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EPISTEME

versión impresa ISSN 0798-4324

EPISTEME vol.35 no.1 caracas jun. 2015

 

Consideraciones semánticas y pragmáticas en torno al significado

Glorymar Hernández1

1 Universidad Central de Venezuela. Escuela de Filosofía. E-mail del autor: glorymar11989@gmail.com.

Resumen: En este trabajo se muestra cómo los aspectos literales y los aspectos contextuales influyen en la carga significativa de una emisión. A partir de la teoría del significado de Paul Grice, se explica una nueva corriente en la que el estudio del significado abarca tres niveles básicos del leguaje 1) el significado literal; 2) lo que se dice y 3) lo que se implica.

Palabras claves: semántica, pragmática, significado.

Semantics and pragmatics issues about meaning

Abstract: This paper shows how the literal and contextual aspects influence the significant burden of an emission. From the theory of meaning of Paul Grice, a new trend is explained in which the study of meaning encompasses three basic levels of language 1) The literal meaning; 2) what it is said and 3) what is implied.

Keywords: semantics, pragmatics, meaning.

La complejidad para determinar el significado de una expresión viene dada por la cantidad de elementos psicológicos, contextuales, gramaticales, entre otros, que se ven involucrados en el momento de la emisión. Es por esto que hoy en día no se puede hablar de una Teoría del Significado sino que, más bien, se hace referencia a las diferentes teorías que intentan determinar el significado de las expresiones basándose en los elementos que consideren más relevantes para este fin.

La finalidad de este ensayo es englobar, partiendo de la teoría pragmática de Grice, ciertos elementos semánticos necesarios para determinar el significado de las expresiones, así como distinguir los diversos niveles del significado en los que cada rama tendrá más peso según sea el interés de estudio. Como sugiere Recanati, el interés no está en seguir manteniendo una diferencia abismal entre el contenido proposicional y lo que se quiere decir en una expresión, sino colocar a ambas nociones como aspectos que conforman al significado del hablante. Dice Recanati:

El significado de una expresión puede ser insuficiente para determinar su contenido referencial, cosa que sucederá cada vez que esa expresión sea un indéxico o cualquier otro tipo de término dependiente del contexto. En tales casos, el significado de la expresión proporciona una regla que posibilitará al destinatario identificar en un contexto concreto el contenido de esa expresión en ese contexto1.

Esto no quiere decir que no exista una diferencia entre ellas, solo que tanto lo que se dice como lo que se implica, son elementos que trabajan en conjunto para determinar el significado de la expresión cuando es emitida; es decir, el significado del hablante.

Charles Morris es el primero en clasificar el estudio del lenguaje en tres áreas de investigación: sintaxis, semántica y pragmática, en la cual cada una de ellas hace referencia a las diferentes formas en las que se pueden relacionar los signos. Las dos corrientes fundamentales que se han encargado de analizar el significado son las denominadas como semántica y pragmática.

El campo de estudio de la sintaxis está delimitado por la relación de los signos con otros signos, es la estructura formal por la cual se construye el lenguaje, en otras palabras, la sintaxis se encarga de la estructura lógico-gramatical del lenguaje necesaria para su comprensión2. La semántica, en su sentido más general, se ha ocupado del análisis de las expresiones partiendo de su contenido proposicional, es decir, analiza la relación que existe entre el signo y el objeto al cual representa, determinando al significado de forma literal. Esta disciplina tiene como alguno de sus autores fundamentales a Frege, Russell y el Wittgenstein del Tractatus, quienes, aunque presentaron diferencias teóricas dentro de sus propuestas, concuerdan con el pensamiento basado en la línea objetivista. Su interés por el estudio del significado parte de la idea de que el conocimiento no está en nuestras mentes, sino que es algo público al alcance de todos y la forma de acceder a él es mediante el lenguaje.

El estudio de las oraciones desde un enfoque semántico se analiza bajo el principio de composicionalidad3, en el cual se parte del significado de los elementos simples que conforman la oración para poder así obtener el significado completo de la expresión. Dentro de esta línea de pensamiento, determinar el significado de las expresiones es determinar las condiciones de verdad, es decir, establecer los parámetros dentro del espacio lógico que permiten evaluar si una oración es verdadera o falsa.

