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versión impresa ISSN 0459-1283
Letras v.52 n.83 Caracas dic. 2010
Notas sobre pesas y medidas en testamentos emitidos en Mérida, Venezuela, en el siglo XVll1
Elvira Ramos, Marisol García
(Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela) eramos00@hotmail.com
(Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela) marisolgarcia@cantv.net
1. Este artículo es resultado parcial del proyecto Léxico y archivos. Vocabulario del español colonial en documentación venezolana de los siglos XVI al XVIII, código H-324-10-06-B, financiado por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de Los Andes, Mérida Venezuela.
Resumen
Hemos recopilado un breve léxico referido a medidas en testamentos emitidos en Mérida, Venezuela, en el siglo XVII. Partiendo de que el español, como toda lengua, ha sufrido cambios que responden a factores generalmente relacionados con transformaciones sociales (Boyd-Bowman, 1980, 1982; Obediente, 2000; Marimón, 2006), nos planteamos como objetivo constatar si con el paso del tiempo hubo cambio semántico o no, para lo cual sistematizamos los significados de las voces y analizamos aquellos términos que hoy mantienen un uso particular en América y Venezuela, así como los vocablos de empleo común en el español colonial que están hoy en desuso. La selección se hizo empleando el análisis contrastivo, teniendo como base para el contraste el DRAE (2001). Encontramos quince términos que remitían a medidas de masa, capacidad, longitud o de superficie, algunos de los cuales tienen significado diferente en el español actual.
Palabras clave: léxico, pesas y medidas, español colonial venezolano.
Notes on weights and measurements in testaments issued in Mérida in the XVll century
Abstract
We have compiled a brief lexicon referring to measures in testaments issued in Mérida, Venezuela, during the XVII century. From the basis that Spanish, as any other language, has presented changes that respond to factors which are generally related to social transformations (Boyd-Bowman, 1980, 1982; Obediente, 2000; Marimón, 2006), our objective has been to verify whether a semantic change has occurred in the course of time. To do so, we have systematized the meaning of lexical items and have analyzed those terms that currently maintain their particular use in America and Venezuela, as well as the items of common use in colonial Spanish which have fallen into disuse. The selection was made by means of contrastive analysis with support on the DRAE (2001). We have found fifteen terms that refer to measures of weight, content, length or surface, some of which have a different meaning in current Spanish.
Key words: lexicon, weights and measures, colonial Venezuelan Spanish.
Des notes sur des poids et des mesures dans des testaments émis à Mérida, Vénézuéla au XVll siècle
Résumé
On a recueilli un lexique bref concernant les mesures dans des testaments émis à Mérida, Vénézuéla, au XVIIe siècle. En tenant compte que lespagnol, comme toutes les langues, a changé daprès des facteurs généralement liés à des transformations sociales (Boyd-Bowman, 1980, 1982; Obediente, 2000; Marimón, 2006), on vise à constater dans ce travail si avec le passage du temps il y a eu ou non un changement sémantique. Pour ce faire, on a systématisé les signifiés des voix et analysé les termes employés dune façon particulière en Amérique et au Vénézuéla ainsi que les termes employés couramment dans lespagnol colonial tombés en désuétude dans lactualité. Pour le choix des termes, on a fait une analyse contrastée sur la base du DRAE (2001). On a trouvé quinze termes faisant référence à des mesures de masse, de capacité, de longueur ou de superficie dont quelques-uns ont des significations différentes dans lespagnol actuel.
Mots clés: lexique, poids et mesures, espagnol colonial du Vénézuéla.
Note sui pesi e misure in documenti emessi a Mérida (Venezuela), nel sedicesimo secolo
Riassunto
Abbiamo raccolto un lessico breve riferito alle misure, apparsi nei documenti emessi a Mérida (Venezuela), nel sedicesimo secolo. Siccome lo Spagnolo, come ogni lingua, ha avuto dei cambi che corrispondono a dei fattori generalmente collegati con delle trasformazioni sociali (Boyd-Bowman, 1980 e 1982; Obediente, 2000; Marimón, 2006), ci abbiamo fissato uno scopo: dimostrare se nellarco del tempo trascorso ci siano stati cambi semantici o meno. Abbiamo sistematizato i sensi delle voci e analiziamo quei termini che ancora mantengono un uso particolare in America e nel Venezuela, così come i vocaboli di uso comune nello Spagnolo coloniale che non esistono più oggi giorno. La selezione è stata fatta con lanalisi comparativa. Il basamento di questanalisi è stato il Vocabolario della Real Accademia Spagnola (2001). Abbiamo trovato quindici vocaboli che facevano riferimento alle misure di massa, capacità, longitudine o di superficie. Alcuni di questi vocaboli hanno un senso diverso nello Spagnolo attuale.
Parole chiavi: lessico, pesi e misure, spagnolo coloniale venezuelano.
