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versión impresa ISSN 0378-1844

INCI v.29 n.6 Caracas jun. 2004

 

IMPACTO ECOLÓGICO DE LA INDUSTRIA PETROLERA EN LA SONDA DE CAMPECHE, MÉXICO, TRAS TRES DÉCADAS DE ACTIVIDAD: UNA REVISIÓN

J. Ángel García-Cuéllar, Francisco Arreguín-Sánchez, Sergio Hernández Vázquez y Daniel B. Lluch-Cota

J. Angel García-Cuéllar. Biólogo, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X), México. Maestro en Ciencias en Manejo de Recursos Marinos, Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, Instituto Politécnico Nacional (CICIMAR-IPN), México. Estudiante de Doctorado, Centro de Investigaciones Biológicas del Noreste (CIBNOR), México. Dirección: Calle Miraflores y Comondú No.210. Col. Bellavista. C.P. 23050, La Paz, Baja California Sur, México. e-mail: gcuellar@cibnor.mx

Francisco Arreguín-Sánchez. Biólogo, Instituto Politécnico Nacional (IPN), México. Maestro en Ciencias en Biología Marina y Doctor en Ciencias Marinas, CINVESTAV Mérida - IPN, México. Director e investigador, CICIMAR - IPN. e-mail: farregui@ipn.mx

Sergio Hernández-Vázquez. Biólogo, IPN, México. Maestro en Ciencias Pesqueras, CICIMAR-IPN. Doctor en Ecología Marina, Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE), México. Investigador, CIBNOR. e-mail: shernan@cibnor.mx

Daniel B. Lluch-Cota. Biólogo, IPN, México. Maestro en Ciencias Marinas, CICIMAR-IPN, México. Doctor en Ciencias, CIBNOR, México. Investigador, CIBNOR. e-mail: dblluch@cibnor.mx

Resumen

En el presente artículo se analizan las actividades costa afuera de la industria petrolera mexicana, en la Sonda de Campeche, México, y el cómo está integrada en sus procesos de exploración, producción y transporte, presentando la conjunción de información específica y relativa al cómo cada una de estas actividades genera posibles consecuencias de impacto sobre el ecosistema y sus componentes bióticos. Se delimitan zonas de riesgo y se identifican las instalaciones impactantes y los contaminantes emitidos, cómo éstos impactan a grupos biológicos y cuáles son los efectos e intensidad del impacto en los mismos. Resalta la carencia de información previa al inicio de las operaciones de la industria y la generada subsecuentemente no ha seguido un programa continuo de monitoreo que integre los estudios realizados en la región, lo que a su vez dificulta precisar el alcance y probable duración del daño ambiental causado y distinguir los impactos de cambios que suceden por factores naturales (cambios climáticos o hidrográficos, escorrentías, producción biológica, afloramientos naturales de petróleo) y aquellos debidos a factores antropogénicos (exploración y producción de petróleo, contaminación industrial, pesca comercial). Se apunta la necesidad de erradicar manejos inadecuados (operaciones normales y accidentales) en las instalaciones y procesos, prosiguiendo con la certificación de las mismas dentro de normas internacionales de sistemas de gestión ambiental.

Summary

In the present review offshore activities of the Mexican oil industry in the Campeche Sound are analyzed and how this industry is integrated on their exploration, production and transportation process is presented, together with specific information related to how each one of these industrial activities generates possible impacts and consequences on the ecosystem and its biotic components. Risk zones are delimited, identifying impacting installations and pollutants emitted, and how they affect biological groups (effects and impact intensity). The lack of information previous to the beginning of the oil industry operations stands out, and the information generated subsequently has not followed a continuous monitoring program that integrates the research carried out in the region. This, in turn, makes it hard to recognize the reach and probable duration of the environmental damage caused, and to distinguish impacts due to natural factors (climatic or hydrographic changes, river runoffs, biogenic production and natural oil seep) and those arising from anthropogenic factors (exploration and oil production activities, industrial pollution, commercial fisheries). The need to eradicate inappropriate operating systems (normal and accidental operations) in facilities and processes, and the continuation of industrial certification under international standards for environmental management systems is pointed out.

