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Letras

versión impresa ISSN 0459-1283

Letras vol.55 no.89 Caracas dic. 2013

 

Los conectores en conversaciones entre sordos en lengua de señas venezolana: el caso y

Yolanda Pérez Hernández

(Instituto Pedagógico de Caracas)

yoandaperezhernandez@hotmail.com

Resumen

En las últimas décadas del siglo XX, los progresos provenientes de diversas disciplinas dieron cabida al estudio de fenómenos que ocurren en el discurso cara a cara. Tal es el caso de los marcadores del discurso. La indagación de estas unidades, en el ámbito de la lingüística de las lenguas de señas, es escasa; por lo que se consideró necesario emprender una investigación sobre el uso de los marcadores en conversaciones semiestructuradas en Lengua de Señas Venezolana entre sordos. En este artículo, se presenta la comprensión de las funciones que, como conector, cumple Y, uno los marcadores encontrados. Se suscribe la definición de marcadores de Domínguez (2005) y la clasificación de Martín Zorraqino y Portolés (1999). Es un estudio cualitativo y prevé una etapa de selección de la muestra y otra de análisis. Los resultados ponen en evidencia las funciones y los contextos donde aparece este conector.

Palabras clave: Lengua de señas venezolana; lingüística de las lenguas de señas; marcadores del discurso; conectores

Conversation connectors among hearing-impaired people in venezuelan sign language: the “y” (and) case

Abstract

In the last decades of the 20th century, the progress derived from diverse disciplines made it possible to study phenomena that occur in the face-to-face discourse. Such is the case of discourse markers. An inquiry of these units, in the realm of Linguistics of Sign Language, is scarce; hence the need to conduct research about the use of markers in semi-structured conversations in Venezuelan Sign Language among hearing-impaired people. In this article, an interpretation of the functions that “Y” (and) play as a connector is presented. The study is grounded on the definition of markers offered by Domínguez (2005), as well as on the classification proposed by Martín Zorraqino and Portolés (1999). This is a qualitative study that considers a sample selection stage and an analysis stage. The results provide evidence of the functions and contexts where this connector appears.

Key words: Venezuelan Sign Language; Linguistics of Sign Language; discourse markers; connectors.

Les connecteurs dans des conversations de sourds dans la langue vénézuélienne de sourds-muets: le cas “y” (et)

Résumé

Dans les dernières décennies du XXe siècle, les progrès provenant de disciplines diverses ont donné lieu à l’étude de phénomènes qui se produisent lors du discours face à face. Voilà le cas des marqueurs discursifs. La recherche des unités dans le domaine de la linguistique des langues des sourds-muets est rare. C’est pourquoi on a considéré nécessaire d’entreprendre une investigation sur l’usage des marqueurs dans des conversations mi- structurées en Langue Vénézuélienne de Sourds-muets. Dans cet article, on présente la compréhension des fonctions que “Y” (ET), un des marqueurs trouvés, accomplit en tant que connecteur. On admet la définition de marqueurs de Dominguez (2005) et le classement de Martín Zorraqino et Portolés (1999). Il s’agit d’une étude qualitative comprenant une étape de sélection de l’échantillon et une autre d’analyse. Les résultats mettent en évidence les fonctions et les contextes d’occurrence de ce connecteur.

Mots clé: langue vénézuéliennesde sourds-muets, linguistique des langues des sourds-muets, marqueurs du discours, connecteurs.

I conettori nei colloqui tra sordi nella lingua dei segni venezuelana: il caso -y-

Riassunto

Negli ultimi decenni xx secolo, ¡progressi proveniente da diverse discipline hanno stimolato allo studio dei fenomeni che si succedono nel confronto faccia a faccia. Questo è il caso dei marcatori dei discorsi. La ricerca su queste unitá, nell`ámbito della lingüística delle lingue dei Segni, è scarsa; per questo motivo si è intrapresa una ricerca sull`uso dei marcatori nei colloqui semistrutturati nella lingua dei Segni venezuelana tra sordi. In quest` articolo si offre la comprensione delle funzioni che, come accenno, compie –y-, uno degli accenni trovati. Si accetta la definizione degli accenni offerti da Domínguez (2005) e la classifica di Martín Zorraquino y Portolés (1999). Questo  é uno studio qualitativo e prevede una fase di selezione della mostra e un`altra di analisi. Gli esiti mettono in evedenza le funzioni e i contesti dove appare questo accenno.

Parole chiavi: Lingua di Segni venezuelana. Lingüística delle lingue dei. Marcotori del discorso. Conettori.

Os conectivos em conversações entre surdos em língua venezuelana de sinais: o caso do “e”

Resumo

Nas últimas décadas do século XX,osavanços provenientesdediversasdisciplinas determinaram que começassem a ser estudados fenômenosqueocorremnodiscurso cara a cara. Esse é o caso, por exemplo, dosmarcadoresdodiscurso. A análise destasunidades, no âmbitodalinguísticadaslínguasdesinais,éescassa;porissose decidiu realizar uma pesquisa sobre o uso dos marcadores em conversações semiestruturadas em Língua Venezuelana de Sinais entre surdos. Neste artigo, abordam-se as funções que tem o conectivo “e”, um dos marcadores encontrados. Além disso, utiliza-se adefiniçãode marcadores de Domínguez (2005) e aclassificaçãode Martín Zorraqino e Portolés (1999).Trata-se de um estudoqualitativono qual está incluída uma etapa deseleçãodaamostra e outra deanálise. Os resultados evidenciamquais são as funções e em que contextosaparece este conectivo.