Determinar el significado de una expresión a partir de su contenido lingüístico, en algunas ocasiones, resulta insuficiente; esto se debe a la existencia de lo que se denomina sinonimia y polisemia. La sinonimia se refiere a las diferentes maneras en las que se pueden llamar a un mismo objeto, en términos de Frege4, recordando su propuesta de sentido y referencia, es cuando un objeto posee más de un sentido. Así, se puede observar que el lucero de la mañana y el lucero de la tarde son dos maneras de llamar a la misma cosa: el planeta Venus. Sin embargo, una persona que desconozca esta información, puede pensar que una de las afirmaciones es verdadera y la otra es falsa, cuando en realidad ambas determinan lo mismo.

En el caso de la polisemia se hace referencia a aquellos términos que aluden a más de un objeto y el plano lingüístico es insuficiente para determinar la manera en el que se está usando. Uno de los grandes inconvenientes que se le ha presentado a la semántica es fijar la referencia de los indexicales sin acudir al contexto, ya que el significado de ellos varía según el momento de emisión.

La pragmática, por su parte, se ha enfocado en el análisis del significado de las expresiones partiendo de los elementos contextuales que se encuentran presentes en el momento de la emisión, ya que según los teóricos, esto puede modificar el significado de las expresiones; en otras palabras, la pragmática analiza la relación que existe entre el signo y el hablante. Esta corriente ha estado influenciada por la teoría de los actos de habla propuestas por John Searle y Austin5, quienes afirmaron que hay ciertos tipos de reglas que delimitan la conducta de una persona al momento de realizar una proferencia y esto produce una carga significativa que permite que el oyente entienda lo que el hablante ha querido transmitir.

La gran dificultad que se le ha presentado a la pragmática en el estudio del significado es determinar cuáles son las reglas que rigen la conducta de un individuo para cargar significativamente a una expresión en un determinado momento. Ya que la misma proferencia, según el contexto o la entonación bajo la cual fue emitida puede ser una pregunta, una afirmación, un sarcasmo, entre otros, y varía según la función que esta ejerza, el significado de la misma o la intención con la que fue emitida.

Como se puede observar, ambas corrientes son dos formas de abordar el mismo objeto de estudio: el lenguaje. La semántica se enfoca en la estructura y la pragmática en el uso. El problema radica en establecer los límites que separan a ambas disciplinas. Esto ha hecho que se hable de ellas como corrientes antagónicas que no permiten que los recursos utilizados en la semántica se involucren con los utilizados por la pragmática y viceversa. Semánticos y pragmáticos se han encargado de emprender una lucha para determinar quién tiene la razón.

Luego de haber evaluado tanto la corriente semántica como la pragmática y determinar sus dificultades, surge el interés de revisar la propuesta de Paul Grice, quien es considerado como padre de la pragmática, ya que involucra no sólo el contexto de emisión de las expresiones, sino que agrega el análisis de las intenciones que tiene el hablante al proferir una oración.

Grice elabora su propuesta en tres artículos principales Significado; Las intenciones y el significado del hablante y Lógica y conversación. En ellos se observa cómo paulatinamente el autor va elaborando lo que se va a denominar como su teoría del significado.

En el artículo El significado6, lo primero que hace Grice es establecer la diferencia que existe entre lo que él denomina como significado natural y significado no-natural. Podemos entender esta diferencia como dos niveles del significado en donde la primera se basa en los aspectos semánticos o literales del lenguaje, mientras que el segundo nivel involucra las intenciones e interpretaciones del hablante que añade una carga significativa adicional.

Por significado natural se van a entender todas aquellas manifestaciones que no tienen ninguna carga de intencionalidad, es decir, aquellas que son manifestaciones de causas naturales en las cuales ni el emisor ni el receptor tienen algún tipo de control, por ejemplo, las manchas en la piel cuando una persona tienen sarampión.

