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vol.110 número3Dircurso pronunciado por el Académico Dr. Pedro Manrique Lander, el día 13 de junio de 2002 con motivo de la toma de posesión de la Junta Directiva para el Bienio 2002-2004XV Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Academias de Medicina (ALANAM).: Quito, Ecuador 22 y 23 de enero de 2002 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.110 n.3 Caracas jul. 2002

 

Discurso con motivo de la toma de posesión de la Presidencia de la Academia Nacional de Medicina

Dr. Juan José Puigbó

Día 13 de junio del año 2002.

Paraninfo.

Palacio de las Academias.

 

La Academia Nacional de Medicina

Una visión retrospectiva y prospectiva

 

Sr. Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Pedro J Manrique Lander y demás integrantes de la Junta Directiva,

Distinguidos miembros de la Academia Nacional de Medicina,

 

Ilustres Académicos presentes,

Señoras y Señores.

En el día de hoy hemos sido honrados con el privilegio de prestar el juramento de rigor para desempeñar la Presidencia de la Academia Nacional de Medicina para el lapso comprendido del año 2002 al 2004.

Deseo expresar mi más profundo reconocimiento a los compañeros de la Academia que hicieron posible que haya podido recaer en nosotros esta altísima distinción y solicitar desde este momento su indispensable colaboración para poder cumplir a cabalidad con las múltiples exigencias que nos impone su desempeño.

Es también el momento de evocar con el más profundo respeto a las figuras cimeras de nuestros ilustres antecesores. Las Directivas recientes que son las que he tenido oportunidad de seguir en sus actuaciones, han sido presididas por los Drs. Carlos Hernández, Oscar Beaujon Rubín y Pedro J Manrique Lander, cuyas gestiones han sido para mi profundamente aleccionadoras ya que han sabido conducir a nuestra Institución con paso seguro en momentos difíciles.

Con los restantes miembros que integran la Junta entrante los Drs. Otto Lima Gómez, Vicepresidente, Simón Muñoz Armas, Bibliotecario, José Enrique López, Tesorero y Leopoldo Briceño Iragorry h., Secretario, nos unen lazos de gran empatía que estoy seguro contribuirán a una actuación coordinada y satisfactoria y les extendemos la más cordial bienvenida. Nuestro compañero, el Dr. Antonio Clemente, Bibliotecario saliente, deseamos hacerle llegar nuestro reconocimiento por su excelente labor en la modernización de esa sección de la Academia.

Al resto de nuestro personal que está constituido por empleados altamente calificados que llevan años de trabajo en la Institución, por lo cual conocen a perfección las particularidades del oficio que desempeñan les queremos hacer llegar nuestra palabra de aprecio y consideración.

Para finalizar esta introducción deseo expresar un agradecimiento muy especial a nuestra familia, especialmente a mi esposa Olga Segnini de Puigbó, a nuestra hija Alicia Puigbó de Bruni y a los nietos. El éxito del médico en su quehacer profesional corre parejo con mucha frecuencia con el espíritu de sacrificio de la esposa, el cual representa para la vida del médico la mejor de las contribuciones posibles que cabe recibir.

Ahora nos permitimos entrar en el tema de la disertación.

Un tributo a los fundadores

Nos parece que es de estricta justicia consagrar la primera sección de esta disertación para rendir justo tributo a los miembros fundadores de nuestra Academia, que dotados de una clara visión de futuro pudieron sentar los cimientos de esta Institución, que se aproxima ya a una existencia casi centenaria (1904-2002). También cabría decir que la historia de la Academia de Medicina se fusiona en gran medida con la historia de la medicina en nuestro país. Muchos de sus ilustres integrantes fueron nuestros maestros, lo que nos permite decir con justeza que los que hoy formamos parte de esta Academia, les somos deudores por su imponderable contribución a nuestra formación.

La segunda sección será destinada a exponer algunas reflexiones sobre los retos que deberá hacer frente la Academia en el futuro. En otras palabras se trata del compromiso que debe asumir nuestra generación para colaborar con una empresa, que como veremos, exigirá un gran esfuerzo de nuestra parte y que consiste en síntesis en la tarea de enfrentar la complejidad que es inherente a la medicina contemporánea. Sin dejar de reconocer el inmenso balance positivo que se ha logrado hasta el presente por las ciencias médicas, el futuro se vislumbra como prometedor de un avance y de un cambio todavía más radical que todo el que se había producido anteriormente.

Antes de entrar en materia, nos referimos brevemente a nuestros orígenes. El vocablo Academia en la lengua castellana procede del latín "Academia" aplicado a "la escuela de filosofía platónica" y este término a su vez proviene del griego, que hace referencia al "Jardín de Akademos", en donde enseñaba Platón (1).

El origen de este nombre (2) se remontaba del siglo V a.d.C, para designar el espacio situado a 2 Km al noreste de Atenas el cual debía su nombre al héroe local "Akademos". Hiparco hijo de Pisitrato cercó este espacio con un muro y estableció un gimnasio en ese lugar. La Academia se consagró a la diosa Atenea en donde también se encontraba su santuario, encerrado por 12 olivares sagrados y dotado de numerosos altares. El "Santuario de las Musas", había sido erigido por Platón quien disfrutaba de pasearse bajo sus umbrosas arboledas. Después de su muerte, la escuela de Platón dirigida por Espeusipo (347-339), filósofo ateniense continuó reuniéndose en la "Academia", de donde proviene su nombre.

Posteriormente la palabra se aplicó a aquellas corporaciones integradas por gente de letras, por las dedicadas a la adquisición del conocimiento o por artistas. El nombre de Academia, también se le dio a un grupo de filósofos platónicos dirigidos por Marsilio Ficino (1433-1499) filósofo y humanista en el siglo XV, en la ciudad de Florencia, los cuales fueron convocados por el Duque Cosme de Médicis (1439-64), para fundar "La Academia Platónica" de esa ciudad.

La Academia Nacional de Medicina fue instalada en nuestro país el 11 de junio de 1904 siendo su principal promotor el Dr. Luis Razetti. Se inspiró en el modelo de la Academia Nacional de Medicina de Francia.

Tanto la "Academia Real de Cirugía", fundada en 1731 en Francia, como la "Academia Real de Medicina", la cual fue fundada en 1793, fueron suprimidas a raíz de la Revolución Francesa en 1796. En 1856 fue fundada de nuevo por disposición de Luis XVIII. La Academia se fundó con el objetivo de asesorar al gobierno sobre los problemas que atañen a la Higiene y a la Salud Pública.

Se encuentra integrada por Miembros Titulares Correspondientes y Asociados Libres, Nacionales y Extranjeros. La estructura actual comprende Sección I: Medicina y especialidades médicas. Sección II: Cirugía y especialidades quirúrgicas. Sección III: Higiene y Epidemiología. Sección IV: Ciencias biológicas. V: Ciencias veterinarias. VI: Ciencias Farmacológicas. VII: Medicina Social y miembros libres. Sección VIII: Miembros no residentes. El secretario recibe la designación de "Perpetuo". Los miembros que no pueden tomar parte activa en el trabajo puede pedir la designación de "Miembro Emérito".

I. La contribución a la medicina clínica

El progreso de la medicina clínica se inicia con las grandes figuras que emergen en esta esfera en la segunda mitad del siglo XIX y principio del siglo XX, entre las que se destacan algunos de los miembros fundadores de la Academia Nacional de Medicina o de los fundadores de las Cátedras en este campo como son: el Dr. Francisco Antonio Rísquez (1856-1941), José Gregorio Hernández (1864-1919), Santos Aníbal Dominici Otero (1869-1954) (Individuo de Número), Manuel Angel Dagnino (1868-1921), Beltran Perdomo Hurtado (1877-1959), (Individuo de Número).

Este movimiento seguía en líneas generales la orientación clínica inspirada en la Escuela Francesa de Medicina.

Dr. Francisco Antonio Rísquez (1856-1954)

Figura cimera de la medicina nacional

Ilustre representante de la medicina clínica, miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina, regentó las Cátedras de Patología Externa, Patología General e Interna, Clínica Médica, Medicina Legal, Materia Médica y Terapéutica Clínica. Realizó una vasta obra en el dominio de la salud pública, fue pionero de la lucha antituberculosa y creador de instituciones así como propulsor en el campo de la docencia, de la enseñanza de la patología médica, de la pediatría, de la enfermería y contribuyó al desarrollo del campo de la farmacopea nacional y de la medicina legal.

Este ilustre médico representa la figura dominante en el campo de la medicina clínica así como el Dr. Luis Razetti fue la personalidad más destacada en el dominio de la cirugia nacional. Fueron dos almas seiamesas unidas en el propósito de la modernización de la medicina nacional.

Había nacido el 10 de octubre de 1856 en Juan Griego, en la hermosa ínsula del Estado Nueva Esparta, realizó sus estudios en la Universidad Central de Venezuela (1871-1876) hasta alcanzar el grado de Licenciado y luego el de Dr. en Medicina y Cirugía (1876). Era apodado cariñosamente como "El Viejo Rísquez" en contraposición a su hijo Jesús Rafael Rísquez (Chucho). (Rísquez-Cotton F, Francisco Antonio Rísquez (1856-1941). Ensayo biográfico. Trabajo de ascenso para titular UCV. Documento no publicado).

En el campo universitario y de la docencia. Creador de Instituciones

Sus actividades fueron múltiples: desempeñó los cargos de Profesor Interino de la Cátedra de Patología Externa en substitución del Profesor Luis Rodríguez (1887), y de Profesor de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad Central de Venezuela, a continuación del Dr. Manuel María Ponte (1887).

Ocupa el cargo de Vice Rector de la Universidad Central de Venezuela (1889). En el año 1898 dicta la lección inaugural del curso de Patología General e Interna (1898-1899) (3). Esta lección nos indica el maestro que "ser médico es aprovechar las enseñanzas de una tradición que no habla sino el lenguaje de los hechos..." En 1898 también desempeñó cargo de profesor de la cátedra de Medicina Legal y Toxicología.

Fue uno de los numerosos abandonados del positivismo postulado en nuestro medio por Adolfo Ernst (1832-1899) y Rafael Villavicencio (1832-1920), entre otros de los adeptos a esta escuela.

En el campo de la pediatría

Fundó junto con José Manuel de los Ríos en Caracas, en la esquina de Miracielos el primer Hospital de Niños que existió en Venezuela y estableció también con José Manuel de los Ríos la "Clínica de Niños Pobres de Caracas" así como la revista del mismo nombre.

Actividades Societarias

En 1893 funda la "Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas", y es electo como su primer Presidente, es fundador también de la Gaceta Médica, el órgano divulgativo de la Sociedad.

En el año de 1895, crea las "Cátedras de Clínicas en el Hospital Vargas de Caracas" y en el año 1986 inaugura en ese mismo Hospital "Las Conferencias Médicas". También en ese año es designado miembro promotor y vocal del Consejo Supremo de la Cruz Roja Venezolana y después viaja a Nueva York, México y Roma como delegado para participar en las reuniones científicas de esa institución. La Fundación de la "Sociedad Venezolana de la Cruz Roja" se debió al cuidadano inglés y abogado, Sir Vicent Kennett Barrington (1844-1903), en el año de 1895 (30 de enero).