Palavras chave: Língua Venezuelana de Sinais; linguística daslínguasde sinais; marcadores do discurso; conectivos.

Recepción: 17/02/2014  Evaluación: 23/04/2014  Recepción de la  versión definitiva: 28/04/2014

Introducción

Al revisar la historia de la Lingüística fundada por Saussure, es evidente la pluralidad de concepciones, corrientes y perspectivas desarrolladas a partir del Curso de Lingüística General. Pese a ello, es innegable la sujeción de los desarrollos alcanzados durante prácticamente todo el siglo XX a la  supremacía de un paradigma en el cual el habla, en términos saussurianos, quedaba fuera del objeto de estudio de esta ciencia. No obstante, el fin de tal supremacía se perfila ya en las últimas décadas de ese siglo cuando los progresos teóricos y metodológicos, que no hubieran sido posibles sin toda esa lingüística saussureana, provenientes de la etnografía de la comunicación, el análisis conversacional, la sociolingüística, el análisis del texto y del discurso, entre otras disciplinas, permitieron la construcción de una nueva matriz epistémica; es decir, una  manera diferente de pensar, percibir y valorar lo que es el objeto de estudio de la Lingüística.

En este nuevo modo de conocer, entre otras cosas, se le otorga valor sustantivo a que las lenguas son sistemas creados por el hombre y usadas por este en un contexto, fundamentalmente, con la intención de comunicarse. Esta valoración ahora tan obvia, pero sorprendentemente marginada por largo tiempo, ha dado cabida dentro de la acuciosa mirada de esta ciencia del lenguaje al discurso cara a cara, es decir, a los intercambios comunicativos que se producen in situ.

Atraídos por esta nueva visión paradigmática, investigadores de todas partes del mundo han abordado diversos fenómenos que se producen en el discurso cara a cara. Algunos de estos fenómenos, en la mejor de las suertes, ya habían sido estudiados en otros terrenos disciplinares. Tal es el caso de los marcadores.

Adentrarse en el tema de los marcadores es pisar un terreno movedizo donde parece sólida sólo la certeza de que este asunto ha sido recientemente investigado. En Domínguez (2005), es posible advertir que  el uso del término marcador se puede ubicar a mediados de la década de los ochenta. Desde entonces hasta ahora, se ha constituido una línea de  investigación sobre los marcadores con el trabajo de varios autores entre los cuales destacan: Obregón (1985), Schiffrin (1987), Redeker (1990), Cortés Rodríguez (1991), Martín Zorraquino (1992), Briz (1993), Portolés (1998) y Domínguez (2005).

 No obstante el desarrollo de estas investigaciones, la consideración de este tema en el ámbito de las lenguas de señas (LS), es decir, las lenguas naturales visoespaciales de las comunidades de Sordos, es escasa (en Lengua de Señas Americana: Roy, 1989; Metzger and Baham, 2000; Divley, 2002 y Santiago, 2004; en Lengua de Señas Australiana: Johnston y Schembri, 2007). Particularmente, en el caso del estudio de la Lengua de Señas Venezolana (LSV), en el terreno de los marcadores del discurso, sólo se registra un trabajo titulado Marcadores manuales en narraciones en la LSV (Pérez, 2006) realizado por la autora de la presente investigación. Sin embargo, esta investigación, al circunscribirse a narraciones monologadas, no consideró el sistema de turnos.

Los resultados del rastreo bibliográfico ponen en evidencia que el tema de los marcadores constituye un rumbo prácticamente inexplorado. Tal hecho derivó en un estudio sobre el uso de los marcadores en conversaciones semiestructuradas en LSV entre sordos. De toda la indagación realizada, en este artículo, se presenta lo refrido a la comprensión de las funciones que, como conector, cumple Y, uno los marcadores encontrados.

Marcadores

Domínguez (2005), en el ánimo de definir y caracterizar a los marcadores del discurso, hace un rastreo de los trabajos sobre este tema en español; es decir, los que indagan acerca de estas unidades discursivas en la lengua española. En el recorrido realizado por la autora merece, en principio, destacar a Obregón (1985) como latinoamericano que abre camino en ese sentido. Obregón reconoce, entonces, el valor de estos elementos en la oralidad y, en general, su postura da cuenta de un tratamiento distinto al de la lingüística gramaticalista. El referido lingüista considera a los marcadores interaccionales como exclusivos de la oralidad.

Otro de los investigadores importantes de mencionar y destacado por Domínguez (2005) es José Portolés. Este autor realiza sus planteamientos para dilucidar lo que son los marcadores, dándole preeminencia a la función que cumplen éstos en el discurso sobre la base de la teoría de las inferencias. En este sentido, señala:

Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación. (Portolés 1998:25-26).

En un trabajo conjunto, Martín Zorraquino y Portolés presentan, en 1999, la misma definición anterior. En esta oportunidad, insisten en señalar que “los hablantes nos comunicamos presentando lo dicho como un estímulo que permite al oyente obtener por medio de inferencias lo que pretendemos comunicar” (1999:4057-58).

Domínguez (2005), al analizar la definición de Martín Zorraquino y Portolés, reconoce el valor de los planteamientos relativos a ser unidades invariables y a operar extraoracionalmente. Además, se detiene en los términos discurso e inferencia utilizados en la aludida conceptualización. Así, la autora destaca que, en la definición que los investigadores dan sobre discurso, se asume “por una parte, el texto como unidad lingüística, y por la otra el texto como unidad interlocutiva, comunicativa, y más, el acto enunciativo que incluye el texto y las condiciones de su realización” (Domínguez 2005:161). Tal postura es valorada por la investigadora cuando reconoce que los marcadores “parecen actuar en la consecución de ambos fines, esto es, el expresivo (…) y el interlocutivo” (op.cit.:133). Sobre el término  inferencia,  la autora advierte que si bien hay inferencias en la comunicación, el hecho de que tanto la actividad de planificación como la de realización de los mensajes sean complejas supone que no es posible “dejar que el interlocutor infiera simplemente, sino que hay que guiarlo, orientarlo, sobre nuestras intenciones, nuestro saber, nuestra perspectiva, lo que equivale a decir que hay en efecto que DECIRLE” ( op. cit.:134).

