Investigación Clínica
versión impresa ISSN 0535-5133versión On-line ISSN 2477-9393
Invest. clín v.49 n.4 Maracaibo dic. 2008
Evidencias sobre el poder de la intención.
Ernesto Bonilla.
Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette - Centro de Investigaciones Biomédicas IVIC-Zulia, Maracaibo, Venezuela.
Autor de correspondencia: Ernesto Bonilla. Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette, Facultad de Medicina, Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. Correo electrónico: ebromero@cantv.net
Resumen
La intención se define como el pensamiento enfocado para realizar una acción determinada. Los pensamientos dirigidos a un fin pueden afectar a los objetos inanimados y prácticamente a toda la materia viva, desde los organismos unicelulares hasta los seres humanos. La emisión de partículas de luz (biofotones) parece ser el mecanismo mediante el cual una intención produce sus efectos. Todos los organismos vivientes emiten una corriente constante de fotones que son un medio para dirigir señales instantáneas no locales de una parte del cuerpo a otra y a otros seres. Los biofotones son almacenados y emitidos por el ADN del interior de la célula. Cuando el organismo está enfermo se producen cambios en la emisión de estos biofotones. La intención dirigida se manifiesta como una energía eléctrica y magnética, y produce un flujo ordenado de fotones. Nuestras intenciones parecen operar como si fueran frecuencias altamente coherentes capaces de cambiar la estructura molecular de la materia. Para que la intención sea efectiva es necesario escoger el momento apropiado. En efecto, los seres vivientes están armonizados unos con otros y también con la tierra y sus constantes cambios de energía magnética. Se ha demostrado que la energía del pensamiento también puede alterar el medio ambiente. La hipnosis, los estigmas y el efecto placebo también pueden ser considerados como tipos de intención, es decir, como instrucciones enviadas al cerebro durante un estado particular de la conciencia. Los casos de curación espontánea o curación a distancia de enfermedades graves representan instantes de una extrema intención que podemos utilizar para controlar a las enfermedades que amenazan nuestra vidas. Tanto la intención de sanación como la creencia del enfermo en la eficacia de las influencias curativas, promueven su curación. En conclusión, los estudios del pensamiento y de la conciencia están emergiendo como aspectos fundamentales y no como meros epifenómenos que están conduciendo rápidamente a un profundo cambio de paradigmas en la Biología y la Medicina.
Palabras clave: Intención, pensamiento, consciencia, biofotones, hynosis, efecto placebo.
Evidence about the power of intention.
Abstract
Intention is defined as a directed thought to perform a determined action. Thoughts targeted to an end can affect inanimate objects and practically all living things from unicelular organisms to human beings.The emission of light particles (biophotons) seems to be the mechanism through which an intention produces its effects. All living organisms emit a constant current of photons as a mean to direct instantaneous nonlocal signals from one part of the body to another and to the outside world. Biophotons are stored in the intracelular DNA. When the organism is sick changes in biophotons emissions are produced.Direct intention manifests itself as an electric and magnetic energy producing an ordered flux of photons. Our intentions seem to operate as highly coherent frequencies capable of changing the molecular structure of matter. For the intention to be effective it is necessary to choose the appropriate time. In fact, living beings are mutually synchronized and to the earth and its constant changes of magnetic energy. It has been shown that the energy of thought can also alter the environment. Hypnosis, stigmata phenomena and the placebo effect can also be considered as types of intention, as instructions to the brain during a particular state of consciousness. Cases of spontaneous cures or of remote healing of extremely ill patients represent instances of an exceedingly great intention to control diseases menacing our lives. The intention to heal as well as the beliefs of the sick person on the efficacy of the healing influences promote his healing. In conclusion, studies on thought and consciousness are emerging as fundamental aspects and not as mere epiphenomena that are rapidly leading to a profound change in the paradigms of Biology and Medicine.
Key words: Intention, thought, consciousness, biophotons, hypnosis, the placebo effect
Recibido: 01-04-2008. Aceptado: 05-06-2008.
INTRODUCCIÓN
La intención podría definirse como el pensamiento enfocado para realizar una acción determinada; es capaz de producir una energía lo suficientemente potente para alterar la realidad física. Un pensamiento puede tener el poder de cambiar nuestras vidas individuales y la del mundo entero. En las últimas décadas se ha realizado una serie extraordinaria de experimentos que evidencian que el tener ciertos pensamientos dirigidos a un fin puede afectar a nuestro propio cuerpo, a los objetos inanimados y prácticamente a toda la materia viva desde los organismos unicelulares hasta los seres humanos.
Jahn y col. (1) demostraron el efecto de la intención sobre generadores de eventos al azar. Estos equipos, que son el equivalente electrónico del ¨cara o sello¨ de las monedas lanzadas al aire, están controlados por una secuencia de pulsos negativos o positivos, que se producen al azar el 50% de las veces, según las leyes de la probabilidad. Los participantes se colocan al frente del computador, el cual alterna al azar imágenes atractivas, como indios y vaqueros. A los sujetos de estudio se les pide que traten de influenciar al equipo para que produzca más de una imagen (por ejemplo más indios); luego, que traten de producir más vaqueros, y finalmente que no traten de influenciar la máquina en ningún sentido. En más de 2 millones de ensayos, demostraron que los participantes eran capaces de influenciar al equipo en la dirección especificada. Los pensamientos también pueden afectar la dirección en la que los peces nadan, el movimiento de otros animales y la degradación de células en el laboratorio (2).
INFLUENCIA DE LA INTENCIÓN SOBRE LOS SERES HUMANOS
Un ejemplo típico de las influencias mentales sobre los seres humanos fue el descrito por Stevenson (3) con la psíquica Olga Kahl. En uno de los experimentos, un investigador escribía un nombre en un papel y luego se concentraba en ese nombre, evitando que Olga lo viera. El investigador escogía en qué parte de la piel deseaba que apareciera el nombre. En un plazo corto, éste aparecía en la piel de la psíquica como si la información que estaba en la mente del investigador fuese transferida y transformada, en cuestión de segundos o minutos, en una reacción fisiológica en el sujeto receptor. Vasiliev (4), en la Universidad de Leningrado, condujo 260 ensayos con tres sujetos. Un observador permanecía en la habitación con un sujeto, mientras el experimentador intentaba, en momentos escogidos al azar y desconocidos tanto por el sujeto como por el observador, hipnotizar al sujeto y luego despertarlo mediante el envío de comandos mentales. Sólo en el 10% de los ensayos el sujeto no fue hipnotizado. También condujo una serie de 12 ensayos con distancias desde 25 metros hasta 1700 kilómetros y en la mayoría de estas pruebas el sujeto fue hipnotizado y despertado en un tiempo de 1 a 2 minutos después de haberse emitido el comando mental.
