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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.112 n.2 Caracas abr. 2004

 

El arte Barroco. Análisis de las circunstancias que favorecieron su difusión. Las formas en el Barroco: I. Arquitectura y escultura*

Drs. José Enrique López**, Myriam Marcano Torres***, José Enrique López Salazar****, Yolanda López Salazar****, Humberto Fasanella****

*Trabajo presentado en la sesión de la Academia Nacional de Medicina el 29 de enero de 2004.

**Individuo de Número.

***Miembro Correspondiente Nacional.

****Médicos Internistas.

Los movimientos artísticos no aparecen de improviso, sino que son producto de graduales transformaciones que progresivamente se van incorporando a las formas estilísticas de una época hasta hacerse característicos del modo de pensar, de las costumbres, modas, y hasta la forma de vivir de los artistas, y de toda la sociedad. Así ocurrió en el Barroco (1).

En los siglos XIV y XV, toda Europa estaba empeñada en rescatar la sobriedad y sencillez de las fuentes clásicas griegas y reaccionaba contra la excesiva ornamentación del arte gótico, ya agotado a finales del siglo XIII. Así ocurrió en el arte griego, el cual de la austeridad del clasicismo de Fidias, Mirón y de Policleto, pasó a la sensualidad, la gracia, el atrevimiento y la expresividad de Scopas y Praxísteles para caer luego en la exageración de las líneas curvas, de las posturas y al abuso de la expresividad que significó el helenismo de Lisipo y Polidoro. Asimismo el Renacimiento tuvo que ceder el paso al esplendor del Barroco (1).

Como Barroco se entiende el estilo arquitectónico realizado en los siglos XVII y parte del XVIII (1600 a 1750), caracterizado por la profusión de adornos en contraposición con el estilo sobrio del Renacimiento clásico. Por extensión se aplica también el término Barroco a las obras de pintura, escultura, literatura y música realizadas en ese mismo período de tiempo. La escultura y la pintura del Barroco se caracterizan porque el movimiento de las figuras es excesivo. En la literatura es toda creación en donde resalten la pompa y el ornato, la música se caracteriza por la aparición de géneros como la cantata, la sonata, el concierto y el oratorio.

El arte del Barroco es una prolongación del Renacimiento. Los artistas barrocos utilizan los mismos elementos plásticos con los que habló el Renacimiento pero los enfatizan y combinan hasta llegar a otra literatura, a otra música, a otra plástica, a otra arquitectura, es decir, hablan en Barroco con las letras del Renacimiento.

1. El Renacimiento le dio importancia a la línea, el Barroco al color.

2. El arte Renacentista es estático y aspira al equilibrio, en tanto que el arte Barroco busca el movimiento y utiliza, especialmente en la pintura, la composición oblicua o en diagonal.

3. El arte Renacentista había sido equilibrio, medida, sobriedad, racionalismo, lógica, mientras que el Barroco fue ansia de la novedad, amor por lo infinito, por los contrastes y por la mezcla audaz de todas las artes.

4. El Barroco fue dramático, exuberante y teatral, como serena y contenida era la época precedente.

5. El Renacimiento se dirigía a la razón, quería sobre todo convencer. El Barroco apelaba al instinto, a los sentidos, a la fantasía, es decir, intentaba fascinar.

6. El Barroco representa una de las inevitables reacciones de una época contra otra.

7. El arte Barroco se extiende durante un largo período de tiempo que va desde el arte renacentista hasta el neoclasicismo. Es decir, desde el manierismo al rococó.

El Barroco es estilísticamente complejo y a veces contradictorio. Su finalidad es evocar estados emocionales, estimulados por los sentidos, que conducen a un clímax de intensa y enternecedora dramaticidad. Las cualidades más frecuentemente asociadas con el Barroco son la grandiosidad, la riqueza sensual, el drama, la vitalidad, el movimiento, la tensión, las exhuberancia emocional y la tendencia a desdibujar las divisiones que existen en las formas del arte: arquitectura, escultura, pintura, literatura y la música (Figuras 1 y 2).

