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Acta Botánica Venezuelica

versión impresa ISSN 0084-5906

Acta Bot. Venez. v.32 n.2 Caracas dic. 2009

 

Caracterización del comercio de plantas medicinales en los mercados populares de Caracas, Venezuela

Medicinal plant trade characterization in popular markets of Caracas, Venezuela

Diego Giraldo1, Elba Baquero2, Alexis Bermúnez3 y María A. Oliveira-Miranda4

1 Asociación Civil Provita. Caracas. Venezuela. diegogiraldohernandez@gmail.com

2 Universidad Simón Bolívar. Caracas. Venezuela. elbabaquero@hotmail.com

3 Departamento de Biología y Química. Grupo de Investigación en Productos naturales. Universidad de Los Andes. Trujillo. Venezuela. abermudez@ula.ve

4 Laboratorio de biología evolutiva. Universidad Simón Bolívar. caracas. Venezuela. oliveira.maria@gmail.com

RESUMEN

Para caracterizar el comercio de plantas medicinales en Caracas, Venezuela, se visitaron cinco mercados populares y 10 herbolarios, entrevistando los vendedores para determinar las especies comercializadas, usos tradicionales, su versatilidad e importancia relativa. Se registraron 198 especímenes, identificándose 164 especies, de 72 familias. La mayoría son cultivadas, pero también se comercializan especies silvestres provenientes de los Andes y Guayana. Se registraron 120 usos, distribuidos en 18 categorías de enfermedades, principalmente del sistema digestivo, infecciosas y parasitarias, piel y tejido subcutáneo. Predominaron las especies multipropósito (164, IVF > 0,5), mientras que 125 presentaron uso significativo (NUS > 20%). El análisis de agrupamiento evidenció la existencia de dos grupos de herbolarios. Se recomienda complementar este estudio con evaluaciones farmacológicas y ecológicas.

Palabras clave: Caracas, comercialización, herbolarios, mercados populares, plantas medicinales

ABSTRACT

To characterize the commercial trade of medicinal plants in Caracas, Venezuela, five popular markets and 10 herb stalls were visited. Stall keepers were interviewed to determine which species were being sold and which were their traditional uses. One hundred ninety eight samples were recorded and 164 species from 72 families were identified. Most of these species are cultivated although wild species from theAndes and Guayana have also been commercialized. One hundred twenty different uses of these plants were recorded and categorized according to 18 disease types, especially those associated with digestive system, infectious and parasitic diseases, as well as those related to skin and subcutaneous tissue. Multi-purpose species were dominant (164, IVF > 0,5), while 125 species show significant use (NUS > 20%). The cluster analysis evidences two groups of stalls. A complementary study considering pharmacological and ecological assessments is recommended.

Key words: Caracas, herbalist’s shop, medicinal plants, trade

ISSN 0084-5906 Depósito Legal 196902DF68

INTRODUCCIÓN

Las plantas medicinales constituyen un recurso valioso en los sistemas de salud de los países en desarrollo. Aunque a nivel mundial no existen datos precisos para evaluar el uso global de plantas medicinales, la Organización Mundial de la Salud ha estimado que más de 80% de la población mundial utiliza la medicina tradicional para sus necesidades de atención primaria de salud y que gran parte de los tratamientos tradicionales involucran el uso de extractos de plantas o sus principios activos (Akerele 1993; Kala 2000; Tabuti et al. 2003).

El comercio internacional de plantas medicinales provenientes de países de la región tropical hacia países como China, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años (Hoareau & DaSilva 1999; Laird 1999; Berti et al. 2000; World Health Organization 2000), debido principalmente al aumento en la demanda por parte de la industria farmacéutica, compañías de productos naturales y al repunte de la medicina tradicional (Akerele 1993; De Silva 1997; Hersch 1997; Kuipers 1997; Olsen 1998; Hoareau & DaSilva 1999; Narendran et al. 2001; Calixto 2005; Romero et al. 2005). Tal crecimiento ha originado un incremento en la recolección indiscriminada de algunas especies silvestres, ya que son relativamente pocas las especies cultivadas destinadas a la producción de fitofármacos, lo cual representa una grave amenaza no sólo para sus poblaciones naturales sino también para los ecosistemas donde se encuentran (Hill 1965; Hersch 1997; Kuipers 1997; Sheldon et al. 1997; Huang & Long 2004).