En el campo de la farmacopea nacional

Por resolución del denominado "Consejo Médico de la República" en 1895 fue acordado la redacción de una obra destinada a compendiar "La Farmacopea Nacional", y entonces fue comisionado el Dr. Francisco Antonio Rísquez junto con un grupo de colaboradores para su redacción. Esta obra fue terminada el 10 de octubre de 1896 y publicada con el título de "Farmacopea Venezolana" por Tipografía Americana, Caracas.

Labor pedagógica y periodista: fue un escritor atildado que hacía gala de su corrección en la escritura y cultivó diversos géneros literarios y fue reconocido por su elocuencia como orador de grandes dotes.

En el campo de la Salud Pública: en el año 1898 fue designado Miembro de la Junta Directiva de Higiene y Salubridad y Director de Higiene del Distrito Federal y pone en vigencia la declaración obligatoria de las enfermedades contagiosas y establece la necesidad de la estadística demográfica.

Un título adicional: El 26 de julio recibe el Título de Farmaceuta de la Universidad Central de Venezuela.

Estancia en España (1901-1910). En el año de 1901 fue designado Cónsul General de Venezuela en Madrid donde permanece por cerca de 10 años, en donde va a desplegar una intensa actividad, tales como la de participar como Médico de la Universidad de Madrid y fue designado Miembro Correspondiente de la Real Academia de Medicina Quirúrgica de Madrid, Miembro de la Sociedad Española de Higiene y fue fundador en Málaga (España) de la liga Antituberculosa, donde establece el primer dispensario antituberculoso en esa ciudad (1903) e ingresa como Miembro del Supremo Consejo de la Cruz Roja Española y se hace acreedor a la "Medalla de Oro" de la Cruz Roja Española. Es designado médico del dispensario de la Cruz Roja (1904) de Madrid y médico del Dispensario Antituberculoso "María Cristina" (1907). Desde España envía a nuestro país varios proyectos de carácter institucional y de Salud Pública tales como la "Organización del Cuerpo de Sanidad Militar, Higiene de la prostitución y el de la "Reforma a la Clasificación de las Enfermedades". En el año de 1910 regresó a Caracas.

El regreso a Venezuela: continuación de su labor docente

A su regreso a la patria se incorpora como: "Jefe interino de Medicina en el Hospital Vargas (1911)" de Caracas y reanuda las labores docentes como "Catedrático de Patología General" (1910), y "Catedrático de Terapéutica Clínica" y asume la posición de Jefe de Servicio en el Hospital Vargas de Caracas (1914).

La Fundación de la Escuela de Enfermeras en Venezuela

En el año 1912 el Dr. Rísquez contribuye a la creación de la Escuela de Enfermería en el país, anexa a la de Artes y Oficios para mujeres, siendo designado como su primer director.

Miembro de la Academia Nacional de Medicina

El 11 de junio de 1904 se constituyó la Academia Nacional de Medicina siendo incorporado el Dr. Francisco Antonio Rísquez en el sillón XXXIII de esta ilustre corporación. Pasaría a ocupar la Presidencia de esta Academia de los lapsos 1916-1918, 1930-1932 (incompleto), (1932-1934) y desempeña la Primera Vice-Presidencia (1924-1926).

Fundación del primer "Sanatorio Antituberculoso de Guaracarumbo" (1914-1919).

Desde el año de 1888 aparecen las primeras evidencias alarmantes sobre la magnitud que alcanzaba el terrible azote de la tuberculosis en el país y desde esa época Rísquez empieza a insistir con sus publicaciones sobre la importancia que reviste el problema de la tuberculosis, así como sobre la clínica de la enfermedad, el agente etiológico y la terapéutica vigente para esa época.

En 1904 aparece otro de los grandes adalides y de los pioneros de la lucha antituberculosa el Dr. Andrés Herrera Vegas quien presentó su trabajo en el año de 1904 ante la Academia Nacional de Medicina, titulado "Proyecto de Reglamento para la constitución de la Liga Venezolana contra la Tuberculosis" publicado en la Gaceta Médica, y el cual fue aprobado (1906). Herrera Vegas fundó el "Dispensario Antituberculoso" (1906).

En 1914 Rízquez plantea que como mecanismo de lucha contra la tuberculosis dentro de los conceptos de aislamiento, clima y alimentación, la necesidad de la creación de un Sanatorio Antituberculoso en unión con el Dr. Andrés Herrera Vegas, y así se establece el llamado "Sanatorio de Guaracarumbo", en un lugar de clima frío, ubicado en la antigua carretera de La Guaira, en una casa colonial ubicada en las cercanías de Caracas, y en donde se recluyeron los primeros enfermos de tuberculosis y que funcionó durante cinco años, desde el 15 de agosto de 1914 hasta al año de 1919.

Nuevas actividades docentes

A partir del año 1916 a pesar de estar ya jubilado pasa a ocupar las "Cátedras de Patología General y Materia Médica", así como la de "Patología Interna". En 1920 es designado Director de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. En 1920 ocupa la posición de "Catedrático de Clínica Médica" (4) y dicta conferencias públicas en "Centros Obreros" (1922). En el año de 1928 es designado: "Jefe del Dispensario Antituberculoso de Caracas". En el año de 1932 es electo Individuo de Número de Academia Venezolana de la Lengua, correspondiente de la Española. En 1935 es designado Rector de la Universidad Central de Venezuela. En el año de 1939 es "Fundador y Primer Presidente del Hogar Americano". Rísquez acuñó algunas expresiones clínicas que quedaron estampadas en la memoria, como aquella de que "la gripe es un desguañangamiento general" o como otra famosa frase referida a la medicina: "grande como ciencia, augusta como misión e importante como rama del saber humano".

Fundador de la Escuela Privada de Medicina (1915)

El 10 de abril de 1912 asume el cargo de Rector de la Universidad Central de Venezuela el Dr. Felipe Guevara Rojas (1878-1916). A raíz de una manifestación de rechazo al Rector por parte de profesores y alumnos, se produce la renuncia de Guevara (octubre de 1912) y el gobierno del General Juan Vicente Gómez ordena la clausura de la Universidad Central por un largo lapso de 10 años.

Como alivio a la situación mencionada, el Dr. Francisco Antonio Rízquez funda la "Escuela Privada de Medicina" en 1915, así como una "Escuela Privada de Derecho" junto con el Dr. J B Bance, en donde pasó a dictar la Cátedra de Medicina Legal.

Obras más importantes

Descuellan entre sus numerosas obras "La Farmacopea Venezolana", Tipografía Americana, Caracas, la cual ya fue mencionada, cuya 4ª edición fue publicada en 1939. "El Curso Completo de Patología General" para uso de estudiantes, catedráticos y prácticos, Barcelona, España, Imprenta Jaime Vivas (1906), "La Patología General y Propedéutica para uso de estudiantes catedráticos y prácticos", Tipografía Americana, Caracas (1927); los "Estudios Higiénicos" (1903-1909), "La Enfermera en el Hogar, en la Clínica y en el Hospital", imprenta Tipografía Americana, Caracas (1924); el "Manual de la Enfermera" Editorial Zig-Zag, Santiago de Chile (1939); "El Curso de Patología Interna", Tipografía Americana, Caracas (1932) y "El Manual de Medicina Legal" ajustada a la Legislación Venezolana, Editorial ZigZag, Santiago de Chile (1939).

Rísquez fue un escritor extraordinariamente prolífico y se cuentan hasta 500 referencias bibliográficas de su autoría.

En el año de 1941 culminaría su existencia, este caballero andante de la medicina, un galeno humanista siempre animado de una gran preocupación social y sin duda constituyó uno de los cimientos de la medicina clínica en nuestro país. Escribio una frase que bien podría servir para su epitafio que dice: "Pero si sobre mi tumba no se desgajaran las flores reservadas a los ricos, espero que sobre ella no caerán maldiciones".

Dr. José Gregorio Hernández (1864-1919)

Hernández representa a la figura del clínico dotado de una gran sagacidad profesional y animado de un sentido filantrópico que debía acompañar en todo momento a su actividad médica. Además de elevar a gran altura la posición de la medicina clínica, tuvo el inmenso mérito de haber contribuido en forma decisiva al establecimiento de la medicina científica contemporánea con la incorporación de las ciencias básicas, habiendo sido "el fundador de la medicina experimental" en el país con la instalación de las disciplinas de la fisiología humana, la histología normal y patológica, la embriología y la bacteriología (5-7).

Su faceta religiosa con todo lo encomiable que sea considerada en el plano místico, no debe opacar el inmenso aporte que realizó a la ciencia médica venezolana.

Nació Hernández en Isnotú, una pequeña población del estado Trujillo el 25/10/1864 y falleció en Caracas el 26/6/1919, víctima de un desafortunado y sorpresivo accidente de tránsito, que colmó de tristeza y de dolor a la patria y a la ciencia, como fue reportada la infausta noticia en esa época. Después de cursar sus estudios de primaria en su pueblo natal, se trasladó a Caracas en 1878, y así ingresó en la condición de alumno interno en el Colegio Villegas.

Este plantel educativo gozaba para esa época de una merecida fama por su metodología muy avanzada para la enseñanza, que hacía hincapié en la importancia que tiene el desarrollo de la capacidad del alumno para pensar y razonar.

En la Universidad Central (1882-1888). Se inscribió en 1882 y obtuvo el título de Bachiller en Ciencias Médicas y poco después el de Doctor en Ciencias Médicas. Fue un alumno aprovechado y se graduó con las más altas calificaciones.

Dentro del espíritu de modernización de los estudios de medicina, imperantes en esa época, se decidió becar a un médico joven para realizar estudios de posgrado en París en las áreas de la Microscopia, Bacteriología, Histología Normal y Patología y en el campo de la Fisiología Experimental, con la finalidad de fundar las cátedras correspondientes e instalar los laboratorios respectivos.

Con el apoyo de Calixto González, quien había sido profesor de José Gregorio Hernández, el gobierno del presidente Rojas Paúl le concedió la señalada beca de estudios para París.

La estancia en París (1889-1891)

Llegó a París en el mes de noviembre de 1889 y comenzó a trabajar en el laboratorio de Histología y Embriología de la Facultad de Medicina de París, bajo la tutela del Profesor Mathias Duval (1844-1907).

Con él adquirió los conocimientos teóricos y obtuvo el dominio de las técnicas histológicas, en boga para esa época, así como adquirió los conceptos básicos sobre la embriología. Duval emitió una constancia de sobresaliente sobre los logros alcanzados por Hernández.

Luego pasó a trabajar con el Profesor Charles Richet (1850-1935) quien era a la sazón profesor de Fisiología de la Facultad de Medicina de París. Richet había sido colaborador de Etienne Jules Marey (1830-1904) quien fue a su vez discípulo del ilustre sabio Claudio Bernard (1813-1878) máximo exponente de la medicina experimental en Francia. Richet debía alcanzar la distinción honorífica de Premio Nobel en el año de 1913.