Domínguez  incluye una conceptualización propia en la cual señala que entiende los marcadores como:

el conjunto de elementos que, en el texto en situación, permiten por una parte, conectar, organizar, señalar u orientar las relaciones que lo sustentan como unidad lingüística y, por otra parte, revelan los procesos de formulación e interlocución que tienen lugar en su producción. (op. cit.:168).

Al analizar la definición de esta autora, es posible precisar varios elementos interesantes: (a) la expresión conjunto de elementos es lo bastante general como para dar cabida a la multiplicidad de marcadores que los autores han coincidido en reconocer; (b) el advertir que se utilizan en el texto en situación alerta sobre un funcionamiento propio de todo texto y (c) a pesar de ordenar en dos partes lo que los marcadores hacen, los planteamientos de la autora parecieran indicar tres funciones. La primera es la función relativa a hacer posible las relaciones de coherencia de la unidad lingüística en cuestión. La segunda es la función de indicar algunos procesos relacionados con la planificación o formulación, dado que el texto se está construyendo en el mismo momento en el cual se está emitiendo. Y la tercera es la función interlocutiva. En esta función, cuando el marcador es emitido por el hablante, le permite monitorear que el interlocutor le atiende, mientras que, cuando son emitidos por el oyente, muestran de qué manera este va siguiendo el discurso.

La división en dos partes, propuesta por Domínguez, parece obedecer a que las dos primeras funciones son textuales; es decir, se producen en el texto entendido como unidad lingüística, mientras que la tercera es discursiva; es decir, opera en el marco del evento comunicativo que se está produciendo. Esta postura es coherente con los planteamientos que hace la investigadora en relación con la distinción entre texto y discurso. Tales planteamientos se refieren a que, para que esa distinción trascienda, lo meramente terminológico debería reservarse el término discurso al evento comunicativo y texto a la unidad lingüística que opera en él (Domínguez, 2005: 91).

Esto agrega al análisis el tema de las funciones que los marcadores pueden cumplir, pues muchas de las definiciones suelen apoyarse, precisamente, en las funciones que pueden delimitarse: se definen los marcadores por lo que hacen. Por ejemplo, Schiffrin (1987) y Portolés (1998). Por su parte, un análisis más particularizado de las funciones lo ofrece Martín Zorraquino (1992) al clasificarlas de la siguiente manera: (a) las que se emplean para construir el texto; (b) las que ponen de manifiesto la actitud, creencias, etc., del hablante en relación con el enunciado y (c) Las que configuran el diálogo; es decir, permiten la interacción comunicativa.

En este sentido, se observa que la número dos, relativa a la subjetividad, es la única que no es señalada en la definición de Domínguez. Pons (1998) da cuenta de que otros autores, además de Martín Zorraquino, reconocen la función número dos como propia de los marcadores; pues, con base en el análisis de setenta conceptos sobre conectores, establece una clasificación en la cual una de las categorías agrupa las definiciones que hacen énfasis en la modalidad. El autor acota que las definiciones de ese grupo, provienen, en su mayoría, de estudios alemanes (Partikelforschung) “donde existe una clase de palabras definida funcionalmente, la de las partículas modales (en adelante PM), cuya principal función es la de expresar la actitud de un hablante hacia el enunciado” (Pons, 1998:38), y acota que “es interesante tomar en cuenta estas definiciones porque algunos conectores pueden expresar valores modales y porque su comportamiento se asemeja, a veces, al de las PM” (p.38). La  clasificación de Pons evidencia, entre otros aspectos importantes, la multiplicidad de concepciones, lo que subyace a cada una de ellas y la falta de consenso en asuntos básicos.

Domínguez, particularmente en relación al tema de la subjetividad (en comunicación personal), considera que las unidades que expresan actitud, tal es el caso de sinceramente, simplemente, verdaderamente son modalizadores y, en su opinión, pertenecen al “subsistema” de la modalidad, aunque advierte que, en lo que sí estaría  de acuerdo, es en reconocer que estas unidades parecen marcadores y actúan en el espacio de éstos. Domínguez, al no considerar esas unidades como marcadores, coincide con Fraser (1999), quien señala que expresiones como francamente, obviamente, estúpidamente no señalan una relación entre el segmento que las precede y el adyacente, más bien, señalan un comentario, un mensaje separado que lo relaciona al siguiente segmento, por lo que las excluye del conjunto de unidades que él considera marcadores. Los argumentos de Domínguez y Fraser se muestran convincentes y permiten restringir  el, ya de por sí, conjunto heterogéneo de unidades que conforman los marcadores.

En este sentido, a los efectos de esta investigación, se suscribirá la definición funcional de Domínguez (2005), la cual se complementará con lo aportado por Portolés (1998) y Martín Zorraquino y Portolés (1999), referido al carácter invariable. De esta manera, fusionando tales elementos, se podría asumir que se entiende por marcadores: el conjunto de elementos invariables que, en el texto en situación, permiten, por una parte, conectar, organizar, señalar u orientar las relaciones que lo sustentan como unidad lingüística y, por otra, revelan los procesos de formulación e interlocución que tienen lugar en la producción textual.