Desafortunadamente, los registros de comercialización de plantas medicinales son escasos o simplemente no existen, tal como ocurre en la región tropical. En ese sentido, desde 1996, la organización TRAFFIC ha desarrollado proyectos de investigación sobre los procesos de recolección, uso y comercio de plantas medicinales en algunos países de Sudamérica, con el fin de identificar las especies comercializadas, aquellas que requieren acciones de conservación y constituyen prioridades de investigación, evaluar las regulaciones y controles existentes y recomendar medidas específicas para promover el uso adecuado y el comercio sostenible (Buitrón 1999). Como resultado de este trabajo, se adelantaron informes técnicos de la situación de este comercio en Ecuador (Buitrón 1999), Colombia (Rivera et al. 2000) y Brasil (Ribeiro-Silva et al. 2001). Para el resto de los países, sólo se dispone de información preliminar.

Venezuela se encuentra entre los diez primeros países megadiversos del mundo (Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales 2001). En consecuencia, la flora medicinal es muy rica y ampliamente utilizada por poblaciones caracterización del comercio...

locales (Perrin et al. 1977; Delascio 1985; Chen 1991; Angel 1993; Delgado et al. 1994; Salazar 1995; Bermúdez & Velázquez 2002; Bermúdez 2007). Aunque existe un comercio creciente de especies medicinales a través de mercados locales y de productos herbales en tiendas naturistas, la información sobre características de este comercio es escasa (Rodríguez 1983; Játem-Lásser et al. 1998; Bermúdez & Velázquez 1999). Al respecto, Guánchez (2000), plantea que en Venezuela el comercio de plantas medicinales es considerado una actividad económica marginal, por lo que la información de comercialización generalmente no es recogida en las estadísticas oficiales, prestándose poca atención a su impacto ecológico, económico y cultural.

En una revisión reciente de las potencialidades y amenazas del comercio de plantas medicinales en Venezuela, Baquero (2007) plantea que el mercado de estos recursos se puede dividir en dos categorías: regulado y no regulado. El primero de ellos incluye fitofármacos, productos naturales y otros derivados de plantas medicinales, que están bajo regulación del Ministerio de Salud, como autoridad nacional competente. El no regulado está conformado por material vegetal comercializado en estado fresco o seco en mercados populares, tiendas naturistas y otros establecimientos, sin ningún tipo de control, lo que dificulta su estudio y la evaluación de su impacto sobre la biodiversidad.

En América Latina, los mercados populares representan sitios estratégicos para investigaciones etnobotánicas, especialmente los relacionados con el comercio de plantas medicinales (Nicholson & Arzeni 1993; Hersch 1997; Játem-Lásser et al. 1998). En Venezuela, aunque este tipo de estudio es escaso, algunas investigaciones previas revelan la diversidad de plantas medicinales comercializadas y la importancia de los herbolarios existentes en mercados populares, como fuentes de información sobre plantas utilizadas en la medicina tradicional (Rodríguez 1983; Játem-Lásser et al. 1998; Bermúdez & Velázquez 1999; Hidalgo-Baez et al. 1999; Giraldo et al. 2004).

Caracas, la capital y principal centro poblado de Venezuela, posee numerosos mercados populares que son visitados masivamente por la población, pero los mismos han sido muy poco estudiados desde el punto de vista etnobotánico. Con base en estas consideraciones, el presente estudio tuvo como propósito caracterizar el comercio de plantas medicinales en los principales mercados de esta ciudad, con especial énfasis en las especies comercializadas, condiciones de comercialización, usos tradicionales reportados por los vendedores, partes usadas, procedencia del material comercializado e importancia relativa de las especies registradas.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este trabajo se desarrolló en cinco mercados populares de la ciudad de Caracas: Quinta Crespo (QC); Guaicaipuro (GUA); Chacao (CHA); El Cementerio (CEM) y Petare (PET). En cada mercado se ubicaron los herbolarios (sitios de venta de plantas medicinales) y se seleccionaron aquellos con mayor antigüedad y representatividad en el ramo (mayor riqueza de plantas medicinales en relación con otro tipo de productos comercializados, tales como artículos mágico-religiosos). En total, se trabajó en diez herbolarios (QC: A y B; GUA: A, B y C; CHA: A; CEM: A; PET: A, B y C).