Notas sobre pesos e medidas em testamentos emitidos em Mérida, Venezuela, no século XVll
Resumo
Recolhemos um breve léxico sobre medidas utilizado em testamentos emitidos na cidade de Mérida, na Venezuela, no século XVII. Considerando que o espanhol, como qualquer língua, teve algumas mudanças devido a fatores geralmente relacionados com transformações sociais
(Boyd-Bowman, 1980, 1982; Obediente, 2000; Marimón, 2006), nosso objetivo foi constatar se, com o passar do tempo, tinha havido ou não uma mudança semântica. Para isso, sistematizamos os significados das vozes e analisamos os termos que, atualmente, têm um uso particular na América e na Venezuela. Além disso, analisamos os vocábulos utilizados normalmente no espanhol colonial que hoje estão em desuso. A seleção foi feita utilizando a análise contrastiva, tendo como base para esse contraste o Dicionário da Real Academia Espanhola (2001). Encontramos que alguns dos quinze termos utilizados para se referir a medidas de massa, capacidade, comprimento ou superfície, têm um significado diferente no espanhol atual.Palavras chave: léxico, pesos e medidas,
espanhol colonial venezuelano.Recepción: 25-04-10 Evaluación: 21-07-10 Recepción de la versión definitiva: 13-09-10
1. Introducción
Por lo general, como usuarios de la lengua la damos por hecha, la recibimos como un todo terminado del que nos servimos para comunicarnos, sin percatarnos de que la lengua, ese "edificio semiótico", al decir de Halliday (1994: 10), no es una obra acabada, sino que permanece en constante construcción y nosotros, los hablantes, somos sus constructores.
Cuando leemos textos como la documentación notarial de la colonia americana, notamos una serie de elementos en todos los niveles de la lengua que dan cuenta de una diferencia entre el español empleado en los siglos del régimen colonial y el actual: la sintaxis es distinta, la morfología resulta diversa, denotando por esa vía una fonética diferente y el léxico también presenta variaciones, como lo encontramos analizado y descrito, entre otros, por Boyd-Bowman (1980 y 1982); Lüdtke (1994); Frago Gracia (1999); Obediente (2000); Marimón Llorca (2006); Roca Marín (2006).
Estas variaciones responden a factores generalmente relacionados con transformaciones sociales de los que dan cuenta los usuarios de la lengua, con la lengua. Ejemplo de ello es la desaparición de términos relacionados con las monedas, en virtud del cambio del régimen colonial al republicano en los países latinoamericanos, donde al dejar de circular la moneda oficial española, sucumbieron voces como maravedí o ducado y otras como patacón y peso sobreviven: la una con un cambio total de significado (ahora no pagamos con patacones lo que comemos sino que pagamos los patacones que nos vamos a comer
2 ).y la otra conservando el sentido original de moneda, pero con un valor particular según el país donde se emplee (no es igual el peso en Argentina que en México, por ejemplo, o en Puerto Rico, donde la moneda oficial es el dólar pero se utiliza el término como voz sustituta, tal vez como un referente de identidad).En este texto, de carácter descriptivo
3, haremos referencia a términos presentes en inventarios de bienes contenidos en testamentos emitidos en Mérida, Venezuela, durante el siglo XVII4, que hacen referencia a pesas y medidas, tanto lineales como de superficie, y comentaremos acerca del uso particular de algunos en América y Venezuela. Estas voces, que en el siglo XVII, según su empleo en la documentación, remitían a medidas de capacidad o de superficie, contrariamente a lo encontrado en obras lexicográficas del español actual y otras que recogieron su significado en los siglos XVII y XVIII, como el Tesoro de la lengua castellana o española de Covarrubias (1993).y el Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española (1990).Veremos el cambio que algunas han sufrido significados en el tiempo al contrastar con la última edición del Diccionario la Academia Española (2001).(citado en delante DRAE).y su uso en América, particularmente en Venezuela, revisando obras lexicográficas diferenciales como el Diccionario del español de América (Morínigo, 1993), el Diccionario de regionalismos de la lengua española (Grosschmid y Echegoyen, 1998), el Diccionario de venezolanismos (Tejera, 1993).y el Diccionario del habla actual de Venezuela (Núñez y Pérez, 1994).
2. El corpus
El corpus documental consiste en once testamentos contenidos en la Sección Escribanías de los Protocolos Notariales emitidos en Mérida, Venezuela, en la primera mitad del siglo XVII, que se encuentran en el Archivo General del Estado Mérida (AGEM). Estos documentos fueron transcritos para investigaciones previas, unas de carácter lingüístico y otras histórico, que en su mayoría están transcritos y publicados (ver tabla a continuación con la información para cada uno de los documentos utilizados)5
. Completaremos la información con fragmentos recogidos en el catálogo de los expedientes de mortuorias del mismo siglo y la misma fuente, Villafañe (2005).
