Revista del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel
versión impresa ISSN 0798-0477
INHRR v.41 n.1 Caracas jun. 2010
Cambio Climático ¿Qué puede enseñarnos "una verdad incomoda"? (Parte I)
Climate Change ¿What can "an Inconvenient Truth" teach us? (Part I)
Dr. Carlos Aponte 1
* Doctor. Coordinador de Investigacion. Gerencia de Docencia e Investigacion. Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel. caponte@inhrr.gov.ve
En la película, o mejor, el documental: "Una Ver dad Incomoda" (An Inconvenient Truth), sacado al mer cado por Paramount Home Entertainment en el año 2006, aun recordamos, con particular espectacularidad, al ex vicepresidente norteamericano, Al Gore, ascendiendo so bre una plataforma automática para capturar el dióxido de carbono (CO2) que se eleva, culpable, sobre el escenario perdón, sobre el planeta Tierra. Todos que dábamos convencidos (o quizás ¿fascinados?) de co mo una molécula lineal, no polar; biológicamente bastante común, la cual se libera durante la respiración y se captura durante la fotosíntesis: el dióxido de carbono (gas carbónico o, también denominado, anhídrido carbónico) se convertía en un santiamén en el criminal más buscado.
Luego, en el 2007, el actor Leonardo Di Caprio, ahora actuando como narrador/productor, nos arremetía con un film también documental: the 11th Hour (La Hora 11. Directores: Nadia Conners / Leila Conners Petersen). No tan exitoso como el film de Al Gore pero presentado en sección oficial del Festival de Cine de Cannes, Francia, fuera de competición. Sin duda, en el documental de Di Caprio los minutos cuentan Sí, estamos en los instantes apocalípticos de la humanidad la cual desde el vientre materno parece condenada a ser testigo y/o participe de: deslaves, inundaciones, incendios, huracanes, osos polares mendigando entre desechos, cuerpos cadavéricos carcomidos por el hambre, extensas deforestaciones, derretimientos de los glaciares, la quema voraz de hidrocarburos, guerras, la extinción masiva de especies, el insaciable apetito carnívoro del hombre Todo esto apoyado por un colosal reparto, tales como, por ejemplo, Lester Brown, Presidente, Instituto Plan de Acción para la Tierra (Earth Policy). Herman Daly, Profesor, Universidad de Maryland, Ex -Eco nomista Senior del Banco Mundial. Peter de Menocal, Profesor Asociado, Observatorio Lamont-Doherty Earth, Universidad de Columbi., Sylvia Earle, Oceanógrafa, Exploradora-en-Residencia, Sociedad National Geographic. Mikhail Gorbachev, Fundador Presidente, Cruz Verde Internacional, 1990 Premio Nobel de la Paz. Stephen Hawking, Profesor Lucasiano de Matemáticas, Universidad de Cambrid ge. William McDonough, Arquitecto. William McDonough & Asociados. David Suzuki, Científico, Especialista en Medioambiente, Allen Hamilton, Exdirector, CIA, y Thom Hartmann, Autor, The Last Hours of Ancient Sunlight. Este último, en particular, se expresa, tempranamente en el documental, de manera bastante descriptiva:
"Nuestra biosfera esta enferma. Tenemos un planeta que se comporta como un organismo infectado. Desde el espacio se ven muchas luces son las luces del Planeta Tierra, de las personas. Pero es prácticamente como con templar un organismo con una infección que esta formando una cosa"
Sin embargo, mucho más interesante fue el discurso que en 1992 Severn Cullis-Suzuki, para entonces una niña de 12 años, hundió en el corazón de los asistentes a la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo "The Earth Summit", celebrada por la ONU en Río de Janeiro, Brasil. No puedo resistir la tentación de colocar el discurso completo pronunciado por la niña Suzuki:
Hola, soy Severn Suzuki y represento a ECO (Environ - mental Children's Organization). Somos un grupo de niños de 12 y 13 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Recaudamos nosotros mismos el dinero para venir aquí, a cinco mil millas, para decirles a ustedes, adultos, que deben cambiar su forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo segundas intenciones. Lucho por mi futuro.
Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No podemos soportar no ser oídos.
Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. Solía ir a pescar en Vancouver, mi hogar, con mi padre, hasta que hace unos años encontramos un pez con cáncer. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día, y desaparecen para siempre.
Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques repletos de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.
¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?
Todo esto ocurre ante nuestros ojos, y seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo una niña y no tengo soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen.
No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos.
Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo.
Aquí, ustedes son seguramente delegados de gobiernos, gente de negocios, organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad son madres y padres, hermanas y hermanos, tías y tíos, y todos ustedes son hijos. Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una familia formada por cinco mil millones de miembros, treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto, y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.
Aunque estoy enfadada, no estoy ciega, y, aunque tengo miedo, no me asusta decirle al mundo cómo me siento.
En mi país derrochamos tanto Compramos y desechamos, compramos y desechamos, y aún así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas si las compartimos.
En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de ellos nos dijo: "Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle comida, ropa, medicinas, un hogar, amor y afecto".
Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué nosotros, que lo tenemos todo, somos tan codiciosos?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda. Yo podría ser uno de esos niños que viven en las favelas de Río; podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; un niño víctima de la guerra en Oriente Medio, o un mendigo en la India.
Aún soy sólo una niña, y sé que si todo el dinero que se gasta en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, la Tierra sería un lugar maravilloso.
En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y a no ser codiciosos. Entonces, ¿por qué fuera de casa se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?
No olviden por qué asisten a estas conferencias: lo hacen porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: "todo va a salir bien", "esto no es el fin del mundo" y "lo estamos haciendo lo mejor que podemos".
Pero no creo que puedan decirnos eso nunca más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: "Eres lo que haces, no lo que dices".
Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las no ches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los desa fío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras. Gracias
A pesar de la aparente ingenuidad, este discurso no esta exento de ese espíritu ambientalista, espontáneo y necesario de los años setenta y que fue iniciado, en cierta forma, por la zoóloga, de la Jhon Hopkins University, Ra chel Louise Carson. En 1962, su best-seller Silent spring (La Primavera Silenciosa) provocó un verdadero movimiento ambientalista centrado en la luchas por la pre servación ambiental. En el prólogo de José Manuel Sánchez Ron a la Edición Crítica de la Colección Drakontos (2001), Al Gore es citado por aquella reflexión que hizo: "de que el movimiento ambiental podría haberse visto retrasado durante mucho tiempo, o no haber aparecido nunca" de no haberse publicado Silent spring. El libro también fue el primer paso para la prohibición del DDT, la abreviación para el 1,1,1-Tricloro-2,2-bis (p-clorofenil) etano (también conocido como Difenil-Dicloro- Tricloroetano). En la obra de Carson se les denominó "Elixires de la Muerte". Ahora bien, Silent spring no estuvo libre de fuertes controversias. ¿Por qué? Pues, se le acusó de importantes imprecisiones y errores a todo lo largo del texto.
Ahora bien, Silent Spring es un buen ejemplo de lo ex tremadamente difícil que es la toma de decisiones frente un problema de carácter ambiental sin un verdadero análisis racional, crítico, y metódico del mismo. Así, Aramis Latchinian en su libro Globotomia (Ed. Punto Cero. 2009) destaca claramente esta problemática:
La lucha ambientalista contra los plaguicidas constituye un ejemplo ampliamente difundido de esta parcialización en el análisis de costo y beneficio. La oposición dogmática a los plaguicidas en general, sin discernir entre los distintos principios activos, llevó al movimiento ambientalista a estructurar un discurso equivocado y sin posibilidades de éxito. Y es que en un balance global, los plaguicidas han contribuido a incrementar la esperanza de vida en los países en vías de desarrollo, evitando incluso la muerte de decenas de millones de personas ( ). Sin embargo, campañas sustentadas en experimentación deficiente (y en ocasiones fraudulenta) han desbalanceado la toma de decisiones de tal forma que un posible caso de cáncer pese más que evitar la desnutrición endémica de millones de personas.
Abordar problemáticas ambientales de alcance global (además de asignarles un claro dramatismo mediático), tales como el cambio climático y calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, la extinción masiva de especies, la crisis de alimentos, la crisis de energía, entre otras, requiere de análisis de tipo más racional, crítico, y metódico. Incluso en un consenso en tre di versos especialistas, estamos frente a una crisis ecológica. Sin embargo, desde la aparición del hombre sobre el planeta Tierra, la relación que éste ha establecido con su entorno trasciende en mucho la que, en general, establecen otras especies con su ecosistema. Es decir, y co mo lo expresa Alain Lipietz, en su libro ¿Qué es la ecología política? (Ed. LOM. 2002):
En nuestros campos, el superdepredador fue, por largo tiempo, el lobo. Hoy día, y en todo el planeta, es el hombre: animal social y político, es decir, consciente.