Desde tiempos remotos la intención ha sido utilizada con fines terapéuticos. Sicher y col. (5) estudiaron a un grupo homogéneo de pacientes con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) en etapa avanzada, con el mismo grado de enfermedad, el mismo contaje de células T y el mismo número de enfermedades asociadas al SIDA. Para estudiar el efecto de la sanación a distancia, escogieron a un grupo ecléctico de sanadores de los Estados Unidos, desde cristianos ortodoxos hasta shamanes americanos nativos. Se les pidió que enviaran pensamientos curativos a un grupo de pacientes con SIDA, en condiciones estrictas de doble ciego. La sanación se realizó a distancia. Cada sanador recibió paquetes sellados con información relevante de los pacientes sujetos de sanación, incluyendo sus nombres, contaje de células T y su fotografía. Cada dos semanas el sanador recibía un nuevo paciente. Los sanadores sostenían una intención para mejorar la salud y bienestar de los pacientes una hora diaria por 6 días, con semanas alternadas de descanso. Cada paciente estudiado eventualmente recibió intenciones curativas por parte de cada sanador del grupo. Al final del estudio, 40% de la población control había muerto, mientras que todos los 10 pacientes del grupo tratado estaban vivos y más saludables.
Los experimentos señalados demuestran que la materia física puede ser influenciada y alterada por el pensamiento. Sin embargo, se desconoce el mecanismo mediante el cual un pensamiento puede afectar la realidad física. En una persona en posición de pie la respiración y los latidos cardíacos producen una energía electrostática de 10 a 15 milivoltios en el electroencefalograma (EEG). Sin embargo, en actividades que requieren una atención enfocada, como en la meditación, la energía puede aumentar en 3 voltios. Durante la sanación, los sanadores producen saltos de voltaje que pueden llegar a 190 voltios. Estos pulsos energéticos provienen del abdomen de los sanadores (6), región denominada ¨Tantien¨ por los practicantes de las artes marciales quienes la consideran como la central energética del cuerpo.
Para medir la energía producida por los sanadores, William Tiller (7) construyó un equipo que descarga gas continuamente y registra el número de electrones que fluye con cada descarga. Utilizando voluntarios que colocaban sus manos a unos 15 cm distantes del aparato, mientras mantenían simultáneamente la intención de incrementar el contaje, descubrió que durante la intención el número de pulsos registrados aumentó considerablemente y se mantuvo así por unos 5 minutos. Este incremento se producía mientras mantuvieran la intención aunque los participantes estuvieran alejados del equipo. De esta manera demostró que los pensamientos producen energía física, comprobable aún a distancias remotas remotas.
BIOFOTONES
La emisión de biofotones parece ser el mecanismo mediante el cual la intención produce sus efectos. Popp (8) demostró que todos los organismos vivientes, incluyendo los seres unicelulares, emiten una corriente constante de fotones o pequeñas partículas de luz cuyo número depende de la posición del organismo en la escala evolutiva; mientras más complejo sea, el número de fotones emitidos es menor. Los animales rudimentarios o las plantas emiten alrededor de 100 fotones por centímetro cuadrado cada segundo, con una longitud de onda de 300 a 800 nanómetros, correspondiente al rango visible, mientras que los seres humanos sólo emiten 10 fotones por centímetro cuadrado por segundo y siguen un ritmo biológico de 7, 14, 32, 80 y 279 días (9, 10).
La emisión de biofotones, en lugar de las reacciones bioquímicas, luce como la verdadera fuerza que dirige y coordina todos los procesos celulares, en virtud de que las ondas de luz ofrecen un sistema de comunicación perfecto para transmitir información casi instantáneamente a todos los organismos (9, 11). Mc Clare (12) calculó y comparó la eficiencia de la transferencia de información entre las señales energéticas y las químicas en los sistemas biológicos, y comprobó que las señales de energía tales como las frecuencias electromagnéticas son cientos de veces mas eficientes para transferir información ambiental que las señales químicas como las hormonas, los neurotransmisores, los factores de crecimiento, etc. La velocidad de las señales electromagnéticas es de 300.000 Km/seg mientras que la velocidad de una señal química es menor a 1 cm/seg (13).
Mediante un fotomultiplicador que captura la luz, cuenta el número de fotones y grafica la cantidad de luz emitida, Rattemeyer y col. (14) demostraron que los biofotones son almacenados y emitidos por el ADN del interior de la célula. La intensidad de la luz emitida por el organismo es estable, con un rango de unos pocos hasta varios cientos de fotones por segundo por centímetro cuadrado de tejido vivo. Cuando el organismo está enfermo o es alterado se producen cambios en la emisión de estos biofotones. Jibu y cols (15) propusieron que los microtúbulos, que forman la estructura básica de las células, actúan como tubos de luz a través de los cuales las señales de onda desordenadas son transformadas en fotones coherentes que se envían al resto del cuerpo.
Popp creía que los organismos vivientes utilizaban la emisión de biofotones solamente como un medio para emitir señales instantáneas no locales de una parte del cuerpo a otra, con el fin de enviar información sobre el estado de salud corporal o el efecto de un tratamiento particular. Pero, se hacia evidente que la emisión de biofotones era un sistema de comunicación entre los seres vivientes. Popp y col. (16, 17) también examinaron la emisión de luz entre los dinoflagelados, que son algas luminiscentes que producen fosforescencia en el agua de mar. Son organismos unicelulares clasificados como plantas, pero se mueven como animales primitivos. Descubrieron que la luz emitida por cada dinoflagelado actuaba en coordinación con la de los vecinos, como si se estuvieran enviando seòales. También parecían registrar la luz proveniente de otras especies, pero la mayor sincronía ocurría entre los miembros de la misma especie. Una vez que los biofotones de un organismo son absorbidos por otro organismo, la luz del primer organismo comienza a intercambiar información en sincronía (18). Los seres vivientes también comunican información del medio ambiente que los rodea. Las bacterias, por ejemplo, absorbían luz del medio nutritivo en proporción directa a su número (18). Las algas expuestas a un medio acuoso, que había sido previamente agitado, incrementaron la emisión de fotones, como un signo de estrés (19).
