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Revista de la Facultad de Medicina
versión impresa ISSN 0798-0469
RFM v.26 n.2 Caracas jul. 2003
Evolución del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Escuela "Luis Razetti"
M González G1.
1 Jefe de la Cátedra de Historia de la Medicina Escuela "Luis Razetti"
RESUMEN: Se establece que la creación y evolución del Departamento Preventiva y Social de la Escuela "Luis Razetti" es el instrumento lógico y necesario que la formación médica integral incorpora para intentar abordar las competencias referidas a la problemática de salud en cuanto fenómeno colectivo, a diferencia y como complemento a las competencias definidas en la problemática de salud en cuanto fenómeno individual, responsabilidad de otros departamentos. Se hace seguimiento a dicha evolución desde el primigenio germen de Higiene en la inicial y solitaria cátedra de Prima de Medicina, creada en 1763, hasta su actual conformación como Departamento de Medicina Preventiva con cuatro cátedras. Finalmente, se plantea que la estructura actual debe ser revisada para abrir campo al desarrollo institucional de otras competencias en el área de la conducta de un médico como tal médico, para lo cual se propone la creación de un Departamento de Humanismo Médico, que enfrente las necesidades históricas, filosóficas, bioéticas y legales del ejercicio profesional.
Palabras Clave: Educación médica integral, Historia de la educación médica, Salud pública, Escuela "Luis Razetti", Medicina preventiva y social, Humanismo médico.
ABSTRACT: The creation and development of the Preventive and Social Department in the "Luis Razetti" Medical School as the logical instrument used by medical education for facing and trying the health as a public problem is highlighted, in addition to other departments in charge of trying the health as an individual problem. The development is presented from the initial notions of Hygiene in the Prime of Medicine Chair till the present Department, with four Chairs. Finally, the review of its present structure is proposed in order to develop the competences referred to the behavior of a physician. For that, the creation of the Department of Medical Humanism, including historical, philosophical, bioethics and legal topics is highly proposed.
Key Words: Integral medical education, History of the medical education, Public health, "Luis Razetti" Medical school, Preventive and social medicine, Medical humanism.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo es el producto de la solicitud que se me hizo para conmemorar el XLII aniversario de la creación del Departamento de Medicina y Social de la Escuela de Medicina de la Ciudad Universitaria, hoy Escuela "Luis Razetti" de la Facultad de Medicina de la U.C.V.
Para poder cumplir esta tarea, es absolutamente necesario dejar sentado que la creación de este Departamento es el inexorable producto de una evolución de carácter universal en la enseñanza médica, como un perfecto ejemplo de lo que D. Miguel de Unamuno describió al sentenciar:
Hay que vivir recogiendo el pasado,
guardando la serie del tiempo,
recibiendo el presente
sobre el atesorado pasado,
en verdadero progreso,
no en mero proceso.
Esta precisión es indispensable para dejar establecido que la creación de nuestro Departamento de Medicina Preventiva y Social descansa sobre razones y argumentos de profunda solidez histórica y filosófica.
HISTORIA
Comencemos por puntualizar que, una vez que se afirmó históricamente, la sociedad humana hubo de distribuir tareas, asignándole a la medicina la función de velar por la salud. A efecto de cumplir esta función, se generó históricamente la figura del "médico". Como es natural, sin embargo, fue tomando cuerpo la necesidad de garantizar razonablemente la preparación de esa figura, el médico, consecuencia de lo cual fue la creación de instituciones dedicadas a cumplir esa función formativa, hoy llamadas Facultades o Escuelas de Medicina.
Recordemos, sin embargo, que la función social de formar médicos es ciertamente anterior a la creación de Facultades o Escuelas de Medicina, tal como las conocemos en nuestro mundo occidental. Éstas se originan en la Edad Media. Pero la formación de médicos ya existía en épocas anteriores, en las llamadas Altas Culturas Primarias (Egipto, Mesopotamia, China, India, Grecia pre-hipocrática, etc.). Quizás sea justo recordar que, incluso los indígenas precolombinos americanos tuvieron alguna forma de transmisión del conocimiento médico y preparación de sus oficiantes.