En general, cuando el hombre se aproxima al Medio Ambiente como su dominio, entonces su relación de impacto será mayor y directamente cuantificable sobre un territorio potencialmente explotable, consumible, modificable, y transformable. Por ejemplo, es interesante que algunos autores parecen estar de acuerdo en que ha ce unos cuarenta mil años, en la última glaciación, los pueblos de los hombres de Cromagnon (por el yacimiento francés donde se localizaron por primera vez fósiles de esta especie), dada su enorme habilidad para la caza, y en un tiempo geológicamente breve, lograron provocar la extinción de mamuts, rinocerontes lanudos, ciervos gigan tes, canguros gigantes, y de un total de cerca de 30 géneros sólo en Estados Unidos y unas 50 especies en toda Sur América. Con todo y las objeciones que podemos tener ante esta visión demasiado centrada en una cultura esencialmente agresiva no por ello deja de ser perceptible lo particularmente vulnerable que puede ser un ecosistema frente a la irrupción de una nueva especie (para una obra crítica revisar: American Megafaunal Ex tinc tion at the End of Pleistocene. Ed. Gary Haynes. Springer. 2009)
Ahora bien, el rol que hoy juega el Homo sapiens so bre el planeta Tierra es particularmente interesante y para muchos peligroso. Después de la Revolución Industrial la actividad humana ha tenido un impacto profundo sobre el Medio Ambiente: la deforestación, la polución industrial, las emisiones de gas con efecto invernadero, la progresiva desertificación, el derretimiento de los glaciares, el daño provocado a la biodiversidad y habitats, entre otras, tienen un impacto profundo sobre el clima y su comportamiento global, la salud pública, la economía mun dial, la política de gestión de recursos naturales, entre muchas otras.
Pero, ¿a qué llamamos cambio climático? Sí seguimos el razonamiento de Al Gore, en el film An In convenient Truth tenemos:
" Pero hay una relación que es mucho más fuerte que las demás. Es esta: cuando hay más dióxido de Car bono (CO2), la temperatura sube, aumenta, porque atra pa en el interior más calor producto del Sol ( ) El CO2 nunca ha superado los 300 ppm (partes por millón), Aquí es donde esta el CO2 ahora, muy por encima de lo que nun ca ha estado Ya ha llegado hasta aquí (Ascendiendo en su plataforma automática y señalando con su dedo un punto amarillo en el gráfico: El CO2). Véanlo lo muy por en cima que esta del ciclo natural y eso lo hemos hecho no sotros (los seres humanos)
Para el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cual fue establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el calentamiento del sistema climático es inequívoco. Así lo deja ver: 1) la elevación de la temperatura promedio mundial tanto del aire como de los océanos, 2) el derretimiento generalizado (deshielo) de nie ves y hielos del planeta y 3) el aumento del promedio mundial del nivel del mar.
Hasta aquí, todo parece razonablemente lógico, pero la verdad es que la vida, su génesis y evolución, se rea lizó siempre en contextos dramáticos climatológicamente hablando. Precisamente, en su estricta condición biológica, la vida aparece sobre el planeta Tierra hace, al menos, unos 3.8 millones de años (Ma). Es decir, si la Tie rra tiene entre 4.6-4.5 Ma desde su formación, la vi da es detectable, prácticamente, desde los inicios del planeta. De hecho, parece ser que en las etapas tempranas de la Tierra, efectos esterilizantes, provocados por constantes choques meteoríticos, muy probablemente, contribuyeron a la extinción de los primeros intentos de génesis de la vida en el planeta. Sólo, y co mo ya decíamos, hace 3.8-3.9 millones de años detectamos, en ro cas de Groenlandia, vestigios de variación en la proporción de los isótopos de carbono (12C y 13C). Dicha variación se produce cuando un organismo vi viente metaboliza las fuentes de carbono medio ambientales.
