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Letras

versión impresa ISSN 0459-1283

Letras vol.54 no.86 Caracas jun. 2012

 

Dante Alighieri, (Trad. Francisco José Alcántara) (1987). La divina comedia. Barcelona: Ediciones Nauta, S.A. 451 páginas

Jackeline Méndez González

La Divina Comedia: escrita entre 1307 y meses antes de la muerte del autor hacia 1321, es una narración alegórica escrita en versos originalmente en italiano. Traducida innumerables veces e lustrada por grandes figuras, entre ellas Miguel Ángel, Botticelli y Doré. Narra en tres cantos el pasaje de Dante, Il Sommo Poeta, por los mundos referidos como los de ultratumba. Dante (Durante) Alighieri guiado por el razonamiento franco de Virgilio, hace su recorrido inicial por el Infierno, primer paraje de La Comedia. Este está estructurado en forma cónica, y se encuentra constituido por nueve círculos en los que habitan dolientes condenados por sus hechos de pecado. Cada círculo va estrechando el cono de acuerdo con el grado de pecado cometido.

Le sigue el Purgatorio, constituido por cornisas que se elevan alejándose del espacio anterior, en los que los habitantes, quizás más esperanzados podrán purgar sus culpas y elevarse al mundo de las esferas.

El Paraíso, La Donna Angelicata representada en Beatrice, conduce a Dante a través de elevadas esferas hacia el término de su viaje. En el que un Alighieri mortal, comprende lo pequeño que es el ser humano ante la grandeza de un Amoroso Creador.

Tres espacios en versificados cantos dan presencia a La Divina Comedia, que, con influencias de la trovadoresca y el Dolce Stil Nouvo, describe la cosmología medieval, siguiendo los elementos de la ciencia que confronta la imponencia de la época entrante, el Renacimiento, por lo que es reconocida como una obra de transición entre el mundo medieval y el renacentista.

Personajes coetáneos y otros llamados por Dante de tiempos pasados aparecen en el momento en que el lector remueve el texto, y revive la condena asignada. Es el lector un juez, y muchas veces un verdugo de los personajes dantescos.

El Infierno, será el primer espacio que recorre Dante Alighieri, y es éste el que se reseñará a continuación, en su momento final, noveno círculo, en el cual un lejano Virgilio abandona al autor, pero el lector difícilmente podrá dejarlo, pues para este momento, ya será parte del mismo autor desde su interior como un universo.

Interior: Universo Dantesco

El epíteto "Dantesco" no es una mera adulación al ingenio del autor de la Comedia. Es nominar la búsqueda y el encuentro de la sensibilidad que nos mueve a actuar, no para justificar nuestras acciones sino para reconocerlas como parte de nosotros, que al igual que los personajes Dante, actuamos las imágenes de nuestras vidas.

Por otra parte, acercarse a la vida de Dante desde el ojo de la cerradura es llenarse de expectativas que no llegarán a ser saciadas hasta encontrarse con su obra literaria. Pero esta suerte no queda allí, leer a Dante es penetrar el universo, un espacio interior que muchas se conoce sólo en el umbral de la muerte.

La complejidad de las sendas interiores es equiparable a los círculos dantescos. Nuevos universos que se juntan y se alejan. Siempre en movimiento. Y el ser humano termina siendo una figura amorfa, descompuesta; que mientras más se busca más se reconoce en los otros, porque el miedo logra hacerlos huir hasta salirse de sí mismos, y toca reconocer el mundo interior con sus limitaciones, una especie de edad media interior, lleno de negaciones y bellas imágenes estremecedoras.

El Alighieri ya ha hecho este viaje y lo trasmuta en imágenes poéticas, apropiándose de la palabra depurada para traerlo a la imaginación del lector. Pero más allá, le da cuatro sentidos diferentes para aquellos que necesitan siempre una explicación de la cosas.

A través de un breve análisis del Canto XXXIII, del Infierno, de la Divina Comedia, se busca un acercamiento a los sentidos atribuidos a la obra de Dante.

I Parte -Argumento:

El canto XXXIII corresponde al 9º círculo en su segunda división llamada Antenora. Allí se encuentran los traidores a la patria. Según se señala en la obra el autor da este nombre por el príncipe troyano Antenor.