Por intermedio de Richet, Hernández se encontró en posición de introducir en las últimas décadas del siglo XIX las ideas y el método experimental debido a Claude Bernard.

La creación posterior en la Universidad Central del "Laboratorio de Fisiología Experimental" le dan el crédito de haber introducido y establecido el método experimental en el país.

En febrero de 1891, el Dr. Hernández entró al laboratorio de Isidro M Strauss (1845-1896), "Profesor de Patología Experimental y Comparada" de la Facultad de Medicina de París. Strauss había sido discípulo de Emile Roux (1851-1908) y Charles Chamberland (1851-1908) quienes lo fueron a su vez de Louis Pasteur (1822-1895). El profesor Strauss, certificó igualmente la excelente preparación alcanzada por Hernández en el área de la bacteriología.

Al terminar sus estudios de posgrado, Hernández fue autorizado y recibió los fondos correspondientes para adquirir los materiales necesarios y los equipos destinados para instalar "El Laboratorio de Fisiología Experimental" en Caracas, así como para adquirir la bibliografía básica requerida y proceder a la apertura de las Cátedras mencionadas. Hernández cumplió a cabalidad con todas las instrucciones recibidas y a su regreso fundó en la Universidad Central tanto las "Cátedras" referidas como el "Laboratorio de Fisiología Experimental". Se convertía de esta manera en el actor de mayor importancia de la modernización y de la transformación de la medicina en Venezuela. El profesor Don Augusto Pi Suñer destacó la importancia de José Gregorio Hernández como un maestro de la ciencia experimental y destacó que todavía algunos de los instrumentos que trajo de Francia se encontraba en uso en su época (7).

Regreso al país. El docente universitario (1891-1908)

El Dr. Hernández tomó posesión en noviembre de 1891 de las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología. Su vida académica, la interrumpió con el viaje a Italia a la Cartuja de Farnetta en atención a los dictámenes de su vocación religiosa.

El fundador de la bacteriología

Además de la creación de "La Cátedra de Bacteriología", Hernández publicó su obra denominada "Elementos de Bacteriología" aparecida en 1906 el cual representa el primer texto sobre esta disciplina publicado en Venezuela (8).

Después del interludio religioso, regresó al país el 21 de abril de 1909 y en mayo se reincorporó a sus actividades docentes en las cátedras que ejercía con anterioridad. Pero además, el 14 de septiembre de 1909 es nombrado: Profesor de Anatomía Patológica Práctica (1909-1911), una cátedra que funcionó anexa al Laboratorio del Hospital Vargas, y la cual perduró hasta la creación de la Cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central con asiento en el Instituto Anatómico y que fue regentada por el Dr. Felipe Guevara Rojas. El Dr. Hernández estuvo activo en la docencia hasta el primero de octubre de 1912, cuando el Ejecutivo Nacional decretó el cierre de la Universidad Central. En su actividad docente gozaba fama de ser un profesor exigente que se caracterizaba por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales.

El Dr. Hernández reanudó su actividades en enero de 1916 al crearse la "Escuela de Medicina Oficial" que funcionó en el Instituto Anatómico en la esquina de San Lorenzo. Viajó en 1917 en plan de estudios a Nueva York y a Madrid, quedando encargado su discípulo Domingo Luciani de las actividades docentes. Reinició las cátedras a partir del 30 de enero de 1918 hasta el día sábado 28 de junio de 1919, el cual fue la víspera del trágico día en que ocurrió el accidente que le segó la vida.

La actividad clínica

Había sabido asimilar en los hospitales de París lo mejor de la clínica francesa. Los testimonios de numerosos médicos, de los pacientes y otros sectores de la sociedad de su tiempo, dieron soporte de la bien fundamentada fama que alcanzó Hernández de ser un gran clínico, muy perpicaz y de gran fineza, dotado del tradicional "ojo clínico", condición a lo cual aunaba la realización de una exploración exhaustiva del paciente y de un excelente razonamiento clínico lo cual le permitía establecer un diagnóstico bien fundamentado, y establecer una adecuada terapéutica. El diagnóstico lo respaldaba con las técnicas de laboratorio que fuesen necesarias. Fue el prototipo del médico de cabecera o de familia. Pero a su sagacidad como clínico se unían las virtudes de la honradez profesional y de un elevado espirítu filantrópico. Su ejercicio lo cumplía según el decir de Dominici con "una afabilidad que prendaban los corazones" (9).

La obra científica

La contribución de Hernández en el terreno de la investigación si bien cuantitativamente fue poco numerosa (un total de trece trabajos), reviste transcendencia por dar fundamentos a:

a. Su capacidad como clínico de someterse al rigor del método anatomoclínico que la escuela francesa había llevado hasta el cenit en su aplicación (como en los casos presentados por Hernández sobre tuberculosis, neumonía, y fibre amarilla).

b. Su capacidad de manejar los recursos derivados de las técnicas complementarias de diagnóstico (los datos de la histología patológica, de la bacteriología, de la parasitología y de la fisiología) para lograr una cabal interpretación de los procesos patológicos presentes en el paciente.

c. Su capacidad para crear hipótesis novedosas (los datos de hematimetría en los sujetos de nuestro medio, la descripción de una nueva forma de "angor pectoris" de origen palúdico).

Formación de una escuela de investigadores en el país

Además de su papel de forjador de Cátedras Universitarias, Hernández va a dejarnos un legado muy importante, al formar una escuela de investigadores que van a desempeñar un papel trascendental en el progreso de la medicina. Así en el ámbito de la bacteriología formó al ilustre catedrático quien fue su sucesor en la Cátedra de Bacteriología y Parasitología, el Dr. Jesús Rafael Rízquez (1893-1947) así como al investigador pionero Rafael Rangel (1877-1909) considerado como el fundador de la parasitología nacional y contribuyó a moldear a una pléyade de médicos que iban a ocupar posiciones claves dentro de la medicina nacional.

Su contribución humanística

Quedó plasmada en su obra Elementos de Filosofía (1912) (10) en donde expone la visión personal que tenía sobre el mundo y sobre las relaciones que vinculan a los hombres entre ellos y con el Ser Supremo. A la vez la obra representa un testimonio sobre las reflexiones más íntimas del autor. Además, contribuyó en el campo de la literatura con las siguientes obras: el "Sr. Dr. Nicolas Guardia" (1893), "Visión de Arte" (1912). "Los Maitines" (1912), "En un vagón" (1912) y "La Verdadera Enfermedad de Santa Teresa de Jesús" (1907), que quedó inconclusa e inédita.

La muerte del Dr. Hernández acaeció el domingo 29 de junio de 1919 y constituyó un verdadero duelo de carácter nacional. Una multitud se volcó a las calles para expresar su aflición. Las Academias cursaron las invitaciones para las exequias. El cortejo funebre partió de la casa familiar y el Paraninfo de la Universidad Central que había permanecido cerrado desde el primero de octubre de 1912, fue abierto para que sus restos mortales permanecieran en capilla ardiente en el gran salón, hasta la hora del entierro. El féretro fue conducido en hombros por médicos y estudiantes y llegaron al cementerio cerca de las 8 pm después de atravesar el cortejo fúnebre una nutrida multitud. Entre los numerosos discursos pronunciados, uno muy especial fue el muy emotivo debido al Dr. Luis Razetti.

Fue en síntesis una extraordinaria manifestación de duelo colectivo.

Santos Aníbal Dominici Otero (1869-1954)

Fue otro de los ilustres representantes de la medicina clínica y un exponente de la simbiosis del clínico integral con el investigador, quien hacía uso de los aportes ofrecidos por el laboratorio para una mejor fundamentación de la clínica.

Nacido en Carúpano, estado Sucre el 19/6/1869, se graduó de Doctor en Medicina en la Universidad Central de Medicina en el año de 1890. Para esa época no existía en el país el primer hospital docente o sea el Hospital Vargas, de modo que como lo señalaba el propio Dominici los graduados de medicina en esa época carecían en absoluto de práctica hospitalaria, con las graves consecuencias que eso implicaba para su formación.

Por esta razón se trasladó a Francia, donde cursó estudios en la Universidad de la Sorbona (1890-1894) y obtuvo el título de Doctor en Medicina de esa famosa Institución, con brillantes calificaciones, las cuales mereció por su tesis titulada "Des Angiocholites et Cholesystitis suppurees", publicada en París 1894 (11). Dominici tuvo oportunidad de trabajar en el Laboratorio de Terapéutica de la Facultad bajo la dirección del Profesor Augustin Nicolás Gilbert (1858-1927).

La vuelta al país (1894). El movimiento de renovación

Santos Dominici regresa al país para integrarse al movimiento renovador de la medicina nacional en la búsqueda del progreso médico, en colaboración con Luis Razetti, Pablo Acosta Ortiz, José Gregorio Hernández, Francisco Antonio Rísquez, entre otras destacadas personalidades. Cabe señalar sus importantes contribuciones tanto en el plano de la investigación como de la clínica. A sus esfuerzos en aras de la investigación se le debe la fundación del Instituto Pasteur de Caracas en 1895, en colaboración con los doctores Enrique Meier Flegel, Pablo Acosta Ortiz, Elías Rodríguez hijo y Nicanor Guardia, de acuerdo con los lineamientos vigentes en instituciones similares existentes en Europa y Norte América.

Es en esa Institución donde se inició la producción de la vacuna antivariólica de Jenner y con ello se pudo realizar la vacunación preventiva de la población. También pasan a elaborar sueros antidiftéricos, antitetánicos y antiofídicos, así como pudo practicarse la serorreacción de Widal con la cual se dispone por primera vez en el país de los procedimientos confirmatorios del laboratorio para una enfermedad febril infecciosa de elevada endemicidad en esa época, el tifus. El antecente histórico de la vacunoterapia se remontaba al año de 1804 con Francisco Javier Balmis (1753-1818) y con el establecimiento de la "Junta Central de la Vacuna" en nuestro país.

Entre las contribuciones más notables figuran sus estudios sobre el paludismo, enfermedad que ocasionaba una elevada mortalidad en la población rural del país. Señala la existencia por primera vez en Venezuela del Plasmodium falciparum y demuestra la presencia de Hematozoario de Laveran en la sangre de los pacientes afectados y establecer el agente etiológico de la malaria, communicación que fue publicada en el "Cojo Ilustrado" en 1896 (12).

Fundador y profesor titular de las Cátedras de Clínica Médica y de Anatomía Patológica (1895-1901)

Dominici va a contribuir junto con José Gregorio Hernández en la formación de nuestro investigador pionero Rafael Rangel en el campo de la parasitología.

Después de Dominici, quien fuera destituido por razones políticas, ocupó la Cátedra de Clínica Médica, el Dr. Juan de Dios Villegas Ruiz (1901-1904) y luego la regentó otro Académico el Dr. Manuel Angel Dagnino (1904-1912).