Como galicismo se define el Barroco como un estilo complicado, extravagante, es decir, un arte extraño, demasiado alambicado, irregular y a veces hasta absurdo y ridículo. La palabra Barroco se originó de la fusión de Barocco, que significa una figura del silogismo de la escolástica, razonamiento torcido y de Baroque, adjetivo aplicado a las perlas deformadas e irregulares.

Figura 1. Gian Lorenzo Bernini. Iglesia San Andrés del Qurinal. Obsérvese que el techo y las paredes laterales son renacentistas mientras que la fachada central y la escalera circular es barroca.

Figura 2. Gian Lorenzo Bernini. Plaza de San Pedro en Roma. Apréciense las esculturas y columnatas.

El término Barroco fue utilizado hasta el siglo XIX con sentido peyorativo debido a la exageración de la forma y del movimiento y por el exceso de elementos decorativos fantásticos y a menudo caprichosos. Actualmente, como ocurrió con el gótico, la palabra Barroco ha perdido su significado denigrante y evoca un estilo, justamente valorado, como expresión auténtica de una época dotada de extraordinaria vitalidad.

Formas del Barroco

1. El Barroco cortesano. Establecido en los países del catolicismo como Italia, España, Francia, y que fueron los mejores defensores de los principios de la Contrarreforma. La pintura tenía como obligación enseñarles, de manera gráfica a los creyentes, el triunfo de la Iglesia sobre el protestantismo y la exaltación de los dogmas fundamentales del catolicismo. Se conoce también como Barroco patético.

2. El Barroco burgués. Se inicio en el norte y centro de Europa, donde la mayoría de las personas son partidarias de la Reforma Luterana, particularmente las familias muy acomodadas. Es un Barroco más creativo, más sensual, en el cual no participa de manera preponderante lo religioso. Por otra parte la monarquía absolutista exige a los artistas la pintura de retratos para utilizarlos como propaganda de su régimen. Se conoce también como Barroco dulce.

El Barroco y su circunstancia

La evolución del gusto por la estética del clasicismo grecorromano desarrollado durante el primer Renacimiento (el quattrocento) y mantenida y desarrollada durante el cinquecento, incluyendo el colofón manierista de Ticiano e II Tintoretto, desemboca a inicios del siglo XVII, en una plástica menos dada al clasicismo formal como objetivo supremo del arte. Esta nueva estética ve la belleza formal no sólo como un fin, sino como un medio para trasmitir emociones dramatizando la expresión y exaltando el movimiento.

A partir de la última década del siglo XVI el arte europeo tiende a la teatralidad, a la ampulosidad del gesto, a las expresiones exageradas, al gusto por las formas retorcidas y, en lo decorativo, al horror por los espacios vacíos.

Estas características generales que aparecen y se desarrollan en Europa durante los siglos XVI y XVII coinciden en una de las grandes épocas de su pintura, esa pintura barroca cubre distintas tendencias, desde el realismo tenebrista de Caravaggio que acentúa los contrastes de luz y sombras; hasta las enormes pinturas al fresco de carácter apoteósico, que cubren de efectos alegóricos los muros, cúpulas y techos de los grandes templos y palacios del pleno barroco y que Tiepolo cierra en el siglo XVIII, con genialidad y gran virtuosismo. Sin duda alguna el Barroco designa también un espíritu y un estado de ánimo.

Durante la época barroca Europa vive uno de los períodos más dinámicos y creativos de la pintura mundial. El Barroco representa una nueva forma de comunicación literaria y plástica capaz de dar respuesta a nuevas necesidades de la cultura y del poder de la sociedad dirigente, asentada alrededor de las monarquías absolutistas y de la iglesia católica, (establecida en Italia, España, Flandes y Francia) y de las nuevas iglesias que surgen del cisma protestante en Inglaterra, Holanda y en los países escandinavos y germanos.