El corpus lingüístico lo componen quince términos referidos a pesas y medidas: arroba; quintal, quintaleña, bara (vara); botija; caballeria; estancia; fanega; fanegada, legua; millar; palmo; quadra (cuadra).solar y suerte. Arroba, quintal y quintaleña corresponden a medidas de masa, en particular de áridos; millar se calificó como medida de volumen (también de áridos), botija resultó ser una medida de capacidad para líquidos, mientras fanega y fanegada lo era para granos y sal, con extensión de su significado como medida de superficie; bara (vara), legua y palmo medidas de longitud y el resto: caballeria; estancia; quadra (cuadra).solar y suerte, medidas de superficie, la mayoría, agrarias.
Lo primero que destaca es que, evidentemente, ninguna de estas medidas corresponde al sistema métrico decimal (SMD), el cual fue adoptado en América a finales del siglo XIX
6, cuando ya se había consolidado el proceso de independencia de la colonización europea y el de nacimiento de las repúblicas en las antiguas provincias españolas. Los vocablos corresponden a pesas y medidas utilizadas en España, cuyo valor había sido muy variado de una región a otra, por lo que hubo un intento de unificación a finales del siglo XVII, registrado en la Pragmática de tasas de 1680, que se presentó como referencia para la tasación en la metrópoli y sus provincias7. Otro elemento a señalar es que no todos los términos los reconocemos hoy como voces que denotan mensura. Así, raramente asociaríamos en el español venezolano actual el uso de voces como botija, caballería, estancia o solar con una medida de capacidad o superficie, como son empleadas en la documentación merideña.No contamos para el siglo XVII sino con una obra lexicográfica general en la que podemos buscar el significado de esas voces. Nos referimos al Tesoro de Covarrubias, ya citado y otra obra que pudiera recoger los significados de esa época, aunque data del siglo siguiente, es el Diccionario de Autoridades. A continuación comentamos los términos y sus significados, según se pueden entender por el contexto, complementados por los recogidos en las obras lexicográficas consultadas.
3. Medidas de masa y volumen de áridos. Arroba, quintal, quintaleña y millar
Arroba es un término que permanece en el español general8 y en el hablado en Venezuela, aunque como medida, su uso se restringe a zonas rurales particulares, tal como lo asegura Ocampo Marín (1968).su empleo todavía a mediados del siglo XX en el habla andina merideña, en los pueblos del sur de Mérida9 como una medida de masa, tal como lo encontramos usado en la documentación colonial (ejs. i y ii). El símbolo @, ese mismo que es actualmente de común empleo en la comunicación electrónica, se encuentra en algunos casos en la documentación para denotar esta medida de masa.
i. y aberme servido y acudido con su asienda en muchas ocasiones y en particular quando case con francisco baldes me dio ochocientos pesos en ochocientas arrobas de arina (Test. Elena Arias de Valdez).
ii. Y ansi mismo Le di quatro bacas en eL hato i onze arobas de tabaco a tres pesos aRoba (Test. Juana de Morales).
En cuanto a quintal (iii) y quintaleña (en masculino en las obras lexicográficas), el uso de ambos pervive, siendo el adjetivo quintalena o quintaleña derivado de quintal, como lo encontramos en Corominas (fecha), definido en el DRAE como "capaz de un quintal o que lo contiene", medida esta última (quintal).que "otrora equivalente a cuatro arrobas, según lo dice José Mª Sánchez (1998). El adjetivo lo encontramos en la frase o locución caja quintalena o caja quintaleña (ver ejemplos iv y v), de la cual no encontramos referencia en las obra lexicográfica consultadas.
iii. Yten, un quintal de hyerro de platina y berjón (Test. Juan Pérez de Cerrada).
iv. yten dos cajas de madera quintalenas con sus serraduras y llaves. digo que la vna caxa es quintalena y la otra mas Pequena de çedro y la otra es de Pino (Test. Antonio Ruiz).
v. yten una caJa quintaleña con su serradura i llaue (Test. Juana de Morales).
Sin embargo, Sánchez (1998) hace una suerte de definición de cajón quintaleño y cajón más que quintaleño, basado en la referencia a estos términos que encuentra en documentos del Archivo General de Indias. Este autor dice que servían para transportar las piezas de vajillas o loza desde España a América y su capacidad dependía de la calidad de dicha loza. Es interesante que en las citas que toma el autor de la documentación del Archivo de Indias es claro el uso del término o locución caja quintaleña, tal como la encontramos en los textos merideños:
una caja quintaleña que lleva 13 docenas y media de loza blanca y azul a 5 reales la docena; una caja quintaleña que lleva 17 docenas de loza blanca y azul hecha en Triana, a 5 reales la docena (subrayado nuestro). (Sánchez, 1998:125).
En este caso estamos no ante una medida de masa, como quintal, sino de otro género más relacionado con lo que podría ser una medida de capacidad, teniendo en cuenta que se entiende por esto último el espacio vacío de alguna cosa que es suficiente para contener a otra u otras cosas10. La locución caja quintaleña cae en desuso, posiblemente al desaparecer el referente, una vez mermado el transporte de loza entre España y sus provincias americanas de la forma como solía hacerse durante la colonia11.