Rector de la Universidad Central (1895-1901)

En el año de 1895 fue distinguido con la Presidencia de la "Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas" y designado Rector de la Universidad Central de Venezuela, cargo que desempeña hasta 1901. También en ese lapso funda la publicación de los "Anales de la Universidad Central". Fue destituido por negarse a expulsar a los estudiantes implicados en el movimiento de La Sacrada y participa en la Revolución Libertadora (1902-1903).

El activista político y el diplomático. Exilio e interrupción de las labores de investigación.

A consecuencia de su actividad política es detenido y hecho prisionero en 1903, pero logra fugarse, se exilia en Francia y no regresará a Venezuela sino hasta 1936. Pero en 1909, los cambios políticos le inducen a un cambio de vida que determina su paso a las actividades diplomáticas. Fue designado Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Alemania (1910), Inglaterra (1911-1915) y Estados Unidos (1915-1922). Renunció en 1922 ante la maniobra continuista de Gómez y se exilia en París. En esta ciudad participa en la organización de la expedición del Falke (1929) y es designado presidente de la Junta de Liberación Nacional en relación con la revolución dirigida por Roman Delgado Chalbaud.

El regreso al país (1936). Ministro de Sanidad y Asistencia Social

En el año 1936 el Dr. Dominici regresa a Venezuela. Se le ofrece la posición de Ministro de Sanidad y Asistencia Social durante el gobierno del General Eleazar López Contreras (1936-1937) en substitución del Dr. Enrique Tejera, la cual fue aceptada y ejercida con gran acierto (13).

Continúa la labor de planificación de las campañas sanitarias emprendidas por el cuerpo asesor escogido por el Dr. Tejera. Las disposiciones sanitarias más relevantes durante su ejercicio comprendieron: el decreto sobre la creación de un Puesto de Socorro. La ley de Defensa contra el paludismo y el reglamento respectivo. El reglamento de la Ley de Ejercicio de la Farmacia. Promueve el desarrollo de la Escuela de Malariología, a la que consideró como el germen del futuro Instituto de Higiene y la Escuela Internado de Enfermeras. También propuso la integración de todos los hospitales civiles en una Dirección de Hospitales y Asilos adscrita al Despacho de Sanidad y además que se le asignase al MSAS el producto íntegro de la recaudación de la Lotería de Beneficiencia. Designó a los Drs. Arnoldo Gabaldón y Alberto J. Fernández como director y adjunto encargado de la "Escuela de Expertos Malariólogos".

El Académico

El 11/2/1943 se incorporó a la Academia Nacional de Medicina con su trabajo titulado "De los esquistosomosis hominales y en especial de la bilharziosis americana", obra de relevancia en el dominio de la Patología Tropical. Un año después fue electo Presidente de la Academia (1944-1946).

Durante este período de su vida se reincorporó a su labores docentes universitarias. En el año de 1944 participa en calidad de miembro fundador y primer presidente de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. El 31/1/1949 fue electo como Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

Dominici fue el ilustre catedrático de clínica médica, un excelente clínico y un pionero de la investigación, un hombre al servicio de las ideas libertarias quien ejerció los cargos de rector, ministro y académico. Un verdadero ejemplo de hombre integral.

Manuel Angel Dagnino (1868-1921)

Distinguido médico zuliano, miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina, quien contribuyó al desarrollo de la Clínica Médica y de la especialidad en el país de la Clínica Oftalmológica. Un gran cirujano del Zulia, Francisco Eugenio Bustamante (1839-1921), pionero de la cirugía abdominal, había ejercido también con notable éxito la especialidad oftalmológica.

El Dr. Manuel Angel Dagnino era oriundo de Maracaibo, estado Zulia donde nació en el año 1868, cursó la carrera de medicina en la Universidad del Zulia, y se graduó de doctor en Medicina y Cirugía en el año de 1892. Después viajó a Italia para realizar estudios de posgrado en Medicina y Oftalmología. Regresó a la patria en el año de 1896.

Estancia en Maracaibo. Hospital de la Chiquinquirá (1892-1902)

El Dr. Manuel Angel Dagnino ingresó a formar parte del cuerpo médico del renombrado "Hospital Chiquinquirá". Este hospital había sido fundado con fecha del primero de enero de 1865 por el Dr. Manuel Dagnino (1834-1901), su padre y quien fuera también su primer médico-jefe e igualmente el fundador de la "Cátedra Médico-Quirúrgica" en 1885 (14). Nuestro biografiado fue suplente del padre en esta cátedra. El órgano divulgativo de la clínica médico-quirúrgica fue la "Revista Médico-Quirúrgica" con la cual ambos médicos contribuyeron (1883). Fue nombrado director del Hospital Chiquinquirá, cargo que desempeñó hasta 1901 (15).

Estancia en Caracas (1902-1914). Catedrático de Clínica Médica

Se trasladó a la ciudad de Caracas en el año 1902. La Cátedra de Clínica Médica y Anatomía Patológica había sido fundada el 31 de enero de 1895 y regentada por el Dr. Santos Dominici hasta 1901, cuando lo sustituye el Dr. Juan de Dios Villegas Ruiz quien el 1 de agosto de 1904 es reemplazado por el Dr. Manuel Angel Dagnino, quien la va a ejercer hasta 1912. También ocupa la Jefatura del Servicio de Medicina del Hospital Vargas.

"La Lección Inaugural", dictada por Dagnino versó sobre "Aneurismas del cayado de la aorta y de la aorta torácica".

Entre sus contribuciones, figuraban las "Lecciones de Clínica Médica".

Catedrático de Clínica Oftalmológica (1910-1912)

Esta cátedra había sido creada en el año de 1920 en la condición de "Cátedra Libre" a dictarse en el 5° año de Medicina (16). Fue ocupada por primera vez por el Dr. Manuel Angel Dagnino el 2 de noviembre de 1910, quien ocupó el cargo de Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Vargas.

Académico y otros cargos universitarios

En junio de 1904, ingresó como miembro Fundador de la Academia Nacional de Medicina. Su trabajo de incorporación había sido presentado ante el "Colegio de Médicos de Venezuela" un año antes (1903) y se titulaba "Relación sobre el tratamiento de la fiebre amarilla por el método de defensa y sobre las formas clínicas observadas en Maracaibo y Caracas".

Fue designado vicerrector de la Universidad Central de Venezuela (1911-1912) y ocupó el rectorado en forma interina en substitución del rector Alberto Smith.

El Dr. Dagnino se trasladó a partir de 1914 a la ciudad de Barranquilla, Colombia en donde se dedicó el ejercicio de su profesión, hasta su muerte acaecida en esa ciudad el 1 de agosto de 1921.

Dr. Beltrán Perdomo Hurtado (1877-1959)

Perdomo, es otro de los ilustres miembros de la Academia Nacional de Medicina que contribuyeron al desarrollo y progreso de la Cátedra de Clínica Médica, con sede en el Hospital Vargas y un insigne representante del clínico tradicional de fuerte raigambre en la Escuela Francesa de Medicina. Va a ocupar dicha cátedra como profesor titular a partir del año 1924 y fue el fundador de la Cátedra de Semiología y Propedéutica en el año 1936.

Nació en la pequeña población de Barbacoa del Estado Lara. Realiza sus estudios de primaria y secundaria en Carora. En 1892 inicia sus estudios de medicina en la Universidad Central, los cuales culmina en 1900 en forma brillante y obtiene el título de doctor en ciencias médicas.

Viaja a París y desarrolla sus labores en diversos hospitales tales como el Hospital Cochin, en el servicio del profesor Fernand Widal (1862-1929), una de las grandes figuras de la escuela francesa de esa época, en el Hospital de la Salpetriere en el servicio del profesor Georges Guillain (1876-1961), distinguido neurólogo parisino; fue también médico asistente del Hospital Saint-Antoine y en los servicios de los profesores Félix Ramond y Le Noir, así como del Hospital des Enfants Malades con el profesor V H Hutinel (1849-1933), ilustre pediatra parisino. Para terminar su gira tuvo oportunidad de visitar algunos hospitales norteamericanos.

El regreso a la patria. El clínico y el profesor (1924-1928) (1930-1936)

De regreso a nuestro país, despliega una intensa actividad en el campo de la medicina clínica que lo consagra como una de las figuras más sobresalientes en este campo.

Es designado profesor titular de la cátedra de Clínica Médica el 22 de agosto de 1924 en substitución del profesor Eduardo Fernández (16). El 10 de septiembre de ese año dicta la "Lección inaugural" de la cátedra de Clínica Médica, y permanece activo hasta el 17/1 de 1928 cuando solicitó un permiso temporal. Se reincorporó el 29 de septiembre de 1930 a esta cátedra la cual desempeñó hasta el 6 de octubre del año 1936. En ese año toma posesión de la cátedra de clínica, otro brillante miembro de la Academia Nacional de Medicina, el Profesor Heberto Cuenca médico clínico y pionero de la cardiología nacional. El cargo lo obtiene por concurso el Dr. Heberto Cuenca (1894-1938) el 19 de abril de 1937 (16).

En el año de 1926 desempeñó el Dr. Perdomo Hurtado la Dirección de la Escuela de Medicina de la Universidad Central. Además se encargó en forma interina de la "cátedra de terapéutica especial y farmacológica", el 3 de noviembre de 1927.

Fundador y profesor de la cátedra de clínica semiológica y propedéutica de la Universidad Central de Venezuela (1936): recibió esta designación el 10 de marzo de 1936, la cual ratifica mediante un curso de oposición el 19 de abril de 1937.

El clínico tradicional

Se entiende como tal al médico de cabecera. La formación básica la había obtenido el Dr. Perdomo Hurtado, como ya se refirió en el seno de la escuela francesa de medicina la cual había sido pródiga en excelentes clínicos. Perdomo Hurtado se caracterizó por la formalidad en el cumplimiento de sus labores clínicas, por el rigor con que se dedicaba a sus tareas asistenciales y docentes, las cuales desempeñaba con un notable virtuosismo clínico y se basaba en una dilatada experiencia.

Contribuyó a la formación de numerosos discípulos, entre ellos el más distinguido y su sucesor el Dr. José María Ruiz Rodríguez.

El Académico (1908)

Perdomo, ingresó a la Academia Nacional de Medicina, el día 12 de noviembre de 1908, como miembro Correspondiente Nacional, por el estado Miranda y fue electo Individuo de Número el 9 de julio de 1931 y se incorporó el 27 de Julio de 1933. Ocupó la primera Vicepresidencia de la Institución en el período 1936-1938.

El escritor científico

Fue un escritor prolífico, abarcando su producción más de 130 trabajos publicados en las diferentes revistas de la época. Sus tópicos versaban sobre diferentes problemas de la medicina clínica, y ponía especial énfasis en los concernientes a la patología nuestra; tal como las relativas a la Schistosomiasis, tricocefalosis, balantidiasis, amibiasis, entre otros temas de relevancia. Describió por primera vez en Venezuela la anestesia mediante el protóxido de ázoe mezclado con oxígeno en 1919.