La transición del Renacimiento al Barroco está marcada en el tiempo por una de las etapas más tensas de la historia de Europa, cuando se debaten apasionadamente creencias y sentimientos religiosos, mezclados con los intereses de las nacientes monarquías absolutistas y los dirigentes de las nuevas confesiones cristianas.

Europa se desangra en las guerras de religión conocidas como la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). En esta época, junto al desarrollo del pensamiento humanístico y el emerger del pensamiento científico, se confirma en lo religioso, la escisión de los países de Europa entre los que permanecen adictos al catolicismo y aquellos que abrazan el protestantismo en sus diversas secciones.

Esta escisión tendrá una enorme trascendencia en la evolución del arte barroco en uno y otros países.

Se define como Reforma al movimiento religioso que en la primera mitad del siglo XVI sustrajo a la obediencia del Papa una gran parte de Europa. La reforma nació de causas religiosas, pero las razones políticas y económicas estuvieron presentes en su propagación. La Reforma fue abonada por la idea generalizada, al final de la Edad Media, de que la Iglesia necesitaba de una reforma, que había una convicción de que el cristianismo debía volver a la pureza primitiva de apego a las Sagradas Escrituras.

Este movimiento tuvo el apoyo de los príncipes de las monarquías absolutistas que se quejaban de los abusos de la Iglesia en relación al poder temporal, por la abundancia de bienes del clero en contraposición con los agudos problemas sociales, la guerra, el hambre, la miseria y las graves deficiencias religiosas y morales de los sacerdotes. Otro factor importante fue la invención de la imprenta, que favoreció la difusión de las ideas.

Martín Lutero, reformista religioso de Alemania, nació y murió en Eisleben (Sajonia). En 1517 se enfrento a los predicadores de las bulas de indulgencia por lo cual fue excomulgado por el Papa León X. La doctrina de Lutero se encuentra resumida en la Confesión de Augsburgo, preparado por Melamhton y presentado, para su consideración a la dieta de Augsburgo en 1530, con 28 artículos que revelan la profesión de fe de los luteranos y que luego se llamarían protestantes a las diferentes sectas que allí se derivaron y que eran partidarios de la Reforma.

La Reforma de las iglesias protestantes difiere de la católica en los siguientes puntos: 1. Ratifican la autoridad soberana de las Sagradas Escrituras en materia de fe, sobre el Papa y el Colegio de Cardenales. 2. Apoyan la libre interpretación, por los fieles, de las Sagradas Escrituras bajo la inspiración del Espíritu Santo. 3. Admiten sólo 2 sacramentos, aquellos creados por Cristo: el bautizo y la comunión. 4. Rinden culto sólo a Dios. Se excluyen el culto a la Virgen María, a los santos y a las reliquias. 5. Supresión de la confesio oris, introducida por la iglesia católica en los siglos XIV y XV. Rito que permitía acceder a todos los ámbitos de la vida de los feligreses y que era utilizado como instrumento de control. 6. Supresión de la jerarquía eclesiástica. 7. Supresión del celibato sacerdotal. 8. Supresión de los votos monásticos.

El Barroco se inicia en Italia, cobijado y dinamizado por la jerarquía católica que tuvo en el arte una excelente arma propagandística para frenar la Reforma protestante, después que el Concilio de Trento (1545-1563) hubiese sentado definitivamente las bases de restauración del catolicismo. En el siglo XVII, cuando Roma había vencido a la herejía calvinista, la iglesia católica enseña al mundo su victoria a través de un arte triunfal, de exaltación del papado y de todas aquellas creencias que el Concilio Tridentino había declarado verdades dogmáticas de la fe.

Fue un movimiento de reforma interior y al mismo tiempo, de reacción enérgica contra el protestantismo, que se inician en la iglesia católica a mediados del siglo XVI. La necesidad de una Reforma se había hecho sentir debido a la corrupción de una parte del clero, la desorganización, la pésima administración y la violación de la disciplina eclesiástica, habían favorecido la expansión del protestantismo en Europa.

