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Revista de la Facultad de Medicina
versión impresa ISSN 0798-0469
RFM v.25 n.2 Caracas dic. 2002
G Arechabaleta1, H Castillo1, H Herrera1 y M Pacheco2.
RESUMEN:
Se presentan los resultados parciales de un estudio que examinó la asociación entre los índices de masa corporal, porcentaje de grasa, área muscular, de contextura y cintura/cadera con el riesgo de padecer enfermedades crónicas degenerativas en población joven universitaria. Los datos fueron obtenidos de una investigación de corte transversal diseñada para evaluar morfológica y nutricionalmente estudiantes universitarios que reciben ayuda en calidad de becas de la Universidad Central de Venezuela. La población estuvo constituida por 442 adultos jóvenes, (103 hombres y 339 mujeres) con edades comprendidas entre los 18 y 28 años. El análisis reveló una relación positiva entre el IMC y los otros índices, encontrándose una correlación alta para las mujeres y media para los hombres con el porcentaje de grasa y con el área muscular. Se observó un marcado dimorfismo sexual en los indicadores de área muscular y cintura/ cadera con predominio del sexo masculino, presentando las hembras un mayor porcentaje de grasa, siendo bajo y moderado el riesgo de padecer enfermedades crónicas degenerativas en la población joven universitaria. Se aprecia que los índices antropométricos pueden ser una herramienta útil en el diagnóstico del riesgo, poniendo de manifiesto la importancia de la antropología biológica en el campo de la salud.
Palabras Clave: Antropología biológica, Antropometría, Morfología, Salud.
ABSTRACT:
Partial results are presented of a study about the relationship between body mass index, frame index 2 (contexture), percent of fat tissue, arm muscle area, waist/hip ratio, and risk of chronical degenerative diseases. Data was obtained from a cross-sectional morphological and nutritional research done on university students with scholarships at the Central University of Venezuela. The population sample included 442 young adults (103 males and 339 females), aged 18 to 28. The analysis revealed a positive relationship between the BMI and the other indexes. The degree of correlation between both, BMI and percent of fat, and BMI and arm muscle area, was high for women and moderate for males. Sexual dimorphism in the arm muscle area and waist-hip ratio showed higher values in males than in females, whereas women presented higher percent of fat tissue. Risk of chronical degenerative disease was low and moderate in this population. These findings indicate that anthropometric indexes are a useful tool in risk diagnosis. They also emphasize the significance of the biological anthropology in the health field.
Key Words: Biological anthropology, Anthropometry, Morphology, Health.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo forma parte de un proyecto de investigación que evalúa la morfología y la salud de los estudiantes de educación superior, enmarcándose dentro de éste un estudio que tiene como objetivo analizar las características físicas y nutricionales de la población de estudiantes becarios de la Universidad Central de Venezuela.
Por el interés que éstas características tienen en el estado de salud de la población, desde los años 20, algunos autores describen diferencias en la composición corporal asociados a distintas enfermedades.
La composición corporal humana en particular, ha sido una de las áreas más estudiadas en las últimas décadas, por su inobjetable importancia social, y ha dado origen a una extensa gama de investigaciones (Rodríguez, et al 1996), ya que evaluar los distintos componentes del físico, juega un rol importante en el diagnóstico de enfermedades (Pérez, 1998).
En Venezuela, a partir de 1984, se han realizado numerosos estudios de composición corporal en adultos como un indicador fundamental de salud, para las ciencias aplicadas en esta área, y en el campo de la antropología biológica por la gran variabilidad que presenta en las diferentes poblaciones.
A través del método indirecto de la medición antropométrica, se planteó en el presente trabajo la cuantificación de aquellas características que conforman la composición corporal, utilizándose para tal fin los indicadores de área muscular (Frisancho, 1990), índice de masa corporal (IMC) (Quetelet, 1871), porcentaje de grasa (Siri, 1961), índice de contextura (Frisancho, 1990) y el índice cintura/cadera (Bray, 1989), teniendo como objetivo examinar la asociación entre estos indicadores así como evaluar el riesgo de padecer enfermedades crónicas degenerativas en población joven, ya que sobran argumentos que apoyan la detección temprana de los factores que predisponen al desarrollo de enfermedades, en detrimento de la salud y la calidad de vida del individuo.