Creath y Schwartz (20), utilizando un equipo superenfriado (150°F) acoplado a cargas (supercooled charge-coupled device), lograron fotografiar la luz que emanaba de una hoja de geranio. También demostraron que la intención de curación generaba luz. En efecto, cuando los sanadores objetos de estudio colocaron sus manos debajo de la cámara por 10 min sobre un fondo blanco, un halo de luz fluía de sus manos. Concluyeron que la intención de curación se manifestaba como una luz bien ordenada. Es decir, los seres humanos son receptores y emisores de señales cuánticas. La intención dirigida se presenta como una energía eléctrica y magnética que produce un flujo ordenado de fotones visibles y medibles mediante equipos sensibles. Nuestras intenciones parecen operar como si fueran frecuencias altamente coherentes capaces de cambiar la estructura molecular de la materia. Como cualquier forma de coherencia en el mundo subatómico, un pensamiento bien enfocado puede actuar como un rayo láser, sin perder nunca su poder.
Existen evidencias de un flujo bidireccional constante de información entre todos los seres vivientes, como si éstos estuvieran en una comunicación cuántica perpetua que explicaría el mecanismo mediante el cual los pensamientos tienen un efecto físico. Cleve Backster (21) fue uno de los primeros en proponer que las plantas son afectadas por la intención de los humanos. Backster fijó dos electrodos sensores de un detector de mentiras a una hoja de Dracaena. Para provocar el equivalente a un sentimiento de alarma en la planta pensó que tomaría un fósforo y quemaría las hojas; en el momento que tuvo ese pensamiento se produjo un trazo largo que se elevó hacia la parte más alta del papel de registro. Parecía que la planta había leído sus pensamientos. En uno de sus experimentos utilizó camarones vivos que se sumergían en agua caliente, al azar, mientras se registraba el efecto producido en tres plantas conectadas con 3 polígrafos, colocadas en tres habitaciones diferentes en su laboratorio. Los polígrafos registraron cambios significativos cuando los camarones vivos se agregaban al agua hirviente. Este simple experimento demostró que si las plantas registraban la muerte de un organismo viviente situado en otra habitación, todas las formas de vida están en contacto armónico recíproco. Es decir, los seres sensibles deben estar registrando y enviando información telepática en ambos sentidos continuamente, particularmente en los momentos cuando la vida está amenazada (21). Una variedad de plantas conectadas al polígrafo mostró evidencias de una reacción a los cambios emocionales humanos, especialmente a las amenazas y otras formas de intención negativa. Resultados similares obtuvo con paramecios, cultivos de hongos y fluídos corporales, pertenecientes a él y a sus colegas, los cuales registraron reacciones que reflejaban su estado emocional. Estos efectos no dependían de la distancia. Cualquier sistema viviente conectado a su polígrafo reaccionaba a sus pensamientos independientemente que estuviera en su laboratorio o a muchas millas de distancia. Al igual como sucede con las mascotas, estos sistemas vivientes se encuentran en armonía con su propietario y no registran simplemente sus pensamientos, sino que también se comunican telepáticamente con todos los organismos vivientes de su ambiente (22). El mecanismo de esta comunicación se hizo evidente con el descubrimiento de los biofotones por Popp (8).
La intención de curación puede afectar no solamente al individuo objeto de la sanación sino a todos los organismos vivientes situados a su alrededor. Van Wijk y Van Wijk (23) demostraron que si se colocaba una muestra de Acetabularia cerca de un curandero y su paciente, y medían la emisión de fotones del alga durante la sesión de curación y durante los períodos de descanso, se producían alteraciones marcadas en el contaje de los fotones emitidos por el alga, así como cambios en el ritmo de las emisiones, como si el alga se encontrara en armonía con una fuente más poderosa de luz.
Connor y col. (24) también demostraron que la intención tiene un efecto directo sobre la emisión de luz. Para su estudio utilizaron hojas de geranio, reuniéndolas en pares similares en tamaño, estado de salud, localización en la planta, acceso a la luz y en la emisión de fotones. Escogieron 20 curanderos a quienes solicitaron enviaran intenciones a una hoja de cada par para que inicialmente redujera la emisión de fotones y luego la aumentara. En 29 de las 38 sesiones diseñadas para disminuir las emisiones, la luz fue significativamente disminuida en las hojas objeto de tratamiento y en 22 de los 38 ensayos realizados para incrementarla, los sanadores causaron un brillo significativamente mayor.
BIOELECTROGRAFÍA
En Rusia, los esposos Kirlian (25) descubrieron que cuando un objeto conductor (como un tejido viviente) se coloca sobre una placa de material aislante, como el vidrio, y se expone a electricidad de alto voltaje y alta frecuencia resulta una corriente de baja intensidad que origina una descarga coronal, un halo o ¨aura¨ de luz coloreada, alrededor del objeto viviente que puede ser fotografiado. El estado del ¨aura¨ reflejaba el grado de salud de la persona. Pero fue sólo en los años sesenta que los estudios de los Kirlian atrajeron a la comunidad científica, y a su técnica se le denominó Bioelectrografía.
Korotkov (26), siguiendo las observaciones iniciales de los Kirlian, desarrolló un mecanismo que denominó Técnica de Visualización de Descarga de Gases que utiliza los métodos más modernos de óptica, televisión y computación para capturar la luz, observando que esta luz se registraba mejor cuando se estimulaban los fotones a un estado excitado, para que brillen millones de veces más intensamente que lo normal. Este equipo utiliza varias técnicas: fotografía, medición de intensidad de luz y reconocimiento computarizado de patrones. La cámara de Korotkov toma fotografías del campo que rodea cada uno de los diez dedos, un dedo a la vez. Un programa computarizado extrapola estas fotografías, para formar una imagen en tiempo real del ¨biocampo¨ que rodea a la persona, y de allí se deduce el estado de salud del individuo (27). La técnica fue utilizada inicialmente en Rusia para predecir ciertas situaciones clínicas, tales como el proceso de recuperación después de una cirugía. Luego comenzó a utilizarse como una herramienta diagnóstica para muchas enfermedades, incluyendo al cáncer (28). Korotkov estudió a sanadores y maestros de Qigong en el momento que enviaban energía y descubrió cambios importantes en sus descargas coronales. Comprobó, además, que las emociones intensas como el amor, el odio y la ira producen un efecto extraordinario en la descarga de luz por parte del receptor de esas emociones.
