Interciencia
versión impresa ISSN 0378-1844
INCI v.28 n.3 Caracas mar. 2003
DESARROLLO SUSTENTABLE DE UNA REVISTA CIENTÍFICA
Utilizar una expresión del mundo de la macroeconomía y la política del desarrollo en relación con una actividad "micro" resulta pomposo. Sin embargo, no deja de ser realista en el contexto de la vida y gestión diaria de una publicación periódica.
Las revistas científicas, en este caso el recurso (no muy natural) a ser sustentado, son objeto de "explotación" por parte de las grandes casas editoras mundiales que de sus negocios derivan beneficios para sus accionistas. Dichas empresas se dedican a revistas de la llamada corriente principal y miden su viabilidad comercial en función de la aceptación por parte de la comunidad académica. Los clientes, bibliotecas de instituciones docentes y de investigación, pagan altas cuotas para contar con un recurso considerado como valioso.
La comunidad científica internacional busca formas de sobreponerse a las restricciones y dificultades presentes a través de diversas vías, en particular las publicaciones electrónicas accesibles vía Internet, bien sea en la forma tradicional de revistas, o como sistemas de intercambio de pre-publicaciones o material publicado (ver Editorial de Jean Claude Guédon en Interciencia Vol. 27 Nº 4).
Las revistas científicas producidas en países cuestionablemente llamados en vías de desarrollo, particularmente de Latinoamérica, que son manejadas por las grandes casas editoriales pueden ser contadas con los dedos de una mano. Por otra parte, los medios electrónicos no tienen, en nuestra región, el alcance que han logrado en otras partes del mundo. Todavía estamos lejos de poder llevar a cabo todo el proceso de producción y, más importante aun, de difusión a través de esos medios. ¿Cómo pueden entonces sobrevivir, si no "desarrollarse", la gran mayoría de nuestras revistas?
La casi totalidad de las revistas científicas publicadas en la región son institucionales. Pertenecen a instituciones académicas o agrupaciones gremiales cuyos presupuestos o patrocinantes cubren los gastos, siempre crecientes, de producción y distribución. No escapan a las dificultades económicas que en esos entes se repiten recurrentemente. Tratar de autofinanciarse resulta un objetivo inalcanzable.
Interciencia, revista publicada ininterrumpidamente durante 27 años por la asociación homónima, la cual agrupa a las asociaciones para el avance de la ciencia de los países del continente americano, no ha contado con un apoyo financiero institucional debido a la condición económicamente precaria de tales asociaciones de científicos. Afortunadamente, la revista ha disfrutado hasta ahora del patrocinio de los entes de fomento científico y tecnológico venezolanos a través de subvenciones. Desafortunadamente, la situación de las finanzas públicas del país no permiten visualizar un apoyo significativo al programa de publicaciones periódicas en el futuro inmediato.
Las fuentes de ingresos propios, los cuales cubren la mitad de los costos de producción y distribución, también se ven afectados por la situación económica actual, ya que las instituciones académicas venezolanas, de las cuales proviene la casi totalidad de la escasa publicidad y buena parte de los recursos obtenidos a través de cargos por página, también atraviesan momentos de gran penuria. Por otra parte, estamos conscientes de que Interciencia no puede aspirar a precios de suscripción similares a los de las revistas principales, dado que apenas 25% de los artículos y comunicaciones publicados es en idioma inglés, y que su público lo constituye, en su mayor parte, los investigadores y bibliotecas académicas de la región.
Nuestra cultura de la publicación científica, si tal cosa existe, es paradójica. Nuestros sistemas de investigación e instituciones exigen cada vez más la publicación de los resultados obtenidos, como culminación obvia del proceso de investigación. Requieren que se utilice revistas serias, reconocidas y con prestigio nacional e internacional. No obstante, en muchos países las instituciones se niegan a contemplar erogación alguna por concepto de cargos por página.
Por ser política de Interciencia el arbitrar, editar y publicar los trabajos aceptados sin aceptar pago alguno de los autores mismos, la revista solicita que éstos agencien ante sus instituciones y fondos de investigación el pago correspondiente. A la entusiasta y positiva respuesta de los autores se contrapone en muchos casos la terca actitud de las instituciones, al no comprender que los gastos tienen que ser cubiertos por alguien.
Solamente cuando tomemos plena conciencia de que necesitamos buenas revistas y que se requiere que, entre todos, contribuyamos a cubrir los gastos que su producción y distribución implican, podremos decir que estamos en camino a una condición sustentable de nuestras revistas científicas.
Miguel Laufer. Director, Interciencia











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