Así lo comprendieron algunos papas enérgicos, que trataron de poner fin a esta situación, el Concilio de Trento, que en sus primeras etapas se había dedicado a fijar la posición de la Iglesia frente al protestantismo, dedicó sus últimas sesiones (1562-1563) hacia el establecimiento de normas que regulara de manera más estricta la vida eclesiástica. Los papas Paulo IV, Pío IV, Pío V, Gregorio XIII y Sixto V se convirtieron en abanderados de esta Contrarreforma de la iglesia católica, secundados por la orden de los jesuitas. Las figuras más importantes fueron San Ignacio de Loyola, San Carlos Borromeo y San Francisco de Sales. Por estas consideraciones el arte Barroco también se denomina jesuítico.

El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de ese período. Frente a la tendencia protestante a construir edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usará para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barroca. En este sentido se puede afirmar que el Barroco es la expresión estética de la Contrarreforma.

I. La arquitectura en el Barroco: la arquitectura italiana llegó a un punto importante cuando logró fusionar los ideales humanísticos y renacentistas en el siglo XVI. El carácter monumental de las construcciones romanas de la era imperial constituyó un punto de partida y ese clasicismo no excluyó que se dieran indicios importantes, muy tempranos, de los conceptos dinámicos del siglo XVII, la cúpula de San Pedro en Roma de Miguel Ángel fue un símbolo de esta nueva visión, que contradecía con su vigor imaginativo la perspectiva estrictamente emocional del quattrocento (2). A esta tendencia le agregaron elementos tomados de antiguas tradiciones regionales, como ocurrió en el Veneto con la obra de Sansovino y Palladio, estas obras prepararon el camino a un concepto más escénico que indicaba, como en la obra de Vignola, el inminente desarrollo de la arquitectura del Barroco.

En Francia, la verticalidad y la fuerza de los edificios góticos, fueron oscurecidas por pilastras y columnas. En Flandes aparecieron fachadas de tipo rústico. En España, junto con la supervivencia del estilo gótico tardío y el morisco, se adoptó una arquitectura particularmente austera como en El Escorial. En Inglaterra, el estilo Isabelino representó el choque entre el gótico y un clasicismo derivado de los manieristas. En Alemania los motivos austeros renacentistas adquieren en este período una nueva importancia decorativa que fue preparando el vigor y la energía del Barroco.

La arquitectura barroca se originó realmente en Italia. La disputa renacentista entre razón e imaginación fue resuelta totalmente a favor de la segunda adoptando métodos que terminaron con el balance previamente establecido de estructura y espacio. El esfuerzo se dirigió hacia el efectismo, la superposición ilógica de las normas arquitectónicas y artificios ornamentales, cada vez más complicados con líneas rotas y curvas amontonadas. El arte barroco se dirige siempre a los sentidos del espectador, el ilusionismo y el dinamismo de sus formas pretenden impresionar, convencer, provocar un movimiento interno. Con frecuencia se percibe como algo exaltado, efectista y hasta ampuloso.

Este proceso se realizó gradualmente, Maderno y Bernini construyeron una síntesis de clásico y barroco en la fachada y columnatas de San Pedro mientras que Borromini y Guarini se permitieron una fantasía sin freno en sus extravagantes creaciones. En el sur de Alemania se distinguieron como maestros del Barroco Baltasar Neumann y Fischer von Erlach. En Venecia Longhena adoptó la tradición local a las formas del Barroco. En el sur de Italia, sobre todo en Lecce hubo un estallido decorativo con afinidad con el estilo español (2).

En España se encuentran ejemplos de una decoración muy recargada llamada churrigueresca en honor al arquitecto José de Churriguera. El Barroco francés siguió con líneas más solemnes y clásicas. En Inglaterra se observó un marcado retorno al clasicismo neorrenacentista, inspirado por Palladio que estuvo más al servicio de la monarquía que a la iglesia.