INFLUENCIA MENTAL DIRECTA SOBRE LOS SERES VIVIENTES
Para demostrar la influencia del pensamiento sobre los seres vivientes se han realizado experimentos utilizando como paradigma el ¨sentimiento de ser observado¨ (10, 29, 30). En estos estudios, 2 personas son separadas en dos habitaciones diferentes y una cámara de video se coloca en la habitación del ¨receptor¨ quien está conectado a un equipo de mediciones de la conductancia eléctrica de la piel. Al azar, al ¨transmisor¨ se le instruye para que observe al ¨receptor¨ a través de un monitor y a este último se le pide que se relaje y trate de pensar en otra cosa distinta al hecho de ser observado. Luego se determina si el sistema nervioso autónomo del receptor registró una reacción durante esos momentos en los que fue observado por el transmisor. Se demostró que el efecto es pequeño pero significativo (31).
En ciertas circunstancias las señales eléctricas de los cerebros de las personas son sincronizadas: las frecuencias, amplitudes y fases de las ondas cerebrales comienzan a operar en tandem. En estudios realizados en gemelos idénticos, cuando un gemelo cierra sus ojos, su cerebro comienza a generar ondas alfa; el cerebro del otro gemelo también emite ondas lentas aunque sus ojos permanezcan abiertos (32). Wackerman y cols (33) demostraron que cuando al transmisor se le muestra un tablero de damas con cuadros blancos y negros alternados se producen ondas eléctricas cerebrales de alta amplitud. En el mismo instante, el EEG del receptor situado a distancia registra idénticos patrones de ondas cerebrales.
Grinber-Zylberbaum y col. (34,35) utilizaron destellos de luz y observaron que los patrones EEG del cerebro del transmisor evocados por la luz, se repetían en el cerebro del receptor quien se encontraba en una habitación blindada eléctricamente a 14 metros del transmisor. La sincronía sólo se observó entre pares de participantes que se habían reunido previamente por 20 minutos en silencio meditativo.
Standish y col. (36) trabajaron con 10 parejas con fuerte conexión emocional o psicológica y experiencia en meditación. El receptor de cada pareja se colocó en un aparato de Resonancia Magnética Funcional. Cuando el transmisor enviaba sus pensamientos al receptor se producía un incremento en el flujo sanguíneo en una porción de la corteza visual del receptor. Este aumento no se producía si el transmisor no era estimulado visualmente. Es decir, el cuerpo del receptor reaccionaba como si estuviera viendo la misma imagen al mismo tiempo que el transmisor.
Utilizando voluntarios conectados a monitores que registraban cambios en la conductancia eléctrica de la piel, frecuencia cardíaca, presión arterial y EEG, McCraty y col. (37) demostraron que el presentimiento de buenas o malas noticias se sentía tanto en el corazón como en el cerebro, cuyas ondas electromagnéticas se aceleraban o disminuían en frecuencia justo antes de que se le mostrara al sujeto fotografías con escenas perturbadoras o tranquilas. Pero el corazón recibió esta información momentos antes que el cerebro, lo cual sugiere que el cuerpo tiene un aparato perceptual que le permite intuir el futuro, siendo el corazón el primer elemento de ese sistema en recibir la información.
El estado emocional del transmisor es registrado también en los intestinos del receptor, como lo han demostrado Radin y Schlitz (38). Es decir, nuestros estados emocionales son constantemente capturados e imitados por aquellas personas cercanas.
El poder de la intención se demostró en los estudios realizados por Benson y col. (39) en monjes budistas de los Himalayas quienes eran capaces de elevar la temperatura de las extremidades hasta 8°C y disminuir el metabolismo en un 60%. Durante el sueño, el metabolismo normalmente disminuye 10-15%. Los monjes fueron capaces de evaporar, con el calor emanado de sus cuerpos, el agua fría que mojaba la túnica que los cubría, simplemente mediante el poder de sus pensamientos (40).
TIEMPO PROPICIO PARA LA INTENCIÓN
Para que la intención sea efectiva es necesario escoger el momento apropiado porque los seres vivientes están armonizados unos con otros, y también con la tierra y sus constantes cambios de energía magnética. De allí que escoger el momento apropiado, coincidente con estas energías, es vital para que se produzca una intención efectiva. Todos los seres vivientes responden a un ritmo de 24 horas de duración, en correspondencia con la rotación terrestre. Halberg y col. (41) acuñaron los términos Cronobiología para indicar la influencia del tiempo y ciertos ciclos periódicos sobre las funciones biológicas, y el vocablo circadiano para los ritmos biológicos diarios. También descubrieron otros ritmos periódicos: semanales, mensuales y anuales. Finalmente, se descubrió que el sincronizador de los seres vivientes no es interno sino que reside en el sol y los planetas (42, 43). Las tormentas geomagnéticas ejercen un efecto profundo sobre el movimiento y la orientación de las palomas y los delfines, que utilizan el campo magnético de la tierra para navegar. La síntesis proteica en bacterias también es muy susceptible a los cambios en los campos geomagnéticos (44). Cuando aumenta la actividad geomagnética se incrementa la viscosidad de la sangre y la velocidad del flujo sanguíneo disminuye (45). Los infartos del miocardio aumentan o disminuyen en número según la actividad de los ciclos solares (46). Los campos magnéticos son causados por el flujo de electrones y de iones. De allí que cualquier cambio profundo de estos campos puede alterar significativamente los procesos biológicos.
Las actividades geomagnéticas ejercen una fuerte influencia en el funcionamiento cerebral. Durante los días de tormentas magnéticas las lecturas del EEG se desestabilizan (47). Las turbulencias geomagnéticas también alteran el balance entre diversas partes del cerebro, y afectan fundamentalmente la comunicación dentro del sistema nervioso, activando ciertos aspectos del sistema nervioso autónomo y disminuyendo la actividad de otros (48). La actividad solar también afecta el equilibrio mental (49) porque durante las épocas de disturbios geomagnéticos los desórdenes psiquiátricos parecen incrementarse (50). Persinger (51) ha reportado una relación significativa entre las muertes súbitas por epilepsia y elevados niveles de actividad electromagnética.
