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Gaceta Médica de Caracas
versión impresa ISSN 0367-4762
Gac Méd Caracas v.110 n.4 Caracas oct. 2002
Luis Razetti: el educador, innovador y reformador
Dr. José Enrique López
Individuo de Número, Sillón XVII
Discurso pronunciado el 7 de noviembre de 2002, en el Paraninfo del Palacio de las Academias, con motivo de la Décima Primera "Conferencia Razetti".
Hoy es un día excepcional en el diario acontecer de la Academia Nacional de Medicina, se realiza una vez más, un homenaje a uno de sus más esclarecidos miembros y fundador de nuestra Institución: Luis Razetti. Sus padres fueron Luigi Razetti, comerciante italiano, natural de Génova y Emeteria Martínez, nieta del Licenciado Miguel José Sanz, el Licurgo venezolano, tutor del Libertador y uno de los fundadores de la República. Sus padres vivían en la esquina del Conde. Allí nació nuestro personaje el 10 de septiembre de 1862, siendo bautizado el 23 de septiembre del mismo año por su abuelo Castor Martínez y por su tía Laureana Romana Sanz, en la Santa Iglesia Catedral con el nombre de Luis María Francisco Nicolás de Jesús. Tuvo 2 hermanos más: Enrique y Ricardo, quienes se graduaron de ingenieros; Enrique murió muy joven (1892) y Ricardo sobrevivió hasta 1932, siendo el ingeniero proyectista de la Policlínica Razetti. Luego del nacimiento de sus tres hijos el padre, comerciante genovés, regresó a Italia y no volvió a ver a sus hijos, dejándolos muy pequeños, quedando así al amparo de su amorosa madre. La Sra. Emeteria no sólo moldeó su espíritu, inculcándole las virtudes cardinales sino que también le enseñó las primeras letras. Razetti, muchos años después, reconocería que todo lo que era se lo debía a su madre.
En la Escuela del Niño Jesús realizó sus estudios de educación primaria, complementándola en su hogar con lecciones que le dictaba el eminente pedagogo, jurisconsulto y gran orador Dr. Cristóbal L. Mendoza. Al terminar su instrucción primaria ingresa a la Universidad Central de Venezuela, junto con sus hermanos para estudios secundarios y superiores. El estudio del Bachillerato comprendía para entonces: latín, griego, filosofía, álgebra, geometría, trigonometría, topografía, física, cosmografía, geografía y cronología. Entre sus más importantes maestros se pueden citar: Dr. David Villasmil (latín), Dr. Manuel María Urbaneja (matemáticas) y Alejandro Ibarra (filosofía y física) (1-5). En la Gaceta Médica de Caracas (1893-1894), Razetti consideró, que sin entrar a discutir el absurdo que encierra semejante conjunto desordenado de conocimientos, declara que el bachillerato actual, como enseñanza preparatoria, es insuficiente para emprender con provecho el estudio de las ciencias médicas. Le sobran matemáticas y le falta historia natural, química, idiomas vivos, historia universal, etc. (6).
A los 16 años alcanza el grado de Bachiller en Filosofía, en el año de 1878 e ingresa por fin en lo que más anhelaba, el sueño de toda su vida, el estudio de la Medicina. Pero, ¿cuál era el estado de los estudios de la Medicina en el período de gestación médica de Razetti de 1878 a 1884? No sólo se había detenido el movimiento iniciado por el reformador Vargas sino que languidecía en un estado de indiferencia y abandono. La Escuela Médica Venezolana permanecía anquilosada por los procedimientos de enseñanza arcaicos y las ideas tradicionales. No existía la enseñanza de las Clínicas, ni la Cátedra de Histología. La medicina operatoria y la cirugía se aprendían en libros, ya que no existía la disección de los cadáveres y la práctica en hospitales era casi nula, debido al estado de ruina y miseria que imperaba en estos institutos hasta 1888.
En resumen, para el período de la formación médica de Razetti, la enseñanza de la Medicina era teórica, sin disecciones, ni laboratorios, ni hospitales. Todo se tenía que aprender de memoria en los textos franceses que recomendaban sus maestros. Sin embargo, es necesario reconocer que en medio de este ambiente tan impropio y atrasado, la introducción de las Cátedras de Ciencias Naturales a cargo del Profesor Adolfo Ernst y la de Historia Universal dictada por el Dr. Rafael Villavicencio, ellos representaron la nota de progreso durante la época de formación universitaria de Razetti y para nuestro medio científico representó la llegada de la filosofía positivista de Auguste Comte y de la doctrina de la evolución y del monismo haekeliano. Ernst y Villavicencio son los verdaderos fundadores de la ciencia positivista en Venezuela y Razetti, su discípulo, se honraba el consignar aquí este hecho fundamental:
"En aquellas inolvidables lecciones, sus discípulos nos creímos transportados a una aula del Colegio de Francia, tal era la altura desde la cual el profesor nos hacía asistir a la evolución del espíritu filosófico a través del tiempo. No podemos olvidar jamás aquellas célebres lecciones sobre la teoría de la evolución y el origen de las especies del Dr. Ernst, que por primera vez se oían en una cátedra de nuestra Universidad. Acostumbrados a raciocinar encerrados en los férreos moldes del silogismo, la nueva forma que el maestro daba a sus explicaciones apareció ante nuestras jóvenes inteligencias, como la aurora de un nuevo día, entre cuyos celajes veíamos surgir resplandeciente y soberano el sol de la verdad. Amamos y respetamos a los hombres por la suma de beneficios que hacen a la humanidad y a la patria. Ernst y Villavicencio fueron en Venezuela apóstoles máximos de la ciencia positiva. Sus nombres pasarán a la posteridad envueltos en la atmósfera de respeto con que la justicia protege a los hombres que ilustraron su tiempo con el brillo de su saber". Tanto fue la influencia que ejercieron sobre Razetti, que en 1907 publicó en La Gaceta Médica de Caracas 2 trabajos sobre Haekel y en 1909 2 trabajos sobre el centenario de Darwin (7-10).
