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Interciencia

versión impresa ISSN 0378-1844

INCI v.27 n.2 Caracas feb. 2002

 

0378-1844/02/02/073-03

Recibido: 02/10/2001. Aceptado: 15/01/2002

NUEVAS EXPERIENCIAS PARA COMPRENDER LA COMPLEJIDAD

Silvia Longhi

PALABRAS CLAVE / Museos de Ciencia y Tecnología / Cooperación /

Silvia Longhi. Profesora de Historia, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Responsable del Polo Programación Logística, Dirección de la Valoración Internacional, Cité des Sciences et de l’Industrie, París, Francia. Dirección: Cité des Sciences et de l’Industrie, 30, avenue Corentin Cariou, 75930 Paris Cedex 19, Francia. e-mail: ms.longhi@cite-sciences.fr

Resumen

La transformación de la relación de los ciudadanos con la ciencia y la tecnología inducida por la importancia inédita de las innovaciones científicas y técnicas en la sociedad contemporánea, constituye un verdadero desafío para los centros y museos científicos en tanto que canales de mediación de la apropiación social de la ciencia.

Estos se ven confrontados a la necesidad de adaptarse e innovar con respecto a los modelos clásicos de presentación para tomar en cuenta la complejidad del mundo contemporáneo, e integrar cada vez más la actualidad científica y los grandes interrogantes de nuestro tiempo en las realizaciones y modos de expresión museísticos. Surgen así nuevas experiencias, donde la evolución técnica de los modos de mediación se combina con la integración de los contenidos científicos y técnicos en una perspectiva y una problemática social.

Esta reflexión cubre igualmente el campo de la colaboración entre instituciones, a partir del ejemplo de experiencias realizadas por la Cité des Sciences et de l’Industrie en relación con establecimientos y programas de difusión de la ciencia y la técnica en diferentes países de América Latina.

Summary

The transformation of the relationship between citizens and science and technology, induced by the unusual importance of scientific innovations and techniques in contemporary society, constitutes a true challenge for science museums and centers inasmuch as they are channels mediating the social appropriation of science.

These are confronted with the need to adapt and innovate with regard to the classic presentation models in order to account for the complexity of the contemporary world, and to increasingly integrate current science and the great questions of our times in the activities and forms of presentation of museums. New experiences take place in this way, where technical evolution in museum settings is combined with the integration of scientific and technical contents in a social perspective.

This reflexion also covers the collaboration between institutions, with the example of experiences undertaken by the Cité des Sciences et de l’Industrie in establishments and programs of science and technology diffusion in different Latin American countries.

Resumo

A transformação do relacionamento dos cidadãos com a ciência e a tecnologia induzida pela importância inédita das inovações científicas e técnicas na sociedade contemporânea, constitui um verdadeiro desafio para os centros e museus científicos em canais de mediação da apropriação social da ciência.

Eles se vêem obrigados à necessidade de adaptar-se e inovar com respeito aos modelos clássicos de apresentação para tomar considerar a complexidade do mundo contemporâneo, e integrar cada vez mais a atualidade científica e as grandes interrogantes de nosso tempo nas realizações e modos de expressão museística. Surgem assim novas experiências, onde a evolução técnica dos modos de mediação se combina com a integração dos conteúdos científicos e técnicos em uma perspectiva e uma problemática social.

Esta reflexão cobre igualmente o campo da colaboração entre instituições, a partir do exemplo de experiências realizadas pela Cité des Sciences et de l’Industrie em relação com estabelecimentos e programas de difusão da ciência e a técnica em diferentes países da América Latina.

 

En los últimos años se han desarrollado diferentes estudios y análisis sobre la representación y la aceptabilidad social de la ciencia. Dichos trabajos apuntan a identificar y comprender las imágenes, interrogaciones o expectativas que el progreso científico y sus aplicaciones concretas suscitan en el cuerpo social.

Entre los más recientes, una encuesta llevada a cabo en Francia por el CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) en febrero de 2000 muestra claramente que, en este principio de siglo, las problemáticas que interesan al ciudadano conciernen, en primer lugar, todo lo que se refiere al individuo y a su entorno inmediato (la salud, el ambiente...) y, por extensión, al hombre en general, a su medio de vida y al devenir del planeta. Los temas centrados en el conocimiento en sí (el "saber") se inscriben en tercer lugar, detrás, incluso, de los tópicos que se refieren a la organización, el "gobierno" y el funcionamiento mismo de la investigación científica.