Los estudios señalados, entre otros, indican que los campos geomagnéticos juegan un papel importante en el mantenimiento del equilibrio del sistema nervioso. De hecho, las pequeñas fluctuaciones en los campos electromagnéticos tienen un efecto marcado en el corazón y el cerebro. Cuando se envían, a través de un casco protector especialmente diseñado, campos magnéticos complejos de muy baja frecuencia, pueden producirse en el cerebro efectos similares a los observados cuando se incrementa la actividad geomagnética. Persinger (52) descubrió que los lóbulos temporales son las regiones cerebrales más sensibles a los efectos geomagnéticos y electromagnéticos. Al enviar pulsos magnéticos de un microtesla sobre el hemisferio derecho, se producían ondas alfa sólo en el lado derecho. Cuando se estimulaba el lóbulo temporal derecho se generaban visiones espirituales, buenas o malas. Si el campo magnético se dirigía a la amígdala cerebral la experiencia se coloreaba de emociones intensas. La naturaleza de esa experiencia dependía de la historia individual de los participantes: una historia negativa tendería a incrementar la sensibilidad del lóbulo temporal derecho, por lo que al recibir el campo electromagnético las experiencias resultaban generalmente negativas. Una persona feliz, con un lóbulo temporal izquierdo más sensible, tendría experiencias de lo divino.
Los estudios en el laboratorio de Persinger parecieran conducir a la conclusión que todas las experiencias espirituales son simples alucinaciones visuales generadas geomagnéticamente; sin embargo, las percepciones extrasensoriales y otras habilidades psíquicas como la telepatía predominan cuando la tierra está en calma (53). Lo contrario ocurre con la psicocinesis, es decir, el intento mental de cambiar la materia. El poder de la intención aumenta cuando la energía terrestre está agitada (54).
Krippner (55) demostró que la psicocinesis es más probable que ocurra durante los días cuando la actividad geomagnética es mayor. Para ello, utilizó las facultades psicocinéticas del psíquico brasileño Amyr Amiden quien realizó las más grandes proezas psicocinéticas en los días del mes cuando había la mayor actividad geomagnética. Sus habilidades psíquicas eran precedidas por una elevación en la presión arterial diastólica, coincidente con el aumento en la actividad geomagnética.
Los mayores resultados con los fenómenos extrasensoriales y psicocinéticos se producen alrededor de la 1 PM, tiempo sideral local, que es una medida de nuestra relación con las estrellas, no con el sol (56).
LUGAR APROPIADO PARA LA INTENCIÓN
Así como el tiempo adecuado es importante para producir un efecto mediante el pensamiento enfocado, el lugar desde donde se envían esos pensamientos es fundamental para obtener el resultado deseado. William Tiller (57) construyó una cajita negra, del tamaño de un control remoto para TV. En su interior habían 3 osciladores de 1-10 megahertz, una memoria ROM eléctricamente programable y borrable. Este sencillo equipo era capaz de captar energía electromagnética, posiblemente a través de los osciladores de cuarzo que contenía en su interior. Si el pensamiento era una forma de energía, qué pasaría si intentaba ¨cargar¨ este aparato con la intención humana y luego usarlo para tratar de afectar un proceso químico. Su experimento se basaba en la presunción que los pensamientos podían ser aprisionados en una memoria electrónica y luego liberados para afectar el mundo físico (7). Tiller escogió a la Drosophila melanogaster para sus experimentos. Mientras él se encontraba en California, sus colaboradores Michael Kohane y Walter Dibble trabajaron con las moscas en Minnesota. Cuatro meditadores de gran experiencia se sentaron alrededor de una mesa y encendieron uno de los equipos. Después de limpiar el ambiente y el equipo mediante su meditación profunda, Tiller leyó en voz alta la siguiente intención:
Nuestra intención es la de influenciar sinergísticamente: a) La disponibilidad de oxígeno, protones y ADP. b) La concentración de NAD. c) La actividad de las enzimas ATP sintetasa y deshidrogenasa en las mitocondrias para que se incremente significativamente (tanto como sea posible, sin dañar las funciones vitales de las larvas) la producción de ATP, y el tiempo de desarrollo de las larvas se reduzca significativamente en relación con el equipo control¨.
Los meditadores mantuvieron esa intención por 15 minutos. Luego enfocaron su atención por 5 minutos finales para sellar la intención mentalmente en el equipo. Se preparó un instrumento control, que no había sido impreso con la intención, cubriéndolo con papel de aluminio y colocándolo en una caja Faraday, para protegerlo de frecuencias electromagnéticas de todas las magnitudes. Un procedimiento similar se utilizó con el instrumento impreso con la intención, al cual denominó Instrumento Electrónico con Intención Impresa (Intention-Imprinted Electronic Device). En días diferentes envió los 2 instrumentos al laboratorio de Minnesota situado a 2400 Km de distancia. Las moscas mantenidas en tubos de ensayo junto con el equipo correspondiente se colocaron en 2 cajas de Faraday. Luego se procedió a encender cada instrumento por separado. Se utilizaron 10.000 larvas y 7000 moscas adultas durante 8 meses de experimentación. En cada ensayo la relación ATP/ADP se incrementó, y las larvas expuestas al equipo impreso con la intención se desarrollaron un 15% más rápidamente que las controles (58). Cuando las larvas alcanzaron la adultez, tanto ellas como sus descendientes lucían más sanas que las controles, como si la intención afectara no solamente a las moscas objeto del ensayo sino también a su línea genealógica. Después de 3 meses de prueba notaron que los resultados de sus estudios mejoraban; mientras mas repetían los experimentos, mejores y más rápidos eran los efectos. Por tal razón, trataron de determinar qué aspectos del medio ambiente habían cambiado. Observaron que la temperatura dentro y fuera de las cajas de Faraday oscilaba, subiendo y bajando a intervalos regulares. Cambios similares se producían en el pH del agua del laboratorio. Cuando la temperatura del aire subía, el pH del agua caía y viceversa, en un ritmo armónico. Lo mismo sucedía con la conductividad eléctrica del agua. Es decir, el laboratorio estaba comenzando a manifestar diferentes propiedades materiales. Este efecto se incrementaba continuamente. Mientras más tiempo permanecían en el laboratorio los instrumentos con la intención impresa, mayores eran las fluctuaciones de la temperatura y el pH (7). Cada aspecto del espacio físico parecía estar en una especie de armonía energética rítmica. Una vez que los equipos impresos con una intención se mantenían encendidos por un tiempo, el efecto se hacía relativamente permanente; el objetivo (pH, temperatura, crecimiento de las larvas) seguiría siendo afectado aún cuando el instrumento se retirara del laboratorio. La energía de la intención parecía ¨cargar¨ el medio ambiente y crear un efecto dominó. Tiller y Dibble (59) sospecharon que estaban en presencia de un efecto cuántico. La repetición constante de una intención impresa parecía cambiar la realidad física del laboratorio haciendo que las partículas virtuales cuánticas del espacio vacío permanecieran más ordenadas. Luego, como en un efecto dominó, el orden del espacio ayudaría al éxito del experimento. Realizar estos experimentos en un sitio particular parecía aumentar los efectos con el correr del tiempo, como si estuviéramos en presencia de una zona de energía con una extraordinaria habilidad para autoorganizarse.