Ahora bien, la formación referida a cualquier profesión u oficio tiene necesariamente que responder a las competencias exigidas en la profesión a la cual concierna. He aquí un buen punto de partida: ¿Cuáles son las competencias de la profesión médica?. Ciertamente, no todas son igualmente evidentes. Sin embargo, todas son igualmente importantes, aún reconociendo su variación en el tiempo.
Algunas de esas competencias se fundamentan en la consideración de la problemática de salud en cuanto fenómeno individual. Corresponden al conocimiento y manejo de las variables anatómicas, fisiológicas, fisiopatológicas, anatomopatológicas y clínicas que, como es fácil comprender, tratan de aspectos específicamente concernientes a individuos. Desde luego, la atención a la salud individual fue el primer objetivo concreto de la medicina, por lo cual es perfectamente comprensible que esta área haya tenido un superior desarrollo histórico, a tal extremo que la preparación médica respecto a la misma ha tenido que organizarse a través de varios departamentos, todos los cuales tienen, sin embargo, ese común denominador de referirse a la problemática de salud en cuanto fenómeno individual.
Un segundo tipo de competencias es el de las referidas a la problemática de salud en cuanto fenómeno colectivo. Aquí se incluyen todas las competencias enmarcadas en el área de la Salud Pública, incluyendo en ella las propias de la Estadística, las Ciencias Sociales, la Epidemiología y la Administración Sanitaria.
En honor a la verdad histórica es preciso señalar, sin embargo, que la previsión de aspectos dirigidos a la consideración de la salud como un fenómeno colectivo también nos viene desde tiempos muy remotos.
Ya se encuentra insinuada en la figura de Higeia, perteneciente a la mitológica familia de Asclepio, el dios de la medicina, a la cual se le asignó, como diosa de la medicina preventiva, la protección de la salud, en complementación de su hermana Panakeia, diosa de la medicina curativa.
A su vez, es incuestionable la consideración epidemiológica contenida en los libros "Del aire, de las aguas y de los lugares", "De los vientos" y "De las epidemias", atribuidos a Hipócrates, así como en varios de los tópicos sobre edad, clima, estaciones, expresados en sus famosos "Aforismos".
En el transcurrir de los siglos, esto se ha proyectado en la aparición y consolidación de cátedras que han ido desarrollándose para determinar la conformación de lo que hoy llamamos Departamentos de Medicina Preventiva y Social o Departamentos de Salud Pública en las Escuelas de Medicina.
El Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Escuela "Luis Razetti" comprende actualmente cuatro cátedras (Salud Pública, Medicina del Trabajo, Historia de la Medicina y Medicina Legal y Deontología Médica).
La primera en insinuarse fue la que hoy denominamos cátedra de Salud Pública, ya que su germen primigenio, la Higiene aparece, en el inicio mismo de nuestros estudios médicos, junto a la Anatomía, la Fisiología y la Terapéutica, como uno de los cuatro tópicos contemplados en la actividad docente del fundador de dichos estudios, el Dr. Lorenzo Campins y Ballester, en su solitaria cátedra de Prima de Medicina, creada en 1763 en la entonces Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa (hoy Universidad Central de Venezuela).
Sin embargo, la formal creación de la Higiene como cátedra, unida entonces a la Fisiología, hubo de esperar 64 años, hasta la promulgación de los Estatutos Republicanos de 1827 por Simón Bolívar, en cuyo artículo 83 se establece:
"Artículo 83: Las clases de Medicina se dividirán por el orden siguiente: primero, una de anatomía general y descriptiva; segundo, una de fisiología e higiene...".
