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Gaceta Médica de Caracas

versión impresa ISSN 0367-4762

Gac Méd Caracas v.114 n.1 Caracas mar. 2006

 

Se nos ha ido la figura antiegocéntrica más señera de este siglo

Dr. Abraham Krivoy

Miembro Correspondiente Nacional

El Papa Juan Pablo II, falleció el 2-4-05 a las 21,37 horas, (18,37 GMT) a los 84 años de edad, (03:37 de la tarde de Venezuela) confirmó el Vaticano. La noticia fue comunicada a las 22,00 hora local en la Plaza de San Pedro donde miles de fieles se encontraban rezando el rosario. A los pocos minutos comenzaron a repicar a muerto las campanas de la Basílica de San Pedro.

Una multitud conmovida y visiblemente afectada permaneció inmóvil y en silencio en la Plaza de San Pedro, tras conocer la muerte del papa Juan Pablo.

El pontífice laboró incansablemente por conocer y conmover a todos los "hijos de Dios". Buscó la reconciliación con los judíos, los "hermanos mayores" de la cristiandad; visitó una mezquita en Damasco como parte de sus esfuerzos por mejorar las relaciones con los musulmanes, y calificó de "escándalo" las divisiones entre los cristianos.

Karol Josef Wojtyla nació en Wodewice en 1920, cerca de Cracovia en Polonia y fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978. En los últimos 450 años fue el primer Papa no italiano y el pueblo judío lamenta su fallecimiento porque en contraste con la generalidad de los Papas (fuera de los Papas Juan XXIII y Pablo VI), Juan Pablo II siempre demostró respeto y afecto por los judíos.

Figura 1. Rezó por los 6 millones de judíos asesinados en el Holocausto.

Sería la continuación de las políticas iniciadas por los inolvidables Papas Juan XXIII y Pablo VI y esa era la razón de tomar el doble nombre de Juan y Pablo.

Ningún Papa viajó tanto ni tan lejos: visitó más de 120 naciones. Ningún vicario de Cristo pronunció tantos discursos: se opuso infructuosamente a las guerras en Irak y los Balcanes, deploró la situación de los palestinos y reclamó la reconciliación con los judíos.

El fue el primer Papa que visitó la Sinagoga de Roma, que fue construida hace siglos dentro del ghetto de Roma y nunca fue visitada por ningún Papa. Juan Pablo II estuvo dos veces en Israel. La primera cuando era el Arzobispo de Cracovia y la segunda, en 1986 como Papa. También fue el que reconoció públicamente en 1984 el derecho de los judíos al Estado de Israel y en 1993 estableció las relaciones diplomáticas entre el Vaticano e Israel.

Uno debe recordar los momentos históricos tan extraordinarios que se dieron entre el Papa y el pueblo Judío… En el peregrinaje que hizo a Israel en el año 2000, rezó en Yad Vashem por la memoria de los 6 millones de judíos asesinados durante el Holocausto, muchos de ellos sus propios conocidos y amigos del pasado (Figura 1). También, una ocasión única, fue su visita al Muro Occidental de nuestro Templo en Jerusalén y allí, de acuerdo a nuestras tradiciones, escribió una nota que dejó en una de las rendijas entre las piedras del Muro donde puso la siguiente oración: "D’s de nuestros padres, Tú escogiste a Abraham y a sus descendientes para que traigan tu nombre a las naciones. Sentimos profunda tristeza por el comportamiento de aquellos que en el curso de la historia han causado sufrimiento a estos, tus hijos. Pedimos tu perdón y hacemos voto de genuina hermandad con el Pueblo de Tu Alianza"

Alguien dijo que el epítome de la locura es seguir cometiendo los mismos errores, esperando que los próximos resultados sean diferentes y mejores.

Seguir pensando en comunismo, socialismo, etc., con nombres remozados, es continuar dándose golpes contra la pared, aunque lamentablemente esto puede tomar cierta pérdida de tiempo.

El mundo está insensibilizado a los muchos y serios problemas con los que se enfrenta.

"El paganismo nazi y el dogma marxista son básicamente ideologías totalitarias que tienden a devenir en religiones sustitutas", escribió en 1989.

Figura 2. Juan Pablo II advirtió que la libertad representa responsabilidades.

En 1991, el Papa regresó por primera vez a una Polonia libre pero advirtió que la libertad conlleva responsabilidades. "No podemos limitarnos a poseer la libertad, sino que debemos luchar por ella utilizándola en aras de la verdad" (Figura 2).

Su enérgica oposición al comunismo le valió inicialmente la ira del Kremlin. Pero la asunción de Mijail Gorbachov en 1985 abrió una nueva era. Gorbachov levantó las restricciones a la religión y en 1989 fue el primer líder del Kremlin que visitó al pontífice en el Vaticano.

El pedir perdón en forma solemne y profunda, lo cual no era una negociación para obtener beneficios de coyuntura, sino un esfuerzo para limpiar el espíritu de lastres y equivocaciones y tener el coraje de armarse de profunda sinceridad y humildad, señalar antiguas cosas inveteradas como buenas y convertirlas en malas y darse la promesa de no repetirlas nunca jamás, requieren un grado de maduración espiritual poco común.

Lo importante es que dio el ejemplo que creemos los demás seguirán.

Pidió perdón por las Cruzadas, porque sus objetivos degeneraron a causa de ambiciones espurias, en matanzas y pillajes.

Pidió perdón por la inquisición. En Lima, cuando se inauguró el Museo de la Inquisición donde se habían cometido los asesinatos en nombre de Dios, hubo protestas de la jerarquía eclesiástica y varias asociaciones católicas. Juan Pablo II la condenó sin rodeos ni clemencia.

Pidió perdón por el antisemitismo. No sólo ardía en su pecho la atrocidad del Holocausto que conoció de cerca, sino la necesidad de restañar las heridas que millones de católicos infligieron a los judíos durante mil setecientos años. El Holocausto fue la culminación de horribles prédicas y una sostenida discriminación. Juan Pablo II convirtió el odio a los judíos en pecado. Esta postura enlaza con numerosas manifestaciones de su amor al pueblo de Israel; lanzó la frase: "Los judíos son nuestros hermanos mayores en la fe". Dio el paso que no pudo concretar Juan XXIII: reconocer al Estado de Israel en 1993 y establecer con él relaciones diplomáticas y luego lo hizo con los palestinos. Después viajó a ese país con espíritu fraterno. Oró en el Museo del Holocausto de Jerusalén y decidió orar también ante el Muro de los Lamentos, donde realizó algo que hasta ese momento sólo practicaban los judíos: dejar entre las grietas del muro un mensaje dirigido a Dios.

Se nos ha ido el emisario del amor y la hermandad (Figura 3). Su modelo queda para ser copiado por todos nosotros

Figura 3. Descanse en Paz!.