Resumo

No presente artigo analisam-se as atividades em alto mar da indústria petroleira mexicana, na Sonda de Campeche, México, e como está integrada nos seus processos de exploração, produção e transporte, apresentando a conjunção de informação específica e relativa a como cada uma destas atividades gera possíveis conseqüências de impacto sobre o ecossistema e seus componentes bióticos. Delimitam-se zonas de risco e identificam-se as instalações impactantes e os contaminantes emitidos, como estes impactam a grupos biológicos e quais são os efeitos e intensidade do impacto nos mesmos. Ressalta a falta de informação anterior ao início das operações da indústria e a gerada subseqüentemente não tem seguido um programa contínuo de monitoramento que integre os estudos realizados na região, o que por sua vez dificulta precisar o alcance e provável duração do dano ambiental causado e distinguir os impactos de mudanças que sucedem por fatores naturais (mudanças climáticas ou hidrográficos, córregos, produção biológica, afloramentos naturais de petróleo) e aqueles devidos a fatores antropogênicos (exploração e produção de petróleo, contaminação industrial, pesca comercial). Se aponta a necessidade de erradicar direção inadequadas (operações normais e acidentais) nas instalações e processos, prosseguindo com a certificação das mesmas dentro de normas internacionais de sistemas de gestão ambiental.

PALABRAS CLAVE/ Ambiente / Impacto Ambiental / Impacto Ecosistemas / Industria Petrolera / Petróleo / Sonda Campeche/

Recibido: 10/12/2003. Modificado: 04/05/2004. Aceptado: 13/05/2004.

Con el advenimiento del auge en la explotación del petróleo, la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) se convirtió en la principal industria de México. A partir de 1974, con el descubrimiento del pozo Chac y de varios campos petroleros gigantes y super-gigantes (Santiago y Baro, 1992), la principal zona productora de petróleo y gas en México se ubicó en la parte sur del Golfo de México, donde se han desarrollado las actividades de perforación y producción en la denominada zona marina de Campeche, que en la actualidad genera el 82% de la producción total nacional de crudo (IMP, 2001b; PEMEX, 2003).

La Sonda de Campeche es un área de alta biodiversidad y al mismo tiempo una región de intensa expansión industrial costera que incluye puertos industriales y pesqueros, explotación petrolera e industria pesquera (Yáñez-Arancibia y Sánchez Gil, 1986). Se han reportado más de 320 especies de peces (Yáñez-Arancibia et al,. 1988, citado por Flores-Hernández et al., 1997) y sobre esta alta diversidad inciden dos grandes tipos de explotación: la flota camaronera de arrastre, cuya captura en el año 2001 alcanzó 4075ton, y una flota artesanal o ribereña que opera sobre la plataforma continental y cuyas capturas para el mismo periodo fueron cercanas a 42000ton, comprendiendo principalmente recursos de escama y moluscos (CONAPESCA, 2002).

La intensa actividad que desarrolla PEMEX implica la posibilidad de impactos de contaminación por petróleo y sus derivados en el medio ambiente marino, asociados a los procesos de exploración, producción en altamar, transporte marítimo y submarino, operaciones de embarque y almacenamiento, accidentes en operaciones como rupturas de los oleoductos submarinos, accidentes de buques-tanque, derrames y explosiones de plataformas.

Aunado a lo anterior hay otras fuentes de hidrocarburos de petróleo e hidrocarburos aromáticos policíclicos que inciden en el área a partir de descargas industriales y municipales que alcanzan el área por vía de escurrimientos de ríos y descargas costeras, producción biológica in situ, deposiciones atmosféricas, emanaciones crónicas y discretas ("chapopoteras", como se denominan en México) provenientes de afloramientos naturales marinos (González-Macías, 1997; PEMEX, 2002a) y la intensa actividad de botes pesqueros y comerciales (Botello et al., 1996; PEMEX, 2002a). De ahí que todas las fuentes conocidas y estimadas de aportaciones de petróleo en el mar (Farrington, 1985; Clark, 1997; Kennish, 1997) ocurren y potencialmente contribuyen a la carga de hidrocarburos en la parte SO del Golfo de México.

Son grandes los beneficios económicos y sociales que se han obtenido para México por parte la industria petrolera, pero la intensa actividad desarrollada durante casi tres décadas ha expuesto a la Sonda de Campeche a factores estresantes que podrían implicar impactos en el ecosistema de esta región. Los estudios realizados dentro de la zona SO del Golfo de México en el lapso de operaciones de esta industria han sido discontinuos en el tiempo y el espacio, careciéndose de información consistente y previa al inicio de sus operaciones y de controles adecuados en el seguimiento de las actividades petroleras y el impacto en el ambiente y sus componentes bióticos. Ello contrasta con la experiencia tenida en el NO del Golfo de México (Hernández-Arana, 2003), donde existe un programa permanente que ha monitoreado las actividades de la industria petrolera de los EEUU y que data de varios años atrás, a través de The Gulf of México Offshore Operations Monitoring Experiment (GOOMEX), así como de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration).