Durante el Barroco, cuando se iba a construir un edificio, se planificaba en torno a una serie de espacios geométricamente calculados: círculos, cuadrados, rectángulos y elipses. Dentro y fuera del edificio se establecía un ritmo con curvas convexas contra curvas cóncavas, unidas unas con otras y las líneas externas podían estar contrastadas o armonizadas. La estructura verdadera del edificio era forzado a armonizar con estos modelos, además estaba pesadamente decorada con relieves, estucos y escultura incorporadas a la arquitectura que sobresalen o retroceden al espacio interior.

Las principales características de los edificios de este período son las siguientes (3,4).

1. Se rompen los frontones (remate triangular de un edificio). 2. Los entablamentos se curvan (Parte superior que corona una obra arquitectónica, cornisamento). 3.Utilización de las columnas salomónicas (fuste retorcido). 4. Utilización del estípite (soporte en forma de pirámide truncada que descansa en la base menor). 5. Los planos se curvan al igual que los paramentos (cara de una pared o muro). 6. Las bóvedas se cubren de personajes, para conseguir la ilusión de espacio. 7. Decoración vegetal.

Todas las artes se unen para ejercer su influencia, unas sobre otras. En la pintura predominaba la ilusión óptica y escultores como Bernini hicieron pleno uso del juego de la luz sobre la superficie y el contorno. El conjunto produce un importante efecto teatral y emocional sobre el espectador, envolviéndolo en una geometría espacial cuyas líneas nunca están inmóviles, llevándolo de un ámbito al otro, involucrándolo en el drama descrito en la pintura o el relieve y donde se confunden los dominios del arte creativo con la realidad (4).

Un elemento característico de la arquitectura de este período es la columna salomónica (5), formada como todas las columnas de base y capitel. La diferencia está en la parte media (el fuste), que esta contorneada en espiral y es un elemento típico del barroco (Figura 3).

Figura 3. Columna salomónica. Formada, como todas por base y capitel. La diferencia está en la parte media: fuste contorneado en espiral. Esta columna es característica del Barroco.

Francesco Borromini (1599-1667) es uno de los mejores arquitectos de la Italia barroca, autodidacta, participó en la construcción del Palacio Barberini donde demostró, lo mismo que en otras obras, su genialidad extraordinaria. Sus obras muestran grandes contrastes con una exagerada línea curva y una tremenda asimetría, además de su búsqueda de contrastes lumínicos y cuando utiliza la perspectiva le da mayor profundidad a la fachada. Bajo la protección del Papa Inocencio X realizó numerosas construcciones religiosas.

Un ejemplo de su genialidad en la arquitectura es "San Carlos de las Cuatro Fuentes" (6,7) realizada en Roma entre 1665 y 1666; la planta es elíptica y combina tramos convexos y cóncavos, zonas de luces y sombras, y varios nichos, en uno de ellos se encuentra uno de los líderes de la Contrarreforma, San Carlos Borromeo (Figuras 4,5).

A finales del siglo XVIII el escritor italiano Francesco Milicia descubría en la obra de Borromini el superlativo de lo extravagante, el exceso de lo grotesco (7).

Figura 4. Francesco Borromini. San Carlos de las 4 fuentes. Obsérvense las características del Barroco: rectángulos, cuadros, elipsis, tramos cóncavos, con tramos convexos.

 

Figura 5. Francesco Borromini. San Carlos de las 4 fuentes. Vista lateral, se aprecia mejor la elipsis, la parte cóncava contrastando con la convexa. Numerosos nichos. En uno de ellos San Carlos Borromeo, uno de los líderes de la Contrarreforma.

II. La escultura en el Barroco

Características: 1. Introducen el movimiento igual que en la arquitectura, los miembros y los ropajes de las figuras se desplazan hacia fuera como hinchados, adquiriendo una forma vaporosa. 2. Se llega al desequilibrio. 3. Revela gran originalidad y mucha osadía. 4. Exuberantes pliegues en los ropajes. 5. Representan aspectos físicos y psíquicos. 6. Expresan más la apariencia que la realidad. 7. Es una escultura con gran sentido decorativo. 8. El material utilizado es el mármol blanco, de color o veteado. 9. En España se utilizará la madera policromada. 10. No es una escultura para ser contemplada aislada, sino para formar parte de un retablo. 11. Es naturalista, intenta expresar actitudes exaltadas. 12. La escultura se adapta muy bien con el momento que vive la cristiandad. 13. Es una época de místicos y santos. Reproduce el éxtasis, la figura aparece con los ojos entornados, la boca abierta. 14. La escultura es efectista, intenta sorprender a quién la contempla, reflejo de una sociedad en que los santos tienen una gran importancia.