Estos indicadores permiten una aproximación a la evaluación de la composición corporal, de acuerdo al modelo de los compartimientos masa magra y masa grasa, partiendo del principio de que la masa muscular es el principal componente de la masa magra, constituyendo la grasa subcutánea el segundo componente (López, et al 1993).
Se analizó por tanto el componente graso, integrado por el tejido adiposo que incluye la grasa subcutánea y la perivisceral, que presenta una gran variabilidad, pues se establecen diferencias importantes en cuanto a la edad, el sexo y la distribución corporal (Frisancho, 1990), además define la condición de obesidad por estar asociada directamente con el estado nutricional, siendo Vague uno de los primeros autores en vincular la distribución de la grasa corporal con diferentes enfermedades (Vague, 1947).
Se calculó así mismo la contextura, considerada por Himes (1991) como la cuantificación de la masa ósea, la cual incluye anchuras, espesor y profundidades del esqueleto, que son la estructura del sostén del cuerpo, aun cuando el concepto ha variado mucho a través del tiempo, se destaca su importancia pues permite mejorar la interpretación del peso corporal. Mediciones de la composición corporal confirman que la contextura está altamente correlacionada con la masa libre de grasa, en tanto que es independiente de la estatura y otras dimensiones longitudinales del cuerpo (Frisancho, 1990). La masa ósea es uno de los componentes que influyen sobre el peso corporal, que varía en los diferentes grupos humanos de acuerdo a factores genéticos y ambientales (Hernández de Valera, 1998).
El índice de masa corporal es un indicador sensible y de gran utilidad en la evaluación antropométrica del estado nutricional, ya que permite la clasificación de la malnutrición en adultos (Hernández de Valera y Arenas, 1993). Refleja la corpulencia, y aún cuando parece estar altamente correlacionado con la grasa corporal y es independiente de la talla, los cambios en la corpulencia dependen de la variabilidad de la masa magra y grasa, y también de la edad, el sexo y el grado de maduración (Méndez, 1986; López Blanco, 1988).
La relación cintura/cadera evalúa el patrón de distribución de la grasa corporal y establece el nivel de riesgo de sufrir enfermedades crónicas degenerativas no transmisibles en el adulto (Vague, 1947; Bray, 1989; Hernández de Valera, 1995). Presenta además características técnicas de poca complejidad, bajo costo y es sensible a las predicciones de riesgo en la salud, estando altamente correlacionado con la edad y el sexo (Bray, 1989).
MATERIALES Y MÉTODOS
Se estudia una población de adultos jóvenes, de 442 estudiantes becarios pertenecientes a 5 de las escuelas de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la Universidad Central de Venezuela, (Tabla 1). Discriminada la población por sexo corresponden a las hembras un 77% (339) y a los varones un 23% (103). Siendo el límite mínimo de edad de 18 años y el rango máximo de 28 años, la edad promedio de la población es de 22 años para uno y otro sexo, con una desviación de 2.34 para los varones y de 1.97 para las hembras. Dado que no se encontraron diferencias estadísticamente significativas para ninguno de los sexos, en ninguna de las variables, entre los diferentes grupos de edad, los datos fueron tratados como un solo grupo etario.
Los datos fueron obtenidos de una investigación de corte transversal, tomados durante los dos semestres correspondientes al año académico 97-98, en el Laboratorio de Antropología Física del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) por antropometristas debidamente entrenados y estandarizados, de acuerdo con las normas y procedimientos internacionales.