De los trabajos realizados en la parte SO del Golfo de México tendientes a describir tales impactos destacan los relativos a la meiofauna y macroinfauna bentónica (De Jesús-Navarrete, 1989; Ortiz, 1990; Gold-Bouchot y Fiers, 1991; Herrera, 1992; Sánchez, 1995; Hernández-Arana, 2003), los referentes a comunidades bentónicas ubicadas en afloramientos naturales y su relación con la presencia crónica de hidrocarburos (González-Macías, 1997), los de presencia y concentración de hidrocarburos en sedimentos e impactos en grupos de organismos (Soto et al., 1982; Botello, 1987; González, 1990; González et al., 1992; De Jesús-Navarrete, 1993; PEMEX, 1993; Vázquez-Botello et al., 1993; Gold-Bouchot et al., 1999) y los relativos a bacterias hidrocarbonoclásticas (Lizárraga-Partida et. al., 1982, 1991; Lizárraga-Partida, 1996).

El presente trabajo tiene como objetivo conjuntar la información relacionada al tema y presentar una revisión de las actividades de la industria petrolera costa afuera y el ecosistema marino de la Sonda de Campeche, considerando las diversas actividades, instalaciones de riesgo y fuentes de impacto que inciden con diversos tipos de contaminantes emitidos y que podrían implicar impactos al ecosistema como medio receptor y en función de los grupos biológicos asociados.

Área de Estudio

La Sonda de Campeche se localiza en la parte sur del Golfo de México, entre dos provincias geológico-sedimentarias (Antoine y Gilmore, 1970): al oeste la provincia "Bahía de Campeche" con sedimentos de tipo terrígeno-clástico proveniente del sistema fluvial (limo-arcillosa); y al este la provincia denominada "Banco de Campeche", caracterizada por sedimentos calcáreos provenientes de la plataforma carbonatada de Yucatán, que se extiende en un área de aproximadamente 90000km2 desde los 200m de profundidad hasta la línea de playa. La zona de interés se ubica entre los 19º00' y 20º15'N y los 91º00' y 92º30'W (Figura 1).

Sus características de mayor importancia ecológica son la circulación litoral, el intercambio de aguas oceánicas y costeras, la descarga fluvial, y la transición de materiales terrígenos y de sedimentos calcáreos (Sánchez-Gil et al., 1981; Yáñez-Arancibia y Sánchez-Gil, 1983). Estas características condicionan un sistema sedimentario y comunidades biológicas dominadas por organismos detritívoros, lo cual es importante cuando se busca establecer los problemas asociados a las actividades petroleras y se pretende medir los cambios en el tiempo y espacio y los límites máximos para la absorción de los impactos (González-Macías, 1997).

El clima dominante es Amw, caliente subhúmedo con lluvia en verano, temperatura media anual alrededor de 26°C y la precipitación promedio oscila entre 1100 y 2000mm (García, 1973). Los patrones de circulación se establecen con base a una rama de la Corriente de Lazo, la cual forma un giro ciclónico dentro de la Sonda de Campeche (Capurro, 1972). Las corrientes, a una distancia no mayor de 180km mar adentro, están influenciadas por los vientos dominantes: en verano (octubre a febrero) se dirigen al Noroeste y en invierno cambian hacia el Este (marzo-abril hasta agosto). Este cambio se ve influenciado por el flujo de agua proveniente de la Corriente de Lazo, que al mezclarse con el giro ciclónico lo desvía hacia el Este (Monreal-Gómez y Salas de León, 1990; Martínez-López y Pares-Sierra, 1998), si bien persiste todo el año a través de la parte norte de la región carbonatada. En la parte sur de la plataforma las interacciones frontales ocurren entre las descargas de los ríos y el agua oceánica (Czitrom et al., 1986; Carranza-Edwards et al., 1993).

La Sonda de Campeche, en un área de 8000km2, cuenta con el 90% de las instalaciones para la extracción y el procesamiento del petróleo crudo y gas natural que hay en las costas del Suroeste del Golfo de México: un total de 200 instalaciones para diferentes propósitos y que incluyen, dentro de nueve campos petroleros principales, 185 plataformas de producción (IMP, 2001a; PEMEX, 2003).