La información etnobotánica fue registrada mediante entrevistas semiestructuradas, siguiendo la metodología reportada por Nicholson & Arzeni (1993) y Martin (2001). El muestreo fue intencional, pues se entrevistaron los vendedores de herbolarios con más de diez años de experiencia en el comercio de plantas medicinales y que mostraron buena disposición para suministrar la información solicitada. Las planillas de registro de datos reunían los siguientes aspectos: datos de identificación de los informantes (nombre, edad, nacionalidad, profesión y tiempo de trabajo); información sobre las plantas comercializadas (nombre local, usos reportados, parte comercializada, forma de comercialización y biorregión de procedencia). Los nombres locales de las plantas se registraron como los pronunció cada informante. Todas las entrevistas fueron escritas y la información de cada planta fue codificada junto con la muestra botánica. Los usos medicinales reportados por los vendedores se agruparon siguiendo la décima versión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (Organización Mundial de la Salud 1995).

La colección de los especímenes (por duplicado) se realizó al momento de entrevistar a cada vendedor, siguiendo la metodología reportada por Tillett (1995). Al final de cada día de muestreo, las plantas fueron prensadas, se humedecieron con alcohol isopropílico (70%) y se colocaron en bolsas plásticas selladas con cinta plástica. Posteriormente fueron transportadas al Laboratorio de Botánica Sistemática de la Universidad Simón Bolívar, para ser secadas en una estufa. La identificación taxonómica de los especímenes colectados se realizó utilizando bibliografía especializada (Vareschi 1970; Schnee 1973; Steyermark & Huber 1978; Velázquez 1997; Hoyos 1998; Comisión Nacional para el Aprovechamiento de Plantas Medicinales 2004a, b). Una vez identificadas, se revisó el origen biogeográfico, de acuerdo a la base de datos del Missouri Botanical Garden y otras fuentes bibliográficas (Schnee 1973; Hoyos 1998; Benett & Prance 2000). Con esta información, se elaboró la lista de especies introducidas y la de especies nativas del neotrópico.

La importancia cultural de las especies registradas fue evaluada a través de técnicas de análisis de consenso de los informantes (Phillips 1996). Entre las técnicas cuantitativas utilizadas para tal fin, están: 1. Índice de Versatilidad Farmacológica (IVF modificado): que toma en cuenta el número de usos tradicionales citados para cada especie, así como el número de categorías de enfermedades en las cuales se distribuyen dichos usos. Ambos datos son normalizados dividiéndolos entre los reportados para la especie más versátil (con mayor número de usos tradicionales y que es utilizada para tratar más categorías de enfermedades). Sumando los datos normalizados, se obtiene un índice que oscila entre 0 y 2, que permite identificar las especies con mayor versatilidad farmacológica (Bennett & Prance 2000). Para el análisis de los datos se establecieron cuatro categorías de versatilidad: muy alta (entre 1,5 y 2), alta (entre 1 y 1,5), media (entre 0,5 y 1) y baja (< 0,5). 2. Nivel de Uso Significativo TRAMIL (NUS modificado): calculado dividiendo el número de citaciones para el uso principal, entre el número de informantes entrevistados en cada región, multiplicando este resultado por 100. Este índice expresa que los usos tradicionales citados con una frecuencia igual o superior a 20% se consideran significativos desde el punto de vista de su aceptación cultural, por lo que merecen su evaluación y validación científica (Germosén-Robineau 1995).

Para evaluar la homogeneidad de los herbolarios desde el punto de vista de las plantas medicinales comercializadas, dentro y entre mercados, se realizó un Análisis de Agrupamiento Jerárquico o Análisis de Cluster (Höft et al. 1999). Este análisis se realizó sobre una matriz de presencia-ausencia, porque la homogeneidad evaluó la similitud de los herbolarios en términos de las especies comercializadas. La técnica de agrupamiento fue Ward (varianza mínima) y la distancia empleada fue Percent, para variables no continuas. Este análisis se realizó utilizando el programa SYSTAT (Versión 8.0).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En este estudio se registraron 198 especímenes de plantas medicinales comercializadas en los herbolarios visitados, lográndose identificar 164 especies, por lo menos a categoría de género. Aunque el número de especies varió de un herbolario a otro, aún dentro de un mismo mercado, el que presentó mayor riqueza de especies fue Quinta Crespo (entre 72 y 108), seguido de Petare (entre 56 y 84), Cementerio (84), Guaicaipuro (entre 33 y 82) y Chacao (38).