Estos resultados pueden, legítimamente relacionarse con una creciente toma de conciencia de la aceleración del poder transformador de los avances científicos en el mundo contemporáneo.

Por otra parte, estos avances y transformaciones traen como correlato un considerable aumento de la especialización y la diversificación de las disciplinas con el consabido desarrollo de vocabularios y lenguajes propios, aumentando así la brecha existente entre la comunidad científica y el resto de la sociedad.

Nos confrontamos así a una situación paradójica en la cual la importancia inédita de las innovaciones científicas y técnicas en todos los campos de la vida (el trabajo, la salud, la actividad profesional, la utilización del tiempo libre...), el impacto cada vez mayor de los avances científicos sobre el hombre y el planeta, y la aceleración de sus aplicaciones, se ven acompañados, desde el punto de vista del ciudadano por una dificultad creciente para acceder a la comprensión de las transformaciones así generadas y su proyección sobre el futuro.

Efectivamente, asistimos hoy a una transformación de fondo en la relación de los ciudadanos con la ciencia y la tecnología. Lejos del asombro y el optimismo que caracterizaron la relación ciencia/sociedad en la primera mitad del siglo pasado, el progreso científico ya no se percibe como la clave del progreso o la solución a todos los problemas de la humanidad. Bien al contrario, las interrogaciones que plantea son cada vez más profundas y más graves, y deben ser tomadas en cuenta, de manera realista y responsable, por todos los actores de la información y la vulgarización que entienden obrar en el sentido de una verdadera apropiación social de la ciencia.

En su obrar multifacético para facilitar el acceso ciudadano a una cultura científica y técnica, dichos actores –docentes, periodistas, científicos, museógrafos– se confrontan a un verdadero desafío: el de la responsabilidad democrática del ciudadano ante la calidad de las decisiones que ponen en juego el porvenir.

Esto conlleva una concepción de la cultura científica y técnica que no se limite a inducir conocimientos, sino que apunte a la capacidad de análisis y de cuestionamiento por parte de los individuos que componen la sociedad. Refiriéndose a esta función, Bernard Schiele ha definido la cultura científica como siendo a la vez saber, habilidad y actitud.

"Es un saber que se adquiere a través de los recorridos que ofrecen la escuela y todas las actividades de difusión de las ciencias y las técnicas. Es una habilidad porque se utiliza en el trabajo, en la casa, en la vida cotidiana y porque tenemos necesidad de ella para crecer y para crear. Es una actitud que se expresa a través del discurso y el comportamiento crítico frente a los cambios, que se miden por los actos que realizamos y las elecciones que hacemos". (Schiele, 1994).

Desde esta perspectiva, los centros y museos científicos juegan un papel de reconocida importancia social en tanto que canales de mediación, traduciendo en lenguaje inteligible los resultados de la investigación y sus implicaciones. Lugares de demostración y de reflexión por excelencia, su accionar apunta a tender un puente entre la ciencia, los alcances de su trabajo y el conjunto del cuerpo social.

En tanto que ámbitos privilegiados de la mediación científica en un mundo en que la complejidad y la aceleración van en constante aumento, los museos y centros de ciencia son, igualmente, los actores de su propia transformación. Una transformación que, lejos de involucrar simplemente la evolución de las prácticas profesionales en sí (las técnicas expositivas, la museografía, los modos de alcanzar y recibir el público), concierne esencialmente su capacidad a rendir cuentas de la evolución de la relación entre ciencia, técnica y sociedad, concebida como un nuevo y permanente desafío.

No es de extrañar que, justamente, uno de los ejes de las reflexiones y debates en curso sobre el devenir de los centros y museos de ciencia, resida en su capacidad para transformarse y responder a los imperativos del contexto actual. Así, por ejemplo, refiriéndose a su permanencia en el siglo XXI, y de manera particularmente provocante, Bradburne (1998) ha llegado incluso a compararlos a dinosaurios o elefantes blancos destinados a desaparecer.

¿A Desaparecer o a Cambiar?

La necesidad social de estas instituciones parece suficientemente probada como para ser, en sí misma, materia de debate.

En distintos puntos del planeta, de Ciudad de México a París, de Barcelona a Bogotá, centros como El Papalote, la Cité des Sciences, el Museo de la Caixa o Maloka, han ido creciendo en importancia, incorporándose naturalmente al panorama cultural nacional o local. Su impacto público trasciende frecuentemente las fronteras nacionales para manifestarse, incluso, como una propuesta atractiva para el turismo.