La Industria Petrolera en la Sonda de Campeche

PEMEX ha dividido operativamente esta zona en dos regiones, la Región Marina Noreste (RMNE) y la Región Marina Suroeste (RMSO). En ambas regiones (Figura 2) se realiza la exploración de nuevos yacimientos y producción de aceite y gas de campos petroleros localizados en la plataforma continental y talud del Golfo de México, así como el transporte y comercialización de estos hidrocarburos a los centros de venta (IMP, 2001a).

La infraestructura requerida para el manejo de crudo y gas está integrada por complejos de plataformas (Cantarell, Ek-Balam y Ku-Maloob-Zaap en RMNE, y Abkatún y Pol-Chuc en RMSO), con 1508km lineales de ductos marinos a través de los cuales la RMNE distribuye los productos obtenidos hacia un terminal marino monoboya costa afuera ubicada en Cayo de Arcas, donde se realiza la carga de petróleo crudo hacia sus destinos de exportación. En este terminal opera un promedio anual de 500 buques tanques, cuyos tiempos de residencia oscilan entre 12 a 60h. Otro elemento a considerar son las zonas restringidas, en un radio de 500m en la zona de influencia de las plataformas petroleras, establecidas con la finalidad de evitar riesgos por y para las actividades pesqueras, y que abarcan en conjunto 1250km2 (PEMEX, 1999; IMP, 2000; IMP, 2001a).

Producción de Petróleo y Gas Natural

En esta región, en el lapso de 1990 a 2002, la producción de petróleo crudo creció 30%, pasando de 1793,7 a 2604Mbd. Por su parte, la producción de gas natural creció 3% en el mismo periodo, de 1117,6 a 1451,8MMpcd (PEMEX, 2001; PEMEX, 2003). De la producción total del año 2002, la RMNE produjo 2152Mbd y 831,2MMpcd, y la RMSO produjo 452 Mbd y 620,6MMpcd (PEMEX, 2003).

En la Figura 3 se muestra la evolución de la producción de crudo y gas natural para ambas regiones marinas en el periodo señalado. Puede observarse que el crecimiento ha sido sostenido para la RMNE en ambos rubros, producción de crudo y gas, mientras que en la RMSO el ritmo de producción ha ido decreciendo. En consecuencia, puede suponerse que la mayor presión hacia el entorno marino y sus componentes estaría dado, principalmente, por las actividades desarrolladas en la RMNE.

Caracterización de los crudos producidos en la Sonda de Campeche

En la RMNE se produce principalmente crudo pesado ("Maya") y en la RMSO únicamente crudo ligero ("Itsmo"). Esta diferencia es importante, ya que los componentes de cada tipo de petróleo poseen características específicas que influyen en la predicción del comportamiento del petróleo (procesos de intemperismo), el riesgo e impacto que estos poseen hacia los recursos naturales (toxicidad y potencial de bioacumulación) y la velocidad de recuperación de los hábitats dañados y grupos de especies asociados (NOAA, 1992b; NOAA, 1993; Dicks, 1999; IMP, 2000). Las diferencias más significativas entre ambos tipos de petróleo se presentan en la Tabla I.

Cuando se presenta la eventualidad de un derrame, el tipo de petróleo y su comportamiento da pauta para su clasificación (NOAA, 1992b). Por ejemplo, el tipo "2" (crudos ligeros) incide en la "petrolización" de recursos intermareales con contaminación de corto plazo, lo que puede implicar impactos submareales. Para atender este tipo de derrames no es necesaria la dispersión del petróleo y su limpieza puede ser muy efectiva. En cambio, el tipo "4" (crudos pesados) implicará una fuerte contaminación probable de áreas intermareales y posiblemente contaminación de largo plazo. En estos casos la dispersión química rara vez es efectiva, y la limpieza de las líneas de costa es dificultosa bajo todas las condiciones.

En el área de interés, las altas temperaturas de esta zona tropical favorecen el fenómeno de evaporación del petróleo y su ulterior fotooxidación, lo que puede llegar a remover más de la mitad del petróleo en caso de derrame accidental. Otras particularidades son menos ventajosas, como la existencia de un régimen pluvial que puede ocasionar un acarreo de petróleo de los campos terrestres hacia los ríos, lagunas y la zona costera. Por su parte, los vientos locales pueden acelerar la dispersión, emulsificación y biodegradación del petróleo, y provocar una resuspensión de sedimentos observable hasta por 50m en la columna de agua (Lizárraga, 1996).