Perdomo Hurtado murió en Caracas el 29 de junio de 1959 lo cual constituyó una gran pérdida para la medicina nacional y para la Academia Nacional de Medicina.

El Dr. J M Rodríguez dedicó a su memoria un discurso como homenaje muy especial que le rinde al que fuera su ilustre predecesor en la cátedra de Clínica Médica.

II. La contribución a la Cirugía. Luis Razetti (1862-1932)

Razetti fue sin lugar a duda la figura cimera de la medicina nacional, prototipo del galeno universal, el abanderado del progreso de la medicina en quien se fundían a la vez la figura del médico poseido de un espíritu renovador de la ciencia con la del humanista que se manifiestaba en el amor que profesaba al arte, en su gran preocupación social, en el apegamiento a los lineamientos de la bioética así como en su lucha por lograr reformas educativas y en su condición de maestro ejemplar. Fue tan importante la contribución de Razetti que se ha denominado a este período (1893-1932) como la era de Razetti o del renacimiento de nuestra medicina.

Ancestro italiano y sangre de próceres

Luis Razetti vino al mundo en Caracas el 10 de septiembre de 1862. Su padre Luigi Razetti de profesión comerciante, procedía de allende los mares, de ese país mediterráneo tan amante de la belleza como próximo a nuestra cultura latina. Contrajo matrimonio con Da Emeteria Martínez Sanz, nieta del famoso licenciado Miguel J Sanz quien había sido tutor del Libertador Simón Bolívar y uno de los gestores de nuestra existencia republicana. A este afortunado cruce familiar se le ha atribuido la pasión de Razetti por el arte y su amor a la libertad (17).

Doctor en medicina y cirugía (1878-1884)

Se graduó de Bachiller en Filosofía en el año de 1878. Obtiene su título en la Universidad Central de doctor en medicina y cirugía el 4 de agosto de 1884. Razetti recibió su diploma de manos del rector, doctor Manuel María Ponte.

Era la época en la cual estudia Razetti, una en que la formación del médico era esencialmente teórica y la carencia de hospitales docentes y de anfiteatros determinaban una falta de esa práctica indispensable requerida para ser un buen profesional. Durante seis años (1884-1889), ejerce la profesión en los estados Lara, Yaracay y en los estados andinos. También inicia su primera actividad docente al ocupar la "Cátedra de Higiene Pública y Privada en el Colegio Federal de Primera Categoría" en Barquisimeto. Esta pasión por la educación permanecerá como una constante inserta en la médula de su existencia.

El viaje a Francia. El ansia de saber (1889-1892)

Francia constituía durante la segunda mitad del siglo XIV, la tierra prometida donde florecía el arte y las grandes figuras de la medicina francesa desempeñaban un papel protagónico como Claude Bernard, Louis Pauster, George Dieulafoy y Jean Martin Charcot. Entre una pléyade de hombres que jugaron un rol decisivo en la gestación de la medicina contemporánea, Razetti llega a Francia en 1889 por la vía de Marsella donde se desempeña como cónsul de Venezuela (14 de diciembre de 1889). Luego pasa a París donde capta con avidez los avances de la escuela de cirugía francesa, con sus mejores representantes tales como Fauré, Pean, Le Dentu, Faraboeuf entre otros muchos de esos ilustres maestros. Obtiene así la práctica que le era necesaria, para completar su formación.

En esa época, hacia el año de 1892, París era el lugar de encuentro de un grupo muy numeroso de médicos venezolanos, unidos por el deseo común de adquirir el saber médico y el ideal de transformar la medicina nacional. El encuentro en París de Luis Razetti, el cirujano, con Santos Dominici, el médico, clínico e investigador, resultaría particularmente fructífera para la formulación de un plan destinado a provocar un profundo cambio en el sistema de enseñanza y en la praxis de la medicina.

De nuevo en el terruño

En 1891 regresaba a Caracas el ilustre Dr. José Gregorio Hernández, el fundador de la medicina experimental. En 1892, también retornaba a la patria, Luis Razetti y Pablo Acosta Ortiz y poco después en 1894 estaba de vuelta Santos A Dominici. Otra gran figura de la cirugía nacional, el ilustre médico marabino Miguel Dagnino padre, había empezado muy tempranamente sus labores docentes en 1863 en Maracaibo y a partir del año de 1892 se encargaba de las cátedras de cirugía general y especial en esa ciudad. Con anterioridad el ilustre pionero de la cirugía nacional Francisco Eugenio Bustamante, quien se había formado en Francia, había introducido la cirugía abdominal en el país con la realización de la primera ovariotomía en 1874. De modo que se habían establecido dos polos principales de desarrollo quirúrgico en el país. Razetrti se pondría pronto a la vanguardia de la Escuela de Caracas.

Los grandes cambios hacia la modernización

1. La primera iniciativa para la creación de las cátedras. Para esa época se encontraban los Drs. Elías Rodríguez y Francisco Antonio Rísquez al frente de la dirección de la Universidad Central y es cuando se producen ls denominaciones de Razetti como catedrático de Patología Externa y Obstetricia así como la de Acosta Ortiz para ocupar la Cátedra de Anatomía. José Gregorio Hernández pasó a ocupar las Cátedras de Histología, Fisiología Experimental y Bacteriología.

2. La Sociedad de Médicos y Cirujanos (13 de marzo de 1893). Fue fundada en colaboración con Francisco Antonio Rísquez quien quedó electo como director y debía constituirse en el centro propulsor del progreso de la medicina venezolana. Era además la única Sociedad que funcionaba para esa época, las precedentes habían desaparecido. La Sociedad debía durar hasta 1896, es decir alrededor de 3 1/2 años víctima de la indolencia propia de nuestro medio. Pero sucesivamente tomaría su puesto el Colegio de Médicos (1902), después la Academia de Medicina, nuestra activa, progresista y cimera Institución desde 1904, hasta el presente. Lo infrecuente y asombroso en nuestro país es que logren sobrevivir algunas instituciones.

3. La Gaceta Médica de Caracas (15 de abril de 1893). En la misma fecha de la constitución de la Sociedad de Médicos y Cirujanos, se acordó la fundación de la revista titulada la Gaceta Médica de Caracas y se designó al Dr. Razetti como su director (1893-1924) en concordancia con su reconocido dinamismo propulsor.

4. La inauguración de las "Conferencias Clínicas" (1894). A partir de 1894, la sociedad impulsó la realización de un ciclo de "Conferencias Clínicas" para ser dictadas en el anfiteatro del Hospital Vargas lo sábados a las 10 am. Estas conferencias fueron iniciadas por el Dr. Francisco Antonio Rísquez el 3 de febrero de 1894.

5. Los Congresos

5.1 El segundo Congreso Pan-Americano de Medicina (1895): un proyecto frustrado. En el año de 1893 se había celebrado en la ciudad de Washington, EE.UU el primer Congreso Pan-Americano de Medicina. La presencia de Rísquez favoreció la idea de que Caracas fuese escogida como la sede para el segundo congreso. Era una demostración de que la olvidada Venezuela estaba empezando a ser considerada en el ámbito internacional. En forma salomónica fueron escogidos dos secretarios Razetti y Rísquez. Lamentablemente este intento quedó frustrado por razones probablemente de naturaleza política o económica, las cuales impidieron su realización.

5.2 Los Congresos Venezolanos de Medicina (1911): hubo que esperar para poner en marcha el inicio de esta actividad en el país y que era básica para el progreso de la medicina, hasta el año de 1911 para inaugurarlos bajo el impulso incontenible de Razetti y con el auspicio de la Academia Nacional de Medicina. Luego se sucederían el segundo en Maracaibo el 18 de enero de 1917, el tercero en Valencia en junio de 1921, el cuarto otra vez, en Caracas en diciembre de 1924 y el quinto en Maracay en junio de 1926. El último congreso celebrado fue el XIV Congreso Venezolano de Ciencias Médicas en la ciudad de Mérida en marzo de 2000 y el próximo se celebrará en Caracas en 2004.

6. Apertura de los concursos del externado e internado de los hospitales (1895). Durante el siglo XIX en Francia había surgido una organización en el seno de los hospitales vinculados a la enseñanza universitaria, en la cual el personal tanto médico como estudiantil, estaba debidamente jerarquizado con la finalidad de facilitar y mejorar el trabajo clínico. Los médicos venezolanos formados en París, desearon crear concursos destinados a mejorar el trabajo docente y asistencial, así como facilitar el aprovechamiento y la responsabilidad estudiantil.

7. La creación oficial de las cátedras (1895). En ese año con la ayuda del Dr. Luis Espelozin, médico y pedagogo, del Ministerio de Instrucción Pública, se obtiene la creación oficial de las cátedras de Clínica Médica (S. A. Dominici), Quirúrgica (P. Acosta Ortiz), Obstetricia (M. R. Ruiz) y de Anatomía y Disección (L. Razetti).

Razetti se encarga de la formación de los alumnos, tanto de la parte teórica como de la práctica hasta el año de 1915, en que pasa a ocupar la cátedra de Clínica Quirúrgica.

Un acontecimiento personal de importancia ocurre en el año de 1899, cuando Razetti contrae matrimonio con la distinguida dama, la Srta. Luisa Amelia Díaz Guardia.

8. Las primeras organizaciones sanitarias (1900). Razetti invita a su par Rísquez, para obtener la buena pro oficial para la fundación de la Dirección de Higiene en el Distrito Federal en el año 1900, siendo nombrado Rísquez, Director y Razetti Inspector General de los Hospitales. Esta estructura sería el germen de la posterior "Comisión de Higiene Pública" (1909) y de la Dirección de Sanidad Nacional creadas por el General Juan Vicente Gómez.

La Academia Nacional de Medicina. ¿Colegio de Médicos o Academia de Medicina?

Razetti planteó la renovación del Colegio de Médicos que había sido creado por decreto del ejecutivo de 1883 mediante una Ley Orgánica del Colegio, la cual recibió el apoyo del senador Dr. Rafael López Baralt, y fue promulgada Ley de la República el 10 de mayo de 1902. El Dr. López Baralt había observado: "Pero esto es una Academia, y porqué no decimos Academia", ante lo cual Razetti replicó: "No digo Academia, porque como se sabrá que soy el autor, sobrará quien diga que inicio la fundación de una Academia para hacerme Académico y eso no es mi objeto". Así surgió el Proyecto de Razetti sobre el Colegio de Médicos dirigido a la creación de una corporación oficial, científica y doctrinaria que representase a la ciencia médica nacional, le diese impulso, guardase su tradición, constituyese escuela y redactase el código de moral médica (18).