En cuanto al término millar, según Autoridades, denominaba una medida de volumen equivalente a tres libras y media o más de cacao, según el lugar (ver ejemplos vi y vii)12.
vi. Yten, declaro que Diego García Collantes y Juan de Arandio se obligaron a pagar a Pedro Gómez Carrillo cuatrocientos millares de cacao por una negra esclava (Test. Fernando Cerrada).
vii. Yten, mando a un moço de servicio de my cassa, llamado Thomás Perez que se le den cien myllares de cacao por el servicyo que me ha hecho (Test. Juan Pérez de Cerrada).
En el español actual millar se refiere a mil unidades, pero en su acepción como medida puede considerarse voz en desuso. Si bien el DRAE hace referencia a volumen, podría tratarse igualmente de una medida de capacidad, en tanto las unidades de volumen de áridos, también fueron llamadas tradicionalmente unidades de capacidad. Éstas unidades fueron creadas para medir el volumen que ocupan las cosechas (legumbres, tubérculos, forrajes y frutas) almacenadas en graneros y silos. Hemos optado por dejar en este apartado el millar, atendiendo a los términos en los que está hecha la definición en Autoridades: "cantidad de cacao, que en unas partes es tres libras y media y en otras mas" (se transcribió como aparece en el original). En este caso se distinguen medidas de capacidad para líquidos (botija).y para áridos (fanega).
4. Medidas de capacidad. Botija y fanega
La botija, amén de ser un tipo de vasija útil para contener cualquier tipo de líquido, parece haber sido en la colonia una medida para estos (Fig.1). No encontramos referencia al término con este sentido en las obras lexicográficas consultadas; sin embargo, Autoridades en la entrada correspondiente a Botijón que define como aumentativo de botija tiene como testimonio una cita de la Pragmática de tasas de 1680 en la que se lee: "botijon de arroba", lo que hace pensar en una vasija con esta capacidad que servía de medida, tal como la encontramos en el ejemplo viii. Explorando en la Internet, encontramos en una página dedicada a pesas y medidas del mundo en diferentes épocas13, que efectivamente botija (Ej. ix) era y sigue siendo en Bolivia, una medida de capacidad para licores (vino y pisco) y melaza de caña, antes llamada caldo (x), teniendo un valor diferente en cada caso (30 o un poco más de 40 litros para el licor y poco más de cien para la melaza). En los ejemplos que siguen vemos el uso del término con ese sentido:
viii. Yten, tengo dos paylas de cobre, que pessam diez arrobas, que la una hase dose botijas de caldo y la otra diez. (Test. Juan Pérez de Cerrada).
ix. Yten, declaro que debo a Diego Garcia Collantes dos botijas de bino, que la una me a entregado (Test. Fernando Cerrada).
x. Yten, declaro tener por uienes mios una payla que ara asta honce o doce botigas de caldo (Test. Diego de la Peña).
En la actualidad se utiliza el término para denominar los contenedores para envasar el pisco en Perú (ver Fig. 2), mientras que en Venezuela, si bien pervive la voz, por un proceso de metonimia, se nombra el contenido por el continente y botija se emplea para hacer referencia a dinero enterrado (Ocampo Marín, 1968: sv; Rivas Torres, 1980: sv), quedando en desuso como medida.
La fanega, por su parte, así como la forma fanegada (también escrita anegada14 como en el ejemplo xiii), inicialmente consistió en una medida de capacidad para granos, cuyo sentido se extendió para denominar con el mismo término una medida de superficie. Así Autoridades la define como: Medida de capacidad para áridos que, según el marco de Castilla, tiene 12 celemines y equivale a 55 litros y medio; 2ª acepción: Porción de granos, legumbres, semillas y cosas semejantes que cabe en esa medida.15 (Ejs. xi al xiii). Como medida de superficie lo hace como el espacio de tierra en el que se puede sembrar una fanega de granos.
Con este último significado vemos en la Página de pesas y medidas del mundo (Sizes, 2005), que la fanega es un cuadrilátero de medidas variables, destinado a la siembra de maíz, trigo y otros productos (ver ej. xiv). Resulta interesante que en esa página encontramos un equivalente entre fanega y caballería, medida de superficie que se tratará más adelante en este texto16.
xi. yten declaro que devo a francisco de albarran desmero. sinco Fanegas de mays las quales estan medidas y aPartadas en mi aPosento Por quenta del dicho diesmo. y ansi mismo dos fanegas de ttrigo del dicho diesmo (Test. Antonio Ruiz).
xii. yten mando Por descargo de mi conciencia a que se les de a Los yndios de mi encomienda de la quebrada a cada yndio vna camiseta de lana o de lienço y vna fanega de sal enttre todos (Test. Antonio Ruiz).
xiii. Mando que a los yndios que an sido de mi administracion del repartimiento de Mucurufuen, se le den veinte pesos en géneros y una anegada de sal, y se pague de mis bienes (Testamento de Fernando Cerrada).
xiv. yten declaro Por bienes mios vna fanega de ttrigo que tengo senbrada en la quebrada de las guamas en mi encomienda (Test. Antonio Ruiz).