Relación entre Producción Petrolera y Emisión de Contaminantes

Como parte del proceso de producción del crudo, en ambas regiones de la Sonda de Campeche se incorporan al ambiente marino vía atmosférica gases y partículas, se derraman (y/o fugan) hidrocarburos, y se emiten a la atmósfera gases de efecto invernadero (CO2). En la Tabla II se presenta una comparación de las emisiones durante 2001 y 2002. Puede apreciarse una disminución en las emisiones de algunos contaminantes, pero incrementos (de 60% en la RMSO) en otras emisiones como las de compuestos orgánicos volátiles (COV) y de partículas en ambas regiones, principalmente en la RMNE, donde se duplica su emisión. Es de destacar que el número de derrames de hidrocarburos y la cantidad derramada han disminuido considerablemente.

Al respecto, desde 1999 PEMEX inició la certificación de sus instalaciones de acuerdo con la norma ISO 14001 de Sistemas de Gestión Ambiental, contando ya para el año 2001 con 154 certificados de industria limpia en el área de exploración y producción (PEMEX, 2000; 2002b). Las auditorias y las evaluaciones ambientales a que es sometida la operación de la industria petrolera parecen haber ayudado a garantizar que los sistemas de gestión que sustentan el logro de estos objetivos estén funcionando correctamente, y por tanto a evitar en lo posible accidentes en la operación (Guédez-Mozur et al., 2003).

Caracterización del Impacto por Petróleo en la Sonda de Campeche

El estudio de las relaciones entre actividad industrial, fuentes de contaminación, contaminantes e impactos se realizó de acuerdo con los siguientes criterios: tipo de actividad industrial específica; zona de riesgo, instalación de impacto identificada y operación causante del impacto, operación específica de la instalación contaminante, contaminantes vertidos, medio receptor dentro del ecosistema, grupo biológico impactado, efectos del contaminante e intensidad de impacto sobre el grupo biológico.

A partir de la información obtenida se construyeron tablas informativas de impacto para cada actividad (perforación, explotación y producción y transporte) de la industria, las que fueron adecuadas a las necesidades del presente análisis (Tablas III a VI).

Dentro de las actividades desarrolladas por la industria, ciertos impactos son generados durante la operación normal de algunas instalaciones (estaciones de rebombeo, quemadores, tráfico marino, estaciones de embarque, buques tanque), y otros impactos obedecen a accidentes de diversa magnitud (perforación, pozos, ductos). Destaca entre los últimos el accidente del pozo IXTOC-I, ocurrido en 1979, y que durante nueve meses derramó cerca de 560 millones de litros de petróleo (3522400bb de 159l), siendo considerado el mayor accidente petrolero costa afuera de la Sonda de Campeche (NOAA, 1992a). Otros derrames de consideración ocurridos en la zona son los de los campos de Abkatun en 1986 (no se determinó la magnitud del derrame) YUM II/Zapoteca en 1987 (58640bb; NOAA, 1992a; PEMEX, 1993), y Och en 1988 (5307bb; PEMEX, 1993).

Mención especial merecen los efectos del Ixtoc-I debido a la magnitud del derrame y a su potencial de generación de impactos persistentes vía la incorporación de hidrocarburos a los sedimentos. No obstante, las concentraciones halladas en este compartimiento (100ppm) no se reflejaron en las concentraciones de hidrocarburos totales de diversos organismos dermesales y bentónicos, ni en su mortalidad. En cambio, sus efectos se reflejaron primordialmente en la alteración de los estuarios y lagunas costeras, más vulnerables a la contaminación, influyendo importantemente en áreas de reproducción y crecimiento de diversas especies de importancia pesquera (Soto et al., 1982; Botello, 1987; Botello et al., 1996.

El accidente del IXTOC-I produjo conciencia del riesgo potencial de las actividades de la industria petrolera costa afuera sobre el medio ambiente marino, del papel predominante de las corrientes oceánicas sobre el comportamiento de dispersión de la pluma, y del proceso de adsorción al material planctónico como un mecanismo de sedimentación del petróleo hacia el compartimiento bentónico (Boehm y Fiest, 1982). De hecho, es a partir de este suceso que la NOAA desarrolló e implementó su primer programa de contingencia contra accidentes petroleros costa afuera (NOAA, 1992b).