La riqueza de especies comercializadas en la ciudad de Caracas es superior a la reportada en otras regiones del país (Játem-Lásser et al. 1998; Bermúdez & Velázquez 1999; Hidalgo-Báez et al. 1999; Gil et al. 2003; Baquero 2007), en México (Nicholson & Arzeni 1993), Colombia (Rivera et al. 2000) y Brasil (Ribeiro-Silva et al. 2001; Almeida & Albuquerque 2002). La identificación taxonómica fue el principal obstáculo en el presente trabajo, ya que muchas de las plantas son comercializadas como fragmentos de hojas, tallos, flores, raíces o cortezas, tal como ha sido reportado en estudios previos (Almeida & Albuquerque 2002; Baquero 2007).

Las 164 especies corresponden a 72 familias botánicas (Tabla 1). Las mejor representadas, en cuanto a número de especies fueron: Asteraceae (15; 9,15%), Lamiaceae (12; 7,32%), Caesalpiniaceae (10; 6,1%), Euphorbiaceae (7; 4,27%), Zingiberaceae (6; 3,66%), Apiaceae (5; 3,05%), Fabaceae (5; 3,05%) y Poaceae (5; 3,05%), las cuales aportan casi 40% de las especies registradas. De las 64 familias restantes, 41 estuvieron representadas por una sola especie. Estos resultados coinciden con tendencias encontradas en estudios realizados en comunidades criollas de algunos países suramericanos (Hilgert 2001; Almeida & Alburquerque 2002; Scarpa 2004), que evidencian que las familias Lamiaceae, Poaceae, Asteraceae, Leguminosae (con sus tres subfamilias) y Malvaceae, predominan entre las plantas medicinales utilizadas en esta región del continente americano. La importancia de la familia Lamiaceae puede deberse a que sus especies son ricas en aceites esenciales, que les confieren propiedades medicinales ampliamente reconocidas por la población (Trotter & Logan 1986; Almeida & Alburquerque 2002).

En cuanto a su origen biogeográfico, se observó un ligero predominio de las especies introducidas e importadas, con 53,54% (106), correspondiendo 46,46% (92) restante a especies nativas. La preponderancia de las especies introducidas es muy común en Suramérica (Begossi et al. 2002) y puede incluir hasta 216 especies de Europa, Asia, América del Norte, África y el Pacífico (Benett & Prance 2000).

En los herbolarios de Caracas estudiados, 56,71% (93) son especies cultivadas y 43,29% son plantas silvestres, incluyendo algunas naturalizadas. La recolección de esta proporción de especies silvestres puede ocasionar fuertes impactos a nivel de algunos ecosistemas. Tal es el caso del frailejón (espeletia schultzii), una especie propia de ecosistemas muy frágiles, como los páramos andinos, que es comercializada de manera masiva en un puesto mayorista del mercado de Petare, donde venden cerca de 25 bultos de 20 kg/semana.

Según la biorregión de procedencia, 85,36% de las especies proviene de la cordillera de la Costa. Es probable que esto sea debido a su cercanía con los mercados evaluados, lo cual disminuye los costos de recolección, transporte y distribución de las plantas comercializadas. En ese sentido, biorregiones como los Andes (2,43%), Guayana (1,22%), Llanos (0,61%) y Delta del Orinoco (0,61%), tuvieron baja representatividad en la muestra. El 9,76% de las especies registradas correspondió a plantas importadas.

La forma de comercialización incluyó material fresco, seco o ambos. Las plantas comercializadas exclusivamente en estado fresco representaron 12,80% y las vendidas en estado seco 28,66%. El 58,54% incluye plantas comercializadas tanto frescas como secas. Es de resaltar que, pese a que la reposición de material no era igual en cada herbolario, se detectó la venta de plantas desde en buen estado aparente hasta deterioradas por hongos. En general, las condiciones de manipulación de las plantas y conservación fueron deficientes, lo que podría afectar directamente los principios activos y, por ende, las propiedades medicinales de la planta, situación que es común a otras regiones del país (Bermúdez & Velázquez 1999; Baquero 2007).

