Interciencia
versión impresa ISSN 0378-1844
INCI v.30 n.4 Caracas sep. 2005
Caracterización de tierras de la unidad experimental, reserva forestal de ticoporo, Barinas, Venezuela, con fines de ordenamiento
Guido Ochoa1, Carlos Alvarado2, Jajaira Oballos3, Jorge Pereyra4 y Franklin Vargas5
1 DEA, Universidad de París VI, Francia. Doctor en Ciencias del Suelo, Universidad de Toulouse, Francia. Profesor, Universidad de Los Andes (ULA), Mérida, Venezuela. Dirección: Laboratorio de Suelos, Instituto de Geografía, Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela. e-mail: guidooch.@ula.ve
2 Geógrafo, ULA. Estudiante de Maestría, Facultad de Agronomía, Universidad Central de Venezuela (UCV).
3 Doctora en Suelos, Universidad de Toulouse, Francia. Profesora, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, ULA, Venezuela.
4 Ingeniero Agrónomo, UCV. Profesor, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, ULA, Venezuela.
5 Geógrafo y Doctor en Teledetección, ULA. Profesor, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, ULA, Venezuela.
Resumen
Se estudió una superficie de 24000ha de tierra en la Unidad Experimental de la Reserva Forestal de Ticoporo, estado Barinas, Venezuela. Estas tierras presentan suelos de incipiente evolución: Entisoles, Inceptisoles y Molisoles (17506ha) y de moderada evolución: Alfisoles (6498ha). Se establecieron áreas potenciales para el desarrollo de los sistemas agroforestales y silvopastoriles, basados en el levantamiento de suelos a una escala 1:20000 y tomando en cuenta parámetros tales como vegetación, clima, zona de vida y geomorfología. Se consideró también una serie de características de uso tales como tamaño de las parcelas, mano de obra, tenencia y cultivos desde el punto de vista cualitativo. Del estudio resultó que las capacidades de uso de las tierras, manifiestas en el área donde se propone el desarrollo de sistemas agroforestales, corresponden a las clases II (8385,2ha), III (5445,6ha), IV (3674,9ha) y V (6866,4ha). Para el sistema Silvopastoril, las tierras de la clase II cubren 10195,9ha, las de la clase III cubren 3703,3ha y las de las clases IV y V cubren 10205,7ha.
Summary
An area of 24000ha in the Experimental Unit of the Ticoporo Forestry Reserve, Barinas state, Venezuela, was evaluated. Most of the soils of these lands are weakly developed: Entisols, Inceptisols and Molisols (17506ha) and moderately developed: Alfisols (6498ha). Areas for potential development of agroforestry and silvopasture were defined, based on a soil map 1:20000, and taking into account such parameters as vegetation, climate, life zone and geomorphology. A number of use features were also considered from a qualitative point of view: plot size, labor force, ownership and crops. On such basis, current land use capacity in the agroforestry system area consists of class II (8385.2ha), class III (5445.6ha), class IV (3674.9ha) and class V (6866.4ha). For the silvopasture system class II land covers 10195.9ha, class III 3703.3ha and classes IV and V cover 10205.7ha.
Resumo
Estudou-se uma superfície de 24000ha de terra na Unidade Experimental da Reserva Florestal de Ticoporo, estado Barinas, Venezuela. Estas terras apresentam solos de incipiente evolução: Entisols, Inceptisols e Mollisols (17506 ha) e de moderada evolução: Alfisols (6498ha). Estabeleceram-se áreas potenciais para o desenvolvimento dos sistemas agro-florestais e silvo-pastoris, baseados no levantamento de solos a uma escala 1:20000 e levando em conta parâmetros tais como vegetação, clima, zona de vida e geomorfologia. Considerou-se também uma série de características de uso tais como: tamanho das parcelas, mão de obra, possessão e cultivos desde o ponto de vista qualitativo. Do estudo resultou que as capacidades de uso das terras, manifestas na área onde se propõe o desenvolvimento de sistemas agro-florestais, correspondem às classes II (8385,2ha), III (5445,6ha), IV (3674,9ha) e V (6866,4ha). Para o sistema Silvo-pastoril, as terras da classe II cobrem 10195,9ha; as da classe III cobrem 3703,3ha e as das classes IV e V cobrem 10205,7ha.