Los experimentos de Tiller y col. demuestran que la energía del pensamiento puede alterar el medio ambiente. El proceso de la intención parece continuar perpetuando y aún intensificando su carga; de allí la importancia de establecer una habitación o espacio particular para enviar una intención determinada. Es posible registrar continuamente lo que sucede en un consultorio médico, un laboratorio de investigación o un hospital, para determinar en qué grado los biocampos de los médicos y los pacientes están perturbando el campo de energía sutil colectiva de esos espacios, y cuánto ha aumentado o disminuido la energía termodinámica libre, comparada con nuestra realidad física normal, debido a los eventos que ocurren en esos espacios (59).
Otros investigadores han observado este fenómeno de ¨carga¨ de los espacios de intención. Watkins y Watkins (60) trabajaron con psíquicos a quienes pidieron que intentaran influenciar mentalmente a ratones anestesiados, para que se despertaran más rápidamente. En sus estudios los ratones del grupo experimental se despertaron antes que los controles. Pero, en los experimentos siguientes el efecto mejoró considerablemente, y continuó haciéndolo a medida que se repetían los ensayos. Además, si un ratón se colocaba en el sitio donde otro ratón había recibido previamente la intención de un psíquico, se despertaba más rápidamente que lo usual. Pareciera como si el espacio había desarrollado una carga cuántica que afectaba todo lo que ocurría en su ámbito.
LA INTENCIÓN EN EL DEPORTE
La intención es considerada esencial para alterar y mejorar el desempeño de los atletas. El ejercicio mental más exitoso es el que imagina el evento deportivo como si el atleta estuviera compitiendo. Los atletas experimentados utilizan todos sus sentidos en sus ensayos mentales, siendo las sensaciones cinestésicas las más importantes (61). La relajación y la hipnosis, utilizadas junto con la intención, mejoran notablemente el desempeño. El pensamiento produce la misma instrucción mental que la acción. La actividad eléctrica producida por el cerebro es idéntica cuando pensamos hacer un ejercicio y cuando lo realizamos. Es decir, el pensamiento es suficiente para producir la instrucción neural para realizar un acto físico (7). Sin embargo, existen algunas diferencias importantes entre la práctica mental y la física. El exceso de práctica física causa fatiga y ésta origina interferencias eléctricas y bloqueos de los tractos nerviosos; con la práctica mental estos bloqueos no ocurren. Aunque ambos tipos de prácticas crean los mismos patrones musculares, los desempeños imaginados son de menor magnitud que los realizados físicamente (62). Para producir algún beneficio, la práctica mental debe replicar la realidad. Mediante la imaginación se incrementa sólo la tarea específica que se ha imaginado. Cuando se compararon individuos que asistían a un gimnasio con aquellos que imaginaban los mismos ejercicios mentalmente, pero no los realizaban físicamente, se demostró que los que asistían regularmente al gimnasio incrementaron su fuerza muscular en 30%. Pero los que visualizaron esos ejercicios la incrementaron en 13.5% por unas cuantas semanas, y se mantuvo elevada por 3 meses después de detener el entrenamiento mental (63).
VISUALIZACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN
Las visualizaciones vívidas son también efectivas para el tratamiento de enfermedades coronarias (64) y para minimizar los efectos colaterales de la quimioterapia (65). Virtualmente, cualquier proceso corporal medible puede ser regulado por un individuo.
Las técnicas de retroalimentación que utilizan el EEG son también un medio importante para controlar el rango y el tipo de frecuencias de las ondas emitidas por el cerebro. Se han utilizado con éxito en pacientes con trauma cerebral que sufren de depresión (66). Mediante estas técnicas se ha logrado regular la temperatura corporal (67) y la dirección del flujo sanguíneo al cerebro (68).
HIPNOSIS
La hipnosis también puede ser considerada como un tipo de intención, es decir, como una instrucción al cerebro durante un estado alterado de conciencia. Un ejemplo dramático del poder de la sugestión hipnótica lo representa un estudio publicado en 1966 en el cual 5 pacientes con eritroderma ictiosiforme fueron hipnotizados y recibieron la instrucción de enfocarse en su piel y visualizarla normal. En unas pocas semanas el 80 % de la piel de cada paciente había sanado completamente (69). Bennet (70) demostró, mediante la sugestión hipnótica, que los pacientes que iban a ser sometidos a cirugía espinal redujeron el flujo sanguíneo en un 50%, simplemente mediante la instrucción de dirigirlo fuera del sitio donde iba a practicársele la cirugía.
EFECTO PLACEBO
El efecto placebo es otra demostración del poder de las creencias. Nuestros cuerpos parecen no distinguir entre un proceso químico y el pensamiento sobre ese proceso. Un análisis reciente de 46.000 pacientes cardíacos, la mitad de los cuales estaba tomando un placebo, demostró que los pacientes que estaban ingiriendo el placebo evolucionaron tan bien como los que recibieron el medicamento para su problema cardiovascular (71). En un estudio con enfermos parkinsonianos se comprobó que cuando a los pacientes que estaban tomando el placebo se les informaba que habían recibido L-Dopa, la liberación de dopamina cerebral aumentaba sustancialmente (72). Según Kirsch y col. (73) el 80% de los efectos de los antidepresivos, estudiados en ensayos clínicos, puede ser atribuido al efecto placebo. Dada su efectividad, Brown (74) ha propuesto la administración de píldoras placebo como el primer tratamiento para los pacientes con depresión leve o moderada.
ESTIGMAS
Los estigmas son otro ejemplo de extremos momentos de intención, durante los cuales el fervor religioso produce sangramiento o heridas en manos, pies y a los lados del tórax semejantes a las heridas de Jesús de Nazareth durante la crucifixión (75).