Pero el crecimiento nunca es lineal. Y así como las cifras de la ASTC (1999) muestran una progresión casi continua del número de museos y centros de ciencia en el mundo en un plano cuantitativo (el aumento es estimado a un 30% por década a lo largo del siglo XX), la necesidad de incorporar propuestas innovadoras y transformadoras se inscribe hoy de manera fehaciente en el accionar de las principales instituciones.

Así, la voluntad manifiesta de sobrepasar la clásica presentación de las ciencias y la tecnología para tomar en cuenta la complejidad del mundo contemporáneo ha dado origen a un particular impulso en el desarrollo de experiencias "diferentes" en materia de difusión de contenidos. Y quizá sea éste el elemento definitorio –mucho más que las evoluciones técnicas de los modos de mediación– de las orientaciones futuras de los museos y centros de ciencia: la integración de los contenidos científicos y técnicos en una perspectiva y una problemática social.

Tal ha sido la óptica, por ejemplo, de la experiencia realizada por la Cité des Sciences et de l’Industrie de París a través del programa "Oser le savoir" (Atreverse a saberlo: 10 claves para el siglo XXI).

Dicho programa consistió en la organización de una plataforma en la que las principales innovaciones científicas, técnicas e industriales que van a cambiar la vida en las próximas décadas se presentaron de una manera abierta, combinando exposiciones y debates. El calentamiento del planeta y el efecto invernadero, la producción de alimentos, las enfermedades a priones o los organismos genéticamente modificados, los biomateriales, la clonación... se expusieron así en una suerte de caleidoscopio, a través de sus múltiples facetas, para favorecer el acceso de cada visitante a los diferentes componentes del debate: los principios científicos, las perspectivas abiertas por la investigación, sus implicaciones en la vida cotidiana, su impacto sobre la transformación de la sociedad o el medio ambiente. Una verdadera incitación, para cada visitante, sea cual fuere su edad y su nivel previo de información, de ponerse al día sobre los nuevos avances de la ciencia, sensibilizándose, paralelamente, a las transformaciones sociales que están en juego y en las que se cristalizan, a menudo, temores y fantasmas.

Una preocupación comparable preside las transformaciones previstas para la Cité des Enfants que abrirá sus puertas en 2004. Se trata de la segunda modificación emprendida por la Cité en el concepto de sus exposiciones para niños. El paso del Inventorium a la Cité des Enfants, en los años 90, constituyó en sí una verdadera evolución en la declinación temática y la organización del espacio que se tradujo, de manera inmediata, en un fuerte aumento de la asistencia, pasando de un promedio anual de 250000 visitantes a más del doble. El nuevo concepto, en elaboración, se propone integrar los objetivos de base en un esquema más actual y más rico, apuntando esencialmente a desarrollar aptitudes para que el niño integre la complejidad a fin de comprender mejor su entorno y pueda situarse y actuar en el mundo de manera constructiva.

Efectivamente, desde su inauguración en 1986, la Cité des Sciences et de l’Industrie ha sabido asumir los nuevos desafíos, adaptarse e innovar, integrando cada vez más la actualidad científica y los grandes interrogantes de nuestro tiempo a sus realizaciones y modos de expresión museal.

Es ésta una preocupación compartida con otros museos, centros y programas de información científica y técnica, grandes o pequeños, estatales o surgidos de la iniciativa ciudadana, tanto en Europa como en el resto del mundo.

Y es esta misma sensibilidad a los desafíos del mundo contemporáneo que abre la posibilidad de una reflexión conjunto en torno a proyectos y realizaciones de interés común. Un campo en el que quisiéramos resaltar muy particularmente las acciones desarrolladas por la Cité con distintos establecimientos latinoamericanos.

Desde su origen, la Cité se vio confiar como misión esencial la difusión de contenidos científicos y técnicos a un amplio público, incluyendo el desarrollo y la participación a actividades y propuestas en los campos nacional e internacional.

Esto explica que la Cité acuerde una particular importancia a entablar y mantener relaciones con otras instituciones museísticas de distintos puntos del planeta y que haya desarrollado modalidades particulares de apertura, de diálogo y de participación.

Una de nuestras formas de presencia es la ya clásica itinerancia. Distintas exposiciones de la Cité como "Horizontes matemáticos", "Tierra, Tierra" o "La mente informática" han sido presentadas en diferentes ocasiones en establecimientos culturales y centros de Brasil, Chile, Argentina, Perú... Más recientemente, en diciembre de 2000, la primera presentación internacional de nuestro "Pueblo de las Ciencias" tuvo lugar en México, en los locales del Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad. Una próxima etapa será la participación de los equipos técnicos de El Papalote en aspectos ligados a la puesta en servicio y la explotación técnica de exposiciones de la Cité presentadas en México.