El plan de estudios que le tocó seguir a Razetti se componía de 10 materias fundamentales, distribuidas así: Anatomía, primero y segundo años; Higiene, primer año; Fisiología, segundo año; Patología, tercero y cuarto años; Cirugía, tercero y cuarto años, Medicina Operatoria, tercer año; Obstetricia, quinto y sexto años; Terapéutica, quinto año; Química, quinto año; Medicina Legal, sexto año. Además estudiaban Botánica y Zoología.
Después de 6 años de estudios en 1884 alcanza el grado de Bachiller en Medicina y el 4 de agosto del mismo año se le confiere públicamente y solemnemente el título de Doctor en Medicina y Cirugía, a la edad de 21 años y 11 meses. Su diploma redactado en latín lo firma el Doctor Manuel María Ponte, conocido en Venezuela por ser el introductor del método listeriano, al practicar en 1880, la primera ovariotomía que se hacía en Caracas. Razetti se mostraba feliz por haber coronado con éxito el ansiado título de médico.
Razetti opinaba en la Gaceta Médica de 1893-1894: " si el actual bachillerato no da una buena preparación para que sea provechoso el estudio de la Medicina, el actual doctorado es también insuficiente para ejercer con conciencia y seguridad la delicada y difícil profesión de médico. Todo esto no solamente es malo sino que es soberanamente ridículo. Un programa raquítico y una absurda distribución de las materias; un título de Bachiller en Medicina irrisorio, porque nada significa y unos exámenes irrisorios también, por que no llenan su objeto, anatomía sin cadáveres, química sin laboratorio, patología sin clínicas. Es de justicia consignar aquí, que la única cátedra bien dotada que poseía la Universidad de Caracas era la de Fisiología Experimental y Bacteriología, que tiene un buen laboratorio montado al estilo europeo. Este notable progreso lo debemos a los esfuerzos de uno de nuestros más ilustres maestros el Dr. Calixto González, quien obtuvo del gobierno del Dr. Rojas Paúl la creación de esta asignatura, y que fuera enviado a París a hacer estudios especiales de dichas materias, un joven de grandes méritos, el Dr. José Gregorio Hernández, que posteriormente estaría al frente de la Cátedra.
Las demás asignaturas, si bien están dirigidas por profesores competentes (excepción hecha del que esto escribe) se encuentran estos en la imposibilidad de hacer provechosa su enseñanza por falta de los elementos necesarios. ¿Cómo puede el Dr. Acosta Ortiz, a pesar de su idoneidad, enseñar anatomía sin cadáveres? Que fruto pueden sacar los alumnos de las lecciones del Dr. Rísquez, cuando no hay un profesor de clínica que compruebe a la cabecera del paciente los principios que se han estudiado en la Cátedra. ¿De que pueden valer la elocuencia y el saber del Dr. Rodríguez, en Terapéutica y Medicina Legal, si no existe quien compruebe los efectos de los medicamentos y señale sobre la mesa del anfiteatro los signos post mortem que nos conducen a la averiguación de un crimen o sirven para iluminar el criterio del juez pronto a condenar un inocente? Como podrá el Dr. Vizcarrondo enseñar a sus discípulos la crepitación, la fluctuación, sin clínica, sin enfermos. ¿Y la química? Podrá el Dr. Frideusberg, con toda su ciencia, enseñar el análisis de las sustancias, sin tener a su disposición un buen laboratorio? Imposible. Y que importa que nosotros, deseosos de cumplir el deber contraído, estemos inspirados en los mejores deseos de servir a la juventud y de guiarlos en sus estudios de obstetricia y medicina operatoria, si no tenemos ni un cadáver en donde ejecutar las operaciones, que más tarde han de hacerse en el enfermo, ni una mujer embarazada en donde comprobar los signos de la preñez, las modificaciones que este estado imprime al organismo, la práctica de los partos, las operaciones obstétricas" (11-13).
"Contra semejante cúmulo de obstáculos se estrellan la ciencia, el talento, la elocuencia, el buen deseo, la voluntad firme; sólo queda un conjunto informe, un simulacro de enseñanza, una juventud perjudicada en sus intereses, un país sin porvenir intelectual".
