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Revista de la Facultad de Medicina

versión impresa ISSN 0798-0469

RFM v.23 n.1 Caracas ene. 2000

 

Editorial

Infecciones Parasitarias en la Frontera del Tercer Milenio

Pedro Navarro Rojas y Heberto Reyes Romero

Universidad Central de Venezuela. Escuela de Medicina Dr. L. Razetti. Cátedras de Medicina Tropical y Pediatría B.

Cientos de milenios han tenido que transcurrir en el planeta tierra, para que en el devenir de la biología, diversas especies vivientes evolucionaran y adaptaran el parasitismo como su principal modo de vida. Muchas de las especies de parásitos, tal como las conocemos en nuestros días, se han adaptado al ser humano y se comportan en él como depredadores microscópicos o macroscópicos que les ocasionan infecciones parasitarias o la muerte.

Las infecciones parasitarias son frecuentes en los países tropicales y subdesarrollados, como Venezuela. Se presentan, la mayoría de las veces, como asintomáticas, lo cual le permite la diseminación y persistencia a sus agentes patógenos. Muchas parasitosis han establecido excelentes relaciones huésped-parásito, sin ocasionarles sintomatología alguna al hospedero, lo cual va a facilitar la perpetuación de estas especies. Sin embargo en ocasiones esta relación de equilibrio se rompe, debido a que existen parásitos muy virulentos, cargas parasitarias muy elevadas o alteraciones en los mecanismos naturales de defensa, como la inmunidad o la ruptura de barreras anatómicas naturales, que conducen a la diseminación y proliferación de los parásitos (1).

Los grandes avances científicos sobre el conocimiento de los parásitos como productores de enfermedades comenzaron en el siglo pasado y se continuaron en el siglo que transcurre (XX). Así las primeras investigaciones sobre bilharziosis las inició en Egipto, T. Bilharz en 1852. Sobre Taenia Solium, Kiicheinmeister y Leukart en Alemania en 1856. Sobre amibiasis, Igor Lusch en San Petersburgo en 1875. Sobre paludismo, Alphonse Laverán en Argelia en 1894. Sobre toxoplasmosis. Nicolle y Monceaux en Francia en 1908. Numerosas investigaciones sobre morfología, epidemiología, diagnóstico, tratamiento y prevención de las infecciones parasitarias han continuado su desarrollo durante el siglo próximo a concluir y continuará durante el tercer Milenio, cuando será posible su erradicación de la faz de la tierra (2).

La incidencia y mortalidad anuales de las principales enfermedades parasitarias han sido estimadas por la Organización Mundial de la Salud de la siguiente manera:

Paludismo: de 300 a 500 millones de casos y de 1.500.000 a 2.700.000 muertes. Amibiasis: de 48 millones de casos con 70.000 muertes: Leishmaniasis: 2 millones de casos con 80 mil muertes (3).

Venezuela, país en vía de desarrollo, situado en el trópico americano, tiene una numerosa población infantil la cual es muy susceptible a las enfermedades parasitarias, que son endémicas y prevalentes en su geografía. De amibiasis se registran 100.000 casos al año. Con 18 muertes. De paludismo 30.000 casos con 28 muertes. De helmintiasis intestinales más de 400.000 casos anuales (4,5).

Las enfermedades parasitarias ocurren con mayor frecuencia en los países subdesarrollados. Estos países se ubican mayoritariamente en la región intertropical geográfica del planeta y tiene una numerosa población infantil, que es muy susceptible a las enfermedades que le condiciona la realidad geográfica, económica y social existente. Esta realidad tiene gran relevancia en la prevalencia de las enfermedades parasitarias, debido a que en estos amplios espacios geográficos existen condiciones climáticas, económicas y sociales que permiten su proliferación, persistencia y permanencia. El clima cálido y húmedo del trópico, influenciado por el ecuador geográfico y el ciclo anual de las lluvias, permite la multiplicación de los vectores reservorios de enfermedades parasitarias (6). Los anófeles transmisores del paludismo, las Lutzomyas de la leishmaniasis y los simúlidos de la oncocercosis dependen para su multiplicación del agua, la humedad y la temperatura cálida. Las condiciones de subdesarrollo económico en que se encuentran la mayoría de las naciones ubicadas en el trópico, proporcionan la diseminación de las llamadas enfermedades de la pobreza, entre las cuales se encuentran las parasitosis intestinales como: giardiasis, amibiasis y helmintiasis intestinales que contribuyen de manera relevante a la morbilidad infantil. Estas enfermedades parasitarias condicionadas por la pobreza, no necesitan del factor climático para persistir, sino de las condiciones sociales de escasa instrucción y marginalidad prevalentes en los barrios urbanos de nuestras grandes ciudades y en las áreas rurales dispersas de nuestro territorio (7).

Las enfermedades parasitarias a pesar de los avances científicos logrados en nuestro siglo en cuanto a diagnóstico, tratamientos farmacológicos efectivos y conocimientos profiláctico, pasarán al Tercer Milenio con su carga de sufrimiento humano para pacientes y familiares, además de la carga financiera que representa para las instituciones dispensadoras de salud.

De cara al próximo siglo, las enfermedades parasitarias, seguirán persistiendo en los países tropicales y sub-desarrollados, a pesar de que es posible su control y erradicación, con la aplicación del conocimiento médico sanitario disponible en la actualidad, tal como ha ocurrido en las naciones industrializadas del norte y centro de Europa, Japón y Norteamérica; donde la mayoría de las enfermedades parasitarias son leyendas del pasado o problemas de la medicina del viajero, cuando un turista de esos países se aventura como visitante a una región tropical y regresa a su hogar con una fiebre de origen desconocido (que puede ser paludismo) o una disentería (que puede ser amibiasis). La superación de las enfermedades parasitarias en una nación, se puede lograr con el control de los vectores y vehículos contaminados con los parásitos, el tratamiento de los casos con los antiparasitarios efectivos existentes, la educación para la salud y el alcance del desarrollo económico (8).

Cuando Venezuela, en el Tercer Milenio, logre un desarrollo económico sostenido, erradicará y controlará definitivamente a sus enfermedades parasitarias.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Navarro P, Ortiz A, Rivero M, et al, Enfermedades parasitarias como emergencias médicas. Antibióticos e Infección 1997: 5: 29-34.        [ Links ]

2. Faust EC, Beaver PC, Jung RC. Animal Agents and Vectors of Human Disease. 4 th Edition Lea and Febiger 1975. Philadelphia.        [ Links ]

3. World Health Organización Report of Director General. Measuring Health. The World Health Report 1998. WHO Geneve. p: 39-68.        [ Links ]

4. Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. División de Enfermedades Notificable. Enfermedades Infecciosas y Parasitarias. Folleto de la Dirección de Vigilancia Epidemiológica 60 pag 1996. Caracas.        [ Links ]

5. Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Dirección de Vigilancia Epidemiológica. Notificaciones Semanales. Bol Epidemiol Sem 1998; 49 - 3795: 123.        [ Links ]

6. Reyes Romero H, Navarro Rojas P. Infecciones Parasitarias. Editorial Disinlimed. 196 pag. 1998 Caracas.        [ Links ]

7. Navarro P. Las infecciones del Trópico (Editorial) Rev Antibióticos e Infección 1998; 6:3.        [ Links ]