Con relación a las partes de las plantas que se comercializan en los herbolarios, predominaron los órganos aéreos (86,58%), principalmente la parte aérea completa (27,44%), seguido de hojas (20,12%), hojas y tallos (10,36%). Las partes subterráneas (raíz y rizoma) apenas aportan 3,66%, mientras que toda la planta (partes aéreas y subterráneas) es comercializada en 9,76%. Al respecto, algunos estudios han mostrado que las partes aéreas de las plantas son frecuentemente utilizadas para la preparación de los tratamientos tradicionales (Hilgert 2001; Scarpa 2004; Bermúdez 2007). En cuanto a los volúmenes de venta, fue difícil su cuantificación, debido a que los compradores no comercializan el material por peso, sino por paquetes, bolsas o bultos.

Se registraron 120 usos distintos reportados por los vendedores entrevista dos (Tabla 1), distribuidos en 18 categorías de enfermedades y problemas de salud conexos, establecidas por la Organización Mundial de la Salud (1995) (Tabla 2), observándose que una misma planta puede ser comercializada para el tratamiento de varios problemas de salud, correspondientes a diferentes categorías de enfermedades. El mayor número de reportes estuvo relacionado con el sistema digestivo (12,5%), enfermedades infecciosas y parasitarias (10,8%), piel y tejido subcutáneo (10,8%), sistema genito-urinario (10%), y problemas locales de salud que de acuerdo a su sintomatología no pudieron ser categorizados (10%). Esta tendencia es común pues, en general, las categorías que son frecuentemente mencionadas por usuarios de plantas medicinales incluyen los trastornos del sistema digestivo y problemas de la piel (Trotter & Logan 1986; Almeida & Albuquerque 2002; Baquero 2007; Bermúdez 2007).

Al estimar cuantitativamente la importancia relativa de las especies comercializadas se encontró que la sábila (aloe vera) presentó el nivel más alto de versatilidad (IVF = 1,78), con 13 usos reportados pertenecientes a 7 categorías de enfermedades distintas. Esta especie, junto con Pluchea odorata, bursera simaruba y Petiveria alliacea, presentan un nivel muy alto de versatilidad. Otro grupo de 11 especies, que incluye a Mentha × piperita var. citrata, Malachra alceifolia, Pffafia iresinoides, cupressus sempervirens, Lepidium virginicum, Borago officinalis, argemone mexicana, ocimum campechianum, verbena litoralis, artemisia absinthium y crescienta cujete tienen un nivel alto de versatilidad, lo cual significa que poseen entre 6-10 usos tradicionales y se comercializan para tratar entre 5-6 categorías de enfermedades (IVF entre 1,1-1,5). Estas 15 especies altamente versátiles desde el punto de vista etnofarmacológico, representan 9,15% del total registrado en este estudio. Asimismo, 66 especies (40,24%) mostraron versatilidad media, con 3 a 7 usos reportados. Las 83 especies restantes (50,61%) presentaron baja versatilidad, comercializándose para 1-3 usos distintos. Dentro de este último grupo, 34 plantas (20,73%), tienen un solo uso tradicional. En general, una proporción cercana a 80% de las especies registradas son comercializadas para tratar más de un problema de salud, lo cual parece ser un rasgo preponderante de la medicina tradicional a base de plantas, donde predominan las especies multipropósito (Bermúdez & Velázquez 1999; Hilgert 2001; Almeida & Albuquerque 2002; Baquero 2007; Bermúdez 2007).

Del total registrado, 125 especies (76,22%) poseen usos significativos, es decir, fueron citadas para un uso tradicional determinado por dos o más (> 20%) de los vendedores entrevistados (Tabla 1). La especie con NUS más alto (100%) fue equisetum giganteum, que fue comercializada principalmente para tratar cálculos renales en todos los herbolarios visitados, seguida de Rosmarinus officinalis, Matricaria recutita y Pffafia iresinoides (NUS = 90%), así como Smilax cumanensis, Plectranthus amboinicus, Mentha × piperita var. citrata y annona muricata (NUS = 80%). Es importante resaltar que entre el grupo de 20 especies con mayor NUS, se encuentran cuatro de las que presentaron alta versatilidad farmacológica (Pffafia iresinoides, Mentha × piperita var. citrata, Petiveria alliacea y aloe vera). Esta proporción de especies con Nivel de Uso Significativo es inusualmente alta, en comparación con la encontrada para plantas medicinales utilizadas en comunidades campesinas de los Andes venezolanos (Bermúdez & Velázquez 2002; Bermúdez 2007), donde no supera 12%. Este resultado parece indicar que para las plantas comercializadas en los mercados populares existe un alto consenso intracultural entre los vendedores de los herbolarios, sugiriendo que el conocimiento tradicional sobre plantas medicinales comercializadas en los herbolarios de la ciudad de Caracas es ampliamente compartido y que los vendedores tienen muchos años de experiencia en esta actividad y utilizan material vegetal proveniente de los mismos proveedores.