El 14 de agosto de 1884 salió rumbo al interior de la República, recorriendo las poblaciones larenses de Quibor, Yaritagua y Barquisimeto. Cuatro años permaneció ejerciendo su ministerio en el Estado Lara. Aquí, nuestro personaje, da sus primeros pasos en la docencia, al ser nombrado el 8 de mayo de 1888, Catedrático de Higiene Pública y Privada en el Colegio Federal de Primera Categoría, donde se dictaban cursos de Ciencias Médicas, y su palabra empieza a adquirir ese estilo claro y preciso que habrá de caracterizarlo después. En la misma época desempeña también, a cabalidad, la Presidencia de la Junta Principal de Instrucción Popular de la misma ciudad. A mediados de 1888 viaja 1 año por los Estados Mérida, Trujillo, Táchira, Zulia y el Departamento Santander de Colombia, en calidad de médico viajero de la Compañía de Seguros "La equitativa" de Nueva York.
Un total de 5 años permaneció el joven Razetti en la provincia, ejerciendo exitosamente su carrera y ganándose numerosas y valiosas amistades, al cabo de los cuales regresa a Caracas en 1889, donde le espera una inmensa alegría de ver levantarse los cimientos del futuro Hospital Vargas, decretado el año anterior por el gobierno de Rojas Paúl y que no sería inaugurado sino en enero de 1891 en la presidencia de Raimundo Andueza Palacios. Francia le atrae, los nombres de Faure, Delbet, Pean, Claude Bernard. Pasteur, Lister y otros le apasionan, es decir, con el esplendor de la fisiología, la patología, la bacteriología y la cirugía, el progreso de algunas especialidades como la obstetricia. París es manantial de luz, la fuente de la sabiduría, allí está el oxígeno para una vida nueva de enseñanza y de principios, Francia era la madre de todos los genios, la nodriza intelectual del mundo, la incansable populizadora de las conquistas del espíritu y el centro motor de la civilización universal.
Razetti, rápidamente se da cuenta de lo que sería el Hospital Vargas para él y para el avance de la medicina nacional y siempre fiel a sus anhelos de superación, tomó una de las decisiones más significativas y de mayor trascendencia para su futuro: la de salir al exterior en viaje de estudios y perfeccionamiento.
En 1889 decide su viaje a Europa, viaje que fue decisivo en la futura orientación de su vida, debido a las magníficas influencias que sobre su espíritu impusieron las principales luminarias médicas que ejercieron en París durante la segunda mitad del siglo XIX. Allí conoce y trata a aquel grupo de médicos que eran orgullo y gloria de la ciencia médica francesa. Tres médicos en especial dejan sentir su atracción e influyen poderosa y definitivamente sobre su vida, ávida siempre de ciencia y de ideas reformadoras, nos referimos a Poirier, Pinard y Le Dantú, que formarán a Razetti como anatomista, obstetra y cirujano. En Francia se pone en contacto con la ciencia anglogermana, representada para la época por grandes biólogos, Darwin y Häeckel y aceptando a este último como su maestro predilecto.
Durante sus tres años de permanencia en París, rodeado del torbellino civilizador, producido, por sus maestros, grandes profesores, grandes clínicos y grandes cirujanos, afianzados en el desarrollo de la cirugía moderna basada en la asepsia y antisepsia, Razetti supo aprovechar al máximo esas circunstancias y absorbió las mayores novedades en las mejores fuentes. Frecuentó el Anfiteatro de Clamart, las clínicas, las maternidades, realizó todos los cursos que consideró básicos para su formación y asistió a las lecciones magistrales de la Facultad de Medicina de París, oyendo las de Farabeuf, Charcot, Dielafoy y Poirier. Preferentemente, se capacitó en obstetricia y cirugía estudiando también anatomía, medicina operatoria y clínica médica. La influencia de la medicina francesa predominante para esos momentos, imprimió huella profunda en Razetti, de tal manera que si Caracas lo vio nacer y crecer, y Barquisimeto y otras poblaciones de Venezuela lo iniciaron en el diario duro quehacer del médico, fue París la incubadora de su destino trascendental: educador, innovador y reformador. Francia nos lo devolvió hecho un humanista y en especial un cirujano y un obstetra.
Su amigo y colaborador el Dr. Francisco Antonio Rísquez dijo de Razetti: "No vacilo yo en dividir nuestra vida médica en tres grandes, eras que la historia habrá de reconocer apellidadas con tres nombres ilustres. La era Campins y Ballester, de iniciación de los estudios médicos de Venezuela de 1763, la era de Vargas, autor de la reforma de los estudios médicos de 1827 y la era Razetti, la del desarrollo de la medicina venezolana, a partir de 1893".
Razetti, durante su etapa parisina, en fecunda gestación intelectual planea y organiza, en compañía de Santos Aníbal Domínici, proyectos reformadores para la Medicina en Caracas, sumida aún en el sopor estático de comienzos del siglo XIX, sus dos grandes aspiraciones, la creación de una sociedad médica y la fundación de un periódico científico.