INTENCIÓN Y CURACIÓN ESPONTÁNEA
Los casos de curación espontánea de enfermedades graves representan instantes de una extrema intención (76). En efecto, podemos utilizar la intención para controlar cualquier proceso corporal, incluyendo a las enfermedades que amenazan a nuestras vidas. Adicionalmente, las buenas intenciones que otra persona nos envía pueden ser tan poderosas como nuestras propias buenas intenciones (7). Las evidencias revelan que podemos mejorar nuestra salud y desempeño en cada aspecto de nuestras vidas mediante el uso consciente de la intención. Es decir, cada ser humano tiene un elevado nivel de responsabilidad cuando genera sus pensamientos, por su extraordinario poder para afectar el mundo viviente que lo rodea. Estos estudios señalan la posibilidad de que los pensamientos que generamos continuamente afectan a los objetos inanimados situados a nuestro alrededor. Wolfgang Pauli, uno de los padres de la teoría cuántica, era famoso porque provocaba efectos negativos involuntarios sobre los equipos electrónicos de su laboratorio (77). La idea de que podemos ¨cargar¨ un objeto inanimado con nuestros pensamientos es la base de la magia negra en muchas culturas nativas, cuyos miembros impregnan efigies y muñecos de voodoo con intenciones negativas y las utilizan para afectar negativamente a los enemigos. Sin embargo, el mismo procedimiento se ha usado con éxito en los casos de voodoo benevolente (78).
Según Krippner (79), en casi todas las culturas nativas los shamanes realizan curación remota durante un estado alterado de la consciencia, y alcanzan una concentración enfocada a través de varios procedimientos: calor intenso, el sonido rítmico de un tambor, concentración intensa en la persona que va a ser curada, cantos repetidos rítmicamente, etc.
MEDITACIÓN
Durante la meditación puede lograrse un predominio de ritmos alfa (ondas cerebrales lentas con una frecuencia de 8-13 hertz), ondas teta (4-7 hertz) o delta (1-3 hertz) que corresponden al estado de conciencia característico del sueño profundo; pero también pueden aparecer brotes de ondas beta (14-40 hertz), generalmente en los momentos de intensa concentración (80). Trabajando con 8 monjes budistas practicantes veteranos de la meditación, Lutz y col. (81) observaron que después de 15 minutos de meditación las ondas cerebrales de los monjes comenzaron a aumentar en frecuencia, hasta alcanzar una actividad elevada de ondas gamma (25-70 hertz). Los monjes pasaron de una alta concentración de ondas beta a un predominio de alfa, luego ondas beta y finalmente ondas gamma. Se cree que estas últimas son utilizadas por el cerebro cuando trabaja a su máxima capacidad, por ejemplo en los momentos de éxtasis o de inspiración. Cuando se opera a esas elevadas frecuencias, las fases de las ondas cerebrales comienzan a actuar en sincronía en todo el cerebro. Este estado gamma puede causar cambios en las sinapsis cerebrales (82). El hecho de que los monjes alcancen este estado tan rápidamente sugiere que sus procesos cerebrales han sido alterados permanentemente por los años de meditación intensiva.
Davidson (83) demostró también que la meditación altera los patrones de ondas cerebrales aún entre los neófitos quienes, después de dos meses de practicar diariamente la meditación, incrementaron sus pensamientos de felicidad y su función inmune.
Las ondas cerebrales también se sincronizan durante la sanación. En experimentos con sanadores, Kripner (79) observó que, antes del proceso de sanación, los sanadores producen descargas de ondas cerebrales que generan coherencia y sincronización de los dos hemisferios cerebrales que integran el sistema límbico con la corteza cerebral. Rezar el rosario tiene el mismo efecto en el cuerpo que recitar un mantra; ambos son capaces de incrementar y sincronizar el ritmo cardiaco (84).
Lazar y col. (85) descubrieron que en la meditación Kundalini, que emplea dos diferentes sonidos para enfocar y tranquilizar la mente mientras se observa la inhalación y exhalación de la respiración, se produce un aumento en las señales de las estructuras cerebrales relacionadas con la atención: cortezas frontales, parietales, temporales y cingulada anterior, el hipocampo y el estriado. Los sujetos daban la impresión que sus estados mentales continuaban cambiando durante cada meditación individual. Estos estudios sugieren que la concentración enfocada durante mucho tiempo produce un aumento en el tamaño de ciertas áreas cerebrales. Para comprobar esta presunción, estudiaron 20 practicantes budistas que tenían un promedio de 9 años de experiencia en meditación. Quince voluntarios no meditadores sirvieron de control. Los participantes meditaban dentro de un equipo de resonancia magnética para tomar imágenes detalladas de las estructuras cerebrales. Con este estudio descubrieron que las partes del cerebro asociadas con la atención, estímulos sensoriales y procesamiento de las sensaciones, eran más grandes en los meditadores que en los controles. El incremento en el grosor de la corteza cerebral fue proporcional al tiempo que los participantes habían dedicado a la meditación.
LA INTENCIÓN Y LA PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL
Los psíquicos clarividentes como Ingo Swann, en el momento que ¨ven¨ los objetos situados en sitios lejanos y escondidos, generan ráfagas de ondas beta y gamma, similares a las observadas en los monjes tibetanos estudiados por Benson. Esta actividad ocurre inicialmente en la región occipital derecha. Según los resultados del monitoreo de sus ondas cerebrales, Swann alcanzó un estado superconciente que permitió recibir información imposible de lograr durante el estado consciente normal. Cuando se estudiaron las imágenes de resonancia magnéstica de Swann, se observó un aumento en el tamaño de las regiones parieto-occipital derecha, es decir, de las áreas cerebrales relacionadas con el ingreso de estímulos visuales sensoriales. Cambios similares se han reportado también en el psíquico Sean Harribance (86). Estos estudios evidencian que en los receptores de información extrasensorial se agrandan ciertas partes del cerebro.
CURACIÓN A DISTANCIA
Durante el proceso de sanación, la bondad, el amor y la compasión son esenciales para enviar las intenciones positivas necesarias para la curación de un enfermo. Pero la gran mayoría de los sanadores estudiados concuerdan en la necesidad de abandonar su ego y rendirse a una fuerza superior (87). Ninguno piensa que posee el poder de sanación gracias a su propia voluntad (88). Todos creen que pueden acceder a una conciencia superior que les proporciona información, símbolos e imágenes. Las palabras parecen surgir de la nada, ofreciéndoles diagnósticos y tratamientos para la persona afectada.
Existe un amplio legado de evidencias sobre el efecto positivo de la curación a distancia. Se han realizado más de 150 estudios (87). De los 23 analizados por Astin y cols (89), el 57% reportó efectos positivos. El acto de curar y el contexto en el cual se realiza la curación son por si mismo curativos. Es decir, el acto de sanar a un enfermo también sana al sanador. Por otro lado, tanto la energía y la intención de sanación como la creencia del enfermo en la eficacia de las influencias curativas, promueven su curación (90).
Cuando se envían energías curativas se produce una activación cerebral significativa, principalmente en los lóbulos frontales de los pacientes (91).