El escultor más famoso del siglo XVII fue Gian Lorenzo Bernini, su capacidad de organización y gran flexibilidad hicieron de él un exponente ideal del estilo grandioso del Barroco, lo cual demostró en la decoración del altar mayor de la Catedral de San Pedro y la construcción de la inmensa columnata exterior. Los bustos de Bernini eran muy penetrantes y al mismo tiempo conferían al modelo una dignidad sobrehumana. Bernini estuvo de acuerdo con las tendencias absolutistas de la época y se fue a trabajar a Francia con el rey Luis XIV a quien le realizó un excelente busto, lo mismo que el busto de Francisco I de Este.

Gian Lorenzo Bernini esculpió "El éxtasis de Santa Teresa (1644-1662) en la capilla Cornaro de la iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma, esta es una de las obras del siglo XVII que mejor expresa el apasionado dinamismo del Barroco al servicio del catolicismo místico y triunfalista. En esta obra se aprecia gran calidad en el pulido del mármol, impresionante pliegues en los ropajes, el ángel le va a clavar la espina del amor celestial y expresa gran ternura en su rostro contrastando con ausencia en la expresión de la santa.

También esculpió la beata Ludovica Albertoni (Figura 6), en la iglesia de San Francesco a Ripa; en esta obra se nota la maestría con la cual trató los pliegues del ropaje, los ojos semicerrados y la boca entreabierta representando el éxtasis. Bernini, arquitecto y escultor, es uno de los artistas barrocos que mejor encarna la primacía del sentimiento exagerado frente a la ponderación formal del clasicismo renacentista (9).

Comisionado por el Papa Inocente X para construir una fuente en la Piazza Navona, Bernini aceptó el reto y diseñó la Fuente de los Cuatro Ríos y que fuera ejecutada en parte por sus asistentes: una rústica roca, de forma libre, ocupa el centro, sitio por donde mana el agua. La forma rocosa tiene en la parte inferior un caballo, una palma y un león, este último tuvo que ser esculpido in situ y según se afirma, tallado por el mismo Bernini. La fuente presenta en la parte superior un obelisco egipcio restaurado (Figura 7).

Figura 6. Gian Lorenzo Bernini. El éxtasis de la beata Ludovica Albertoni en la Iglesia San Francisco a Ripa. Obsérvese la maestría con la cual trató los pliegues del ropaje; los ojos semicerrados y la boca entreabierta (èxtasis).

Los cuatro ríos de la fuente son personificaciones de países o continentes y constituye el sitio favorito y el lugar predilecto de turistas y palomas. Las cuatro figuras sugieren: el Danubio representa a Europa; el Río Ganges representa Asia; el río Nilo, representa África, simbolizado por un hombre con la cabeza cubierta, porque para ese momento no se conocía en que país nacía el Nilo; el río La Plata, representado por un negro con monedas sobre el lecho, simbolizando las riquezas de las Américas.

En la parte superior de la fuente se aprecia la insignia papal, ya que la fuente tenía por finalidad señalar la influencia de la Iglesia en los cuatro continentes y afirmar el triunfo de la Iglesia, del pontificado y de la familia papal de esa época.

Figura 7. Gian Lorenzo Bernini. La Fuente de los cuatro ríos. En la parte inferior 4 figuras que representan cuatro ríos: El Danubio (Europa); El Ganges (Asia); El NIlo (África); La Plata (América). La fuente presenta en la parte superior un obelisco egipcio restaurado.

Entre otros escultores se encuentra Alejandro Algardi, perenne rival de Bernini, quien como buen boloñés, representó el aspecto más tranquilo y más clásico de la escultura barroca.

