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Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela
versión impresa ISSN 0048-7732
Rev Obstet Ginecol Venez v.65 n.4 Caracas oct. 2005
El blasón de la cincuentona, trece años después
Drs. Itic Zighelboim *, Álvaro G. Requena **
* Universidad Central de Venezuela, Escuela Luis Razetti; ** Hospital Privado Centro Médico de Caracas.
En este mundo los cambios son constantes, no necesariamente consecutivos, en ocasiones se sobreponen y a veces se concatenan, el presente ya puede considerarse pasado inmediato, y así el editorial en el cual señalábamos la adopción del nuevo logotipo de nuestra Sociedad desde 1992 (1), marca un lapso de tiempo considerable, casi remoto, por tanto, nos parece interesante analizar los cambios que ha experimentado el logotipo a lo largo de estos años y, de paso, aclarar algunas omisiones en relación al distintivo que precedió este emblema y los hechos y personajes relacionados con sus orígenes. Historia vernácula obstétrica, en su mejor forma.
La forma romboidal del logotipo es llamativa. No conocemos la historia detrás de esta parte del diseño. No hemos encontrado comentarios al respecto, a pesar de que esta forma no es usual entre nosotros. Aparece a toda página en un número especial de la revista "Profesiones Médicas" de 1955 (2), en ocasión del Primer Congreso Venezolano de Obstetricia y Ginecología, y contiene un dibujo de la pieza de cerámica arqueológica venezolana que el Dr. Antonio Requena obsequió a Julio Calcaño (3), su amigo y compañero de promoción (1934), Vicepresidente del citado Congreso. En el diseño la figura arqueológica aparece recostada sobre un espéculo y sobre ella se dibuja un fórceps fenestrado, tipo Simpson.
Esta forma romboidal no guarda relación con el rombo de Michaelis, cuya medición se empleaba en aquella época para evaluar la forma, el tamaño pelviano y para detectar sus deformidades. Este procedimiento fue sustituido posteriormente por la pelvimetría interna primero y luego por la radiológica. Pero la forma del escudo no guarda relación con este paralelogramo, como creíamos en nuestra época de estudiante, es simplemente una ocurrencia del dibujante, como nos informó verbalmente el Prof. Oscar Agüero, testigo presencial de estos hechos.
Este emblema, elaborado en 1954, se usaba en forma irregular junto con otros en distintas ocasiones y eventos de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela (SOGV) hasta 1992, en que el distintivo elaborado en esa fecha aparece en la papelería, en la portada de la Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, órgano oficial de la SOGV, en los programas de los eventos organizados por ésta, y en los locales donde se efectúan las reuniones científicas (4).
Respecto a la pieza precolombina que Antonio Requena obsequió a Julio Calcaño, Gutiérrez Alfaro y Archila, en su ensayo histórico sobre la obstetricia venezolana, la reproducen en la contraportada del libro (Fig.1) y afirman que es " quizás la única pieza con detalles bien marcados de una gestante que se ha encontrado en las distintas zonas arqueológicas de Venezuela. Mide 9 cm de alto, está hecha de arcilla roja cocida, con engobe muy delgado y fue hallada en las excavaciones llevadas a cabo en 1932 en La Mata (Estado Aragua) zona arqueológica de Tacarigua. (Colección Requena)" (5). Esta pieza de barro cocido no se encuentra actualmente en la Sociedad. Existen dos versiones, ambas sin confirmar, que explicarían su ausencia. Una, que fue retirada de la SOGV por un familiar del Dr. Calcaño y la otra, sostiene que se extravió en una de las mudanzas de la Sociedad dentro de la Maternidad Concepción Palacios o durante la remodelación de su sede actual (Figura 1)
En las publicaciones de Gutiérrez Alfaro y Archila (5), y Agüero (6) se afirma que Antonio Requena era médico y antropólogo y se hace referencia al libro "Vestigios de la Atlántida", escrito por su padre, Rafael Requena (7), sin mayor información sobre estos colegas y sus trayectorias científicas, creemos que debemos darles rostro ya que su descubrimiento arqueológico está tan íntimamente ligado a los símbolos de la SOGV.
Rafael Requena (Figura 2), médico, fotógrafo, arqueólogo, diplomático, administrador de aduanas, bibliófilo, político, congresista, hacendado, azucarero, escritor, académico y carupanero (24/10/1879), vivió intensamente en una Venezuela primitiva donde las cuestiones del ingenio estaban por descubrirse y el intentó hacerlo con afán y pasión indomables. Casó con Doña Camila Frustuck Dalton, dama bolivarense, en quien tuvo tres hijos: Irma, Antonio y María Camila.
