Interciencia
versión impresa ISSN 0378-1844
INCI v.34 n.2 Caracas ene. 2009
CÓMO DISEMINAR EL CONOCIMIENTO
En reciente editorial (Interciencia 33: 780) se consideró la inminente necesidad de diseminar el conocimiento científico y tecnológico en la población y la creciente importancia de la popularización o apropiación social de la ciencia y la tecnología. Se señaló también la co-responsabilidad de comunicadores, educadores y científicos en el logro de metas concretas y la importancia de la valoración de los saberes tradicionales.
La educación formal, que reúne a la casi totalidad de la población en edad escolar, es sin lugar a dudas el más extendido y poderoso medio capaz de lograr la apropiación del conocimiento por parte de la sociedad. No obstante, varios factores hacen que esa educación formal no sea suficiente. Entre tales factores están, por una parte, el hecho que el sistema educativo excluya al grueso de la población una vez que deja el aula y, por otra parte, que actualmente los conocimientos están siendo generados con una muy alta velocidad y que los asuntos que son de interés para una población en un momento dado dejan de serlo con gran rapidez, siendo sustituidos por otros asuntos que también requieren de importantes cantidades de información para su tratamiento racional y para la toma de decisiones.
La necesidad de actualización en asuntos que conciernen a la ciencia y la tecnología, que permita a los ciudadanos participar con bases adecuadas en la toma de decisiones que afectan a su comunidad, hace que sea necesario y apropiado buscar formas de hacer llegar el conocimiento suficiente de manera oportuna al mayor número posible de personas. Esa transmisión de información es diferente de la difusión especializada de ideas y de resultados de estudios e investigaciones, que corresponde a las publicaciones científico-tecnológicas tales como las revistas científicas y cuya esfera de influencia generalmente se ve restringida a la de los mismos investigadores y a la comunidad de educación superior.
Corresponde a los profesionales de la comunicación social abanderar el proceso de difusión del conocimiento entre los ciudadanos de edad post-escolar, aunque ciertamente la responsabilidad no es exclusiva de ellos. Su difícil labor de expresar inteligiblemente aquello que a menudo no lo es establece los necesarios puentes entre los investigadores y el público general. Para que su labor sea efectiva deben contar con el decidido apoyo tanto de un sector académico presto a colaborar como de quienes manejan los medios, sean éstos últimos gubernamentales o privados.
La universalización de las redes informáticas y del acceso a las mismas provee una base invalorable para la labor de diseminación del conocimiento, y son ingentes los esfuerzos que gobiernos y fundaciones llevan a cabo para el creciente desarrollo tanto de las redes como de los accesos a ellas. Mucho queda por hacer para establecer programas que permitan adiestrar a la población en el buen uso de tan importante recurso, llamado a ser cada vez más determinante de las capacidades de una sociedad..
Durante las dos últimas décadas ha tenido lugar una interesante evolución de los museos de ciencia y tecnología tradicionales, los cuales se han ido transformando, casi siempre con el apoyo decidido del sector académico y también, en buena parte, gracias a los recursos ofrecidos por las tecnologías de información y comunicación, en centros interactivos dispuestos para atender cantidades importantes de público. Estos centros, de los cuales hay excelentes ejemplos en varios países de nuestra región, ofrecen la posibilidad de implementar con relativo poco esfuerzo constructivo una programación dinámica y cambiante de alto contenido intelectual. La demostrada capacidad de despertar el entusiasmo de públicos de todas las edades y de permitir una mayor retención del conocimiento adquirido son algunas de las ventajas que ofrece esta modalidad de diseminación.
Alrededor del mundo ya suman miles los centros de ciencia interactivos, los cuales atraen centenares de millones de visitantes al año, habiendo adquirido gran relevancia como herramienta educativa y como medio eficaz para la desmitificación de la ciencia y para la inclusión social.
Miguel Laufer, Director











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