En 1987, un grupo de estudiantes de pregrado de la Escuela de Biología de la Universidad Central de Venezuela, decidieron fundar Provita, una Asociación Civil sin fines de lucro dedicada a la conservación del ambiente en su sentido más amplio, con especial énfasis en especies y ambientes amenazados de extinción. Veinte años después, guiada por su eslogan "Innovación en Conservación," Provita se ha convertido en una referencia fundamental de la conservación de la diversidad biológica en Venezuela y Latinoamérica.

El impacto científico de Provita es una de sus principales cartas de presentación. Sus proyectos siempre han estado anclados en investigaciones que integran las ciencias sociales y naturales. De los 34 artículos publicados desde 1987 en Biodiversity and Conservation, Biological Conservation y Conservation Biology, donde al menos un coautor estaba basado en Venezuela, la mitad contó con autores vinculados directamente con Provita al momento de la publicación. La influencia de la institución sobre las ciencias de la conservación en Venezuela es evidente.

Es precisamente en el uso de estos conocimientos para apoyar la solución de retos de conservación de especies y ambientes amenazados, donde se sustenta uno de sus mayores logros. La publicación en 1995 del Libro Rojo de la Fauna Venezolana fue seguida por dos decretos gubernamentales, en 1996, que designaban oficialmente a las especies venezolanas en peligro de extinción y a aquellas vedadas para la caza. Las listas oficiales y la propuesta del Libro Rojo exhibieron gran coincidencia, demostrando la aplicación directa de los aportes de la academia y la sociedad civil a la definición de prioridades de conservación. El Libro Rojo, además de haber sido seleccionado entre los 70 libros más influyentes en el país durante los últimos 70 años, ha logrado ser una referencia de consulta primordial en escuelas, liceos y universidades, así como la principal fuente empleada en artículos periodísticos de divulgación en los medios nacionales. Como pasos siguientes, en 2003 se publicó el Libro Rojo de la Flora Venezolana y se dio inicio a las investigaciones para el Libro Rojo de los Ambientes Venezolanos. El desafío principal de este último fue crear un sistema de categorías de riesgo de extinción para ecosistemas, equivalente al empleado a nivel global para especies. Las investigaciones realizadas por Provita condujeron a una propuesta innovadora, la primera de su tipo en el mundo.

Provita ha participado además en un esfuerzo regional para transformar la información contenida en los libros rojos en acciones concretas de investigación y conservación. La Iniciativa Especies Amenazadas (IEA) ofrece apoyo a proyectos pequeños enfocados en especies amenazadas de extinción, a través de programas paralelos en Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. La IEA permite a estudiantes, investigadores, entes gubernamentales y a la sociedad civil organizada, llevar a cabo investigaciones, campañas de educación ambiental y otras actividades con impacto directo sobre el conocimiento y reducción del riesgo de extinción de la biodiversidad amenazada. Entre 2004 y 2007, la gestión de Provita mediante la IEA ha resultado en la ejecución de 95 proyectos a favor de especies venezolanas amenazadas.

Provita también ha ejecutado proyectos directamente, destacándose por su trabajo en la Isla de Margarita, ubicada al noreste de Venezuela. La cotorra cabeciamarilla (Amazona barbadensis), el ñángaro (Aratinga acuticaudata neoxena) y las cuatro especies de tortuga marina que anidan en la isla (Dermochelys coriacea, Chelonia mydas, Caretta caretta y Eretmochelys imbricata) han sido los principales focos de atención de investigaciones biológicas, intervenciones de manejo, campañas de sensibilización y programas de educación ambiental. Entre los principales logros del trabajo en Margarita está el aumento de la población de cotorras de 700 en 1987 a más de 1600 en la actualidad, y el ensayo exitoso de una nueva técnica de manejo de poblaciones de cotorra y ñángaro bajo presión por extracción ilegal, conocida como "cría en cautiverio parcial".

La principal lección aprendida durante las dos décadas de existencia de Provita es que existe un espacio claro para la sociedad civil en la ciencia y la conservación de la biodiversidad latinoamericana. Sin embargo, los logros alcanzados no serán permanentes sin una colaboración activa y constante entre gobierno, academia, sector privado, sociedad civil y, muy especialmente, con las comunidades locales. Trabajar "con todo el mundo todo el tiempo" es la clave fundamental.

Jon Paul Rodríguez

Miembro Fundador y Presidente, Provita, Venezuela, Centro de Ecología, IVIC, Venezuela