Clasificación de los marcadores suscrita en esta investigación

Si la conceptualización de los marcadores es espinosa no lo es menos el establecimiento de una clasificación funcional de estas unidades discursivas. Sobre este asunto, hay multiplicidad de planteamientos y no siempre coincidencias. En ningún caso, las propuestas de clasificación se hacen con base en el estudio de una LS, pues, como ya se mencionó en la introducción del presente artículo, la indagación sobre los marcadores en estas lenguas constituye un terreno prácticamente virgen. No obstante, dado que entre la LSV y el español se verifican situaciones de lenguas en contacto (cf. Pérez, 2005),  se observó pertinente considerar propuestas de clasificación de autores que han estudiado los marcadores en español y que se han destacado en el ámbito académico hispano, entre estas las de Casado Velarde (1993 y 2000) y la secuencia evolutiva de trabajos que empieza con la propuesta de Portolés (1993 y 1998) hasta la de Martín Zorraquino y Portolés (1999). Por razones de la extensión de este artículo no se muestra aquí en análisis realizado (cf. Pérez, 2009).

El estudio permitió seleccionar como referente para clasificar los datos de esta investigación la de taxonomía de Martín Zorraquino y Portolés (1999), en virtud de que es posible destacar en ella los siguientes atributos: (a) reduce el universo de los tipos de marcadores tan sólo a cinco claras e inequívocas megacategorías o familias y sus correspondientes subdivisiones, lo cual la hace muy manejable, (b) posee gran aceptación en el ámbito académico hispano y (c) aun cuando parte de la definición que sus autores ofrecen sobre los marcadores, en la cual cobra importancia la elaboración de inferencias en la comunicación, no contradice la definición de marcadores que se ha adoptado en el presente estudio.

Metodología

La investigación  realizada fue de carácter cualitativo, en tanto estuvo guiada por el interés de la “interpretación y comprensión de los hechos observados sin desvincularlos del contexto global en el que se producen” (González y Rodríguez, 1991:14). La técnica fundamental utilizada para la recolección de los datos fue la observación de las conversaciones que conformaron la muestra del estudio. Mientras que el instrumento a utilizar para recabar las consideraciones derivadas de la acuciosa observación de las conversaciones fue la transcripción, detalles sobre esta se darán más adelante. El estudio contempló las siguientes etapas:

Etapa I: Selección de la muestra. La investigación se realizó con base en el corpus videograbado por Jaimes, Pérez y Yépez (2005). Dicho corpus recoge seis (6) horas de grabación de discurso en LSV, específicamente, once (11) conversaciones semiestructuradas entre jóvenes Sordos. En cada una de dichas conversaciones del corpus, participaron dos personas identificadas como interlocutor A e interlocutor B. En todos los casos, el interlocutor A fue el mismo joven Sordo, mientras que hubo, para cada conversación, un interlocutor B diferente.

Con base en ese corpus, se seleccionaron las conversaciones en las que los participantes cumplieron con los siguientes criterios: ser Sordo de nacimiento y que el inicio del contacto sistemático con la LSV hubiese ocurrido antes de los seis (6) años de edad. Así, la muestra quedó constituida por cuatro (4) conversaciones semiestructuradas, con un total de cinco (5) informantes, pues, como ya se ha dicho, el participante A siempre fue el mismo. Las edades de estos jóvenes oscilan entre 15 y 24 años. Dos (2) son del sexo femenino y tres (3) del sexo masculino. Estudian en el Área Metropolitana de Caracas en los niveles correspondientes a la Tercera Etapa de Educación Básica o el Ciclo Diversificado y se comunican diariamente en LSV.

Etapa II: Análisis de los datos. Esta etapa contempló dos fases: (a) Conformación de un cuerpo teórico que  sirvió para la interpretación de la propia teoría que se desarrolló en consonancia con el análisis (Martínez Miguélez, 1999a) y (b) Sistematización de la información. Esta última supuso el siguiente trabajo: (a) edición, (b) transcripción y (c) categorización.

Edición. Este proceso requirió de la contratación de los servicios de edición de una empresa especializada, a fin de transferir la información original del corpus de LSV de Jaimes, Pérez y Yépez (2005) grabado en formato Mini–DV a DVD. Esto se hizo con el fin de que el nuevo formato permitiera: (a) preservar la información primaria, (b) realizar repetidas observaciones sin comprometer la calidad de la imagen y (c) usar las funciones con las que cuentan los equipos de DVD tales como cámara lenta, secuencia de imágenes cuadro por cuadro, congelar imágenes, retroceder o adelantar fragmentos requeridos.

Transcripción. El criterio de selección del sistema de transcripción a utilizar para el logro de esta meta debía ser: que dicho sistema permitiese el registro gráfico de las conversaciones estudiadas. Sobre esta base, la revisión de los desarrollos en sistemas de transcripción en la lingüística de señas que se realizó (Liddell, 1984; Liddell y Johnson, 1989; Johnson, 1990; Johnson y Liddell, 1996; Hoiting y Slobin, 2001; Oviedo, 2001; entre otros) ofreció como alternativa la utilización de la glosa; es decir, el registro en letras mayúsculas de la palabra en español (en este caso) que más se aproxime al sentido de la seña o las señas del evento comunicativo que se esté analizando. Este registro es complementado con notas y ciertas convenciones sobre fenómenos de interés para el investigador. La glosa fue escogida en tanto constituye una herramienta aceptada ampliamente entre los investigadores de la lingüística de lengua de señas, garantiza la perdurabilidad y brinda la posibilidad de recurrir a esa transcrpición para analizar y reanalizar. Las convenciones que finalmente se usaron fueron las siguientes:

Categorización. Los resultados que se presentan en este artículo se obtuvieron a partir del establecimiento dos fases. En la fase I, se hizo un abordaje individualizado de cada conversación estudiada, a fin de conformar grupos de marcadores en atención a las funciones desempeñadas. Mientras que en la fase II el abordaje supuso una visión de conjunto; es decir, se confrontaron las cuatro conversaciones estudiadas con base en los grupos establecidos en la primera fase. Tales grupos se contrastaron a su vez con la clasificación propuesta por Martín Zorraquino y Portolés (1999), con lo encontrado en los pocos estudios sobre marcadores en LS localizados y con los estudios acerca de estas unidades discursivas en español. Esto último, como ya se aclaró, en virtud del escaso desarrollo de las investigaciones sobre marcadores en las LS y el hecho de que, entre la LSV y el español oral, se verifican situaciones de lenguas en contacto.

RESULTADOS

El proceso de análisis que se realizó permite reportar una gran variedad de unidades que funcionan como conectores en las conversaciones en LSV objeto de estudio, además una gama interesante de asuntos referidos a los contextos donde aparecen, así como un abanico de fenómenos que tienen que ver con otros elementos caracterizadores del discurso cara a cara; es decir, del discurso que se produce in situ.

En la categoría propuesta por Martín Zorraquino y Portolés (1999) estas unidades discursivas son definidas como aquellas que “vinculan semántica y pragmáticamente un miembro del discurso con otro anterior, de tal forma que el marcador guía las inferencias que se han de efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos conectados” (1999:4080). Estos autores subdividen esta clase de marcadores en: (a) aditivos, (b) consecutivos y (c) contraargumentativos. En el estudio marco del cual derivó el presente artículo se encontraron marcadores aditivos y contraargumentativos. Entre los primeros están Y, Y TAMBIÉN, Y ADEMÁS e Y JUNTO. Mientras que entre los segundos está PERO. No obstante, como se ha dicho, en el presente artículo solo se presentará lo relativo al caso Y.

Conectores aditivos. Martín Zorraquino y Portolés (1999) destacan que los marcadores que ubican aquí permiten unir un miembro discursivo a otro posterior. En las conversaciones en LSV estudiadas se registro que el funcionamiento de la seña Y, en determinados contextos, coincide con el de los aditivos.

Glosa del marcador: Y.

Imagen nº 27. Glosa del marcador: Y

Descripción de la seña: unimanual, mano en 'Y', palma hacia delante, a la altura del pecho.

Fragmento de la conversación n º 1

5A: (5:59.22) BÁSQUET (6:00.11)INDEX((tú)) GRUPO PRACTICAR [CONTINUAMENTE]?

¿El básquet tú lo practicas con un grupo continuamente?

6B: (1) [((asiente)) (2) (6:01.26) GRUPO SORDO] (3) GRUPO DEPORTE (4)PROFESORA

Sí, es un grupo de Sordos, un grupo deportivo, la profesora es ,

(5)  INDEX((esa)) PROFESORA ENSEÑARME DEPORTE

esa profesora me enseña deporte,

(6) (6:08.22) Y (7) GIMNASIA OTRO OYENTE DENTRO PRACTICAR GIMNASIA (6:12.23) NADA-MÁS (6:13.09)

y gimnasia en otro de oyentes practico gimnasia, más nada.

En el ejemplo anterior se observa que A en 5A le pregunta al participante B si practica básquet continuamente. B le responde en 6B afirmativamente. De esta manera, en (1) asiente y en (2) aporta información sobre el grupo de básquet especificando que es un grupo de Sordos, en (3) ratifica que es un grupo deportivo, en (4) dice la seña de la entrenadora y en (5) hace énfasis en que esa profesora le enseña deportes. En seguida, en (6) utiliza la seña Y e inmediatamente después emite el segmento (7). En ese contexto, la seña Y se observa sintácticamente independiente y le permite a B establecer una relación entre (5) y (7). Dicha relación es aditiva en tanto lo que B dice en (7), referido a que practica gimnasia en otro grupo que es de oyentes, es una información que, aunque se relaciona con la práctica de un deporte que es el tema del cual viene hablando en (2), (3) y (4), aporta información nueva sobre otra disciplina deportiva que realiza, que es la gimnasia. En este sentido, la relación aditiva no involucra únicamente al segmento (5), adyacente a la seña en cuestión, sino que involucra a los mencionados segmentos anteriores. El funcionamiento de Y, en este caso, es el de un conector aditivo y pudiese representarse a partir de la fórmula:

XXA: Pregunta sobre subtema

XXB: Información sobre un subtema en [(2), (3), (4), (5)] + Y + información sobre un nuevo subtema en (7)

Fragmento de la conversación n º 4

98A: (10:50:16) INDEX((tú)) (10:51:08) DORMIR SOÑAR ((10:53:13 ver manos 10:54:00))

Tú cuando duermes, cuando sueñas,

INDEX((tú)) DORMIR SOÑAR

tú cuando duermes, cuando sueñas,

PRO-1((yo)) QUERER CONFIMAR FUTURO

yo quiero confimar un futuro

INDEX((tú)) QUERER QUÉ (10:58:07) ?

¿tú qué quieres?