El Barroco español (10,11)

I. Características generales: España fue uno de los pilares fundamentales de la Contrarreforma católica, la tenaz lucha de los jesuitas españoles en el Concilio de Trento para defender las indiscutibilidad del dogma y el poder de la Iglesia, marcarían las más notorias características del barroco hispánico: 1. La temática plástica tiene un definido carácter religioso. 2. El arte será utilizado como argumento convincente del poder católico. 3. El arte se dirigirá antes a la imaginación y a la sensación que a la razón. Pero además hay otras singularidades que lo diferencian de los otros barrocos, especialmente su gran originalidad, pues desde el mudéjar no había alcanzado España una tan clara definición de su propio yo: 1. Nunca un estilo alcanzó tan hondas y prolongadas resonancias en la plástica popular. 2. El Barroco español es una poderosa mezcla de ornamentación y sobriedad. La ornamentación es abundante y complicada, pero a diferencia del barroco europeo es emotivo y alucinado. 3. La rica policromía de la escultura o el atormentado movimiento de las figuras están sustentadas por una imagen patética o desgarradamente dramática. 4. La pobreza de materiales, pues pese a que se levantan magníficas edificaciones, el ladrillo es mucho más frecuente que la piedra y el mármol. 5. En cuanto a la escultura, la madera de honda tradición castellana, se empleará casi en exclusiva, incluso en las grandes arquitecturas esculturas de los retablos que en todas las iglesias. 6. Después de la época de austeridad del Escorial, el Barroco parece dispararse de manera explosiva en innovaciones llenas de fantasía creadora. 7. Una enorme variedad, ya que cada autor es un estilo diferente. Lo que hace difícil, y a veces imposible, una clara agrupación por escuelas.

Arquitectura en el Barroco español

I. Inicios: el Barroco español, en arquitectura mantendrá los esquemas fundamentales del edificio, sobre los que diseñará toda la fantasía ornamental. Uno de los primeros arquitectos que se despega de la austeridad escurialense es Juan Gómez de Mora, quién realiza la portada del Convento de la Encarnación de Madrid, dentro de un gran purismo, la Clerecía de Salamanca, prototipo del barroco equilibrado, y en Madrid traza la Plaza Mayor y el Ayuntamiento, de recuerdo claramente herreriano. De esta época corresponde también el Panteón del Escorial, obra de Juan Bautista Crespo.

II. Plenitud: 1. Arquitectura: José de Churriguera rompe todos los moldes establecidos y alcanza la auténtica libertad expresiva a tal punto que posteriormente se ha denominado churrigueresco a todo el arte barroco que se caracteriza por la multiplicidad de ornatos y descoyuntamiento de los elementos tradicionales. José no fue el único de la familia Churriguera, también trabajaron en este período Alberto de Churriguera y Joaquín de Churriguera. Otras características fueron la proliferación de las formas curvas, utilización de columnas salomónicas gigantescas. Las principales obras bien establecidas de José de Churriguera El Palacio e Iglesia de Nuevo Baztan, y la Leches y el Retablo de San Esteban, en Salamanca. A los Churriguera en general, se deben importantes obras como La Plaza Mayor de Salamanca, la cúpula de la catedral de esa ciudad, el remate externo de la Catedral de Valladolid y un estudio planimétrico de Madrid.

Pedro Ribera es el más importante arquitecto de todo el barroco español, de insólita imaginación creadora y un excelente ingeniero constructor. Su obra no se limita a los aspectos decorativos, sino que demuestra tener un gran sentido del espacio y de las estructuras internas. Trabaja principalmente en Madrid, ciudad a la que le da una inconfundible fisonomía y que se ha dado en llamar barroco madrileño. Utiliza todos los elementos ornamentales del vocabulario churrigueresco pero con especial referencia a los estípites. Es esencial en su obra el uso del baquetón, o moldura cilíndrica muy gruesa que se curva ciñendo puertas y ventanas. Son interesantísimas sus numerosas portadas madrileñas, como las del Antiguo Hospicio, la del cuartel del Conde Duque o la de la Calle de la Magdalena. Entre sus obras de ingeniería merece especial atención El Puente de Toledo en Madrid.