Para el estudio se consideraron las siguientes variables e índices, la talla (cm) y el peso (kg), para el cálculo del IMC de Quetelet (1871); la circunferencia de la cintura (cm) y la circunferencia de la cadera (cm), para la obtención del índice cintura/cadera de Bray (1989), el diámetro biepicondilar del húmero (mm) para la contextura de Frisancho (1983), los pliegues tricipital (mm) y subescapular (mm) para establecer el porcentaje de grasa según Siri (1961), y la circunferencia del brazo (cm) para el área muscular del brazo de Frisancho (1990). Se utilizó como técnica de medición la antropometría, ajustada a las normas propuestas por el IBP (Weiner y Lourie, 1981). Se aplicó a los datos la estadística descriptiva y se elaboró una matriz de correlación simple entre los índices antropométricos (Olivier, 1969).
A falta de valores de referencia nacional para los índices calculados en población adulta, fueron utilizadas las gráficas adaptadas de las de Frisancho (1990) por el Laboratorio de Evaluación Nutricional de la Universidad Simón Bolívar (Hernández de Valera, 1995).
Tabla 1: Estudiantes becarios de cinco de las escuelas de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela | Hombres | Mujeres | Total |
Trabajo Social | 16 | 99 | 115 |
Estadística | 35 | 48 | 83 |
Antropología | 11 | 39 | 50 |
Estudios Internacionales | 15 | 32 | 47 |
Administración | 26 | 121 | 147 |
Total | 103 | 339 | 442 |
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se analizan la talla y el peso como variables antropométricas que indican en términos cuantitativos el tamaño y la forma del cuerpo, y son indispensables para el conocimiento de los distintos componentes, tejidos y dimensiones corporales que responden a la variabilidad de cada población (López de Blanco, et al 1997).
Para la población de estudiantes becarios analizados, la media de la talla es de 172,15 cm en los varones, y las muchachas promedian para la misma variable 158.32 cm, con una desviación mayor para el sexo masculino, 9.4 contra 6.5, lo cual hace a las hembras más homogéneas en cuanto a esta variable, (Tabla 2).
Tabla 2: Estadística descriptiva de las variables antropométricas
Edad | Peso | Talla | C brazo I | P tríceps I | P subesc I | Húmero I | Cintura | Cadera | ||||||||||
Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | |
N | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 | 103 | 339 |
Media | 22,45 | 22,62 | 67,07 | 54,53 | 172,15 | 158,32 | 28,77 | 25,63 | 9,03 | 15,88 | 12,42 | 14,15 | 6,65 | 5,66 | 79,80 | 68,33 | 93,69 | 93,32 |
s | 2,25 | 2,01 | 9,40 | 8,01 | 6,54 | 5,49 | 2,73 | 2,60 | 3,67 | 4,17 | 4,19 | 4,54 | 0,41 | 0,50 | 8,42 | 6,30 | 5,44 | 6,79 |
Mediana | 22,13 | 22,39 | 65,80 | 53,6 | 173,00 | 158,4 | 28,50 | 25,30 | 8,40 | 15,40 | 11,80 | 13,00 | 6,60 | 5,60 | 78,20 | 67,4 | 93,00 | 93,00 |
Mínimo | 18,51 | 18,71 | 49,50 | 37,00 | 153,00 | 142,60 | 22,80 | 19,20 | 3,80 | 7,20 | 6,20 | 6,00 | 4,90 | 4,20 | 66,00 | 56,00 | 84,00 | 67,20 |
Máximo | 28,56 | 29,91 | 101,00 | 85,70 | 192,40 | 176,30 | 35,50 | 35,5 | 19,20 | 27,00 | 25,40 | 31,00 | 7,70 | 9,50 | 104,00 | 94,50 | 111,00 | 118,3 |
Fuente: Unidad de Estudios Morfológicos y de Salud, IIES.
Cuando se establecen las comparaciones de nuestros valores con los reportados para la población nacional (Méndez Castellano, et al 1996), encontramos que la media de los varones de 170.4 cm es ligeramente menor que la de la muestra de estudiantes becarios (172.15 cm), en el caso de las mujeres, la talla de la muestra nacional es de 157.5 cm, promediando las becarias 158.4 cm, algo más de talla total. La pequeña diferencia observada en una y otra población en relación con la talla, puede responder a que la edad promedio de la muestra de los becarios es de 22 años, tanto para los varones como para las hembras, en tanto que para los valores de la referencia nacional se comparó con la última categoría de edad, es decir, 19 años; así mismo pudiera estar influyendo el azar por tratarse de una población más pequeña.