En general los efectos de corto plazo de los derrames de petróleo sobre las especies y comunidades marinas son bien conocidos y predecibles. Por ejemplo, investigaciones extensivas y detalladas de estudios post derrame han mostrado que varios componentes del medio marino son altamente resilentes a cambios adversos en el corto plazo en el medio en el cual viven y que, como consecuencia, un derrame mayor raramente causará efectos permanentes (Dicks, 1999). Menos conocidos son los posibles efectos de largo plazo (sub-letal) sobre las poblaciones, así como los efectos variables debidos a las particularidades de los ambientes impactados. Para la zona de estudio, además, los impactos varían entre regiones con relación al tipo de crudo derramado. En la RMNE (crudo pesado) los efectos reportados en general son de baja toxicidad y de largo plazo, ya que la mayoría de sus componentes son ceras, asfaltenos y compuestos polares; éstos no tienen gran significación en términos de bioaprovechamiento o toxicidad, pero su persistencia en sedimentos es de largo plazo debido a sus lentas tasas de degradación (casi no hay pérdida por evaporación y casi no contiene fracción soluble en agua). En contraste, en la RMSO (crudo ligero) los efectos esperables son de alta toxicidad en el corto plazo, debido a que contienen hidrocarburos monoaromáticos (benceno, tolueno, xileno) los cuales son tóxicos y poseen significativa solubilidad en agua que incrementa su potencial de bioacumularse rápidamente y en concentraciones mayores, a la vez que se retienen por periodos más largos en los tejidos animales (NOAA, 1992b; Botello et al., 1996, NAS, 2003).

En ambos casos, el efecto variará según el grupo biológico y el nivel de integración considerado. Las respuestas pueden, por ejemplo, manifestarse al nivel bioquímico y celular, así como a nivel de organismo, que incluiría la integración de respuestas fisiológicas, bioquímicas y conductuales; a nivel poblacional, incluyendo alteración en la dinámica poblacional y a nivel de comunidad, resultando en alteraciones en la estructura y dinámica del ecosistema (Kennish, 1997; NAS, 2003).

Los trabajos publicados sobre concentración de hidrocarburos en la parte suroeste del Golfo datan desde 1978. Los resultados inicialmente obtenidos mostraron predominancia del número de carbonos impares de n-alcanos, lo cual sugirió que los hidrocarburos eran de origen biogénico (plantas terrestres y organismos marinos), concentraciones totales de hidrocarburos menores a 70ppm, características de áreas costeras marinas impolutas (Hedges y Parker, 1976; Botello et al., 1982). Mediciones posteriores han mostrado que estas concentraciones se han ido incrementando conforme lo han hecho las actividades de producción del petróleo.

Entre los contaminantes con mayor potencial de impacto están los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), los compuestos orgánicos volátiles (COV), y los hidrocarburos totales del petróleo (HTP). Los primeros tienen alto potencial carcinogénico, mutagénico y teratogénico en organismos acuáticos (Espina y Vanegas, 1996; Stout et al., 1998); los segundos contribuyen al efecto invernadero y están involucrados en la formación directa de ozono sobre el nivel del suelo e indirectamente de la lluvia ácida, además de que algunos compuestos individuales son tóxicos, carcinogénicos, mutagénicos o bioacumulativos (Espina y Vanegas, 1996; Environment Canada, 2003); y los últimos presentan diversos efectos sobre flora y fauna (NOAA, 1992b; IPIECA, 1997).

Con relación al fitoplancton, los derrames de petróleo pueden afectar temporalmente la tasa fotosintética y como consecuencia la productividad primaria. En altas concentraciones, los hidrocarburos son tóxicos para casi todo el fitoplancton y pueden causar su muerte mientras que, paradójicamente, las bajas concentraciones pueden incrementar la producción primaria (Kennish, 1997). De los estudios realizados en la zona no ha concluido si las diferencias florísticas registradas durante los periodos de derrames petroleros se debieron a los hidrocarburos (Soto et al., 1982), al cambio en densidad del zooplancton, o a eutroficación de otro tipo, ya que el fitoplancton presenta una alta variabilidad espaciotemporal natural en sus poblaciones, así como una correlación con los pulsos de descargas ribereñas.

El zooplancton marino es quizá el grupo que menos atención ha recibido en los estudios efectuados en la Sonda de Campeche, si bien se sabe que, en general, los hidrocarburos afectan adversamente la fertilización, el desarrollo embrionario y la alimentación. Al igual que en el caso del fitoplancton, los efectos in situ son difíciles de evaluar por las fluctuaciones naturales del zooplancton, así como por los posibles efectos indirectos de los hidrocarburos derivados de la disminución de los productores primarios durante un derrame y la consecuente alteración de la cadena trófica de organismos herbívoros (NOAA, 1992b; Botello et al., 1996; PEMEX, 2002a).