Sin embargo, la idea de la Academia, pese a la resistencia inicial de Razetti, había obtenido una aceptación general. El 7 de abril de 1904, fue dictada por el Congreso Nacional la Ley creadora de la Academia Nacional de Medicina, y se instaló esta Institución el 11 de junio de 1904. El Dr. Alfredo Machado fue elegido Presidente para el primer período bienal y el Dr. Razetti fue designado como "Secretario Perpetuo". Este cargo lo ejerció durante 20 años hasta el día 25 de septiembre de 1924, fecha que tildó como "la inolvidable tarde gris de mi vida". En esa fecha, fue suprimido el carácter de "perpetuo": que se había adjudicado a las posiciones de Secretario, Tesorero y Bibliotecario.

La Academia se vio privada a partir de ese momento de aquel hombre que había sido el fundador, impulsor y el sostén de la Institución y el abanderado del progreso médico en el país. En su obra "Veinte años de Academia de Medicina" quiso dejar plasmada una síntesis de su contribución a esa Institución que le había sido tan cara y a la cual había dedicado grandes esfuerzos.

Las "conferencias y las semanas sanitarias"

En su condición de secretario de las conferencias, inició el desarrollo de un temario de importancia en Salud Pública, tales como anquilostomosis, el paludismo etc. También programó las "semanas sanitarias" (cáncer, venéreas, niño, etc.).

Las múltiples facetas de Razetti. El docente universitario

Como se mencionó previamente, Razetti, regentó numerosas cátedras en la universidad: la de "Patología Externa y Obstetricia" (1893-1896), de cuyo trabajo surgió su primer libro "La Exploración Externa en Obstetricia" publicado en 1901. Desde 1896-1912 pasó a desempeñarse como "Catedrático de Anatomía y Medicina Operatoria". Aceptó la "Teoría de Darwin o de la Descendencia" como la legítima, lo cual suscitaría numerosas polémicas y controversias, siendo recordada muy especialmente la que sostuvo con el Dr. José Gregorio Hernández. Con Razetti se produce el cambio de las obras de Anatomía de Vargas y Fort, por los tratados clásicos de Testut y Poirier. Debido a sus esfuerzos se crea el Instituto Anatómico inaugurado el 25 de junio de 1911, con lo cual se daba un paso decisivo en la mejora de la enseñanza de esta disciplina.

Un novedoso enfoque sobre la anatomía

Razetti se había formado en la disciplina anatómica con el profesor José de Briceño quien a su vez era discípulo del Dr. José María Vargas y fue alumno de Alejandro Frías Sucre.

Pero Razetti además de insistir en la necesidad de profundizar en el estudio de la anatomía y de hacer hincapié en la importancia de la disección, va a introducir una novedosa perspectiva apoyada sobre las nuevas teorías de la evolución humana, sobre la paleontología, la embriología y la anatomía comparada (19).

Razetti y la teoría evolucionista de Darwin

Este aspecto ha sido ampliamente considerado recientemente (20). La tesis de Darwin ha sido confirmada hoy en día en sus rasgos esenciales, por los estudios relativos a las mutaciones y los basados en la genética moderna. Revela este punto la gran claridad de juicio que poseía Razetti y su compromiso permanente con la vanguardia de la ciencia (22).

En 1915 deja la cátedra de Anatomía y pasó a ejercer la de Clínica Quirúrgica (1915-1932). Efectivamente, a la muerte de Pablo Acosta Ortiz, Razetti pasa a ocupar esta cátedra el 24 de julio de 1915, la cual iba a desempeñar en forma brillante y donde se demuestra como gran impulsor de la cirugía en el país que sólo debería concluir con el término de su existencia. Publica dos años más tarde (1917) su obra titulada "Lecciones y Notas de Cirugía Clínica", en que recoge su experiencia en la clínica quirúrgica del Hospital Vargas y poco después otra denominada "Mil Operaciones de Cirugía".

Poseía el maestro además de las dotes de un gran virtuoso de la cirugía, las cualidades de una firme personalidad, de un espíritu innovador y de un luchador infatigable. Su escuela perduró en los discípulos que formó. Razetti contribuyó a la fundación de la Escuela de Medicina Privada, y al funcionamiento de la misma, hasta la apertura de la Escuela de Medicina Oficial, durante la época del cierre de la Universidad Central.

El cirujano

Fue un notable maestro de la cirugía y sin lugar a dudas el más famoso de su tiempo. Innovador de la cirugía, fueron numerosas las intervenciones que realizó por primera vez en Venezuela. Tuvo un sentido crítico respecto a su actuación quirúrgica y presentó una baja mortalidad en sus estadísticas operatorias (cercana al 2,7-3 %). Al él se le debió la introducción de numerosos procedimientos terapéuticos y anestésicos.

Entre los aportes más notables que realizó en el terreno de la cirugía figuran: la primera laringectomía total practicada en Venezuela (1914), la primera histerectomía tipo Wertheim (1918) y la primera operación de Halsted (1922) (21).

El hombre de salud pública. La salud y el desarrollo social

Razetti compartía su actividad curativa en pro del paciente con una visión amplia sobre la prevención de las enfermedades para lograr el bienestar de la sociedad y su disposición para la lucha contra los vicios predominantes que afectan a las poblaciones, tales como el alcoholismo, la prostitución y las enfermedades venéreas que fueron sus blancos predilectos.

La lucha antialcohólica

Fue el abanderado de la lucha contra el alcoholismo cuyos principios plasmó en 1907 en un libro titulado "La Cruzada Moderna", publicado por el gobierno nacional, destinado a difundir las graves consecuencias del alcoholismo para el individuo, la familia y la sociedad. Escribió el "Manual del alcoholismo" para que fuese de utilidad y de uso obligatorio en los planteles educativos. Participó activamente mediante conferencias y campañas destinadas a combatir este flagelo.

El control de la prostitución y de las enfermedades venéreas

Desde (1913) empezó una campaña divulgativa destinada a lograr el mejor conocimiento que debía tener la población sobre las enfermedades venéreas y sus consecuencias, así como para establecer las bases para luchar contra la prostitución, factor principal para la transmisión de esas enfermedades.

Planteó igualmente la necesidad del "Certificado Prenupcial" como el método de control para la transmisión hereditaria.

La puericultura

También mostró preocupación por prevenir las enfermedades infantiles y creó una "Liga" destinada a prevenir el tétanos infantil, debido a las malas condiciones higiénicas que rodeaban al ejercicio de las parteras y a las parturientas. Divulgó un folleto titulado "Consejos a las Madres" donde establece los lineamientos de la buena alimentación infantil.

En 1924 presentó su trabajo en que denunciaba la elevada mortalidad infantil, importante en esa época, el cual fue presentado en la Academia Nacional de Medicina, donde analizaba las causas de la misma y el modo de corregirla, lo cual le valió la injusticia de un exilio de casi un año que pasó en Curazao.

Dentro del programa ya mencionado de "Las Semanas Sanitarias" incluyó "La Semana del Niño" destinado a enseñar al público la obligación social que garantice la protección a la infancia.

La cruzada del saneamiento del país, dentro de la visión que poseía Razetti, tener un alcance nacional y para decirlo con sus propias palabras: "La higiene es la gran productora del desarrollo de las naciones".

Razetti divulgador médico

Se ha insistido sobre este importante papel (17,22) no sólo en lo referente a los campos de la biología y de la medicina, sino en aquellos tópicos relativos a la salud pública y a los problemas de índole social.

Razetti y la ética. El código de moral médica

Razetti fue predicador permanente de la moral médica, de aquellos cánones que deben regir la actuación profesional y el inspirador de la más depurada deontología (23). El Código de Razetti como pasó a ser justamente designado, fue presentado ante la Academia Nacional de Medicina en 1908, alcanzó gran divulgación, así como una merecida aceptación en Latino América, en Cuba, Colombia, Perú, Brasil, Chile, etc., y se estableció como la normativa a seguir en el campo de la Deontología Médica para uso en los países hispanohablantes.

Razetti representa la figura cumbre de la medicina nacional. Un verdadero prodigio de la medicina y de la cirugía, fue un hombre que se supo colocar siempre en la cresta del progreso de la medicina, mostró gran inquietud por los problemas relativos a la salud pública una gran preocupación por conjugar la praxis de la medicina con la deontología médica.

Sus restos yacen en el Panteón Nacional (23 de junio de 1982).

Pablo Acosta Ortiz (1864-1914)

Pablo Acosta Ortiz fue otro de los adalides del progreso y de la búsqueda del camino hacia la modernidad de la cirugía en nuestro medio, miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina y de la cátedra de Clínica Quirúrgica. Fue el gran virtuoso de la cirugía en quien se integraban el buen clínico, la pericia del operador y una fina sensibilidad humana.

Acosta Ortiz era oriundo de Barquisimeto (Edo. Lara), donde nació el 21 de marzo de 1864. Era sobrino del ilustre escritor Don Cecilio Acosta. Se trasladó desde niño a Caracas donde cursó sus estudios de medicina en la Universidad Central, los cuales fueron iniciados en 1882 hasta alcanzar el grado de doctor el 27 de octubre de 1885. Ejerció por breve tiempo en el interior del país, por los estados Valera y Trujillo (1886), hasta que tomó la determinación de trasladarse a Francia.

El doctorado en Francia (1892)

En 1887 de dirige a París para consagrarse al estudio de la cirugía. Decide, además de concurrir a la obligada visita de la sala de los hospitales y a las conferencias, presentar todas las asignaturas, de modo que obtiene en el año de 1892 el doctorado de la Facultad de Medicina en París. Fue discípulo en el Hospital Cochin del eminente cirujano francés Jean Louis Fauré (1863-1944), que para ese entonces desempeñaba el cargo de preceptor en el anfiteatro de anatomía de Clamart.

El pionero de la cirugía vascular

Con miras a elaborar su tesis de doctorado, escogió al servicio del profesor Le Dentu en el Hospital Necker, y como tema a desarrollar el "Du traitement chirurgical des anéurismes du tronc brachiocéphalique et de la crosse de I’ aorte", para cuyo manejo quirúrgico el autor proponía la doble ligadura de la carótida primitiva y de la subclavia del lado derecho (24). El profesor Le Dentu consideró que Acosta se había "asegurado un puesto importante en la cirugía del sistema arterial". También su tesis mereció comentarios elogiosos de parte de los medios científicos de la Francia de esa época.

El catedrático

Acosta Ortiz retorna a Caracas el año de 1893. Su relación científica y amistosa con Santos Dominici y Razetti revestirá una importancia muy especial en el desarrollo de la medicina nacional.

Razetti y Acosta Ortiz integraron un dúo quirúrgico sobre el cual se asentaron las bases de la modernidad quirúrgica en Venezuela, así como de la enseñanza de dicha disciplina.

Catedrático de anatomía humana (1893)

El rector encargado para ese entonces era el Dr. Elías Rodríguez, padre y la cátedra de Anatomía se encontraba vacante por ausencia del titular el Dr. Alejandro Frías Sucre.

Acosta Ortiz se encarga de la cátedra de anatomía. Imprime a la docencia un nuevo giro al exigir las prácticas de disección así como profundizar en su estudio mediante la recomendación de utilizar los tratados más extensos de Testut y Poirier.