Por otro lado, por sentido no-natural se va a entender a todas aquellas significaciones que guardan una carga de intencionalidad en su emisión. Es importante resaltar que para Grice el acto racional es anterior al acto verbal, es decir, para el autor toda emisión se realiza con la finalidad de comunicar algo, es por esto que el emisor racionaliza primero lo que quiere decir y luego da paso al acto de habla, por lo tanto, cada una de sus emisiones lleva consigo la intención de hacer llegar un mensaje determinado. Entonces, entenderemos por significado lingüístico al significado literal de la expresión, es decir, a la correspondencia entre el contenido proposicional y el mundo. Mientras que el significado del hablante tendrá relación con lo que el emisor quiere trasmitir, hecho que no siempre se da de forma explícita y, además, involucra una serie de elementos como lo son las intenciones que tienen el hablante al decir lo que dice y lo que esa emisión implica.

Otra de las principales características que tiene la emisión es que no sólo el interlocutor debe tener una intención al realizarla, sino que esa intención debe ser reconocida por su audiencia y generar en ella algún tipo de respuesta que provenga de tal reconocimiento. Dicho en palabras del autor:

Posiblemente podemos resumir lo que es necesario para que A quiera decir algo mediante x de la siguiente manera: A debe desear producir una creencia en una audiencia mediante x y debe desear también que su emisión sea reconocida como algo que conlleva esa intención […] En breve quizás podremos luego decir que “A quería ¬decir NN algo mediante x” es aproximadamente equivalente a “A emitió z con la intención de producir una creencia mediante el reconocimiento de esta intención”7.

En un sentido muy general, lo que se busca es hacer una diferencia entre “hacer que alguien sepa algo de una forma deliberada” y “hacer que alguien piense algo”. Para esto, en el sentido no-natural la reacción de la audiencia debe ser algo que esté bajo su control, es decir, a diferencia del sentido natural, en este caso el acto antes de la reacción debe ser considerado como una razón de reconocimiento de las intenciones de hablante y no como una simple causa8 en el sentido de estímulo-respuesta.

Tomando como punto de partida el significado no-natural, en su segundo artículo Las intenciones y el significado del hablante9, Grice complementa su teoría del significado, aclarando las definiciones pertinentes y la forma como opera lo que se entiende como significado del hablante. Es importante recordar que, cuando se habla de sentido no-natural de una expresión, nos estamos refiriendo al significado de la proferencia que va más allá de lo que se dice de forma literal, el cual involucra las intenciones que tiene la persona al decir lo que dice.

La noción del significado del hablante es una de las maneras de significar algo de forma no-natural; es lo que se entiende como aquello que quiere decir la persona. Esta propuesta griceana trajo muchas críticas por parte de los autores de la época, entre ellos Searle, quien manifiesta su inconformidad con el estudio del significado basado solamente en las intenciones del hablante, puesto que para Searle, el lenguaje se entiende por medio de convenciones10.

Para hacer frente a estas críticas, Grice va a establecer ciertos lineamientos que sirven para delimitar prototipos de discurso en los cuales se puede enmarcar el estudio del significado. Grice no niega la convencionalidad del lenguaje, como lo quiso hacer ver Searle, sino que propone que el significado y la compresión de éste anteceden a la convención.

Analizando el significado, el autor evidencia que éste está compuesto por dos elementos fundamentales que deben ser evaluados en conjunto. Estos elementos son: por un lado, los que hacen referencia al campo semántico, es decir, a lo que la oración significa literalmente y, por otro lado, están los elementos que incluyen la intención del hablante, en la cual se evalúa lo que el emisor quiso decir con su proferencia, este hecho es denominado como discurso indirecto.

En este punto, ya podemos ir observando cómo, aunque aún de una manera muy sutil, los elementos del campo semántico se empiezan a involucrar con los elementos pragmáticos para realizar un análisis pertinente del significado. Es decir, necesitamos saber lo que una expresión significa de forma literal o por convención y lo que el hablante quiere decir con esas palabras, para poder entender el significado real de la expresión.