Más adelante, en el artículo 86, se determina la orientación de la asignatura al establecer que el catedrático de Fisiología tendrá a su cargo las lecciones de higiene, agregando:
"Artículo 86: ...El mismo catedrático estará encargado de enseñar higiene pública, manifestando a los cursantes cuáles son las reglas que debe seguir la administración civil de los pueblos para precaverse de las enfermedades, epidemias y contagiosas en las ciudades, campamentos y navegaciones; como también para impedir la propagación del mal cuando una vez se ha declarado, o para disminuir a lo menos su actividad".
Finalmente, en el artículo 92, se define su ubicación en el Plan de Estudios:
"Artículo 92: En la clase de medicina se ganarán los cursos siguientes: en el primer año un catedrático dará un curso de anatomía general y descriptiva; en el segundo año lo continuará y concluirá. En estos mismos dos años de anatomía, otro catedrático enseñará un curso completo de fisiología, y uno de higiene particular y pública en el segundo año...".
Justo es dejar aquí el testimonio de que el primer Catedrático de Fisiología e Higiene, a partir de 1827, fue el Dr. José Joaquín Hernández (1776-1850), quien venía de ser el último de los que regentaron la cátedra única de Prima de Medicina desde 1814, constituyéndose, por lo tanto en el único que fue profesor en medicina en la Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa y en la Universidad Central de Venezuela.
La Medicina Legal, por su parte, también fue prevista en los antedichos Estatutos Republicanos, cuyo mencionado artículo 83, antes citado, continúa:
"Artículo 83: ...tercero, una de nosografía y patología interna o medicina práctica; cuarto, una de nosografía y patología externa o cirugía; quinto, una de terapéutica, materia médica y farmacia; sexto, una de obstetricia o partos; séptimo, una de medicina legal. Además habrá cursos de clínica médica y quirúrgica que darán en los hospitales los respectivos profesores...".
Un poco más adelante, en el artículo 91 se prevé que la Medicina Legal quedará a cargo de los profesores de Clínica Médica y Clínica Quirúrgica, al precisar:
"Artículo 91: Clínica Médica y Quirúrgica y Medicina Legal. En estas cátedras se enseñará la clínica médica o la aplicación de los principios teóricos a la práctica. Igualmente la clínica quirúrgica o externa en todos sus ramos; ...Los mismos catedráticos darán también lecciones de Medicina Legal, en las épocas que lo exija la distribución de los cursos".
Lamentablemente, como es conocido, las clases de Clínica Médica y Clínica Quirúrgica no pasaron de ser un buen deseo. Fue necesario que surgiera la figura de Luis Razetti, a finales del siglo XIX, para impulsar su aparición. Algo mejor fue la suerte de la Medicina Legal, pero no pudo inaugurarse hasta el año 1841, figurando conjuntamente con Materia Médica y Terapéutica, con Antonio José Rodríguez como primer catedrático.
Poco antes de esa inauguración, surgen los primeros atisbos de Historia de la Medicina y de Deontología Médica, en las observaciones hechas por José María Vargas en sus Ideas del método de educación más adecuado para formar un médico publicado el 31 de julio de 1850.
"Al mismo tiempo que cursa esta enseñanza, puede el estudiante ir imponiéndose de la historia de la medicina, que el profesor de la práctica de ella está llamado a enseñar...
"Por último, el joven médico coronará el edificio de sus estudios con las máximas de la moral médica, que le recuerde sin cesar sus deberes hacia Dios, hacia el hombre enfermo, la sociedad y sus comprofesores"(1).
Ello, sin embargo, no fue suficiente para su creación como cátedras. Por su parte, la cátedra de Fisiología e Higiene se mantuvo prácticamente igual hasta 1891 y la de Materia Médica, Terapéutica y Medicina Legal apenas tuvo como cambio la incorporación de la Toxicología en 1883.
Por lo tanto, en 1891, en las áreas que hoy enfocamos sólo existían las cátedras de Fisiología e Higiene, a cargo del profesor David Lobo, y Materia Médica, Terapéutica, Medicina Legal y Toxicología, a cargo del profesor Elías Rodríguez. Las únicas clases existentes eran las de Higiene Pública y Privada, en el primer año, y la Medicina Legal y Toxicología, en el sexto año.