Catedrático de Clínica Quirúrgica (1895). Las tres cátedras clínicas iniciales

Por decreto del Presidente Constitucional de la República General Joaquín Crespo refrendado por el Ministerio de Instrucción Pública con fecha del 31 de enero de 1895, se crearon tres cátedras fundamentales de la enseñanza clínica en el Hospital Vargas de la época pos-Vargas, de la Clínica Médica a cargo del Dr. Santos A Dominici, la de Clínica Quirúrgica la cual se adjudicó al Dr. Pablo Acosta Ortiz y la de Clínica Obstétrica al Dr. Miguel Ruiz.

La lección inaugural: un clínico sagaz

El día 1 de marzo de 1895 dictó su lección inaugural. En esta conferencia magistral Acosta Ortiz destaca la importancia de iniciar estas lecciones de cirugía, que vienen a llenar "un gran vacío en nuestro programa universitario" y destaca el avance fundamental, logrado en la medicina después de la implantación del "método experimental". Como clínico aguzado, hace hincapie en que "no basta la observación superficial, es preciso fijarse en las más pequeñas alteraciones, en los síntomas en apariencia insignificantes, la manera como han evolucionado, buscar la razón de ellos, su significación, su valor etc., para llegar por último al diagnóstico racional, a la ciencia de las indicaciones que es lo que viene a caracterizar al verdadero clínico, al hombre del arte" (25).

Propone la necesidad de "reglamentar el estudio de la clínica, hacerlo obligatorio". También señala la necesidad de "sacar a nuestra Universidad de esa inacción, de esa esterilidad de tantos años".

Hace referencia a los avances logrados con la publicación de la Gaceta Médica de Caracas, con la instalación del laboratorio de histología, bacteriología y fisiología y con la apertura de las tres cátedras de las clínicas mencionadas. Quedaba por satisfacer la necesidad urgente del "Anfiteatro de Anatomía y Medicina Operatoria", aspiración que no se vendría a satisfacer sino hasta el año de 1911.

Acosta Ortiz presenta su estadística de las primeras 156 intervenciones (1893-1894). Se refiere al método para la docencia que utiliza, la lección en la sala, a la cabecera del paciente, las conferencias en el anfiteatro y la explicación de la operación a realizar en lo que se refiere a la técnica y a los procedimientos empleados. Finaliza esta exposición doctrinaria además de la discusión de su casuística con la presentación de un caso clínico. Se trata de un paciente de 28 años, afectado de un hidrocele complicado por una sífilis concomitante, que cedió al tratamiento mercurial y a base de yoduro, además de practicarse la intervención quirúrgica del hidrocele. En 1911 publicó la primera edición de su obra titulada "Lecciones de Clínica Quirúrgica" (26).

El "príncipe o mago de la cirugía venezolana"

Este merecido apelativo se justificaba ampliamente según los testimonios de la época, entre ellos el muy importante por tratarse de su discípulo, el que nos suministra el Profesor Dr. Domingo Luciani (29), al referirnos que la actuación de Acosta Ortiz estaba enmarcada dentro de las normas más exigentes del arte: a. la captación de la confianza del paciente; b. la rigurosidad en la exploración del mismo, que le permite descubrir un eventual signo oculto; c. la lucidez de criterio en la interpretación del cuadro clínico, en la indicación operatoria y en el asentamiento del pronóstico; d. la técnica impecable, el perfecto conocimiento anatómico de la región, la rapidez quirúrgica sin precipitación.

Además del trabajo ya mencionado que lo acredita como un pionero de la cirugía vascular, preconizó en ciertos casos de aneurismas pelvianos, la ligadura de la hipogástrica. Fueron extraordinariamente variadas las intervenciones por él realizadas: craneotomías, hepatotomías, apendicectomías, hernioplastias, ooforectomías, enteroanastomosis, litotomías, parotidectomías, neurorrafias, entre otras, que fueron realizadas en el Hospital Vargas. Entre sus contribuciones en el campo de la cirugía de las afecciones debidas a la patología tropical cabe destacar, el tratamiento quirúrgico del absceso hepático amibiano, con una mortalidad de sólo 6,5%, en una época en que no contaba con la ayuda de la emetina o de los antibióticos. La casuística alcanzó a 130 casos de abscesos hepáticos operados en el Hospital Vargas. Es en la cirugía del absceso hepático amibiano en donde más sobresalió Acosta Ortiz. Su estadística general comprendió entre los años de 1893-1911 la cifra de 2 034 intervenciones quirúrgicas realizadas.

El Académico y otras actividades

Se desempeñó como diputado por los estados Bermudez (1877) y Barcelona (1899) así como senador por el estado Lara (1910). Ocupó la dirección del Hospital Vargas (1899-1907). Fue cofundador del Colegio Médicos de Venezuela (1902). Miembro Fundador de la Academia de Medicina (1904) de la cual ocupó la Presidencia (1912-1914).

Acosta Ortiz en 1914 inicia un viaje de merecido descanso a Francia. Era el año fatídico en que Europa se vería sometida al comienzo del flagelo de la Gran Guerra. Lo afectó, estando en París, en aquella ciudad que había sido prodiga para con él en el dominio de la ciencia y del arte, una bronconeumonía fulminante y fatal, que cercenó la vida del "Príncipe de la Cirugía", un glorioso exponente de la cirugía venezolana (13 de febrero de 1814) (27).

Los logros alcanzados

Durante este período histórico (1904-2002), se han alcanzado grandes victorias en nuestro medio, en el campo de las enfermedades infecciosas y parasitarias.

1. Se alcanza la erradicación de la malaria, que era una causa importante de mortalidad en la primera mitad del siglo XX y también se logra una disminución notable de la enfermedad de Chagas, una causa frecuente de cardiopatía, lo cual se debió a la intervención del gran sanitarista Arnoldo Gabaldon quien implementó una campaña sanitaria, que constituyó un modelo para el mundo, lo cual condujo a la erradicación del flagelo de la malaria y a un control importante sobre la enfermedad de Chagas en el país. Desafortunadamente, la falla en los controles epidemiológicas ha conducido a la aparición de brotes agudos de ambas afecciones lo que obliga a lanzar una voz de alerta por el peligro de propagación de estas enfermedades.

2. En el dominio de la enfermedad de Chagas, lepra y leishmaniasis el Dr. Enrique Tejera (1890-1980), quien fue elegido como Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina (no se llegó a incorporar) y fue el fundador de la cátedra de Patología Tropical constribuyó con sus investigaciones a demostrar la presencia de la leishmaniasis americana en Venezuela y descubrió la presencia de la Tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas en el país. Aportes fundamentales sobre esta enfermedad fueron los estudios del gran investigador José Francisco Torrealba (1896-1973) y del Dr. Félix Pifano (1912-) profesor de la cátedra de Medicina Tropical y director del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela.

En este campo el Dr. Jacinto Convit (1913) distinguido dermatólogo, profesor titular de la cátedra de Clínica Dermatológica y Sifilográfica de la Escuela de Medicina J M Vargas e investigador de renombre nacional e internacional, ha hecho contribuciones fundamentales en el campo de la imunoterapia en el tratamiento de la enfermedad de Hansen.

Otro de de los jóvenes investigadores de la Academia Nacional de medicina, El Dr. José Antonio O’Daly Carbonell (1914-) ha hecho importantes aportes en el dominio de la enfermedad de Chagas, y en el desarrollo de la vacunoterapia para tratamiento de la leishmaniasis y de la psoriasis.

3. En la reducción de la tuberculosis, la cual representaba una causa importante de mortalidad en las primeras décadas del siglo XX. Se pudo lograr bajo el impacto de la lucha antituberculosa conducida por el gran sanitarista y neumonólogo Dr. José Ignacio Baldó y su grupo obteniéndose una reducción significativa de la mortalidad por esta afección. Recientemente se asiste a la presentación de brotes de esa dolencia en relación con el deterioro de las condiciones socioeconómicas que sufre el país aunado a la coexistencia de otras condiciones mórbidas como la del sida. La tuberculosis había experimentado un gran control lo cual había costado un enorme esfuerzo por parte de las autoridades sanitarias.

4. En el campo de la sífilis y de otras enfermedades venéreas, habían experimentado una extra/ordinaria disminución con la aparición de los antibióticos y la acción tanto preventiva como curativa desplegada por los dispensarios antivenéreos implantados y conducidos por el Profesor Dr. Martín Vegas. Pero una nueva amenaza viral emergió a partir del año 1985, que nos ha dado origen a una epidemia mundial, el sida o deficiencia inmunológica que nos ha llegado de ultramar y que muestra alarmante tendencia al crecimiento en nuestro medio.

5. En el control de la mortalidad infantil, la utilización sistemática de las vacunaciones, así como de medidas profilácticas condujo en este período a una fuerte regresión de las enfermedades tanto de origen viral (eruptivas) o bacteriano (difteria, tétanos, etc.). Un ejemplo dramático lo constituyó el éxito logrado mediante la vacunación contra la parálisis infantil (la poliomielitis).

Indudablemente hay que rendirles un justo homenaje a nuestra escuela de pediatría, cuyo adalid fue el Dr. Pastor Oropeza (1901-1991) y sus discípulos, la cual condujo a una disminución de la mortalidad infantil. Pero al lado de esta faceta positiva, hay que señalar como lo ha hecho el Dr. Mendez Castellano, con sus trabajos de investigación presentados en el seno de la Academia y que han sido proyectados hacia los organismos competentes, sobre el el papel trascendental que juega la desnutrición que afecta a los sectores económicos de menos recursos e íntimamente vinculada a la miseria que afecta a grandes sectores tanto de la población infantil como del adulto y que repercute en forma desfavorable sobre el desarrollo físico e intelectual del niño.

Para la correcta superación no hay otra alternativa que una alimentación apropiada y el remedio principal consiste en la mejoría de las condiciones económicas a través de lograr un crecimiento económico sostenido.

6. En el manejo de las enfermedades cardiovasculares del cáncer y otras enfermedades crónicas, se han hecho ingentes progresos, tales como la mejor atención brindada a las afecciones cardiovasculares, el desarrollo de la cirugía cardiovascular y oncológica. En el dominio de las afecciones neurológicas con el desarrollo de la cirugía "especializada". Otros problemas emergen con mayor vigor dentro de la comunidad como es el caso de la obesidad y de las diabetes mellitus que experimentan una escalada dentro de los problemas de salud pública en la actualidad.

Una nueva perspectiva

Durante este lapso se ha establecido la importancia de promover el enfoque basado en la medicina preventiva, que procura obtener un control de aquellos factores que conducen a la enfermedad antes de que esta aparezca. En la actualización de criterios de diagnóstico y de medidas terapéuticas derivadas de la denominada medicina basada en la evidencia de modo de afrecerle al paciente la mejor de las opciones, derivadas del progreso actual de la medicina. También se ha impuesto el desideratum de establecer un diagnóstico precoz de la afección que nos permita mejorar las perpectivas de curación del enfermo.