Efectivamente, una de las preocupaciones mayores en este campo es la adecuación del accionar de la Cité al contexto local, conscientes que, en la receptividad de una exposición o de un evento intervienen numerosos factores culturales, económicos, geográficos, lingüísticos... que pueden necesitar de un trabajo importante de adaptación particular a realidades diferentes.

Es por ello que la Cité ha previsto modos de funcionamiento que facilitan la producción y la re-producción de sus creaciones en el marco mismo de la región o el país receptor.

Una de las primeras experiencias en tal sentido, se llevó a cabo justamente en América Latina, a través la colaboración establecida entre la Cité y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), en torno a la creación de una sala para niños en Espacio Ciencia. Esta sala incluye hoy versiones adaptadas de dos exposiciones "faro" de la Cité des Enfants "El Hormiguero" y "Haz tu carta de Identidad".

Estas dos exposiciones fueron enteramente producidas en Uruguay con la asistencia y el consejo de equipos de la Cité. Este tipo de experiencia inauguró, al mismo tiempo un nuevo modo de relación y de trabajo entre la Cité y profesionales latinoamericanos. Una modalidad de colaboración que va mucho más allá de la simple puesta a disposición de exposiciones o materiales ya que se basa en una verdadera transferencia de experiencias y de "know how" en los distintos aspectos que hacen a la vida de una exposición: de su concepción a su funcionamiento, de su mantenimiento técnico a la mediación científica y sus posibilidades de utilización pedagógica.

De manera más reciente, y en ocasión del Año Internacional de las Matemáticas se emprendió, en el marco de un acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores Francés, una importante experiencia de duplicación (o, mejor dicho, de multiplicación) de "Matemáticas 2000". Dos países latinoamericanos, Brasil –a través de Estação Ciência– y Colombia –a través de Maloka–, se asociaron a esta experiencia.

La idea es ambiciosa. Se trata de producir y difundir exposiciones de la Cité a partir de plataformas regionales, en estrecha colaboración con profesionales del continente.

Para cumplir con tales objetivos, durante todo el proceso de producción, un equipo de la Cité trabajó en estrecha relación con el equipo local, a partir de una presencia sobre el terreno en los momentos claves de la fabricación, así como de frecuentes contactos en forma de seguimiento y asesoramiento "a distancia".

Es así que dos primeros ejemplares de Matemáticas 2000 ya han sido realizados en español por Maloka y presentados al público colombiano en Bogotá y Armenia; un tercero está en preparación para asegurar su difusión en toda América hispana. Otro ejemplar, esta vez en portugués, será finalizado hacia fines del 2001 por el Equipo de Estação Ciência en São Paulo.

Los primeros resultados prácticos son sumamente alentadores, tanto por lo que hace a la receptividad del público, como a la calidad de realización demostrada por los profesionales latinoamericanos.

La Cité de Sciences acuerda una particular importancia a la puesta en práctica de este tipo de experiencias con otros museos e instituciones para establecer con ellos relaciones durables de colaboración. Se fundan en una preocupación común ante los desafíos que nos plantea el mundo actual, con su complejidad y sus mutaciones. En un mundo en que los valores están en plena evolución responder a la pregunta "cómo funciona" resulta insuficiente. De lo que se trata –y éste es el verdadero desafío que se plantea a nuestras instituciones– es de desarrollar aptitudes y actitudes para integrar la complejidad. El hombre de mañana deberá ser capaz de asumir realidades contradictorias, de intercambiar con un mundo en movimiento, de anticipar, de adaptarse a los cambios. "Es justamente este carácter inacabado y relativo del conocimiento que ha sido puesto en evidencia por autores tales como Edgar Morin al abocarse a una reflexión de fondo sobre la complejidad humana" (Morin, 1994).

REFERENCIAS

ASTC (1999) Yearbook of Science Center Statistics. Association of Science and Techology Centers. Washington, DC.

Bradburne JM (1998) Dinosaurs and white elephants: The science center in the twenty-first century. Public Understanding of Science 7(3): pp. 237-257

Morin E (1994) La Complexité Humaine. Flanmarion. Paris.

Schiele B (1994) Quand la Science se Fait Culture. Préface. Université du Québec, Montreal. p. 7