I. Razetti-Educador, lo fue en toda la acepción de la palabra, sabio, elocuente, desinteresado, benévolo y al mismo tiempo enérgico, su entusiasmo por la enseñanza y por la difusión de conocimientos fructificó en una de las labores más fecundas que se recuerdan en el país, tanto en la Cátedra como en la prensa o en los libros. Le enseñaba a sus discípulos que sólo la pluma y el libro pueden formar la conciencia de una nación. Fue escritor médico serio y enjundioso, periodista, polemista, rayano en la pasión y la vehemencia, divulgador, verdadero maestro por la fluidez, sencillez y oportunidad de sus escritos. Por encima de todo, fue escritor diáfano, de una brillante claridad, y elegancia de estilo, en el que con toda seguridad intervino la influencia que ejercieron en él la medicina y la literatura francesas. Razetti escribió mucho. Su pluma elegante y sobria sólo la paralizó su muerte. Su genio creador, dio a la publicidad 8 libros, 23 folletos, 332 artículos en la Gaceta Médica de Caracas, 130 en el diario El Constitucional y 120 en diversas revistas y periódicos científicos. Colaboró con algunos periódicos extranjeros y tuvo la satisfacción de ver muchos de sus escritos reproducidos espontáneamente en la prensa extranjera, solamente esta labor tiene méritos suficientes para mantenerlo por encima de sus contemporáneos.
El 24 de febrero de 1893, es nombrado Profesor de la Cátedra de Patología Externa. Tan novedosa y eficiente fue su actuación, introduciendo ejercicios prácticos, que se premia su esfuerzo designándolo al año siguiente Profesor de Obstetricia y Medicina Operatoria, en las cuales hace importantes reformas y mejoras. En 1896 es designado Profesor de las Cátedras de Anatomía Humana y Técnica Anatómica, desempeñando la primera por espacio de diecinueve años consecutivos y en las que inaugura las prácticas de disección y las disciplinas de anfiteatro (14). Suplantó los viejos textos de Fort y de Vargas por el voluminoso Testut, desvelo y pesadilla de los que estudiamos por esos tomos de Anatomía Humana.
Durante toda su vida profesional Razetti fue siempre un revolucionario y un innovador. En la Cátedra de Obstetricia, cambió el anticuado texto de Anvard por el más moderno y completo de Ribemont Dessaigens, se ocupó preferentemente de las hemorragias post partum, la eclampsia y la operación cesárea. En Venezuela fue un divulgador de la Escuela de Pinard, por consiguiente le corresponde el mérito de haber sustituido el empleo del cornezuelo de centeno y del taponamiento vaginal en el tratamiento de las hemorragias uterinas puerperales (15,16) por el método terapéutico del gran obstetra francés. Inició el estudio en Venezuela de las eclampsias puerperales. Dictó doctrina acerca de la interrupción terapéutica del embarazo y a proposición suya, desde su Sillón N° XIII, la Academia Nacional de Medicina, dictó en 1908 un acuerdo que precisa las ocasiones en las cuales el médico práctico está autorizado para provocar el aborto o el parto prematuro en beneficio de la salud de la madre, su obra más importante en este campo fue "La Exploración Externa en Obstetricia" (17).
Razetti-Cirujano.- Comenzó por ser médico general, se perfeccionó y por último ejerció la especialidad, al principio de obstetricia y luego de manera definitiva la cirugía. El Hospital Vargas fue el escenario más importante de su actuación quirúrgica. Es el fundador de la primera clínica privada de Caracas para la ejecución de operaciones de alta cirugía. Fue un cirujano completo, no es recomendable hacer comparaciones con el "Príncipe de la Cirugía Venezolana" Pablo Acosta Ortiz, porque de todas maneras cada uno de ellos por separado, representaron lo más elevado de su tiempo en materia de cirugía. Razetti comparte con Acosta Ortiz, por quien sintió una gran admiración, el alto honor de ser los fundadores de la cirugía moderna de Venezuela.
Introdujo numerosas operaciones y técnicas operatorias. Se distinguió particularmente en cirugía abdominal y ginecológica, la vacunación preoperatoria con la vacuna Delbet, de las compresas estériles, de los guantes quirúrgicos de Chapul, de muchos instrumentos quirúrgicos y la generalización de los procedimientos anestésicos, particularmente con el éter. Su estadística operatoria alcanzó algo más de cuatro mil operaciones, con una mortalidad operatoria de 3 % en el Hospital Vargas y de 2,7 % en su clínica privada.
Más de la mitad de su vida la dedicó a la enseñanza universitaria, 16 años al frente de la Cátedra de Anatomía y desde 1915 hasta su muerte, en la Clínica Quirúrgica, además lo fue de Patología Externa, Medicina Operatoria y Obstetricia. No fue un pedagogo de escuela, pero en cambio su obra de profesor y maestro fue tan amplia y eficaz ya que suma en sí mismo competencia, vocación y comprensión que la enseñanza no sólo es de la materia asignada sino la formación de verdaderos hombres. Debemos recordar aquí que Razetti no fue un improvisado. Pues cuando alcanzó el pináculo de su carrera docente (Clínica Quirúrgica), lo hizo tras 22 años de experiencia previa universitaria y profesional, ya convertido en un anatomista, un cirujano y un obstetra. El rasgo común de su labor universitaria es haber impreso en cada una de sus cátedras su huella personal, fecunda, innovadora y reformadora. Su más significativo don fue el enseñar, enseñar la senda del bien, de la luz, de la preocupación por la humanidad. Y esta clase de enseñanza es la mejor manera de dar, porque se da todo cuanto de bueno se lleva encima. En la clase su estilo de enseñar es propio, no es la enseñanza monótona y fría, relato fiel de los textos, sino la enseñanza de ideas propias, personales, servida en forma agradable, y a veces llena de un sano humorismo.