La necesidad de implementar un sistema de salud adecuado

Hay que insistir en la implantación de un sistema de salud adecuado, aspiración siempre presente en el seno de nuestra sociedad pero que no ha sido satisfecha, sistema que sea efectivo, que sea posible en términos económicos, humanos, donde se respete a la dignidad de la persona y se mantenga en el punto clave de la relación médico paciente, que brinde una atención acorde con los progresos tecnológicos y ajustada a los principios de la deontología médica. Estas aspiraciones han sido planteadas por nuestro ilustres predecesores, como especialmente lo hizo, el Dr. Oscar Beaujon Rubín, pero se hace necesario mantener la presión sobre los organismos hasta lograr que se cumpla este desideratum.

La nueva tecnología: la imagenología. La endoscopia

En este lapso se inician en nuestro país, los métodos radiológicos tradicionales (invención de los Rayos X por Wihelm Conrag Röntgen, 1895) y que fueron desarrollados y aplicados en nuestro medio en forma exhaustiva por el Profesor Dr. Pedro González Rincones (1895-1968) quien fuera jefe del servicio de electrorradiología del Hospital Vargas (1925-1931) y profesor de la cátedra de esta disciplina y por sus discípulos, así como el uso de los métodos electrofisiológicos, tales como el electrocardiograma el cual fue introducido por el ilustre internista y cardiólogo Dr. Heberto Cuenca.

La nueva tecnología nos ha traído la imagenología contemporánea especialmente la ecosonografía, la resonancia magnética, la cintigrafía, la tomografía digitalizada, la tomografía de emisión gamma y la tomografía por emisión de positrones,

Es evidente que estos métodos ha desafiado a los métodos radiológicos tradicionales, a los cuales van en camino de sustituir. Las técnicas de la endoscopia así como la toma de biopsias ha permitido asentar el diagnóstico con una mayor precisión, en diferentes especialidades.

Pero estos avances con sus manifiestos beneficios no dejan de plantear serios problemas: así su elevado costo conducen a un encarecimiento de la atención médica lo cual obliga a una mayor asignación y a una mejor distribución de los escasos recursos disponibles por el Estado para la salud, lo que desafortunadamente no siempre se logra. Otro aspecto negativo lo constituye las indicaciones indebidas del procesamiento, por insuficiencia del examen clínico, con el gasto innecesario que esto involucra.

Los retos del futuro.

Algunos de los nuevos campos de la medicina son la genética molecular y la medicina genómica.

Esta disciplina constituye una rama reciente de la biología que se ocupa de los aspectos físicos-químicos de las uniones orgánicas que presiden la creación y la transmisión de los caracteres hereditarios, de padres a hijos.

Se estableció que los factores hereditarios (genes) estaban constituidos por ADN (O T Avery, CL Mcleod, y Mc Carty, 1944). El hallazgo de la estructura helicoidal de esta molécula se debió al bioquímico norteamericano J. Watson y al físico inglés F Crick (1953).

Se ha definido a la medicina genómica como la que se basa en el análisis genotípico, mediante la prueba del ADN, con miras a mejorar la atención que se le brinda al paciente. Mediante esta aproximación se busca la identificación de la predisposición a la enfermedad. Mediante el estudio del genotipo del paciente se lograría alcanzar una atención preventiva, individualizada y el uso selectivo de la farmacoterapia. La medicina genómica se ha convertido en una posibilidad real a partir del progreso alcanzado con el "proyecto del genoma humano" y las investigaciones realizadas en el campo de la medicina molecular. Se considera que el incremento en nuestro conocimiento sobre la genética humana provocará un cambio profundo en la praxis médica en un próximo futuro.

En la sesión plenaria del congreso del Colegio Americano de Cardiología (Atlanta, marzo 17-20, 2002), al referirse en especial al campo de la cardiología el Dr. Robert Roberts jefe de cardiología del Colegio de Medicina de Baylor, en Houston, exponía su visión del futuro proyectada hacia el siglo XXI: "La cardiología probablemente logrará un avance mayor en este siglo que los últimos 2000 años, incluyendo los últimos 50 años de oro, en gran medida porque estamos en proceso de descifrar un nuevo alfabeto, el genoma humano". Sostiene el distinguido profesor que el diagnóstico en la nueva medicina, se apoyará, cada vez más en el nivel molecular, y refirió que el diagnóstico se podrá hacer en el futuro cada vez menos invasivo, pudiendo obtenerse una gran riqueza de información a partir de una simple gota de sangre.

Otras áreas de interés creciente

La virología. El síndrome de la inmunodeficiencia humana. La identificación del virus de la inmunodeficiencia (1984) y la demostración de ser el agente etiológico del sida se estableció en 1985. La utilización de la prueba Elisa permitió el reconocimiento de la enfermedad como una pandemia global que afecta gravemente a países en vías de desarrollo. La estimación actual es de una afectación de cerca de 33 millones de casos de HIV a nivel mundial y se calcula que hay cerca de 15 000 nuevos casos diarios en el mundo.

Se trata por consiguiente de un grave problema de salud pública que debe obligar a nuestra Academia a formarse una opinión respecto a este magno problema, especialmente en el impulso de la lucha y para poder emitir las recomendaciones de una estrategia preventiva.

El status socioeconómico y la salud pública

Debe insistirse en la relación que existe entre el status económico y la condición de salud de una población. La pobreza, y su acompañante habitual la falta de educación, se asocia con una mayor mortalidad y morbilidad en las poblaciones como ha sido debidamente comprobada en estudios foráneos. Méndez Castellano ha obtenido resultados similares en el estudio de poblaciones infantiles de nuestro medio en donde ha demostrado, como ya se mencionó, las consecuencias nefastas de la desnutrición sobre el desarrollo somático y psíquico de la población juvenil.

El futuro Congreso de Medicina

Le toca a la Academia Nacional de Medicina, auspiciar el Congreso de Ciencias Médicas a celebrarse en el centenario de su existencia, años 2004.

Es necesario para hacerle frente a este magno acontecimiento y a la celebración correspondiente, empezar desde este momento, dedicando un gran esfuerzo que requerirá la colaboración de todos sus integrantes, lo cual estamos seguros de lograr.

Algunas consideraciones finales

Durante la época referida (finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX) se produjeron cambios fundamentales en el país, entre los que se pueden mencionar como más sobresalientes:

1. La inauguración del Hospital Vargas el 5 de julio de 1891, que permitiría disponer del asiento necesario para realizar las labores de asistencia, docencia e investigación.

2. La creación de las primeras cátedras clínicas (F.A Rísquez, S.A Dominici, Miguel Ruiz, Luis Razetti, P. Acosta Ortiz, M. Dagnino, B. Perdomo Hurtado), así como las primeras cátedras básicas (José Gregorio Hernández): bacteriología, histología, embriología, fisiología.

3. Se crean los primeros laboratorios de investigación: J Gregorio Hernández, Rafael Rangel.

4. Se establece la "Sociedad de Médicos y Cirujanos" así como la Academia de Nacional de Medicina y aparece la publicación de la Gaceta Médica de Caracas.

5. En el Instituto Pasteur se realizan exámenes básicos (métodos serológicos, parasitológicos) y se inicia la producción y aplicación de vacunas preventivas a la población.

6. Es una etapa indiferenciada: no se han individualizado las especialidades, ej. el cirujano general y el médico clínico pueden practicar, la oftalmología, el cirujano y el médico clínico se ocupa de los problemas de salud pública, el médico clínico practica la pediatría, el cirujano general ejerce la obstetricia. Durante el trascurrir del siglo XX se fueron creando e instalando las diferentes cátedras de las especialidades de la medicina, cirugía, obstetricia y pediatría siendo numerosos los Académicos que fueron fundadores de esas cátedras y ejercieron la jefatura de las mismas.

7. Publicaciones: en esta época se incrementa la publicación de textos (bacteriología, patología interna, lecciones de cirugía, obstetricia, materia médica, medicina legal, entre otras).

8. Empiezan las primeras organizaciones consagradas a la salud pública que sólo culminarán en 1936 con la estructuración moderna del Ministerio de Sanidad.

9. El grupo fundador de la Academia y de las cátedras ha ejercido una profunda influencia en la vía del progreso y de la modernidad de la medicina en el país.

10. Los logros alcanzados fueron decisivos en la vía de lograr las mejores condiciones de salud para la población venezolana, pero hay que hacerle frente a nuevos retos.

11. Con miras al futuro, han surgido nuevas perspectivas en el campo de la salud, se hace imperativo la necesidad de implantar un sistema de salud adecuado a las necesidades del país, se abren nuevos campos a la medicina (genética molecular y medicina genómica), aparecen nuevas amenazas que afectan a la salud en gran escala y se establece la relación estrecha entre el status socioeconómico y las condiciones de la salud pública de la población.

En síntesis, durante este período 1904-2002 se produjo un paso gigantesco en el progreso de la medicina nacional como arte y como ciencia. Este movimiento de transformación de nuestra medicina fue conducido por un grupo relativamente reducido de personas poseedoras de una gran claridad de pensamiento a la cual se aunaba una enorme capacidad de acción y que actuaron con un espíritu de gran coordinación. Nos dejaron una gran enseñanza que debemos aplicar al futuro: "Es necesario aprovechar los aportes de la ciencia y la nueva tecnología emergente para provocar un cambio profundo en la medicina nacional".

Epílogo

Antes de despedirnos, señores Académicos nos sentimos obligados a hacer alguna alusión a las responsabilidades ineludibles que debemos asumir en el porvenir inmediato. El sabio profesor español Don Gregorio Marañon, nos planteaba en sus clásicas "Conferencias" que "cada hombre tiene su conciencia formada con responsabilidades individuales y colectivas". Nuestras responsabilidades por muy obligantes que sean en el campo de la medicina, no son las únicas, sino que también hay otras que debemos asumir, las cuales son inherentes a todo ciudadano que forme parte de una colectividad donde deba imperar el reinado de la ética. Se avizoran en el horizonte tiempos difíciles que debemos asumir con esperanza, con prudencia, pero también con firmeza. Y si la desesperanza nos invade transitoriamente permítaseme recordarles el párrafo del genial novelista inglés Charles Dickens con que inicia la "Historia de dos ciudades, 1859", una verdadera joya de la literatura universal en la cual nos comenta respecto "aquella época": "No ha habido tiempos mejores, no ha habido tiempos peores; fueron años de buen sentido, fueron años de locuras; una época de fe, una época de incredulidad, un lapso de luz, un lapso de tinieblas, una primavera de esperanza, un invierno de desesperación, lo teníamos todo ante nosotros, no había nada ante nosotros, todos ibamos derecho al cielo, todos marchábamos en sentido contrario. Aquel período, en una palabra, tan semejante al actual, que algunas de sus personalidades más vocingleras, reclamaban para el mismo que le fuesen aplicados, exclusivamente en lo bueno y en lo malo los calificativos extremos".

Mantengamos pues el optimismo y el entusiamo, para que tengamos en el futuro una medicina y una Venezuela mejor.

Señores Académicos, señoras y señores

He dicho.

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