Palabras clave / Agroforestal / Capacidad de Uso de la Tierra / Llanos Altos Occidentales / Silvopastoril /
Recibido: 10/05/2004. Modificado: 19/03/2005. Aceptado: 21/03/2005.
Introducción
En los Llanos altos occidentales de Venezuela se han realizado numerosos estudios de suelos con diferentes finalidades: Castillo et al. (1972) estudiaron los suelos buscando conocer la vocación de uso de las tierras y obtener elementos necesarios para la planificación. Buena parte (43,40%) de los suelos de esta zona presentan características de senilidad, lo que limita su productividad, mientras que un porcentaje menor (33,85%) son jóvenes, con características químicas que permiten una mayor productividad. Mayorca (1974) en el área Paguey-Acequias, estado Barinas, encontró que la mayor parte de los suelos se desarrollan sobre napas de limo, ejes de desbordamiento y lavas torrenciales. OTEPI (1971) y Mayorca et al. (1975) encontraron que para los Llanos altos occidentales (~1000000ha) la mayor parte de las acumulaciones en la llanura aluvial ocurrieron en el pleistoceno superior y en el holoceno. Ochoa (1983) caracterizó, desde el punto de vista mineralógico y físico-químico, una secuencia de suelos en las proximidades de la Reserva Forestal de Ticoporo, encontrando que los suelos son el producto de la herencia de minerales primarios alterados o de minerales secundarios que tienen su origen en las alteritas desarrolladas en la cuenca andina. En MARNR (s/f) se muestran las características físicas y químicas de los suelos de la zona de Ticoporo y su patrón de distribución, e infieren sobre su posible aprovechamiento y determina hasta que punto las características locales (fisiográficas o geomorfológicas) pueden intervenir en el desarrollo de los suelos y su posible utilización en la actividad agropecuaria. Mogollón et al (1975) señalan que la presencia del bosque está asociada a la humedad existente en el suelo, bien distribuida a lo largo del año, más que a los totales anuales.
El presente trabajo se desarrolló en un área especial (Unidad Experimental) de la Reserva Forestal de Ticoporo, manejada por la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de Los Andes, invadida por numerosas familias que han introducido cambios al establecer una serie de usos definidos (agricultura y ganadería). En un intento por conservar parte de la Unidad Experimental, se estudiaron las unidades de suelo del área, en función de determinar las prácticas de manejo más adecuadas para el establecimiento de sistemas agroforestales y silvopastoriles.
Materiales y Métodos
El área de estudio tiene una extensión de 24000ha y está ubicada en la Reserva Forestal de Ticoporo, en los Llanos Altos occidentales de Venezuela, estado Barinas, municipio Pedraza, entre los ríos Bum-Bum-Socopó, Acequias-Anaro y las poblaciones de Bum-Bum, Socopó y Pedraza, entre 08º03'20'' y 08º18'17''N, y entre 70º27'53'' y 70º42'20''O (Figura 1). La zona analizada presenta un clima homogéneo, según los sistemas de clasificación de Köppen (A1wig), Thorntwaite (SHt´). La temperatura media anual es de 27,6ºC. La variación de temperatura promedio entre el mes más caliente y el más fresco es menor de 3ºC. La precipitación promedio anual es de 2565mm para Bum Bum y 2524mm para Canagua. La zona de vida de acuerdo con Ewel y Madriz (1968) es de Bosque Tropical Húmedo. Los regímenes de temperatura y humedad de los suelos son isohipertérmico y údico, respectivamente (Soil Survey Staff, 1999).
En el área conviven estrechamente asociados el bosque natural, las plantaciones exóticas y la sabana. El bosque natural presenta tres estratos: inferior, medio y superior, en los cuales las especies representativas son Cecropia sp., Terminalia amazónica, Pterocarpus sp., Bombacopsis quinata, Brosimun elicastruum, Panteria aniboefolia, Nectandra sp. Entre las especies introducidas en plantaciones se encuentran Tectona grandis y Gmelina arbórea. En las sabanas predomina la vegetación herbácea como Paspalum fasciculatum, Scleria sp., Talia y Leersia hexandra. Para definir formas de terreno y posiciones geomorfológicas se realizó una fotointerpretación sobre fotografías aéreas a escala 1:20000, en la que se distinguieron tres tipos fisiográficos aluviales: dique, napa y cubeta, de los cuales los dos primeros están asociados a un relieve de banco y el último al bajío. Los principales tipos de posiciones geomorfológicas observadas son albardones de orilla, ejes y napas de explayamiento, napas de limo cubetas de desbordamiento, y cubetas de decantación.