99B: (1) (10:58:15) PRO-1((yo)) QUERER SOÑAR SOBRE (11:01:22) UNO (11:02:03)

yo quiero soñar con una cosa

(2) PRO-1((yo)) QUIERO SOÑAR PRO-1((yo)) MISIÓN SORDO IGLESIA MISIÓN

yo quiero soñar  con mi misión de Sordos en la iglesia, misión,

(3) (11: 06: 17)Y (11:06: 22) (4) NIÑOS MOTIVAR (5) (11: 08: 06) DOS (11:06:22)

y motivar a niños, dos,

(6) (11:08:15) TAMBIÉN (11:08:20) (7) DEPORTE

también deporte,

(8) FUTURO ((11:09:28 ver manos 1:10:10)) ((11:10:19 ver manos 11:10:23)) QUERER CAMPEÓN

en el futuro quiero ser campeona,

(9) OTROS

otras cosas,

(10) (11:12:28)Y   (11:13:04)   (11)  (11:13:23)UNO  (bimanual asimétrica con contacto)(11:14:12)

y uno

(12) PRO-1((yo)) PIENSO SUEÑO SOBRE MARAVILLOSO DIOS

yo pienso, sueño con Dios maravilloso,

SABER PREPARAR PARA PRO-1((yo)) ((11:17:26 ver manos Bi-pal-a 11:18 04))

él sabe lo que tiene preparado para mi,

PRO-1((yo))  SOÑAR  HERMOSO  (11:19:13)  DEFERENTES-COSAS (11:19:24) REGALARME

yo tengo sueño hermoso de diferentes cosas que me regalará

PRO-1((yo)) NO-EXPLICAR ((11:20 ver manos))

Yo no sé explicarlo,

DIOS DARME SABER DIOS DARME COSAS HERMOSO (11:25:14)

Dios me dará, Dios sabrá darme cosas hermosas.

En el fragmento precedente, es posible apreciar que A en 98A le pregunta a la participante B acerca de lo que sueña para el futuro. B le responde en 99B y específicamente en (1) dice que quiere soñar con una cosa y de inmediato en (2) manifiesta que es su misión con los Sordos en la iglesia. Enseguida, en (3), utiliza la seña Y y después emite el segmento (4). Lo dicho allí constituye una información nueva; es decir, otro sueño que es el de motivar a los niños, el cual se suma al que ya ha dicho en (2). Además, al mencionado segmento (4) le sucede la seña DOS en (5). Esta seña le permite a B aclarar que son dos sueños. Esta aclaratoria la hace en virtud de lo que había dicho en (1). En ese contexto, la seña Y se observa sintácticamente independiente y hace posible que B establezca una relación aditiva entre (1), (2) y (4), (5). Esta ocurrencia de Y ejemplifica su función como conector aditivo que, en este caso, afecta no sólo a segmentos adyacentes, sino también a otros segmentos.

También, en este fragmento, se registra otra ocurrencia de Y que se torna particularmente interesante. Dicha ocurrencia aparece más adelante cuando la participante B en (9) utiliza la seña OTRO y precisamente, luego de esa seña, aparece Y en (10) precediendo, además, a la seña UNO en (11). Se observa entonces en (9), (10) y la coocurrencia de las señas OTROS, Y y UNO. Ante ello, cabe preguntarse ¿Cómo funcionan tales señas en ese contexto?

En la intención de responder dicha interrogante y considerando la función que cada una de estas señas tiende a cumplir como marcador en este estudio, pareciera que lo más pertinente es tomar a Y como núcleo de análisis de la coocurrencia. Debido a ello se despejará primero lo que ocurre a la izquierda de Y, luego lo que ocurre a la derecha y, finalmente, se despejará el funcionamiento de Y en ese contexto.

Al revisar lo que hay a la izquierda, es posible encontrar a la seña OTROS. Esta seña se presenta como forma sintácticamente independiente y funciona como marcador de inconclusión de la enumeración que B viene realizando en relación con lo que sueña para el futuro. De esta manera, el contexto donde opera OTROS pudiese representarse en la fórmula siguiente:

XXA: Pregunta sobre tema

XXB: Enumeración de elementos en [(1), (2), (3), (4), (5), (6), (7), (8)] +OTROS  marcador de (in)conclusión de la enumeración…

Por su parte, al despejar lo que está a la derecha de Y es posible encontrar que la seña UNO precede a lo dicho en (11), en donde B manifiesta que sueña con Dios maravilloso; es decir, la seña UNO35 permite indicar que la posición que ocupa lo dicho en (11) dentro de los sueños que B tiene para el futuro es la número uno. Tal contexto responde a uno de los dos órdenes encontrados en la investigación de la que se desprenden estos resultados al analizar el funcionamiento de señas del sistema de numeración ubicadas dentro los ordenadores de apertura y continuidad. Dicho orden es el siguiente: seña de la posición que ocupa lo enumerado en la serie + identificación  de lo enumerado.

Los despejes realizados en párrafos anteriores dan cuenta de una información ubicada a la izquierda de Y y otra ubicada a la derecha. Precisamente, esos dos polos informativos son los que Y relaciona. La fórmula que representa lo que ocurre a la izquierda de Y en (9) contiene información referida a lo que B sueña para el futuro. Dicha información opera como un todo independiente. Asimismo, la fórmula que representa lo que está a la derecha de esa misma Y, también, opera como un todo independiente y contiene información nueva sobre lo que B sueña para el futuro. Esa información constituye la reapertura de la enumeración que la seña OTROS había cerrado, pero, además, tiene la particularidad de que está encabezada por la seña UNO.

En este contexto, la seña Y no establece una mera relación aditiva, pues aun cuando permite que el nuevo sueño se sume a todos los mencionados el hecho de que dicho sueño esté encabezado por el marcador UNO advierte que no se debe añadir de cualquier manera; sino, que debe ocupar la posición número uno de todos los sueños que B tiene para el futuro. De esta manera, la concurrencia de las señas OTROS, Y y UNO funciona para indicar reapertura de una serie a partir de una reformulación aditiva.

