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Letras
versión impresa ISSN 0459-1283
Letras vol.57 no.92 Caracas jun. 2015
Nunca más Lili Marleen (2012) de David Alizo. España: Ediciones B. 542 páginas.
Luis A. Álvarez Ayesterán
UCAB-UPEL-IPC. Docente del Departamento de Castellano del IPC. luisalfredoalvarez@gmail.com
Fascismo y nazismo no han sido superados y vivimos aún bajo su signo.
Giorgio Agamben en La comunidad que viene.
novela es un género que puede fungir como espacio para virtualizar los vacíos de la memoria histórica o particular. Eso que Paul Ricoueur llamaba las huellas del olvido y que se entienden como esa memoria apartada consciente e inconscientemente por el sujeto. La novela, entonces, se transforma en el lugar que recrea lo que la memoria oficial ha decidido desdeñar o simplemente desechar. La novela rescata, reconstruye, rehace, juega con los acontecimientos ausentes y los imaginarios presentes y pasados, pero siempre como posibilidad. De ahí la fictio como una segunda memoria no sólo de lo que fue, sino de lo pudiese haber sido.
Sobre la base de esta poética se va construyendo el quehacer narrativo del escritor trujillano David Alizo (1940-2008). Su obra avala, como premisa, el argumento de que narrar no es tanto ordenar la plural experiencia, sea del acontecer o del mundo libresco, sino materializarla un cuerpo aprehensible para el propio autor y el invisible lector. Desde su libros de cuentos Quorum (1967), Griterío (1968) y El rumor de los espejos(1984) hasta sus novelas Esta vida de diablos (1973), Segunda memoria, publicada por Fundarte en 1998 y reeditada por Monte Ávila editores en 2009, y Nunca más Lili Marleen, editada por Mondadori en 2009 y reeditada por Ediciones B en el año 2012, el escritor nacido en Escuque, progresivamente, fue desarrollando las tramas que le
permitieran, de una manera gozosa, manipular en diversos imaginarios de la fuentes de esa materia viscosa, resbalosa e informe de la memoria.
Ya en sus obras iniciales, David Alizo, sugería una postura estética que iría marcando el derrotero de su labor artística. En el relato "Griterío" sentencia en una sola frase los lineamientos del trabajo cuentístico: "la dicha del pasado, de un minuto antes, se ha transformado en imagen, en una sola imagen". También Segunda memoria, el narrador-protagonista indica metaficcionalmente la actividad del autor: como la divinidad bifronte, miraré el pasado y el futuro, el pasado de la memoria que es como una flor exuberante, secreta, mandálica, y el futuro presentido que es un extraño río de ineludibles promesas de destino, y viviré en permanente concordancia de tiempo y espacio con experiencia del presente. La escritura literaria es una forma vital que reconstruye la misteriosa vida sometida al tiempo.
Nuca más Lili Marleen se inserta dentro de la tradición estética antes pincelada; pero, además, se revela como una novela histórica, cargada de múltiples referencias discursivas de una época, que evidencia la presencia de nazis en Venezuela. La novela recurre al amplio imaginario de la cultura popular como el cine y la música de los años 40 y 50 para situarnos en el contexto del país nacional después de la Segunda Guerra. No en balde el título es como la magdalena proustiana que recobra las siniestras sensaciones de una estado temporal.
La novela está estructurada en dos partes, que, a su vez, narran dos historias alternas que terminan por complementarse mutuamente. Una, integrada por ocho capítulos que reciben el nombre insinuante por reiterado de memoria, y en el que se muestra la memorabilia del personaje-narrador Luciano quien no sólo recrea, sino que revela y desenmascara la verdadera identidad del falso Helmunt Braune y que vive de incógnito en la población andina de La mesa de Esnujaque. La otra, simétrica a la primera, tiene siete partes en donde se narra linealmente el siniestro ascenso de Martín Fusch como miembro principal de las estructura político-militar del nacional socialismo alemán, sus crímenes, su huida a tierras venezolana y su trágico final. Es importante resaltar que la autor da fe de sus intenciones a través de elementos retóricos propios de la auto-reflexión de la novela moderna. De ahí, la intencionalidad de los epígrafes y del prefacio, pero, sobre todo, la conciencia escrituraria dada por el personaje Luciano en sus "memorias". La novela se abre predicando sus motivos: Casi todos lo nítidos recuerdos que guardo del alemán Helmunt Braune los tengo ordenados en mi memoria en relación con los sitios invariables: el Hotel Europa, en la Mesa de Esnujaque y la hacienda de los Victoria. David Alizo, hace de Luciano un alter ego que le permite seguir arrojando su poesis como un discurso diferenciado que se empeña en refrendar como verdad sólo lo que, paradójicamente, ha sido novelado. Así, Luciano en un diálogo con su padre, éste le señala como una promisión: es un tema in potentia es una historia que, para que sea verdaderamente real, le falta un autor que la cuente con lujos detalles desde luego en forma de materia bruta, le falta el estilo, el juego, la gracia de un escritor.
Referencia históricas que David Alizo estiliza gracias a la introducción de elementos propios de la novela puzzle que invita a resolver el enigma, representado en el personaje HelmuntBraune-Martin Fuchs. La novela policial sirve como paradigma para organizar el develamiento por parte de Luciano. Estructura a la que se le añade los condimentos del suspenso, el cual debe ser entendido en dos direcciones: como la intriga producida por la dilatación en el revelado de los acontecimientos finales; y, también, como la dramática producida ante el peligro que representa la figura del nazi y la manifestación de tensión que se produce en el victimario tratando de huir de sus captores. De esta forma la novela juega con el canónica esquema policial: enigma, investigación, solución, y con la tradición del relato criminal donde lo predominante es el escape y sus efectos colaterales.
A la estructura del relato policial con una carga importante de suspense, se le añade el importante pretexto para cuestionar la violenta resemantización por parte de los omnívoros aparatos del poder a través de los recursos mass-mediáticos y del irresponsable uso del lenguaje. De allí el justo y pertinente homenaje, gracias a la mitologización en personaje, a la desconocida figura del filósofo Viktor Kemplerer. Intelectual judío que publicó el opúsculo titulado Lingua Terti Imperii (1947) donde realiza un estudio minucioso de los usos lingüístico de la Propagada del régimen para demostrar como el lenguaje de los totalitarismo tiene como finalidad renombrar la realidad con la intención de crear una nueva ontología. El personaje Klemperer lo expresa claramente: para los nazis, los socialistas, si son verdaderos patriotas, son nacionalsocialista; los otros son lacayos