Para los granos, se utilizaba un recipiente de madera con cierta capacidad cuyo peso podía ser de una o media fanega, cuyo uso perdura en zonas rurales de España y América (Fig.3).
Medidas de longitud. Legua, vara y palmo
La legua, por ser medida itinerante, esto es, la distancia que podía andar un hombre o un animal en una hora, solía variar en magnitud; sin embargo, coinciden las referencias en la bibliografía consultada en dar a esta medida de longitud el valor de 20.000 pies, 6.666 varas o lo que sería equivalente a 5.572 m, según se recoge en el DRAE. Esta voz puede considerarse en desuso en el español hablado en Venezuela.
xv. declaro que tengo por bienes mios en el puebLo de herreros quattro leguas de la çiudad de sorea (Tes. Francisco de Vera)
De igual manera, sucede con los términos vara y palmo, cuyo empleo en los documentos refieren así mismo a medidas de longitud. La vara (más frecuentemente encontrada con la grafía bara, ejs .xvi y xvii) tuvo valor diferente, entre 80 y 86 cms, según fuera usada en los diferentes lugares de España y América, donde se solía denominar como de la tierra o de esta tierra (ver ejemplo xvii).
xvi. declaro que devo a Antonio hernandes de herrera, tres baras de Saial y una camiseta o lo mas que pareciere mando sele paque de mis bienes (Test. Juan Clavijo).
xvii. que tenia ttreynta y ocho baras desta tierra y dellas troque veynte y seis baras y media a ttrueque de mantas de lana a aLonso Lopes vezino de barrquesimeto (Tes. Francisco de Vera).
Su utilización en la provincia merideña fue de gran importancia en virtud de su uso para medir textiles de diversos géneros usados para el trueque (como lienzos o el sayal mencionado en el ejemplo), debido a la escasez de circulante o dinero en efectivo, situación muy común en provincias pobres como esta. Para establecer la longitud de la vara se utilizaba tenerla marcada en sitios como las lonjas o mercados, para evitar posibles errores voluntarios o involuntarios a la hora de medir (Figs. 4 y 5). Se subdividía en cuatro palmos.
El palmo, entonces, correspondía aproximadamente a un cuarto de vara (entre 20 y 21,5 cms.):
xviii. yten otra caJa de quatro palmos Y medio con su ceradura Y llaue (Test. Juana de Morales).
En la actualidad se emplea en España como una medida más o menos informal que mide la distancia entre el dedo pulgar y el meñique en una mano abierta, como lo observamos en la Fig. 6, donde miden un palmo de longaniza.
Medidas de superficie. Caballería, estancia, cuadra, solar y suerte
En cuanto al término caballeria, encontramos en los diccionarios referencia a tierras que se entregaban como merced a quienes hacían méritos en la conquista y colonización en Indias. Según Autoridades, esta medida de superficie correspondía a un solar de 100 pies de ancho y 200 de largo; mientras que en el DRAE se trata de una "medida agraria equivalente a 60 fanegas o 3863 áreas aproximadamente"; tomando en cuenta que un área tiene 100 m2, estamos hablando de casi 400.000 m2 para una caballeria, que podía contarse entera o por fracción (ver ejemplo xix).
xix. yten declaro Por bienes mios media caballeria de ganado mayor que tengo en tierras de mi encomienda en la questa grande de la otra banda del rrio (Test. Antonio Ruiz).
Se podía, entonces, fragmentar la caballeria en medias o cuartos, tomando estos últimos el nombre de suerte de tierra (Lucena Gallardo, 2006: 207-208), que encontramos en los documentos como suerte de caña (ver ejemplo xx), esto es, una suerte de tierra destinada a la siembra de caña de azúcar. A una suerte de tierra se le daba de largo 11 cordeles y 2 varas, y de ancho 5 cordeles y 26 varas (ver Fig.8). Con este sentido de tierra para el cultivo tenemos que en la decimocuarta acepción que tiene el DRAE para el término suerte este se define como "parte de tierra de labor separada de otra u otras por sus lindes", lo que guarda relación con el uso de la voz en la documentación:
xx. Yten, declaro que tengo un pedaço y suerte de caña que tendra cien botijas de mil (Test. Juan Pérez de Cerrada).
Un término que ha resultado de gran interés, por su uso en América, es estancia. En las obras lexicográficas no se encuentra ninguna mención a medida de especie alguna y, además, la definición corresponde más a una casa de habitación o mansión, como lo encontramos en Autoridades, así como también puede referirse según los diccionarios a un aposento o sala de la casa. En el DRAE la séptima acepción, con marca de uso para Argentina, Perú, Chile y Uruguay, remite a una "hacienda de campo destinada al cultivo y más especialmente a la ganadería".