De las críticas hechas por Searle, Grice, en su último artículo Lógica y conversación11, comienza a hacer una separación en la proferencia de una oración entre el significado convencional y el significado del hablante, en donde lo dicho va a estar íntimamente relacionado con el significado convencional de las palabras y serán los que en muchas ocasiones determinen el significado del hablante, al especificar qué fue lo que se quiso decir y qué fue lo que realmente se implicó. El ejemplo que nos coloca el autor es el siguiente:

Supongamos que alguien ha proferido la oración ‘Desde aquella experiencia le tenía autentica aversión al potro’ […] uno sabría que la persona había dicho, del hombre o mujer en cuestión, o bien que (i) su aversión hacia un cierto caballo de menos de cuatro años de edad, aproximadamente, tenía origen en una cierta experiencia o bien que (ii) su aversión hacia un cierto tipo de instrumento de tortura derivaba de una muy desagradable experiencia previa. Pero para diferenciar de lleno lo que el hablante dijo haría falta saber a) a qué persona se refería, b) cuál es la experiencia previa c) el momento de tiempo en el que se profirió la citada oración y d) el significado que se le está otorgando a ‘el potro’ en ese particular momento de proferencia12.

Partiendo de la premisa de que nuestras conversaciones están constituidas por una serie de observaciones que las relacionan entre sí, que además mantienen un propósito en común que puede, o no, ser fijado desde un principio (definiendo el tema de conversación), y que al decir una frase, de alguna manera u otra, me comprometo con el significado convencional de las palabras que emito, se sigue la definición de lo que el autor va a denominar como implicaturas conversacionales. Estas se van a entender como cierto tipo de implicaturas que están relacionadas con ciertos rasgos generales del discurso, es decir, es ese significado que no está expreso de forma literal en la oración, sino que se encuentra identificado con la intención del hablante al decir lo que dice.

De los tres artículos antes mencionados, se puede observar que dentro del estudio del significado debemos atender a diversos aspectos que involucra el proceso comunicativo, tales como el contexto, las convenciones y las intenciones, y que sólo a través de la comprensión de todos estos elementos, no de forma aislada sino de forma integral, podemos determinar de una manera más precisa lo que se busca transmitir.

En la actualidad, en aras de solventar las diferencias que existen entre la semántica y la pragmática, los estudios realizados son producto de la teoría del significado planteada por Paul Grice.

1.1. Niveles del significado

De la postura griceana, antes expuesta, nacieron dos corrientes herederas: unos llamados semanticistas (o literalistas) y otros contextualistas. Los semanticistas defienden la noción de que el contenido proposicional de las expresiones se puede alcanzar a través de procesos semánticos, en el cual el contexto es solo una herramienta que se utiliza en casos particulares para identificar al referente de alguna palabra; mientras que los contextualistas se oponen a esa idea partiendo de que para poder obtener el contenido proposicional completo de una expresión es necesario hacer uso del contexto. Sin embargo, el punto medio, en el que ambas propuestas coinciden, se basa en el hecho de que para poder resolver las ambigüedades que se presentan en el lenguaje es necesario acudir a ciertos elementos contextuales, aunque sea en una mínima aproximación.

De Grice se puede decir que, dentro de su propuesta, se estructura al significado en tres niveles. El primer nivel, corresponde al significado lingüístico13, o también conocido como significado de la oración-tipo, que permite saber qué es lo que dice una expresión partiendo de su significado convencional; el elemento fundamental para comprender lo que se expresa es que tanto el oyente como el hablante compartan el mismo lenguaje. Este tipo de significado se desenvuelve en lo que se puede denominar como contexto lingüístico. Los semanticistas basan su propuesta partiendo de este plano, sin embargo, quedan sin dar respuesta a ciertas dificultades que se presentan al momento de estudiar el lenguaje. Ya Grice lo advertía, cuando en su artículo Lógica y conversación14 propone el ejemplo “desde aquella experiencia le tenía auténtica aversión al potro”, como se analizó anteriormente. Para determinar el significado de esta expresión hace falta acudir a algo más que sólo el contexto lingüístico, es necesario, cuando se habla de “aquella experiencia”, determinar a qué hecho está haciendo alusión el hablante para poder conocer a qué sentido de “potro” se está refiriendo. Lo mismo ocurre con expresiones como “él es alto”, en el cual se necesita fijar la referencia de “él” y además determinar con respecto a qué es alto; ya que puede ser el más alto de su clase, lo cual sería diferente a ser el más alto de un equipo de básquet. En ambos ejemplos, recurrir al contexto en el que se está emitiendo la expresión, es lo que permite resolver la ambigüedad o sentido de las palabras.