Sus estudios formales fueron en medicina y cirugía Universidad Central de Venezuela (UCV)1904 y Paris-1905, en todas las otras actividades que desplegó a lo largo de su vida, fue un hábil jinete improvisado, pionero definitivo y exitoso. Inició su ejercicio profesional en la compañía minera de El Callao. Seguidamente pasó a ser Director en el Ministerio de Instrucción Pública y luego a Cónsul en Trinidad. En 1913 es nombrado interventor de aduanas, primero en Puerto Cabello y luego en Maracaibo. En 1916, Cónsul en Santo Domingo; en 1917, Director de la Biblioteca Nacional; de 1918 al 1925 fue inspector general de los hospitales del Distrito Federal. Fue en secuencia, senador por el Distrito Federal, por el estado Nueva Esparta y por el estado Aragua; Presidente del Congreso de 1921 a 1923. Es nombrado Presidente del estado Aragua de 1929 a 1931 y, posteriormente, Secretario del General Juan Vicente Gómez (1931-1933).
Fue miembro fundador de la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas (1933). Academia, en la cual han estado representadas las siguientes dos generaciones, ya que su hijo Antonio y su nieto Jaime, fueron electos a la misma. También fue elegido miembro numerario de la Academia Nacional de la Historia, pero debido al exilio no pudo incorporarse (8).
Sus experiencias arqueológicas en los yacimientos de la ribera sur oriental del lago de Tacarigua, o como se le conoce hoy, Lago de Valencia, fueron analizadas en su libro "Vestigios de la Atlántida", en el cual intenta, además, probar la existencia del legendario continente perdido. En esas experiencias le acompañó siempre su hijo Antonio, quien, para ese entonces, estudiaba medicina.
En el exilio en Nueva York, desde 1934, fue profesor invitado en la Universidad de Yale. Falleció en 1946 (9).
Antonio Requena (Figura 3), "Sony" para conocidos, amigos y familiares, fue un hombre de muchos y variados intereses y actividades: médico, cirujano general y urólogo, gremialista, educador, enciclopedista, antropólogo, arqueólogo, profesor universitario, investigador científico, pensador, político; modelista y miniaturista de aviones, barcos antiguos y modernos, cañones; carpintero fino, heraldista, empresario, asegurador, académico, cocinero, alguna vez hizo esmaltes sobre metales, grabadista.
Nació en Caracas el 21 de enero de 1911. Buen y aprovechado estudiante, ávido lector, siempre muy interesado por la música. Hacía gala, con razón, de una memoria extraordinaria, que le permitía recitar párrafos enteros de libros recién leídos o parlamentos y arias completas de obras vistas en la escena teatral u operística. Se complacían, él y sus amigos de igual o parecida potencia mnemónica, en recordar pasajes, poemas, versos y arias. Hizo de la amistad un culto, que avivó con afecto y sencillez.
Se interesó desde muy joven por la arqueología y la antropología, tanto, que su tesis de bachiller versó sobre las medidas antropométricas de los cráneos hallados en las excavaciones arqueológicas de su padre.
Casó con Clara Isabel Mandé Velutini, a quien amó con exclusividad e inmensa ternura. Clarita todavía nos acompaña en este peregrinar variopinto de la familia. Tuvieron dos hijos varones, Álvaro Gonzalo, médico psiquiatra con intereses culturales variados pero fastidiosamente centrado en su materia médica y Jaime Fred, seguidor de los pasos académicos e investigacionales familiares. El 26 de julio de 1934 se graduó en la promoción "Dr. Vicente Peña". Julio Calcaño fue uno de sus compañeros de graduación.
Fue el iniciador de los estudios de paleopatología en Venezuela (10). Consecuencia más que lógica de estar un médico en diario contacto con el arte prehispano y las osamentas de los hallazgos arqueológicos, de cuyo estudio minucioso dedujo la presencia de algunas enfermedades entre nuestros indígenas precolombinos. De las enfermedades descritas cobró mayor importancia la de casos de tuberculosis, inéditos en América para ese momento, y rechazados inicialmente por la comunidad científica, hasta que en 1973, Allison, Mendoza y Pezzia (11) y posteriormente Dalton con el mismo grupo de investigadores, describen la tuberculosis en la momia de un niño inca del 700 DC (12). Lamentablemente, no vivió para ver con sus ojos como la comunidad científica internacional aceptaba como válido aquello que el había descubierto (13).
"El Dr. Requena diagnostica a sus pacientes de barro cocido", informaba el diario "El Nacional" el 8 de agosto de 1950. Obviamente no se refería a la figurilla representando una joven gestante que había regalado a su amigo Julio Calcaño. En ésta el diagnóstico era más que obvio.
Como complemento necesario a la arqueología se interesó vivamente por la antropología. Realizó estudios sobre las deformaciones craneanas a que eran sometidos los niños indígenas y que habían sido interpretadas, al ser observadas en cráneos de adultos, como pertenecientes a otras razas y culturas. Tanto así, que su propio padre adelantó la tesis de que se trataba de "atlantes".