Al evaluar la homogeneidad de los herbolarios existentes en los mercados estudiados, el análisis de agrupamiento mostró que ni la ubicación dentro de cada mercado ni la cercanía de los diferentes mercados explican la semejanza entre ellos, es decir, los herbolarios dentro de un mismo mercado no son necesariamente parecidos, con base en las especies que comercializan, tal como puede apreciarse en la Fig. 1. Asimismo, puede observarse la existencia de dos grupos principales: uno conformado por el herbolario B del mercado Guaicaipuro (GUAB), los herbolarios A y B de Petare (PETA y PETB) y el herbolario del Cementerio (CEMA), y otro grupo conformado por el herbolario C de Petare (PETC), el A de Chacao (CHAA), los herbolarios A y C de Guaicaipuro (GUAA y GUAC) y los herbolarios de Quinta Crespo (QCA y QCB), como una subunidad, a su vez independiente.

Los herbolarios de Petare están en ambos grupos y esto puede explicarse porque sus vendedores son mayoristas, siendo los principales proveedores de especies medicinales para el resto de los herbolarios ubicados en los mercados de Caracas, a excepción de los herbolarios del mercado Quinta Crespo. El hecho de que los herbolarios de Guaicaipuro repliquen esta condición habla de sus tendencias de compras. Los herbolarios de Quinta Crespo, agrupados muy cercanamente, son los más antiguos de la ciudad y son los que comparten y ofrecen la mayor riqueza de plantas medicinales a los usuarios, por lo que es muy posible que tengan fuentes de plantas diferentes a los restantes herbolarios de la ciudad. El manejo de la comercialización de las plantas por un grupo reducido de mayoristas muy probablemente permita, de ser necesario, establecer con mayor facilidad mecanismos de control, en especial cuando se trate de especies amenazadas de extinción.

En términos generales, el comercio de plantas medicinales en los herbolarios de los mercados populares de Caracas involucra una alta riqueza de especies que se comercializan solamente con el nombre popular. Este comercio local es creciente, observándose comerciantes mayoristas que abastecen a las redes de herbolarios de los diferentes mercados. Desde el punto de vista legal, no está regulado, por lo cual incluye plantas muchas veces no estudiadas para validarlas científicamente y aprovecharlas adecuadamente desde el punto de vista económico. Estas características son similares a las encontradas en otros países de Suramérica (Rivera et al. 2000; Ribeiro-Silva et al. 2001).

La mayoría de las especies provienen de la cordillera de la Costa, predominando las especies cultivadas. No obstante, es importante resaltar que existe un comercio activo de especies silvestres, provenientes de las biorregiones de los Andes y de Guayana, para las cuales no se ha evaluado el impacto de su extracción sin control. De hecho, algunas de estas especies están reportadas como amenazadas en el Libro Rojo de la Flora Venezolana (Llamozas et al. 2003).

Asimismo, este comercio provee de manera continua, recursos botánicos locales para tratar problemas de salud frecuentes de la población que acude a los mercados populares de la ciudad capital. Estas consideraciones justifican la importancia de este tipo de estudio, no sólo en la ciudad de Caracas, sino en todas las capitales del país. Sin embargo, los mismos requieren ser complementados con investigaciones farmacológicas de aquellas especies que se consideran potencialmente útiles para el tratamiento de enfermedades, así como evaluaciones ecológicas de algunas especies silvestres que se encuentran bajo alguna categoría de amenaza para su conservación.

AGRADECIMIENTOS

A los vendedores de los herbolarios existentes en los mercados populares de Caracas, Venezuela, por su amabilidad y disposición para aportar la información etnobotánica en la presente investigación. A la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), por el financiamiento de este trabajo.

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