En todos los sitios y en la Cátedra, su voz abre surcos en la tierra fértil del estudiantado, en la tribuna señala caminos de razonamiento, y en la prensa, destruye la pátina de las viejas creencias.
Su triunfo no fue fácil. Razetti tuvo que luchar incansablemente y con tesón contra las circunstancias y los hombres, contra los intereses creados obstinados en entorpecer su firme voluntad de educador, innovador y reformador. Razetti utilizó como armas solamente el discurso convincente y la actuación honrada y decidida apegado a la verdad de la ciencia. Explicaba Razetti "El hombre no es un alma servida de órganos, es un organismo que determina una inteligencia". Esta concepción estremece la conciencia de los mediocres que se aprestan a la defensa y organizan una campaña de descrédito, utilizando los adjetivos más ofensivos, propio de gentes de escaso criterio y de escasa ilustración, se le dijo que era un maestro perjudicial, disociador, anarquista y corruptor de la juventud.
Todas estas injurias y otras más, las sabe tolerar con sereno estoicismo y se siente solo frente a la jauría que trata de devorarlo, y exclama "el hombre solo es más fuerte". A su Sra. esposa en la dedicatoria de su obra, La Cruzada Moderna (18), le escribe "A ti fiel compañera de mi vida, que como sabes los íntimos secretos de mi alma, sonríes cuando me llaman corruptor, porque combato la mentira y lloras cuando oyes que me aplauden, porque defiendo la verdad; a ti que me haces dulce la existencia y crees que no soy malo porque creo en la Verdad y en la Ciencia, adoro el Bien y la Belleza, amo y respeto a mi Patria, dedico este libro en beneficio de la salud y del porvenir de la Raza".
En otra oportunidad, Razetti consideró que su "humilde obra literaria sólo tiene el mérito de la sinceridad de su propósito y de la buena fe que siempre ha inspirado mi palabra, guiado mi pluma y ha iluminado mi conciencia".
Razetti tardó más de 20 años, desde su llegada a Caracas al terminar su posgrado en París en 1892, hasta su entrada definitiva al Hospital Vargas en 1915, después de la prematura muerte de Pablo Acosta Ortiz e impresiona a sus discípulos con sus facultades de profesor y cirujano. Infatigable trabajador, metódico y ordenado, atendía por igual el quirófano, la sala hospitalaria, el aula, el ejercicio privado y sus múltiples actividades sociales.
Acoge y proclama con la vehemencia apasionada de su personalidad, todo principio moderno o modificador en su permanente renovación científica, marchaba siempre con el incesante progreso de la ciencia. Se auto criticaba en público, le decía a sus alumnos "Un error comentado, es siempre más provechoso que un éxito aplaudido".
Razetti expresaba que "cuando el maestro enseña, lejos de perder porque da, resulta ganancioso, porque no hay nada que ilustre más como ejercer la misión de enseñar a los demás".
En otra ocasión Razetti comentaba: "En la Cátedra Universitaria y en la tribuna académica defendí siempre lo que he creído ser la expresión de la verdad; en la prensa y en el libro he divulgado lo que he creído útil a los demás y en el magisterio de la enseñanza he mostrado a mis discípulos que el amor y el respeto a la ciencia son las más excelsas cualidades del alma humana".
Desde su Cátedra de Cirugía Clínica, Razetti aconsejaba a sus alumnos que " La división de la Ciencia Médica en dos grandes ramas: Medicina y Cirugía, no obedece sino a una comodidad convencional, es un efecto de la división del trabajo y de la especialización de las funciones, pero todos los que nos hemos dedicado al estudio y a la práctica de la Medicina, somos médicos, cirujanos y todos estamos obligados a conocer ambas patologías y ambas terapéuticas. Creer que el cirujano es simplemente el operador, es un gran error. El cirujano, el especialista en Patología Externa, tiene que ser tan patólogo como el médico especializado en Patología Médica".
Razetti consideraba que la cultura material, por grande y poderosa que sea, puede fácilmente desaparecer; la cultura espiritual es indestructible. La gloria sólo está reservada para los pueblos capaces de cultivar el espíritu por el estudio y la meditación.
Razetti le decía a sus discípulos: "Los que ejercemos una profesión científica, y sobre todo quienes estamos encargados de enseñar una ciencia, debemos escribir y publicar el resultado de nuestras observaciones y divulgar lo mejor de lo que hemos adquirido por el estudio para el conocimiento de los demás".
Razetti comentaba a sus discípulos: "El deber de los hombres que podemos manejar con mayor o menor habilidad, la palabra y la pluma, es difundir la enseñanza, ilustrar la juventud, distribuir abundantemente el rico pan del saber, alimento capaz de hacer buenas las almas malas".
En otra ocasión Razetti, dirigiéndose a sus discípulos, les manifestaba que "El porvenir intelectual y moral no se incuba ni en el ring de los boxeadores ni en la arena de la plaza de toros, sino en la escuela, en el colegio, en la universidad, en la academia, en la cátedra, en la tribuna, en el periódico y en el libro que son los fecundos laboratorios del pensamiento y de la idea. Pertenezco a la clase de hombres que cree que no es el músculo sino la idea, que no es el brazo sino el pensamiento los factores de la cultura de las naciones".