Estudió diversos grupos étnicos, entre ellos los ayamanes, verdaderos pigmeos caribeños asentados en Falcón. Contribuyó de forma importante a los estudios sobre la población del territorio americano y venezolano en particular.
Como corolario a sus intereses en arqueología y antropología, fue de los fundadores y por muchos años director de la Escuela de Sociología y Antropología (UCV). También fue de los fundadores y primer Presidente del Colegio de Sociólogos y Antropólogos de Venezuela (10, 14).
Su colaboración entusiasta y continua con el Museo de Ciencias Naturales le llevó hasta donar gran cantidad de piezas arqueológicas al Museo.
De ocuparse de los ancestros de los actuales indígenas, pasó a ocuparse de ellos en la Comisión Indigenista, de la que fue miembro y hasta Presidente, por muchos años. Procuró para ellos el bienestar y el respeto adecuado a sus personas, sus propiedades, zonas de influencia, culturas y formas de vida.
También recordaremos que fue Presidente del Colegio de Médicos del Distrito Federal (1950) y Presidente de la Federación Médica Venezolana. En 1951, fue elegido por primera vez Presidente de la Federación Médica Venezolana. En ese año, como ahora, uno de los temas candentes, de diaria discusión, era el del ejercicio ilegal de la medicina y el empirismo. La lucha fue frontal y acerba. Le correspondió presidir la VII Asamblea de la Federación Médica Venezolana en que se aprobó el anteproyecto de la Ley de ejercicio de la Medicina, que venía siendo postergado por las asambleas anteriores y que, según sus palabras representaba " si no el máximo de sus aspiraciones, al menos la consagración de sus más elementales derechos y el logro de mínimas aspiraciones." En esa misma asamblea fue reelegido Presidente de la Federación Médica Venezolana.
Fue miembro de la Sociedad Venezolana de Cirugía, de la de Cancerología y fundador y Vicepresidente de la de Urología para el período 1945-46. El 25 de febrero de 1954, fue recibido como Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Academia a la que pertenecía desde 1948 (9).
En 1958, tras la caída de Marcos Pérez Jiménez, aparece totalmente involucrado en la Junta Patriótica, de la cual termina siendo su Presidente. Pero tanto fue el esfuerzo y los disgustos generados por los intereses políticos y personales de otros, que chocaban contra su idealismo romántico y quijotesco y su emoción ante el futuro, la verdad y la entrega generosa de su tiempo, su voluntad y su salud, que terminó muy enfermo y hubo de ser intervenido de gastrectomía en los EE.UU. Se recuperó bien y todavía dio que hacer por algunos años.
Falleció el 17 de julio de 1973. La noticia de su muerte la expresaba el diario El Nacional en primera página: "Ayer murió el Dr. Antonio Requena, ilustre médico, antropólogo y hombre público venezolano, que deja una huella perenne en el recuerdo de la comunidad nacional, por la obra de bien que realizó en los diversos campos donde debió actuar " Pocos se enteraron de su muerte, pocos sabían cual era su nombre; aún hoy en día hay quien pregunta por Sony Requena.
En relación a los botones distintivos de la Sociedad, el primero de ellos, de forma romboidal y 22 mm de largo por 13 mm de ancho, fue elaborado en Suiza por Huguenin; no pudimos precisar la fecha en que se comenzó a usar. Tiene un reborde rojo, con la inscripción de arriba abajo y en sentido de las agujas del reloj: SOCIEDAD DE OBSTETRICIA Y GINECOLOGÍA DE VENEZUELA. En el interior del rombo, sobre un campo verde, se encuentra el dibujo de la pieza arqueológica que representa una gestante, colocada sobre un espéculo bivalvo y sobre ella un fórceps fenestrado, como lo describimos antes (Figura 4-A y 4-B).
Figura 4-A Figura 4-B
El vástago que sirve para fijarlo en el ojal del traje, camisa, blusa o vestido, tiene forma de tuerca y sobre éste se ajusta un tornillo, que lo fija a la prenda. Según Lourdes Carvajal de Lira, quien fuera la tercera Secretaria de la Sociedad (3) esta insignia se vendía a los Miembros Activos por Bs.10,00, que entonces era una suma considerable. Ella nos refiere que los directivos tenían un distintivo similar, con una V en el ángulo inferior con la inscripción del cargo en el borde interno y el período para el cual fue electo en el externo. Éstos eran de oro y debían pasar de una directiva a la otra. Agüero, que fue Presidente de la SOGV en 1959 (2) no se recuerda de la existencia de estos distintivos en oro (Figuras 4-C y 4-D).
