Investigación Clínica
versión impresa ISSN 0535-5133
Invest. clín vol.56 no.4 Maracaibo dic. 2015
Los Editores Biomédicos venezolanos en crisis
La Asociación de Editores de Revistas Biomédicas Venezolanas (ASEREME), reúne a más de 40 editores que exponen cientos de trabajos al año referidos al área de la salud, con especial énfasis en problemas pertinentes a la población venezolana. Una revisión aunque superficial de ese rico material, puso en evidencia que la publicación médica en Venezuela es una actividad profundamente afianzada en la cultura del país. En los albores de la república, ya se tienen publicaciones médicas muy activas, que han dado paso a varias de ellas que pasan de medio siglo de existencia. Para nombrar una de las más emblemáticas, la Gaceta Médica de Caracas tiene más de 100 años. Sin duda, las publicaciones en el campo de la salud constituyen un patrimonio cultural de primer orden de nuestra sociedad. Este enorme esfuerzo editorial, se ha producido por la dedicación ad honoren de numerosos académicos y profesionales, que lo han hecho posible a pesar del escaso apoyo material que han logrado alinear a favor de esa tarea.
En el año 1978 el Sistema Nacional de Información Biomédica (SINADIB), un grupo colaborativo de varias instituciones como la Universidad Central de Venezuela y las demás universidades autónomas, el Ministerio de Salud, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Biblioteca Regional de Medicina (BIREME) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, sugirieron la conveniencia de auxiliar a las revistas del sector y crearon ASEREME, que fue la primera asociación de esta naturaleza en nuestra región. Ya se notaba la necesidad de apuntalar la actividad editorial mediante acciones coordinadas. Han sido muy numerosas las acciones en este sentido, que no es el momento de detallar, pero sin duda, una de las más importantes fue lograr la intervención del sector oficial (Ministerio de Ciencia y Tecnología y Ministerio de Salud) para idear maneras de ayudar a las revistas del sector académico, profesional y científico. En esta dirección fue muy importante la acción del Consejo Nacional de Investigaciónes Científicas y Tecnológicas (CONICIT) con la creación del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (FONACIT), que con la experta dirección de la Dra. Marta Rodríguez, estableció un baremo muy exhaustivo y bien diseñado, que permitía evaluar la calidad editorial de las revistas y decidieron subsidiar aquellas que estuvieran por encima del percentil 50 de la puntuación alcanzada. Se decidió también en el año 2000 financiar la inclusión de esas revistas en la plataforma Scielo (Scientific Electronic Library Online), meticulosamente creada por BIREME y auspiciada por la OPS. Este extraordinario impulso a la calidad y visibilidad de nuestras revistas fue súbita e inexplicablemente suspendido desde el año 2009. Todo esto, unido al aumento del precio de los insumos para la labor editorial, ha llevado a nuestras publicaciones científicas a un estado de colapso. Tanto más, si consideramos que el alimento intelectual de las revistas es la producción de los profesionales y científicos, que también pasa por una crisis, que ha conducido a una disminución de la producción científica en todas nuestras universidades e institutos de investigación científica y tecnológica.
Estamos pues, confrontando el peligro de la desaparición de un inmenso caudal de la producción intelectual de nuestra sociedad y condenando al aislamiento e invisibilidad de un segmento considerable de la producción científica venezolana.
Nos unimos, desde luego, al clamor expresado en la declaración de Maracaibo en una reunión auspiciada por el Consejo Nacional de Universidades, Núcleo de Consejos de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) en el 2014.
Será un reto que tendremos que afrontar los editores venezolanos, para encontrar salidas a esta calamidad. Plantearemos formalmente esta necesidad en una próxima reunión de ASEREME.
Virgilio Bosch
Venezuelan Biomedical editors in crisis
ASEREME (Venezuelan Association of Biomedical Journals) has about 40 journals publishing hundred of original articles per year. This editorial activity goes back for more than 100 years. Lately, due to mayor inflation in prize of production and the elimination of subsidies that had been established in preceding decades, most of then are facing disappearance. A most urgent effort should be made to avoid this calamity since it represents a mayor sector of Venezuelan culture.