Entre 1891 y 1892 estas dos cátedras son re-estructuradas dando lugar a tres:
Fisiología Experimental, Histología y Bacteriología
Física y Química Médicas y Medicina Legal y Toxicología
Materia Médica, Terapéutica e Higiene
Poco después, en 1895, aparece oficialmente por primera vez la Historia de la Medicina al crearse la cátedra de Antropología e Historia de la Medicina, teniendo como primer y fugaz profesor al Dr. Rafael Villavicencio, luego del intento frustrado de crear la de Antropología e Higiene Pública y Privada. La Historia de la Medicina se dictaría en el sexto año.
Por su parte, en el Plan de Estudios de 1896, las clases enfocadas a la Salud Pública quedaron agrupadas en el último año (Higiene Pública y Privada, Medicina Legal y Toxicología e Historia de la Medicina), habida cuenta que la Antropología (programada para el quinto año) no llegó a dictarse.
En 1904 todo queda reducido a una cátedra, la de Higiene y Medicina Legal. La Toxicología había sido unida a la Física y Química Biológica. Los pocos tópicos son dictados en el último bienio en el Plan de Estudios.
Pocos cambios hubo en los años siguientes. Apenas la Toxicología es vuelta a unir a la Medicina Legal en el Plan de Estudios de 1905 y vuelta a separar en el Plan de 1924 para incorporarla en la cátedra de Terapéutica Especial, Farmacología y Toxicología. En este último año, por cierto, se hace presente otro componente del Departamento de Medicina Preventiva y Social, la Deontología, unida a la Medicina Legal.
Un decisivo cambio ocurre como producto de la Ley de Educación de 1940, enmarcado en la novedosa diferenciación conceptual de Escuelas (órganos por medio de los cuales las Universidades cumplen su función docente) y Facultades (las Escuelas cuyos estudios den derecho al título de doctor).
Desde esta nueva perspectiva, se afirman en la entonces única Escuela de Medicina la cátedra de Higiene (ahora como Higiene y Medicina Social, a ser dictada en el quinto año) y la de Medicina Legal (con la incorporación definitiva de la Toxicología, a ser dictada en el sexto año), y además se crea, también en forma definitiva, la cátedra de Historia de la Medicina (unida a la Deontología), con el Dr. Armando Yanes como primer profesor, para ser dictada en el segundo año.
El Reglamento de las Escuelas de Medicina de 1945, promulgado para enfrentar el aumento de cátedras, estableció la organización de las mismas, poniendo la primera base para la futura departamentalización. Las cátedras fueron organizadas en cinco grupos, colocando a la cátedra de Higiene y Medicina Social en el grupo denominado Instituto de Medicina Tropical, Microbiología e Higiene, mientras que las de Medicina Legal (ahora con el agregado de Deontología) y de Historia de la Medicina fueron ubicadas en la llamada Agrupación Médica.
En cuanto al Plan de Estudios de 1945, la Historia de la Medicina fue programada para el segundo año (si bien el año siguiente fue transferida al sexto año), mientras que la Higiene y Medicina Social fueron mantenidas en el último bienio. Salvo la vacilación que hubo respecto a las clases de Historia de la Medicina, que fueron dictadas en primer año en 1953 (lo cual obligó a programarlas excepcionalmente para todos los cursos) y vueltas a ubicar en sexto curso dos años después, no hubo ningún cambio relevante por varios años.
El punto de partida de ese cambio fue el Informe presentado por la Comisión Asesora de la Facultad de Medicina en 1958, entre cuyas principales recomendaciones estaba el de que "...la formación del futuro médico se estructurase fundamentalmente alrededor de la problemática de salud del país, tanto en lo referente a patología predominante como en cuanto a una desarrollada sensibilidad social, proponiendo una profunda modificación de la enseñanza de la higiene y de la medicina social...".