La fotointerpretación permitió separar inicialmente grandes unidades fisiográficas. Luego se recorrió el área para ajustar la fotointerpretación inicial. Posteriormente se realizó el reconocimiento sistemático de los suelos del área de estudio, utilizando el método de transectas y sistematizando las observaciones (100×100) en las distintas posiciones del terreno, mediante descripción de barrenos y calicatas. Para cada calicata se describieron color del suelo, textura, moteados, profundidad, estructura, consistencia, películas de arcilla, inclusiones, actividad biológica, raíces, límites entre horizontes, poros, pedregosidad, drenaje, agua superficial, mesa de agua, humedad del perfil, uso del suelo, vegetación natural, cultivos, relieve, tipo de paisaje, unidad geocronológica, posición geomorfológica, así como todos aquellos aspectos agronómicos y pecuarios que tienen relación con las prácticas silvopastoril y agroforestales. Los análisis de laboratorio se realizaron de acuerdo a las metodologías establecidas en el Soil Survey Investigation Staff (1966). Se analizó la composición granulométrica por el método de Bouyoucos (Bouyoucos, 1962), el carbono orgánico por el método de Walkley y Black (1934), el nitrógeno total por el método micro-Kjeldhal (Bremmer y Mulvaney, 1982), fósforo por el método de Bray-Kurtz (1945), la capacidad de intercambio catiónico por acetato de amonio 1N, pH 7 (Okasaki et al., 1962), los cationes intercambiables Ca, Mg, Na y K por espectrofotometría de absorción atómica (Jackson, 1964), y la acidez intercambiable por el método de Yuan (1959).
La clasificación, hasta el nivel de familia, se hizo sobre los perfiles modales según Soil Survey Staff (1999), con base en información de campo y laboratorio. Se utilizó el sistema de clasificación de las ocho clases por capacidad de uso, del Servicio de Conservación de Suelos del Departamento de Agricultura de los EEUU, implementado y adaptado a las condiciones venezolanas por Comerma y Arias (1975). Para determinar las categorías de uso de la tierra se siguió a Kostrowicke (1974), quien toma en consideración: el uso urbano, horticultura, cultivos permanentes y semipermanentes, pastos y rastrojos, tierras boscosas, cuerpos de aguas y tierras misceláneas. Sobre estas bases se definieron una serie de tipologías en el área, tales como plantaciones exóticas y autóctonas; ganadería semi-intensiva orientada a la ceba y producción de carne; agricultura mejorada de cultivos permanentes, semipermanentes y frutales; y agricultura mejorada de cultivos anuales en secano.