El análisis del ejemplo que se presenta a continuación muestra varias ocurrencias de Y funcionando como conector aditivo, pero además revela una aparición de dicha seña en coocurrencia con la seña DOS. Este contexto de coocurrencia difiere del caso anterior por lo que resulta particularmente interesante tal como se explicará seguidamente.

Fragmento de la conversación n º 4

102A: (11: 40: 25) INDEX((tú)) (11: 41: 03) QUERER TRABAJAR INTERNET?

¿Tú quieres trabajar con internet?

¿QUERER INDEX((tú)) (11: 44: 05)?

¿Quieres tú?

103B: (1) (11: 44: 10) QUERER INTERNET PORQUE TAREA INVESTIGAR

Quiero tener internet porque investigo las tareas,

(2)  (11:  46:  00)  Y     (3)PRO-1((yo))  CALLE  GASTAR  (4)    MEJOR

INTERNET (11:48.24) OTRO

yo gasto en la calle es mejor tener internet en otra parte,

(5) ENFERMO INTERNET NO INTERNET

enfermo de internet no,

(6) (11:50:25) POR-EJEMPLO (11:51:02) (7) CONTACTO OTRO ((11:51.28 ver mano))

por ejemplo, otros se conectan,

(8)  QUÉ-ES-ESO (9)  CONTACTO (x3) MISMO SIEMPRE  (10) ABORRECER

¿Qué es eso? Conectarse, conectarse, conectarse, lo mismo siempre, lo aborrezco,

(11) CONTACTO IMPORTANTE  (12) (11: 54: 25) UNO((unimanual)) (11: 55: 05) (13) TAREA

conectarse es importante uno para las tareas

(14)  (11:55:24) DOS ((bimanual asimétrica con contacto)) ((11:56: 09 ver manos))

dos

(15)  (11:56:01) Y (16) MENSAJE  ALGO  CARTA(X2)

y mensajes, alguna carta,

(17) (11: 58: 05) POR-EJEMPLO (11: 58: 13) (18) DEPORTE

por ejemplo de deportes,

(19) (11:59:00) DOS (11:59: 09) ((11:59: 09 ver manos 11:59: 10)) (20) ALGO CARTA

dos alguna carta

ALGO CÓMO ALGO AYUDAR ORAR POR INDEX ((él))

algo como alguna ayuda para orar por él,

(21)  (11:39:18) OTRAS COSAS (11:39:25)

otras cosas,

(22)  PENDIENTE COSAS HERMOSAS A-VECES

estoy pendiente de cosas hermosas, a veces,

(23)  PRO-1((yo)) COMPUTADORA IMPORTANTE TAREA (24) (12:08:26) MÁS- NADA

para mi la computadora es importante para hacer tareas, más nada,

(25) TAREA (26) (12: 08: 28) MAS-NADA (12: 09: 12)

Tarea, más nada,

 (27) JUGAR POCO ((12: 11: 27 ver manos Uni-pal-a 12:12:02))

juego poco,

(12:13:03) Y (12:13:10) PRO-1((yo)) QUERER PRO-1((yo)) HERMANA

y yo quiero que mi hermana

QUERER   HERMANA     PEQUEÑA         QUERER    APRENDER

RÁPIDO COMPUTADORA

quiero que hermana pequeña quiero que aprenda rápido a usar la  computadora

AHORA COMPUTADORA OBSERVAR

ahora la observo usando la  computadora

PRO1((yo))   ¡PUEDE   IMPOSIBLE   CINCO-AÑOS¡   ((hace   la   seña   CINCO   y simultáneamente con esa configuración hace la seña AÑO)) yo ¡Puede es imposible tiene cinco años¡

PRO-1((yo)) SOÑAR

yo estoy soñando

Y (( 12: 21: 08 ver manos 12: 21: 18)) COMPUTADORA VER COMPUTADORA

y la veo usando la computadora,

DEJAR AHORA PEQUEÑA (12:25:00)

la dejo ahora es pequeña.

En el ejemplo anterior, se observa que A en 102A le pregunta a la participante B si quiere trabajar con internet. B le responde de manera afirmativa en 103B. Específicamente en (1), explica que quiere tener internet porque le permite investigar sobre las tareas. En seguida, en (2) utiliza la seña Y e inmediatamente después emite el segmento (3). En ese contexto, la seña Y se observa sintácticamente independiente en relación con los enunciados que precede y sucede y le permite a B establecer una relación entre los temas y argumentos en (1) y (3). Dicha relación, al igual que en otros fragmentos analizado anteriormente, es aditiva pues lo que B dice en (3), referido a que consultar internet en la calle es un gasto, constituye una información nueva que se suma a la explicación de por qué quiere tener internet, explicación que se ha dado en (1). De esta manera, las razones esgrimidas en (1) y (3) justifican lo dicho en (4) en relación con que lo mejor es tener internet. Más adelante, a partir de (12) y hasta (26), el participante B hace referencia a los asuntos que justifican que ella se conecte a internet. Obsérvese que el inicio de dicha enumeración es marcado con la seña UNO en (12) y que a dicha seña la sucede la seña TAREA, en (13), que se corresponde con uno de los elementos enumerados. Ese orden coincide con uno de los dos que fueron encontrados en el análisis de los fragmentos que ilustran el uso de señas que funcionan como ordenadores de apertura y continuación de la investigación macro. Dicho orden es: seña de la posición que ocupa el elemento en la serie + identificación de lo enumerado.