Por ello, al mismo tiempo que se iniciaban en 1960 las actividades de la Escuela de Medicina "José María Vargas" (oficializada en 1965), se gestaban profundos cambios en la enseñanza de la Salud Pública en la Escuela de Medicina de la Ciudad Universitaria (cuya denominación de "Escuela Luis Razetti" es propuesta en 1962, impulsada en la década de los setenta y oficializada apenas en el año 2000), iniciados con el cambio de denominación de la Cátedra de Higiene y Medicina Social al de Cátedra de Medicina Preventiva y Social, ya dentro del llamado Departamento de Medicina Preventiva y Social (cuyo primer Jefe fue el Dr. Leopoldo García Maldonado), junto con la cátedra de Medicina Legal y Deontología Médica y la de Historia de la Medicina.
De mucha mayor importancia, sin embargo, fue la adopción de una línea curricular a ser dictada en cinco niveles, por muchos años denominados Medicina Preventiva y Social I, II, III, IV y V, y actualmente llamados Salud Pública I, II, III, IV y V.
La más reciente de las cátedras del Departamento de Medicina Preventiva y Social es la de Medicina del Trabajo, impulsada desde los años setenta por el esfuerzo sostenido de los doctores José Rafael Felice y Emigdio Cañizales Guédez, quienes por algunos años la dictaron antes de su creación oficial como cátedra universitaria.
Dicho esto, considero muy oportuno dejar en el aire una reflexión adicional.
En líneas precedentes hemos defendido la tesis de que muchas de las competencias que debemos tratar de desarrollar en el futuro médico tienen como norte lograr que pueda enfrentar la problemática de salud en cuanto fenómeno individual, mientras que otras lo son para que pueda enfrentar dicha problemática en cuanto fenómeno colectivo.
En nuestra opinión, es llegada ya la hora de identificar netamente la realidad de otro tipo de competencias que debe tener todo médico y que son las de su conducta como tal médico.
Ciertamente no son nuevas. No estamos diciendo nada nuevo. Baste citar que estos aspectos ya están presentes en tan notables documentos de la antigüedad como el Código de Hammurabi y el Corpus Hippocraticum.
Profunda y estremecedora son las reflexiones contenidas en los Consejos de Esculapio:
"¿Quieres ser médico, hijo mío?. Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.
¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida?. Mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse de los importunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación.
Tu vida transcurrirá entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes.
Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas.
Pero si tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre o con una cara que sonríe porque ya no padece; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!"(2).
Más modernamente, el eminente franco-suizo-norteamericano Henry Sigerist abordó el tema, sentenciando:
"...La Universidad debe hacer mucho más que enseñar hechos y teorías. ...Debe guiar (al estudiante) a formarse una escala de valores correcta y a definir su actitud ante la vida, en una palabra, su filosofía(3).
Por su parte, Pedro Laín Entralgo (1908-2001) dice:
"... Los progresos de la técnica, ¿traerán consigo la posibilidad de una medicina en la cual sea inútil la relación directa entre el médico y el enfermo?. ... No lo creo...".
"...La verdad es que el instrumento técnico puede y debe ser mucho para el médico y para el enfermo, pero no puede ni debe ser todo...".
"...Sería a la vez injusto y necio cerrar los ojos ante la grandeza y la eficacia de los resultados obtenidos por obra de esta concepción de la terapéutica; pero no menos injusto y necio sería desconocer que la realidad del tratamiento médico no es sólo eso."(4).
Son igualmente pertinentes las palabras de nuestro insigne José María Vargas, expuestas en líneas precedentes y que aquí reiteramos:
"Por último, el joven médico coronará el edificio de sus estudios con las máximas de la moral médica, que le recuerde sin cesar sus deberes hacia Dios, hacia el hombre enfermo, la sociedad y sus comprofesores".