Resultados y Discusión
Los suelos analizados se han formado bajo un clima tropical húmedo. El material parental está constituido por sedimentos que provienen de la Cuenca Andina. De acuerdo con la fotointerpretación realizada en el área, se encuentran tres tipos de depósitos aluviales: a) por exceso de carga, b) por desbordamiento o acumulación libre, y c) por decantación. En general los suelos son moderadamente ácidos y débilmente ácidos. Los porcentajes de saturación de bases para buena parte de los suelos analizados son altos, otros poseen saturaciones moderadas, y los valores de la capacidad de intercambio catiónico son bajos en todos los perfiles de suelos analizados (Tabla I). Los suelos presentan un grado de desarrollo bajo a moderado y sus características están asociadas al tipo de materiales heredados de los minerales alterados o de minerales secundarios que provenienen de las alteritas de las Cuencas Andinas. Las unidades cartográficas de suelos contienen suelos pertenecientes a cuatro ordenes: Entisoles, Inceptisoles, Molisoles y Alfisoles. Los Entisoles, se desarrollan sobre posiciones altas, asociadas a bancos y bancos medios, los cuales corresponden a albardones de orilla, ejes y napas de explayamiento (Figura 2); la unidad cartográfica representa el 22,4% de la superficie total del área, y cubre 5377ha. Los Inceptisoles están diseminados en toda la Unidad sobre posiciones medias asociadas a bancos medios y bajos y en menor grado a posiciones de banco altos, los cuales se corresponden con las posiciones geomorfológicas de napas de limos de desbordamiento y cubetas de desbordamiento; la unidad cartográfica de suelos abarca aproximadamente 8454ha y cubren el 32,2% de la superficie total. Los Molisoles se presentan en Las Caramas, hacía la margen izquierda del río Socopó, aunque también se pueden localizar en el suroeste del área. Dichos suelos se desarrollan en posiciones asociadas a bancos bajos, los cuales se corresponden a posiciones geomorfológicas de napas de limos de desbordamiento y cubetas de desbordamiento. Esta unidad presenta una superficie de 3674,9ha, el 15,4% de la superficie del área de estudio. Los Alfisoles se localizan en la parte norte del área de estudio y en Las Caramas. Los suelos de la Unidad se desarrollan sobre posiciones bajas (bajíos) que se corresponde con las posiciones geomorfológicas de cubetas de decantación; esta Unidad cubre 6482ha, el 27,2% de la superficie total.
Sistemas agroforestales
Los sistemas agroforestales desarrollados sobre suelos del orden Entisol, en lo fundamental corresponden a tierras de la clase II, que se encuentra distribuida en toda la Unidad Experimental (Figura 3. Nótese que los números romanos fueron sustituidos en las figuras por arábigos para mayor claridad.) Estas tierras se encuentran afectadas por algunas limitaciones, tales como estar sometidas a inundaciones ocasionales, y los suelos presentan problemas de fertilidad. Las familias de suelo representadas son las de los Typic Udorthents franco grueso ácido y no ácido, los Fluventic Dystrudepts, franco grueso, Fluventic Eutrudepts, franco grueso y Epiaquic Dystrudepts, franco fino. En la clase II, el uso actual de la tierra está representado por cultivos permanentes y semipermanentes, cultivos anuales como tomate, maíz, yuca, etc., pastos naturales y cultivados y parches boscosos de vegetación natural y plantaciones de Teca y Gmelina en la parte norte de la Unidad. La clase II abarca una superficie total de 8385,2ha y representa el 34,9% de las tierras de la Unidad Experimental. La clase III está distribuida en toda la Unidad Experimental, presentan limitantes más severas que la clase II, como baja fertilidad, inundaciones frecuentes, suelos moderada a imperfectamente drenados, lo cual limita la implantación de una serie de cultivos y especies forestales. Los Inceptisoles están representados en esta unidad por las familias Oxic Dystrudepts, franco fino, Typic Eutrudepts, franco fino, Fluventic Dystrudepts, franco fino. En esta unidad el uso actual de la tierra se caracteriza por la presencia de cultivos permanentes, semipermanentes y frutales, pero en menor proporción que la clase anterior; se encuentran cultivos anuales como el maíz y la yuca; se encuentra igualmente pastos naturales y lotes pequeños de bosques naturales y un sector pequeño de bosques con plantaciones exóticas. Esta clase de tierra abarca unas 5445,6ha y representa un 22,6% de la Unidad Experimental. La clase IV está formada por tierras con muy severas limitaciones, con inundaciones frecuentes a muy frecuentes, suelos imperfectamente drenados a mal drenados, de baja fertilidad natural; el agua se presenta a partir de los 15-20cm de profundidad. Estas limitantes son difíciles de corregir, por lo cual el tipo de cultivos y de especies forestales quedarían bastante restringidos o supeditados a otro tipo de actividad más rentable. La familia predominante es la de los Typic Hapludolls, franco fino. El uso en esta clase de tierra está representado por pastos naturales y cultivados, pequeños manchones de bosque natural y vegetación adaptada a estas condiciones como juncos, eneas y platanillo. Esta clase de tierra cubre un área aproximada de 3674ha y representa el 15% de la superficie total de la Unidad Experimental. La clase V, al igual que la anterior, presenta limitaciones de uso muy severas: inundaciones muy frecuentes durante casi todo el año (nueve o más meses), baja fertilidad, agua a partir de los 15cm de profundidad. La familia predominante es la de los Oxic Hapludalfs, arcilloso fino. El uso de los suelos está limitado por una cobertura vegetal de pastos naturales e introducidos, especies adaptadas como el platanillo (Heliconia sp.), juncos y eneas. Igualmente se puede encontrar bosque natural en pequeños manchones de vegetación rala. Las tierras con esta clase de capacidad de uso abarca una superficie de 6866,4ha, lo cual representa el 28% de la Unidad Experimental.