En relación a la ética médica Razetti fue un verdadero paladín, expresaba: "El objeto exclusivo de la medicina es hacer el bien, los límites de la acción social del médico son las fronteras del bien; todo lo que en el ejercicio de la profesión pueda desviarnos de la práctica del bien es inmoral" (19).
De los trabajos el Dr. Razetti tomamos los siguientes pensamientos (20-23).
"Conservaos, oh jóvenes médicos de mi país, dentro de los límites de la dignidad y del propio decoro, no os dejéis seducir por los cánticos de sirena con que los amorales acostumbran halagar el oído de los incautos para demostrarles que el industrialismo es un modo excelente para conquistar reputación, fama y bienestar en el ejercicio de la medicina; no prostituyáis esta noble profesión médica descendiendo hasta los profundos antros del charlatanismo; ved en cada enfermo un ser doliente que es necesario aliviar o consolar; ved en cada compañero un hermano que puede errar como vosotros también podéis errar; no pretendáis nunca fundar vuestra reputación sobre las ruinas de la reputación ajena sino sobre la base de vuestra propia obra honorable y digna; conservad siempre la frente alta, las manos limpias y la conciencia tranquila, y seréis felices".
"Huid del industrialismo médico; no cambiéis nunca la túnica blanca de los sacerdotes del Bien, por el sayal policromo de los saltimbanquis, que no otra cosa son sino saltimbanquis de la medicina, los que convierten nuestra ciencia, en la vulgar industria de los curanderos sin escrúpulo".
"Llegar a la cumbre de la riqueza dejando en las zarzas del camino jirones de dignidad, no es haber cumplido un deber sino haber realizado una autólisis moral incompatible con el honor".
"Lo que debemos tener siempre presente es, que para que la Medicina y la Higiene lleguen a ser ciencias perfectas, es necesario que el laboratorio y la clínica se unan estrechamente en el noble y supremo fin de conservar la salud y prolongar la existencia del hombre. El laboratorio y la clínica aislada son estériles, unidos representan el más fecundo esfuerzo de la inteligencia humana. No coloquemos la clínica a mayor altura que el laboratorio; pero tampoco pretendamos curar los enfermos con el microscopio y la probeta. Cuando el laboratorio y la clínica están en desacuerdo, el error no proviene ni de uno ni de la otra, sino de la errónea aplicación de sus principios, de la fragilidad de la mente humana. No confundamos el hombre con la ciencia" (24).
Razetti enseñaba:"Creo que la Higiene es el factor principal del adelanto de las naciones, que un país no principia a civilizarse sino cuando el gobierno y la sociedad principian a oír y a practicar los principios de la salud. Que el grado de salud de una nación puede medirse por el respeto que se tenga a las reglas de la Higiene. Así como Catón terminaba todos sus discursos diciendo: Es necesario destruir a Cartago, nosotros deberíamos terminar los nuestros diciendo: Es necesario sanear a Venezuela. La ciencia sanitaria es el primero de los factores de progreso humano, porque disminuyendo la mortalidad aumenta el número de los pobladores, que es la base del progreso, en una palabra, el médico no es sino el apóstol de la salud y la vida de los hombres" (25-32).
"El día que hayamos fundado y extendido, como debe fundarse y extenderse la educación sexual... ese día principiará para la sociedad humana, una época de verdadera moralidad individual y de incorruptible solidaridad colectiva" (33).
Razetti analizó también el problema del alcoholismo en todos sus aspectos y como correctivo propuso la enseñanza antialcohólica, desde la Escuela Primaria hasta la Universidad y la aplicación de una ley especial sobre la materia, destinada a reglamentar el uso del alcohol y a combatir el mal del alcoholismo. La lucha antituberculosa, también de tipo educativo, la enfocó con visión moderna, o sea por sus aspectos sociales como el hacinamiento, la miseria y la vivienda, la necesidad de modificar el terreno, de enfocar la lucha hacia los factores indirectos, como es concebida actualmente. Desde 1901, a través de la Gaceta Médica de Caracas propuso la "Liga contra la Tuberculosis", desarrollada más tarde por el Dr. Andrés Herrera Vega, a quien Razetti prestó todo su apoyo.
Por otra parte, fueron prioridades para Razetti la legislación, antivenérea, el certificado médico prenupcial y la educación sexual y como principios fundamentales el tratamiento, los dispensarios, la hospitalización de las prostitutas y la denuncia de los enfermos renuentes al tratamiento. En relación a la higiene materno infantil propuso una lucha contra el tétanos neonatal a base del reparto gratuito de las curas umbilicales y fue autor de un proyecto de higiene escolar. Ratificó la fundación de un Instituto de Puericultura y recomendó la creación de un Hospital de Niños. En 1924 denunció en el seno de la Academia Nacional de Medicina el "Decrecimiento de la población de Caracas" a causa de la excesiva mortalidad infantil, lo cual trajo la ira del dictador de turno Juan Vicente Gómez y por consejo de sus amigos salió de Venezuela durante 10 meses (1924-1925).