En relación con el dimorfismo sexual es algo más acentuado en la población de becarios, 14 cm en comparación a los 13 cm de la referencia nacional, aún cuando uno y otro valor están dentro de los rangos reportados para las distintas poblaciones humanas. Los resultados obtenidos para el peso revelan como en el caso de la talla un marcado dimorfismo sexual. Los varones promedian 67 kg. de peso en tanto que las mujeres tienen una media de 54.5 kg lo que indica una diferencia de 12.5 kg de peso en la población de becarios, siendo estos resultados los esperados para población adulta.
Al comparar los valores promedios de peso de los estudiantes universitarios becarios con los reportados para la referencia nacional, observamos que la media de los varones de 61.8 kg es bastante menor que la obtenida en nuestros becarios (67 kg), observándose una diferencia de 5.2 kg en tanto que para las hembras la diferencia en el promedio de peso no es apreciable.
La diferencia observada en el peso de los varones becarios en relación al valor reportado en la referencia nacional puede ser consecuencia de que tienen mayor estatura, y una edad promedio mayor. Los varones presentan una mayor densidad corporal, que se corresponde con un mayor peso magro y un menor porcentaje de grasa. Los valores de la correlación del peso para la talla se presentan más altos en el sexo masculino (r = 0.53) que en el femenino (r = 0.42), (Figura 6).
El promedio del índice de masa corporal para la población masculina es algo más alto que para la femenina, y la dispersión es sin embargo, mayor en el sexo femenino. Cuando comparamos las medianas de nuestra población (Tabla 3) con los valores de la muestra nacional (sexo masculino 20.8, sexo femenino 21.3) observamos que, los muchachos estudiantes están por encima del valor de la mediana nacional, siendo la diferencia mínima en el femenino (Hernández de Valera y Arenas,1993).
Al establecer la distribución porcentual del IMC se encontró que más del 56% de la población de becarios tanto hombres como mujeres se ubicó en la categoría de peso normal adecuado. En relación a las categorías extremas se observó que tanto en las muchachas como en los muchachos, el mayor porcentaje está en las categorías de bajo peso grado I y II, y con pocos sujetos en condición de sobrepeso, (Figura 1).
En cuanto al área muscular, se encontró que el 55.8% de las mujeres y el 71.8% de los hombres se ubicó en la categoría de muscularidad promedio, en tanto que del porcentaje restante la casi totalidad se ubicó en las categorías de muscularidad alta y muy alta, presentando el sexo femenino valores mayores que el sexo masculino, lo que pudiera explicarse por la actividad deportiva (montañismo) desarrollada por algunas de las estudiantes evaluadas. Los hombres presentaron un porcentaje algo mayor de muscularidad baja, (Figura 2).
Tabla 3: Estadística descriptiva de los índices antropométricos por sexo
IMC | A. muscular | Í. Contextura | Cint/cad | % grasa | ||||||
Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | |
n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | |
Mediana | 22.59 | 21.40 | 53.19 | 33.36 | 38.53 | 35.54 | 0.85 | 0.73 | 15.35 | 26.50 |
Media | 22.68 | 21.75 | 54.31 | 34.0 | 38.71 | 35.74 | 0.85 | 0.73 | 15.84 | 26.37 |
s | 2.79 | 2.91 | 10.92 | 6.06 | 1.80 | 3.06 | 0.06 | 0.53 | 4.44 | 4.26 |
Mínimo | 17.50 | 15.60 | 37.15 | 19.75 | 35.27 | 26.53 | 0.70 | 0.60 | 7.46 | 15.40 |
Máximo | 30.90 | 34.30 | 88.79 | 63.90 | 42.46 | 59.64 | 1.14 | 1.32 | 34.5 | 37.80 |
Fuente: Unidad de Estudios Morfológicos y de Salud, IIES.