En su paso por Antenora, Dante y Virgilio encuentran a Ugolino atormentado comiéndose la nuca de Ruggiero. Por el tono ha reconocido Ugolino a Dante como un florentino, a quien la cuenta de su proceder contra Ruggiero, alegando que éste en vida le sometió a cruel tortura encerrándole en una torre con sus hijos, por lo que murieron los pequeños de hambre. Al morir los hijos de Ugolino, este padre se los comió por el hambre, dolor y desesperación. Ahora continúa comiendo atrozmente después del relato.

Dante prosigue su trayecto para encontrar bajo la gélida superficie a otros seres cuyo llanto está reprimido doblemente. Un viento es sentido golpeando con fuerza. Ante la interrogante de Dante a su maestro acerca del origen del viento, Virgilio le anuncia que los sabrá por él mismo. Entran ahora a Tholomea, que es la tercera división del círculo noveno, donde se encuentran los traidores a los allegados y amigos. Allí se consigue a Fray Alberigo, quien le pregunta por su cuerpo, le narra como el alma se separa del cuerpo, le pide que limpie las lágrimas de su cara y le dice que Branca Doria también está detrás del hielo. Dante desconocía este hecho y aún al darse por enterado no accede a la petición del suplicante por creer que obraba con justicia. Finalmente siente deseos de que los genoveses de tan baja calaña sean desterrados, pues aún siendo parte del mundo terreno, sus almas están ya sumergidas en el Cocito, donde están los más miserables traidores. II-El Sentido Literal:

Lo literal está expresado por la representación de los personajes que refiere el autor en este canto. En primer lugar, nos ubicamos en el espacio físico que corresponde al desarrollo de las acciones: Antenora, donde se encuentran los condenados por traición a la patria o a los partidos, como se mencionó anteriormente. El nombre se le atribuye a Antenor, amigo y consejero de Príamo, rey de Troya. Era de plantear soluciones pacíficas. Llegó a ser amigo y huésped de los griegos. Se le atribuye la ruina de Troya por ser quien abrió el caballo del ingenioso Ulises. Su casa y sus bienes fueron perdonados al caer Troya.

Allí en Antenora yace Ugolino di Guelfo, Conde de Donorático y señor de Pisa, quien es para Dante el máximo representante de traición a la patria y a su partido, pues siendo de familia gibelina, se alió con los güelfos negros quienes se inclinaban a favor del Papa. Tuvo un reinado autoritario y cruel. Condenado a morir de hambre con sus hijos, termina comiéndoselos cuando mueren. Dante lo representa comiéndose la cabeza de Ruggiero.

Luego se encuentra con Fray Alberigo, quien ha dado muerte a dos de sus parientes después de un banquete por estar enemistados. Éste tiene el alma ya en Tolomea, llamada así por el rey hebreo Tolomeo, quien de igual manera hizo matar durante un banquete a su suegro y dos cuñados.

Otro representante de la traición es Branca Doria, genovés que hizo matar a su yerno después de un banquete para quedarse con sus bienes. Algunos de los que tienen su alma atrapada detrás de la gélida pared aún se encuentran con vida cuando Dante escribió Comedia, según acota el propio autor antes de partir al cocito. El sentido literal queda manifiesto en la descripción y sugerencia de imágenes que, de hechos reales, torna Dante a la ficción, embelleciendo con el lenguaje e ilustrando la truculencia de los actantes.

III -El Sentido Alegórico:

El espacio físico es una carga simbólica muy marcada por las diferentes presentaciones del elemento frío y su relación con la traición. La frialdad simboliza la ausencia de todo sentimiento, de todo lo que debe despojarse el ser humano para ser capaz de cometer traición. Morder el llanto es apenas prepararse para no aceptar sufrir. Luego está la cristalización de lágrimas yermas, incapaces de concebir el menor de los sentimientos. Es la suspensión del ánimo, de los afectos. El viento granizo que azota el espacio deja tras de sí un frío febril que alimenta la materia hasta tornarse tan densa que resulta imposible a algún alma salir de allí.

Otro símbolo que se expresa de manera recurrente es el banquete. Los traidores planifican el banquete que es el artificio de tener todo en abundancia para ofrecerlo a otro incauto, confiado. El causante de la traición reconoce en el hambre una causa común para compartir, por lo que esta contraparte del banquete está igualmente relacionada con la frialdad, el vacío, la ausencia, la carencia, por estar en la pobreza del alma, con un hambre insaciable que puede ser sólo calmado con al cadáver de los causantes de tan agudo mal.

El sentimiento último que resta es el placer de ver a los ojos al próximo manjar, imaginándolo ya putrefacto, comiendo su cabeza, sus entrañas, lo que representa el ser, lo visceral y el pensamiento.