En los documentos, estancia parece haber sido, como caballeria, una medida de superficie, cuyo valor era conocido y estándar como para permitir el empleo de fracciones (ver ejemplos xxi y xxii). Se trataba generalmente de superficies correspondientes a tierras utilizadas para la ganadería o la agricultura o, como en el ejemplo xxii, a terrenos donde se extraía madera:
en eL arcabuco17 donde se corta La madera para esta ciudad (Test. Juana de Morales).xxi. yten declaro por mis vienes una estancia de Cacao E media estancia de tierras que tengo en los llanos de Xibraltar (Test. Juan Clavijo).
xxii. Yten decLaro por uienes mios media estancia
xxiii. les di en dote una estancia de cacao (Test. Bernarda Benitez).
Además de usarse para la siembra de cacao (véase ejemplo xxiii), las tierras medidas en estancias o medias estancias podían usarse para sembrar caña de azúcar y trigo, así como para tener en ellas el ganado mayor y menor (véanse ejemplos xxiv y xxv)18, destacando la estancia de pan coger, referida, tal vez, a aquella sembrada de trigo para el pan (véase ejemplo xxv).
xxiv. y una estancia de ganado en Las Juntas y otra estancia digo media estancia de pan en tierras de tatei todo ello en conformidad de Los tituLos Y promission de dote (Test. Juana de Morales).
xxv. Yten, más declaro por mis bienes dos estancias, una de ganado mayor y otra de pan coxer en las Acequias en Mucurufuen. (Test. Fernando Cerrada).
Siguiendo a Lucena Gallardo (2006), la estancia tenía valores diferentes, según para lo que fuera empleada, así tenemos que si se trataba de una estancia de ganado mayor, se refería a la medida de un cuadrado de 5.000 varas de ancho por 5.000 de largo; mientras que la estancia de ganado menor consistía en un cuadrado más pequeño de 3.333 varas por lado. En la información de la que disponemos, no es preciso cuál sería su valor cuando se hace referencia a estancias de tierras, de cacao o de pan coger, como suele encontrarse abundantemente utilizado en los documentos merideños.
Respecto al uso del término, según puede verse en los fragmentos de inventarios recogidos en el catálogo de las mortuorias de los protocolos merideños (Villafañe, 2005), este se utilizó con el mismo sentido hasta el siglo XIX, aunque ya desde el XVIII con menos profusión, cuando comienza a ser desplazado por el de hacienda. Sin embargo, este último no conservó el sentido de medida, sino el de espacio para el cultivo o la ganadería, el cual, por cierto, incluía también la casa19.
En la actualidad, según el Diccionario del español de América (Morínigo, 1993), estancia es en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, una hacienda de campo destinada especialmente a la ganadería; en contraste, en Cuba y Puerto Rico, se refiere este término a una finca dedicada a cultivos menores. Podemos ver que no hay referencia alguna a medida. No hay marca diatópica para Venezuela y aunque en el Diccionario de venezolanismos (Tejera, 1992), está recogido el término, puede considerarse en desuso en el habla actual (el último testimonio aportado para esta voz data de 1943 y se refiere a casa de campo con huerta).
En cuanto al término quadra o cuadra, este denota una medida que, en el español actual, corresponde a cierta cantidad de metros (entre 50 y 150, dependiendo del lugar en donde se use).entre una esquina y otra, en las cuadras o manzanas de casas en las ciudades; no obstante, no fue con ese significado que los plasmaron los escribanos de los protocolos merideños en el siglo XVII, sino como una voz que servía para referirse a áreas utilizadas en los trabajos de la tierra, bien agrícolas o ganaderos (véanse los ejemplos xxvi y xxvii). Podemos considerarla voz en desuso con esta acepción en Venezuela, aunque de acuerdo con Ocampo Marín (1968: 44).todavía a mediados del siglo XX se mantenía en uso en el habla rural de Mérida, en pueblos como Mucutuy y Canaguá, según este autor, como medida de longitud, a diferencia de lo que encontramos en la documentación, donde claramente se trata de una medida de superficie:
yten declaro que vn pedaco de tierra que sera como dos o ttres quadras (Test. Antonio Ruiz).xxvi.
xxvii. yten una quadra de soLares en mocujun (Test. Juana de Morales).
Y como medida de superficie la encontramos en la Página de pesas y medidas del mundo, Sizes (2005), eso sí, con valor diferente según el país donde se usó o se usa el término, el cual varía entre 70 y 18.000 m2 (este último para Venezuela). Al analizar la documentación vemos que existía una relación entre cuadra y solar, siendo que aquella contenía a este (ver ejemplo xxvii), lo que no se especifica es en qué proporción
20.Esto nos lleva, por último, el término solar, otra voz que resulta de interés en cuanto su uso permanece, pero, al menos en el español hablado en Venezuela, con variación en su significado. En la documentación merideña es evidente su empleo como medida de superficie, ya que se habla en unidades (ver ejemplo xxviii), fracciones (ver ejemplo xxix).o porciones (ver ejemplo xxx)
21, e incluso como parte de una medida mayor como la cuadra (ver ejemplo xxxi):Yten declaro por bienes mios las casas en que bibo y o tras en que biue al presente alonsso sombrero que estan en un solar que es mio (Test. Francisca Yndia ladina mosca).xxviii.