Este hecho ya lo señalaba Frege en su artículo Sobre sentido y referencia cuando dice “el pensamiento pierde valor para nosotros tan pronto como vemos que a una de sus partes le falta la referencia”15, con la salvedad de que para Frege la referencia depende del sentido; se quiere decir que para poder determinar el valor de verdad de una expresión es necesario conocer las posibilidades que permiten que se dé el hecho propuesto en la proposición; tomando el ejemplo de “él es alto”, para poder juzgar si es una expresión verdadera o falsa es necesario saber a quién se está señalando con “él”. Basado en la insuficiencia de la semántica para resolver estos problemas, Grice y los contextualistas determinan que las oraciones-tipo son expresiones incompletas.

Para resolver las dificultades que se presentan en el primer nivel del significado, nos encontramos con un segundo nivel que está determinado por lo que se dice en una expresión. En este aspecto, se recurre a lo que se denomina como contexto estrecho. El origen del nombre proviene del hecho de que sólo se recurre a un contexto no-lingüístico en caso de que sea necesario para resolver una ambigüedad como las que se presentan en el primer nivel. “Lo que se dice” sigue estando relacionado con el significado convencional de las palabras; sin embargo, permite determinar la referencia de palabras como los deícticos, o aquellas que posean más de un significado, es decir, que sean sensibles al contexto.

En este segundo nivel del significado se van a apoyar los semanticistas ortodoxos y los contextualistas débiles y lo van a denominar como teoría minimalista del significado. La teoría minimalista16 es defendida por autores como Cappelen y Lepore, quienes proponen como idea fundamental que todo contenido semántico de una oración S es, en parte, el contenido de todos los enunciados de S. En general, se puede decir que la semántica minimalista es la visión de que existe un nivel mínimo de contenido influenciado por el contexto17. Recanati, aunque rechaza esta propuesta, la define de la siguiente manera:

Según el minimismo, “lo que se dice” se separa del significado convencional de la oración (e incorpora elementos tomados del contexto) sólo cuando es necesario “completar” el significado oracional y hacerlo proposicional. En otras palabras, la distancia que ha de separar al significado de la oración de lo que se dice se reduce al mínimo (de ahí la etiqueta de “minimismo”) 18.

Como se observa en la cita anterior, para este nivel, el uso del contexto se remite a ocasiones particulares en los que sea necesario, el hecho de recurrir al contexto se va a caracterizar por estar enmarcado en lo que se denomina como procesos contextuales primarios, los cuales están directamente implicados con la determinación del significado de las expresiones. Entre ellos se encuentra la saturación, que no es más que asignar un referente a las expresiones que lo necesiten, para obtener así un contenido proposicional19.

El tercer nivel del significado al que Grice hace referencia, del cual surge la corriente contextualista, es el que está relacionado con las implicaturas y las intenciones del hablante. En este aspecto, se habla de un contexto amplio o procesos contextuales secundarios, ya que abarcan todos los elementos pragmáticos que puedan involucrarse en una conversación. Recanati los define de la siguiente manera:

Los procesos pragmáticos secundarios son ‘post-proposicionales’: no pueden tener lugar a menos que se considere que cierta proposición p ha sido expresada, ya que actúan derivando mediante inferencia otra proposición q (la implicatura) a partir del hecho de que p haya sido expresada20.

Este nivel está sustentado por la teoría de Austin y Searle, que parten de los actos de habla como principales portadores de significado. Grice, al introducir la noción de intencionalidad va más allá del significado convencional de las expresiones para tratar de determinar aquello que quiso decir el hablante. Basado en este enfoque, Recanati elabora su propuesta defendiendo la idea de que la convencionalidad del lenguaje permite entender un mínimo de lo que se está diciendo; sin embargo, considera que es el contexto lo que determina el sentido de la expresión.

Debido a la dificultad que tuvo Grice al elaborar su propuesta, basado solamente en la intencionalidad, termina aceptando la necesidad de comprender lo que se dice literalmente para luego poder conocer lo que se implica, en este sentido, establece una primacía entre el significado lingüístico y el significado del hablante.