A través de estas dos figuras Dante acrecenta la historia de estos personajes para universalizarlos y agudizar su tormento. Delegando al lector el rol de verdugo con la constante recreación de sus condenas.

IV –Sentido Moral:

El maravilloso lenguaje con el que Alighieri nos invita a recorrer el círculo noveno, tiene una intencionalidad regida aún, por la sesgada tecnología medieval. La poeticidad del texto de Comedia hace posible conducir al lector de su época, identificarse con mayor influencia con las creencias religiosas de la iglesia católica de una saliente edad media. La utilización de hechos y personajes reconocibles, estrechan el espacio entre lo planteado en la obra y la vida cotidiana del lector, lo que resulta una vía directa con señales dirigidas hacia una correcta vida terrena. Jesús también fue ofrecido como plato de banquete, igual que Dante, Miguel Zanque y los hijos de Ugolino.

El saber tiene dos vías, Adán y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal, igual cuando Prometeo entregó el fuego a los hombres, Edipo conoció su destino, Fausto palpó lo incognoscible, pero para Dante la lejanía o cercanía de estas existencias no son garantía de nada. Él necesitaba llevar al hombre por las vías señaladas por la iglesia en la que tan vehementemente creía, enseñando a valorar la vida que tenían para alcanzar la ofrenda de la elevación celestial.

No llega sólo a ser juez de los personajes sino también de sus conciudadanos, aprovechándose de la poesía para establecer valores morales y éticos. El pecado nos hará eternos, pero la eternidad tiene tres caras y muchos gestos.

V –El Sentido Anagógico:

La personificación de Dante en un poeta atormentado, melancólico, abandonado a la extrañeza del amor irrealizado por una dama, es el elemento clave de La Divina Comedia. Guiado de la mano de Virgilio, se establece una relación entre dos mundos; el de los vivos y el de los muertos.

La presencia de Dante atormenta a las sombras fantasmagóricas que como esperanza última le refieren sus penurias. Ante la presencia de otro poeta la figura de Dante se minimiza, se hace más humano, pues se despoja de la magnificencia que posee el florentino y pasa a ser mortal, lo que constituye un elemento importante. Es el que viene a contarnos la historia de un hombre terreno, que obra como cualquier ser humano llevado por las pasiones.

Dante no deja de estar vivo en su recorrido por los submundos, supramundos, y llega para contarnos lo que ha visto. En este sentido no se cree estar más cerca de la santidad alejados del pecado, ya que el mérito consiste en resistir dentro del mar de las contradicciones que ofrece la vida mundana. Esto nos deja Dante. Después de haber recorrido el oscuro torbellino infernal, escalar las cornisas del purgatorio y elevarse a las altísimas esferas del cielo, vuelve a la tierra como el nuevo mesías predicando los misterios de la eternidad universal, abigarrada.

Advierte además en la figura de Fray Alberigo, que el alma es capaz de traicionar al cuerpo, por lo que cobra importancia el mundo espiritual que forma parte del universo humano, teológico y cosmológico.

Dante hace de la poesía una forma universal de conocimiento, por la descripción de imágenes pictóricas a través del lenguaje lírico. Casi inhumano y aún así, comprensible a los paganos, pues es hablado por ellos desde el inframundo, está hecho para ellos, apuntando a las creencias de la genta común, el laico también irá a uno de los parajes descritos en La Divina Comedia.

Dante es tan pecador como cualquiera de ellos, por eso tiene acceso a la eternidad, para dar aviso de las formas correctas de proceder en esta tierra, a diferencia de Jesús santificado, incorrupto, el poeta llega a estar más cerca de sus conciudadanos para alertarlos de acuerdo con su experiencia, y las miserias de otros que también fueron humanos, mortales.

Alerta finalmente, sobre la actitud imaginativa apelando a los sentidos y sentimientos que son los que nos hacen vivir, el aliento de la vida que hace extensible la realidad de cada uno de nosotros, no alejarse del pecado sino trascenderlo, pues, según Alighieri es la única vía a la eternidad. La salida del infierno no está por azar ceca o después del Canto XXXIII, número alegórico y cabalístico, otro elemento que el lector debe descifrar.

Lo que sí parece dejar el poeta florentino Dante Alighieri en este viaje, es la invitación a explorar una interioridad tan extensa como el mismo universo. Un Universo Dantesco Representado por el yo interior que está en cada uno.