicar el bullying.

Este estudio aporta nuevos datos sobre el perfil físico y psicológico del adolescente victimario de bullying. Pese a la gran cantidad de información que circula sobre este tema, es necesario desarrollar más trabajos de investigación que permitan mostrar particularidades, especificidades y dinámicas en distintos contextos y regiones del país, donde el docente tenga un papel protagónico al identificar el adolescente agresor y víctima.

En este estudio los informantes fueron los profesores, quienes alcanzan a tener una situación privilegiada para analizar las conductas de agresión ya que pueden observarlas y evaluarlas. Una limitante del estudio se relaciona con el hecho de no haber obtenido la información de los involucrados directamente en el bullying para la evaluación del perfil del victimario. En este sentido es importante contar con otros informantes en la situación diaria de clase. Igualmente se podrían establecer comparaciones con otros niños y niñas del mismo nivel de desarrollo lo que sería objeto de futuras investigaciones.

Entre las medidas sugeridas para luchar contra el bullying en instituciones escolares, se proponen las siguientes:

1. Promover una comunicación efectiva y asertiva que permita motivar e integrar al grupo de estudiantes en actividades de cooperación y compañerismo, todo bajo un clima de entendimiento.

2. Implementar diferentes estrategias para el fomento de valores.

3. Estimular al victimario de bullying a colaborar, integrarse y actuar cooperativamente mediante talleres de reflexión y de intercambio.

4. Informar a los padres y representantes ante la presencia de agresores y/o víctimas de bullying.

5. Fomentar actividades culturales e intercambios deportivos, integrando esfuerzos con las organizaciones vecinales y sociales de la comunidad, con la finalidad de minimizar los índices de violencia

6. Realizar trabajos con los alumnos con los cuales se oriente a cuidar y respetar su ámbito escolar, compañeros y docentes.

REFERENCIAS

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