1.2. Semántica minimalista vs. contextualismo

Hasta ahora, en el estudio del significado hemos analizado tres dimensiones diferentes del lenguaje que podemos clasificar de la siguiente manera a) el significado lingüístico de una oración tipo; b) lo que se dice y; c) lo que se implica.

La propuesta que defienden autores como Cappelen y Lepore21, en el plano de la semántica minimalista, es que existen expresiones que son sensibles al contexto, es decir, necesitan acudir a él para fijar el significado de algunos términos; tales como los indexicales, las ambigüedades y los demostrativos. Esta línea de pensamiento se caracteriza por defender que no debería existir diferencias entre el contenido semántico de una oración y lo que se quiere decir con ella. Desde un punto de vista gráfico podría representase de la siguiente manera:

En esta primera interpretación minimalista22 el significado de la oración y lo que se dice mantienen una relación estrecha y juntos forman el sentido literal de la oración, estos dos aspectos estarán en contraposición con lo que el hablante quiere decir, en otras palabras, sus intenciones. El significado literal estará compuesto, entonces, por lo que se expresa lingüísticamente, más el contexto mínimo que se requiera para entender la oración.

La otra postura que Recanati propone, para interpretar su tríada inicial, es la compartida por los contextualistas, y es la que se denomina maximalismo o postura no-minimalista, en esta nueva relación se plantea el principio de disponibilidad planteado por el autor, en el cual lo que se comunica está directamente relacionado con lo que se dice bajo un plano netamente pragmático.

De acuerdo a esta visión23, el estudio del significado se focaliza en el análisis del significado del hablante; la relación estrecha se va a encontrar entre lo que se dice y lo que se implica, ya que ambas pertenecen al campo de lo pragmático.

Entender lo que se dice lleva consigo una representación mental de aquello sobre lo que la emisión trata; una representación suficientemente determinada (evaluable desde el punto de vista veritativo) y al mismo tiempo disponible a la conciencia del sujeto. Esto sugiere un criterio, muy diferente del propuesto por el minimismo, para identificar lo que se dice. En vez de afrontar la cuestión desde el punto de vista lingüístico e igualar “lo que se dice” con la proposición mínima a la que se llega a través de la saturación, podemos adoptar una perspectiva más psicológica e igualar lo que se dice con (el contenido semántico de) el resultado consciente del complejo proceso de procesamiento que subyace a la comprensión24.

Como se puede observar, la diferencia entre el minimalismo semántico y el contextualismo radica en que al momento de estudiar el significado, los primeros se remiten solamente al plano lingüístico, mientras que los segundos proponen que entender lo que alguien nos quiere decir es más intuitivo de lo que uno cree. Es decir, ellos se basan en la idea según la cual no es necesario conocer la estructura interna del lenguaje para entender lo que una emisión puede implicar, esta línea de pensamiento es la que los hace suponer que con el simple reconocimiento de las intenciones se lleva a cabo un proceso inferencial que permite determinar lo que una persona quiso decir. En palabras de Recanati “lo que se dice es el resultado consciente de un procesamiento tan lingüístico como pragmático”25.

A modo de resumen, de las ideas antes planteadas rescataremos las palabras de Camos y Frápolis quienes concluyen que la relación entre la semántica minimalista y el contextualismo es la siguiente:

En conclusión, todos los teóricos del lenguaje contemporáneo reservan un papel teórico relevante a la noción de contexto. Contextos hay de varios tipos, pero todos los autores coinciden en que algún contexto, por mínimo que sea, es necesario para identificar lo expresado mediante la proferencia de una oración. Las condiciones de verdad no son así independientes de contexto en ningún caso y el análisis de significado y contenido exige tener en cuenta aspectos pragmáticos que incluyan además las intenciones del hablante.26

De la cita antes mencionada, se muestra el interés que existe en los autores por conciliar a ambas áreas de investigación.

En el siguiente apartado, trataremos de mostrar una postura intermedia en la cual ambos aspectos, los semánticos y los pragmáticos, son tomados en cuenta para el estudio del significado.