Los pensamientos y las visualizaciones negativas ejercen un poderoso efecto sobre el cuerpo, como si la negatividad fuera infecciosa. En efecto, en pacientes con heridas que tardan mucho en curar predominan los pensamientos y patrones de conducta o emociones negativas, tales como los sentimientos de culpa, ira y falta de autoestima (92). Las relaciones negativas de pareja ejercen un efecto similar (93).
EFECTO DE LA INTENCIÓN SOBRE LA INCANDESCENCIA DEL AGUA
El 30 de Noviembre del 2007 se realizó un experimento en el cual participaron casi 3.000 personas de diferentes países. Sesenta y dos por ciento de ellas eran meditadores. Konstantin Korotkov en su laboratorio de San Petersburgo llenó un tubo de ensayo con agua destilada e insertó un electrodo que conectó a un equipo estándar de Visualización de Descarga de Gases. A las 7:38 PM encendió el equipo y lo mantuvo encendido por una hora. Korotkov escogió 3 intervalos para estudiar y comparar la emisión de luz del agua: 10 min antes de enviar la intención, 10 minutos después y 4 minutos durante la intención. A una hora específica, según la localidad donde vivía el participante, se enviaron, durante 10 minutos de meditación, pensamientos de amor al agua contenida en el tubo de ensayo en el laboratorio de Korotkov. Luego se comparó el tamaño y la intensidad de las emisiones. Se descubrieron grandes diferencias en varios parámetros, incluyendo la intensidad de la luz. Por ejemplo, durante y después de enviar la intención, la luz emitida por el agua aumentó en intensidad. Contrario a lo esperado, después que el equipo fue encendido se observaron amplias variaciones en la emisión de luz. Estas variaciones se detuvieron 6 minutos antes del tiempo de la intención planificada y se reiniciaron al finalizar la emisión de la intención. Según Korotkov la estructura del agua cambió con la intención de amor enviada por los participantes. Esos cambios afectarían el espacio donde el agua se encontraba, como resultó con los experimentos de Tiller y Dibble (59). También supone Korotkov que el ingerir esta agua puede cambiar el estado de la persona. Lo importante de estos experimentos es que si se corrobora que podemos cambiar y mejorar el agua enviándole pensamientos de amor, tendríamos un efecto curativo sobre todo lo que contiene agua: alimentos, animales, plantas y seres humanos.
Cuando este experimento se realizó utilizando al sanador ruso U. Sochevano, se produjo una variación mucho más marcada en la emisión de luz por parte del agua que la observada con los 3.000 participantes, lo cual sugiere que mientras más experimentada sea la persona que envía las intenciones mayor es el efecto (www.theintentionexperiment.com).
El 18 de Enero del 2008 se realizó un nuevo experimento sobre el efecto de la intención. En esta oportunidad participaron 709 personas de distintas partes del mundo. Los participantes enviaron su intención de hacer que el agua contenida en un recipiente situado en el laboratorio de Korotkov, brillara con mayor intensidad. Mediante el equipo de Visualización de Descarga de Gases se realizaron registros en los siguientes períodos de tiempo:
-
0-20 minutos. Estabilización del proceso
-
21-90 minutos. Antes de enviar la intención
-
91-101 minutos. Durante la intención
-
102-133 minutos. Después de la intención
Se utilizó un recipiente con agua como control, a la cual no se le envió ninguna intención.
Después de examinar el área y la intensidad de la luz emitida, la diferencia fue muy significativa. El área y la intensidad fueron mucho menor en el control. Los efectos mayores se registraron 10 minutos después de la emisión de la intención.
Los dos experimentos realizados hasta ahora han demostrado que cuando se le envía una intención al agua se incrementa su emisión de luz, lo cual sugiere que tenemos la habilidad para cambiar la estructura misma del agua y, por inferencia, todo lo que contenga agua, incluyendo a los seres vivientes (www.theintentionexperiment.com).
Grad (94), utilizando espectrofotometría infrarroja, demostró que cuando un grupo de sanadores envió intenciones de sanación a muestras de agua, se produjeron cambios fundamentales en su estructura molecular. En efecto, durante el proceso de sanación las moléculas de agua sufren una distorsión de la microestructura cristalina (95). Otros estudios de espectrofotometría infrarroja demostraron que, cuando meditadores experimentados enviaron la intención de afectar la estructura de muestras de agua sostenidas en sus manos durante la meditación, muchas de las cualidades esenciales del agua, en especial su absorbancia, se alteraron significativamente (96).
Emoto (97) considera que la estructura del agua puede ser cambiada con las emociones positivas o negativas. El agua que recibe pensamientos positivos desarrolla una bella y compleja estructura cristalina hexagonal cuando se congela, mientras que la estructura del agua sometida a emociones negativas origina figuras desordenadas y grotescas. Los resultados más positivos, según Emoto, se obtienen cuando se envían sentimientos de amor y gratitud. Radin y colaboradores (98) ensayaron, en condiciones doble ciego, la hipótesis que postula que una intención puede afectar los cristales de hielo formados a partir de agua. Se seleccionó a un grupo de unas 2.000 personas en Tokyo, para que enviaran intenciones positivas a una muestra de agua que se encontraba en California, en una habitación aislada electromagnéticamente. Ese grupo de personas desconocía que existían muestras similares de agua en un sitio diferente para que sirvieran de control. Los cristales formados por las muestras de agua fueron identificados y fotografiados, y las imágenes resultantes fueron examinadas al azar por 100 jueces independientes. Las muestras de agua tratadas con las intenciones positivas, recibieron una puntuación significativamente mayor (p < 0,001) por su apariencia estética que las muestras control.
En conclusión, los experimentos descritos en esta revisión revelan que las investigaciones sobre el pensamiento y la conciencia están emergiendo como aspectos fundamentales del universo y no como meros epifenómenos, todo lo cual parece conducir a un profundo cambio de paradigma en la biología y la medicina, como lo advirtió Myers en 1891 (99). Es imperativa la necesidad de realizar investigaciones interdisciplinarias en estas áreas del conocimiento tan prometedoras y tan poco estudiadas. Disciplinas como la física cuántica, la química, la biología, las matemáticas y la ingeniería eléctrica, trabajando mancomunadamente, muy probablemente conducirán, en el corto plazo, al desarrollo de nuevas terapias con muchos menos efectos indeseables que las drogas.
AGRADECIMIENTO
A la MSc. Shirley Medina de Leendertz por su valiosa colaboración y a Lynne McTaggart por su persistente esfuerzo para darnos a conocer el poderoso efecto de la intención.
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