Figura 1: Distribución porcentual de la población de becarios según las categorías del Índice de Masa Corporal
BPGII: Bajo peso grado II. BPGI: Bajo peso grado I.
SPGI: Sobrepeso grado I. SPGII: Sobrepeso grado II.
Figura 2: Distribución porcentual de la población de becarios según las categorías del área muscular
El área muscular presentó valores promedios considerablemente mayores para los varones que para las hembras, lo cual es lo esperado en adultos jóvenes. Algunas investigaciones reportan que el dimorfismo sexual en el área muscular en función de la mediana muestra un predominio del sexo masculino desde el nacimiento (Landaeta de Jiménez, et al 1989). En los becarios encontramos también una marcada diferencia, con valores mucho más elevados para los varones que para las hembras, (Tabla 3).
La figura 3 nos refiere la distribución porcentual del porcentaje de grasa hallado en los estudiantes becarios. En ella podemos observar que para la población total, más del 68% se ubicó en la categoría de normal adecuado. Los varones presentan valores ligeramente más elevados en relación a las hembras en cuanto a las categorías de grasa alta, y obesidad, siendo las estudiantes las que presentan las mayores frecuencias en las categorías de grasa baja y déficit. El porcentaje mayor de grasa alta y obesidad en el sexo masculino pudiera estar respondiendo a malos hábitos alimenticios y a una escasa actividad física. Se ha demostrado que sujetos sedentarios acumulan mayor cantidad de grasa que aquellos que incrementan su actividad física, (Hernández, 1998).
La población de becarios evidenció promedios que señalan un marcado dimorfismo sexual para el porcentaje de grasa, siendo menor el de los varones, en tanto que las hembras tienen una media considerablemente mayor, aún cuando la dispersión es algo menor en ellas, (Tabla 3).
Es obvio el predominio sostenido de la adiposidad en las niñas y en venezolanos el dimorfismo sexual se caracteriza por un predominio femenino desde los 2 años, con una diferencia que aumenta progresivamente con la edad (López, et al 1993).
Más de un 90% de la población de becarios tanto de hombres como de mujeres, se ubicó en las categorías de pequeña y mediana contextura, mientras que en la categoría de contextura grande, se ubican porcentajes muy bajos, destacando que las hembras superaron por poco margen a los varones en la contextura mediana y ellos a su vez tienen mayor frecuencia de sujetos de contextura pequeña, (Figura 4). En relación a los promedios, observamos que los varones tienen valores mayores que las hembras, siendo la desviación más elevada para ellas, (Tabla 3).
Figura 3: Distribución porcentual de la población de becarios según las categorías del porcentaje de grasa
El índice cintura/cadera ubica al 80% de las mujeres y más del 70% de los hombres en las categorías de riesgo bajo y moderado. Al analizar por separado las categorías, el sexo femenino presentó una mayor frecuencia en el riesgo moderado, mientras que en la categoría de riesgo bajo, la relación se invierte, siendo los hombres quienes superan a las mujeres, aún cuando la diferencia es mínima. En el riesgo alto, las mujeres superan por un estrecho margen al sexo masculino, mientras que en las categorías de riesgo muy alto, los estudiantes de sexo masculino superan a las de sexo femenino, (Figura 5).
En líneas generales, los varones presentan un porcentaje relativamente mayor en las categorías de riesgo, lo que nos hace suponer tal como lo plantean algunos autores, que los varones acumulan una mayor cantidad de grasa intra-abdominal (Seidell, et al 1987; Fujioka, et al 1987), la que se vincula con diversas alteraciones metabólicas y con enfermedades degenerativas no transmisibles en el adulto.