1.3. Un punto intermedio

Existen dos posturas muy marcadas en el estudio del significado; sin embargo, se puede hablar de una tesis que engloba ambas nociones y se encuentra en el punto medio: la Tesis Sincrética. En esta propuesta, la forma en la que esta teoría involucra los elementos de la semántica minimalista y el contextualismo es rompiendo con la relación triádica del significado para involucrar un cuarto elemento.

Al liberarnos de las limitaciones del esquema tradicional de tres niveles, tenemos abierta la disponibilidad de una reconciliación entre Minimismo y Disponibilidad. Se puede ser minimista con respecto a lo que se dice en sentido estricto y literal, y al mismo tiempo abandonar el minimismo cuando se aborda el problema de lo que el hablante aserta, cuestión sujeta a la condición de disponibilidad consciente27.

Lo que se propone es, entonces, analizar el lenguaje desde el enfoque en el cual sea pertinente según lo que se desee saber. Es necesario admitir la importancia de las nociones semánticas que permiten evaluar las condiciones de verdad de una oración y al mismo tiempo poder evaluar en paralelo la información que quiso transmitir el hablante con esa expresión. Esta idea surge de la siguiente propuesta:

Cuando se habla de la información que conlleva la emisión asertiva de una oración en un contexto, debemos distinguir: a) el contenido semántico de la oración emitida; b) lo que el hablante dice (aserta) mediante la emisión de la oración; c) lo que el hablante implica, o sugiere… normalmente, a) viene vinculado con b); pero, en el caso de muchas emisiones b) no se agota en a) 28.

En la postura que evaluaremos a continuación, se logra un equilibrio entre los aportes hechos por los semánticos minimalistas y por los contextualistas, en donde se demuestra lo dicho en la cita mencionada; lo que el hablante dice muchas veces va más allá del significado lingüístico. Basado en esta idea, la teoría sincrética que coloca Récanati en su texto se estructura de la siguiente manera.

En esta propuesta, el interés del estudio en el significado literal se centra en aislar el contenido semántico del contexto, mientras que el significado del hablante busca defender la noción intuitiva de lo que se dice en un sentido pragmático que involucra las implicaturas. ‘Lo que se dice’ puede ser evaluado desde los dos aspectos, teniendo como factor común que en ambas áreas es necesario acudir al contexto de emisión (aunque sea en un sentido mínimo) para analizar el significado de las expresiones. Del mismo modo, el significado del hablante se vale también de nociones semánticas para entender lo que la expresión dice convencionalmente y poder traspasar el significado a la interpretación pertinente, según sea la fuerza perlocucionaria, en términos de Austin, en el cual fue emitida la proposición.

Sea como fuere, hay dos nociones de lo que se dice: una es el output de la interpretación semántica, es lo que la oración dice; la otra es un aspecto particular del significado del hablante, es lo que el hablante enuncia. Esta distinción constituye el núcleo de la Tesis sincrética29.

La tesis sincrética es una postura intermedia, en la cual se postula un equilibrio entre las dos corrientes de pensamiento. Podemos estudiar lo que se dice, acudiendo a un mínimo de contexto para solventar las dificultades presentadas por las expresiones sensibles al contexto, o para determinar el significado convencional de la expresión, sin necesidad de que ambas caigan en conflicto. Todo dependerá de los intereses de estudios que se necesiten en el momento. El significado del hablante como el significado literal de las expresiones juega un papel fundamental para elaborar una teoría del significado completa.

Hablar de una teoría del significado es algo que resulta de gran complejidad, sin embargo, si en vez de aferrarnos a una sola postura incluimos los elementos y aportes de cada una de las áreas que tienen como finalidad el estudio del lenguaje, podremos acercarnos más a la compresión de esto tan complejo que llamamos significado.

Notas

1. Recanati, F., El significado literal, lingüística y conocimiento, Madrid, 2006,         [ Links ] p. 13.

2. Tomaremos a la sintaxis como un recurso que se da por sentado para comprender la estructura formal del lenguaje, pero que no determina su significado.

3. Frege plantea el Principio de contexto y el Principio de composicionalidad en su artículo  Sobre Sentido y referencia. García Carpintero lo cita en su libro Las palabras las ideas y las cosas. Una representación de la filosofía del lenguaje, España, Editorial Ariel, Filosofía, 1996, p. 180 y ss.