Sin embargo, los segmentos sucesivos a (13), a pesar de estar encabezados por la seña DOS en (14) no se corresponden con el anterior orden, pues esa seña precede a la seña Y en (15) y ésta, a su vez, a lo expresado en (16) que se refiere a uno de los elementos de la enumeración.

Si bien DOS no responde al orden aludido, en el cual operaría como un marcador, tampoco Y responde a la fórmula en la cual funcionaría como marcador. Como se recordará, el análisis de fragmentos anteriores evidencia que en esos contextos Y permite establecer una relación aditiva entre el o los segmentos precedentes y el o los segmentos sucesivos y esto no se verifica en el caso en cuestión, tal como se evidencia en (14), (15) y (16). Esto es así, pues DOS en (14) no aporta una información conceptual a la cual le pueda ser añadida la información nueva de (16). En este sentido, la concurrencia de estas dos señas en el orden DOS + Y, en contextos como el analizado, pareciera ser, más bien, un fenómeno producto de la planificación in situ propia de esta lengua y, en general, del discurso cara a cara. Dicho fenómeno invita a considerar la posibilidad de que unas coocurrencias sean aceptables y otras no y que este caso en particular sea un ejemplo de las no aceptables.

El estudio de la muestra reveló, además, casos en los cuales la seña Y no funciona como marcador. Uno de los fragmentos en donde esto se corrobora se analizará de seguida.

Fragmento de la conversación n º 3

45A: (06:48.03)INDEX((tú))(06:48.08) ESTUDIAR MAÑANA O [ TARDE (06:51.00)]

¿Tú estudias en la mañana o en la tarde?

46B: (1)  [(06:50.02) DOS (2) MAÑANA Y (06:51.00)] TARDE (3) DOS

En los dos, en la mañana y en la tarde, en los dos,

MAÑANA ESTUDIAR DEPENDE

estudio en la mañana depende,

MAÑANA LIBRE DEPENDE(X2) LUNES HASTA VIERNES

tengo la mañana libre depende, depende, de lunes a viernes,

DEPENDE MAÑANA DESCANSAR ESTUDIAR (06:59.04)

depende en la mañana descasar o estudiar.

En el ejemplo anterior, se observa que A en 45A le pregunta a la participante B si estudia en la mañana o en la tarde. B le responde en 46B. De esta manera, en (1) manifiesta que en los dos, y en (2) especifica que en la mañana y en la tarde. En ese contexto, la seña Y no se observa sintácticamente independiente, funciona, más bien, como una conjunción coordinativa dentro de un mensaje simple.

Es de hacer notar que, al revisar los dos manuales de LSV encontrados que se caracterizan por organizar la presentación de las señas según el criterio clases de palabras, solamente en uno de ellos aparece registrada la seña Y, específicamente el de Fundaprosordo (1982). Precisamente este registro refiere el valor de conjunción antes destacado.

Conclusiones

En las conversaciones en LSV estudiadas, el recuento de las señas que funcionaron como conectores puso de relieve un grupo que es el de los aditivos en el cual se incluyó a Y. Esta seña apareció cumpliendo funciones, según el contexto,  bien como un no marcador, específicamente como conjunción coordinativa o bien como marcador, en cuyo caso se observó que puede desempeñarse como un conector aditivo. Cuando Y desempeñó funciones propias de este tipo de conector, se registró que: (a) esta seña se presenta como una forma sintácticamente independiente de los segmentos que sucede y precede, y precisamente entre esos segmentos guarda la relación; (b) la relación aditiva que establece puede también involucrar segmentos no adyacentes y (c) puede aparecer entre dos marcadores. Esta copresencia en el fragmento analizado respondió al orden: OTROS + Y +UNO. El análisis dio cuenta de una información ubicada a la izquierda de Y y otra ubicada a la derecha. Precisamente, esos dos polos informativos fueron los que Y relacionó; (d) si bien coocurrencias como la anterior son aceptables, otras no. Tal es el caso de DOS + Y. El orden aludido pareciera obedecer, más bien, a un fenómeno producto de la planificación in situ propia de esta lengua y, en general, del discurso cara a cara.

Lo reportado en relación al desempeño de Y como conector aditivo, en virtud de que no se disponen de estudios de otras LS en ese sentido, invita a valorar lo encontrado por Pietrosemoli, Vera, Valera y Coutín (2005), en un trabajo sobre marcadores del discurso en sujetos sanos y afásicos que hablan español de la variante merideña. Dicho estudio da cuenta de que y fue el marcador más ampliamente usado por ambos grupos y, además, pone en evidencia cómo los afásicos de la muestra, a partir de y, construyeron la estructura de las ideas. Esto último es utilizado por los autores para resaltar la importancia que tiene este marcador en la coherencia del discurso. Asimismo, apuntan en el análisis que tanto lo relativo a que y es la forma de conexión de más alta frecuencia, como lo referido a su papel en la coherencia, son aspectos reportados igualmente por Schiffrin (1987) en el caso de and.

Los aportes de Pietrosemoli, Vera, Valera, Coutín y con ellos los de Schiffrin, en particular los de naturaleza cualitativa, permiten reconocer coincidencialmente el valor que la seña Y tiene para la coherencia en las conversaciones en LSV aquí estudiadas cuando funciona como conector aditivo en tanto permite incorporar información nueva.

Finalmente, es necesario señalar que lo recogido en el presente artículo, se espera, contribuya a la construcción teórica y metodológica del conocimiento de la LSV y, en general, al conocimiento de los marcadores y el discurso cara a cara.

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