Por su parte, nuestro notable Luis Razetti fustiga:
"El ejercicio de la medicina necesita limitaciones morales, no porque se presuma mala fe en los médicos, sino porque la medicina no es una simple profesión liberal como otras: la medicina es un apostolado, cuyo único objeto es hacer el bien. Todo lo que en el ejercicio de la medicina pueda desviar al médico de la práctica del bien, es inmoral"(5).
En nuestra opinión, el esfuerzo para conformar la mejor conducta posible del médico del futuro exige el desarrollo de objetivos en cuatro componentes: bioético, histórico, legal y filosófico, los cuales deben estar perfectamente concertados y claramente dirigidos hacia ese específico objetivo.
La importancia de este planteamiento radica en que consideramos que esto amerita la creación de un nuevo Departamento, que nos permitimos denominar Departamento de Humanismo Médico, lo cual proponemos formalmente.
Por su parte, la oportunidad de dicha proposición en este momento radica en que ello implicaría necesariamente una re-estructuración del Departamento de Medicina Preventiva y Social, por cuanto tres de sus componentes (histórico, bioético y legal) están incluidos actualmente en éste.
Creemos necesario resumir ciertas reflexiones expresadas a lo largo de la presente exposición:
Los objetivos a perseguir por cada cátedra en los estudios médicos son agrupables en tres tipos, determinados en función de las competencias reconocidas y definidas. Esos tres tipos de objetivos son: a) los que preparan al futuro médico para enfrentar la problemática como un fenómeno individual; b) los que lo preparan para enfrentar dicha problemática como un fenómeno colectivo; c) los que moldean su conducta. Y esto debe ser el principio rector en la estructuración de los Departamentos, en especial cuando se piensa en la idea de integración entre las cátedras de un mismo Departamento. No hacerlo así es hacer una integración forzada, simplemente por el criterio de autoridad, el cual no suele ser buen consejero.
Cada Departamento debe cobijar en su seno a cátedras que sean afines entre sí en los objetivos que le son propios. Ciertamente, las cátedras dedicadas al conocimiento del individuo han llegado a tal número que no es práctico pensar en su integración en un solo Departamento. Por ello, existen los que ya conocemos (Ciencias Morfológicas, Ciencias Fisiológicas, Medicina, etc.). Pero esto no invalida en absoluto el principio enunciado.
Lo pertinente es sentarse a reflexionar, sin aceptar necesariamente que la verdad oficial es la verdad absoluta y definitiva.
El Departamento de Medicina Preventiva y Social ya es mayor de edad. Ya ha pasado la prueba del tiempo, y son muchas las tareas que le esperan. Pero no está exceptuado de revisión. Dado su específico objetivo de dedicarse a la problemática de salud como un fenómeno colectivo, es evidente que incluye neta y sólidamente (sin pretensiones de ser exhaustivos) los tópicos de Estadística, Epidemiología, Ciencias Sociales, Medicina del Trabajo y Administración Sanitaria e, incluso, ciertos tópicos de Medicina Legal.
No son esos los objetivos de los temas de Bioética, Historia de la Medicina, Filosofía de la Medicina ni todos los de Medicina Legal, dirigidos todos, eso sí, hacia la modelación de la conducta del médico para actuar tanto en su acción en el campo individual como en el colectivo.
Hasta aquí la revisión histórica del Departamento de Medicina Preventiva y Social y una propuesta concreta sobre su futuro.
Gracias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Villanueva L. Biografía del Dr. José María Vargas (Facsímil de la edición de 1883). Ediciones del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela. Caracas. 1993; p 204-205. [ Links ]
2. Grom E. A mis Alumnos. Litopar. Caracas. 1990; p 1-3. [ Links ]
3. Sigerist H. Historia y Sociología de la Medicina. Editora Guadalupe. Bogotá. 1974; p 212. [ Links ]
4. Laín Entralgo P. El Médico y el enfermo. Biblioteca para el Hombre actual. Ediciones Guadarrama. Madrid. 1969; p 243-244. [ Links ]
5. Razetti L. Deontología Médica (Obras completas I). Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Caracas. 1963; p 12. [ Links ]