El ictioplancton es un grupo particularmente sensible a los derrames de hidrocarburos. El contacto de la superficie de huevos y larvas con el petróleo puede ser letal, e incluso en dosis subletales comúnmente se producen daños que repercuten en un desarrollo anormal, en reducción en el crecimiento, eclosión prematura o tardía y en anormalidades celulares (Kennish, 1997). No obstante, no existe evidencia definitiva que el petróleo induzca mortalidad de peces que pudieran resultar en efectos significativos al nivel poblacional. Al respecto, cabe recordar que las mortalidades de huevos o estadios jóvenes de vida, previos a las etapas críticas para el reclutamiento, son con frecuencia de poca significación, comparadas con las variaciones poblacionales debidas a otros factores como la depredación y la variabilidad ambiental (Houde et al., 1979; Clark, 1997; Dicks, 1999). Así, pese a diversos estudios que han documentado la presencia de larvas de recursos pesqueros importantes en áreas de explotación petrolera, la información generada no ha permitido hacer inferencias sobre el grado de perturbación de dichas poblaciones ícticas derivado de esta industria (PEMEX, 2002a).

El necton marino, debido a su movilidad, suele ser capaz de evitar el contacto con el petróleo durante los derrames. En caso contrario los efectos pueden ser letales, al afectar las branquias y provocar muerte por asfixia. Los efectos subletales se manifiestan por cambios en el corazón, hiperplasia de las branquias, hipertrofia del hígado, reducción del crecimiento, erosión de las espinas, daño en el sistema endocrino y modificación del comportamiento en aspectos como la alimentación, migración, reproducción, natación y hábitos crípticos (NOAA, 1992a; Kennish, 1997; NAS, 2003). Al igual que en otros grupos analizados, la información disponible no hace posible el establecer la relación causa-efecto entre las actividades de la industria petrolera y la afectación del grupo de interés (PEMEX, 2002a). Por ejemplo, existen evidencias de que en la zona de exclusión (donde se ubican las plataformas) es mayor la diversidad y la biomasa que zonas de pesca aledañas, lo que puede atribuirse tanto al efecto de arrecife artificial (Soto et al., 1982; Gerardo Gold-Bouchot, comunicación personal) que brindan las estructuras físicas de las plataformas petroleras, como a la ausencia de actividades pesqueras (Houde, 1979; PEMEX, 2002a). Por otra parte, no existen evidencias de que cualquier derrame haya matado suficientes peces para afectar la población adulta, pero sí se ven afectadas las oportunidades de pesca para las pesquerías comerciales en la zona de impacto (NOAA, 1992a). Algunas especies de peces, que habitan en las cercanías de las plataformas petroleras, pueden acumular en sus tejidos pequeñas cantidades de compuestos derivados del petróleo que no les afectan a ellos, pero sí al consumo humano (Houde et al., 1979), con efectos teratogénicos, mutagénicos y carcinogénicos que van desde irritación de la piel hasta cáncer (tumores hematológicos como anemia y leucemia, de esófago y de recto) y defectos congénitos (Kennish, 1997).

Diversos resultados indican que las comunidades bentónicas han sufrido cambios en cuanto a disminución de biomasa, diversidad y cambio en la composición de especies, presentándose casos de sucesión por especies oportunistas (De Jesús-Navarrete, 1989; Ortiz, 1990; Gold-Bouchot y Fiers, 1991; Herrera, 1992; Sánchez, 1995; Hernández-Arana, 2003). Si bien este proceso ha sido reconocido como indicador de perturbaciones ecológicas asociadas a la industria petrolera (p.e. González-Macías, 1997), la investigación ecológica en el sureste del Golfo de México ha enfatizado que las tormentas de invierno y escorrentías de ríos son los procesos físicos más importantes que influyen en la estructura de la comunidad bentónica, su función e interacciones a lo largo y ancho de las plataformas carbonatada y terrígena (Yáñez-Arancibia, 1983; Hernández-Arana, 2003). Dado que estos procesos también han experimentado cambios de largo plazo, sus efectos ecológicos en cuanto a la estructura y función de las comunidades bentónicas no son fácilmente discernibles de los impactos potenciales derivados de la industria petrolera.

Los estudios sobre las poblaciones de camarones peneidos en la zona de interés han indicado que los hidrocarburos provenientes del petróleo no producen efectos detectables que se puedan adjudicar a las actividades petroleras; las concentraciones registradas en tejidos de Farfantepenaeus aztecus, F. duorarum y Litopenaeus setiferus no se consideraron críticas, aunque de haber bioacumulación, ésta podría afectar a los que depredan sobre estos organismos (Soto et al., 1982; Botello et al., 1992).