Propuestas para el manejo agroforestal
En la parte norte del área de estudio se presentan tierras con capacidad de uso clase II, III y V; el tamaño promedio de las parcelas es de aproximadamente 16ha. Para las clases de tierra II y III (6659,6ha) se propone un sistema de cercas vivas, en los perímetros de las parcelas. Si se toma como criterio que los linderos laterales tienen aproximadamente 600m y se establece un distanciamiento de 6m entre plantas, se plantarían 100 árboles por parcela y como se cuenta con 72 linderos laterales, daría un total de 7200 plantas establecidas. Si además se considera que de frente y fondo tienen aproximadamente 250m, daría 5752 plantas, para un total 13952 árboles a plantar en este sector. Esto significa 11 árboles/ha, que estaría por encima del promedio del bosque natural, el cual es de 5 a 9 árboles/ha. Las cercas vivas se establecerían con especies autóctonas y exóticas, tomando en consideración la capacidad de uso de los suelos y los requerimientos de las plantas, lo que permitiría una combinación más amplia de especies forestales, por ejemplo Teca y Gmelina para sectores donde domina las posiciones altas, asociadas a texturas gruesas a medias, pardillo y cedro asociadas a posiciones medias (bancos medios y napas de limo) y apamate a posiciones medias a bajas (bancos bajos y cubetas). Para la clase IV y V (2762ha) se podría introducir cultivos como el arroz, que resisten condiciones de inundación durante nueve o más meses del año, y se puede realizar ensayos con especies forestales adoptando prácticas de manejo que mejoren las condiciones de estas tierras.
En Las Caramas, ubicado a ambas márgenes del río Socopó, se presentan tierras de las clases II, III, IV y V. El tamaño de las parcelas es de unas 17ha en promedio; los linderos naturales son de 500m en promedio y el fondo y frente de las parcelas se encuentra alrededor de los 200m en promedio. En las tierras clases II y III (1366,2ha), con el criterio ya señalado de cercas vivas con un distanciamiento de 6m, habría un total de 7670 plantas en los linderos laterales, y en el frente y fondo de las parcelas 5940 plantas, para un total de 13410 plantas, con promedio de 9 árboles/ha. La combinación de especies forestales propuestas es la misma que para el caso anterior.
En el sector sur se presentan tierras clasificadas como II, III, IV y V, con un predominio de las dos últimas. Las clases II y III están asociadas a los bancos altos y bancos medios. En el sector el tamaño de las parcelas en promedio es de 49ha. Buena parte de estas tierras permanecen inundadas por nueve o más meses al año; en este caso las superficies aprovechables por parcelas es poca. Se plantea el establecimiento de cercas vivas en los terrenos de clase II y III (5805ha) con el mismo sistema combinado de especies forestales, lo cual permitiría plantar unos 11000 árboles. Las clases IV y V (10205,7ha) se manejarían a nivel de ensayo con cultivos de arroz y especies forestales.
Sistema silvopastoril
Las clases II, III, IV y V presentan las mismas características y limitaciones en la capacidad de uso descritas para el sistema agroforestal. La superficie de la clase II es 10195ha y representa el 42,4% de la superficie total de la Unidad Experimental (Figura 4). La clase III cubre una superficie de 3703,3ha y representa el 15,4% de la superficie total de la Unidad Experimental. En la clase IV hay 1539ha (6,4% del total) y la clase V cubre 8671,7ha (36,1%).