4. Para una revisión más detallada sobre los diferentes sentidos que puede tener un referente, Cf. Frege en Sobre Sentido y Referencia.

5. La teoría de los Actos de habla fue propuesta inicialmente por Austin y luego fue completada por Searle. Para revisar esta propuesta Cf. Austin, J. L., Como hacer cosas con palabras, 1995, y Searle, J., Actos de Habla.

6. Grice, H.P., “Significado”, en Valdés. L., La búsqueda del significado, Madrid, Editorial Tecnos, 1999, pp. 485-494.

7 Ibid., p. 487.

8. Entenderemos la palabra Causa como consecuencia inmediata de algo, sin reconocer o poder modificar el causante. Es otras palabas se puede definir como una relación de estímulo-respuesta.

9. Grice, H.P., “Las intenciones y el significado del hablante”, en Valdés, La búsqueda del…, cit., pp. 495-523

10. Cf. Searle, J., Actos de Habla.

11. Grice, H.P., “Lógica y conversación”, en Valdés. L., La búsqueda del…, cit., pp. 524-543.

12. Ibid., p. 527.

13. Como se mencionó anteriormente, es importante recordar que Grice no niega la existencia del significado convencional, sólo propone que no es necesario tener conocimiento de éste para conocer el significado de lo que la persona quiere decir.

14. Grice., “Lógica y conversación” en Valdés, J., La búsqueda del…, cit., p. 527.

15. Frege, G., “Sobre sentido y referencia”, Estudios sobre semántica, p. 59.

16. Esta teoría será evaluada con más detalle en el siguiente apartado.

17. En el libro Insensitive semantics, los autores lo definen de la siguiente manera: “The minimal proposition cannot be characterized completely independently of the context of utterance. Semantic Minimalism recognizes a small subset of expressions that interact with contexts of utterance in privileged ways; we call these the genuinely context sensitive expressions. When such an expression occurs in a sentence S, all competent speakers know that they need to know something about the context of utterance in order to grasp the proposition semantically expressed by that utterance of S, and to recognize the truth conditions of its utterance. These context sensitive expressions exhaust the extent of contextual influence on semantic content”. Cappelen, H. y Lepore, E., Insensitive semantics. A defence of semantics minimalism and speech act pluralism, USA, Blackwell Publishing, 2005.

18. Recanati, F., El significado literal, España, A. Machado libros, 2006, p. 17.

19. La noción de saturación usada por los semanticistas difiere de la de Frege en cuanto a que, los primeros, no la van a definir como complemento de una función, sino complemento contextual para las expresiones que se consideran sensibles al contexto.

20. Recanati., El significado literal…, cit., p. 37.

21. Cappelen, H y Lepore, E., Insensitive semantics. A defence of semantics minimalism and speech act pluralism, USA, Blackwell Publishing, 2005.

22. Recanati., Op. Cit., p. 16.  

23. Ibid., p.16.

24. Idem.

25. Ibid., p. 28.

26. Camos, F. y Frápolli, M. J., «Contextualismo y semanticismo. Debate abierto en la filosofía del lenguaje contemporáneo» en Episteme NS, Vol. 28, N° 1, 2008, pp. 1- 20.

27. Ibid., p. 72.

28. Ibid., p. 73.

29. Ibid., p. 76.

Referencias bibliográficas

1. Recanati, F., El significado literal, lingüística y conocimiento, Madrid, 2006.

2. Frege, G., “Sobre sentido y referencia”, Estudios sobre semántica, p. 59.        [ Links ]

3. Grice, H.P., “Significado”, en Valdés. L., La búsqueda del significado, Madrid, Editorial Tecnos, 1999.        [ Links ]

4. Recanati, F., El significado literal, España, A. Machado libros, 2006.        [ Links ]

5. Cappelen, H y Lepore, E., Insensitive semantics. A defence of semantics minimalism and speech act pluralism, USA, Blackwell Publishing, 2005.         [ Links ]

6. Camos, F. y Frápolli, M. J., «Contextualismo y semanticismo. Debate abierto en la filosofía del lenguaje contemporáneo» en Episteme NS, Vol. 28, N° 1, 2008.        [ Links ]