En el Precámbrico, hasta este insólito momento, nada parecía existir a excepción de un desierto mineral y, un muy grande y vasto océano. La atmósfera era esencialmente de carácter reductor, consistiendo principalmente de CO2, CH4, CO, vapor de agua, H2S, N2, NH3, y H3PO4. Así, nuestra atmósfera contendría, para el momento, muy pequeñas cantidades de oxígeno. Oxígeno que sólo aumentaría su proporción con la aparición de la vida. Con incrementos significativos de oxígeno (> 15% de los niveles atmosféricos actuales) sucediendo esto solamente hace 2.1 millones de años. Es importante destacar aquí que a pesar que la luz solar incidente era 30% menor que la tasa actual, un efecto invernadero suficientemente importante era producido por la cuantía de CO2 atmosférico. Efecto que podría permitir la existencia de una charca caliente, ya prevista por Charles Darwin, para el origen de la vida.
La apariencia de las formas primigenias de vida en el Precámbrico sería -muy probablemente- similar a las, hoy, denominadas algas verdiazules (cianobacterias). Organismos que, en mucho, contentivos de clorofila, se permitían captar la energía lumínica (fotones) del Sol y transformarla, así, en componentes nutritivos (Foto síntesis). Testigos de piedra de esa época primigenia afloran aún, en ciertas zonas salinas profundas del planeta, como estromatolitos (del griego lithos, piedra, y stroma, tapiz).
Es en parte, a través del mecanismo fotosintético, que se opera la primera gran crisis climática del planeta naciente:
1. el aumento de la tasa de oxígeno atmosférico que se traducirá en la formación de la capa de ozono.
2. la consecuente expansión de aquellos organismos ca paces de utilizar el oxígeno liberado para gestionar su metabolismo y
3. la extinción, o refugio en santuarios naturales anóxibióticos, de todos aquello organismos incapaces de manejar el temible gas tóxico
Es sólo, entre los 1.5 y 1.0 millones de años, que la vi da fotosintética se hizo lo suficientemente abundante como para elevar el oxígeno atmosférico hasta casi el nivel actual observado.
Como podemos ver, desde su aparición, la vida abre su abanico de posibilidades ante la crisis impuesta por el planeta madre. Charles Darwin en su exquisita obra: El Origen de las especies (1859) ya escribe lo que podría ser la génesis o el epitafio de las especies:
"Los descendientes modificados de cualquier especie prosperarán mejor cuando más diversificados lleguen a ser en estructura, estando así en disposición de apropiarse lugares ocupados por otros seres. Veamos ahora cómo este principio del beneficio obtenido por la divergencia de carácter tiende a obrar alternando con los principios de la selección natural y de la extinción"
Dejémoslo hasta aquí y en el proximo número de la revista del Instituto Nacional de Higiene "Rafael Rangel" profundizaremos en el análisis de los parámetros a tomar en consideración al hacer estimaciones del Planeta Tierra del futuro
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
1. Gore A. (2006) An Inconvenient Truth: The Planetary Emergency of Global Warming and What We Can Do About It. Rodale, Emmaus, PA, USA. [ Links ]
2. Hors serie. Science & vie (2007). Le Dossier verité. No 240. Septiembre [ Links ]
3. Informe de síntesis IPCC. (2007). Cambio Climático 2007. Publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. OMM/PNUMA [ Links ]
4. Darwin CH. (1859). El origen de las especies. Disponible en http://www.cervantesvirtual.com [ Links ]
5. Teyssedre B. (2000). La vie invisible. En Dans le secret des mon de disparus. Science & Vie Hors Serie. 213: 6 - 19 [ Links ]
6. Seckbach J, Westall F, Chela-Flores J. (2000). Origen, evolución, distribución y destino de la vida en el Universo. En: Seckbach J, Westall F and Chela-Flores J. "Introduction to as trobiology". En: Journey to Diverse Microbial Worlds: Adap tation to Exotic Environments, ed. Joseph Seckbach; vo lumen 2 de la serie Cellular Origin and Life in Extreme Habitats (COLE). Kluwer Academic Publishers, Dordrecht, The Netherlands, Capítulo 25, pp. 367-375. Copyright Kluwer. ISBN 0-7923-6020-6, http://www.wkap.nl/prod/b/0-7923-6020-6 [ Links ]
7. National Research Council of the National Academies (2007). The Limits of Organic Life in planetary systems. Disponible en http://www.nap.edu [ Links ]