Figura 4-C Figura 4-D
La idea de sustituir el anterior logotipo se propuso y aprobó en una reunión conjunta de Junta Directiva (JD) y Consejo Consultivo (CC) el 5 de mayo de 1992 y se encargó al Ing. Eduardo Blotki y la Srta. Michele Borberg para que diseñaran un nuevo distintivo, en base a las sugerencias de los asistentes a esa reunión. El 21 de julio, en otra reunión similar a la ya citada, se presentó y aprobó el dibujo del nuevo distintivo, conservando la forma romboidal de su predecesor (1). La elaboración se encargó a la Joyería Retzignac de Caracas, fue fabricada en bronce y se obsequió a los Miembros de la SOGV por acuerdo con el Sr. Arnaldo Rosas, representante de los Laboratorios Wyeth, que asumió parte importante del costo. Sus dimensiones son: 20 mm de largo por 15 mm de ancho (Figura 4-C). Para los Directivos de la Sociedad y los Miembros del Consejo Consultivo este escudo se le agregó un reborde dorado en las aristas superiores, de 2 mm de ancho. En el de los directivos en una arista se inscribía el cargo y en la otra el período para el cual fue electo y en el caso del Consejo Consultivo se grababa una palabra en cada banda (Figura 4-D). Su uso comenzó el 20 de marzo de 1993 durante la XI Jornada Nacional de Obstetricia y Ginecología, realizada entre los días 17 al 20 de marzo, en la ciudad de Pampatar, Estado Nueva Esparta (Figuras 4-E y 4-F).
Figura 4-E Figura 4-F
La tercera modificación se adoptó también en sesión de trabajo conjunta de la JD y el CC, el 30 de agosto de 1999 y fue, únicamente, para Directivos de la SOGV, Consejo Consultivo, Maestros de la Obstetricia y Ginecología Venezolana y Miembros Honorarios (Figuras 4-E y 4-F). La modificación consistió en rodear el logotipo antes descrito de un campo dorado, lo que le confirió forma oval. Las dimensiones son 25 mm de largo por 18 mm de ancho y en el borde inferior lleva grabada la inscripción relativa al cargo, con letras negras sobre un relieve de la base para los Directivos de la Sociedad y CC y con letras en relieve para las distinciones. Este distintivo fue fabricado por Impresos Villanueva C.A, en Caracas, en latón de bronce. Se estrenó en el XVII Congreso Nacional de Obstetricia y Ginecología, realizado del 28 febrero al 2 de marzo de 2000, en el Hotel Caracas Hilton, con ocasión de los 60 años de la fundación de la Sociedad. El vástago en el anverso del distintivo, tanto el de 1993 como el de 1999, es liso, termina en punta de alfiler, y se fija a la ropa, mediante presión con una especie de tapa redondeada.
REFERENCIAS
1. Zighelboim I. El blasón de la cincuentona (Editorial). Rev Obstet Ginecol Venez. 1993; 53: 1-2. [ Links ]
2. Profesiones Médicas 1955; 4 (Número especial), 12 de enero 1955. [ Links ]
3. Archila R, Baptista JM, Briceño Maaz T, Briceño Romero G, Mejía Cifuentes A. Promoción Médica Doctor Vicente Peña 1928-1934. Bodas de plata profesionales. Caracas: Tipografía LUX, S.A; 1959. [ Links ]
4. Agüero O. Historia de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela. Caracas: Editorial Ateproca; 2003. [ Links ]
5. Gutiérrez Alfaro PA, Archila R. La Obstetricia en Venezuela. Ensayo histórico. Caracas: Editorial Ragón C.A; 1955. [ Links ]
6. Agüero O. La Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela en el inicio de su volumen 50, año 50 de publicación. Rev Obstet Gynecol Venez. 1990;50:1-3. [ Links ]
7. Requena R. Vestigios de la Atlántida. Caracas: Tipografía Americana; 1932. [ Links ]
8. Carrillo JM. Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Datos históricos y biográficos. Vol. I. Fundación Polar-Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Caracas. 2003. [ Links ]
9. Fundación Polar. Diccionario de Historia de Venezuela. P-Z. Caracas: 1988. [ Links ]
10. Berrizbeitia, EL de. Diez médicos precursores de la antropología física en Venezuela. Rev Soc Venez Historia de la Medicina. 1992; 41(62): 1-40. [ Links ]
11. Allison MJ, Mendoza D, Pezzia A. Documentation of a case of tuberculosis in Pre-Columbian America. Am Rev Respir Dis. 1973;107(6):985-991. [ Links ]
12. Dalton HP, Allison MJ, Pezzia A. Med Coll Virginia Q. 1976;12:43-48. [ Links ]
13. Requena A. Evidencia de tuberculosis en la América Precolombina. Acta Venezolana. 1945; 1: 141-164. [ Links ]
14. Castro GA. Sociólogos y Sociología en Venezuela. UNESCO; 1988. [ Links ]