La organización de la "Semana Sanitaria contra el cáncer", los numerosos escritos que dedicó a la materia y su honda preocupación lo llevaron a ser el iniciador de la lucha anticancerosa en el país, lo cual fue reconocido por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social al dar su nombre al Instituto Anticanceroso de Caracas.
Un estudio de sus realizaciones sanitarias nos demuestra, por una parte la amplitud de sus conocimientos, y por la otra, el acierto y el dominio con que empleó los procedimientos básicos de la educación sanitaria. Supo usar la palabra, la radio y la expresión escrita y adaptó como método la perseverancia y la repetición constante, por que fue un convencido de que poco puede hacerse como labor perdurable de saneamiento, sin la culturización previa del pueblo, o sea, sin la siembra generosa de una conciencia sanitaria individual y colectiva. La obra de Razetti tuvo un éxito tan grande que se le puede considerar como un auténtico pionero de la educación sanitaria en Venezuela.
Como médico sanitarista fue un autodidacta, lo cual es sorprendente, al verlo desplegando como bandera el saneamiento del medio ambiente y como arma, la educación higiénica preventiva. A Razetti, credenciales le sobraron para el título de Higienista, tuvo un visión acertada y profunda de los problemas sociales y sanitarios y sus directrices se difundieron por todo el Continente Americano, no en vano la Oficina Sanitaria Panamericana lo ha honrado al colocarlo entre los Próceres de la Sanidad Panamericana al lado de ilustres y prestigiosos sanitaristas del continente como José Penna, Carlos Chagas, Daniel Carrión, Walter Wyman, José Unanue, Miguel Couto, Juan Guiteras, Carlos Finlay y Eduardo Liceaga.
Razetti-Profesor es la faceta más interesante de su quehacer científico, por la magnitud de su obra pedagógica y orientadora, impresionaba de él su fogosidad, su dinamismo infatigable, su elevado sentido de responsabilidad, su apego a los grandes ideales de la humanidad y su extraordinaria sinceridad, honestidad y sencillez. Se le bautizó con el título de Maestro de Juventudes. Fue Maestro de Maestros porque formó escuela, su máxima ambición personal. En un momento de sano orgullo exclamó: "Menos Rísquez y Rivero Saldivia, todos los actuales Profesores de la Escuela de Medicina de Caracas han sido mis discípulos".
"He consagrado mi vida entera al trabajo, al cultivo de mi espíritu y al culto de mi hogar; he respetado la ciencia, porque la considero la única fuerza del progreso humano; he amado a mi Patria con orgullo y deseo de agradecimiento; he predicado y practicado la fraternidad profesional con entera decisión y buena fe y jamás un compañero ha sufrido por mi causa; he procurado hacer todo el bien posible y nunca he sentido la tristeza del bien ajeno; no he heredado bienes de fortuna, ni he logrado acumular capital... moriré como he vivido: pobre. Esto es lo que he sido y lo que he hecho".
II. Razetti Innovador y Reformador: Entre la última década del siglo XIX y comienzos del siglo XX la medicina venezolana vivió una intensa transformación debido a una serie de acontecimientos progresistas, institucionales y docentes a la cual se le ha dado el nombre de Renacimiento de la Medicina Venezolana:
1. Fundación del Hospital Vargas de Caracas, 1891.
2. Creación de la Cátedra de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología, 1891.
3. Fundación de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas, 1893.
4. Fundación de la Gaceta Médica de Caracas, 1893.
5. Establecimiento de la enseñanza clínica en la Universidad Central, 1895.
6. Fundación del Instituto Pasteur de Caracas, 1895.
7. Establecimiento del concurso del Internado y Externado de los Hospitales, 1895.
8. Reformas de las Cátedras de Anatomía y de Medicina Operatoria, 1895-1896.
9. Fundación del Colegio de Médicos de Venezuela, 1902.
10. Fundación del Laboratorio del Hospital Vargas e iniciación de la Parasitología en Venezuela, 1902.
11. Fundación de la Academia Nacional de Medicina, 1904.
12. Reunión del Congreso Venezolano de Medicina, 1911.
13. Fundación del Instituto Anatómico, 1911.
Razetti interviene en casi todos ellos, a excepción de los numerados 1, 2, 6 y 10. El 13 de marzo de 1893, junto con un grupo de médicos, funda la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas. Estos médicos fueron Nicolás Guardia, hijo, Luis Razetti, Francisco Antonio Rísquez, Juan de Dios Villegas Ruiz, Alberto Couturier, Pablo Acosta Ortiz, J M de los Ríos, Miguel R. Ruiz, Enrique Meier Flégel, Pedro Herrera Tovar, Martín Herrera, J. M. Escalona, Tomás Herrera Pacanins. Fue electo Presidente el Dr. Francisco Antonio Rísquez; Secretario al Dr. Juan de Dios Villegas Ruiz. Acordaron fundar un periódico que se llamaría "Gaceta Médica de Caracas", encomendando su Dirección y Administración al Dr. Luis Razetti. Esta Sociedad desapareció en 1896, a los tres y medio años de su existencia, debido a la indolencia del medio. Pero ya estaba cumplida su obra precursora, ya se habían echado las bases de una nueva era para la medicina científica de Venezuela, sin embargo, quedaba todavía funcionando, mantenida por la recia voluntad de Razetti, la Gaceta Médica de Caracas, que serviría de lazo de unión sucesivamente con el Colegio de Médicos de Venezuela y con la Academia Nacional de Medicina. Nuestro personaje la dirigió durante 31 años, con gran voluntad y esfuerzo, hasta 1925, fecha de su forzado exilio. Para gloria de Razetti, la publicación en la cual puso sus mejores esperanzas para la renovación de la medicina nacional, cumplió sus 109 años en el año de 2002 y para su eterno reconocimiento, en su carátula dice "Fundada el 13 de Marzo de 1893 por el Dr. Luis Razetti".