Andalucía y Galicia: en Sevilla se da el barroco más singular, síntesis de lo morisco, lo plateresco y lo barroco. Tiene sus mejores representantes en la dinastía de los Figueroa, a los que pertenece la Iglesia de San Luis, con una gran cúpula sobre el cimborrio de la cruz griega. En Galicia y particularmente en Compostela, el barroco alcanzó notas de gran originalidad. La obra maestra de este período en Galicia es La Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago, realizado por Francisco Casas Novoa (Figura 8).

Figura 8. Francisco Casas Novoa. Fachada del Obradoirode la Catedral de Santiago de Compostela. Nótese la profusión de ornamentos, característicos del Barroco.

2. Escultura: El signo que caracterizó a las artes figurativas españolas fue el realismo. La temática fue fijada por quien es casi el único cliente: la Iglesia. En cuanto a los materiales, en general se talla en madera, la cual después se policroma. Esta policromía viene a reformar el profundo sentido realista que no consiste en copiar la realidad, sino en hacer eterno lo efímero.

La escultura cortesana apenas atrae el interés de los escultores, por ello la estatuaria oficial apenas existe y sólo cabe citar las estatuas ecuestres de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid y la de Felipe IV, en la Plaza de Oriente.

a. Escultura castellana: son esculturas hirientes, figuras con el dolor o la emoción a flor de piel. Su principal representante es Gregorio Fernández, profundamente religioso, trata de trasmitir su fe y sus emociones en un estilo directo y muy convincente. Su realismo es patético, pero sin caer en vulgaridades o fealdades inútiles. Sus desnudos, exclusivamente masculinos, son un estudio correcto del natural. Su primera obra de gran patetismo es El Cristo Yacente del Pardo. También representó a Cristo en la Cruz y no podían faltar las figuras castellanas más apreciadas como son Virgen Dolorosa (Figura 9) y la Virgen de la Purísima Concepción.

b. Escultura andaluza: más tranquila, más sosegada. Busca siempre la belleza correcta sin huir del rico contenido espiritual. Destacan 3 escultores. Juan Martínez Montañés, la verdadera revelación de su personalidad lo consiguió con el Cristo de la Clemencia (Figura 10). Prototipo andaluz del Cristo en la Cruz. Alonso Cano, entre sus obras destacan El Retablo de la Iglesia de Lebrija y San Francisco en la Catedral de Toledo.

Fuera de estos grupos se encuentra Francisco Salzillo. Hijo de un escultor napolitano establecido en Murcia. A diferencia de la escultura andaluza que concebía las figuras aisladas, utiliza grupos escultóricos que van narrando la Pasión ante los fieles ya que su arte no está tanto al servicio de las iglesias como a la del pueblo (Figura 11). Una obra importante es El Paso de la Oración en el Huerto, en el que destaca la figura del Ángel. Salzillo cierra en España el gran ciclo del Barroco y abre, con el equilibrio de su plástica, el gusto por lo clásico (neoclasicismo).

Figura 9. Gregorio Fernández. Virgen dolorosa con el Cristo muerto. Esta escultura del Barroco patético, revela el dolor de la madre de Dios.

Figura 10. Juan Martínez Montañés. Cristo de la Clemencia. Prototipo andaluz de Cristo en la Cruz.

Figura 11. Francisco Salzillo. La Última Cena, extraordinario grupo escultórico representando a Cristo con los 12 apóstoles.

Luis Salvador Carmona esculpió en madera policromada, con elementos de plata, una de las más hermosas reproducciones de La Divina Pastora, con una altura de 90 cm. Esta obra se encuentra en Valladolid, en el Convento de las Madres Capuchinas (Figura 12).

Figura 12. Luis Salvador Carmona. La Divina Pastora. Madera policromada y plata. Altura 90 cm.

REFERENCIAS

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