Finalmente, en estudios efectuados en el campo se ha encontrado cierta correlación entre el nivel de concentración de petróleos en el medio ambiente y la distribución de la biomasa y de la productividad de los ecosistemas (Espina y Vanegas, 1996). No obstante, establecer una relación causa-efecto es difícil, entre otras razones porque muchas especies, principalmente peces, muestran marcadas variaciones estacionales tanto en abundancia como en sensibilidad a una cierta presión ecológica natural. Otro aspecto que hace difícil la evaluación de los daños producidos por un derrame es que sólo en contadas ocasiones se cuenta con la información previa de las especies que habitan áreas que fueron afectadas por la presencia de los hidrocarburos. Hasta ahora, los estudios indican que los efectos adversos más graves se manifiestan en las comunidades bénticas, mientras que los peces y las aves son los menos afectados (Botello et al., 1996).

Afloramientos Naturales de Crudo

Otra fuente de hidrocarburos dentro de la Sonda de Campeche son los afloramientos naturales de crudo ("chapopoteras"), que se delimitan en una superficie de 16434km2 y que se ubican en su mayor parte en la RMNE (PEMEX, 2002a). En la Tabla VII se presenta la caracterización de las áreas potenciales de impacto, considerándose a éstas como fuentes puntuales. Existen dos aspectos a considerar sobre los posibles efectos en el ecosistema béntico. Por una parte el petróleo, una fuente de energía altamente reducida, es rápidamente oxidado por microbios, los que a su vez pueden servir como fuente suplementaria de alimento para las cadenas alimenticias bénticas. Por la otra, en concentraciones suficientemente altas los compuestos aromáticos son tóxicos para los organismos marinos (NAS, 2003). En los estudios realizados en la Sonda de Campeche se ha observado que hay cambios en la presencia de especies, especialmente en la comunidad de poliquetos, así como en la diversidad de estas comunidades (González-Macías, 1997). No obstante, debe considerarse que estas fuentes naturales han incidido en su entorno durante miles de años, por lo que las comunidades bentónicas asentadas en esa área pueden tener adaptaciones únicas a este ambiente en particular (NAS, 2003). Además, las emanaciones naturales son muy variables en cuanto a los sitios puntuales en donde ocurren y en términos de los volúmenes derramados. En general, puede suponerse que solo una fracción relativamente menor de las comunidades biológicas estará expuesta al petróleo "fresco" en un momento dado, lo que complica el estudio de los efectos sobre la abundancia de los organismos o la riqueza de especies de la comunidad (Dunaway, 2004; NAS, 2003).

Conclusiones

- Una circunstancia especial de las actividades de exploración y producción está en el hecho de que su localización y relación con los ambientes naturales, frágiles o no, está predeterminada por el yacimiento y la geología del sitio, lo que impide en gran medida tomar decisiones sobre su ubicación o la utilización de otros sistemas naturales.

- Se carece de información previa al inicio de las actividades de la industria petrolera sobre las condiciones generales del ecosistema y sus componentes, así como de controles apropiados de esta información y de la generada subsecuentemente y en forma parcial.

- Con la información obtenida, no es posible concluir la magnitud del efecto de la industria petrolera en el ecosistema de la Sonda de Campeche.

- En relación a las pesquerías, y en el mismo sentido del punto anterior, tampoco se concluye que el descenso en las capturas pueda ser atribuido al impacto de esta industria.

- Los efectos de los derrames petroleros en los componentes del ecosistema se consideran puntuales, pero no se ha establecido la magnitud de los efectos a largo plazo.

- Es difícil distinguir el impacto ambiental atribuible a la industria petrolera en la región de aquellos causados por factores naturales (cambios climáticos, hidrográficos, aflojamientos naturales de petróleo) e impactos antropogénicos (pesca comercial, contaminaciones industriales).

- Debe tomarse en cuenta el papel de la oceanografía física y su papel en el transporte y distribución de la carga de contaminantes, tanto provenientes del continente como los presentes en el medio marino.

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue realizado como parte de un Proyecto Institucional del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR, México) y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), denominado "Investigación sobre el efecto en el recurso pesquero de la explotación y producción de petróleo en sistemas marinos". Los autores agradecen al IMP la información proporcionada para la elaboración del presente estudio. J. Angel García-Cuéllar recibe una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Nº 137947), así como del IMP (Proyecto FIES-01-02-VI) en la realización de sus estudios de doctorado.

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