La media de varones para el índice cintura/cadera presenta valores más elevados que para las mujeres. Según Bray (1989), valores del índice cintura/cadera mayores de 1 en hombres y de 0.8 en mujeres, están asociados con un alto riesgo de enfermedades degenerativas. En nuestra población de becarios, los valores obtenidos para la mayoría de nuestros sujetos están por debajo de los rangos reportados, por lo que los estudiantes universitarios, adultos jóvenes, evaluados hasta el momento, no deben ser considerados como población de alto riesgo, (Tabla 3).
El índice de masa corporal mostró correlaciones altas con el área muscular en los estudiantes de uno y otro sexo, por estar asociado al peso. Así mismo el índice cintura/cadera presenta una correlación alta con el IMC, solamente en el caso de los varones, (Tabla 4, Figura 6).
Figura 4: Distribución porcentual de la población de becarios según las categorías del Frame Index 2 (contextura)
Figura 5: Distribución porcentual de la población de becarios según las categorías del índice cintura/cadera
Tabla 4: Matriz de correlación simple de los índices antropométricos por sexo
IMC | A. muscular | Í. Contextura | Cint/cad | % grasa | ||||||
Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | Mas | Fem | |
n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | n = 103 | n = 339 | |
IMC | 1 | 1 | ||||||||
A. muscular | 0.66 | 0.72 | 1 | 1 | ||||||
Contextura | 0.32 | 0.22 | 0.36 | 0.27 | 1 | 1 | ||||
cint/cad | 0.53 | 0.20 | 0.21 | 0.13 | -0.01 | 0.04 | 1 | 1 | ||
% grasa | 0.31 | 0.71 | 0.10 | 0.40 | -0.03 | 0.09 | 0.15 | 0.25 | 1 | 1 |
Fuente: Unidad de Estudios Morfológicos y de Salud, IIES.
Figura 6: Correlaciones entre el peso y talla, y entre el Índice de Masa Corporal y los Índices restantes
Con el porcentaje de grasa en hembras, se encontró una alta correlación (Tabla 2), lo que pudiera explicarse en función de que las mujeres, presentan entre un 20 a 25% de grasa corporal hacia los 18 años, y después de la pubertad este porcentaje continúa aumentado, marcando aún más el dimorfismo sexual (Bray, 1989), coincidiendo con lo encontrado en investigaciones similares (Castillo, et al 1998).
El índice de contextura, mostró asociación baja con el Índice de Masa Corporal, siendo algo más elevada en varones que en hembras; no se halló ninguna asociación con el porcentaje de grasa y con el índice cintura/cadera.
CONCLUSIONES
Los valores obtenidos para las variables de la talla y el peso corporal presentan el esperado dimorfismo sexual en adultos jóvenes, mostrando las mujeres una mayor homogeneidad para estas variables, presentando valores muy semejantes a los de la población venezolana en lo que a la estatura se refiere y una mayor distancia entre el peso de los hombres de ambas poblaciones.
Se evidenció, en los índices calculados, el dimorfismo sexual esperado en población adulta, siendo mayores los promedios en los indicadores de área muscular y cintura/cadera en el sexo masculino, presentando las hembras un porcentaje mayor de grasa.
Tanto los hombres como las mujeres presentaron en su mayoría peso normal adecuado, con tendencia al bajo peso y pocos sujetos con sobrepeso.
El área muscular los ubicó mayoritariamente como de muscularidad promedio, con elevadas frecuencias en las categorías de muscularidad alta, especialmente en el caso de las mujeres.
Los estudiantes evaluados eran de contextura mediana y pequeña, presentando riesgo bajo y moderado de padecer enfermedades crónicas degenerativas.
Se encontró una alta correlación entre el índice de masa corporal, y el porcentaje de grasa corporal en el sexo femenino. Con el área muscular tanto de varones como de mujeres también se constató, un alto grado de asociación. Sin embargo, para el índice cintura/cadera, la correlación encontrada fue baja en las mujeres y alta en los varones, lo cual esta respon-diendo al patrón morfológico diferencial de uno y otro sexo.
Así mismo se prueban las bondades de los índices antropométricos en el estudio de la composición corporal, así como en el diagnóstico de riesgo de enfermedades crónicas degenerativas en estudios de poblaciones.
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