Fuera del Hospital Vargas, su infatigable energía la dedica para el mejoramiento de nuestros estudios médicos. En enero de 1895, en los días conmemorativos del Centenario del natalicio del Gran Mariscal de Ayacucho, trabajando conjuntamente con el Dr. Francisco Antonio Rísquez y con el decidido apoyo del Dr. Luis Espelozín, para el momento, Ministro de Instrucción Pública, obtienen del General Crespo, Presidente de la República, el decreto creador de las Cátedras de Clínicas sin que en ello hubiese la menor sospecha de posible provecho personal, ya que para su desempeño fueron designados los Drs. Pablo Acosta Ortiz, Santos Anibal Dominici y Miguel R. Ruiz en la Quirúrgica, la Médica y la Obstétrica, respectivamente.
Además introduce en la Escuela de Medicina los concursos para Internado y Externado de los Hospitales Civiles, decreto que fue promulgado por la administración Crespo en 1895, para ello contó con el apoyo decidido de Francisco Antonio Rísquez y de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas. Razetti actuó como secretario del primer concurso en el mes de agosto de 1895. Esos concursos constituyeron un poderoso estímulo a los estudiantes. Se realizaron hasta 1912, en el momento de clausura de la Universidad Central. Los alumnos aprovecharon, al máximo, las prácticas de Medicina Operatoria y las secciones magistrales de Clínica Quirúrgica del Profesor Razetti (34-37).
El 7 de abril de 1904 Razetti lleva a cabo la conversión del Colegio de Médicos de Venezuela en Academia Nacional de Medicina, un organismo jerárquicamente superior y que desde entonces, desde el punto de vista científico, representa la máxima institución entre los organismos médicos de la República. Razetti fue su Secretario Perpetuo desde su fundación hasta 1924, cuando la Corte Federal y de Casación, por denuncia de un médico, declaró la nulidad de los Cargos de Secretario y Bibliotecario perpetuos. Sin embargo, la historia de la Academia Nacional de Medicina y sus logros en sus primeros 100 años, próximos a cumplirlos, tenemos la aspiración y como acto de justicia sea realizada por nuestro Decano tetra Académico el Profesor Dr. Blas Bruni Celli.
REFERENCIAS
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El Niño y la salud humana
El fenómeno El Niño-Oscilación Austral (ENOA) ofrece el ejemplo más conocido de variabilidad natural cuasiperiódica del clima a escala interanual. Se manifiesta en variaciones de la temperatura del mar en el Océano Pacífico (El Niño) y en variaciones de la presión atmosférica sobre la cuenca del Pacífico (Oscilación Austral), y también en sus efectos sobre el estado del tiempo mundial.
Los episodios de El Niño se suceden a intervalos de entre dos y siete años. En algunos países de la periferia del Pacífico y más alejados, El Niño va acompañado de unas condiciones meteorológicas extremas que pueden ocasionar crecidas y sequías. En todo el mundo el impacto de los desastres naturales es mayor bajo los efectos de El Niño.
Hay indicios de que el fenómeno ENOA trae aparejado un mayor riesgo de ciertas enfermedades de transmisión vectorial en determinadas áreas geográficas en que las pautas meteorológicas están vinculadas al ciclo ENOA y los medios contra la enfermedad son limitados. El paludismo es un ejemplo patente, aunque se sugiere también la existencia de vínculos con otras epidemias de enfermedades transmitidas por mosquitos y por roedores, que pueden desencadenarse en condiciones metereológicas extremas.
La relación entre ENOA y el paludismo ha sido investigada en Venezuela y Colombia por Bouma, Poveda y Rojas. En estos países, las precipitaciones de lluvia suelen ser, en promedio, bajas durante los episodios de El Niño. En Venezuela, el número de casos de paludismo aumentó, en promedio, un 37 % durante el año subsiguiente a los episodios de El Niño. En Colombia, los casos de paludismo aumentaron en un 17,3 % durante los períodos de El Niño y un 35,1 % en el año subsiguiente.
Las predicciones estacionales del clima, que anticipan varios meses de antelación la probabilidad de ciertas configuraciones del tiempo, pueden utilizarse para obtener indicadores tempranos del riesgo de epidemia, particurlarmente de paludismo. Para reducir la vulnerabilidad frente a la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos se necesita un esfuerzo de investigación y cooperación de carácter interdisciplinar.
(Tomado del Boletín de la Organización Mundial de la Salud, Recopilación de artículos N° 4,2001:63-71).