xxix.
primeramente dexo y nonbro por mis bienes estas casas en que al presente bibo que tiene un solar y medio por que aunque son dos el medio del que cae a la esquina dela barranca es de leonardo de Reinoso mi hijo (Test. Elena Arias de Valdez).xxx.
yten un jiron de soLar que esta en frente de estas cassas que aL presente biuo (Test. Juana de Morales).xxxi.
yten una quadra de soLares en mocujun o donde fueren conforme aL tituLo que Los dos soLares di a francisco de vlloa mi ierno en dote (Test. Juana de Morales).Según encontramos en el Diccionario del español de América (Grosschmid y Echegoyen, 1998), en su quinta acepción y con marca diatópico para Perú, el solar era o es un cuadrilátero de 100 varas de largo por 50 de ancho. Para Lucena Gallardo (2006), la medida era diferente cuando se utilizaba para casa de molino o venta, siendo, en ese caso, un cuadrado de 50 varas de ancho por 50 de largo.
En el español hablado en Venezuela, cuando hablamos de solar nos referimos al huerto de una casa o espacio libre para el desahogo (Alvarado, 1984), así como al fondo de la casa, o su parte trasera.
Conclusiones
Hicimos el análisis contrastivo a quince términos, todos del español patrimonial, referidos a pesas y medidas, distribuidos entre unidades de masa, volumen, capacidad, longitud y superficie, como se pueden observar en la tabla siguiente:
De los quince términos analizados, uno (fanega).tiene el doble significado de, por una parte medida de capacidad para áridos y, por otra, de medida de superficie. Podemos ver que todos permanecen en uso, aunque la mayoría con variaciones considerables en su significado. Algunos perdieron el sentido de medida, como es el caso de botija, caballería, estancia y suerte, el primero adquiriendo un significado particular en Venezuela al referirse a "dinero enterrado", así como solar, que en nuestro país significa "parte trasera de la casa". Igualmente, pierden millar y suerte su sentido de mensura y quedan, el primero como cantidad y el otro como sustantivo referido a azar, como en el español general. Estancia, por su parte, puede considerarse en desuso en nuestro país, no así en países como Argentina y Chile, donde sigue teniendo el significado de medida.
El resto de las voces, si bien conservan su contenido semántico, no es el mismo con el que fueron utilizados en el siglo XVII. Quintal y cuadra pueden tenerse como de uso común en Venezuela: uno equivale a unos 46 kg y el otro a la distancia promedio de 50 m entre una esquina y otra de los lados de una manzana urbana. En cuanto a arroba, tiene un uso restringido al habla rural en el español venezolano, así como cuadra en su acepción original (medida de superficie).
Finalmente, los vocablos fanega, fanegada, vara, legua y palmo pueden considerarse en desuso en Venezuela, aunque no en algunos países de América y ciertas regiones españolas, que pese a la adopción del sistema métrico decimal, aún conservan en uso estas medidas en las zonas rurales.
En términos generales vemos que la mayor variabilidad la notamos en las medidas de superficie, cuyas voces no se conservaron en el español hablado en Venezuela con ese significado, y las de longitud, desaparecidas todas del uso en este país. Tomando en cuenta que la adopción del SMD necesariamente influyó en el empleo de estos términos para las pesas y medidas, es interesante notar la permanencia de algunos en su uso, aunque restringido, y la adopción de un significado diferente de otros de estos términos en su uso en América, lo que habla de la tendencia a la estabilidad del sistema léxico del español (como en general de todas las lenguas) que parece preferir reubicar los elementos antes que perderlos, en ese proceso de constante transformación de la lengua del que todos los hablantes somos partícipes.
Notas
2. En Colombia y algunas zonas del occidente de Venezuela se refiere esta voz a rodajas de plátano (verde o maduro, según se prefiera) fritas en aceite, de acuerdo con el Diccionario del español de América (Morínigo, 1993) y el de Venezolanismos (Tejera, 1993).
3. En una primera fase de la investigación hemos querido hacer la presentación de la terminología de este campo léxico encontrada en la documentación, en la que describimos los términos y damos su significado en el corpus documental y comparamos con el uso actual, dejando el análisis explicativo para una publicación más abarcante, en la que se incluyan otros campos, pues consideramos que las hipótesis que explicarían las transformaciones léxicas y el movimiento semántico serían más enriquecedoras siendo producto del análisis de un corpus más completo.
4. Este trabajo, de carácter exploratorio, es un aspecto puntual de una investigación más amplia que venimos realizando desde 1996 con el fin de compilar un repertorio léxico del español colonial venezolano, con financiamiento del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela.
5 La transcripción de los documentos es literal, conserva las formas gráficas, uso de mayúsculas intercaladas, puntuación y demás elementos propios de la escritura de la época, excepto por las abreviaturas, que fueron desarrolladas y se destacan en superíndice o con subrayado, según sea el autor de la transcripción.