Propuestas para el manejo silvopastoril
La parte norte del área se caracteriza por presentar tierras clase II, III, IV y V, con un predominio de las tierras clase II, en virtud de la capacidad de adaptación de los diferentes tipos de pastos recomendados y considerando la capacidad de uso de estos suelos. En las tierras clasificadas como clase II y III puede plantearse una combinación de especies autóctonas y exóticas, tales como teca con pastos, pardillo con pastos, apamate con pastos. Se establecerían cercas vivas con estas especies forestales y quedaría la alternativa de establecer pequeños bosques que sirvan de sombra al ganado, a la vez que las gramíneas adaptables serían utilizadas para el pastoreo del ganado. Las tierras IV y V (2762,13ha) servirían para el desarrollo de especies de pastos adaptadas a las condiciones de mal drenaje, como Brachiaria humidicola, B. Mutica y Echinochlo polystachya. Además, en el área se realizarían ensayos con especies forestales adaptadas a dichas condiciones.
En Las Caramas se presentan las clases de tierras II, III, IV y V. Para las clases II y III (1355,2ha) se propone un sistema de cercas vivas con especies autóctonas y exóticas en combinación con diferentes variedades de pastos. Para las tierras clase IV y V (1145,9ha) se propone introducción de pastos adaptables y ensayos con especies forestales.
En el sector sur (sabanas) se encuentran las clases II, III, IV y V con un predominio de la clase V. En estas tierras se propone el mismo sistema de cercas vivas intercaladas con teca (Tectona grandis) y Gmelina para las partes altas, pardillo y cedro para las posiciones medias (banco medio), y apamate para las áreas de inundación ocasional a frecuente. Para las clases IV y V (6302,7ha) se adaptarían pastos y se propondrían ensayos con especies forestales.
En las tierras clasificadas como II y III en toda la Unidad Experimental, se puede introducir especies como la guayaba (Psidium guajava, L), el Mata ratón (Glericidia sepium (Jacq) Steud, saman (Pitecelobium saman (Jacq) Benth), etc., que además de servir como complemento forrajero, generan sombra para el ganado, combustible para uso domestico, construcción de cercas, estantillos, postes, etc.
Conclusiones y Recomendaciones
El manejo de sistemas agroforestales y silvopastoriles se presenta como una alternativa a ser promovida en la Unidad Experimental y en áreas aledañas a la misma, ya que ninguna de estas unidades forestales, que forman parte de la Reserva Forestal de Ticoporo, escaparán a las invasiones.
Se adaptó el sistema de clasificación de tierras por capacidad de uso a los requerimientos de las especies forestales, con resultados que pueden ser considerados satisfactorios. Se propone los sistemas agroforestal y silvopastoril con el fin de garantizar la integración de las actividades agrícolas y pecuarias con la forestal. Se propone la implementación de un sistema de subsidio a las plantaciones forestales. Se parte del criterio que la Unidad Experimental de la Reserva Forestal de Ticoporo está invadida y es prácticamente irrecuperable, por lo que se hace necesario incentivar al campesino a las plantaciones forestales y, lo que aun es mejor, a que permanezcan en el lugar, partiendo del hecho de que el campesino a la larga, por carecer de recursos, vende la tierra a los terratenientes que poco a poco van extendiendo sus fronteras. El subsidio se haría sobre la base siguiente: se tomaría como base el cultivo bandera del campesino (yuca, maíz, caraota, etc.) y se establece el precio del mercado de uno de ellos. Se le pagaría por una hectárea y se le plantea al campesino: 1) Por hectárea plantada de árboles con todas las técnicas del caso se le pagaría el precio del cultivo bandera de manera anual; 2) El campesino cuidaría las plantaciones, siguiendo las instrucciones de los técnicos; 3) El subsidio se pagaría anualmente previa inspección de los técnicos al servicio del estado; 4) Al explotarse el bosque, el campesino pagaría al estado el subsidio recibido, más un porcentaje sobre la explotación, de 20 a 25%. De lo anterior se desprende que se incentiva la plantación de especies madereras, el agricultor asegura cierta cantidad de dinero, lo cual eleva su nivel de vida, y al mismo tiempo invierte en otros renglones agrícolas y, finalmente, el incentivo del dinero lo llevaría a aumentar la superficie a plantar en especies forestales.
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