6 El primer país en adoptar este sistema de medidas es Francia, en 1791. Más adelante surge la Conferencia General de Pesos y Medidas, que, en 1889, fija las magnitudes del metro como unidad base, y el sistema es adoptado por la mayoría de los países como una forma de unificar las mediciones que los adelantos de la ciencia y la tecnología demandaban
7 Ver Recopilación de Leyes de Indias (Firmada por Carlos II mediante pragmática de Madrid del 18 de mayo de1680) (Recopilaciones realizadas por Antonio de León Pinelo y Juan de Solórzano Pereira, que contiene las Pragmáticas y Cédulas Reales, los autos acordados, las ordenanzas, así como cualquier otra fuente legal. Esta recopilación constituyó un cuerpo jurídico del conjunto de disposiciones legislativas reunidas y ordenadas en 9 libros, que contienen alrededor de 6.400 leyes. Cada ley es el resumen de su contenido realizado para la recopilación, con registro del nombre del Rey y la fecha originaria de la ley, seguida del texto originario o un extracto o condensación de una o más leyes según corresponda).
8 En Colombia, esta voz tiene vida plena, pues es posible ver, por ejemplo, en la lista de precios de 2008 en un supermercado la siguiente muestra de precios del pescado: Bocachico
Arroba $ 70000 // Bocachico arg Arroba $ 65000 // Bagre Arroba $ 125000 //Cachama Arroba $ 60000.9 Según el autor (Op. Cit.), siguen en uso en pueblos como Mucutuy, Mucuchachí, Aricagua y Canaguá.
10 Si bien las medidas de capacidad de utilizan para áridos y la loza no entra en esta clasificación, es lo más cercano que encontramos para clasificar el término.
11 En Ocampo Marín (1968) encontramos entre los términos del léxico de la vivienda (págs. 28-30), la voz caja (pág. 30) para referirse a una caja de madera para guardar granos, que pudiera ser la misma caja quintaleña usada en tiempos coloniales, cuyo uso varió con los años.
12 En publicaciones anteriores (Ramos 2004 a y b) hemos hecho una breve discusión en torno al uso de la voz millar con el valor particular de moneda, usada para el pago de bienes y servicios.
Según la Página de pesas y medidas del mundo (Weights and measures of the world. Past and present) , no solamente se usó para medir el cacao, sino también la vainilla: "In Mexico, 19th century, a unit of count used in the vanilla bean trade, = 1,000 beans. A millar of vanilla consisted of 20 mazos, each mazo of 50 beans." Ver http://www.sizes.com/units/ , s/v
13 Weights and measures of the world. Past and present. http://www.sizes.com/units/, citado en adelante como "Página de pesas y medidas del mundo" Sizes (2005).
14 Encontramos solamente la variante anegada, con elisión de la f inicial, correspondiente con el proceso de ajuste fonológico que se dio en la lengua desde siglos anteriores. Obediente, 2000: 220-221 y267-268.
15 Actualmente, fanegada es un término con plena vida en el español hablado en Colombia, en donde se utiliza como medida de superficie, tal como vemos en el siguiente anuncio de venta: VENDO FINCA 204 FANEGADAS CERCA A LA REPRESA DEL SISGA CUNDINAMARCA Precio: 25.000.000 FANEGADA www.mundoanuncio.com/anuncio/vendo_finca_cerc... (octubre 2008).
16 La referencia se encuentra en los valores de fanega como medida de superficie ("as a unit of land area") para Bolivia: "fanega de sembradura de maíz, = 1/12 cabelleria de tierra, a rectangle 376 by 194 varas, about 35,663 square meters". Ver http://www.sizes.com/units/fanega.htm#land_area
17. Se denominaba arcabuco (término de origen probablemente tahino, según el DRAE) a un monte espeso y cerrado lleno de maleza.
18. El uso de estas tierras medidas en estancias se puede conocer a través de los fragmentos de inventarios recogidos en el catálogo de mortuorias o antiguas testamentarias, compilado por María Villafañe en el Archivo General del Estado Mérida (Op. Cit.).
19. A continuación algunos fragmentos tomados del catálogo de mortuorias, ya citado, que ilustra el uso del término hacienda en los siglos XVIII y XIX:
1. Hacienda de cacao en Barinas (1755).
2. Hacienda de Mosnandá con sus casas, cocina, corrales cercados de vallado de piedra (1776).
3. Hacienda nombrada Las Cuadras en el río Albarregas, con casa alta de tapias y tejas (1787).
4. Hacienda de labor de cañas y cañaverales (1835).
5. Hacienda de cacao en el sitio de la Quebrada (1835).
6. Hacienda de los Curos con platanal, cambural, matas de café y aguacates, casa de trapiche con su casa de vivienda (1843).
20 Si tomamos en cuenta las medidas que para cuadra y solar da la Página de pesas y medidas de mundo ya citada, que es 7,056 m2 para la primera y 1764 m2 para el segundo. La proporción es de uno a cuatro, es decir, una cuadra tendría cuatro solares.
21 Se entiende como jirón "parte o porción pequeña de un todo": DRAE, 4ª acepción (fig).
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