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Zootecnia Tropical
versión impresa ISSN 0798-7269
Zootecnia Trop. v.22 n.1 Maracay ene. 2004
Efecto del nivel de gallinaza sobre el consumo de dietas completas para ovinos estabulados en etapa de crecimiento
Getulio Méndez1, Leyla Ríos de Álvarez*, Josefina B. de Combellas, Omar Colmenares2 y Ramón Álvarez Z.
1Instituto de Producción Animal, Facultad de Agronomía. Universidad Central de Venezuela, Apartado Postal 4579. Maracay, Aragua. Venezuela. *Correo electrónico leyladealvarez@hotmail.com 2Universidad Rómulo Gallegos, Facultad de Agronomía. San Juan de los Morros, Guárico. Venezuela. ResumenCon el objetivo de evaluar el efecto del nivel de gallinaza sobre el consumo a voluntad de dietas completas para ovinos estabulados en etapa de crecimiento, se realizó un experimento a través de un diseño de cuadrado latino 3x3 doble. La duración del experimento fue de 36 días, dividido en 3 períodos de 12 días cada uno, donde se evaluaron tres tratamientos establecidos según el nivel de gallinaza en las dietas: 30 (TA), 40 (TB) y 50% (TC). Se utilizaron 6 corderos machos provenientes de cruces de razas tropicales West African y Barbados Barriga Negra, con un peso promedio de 15±1,3 kg, ubicados en puestos individuales provistos de comederos y bebederos. Los otros ingredientes incluidos en las dietas completas eran tusa de maíz, melaza, sebo y afrechillo de trigo (éste último sirvió para ajustar a 100% las diferencias que surgen por los 3 niveles de gallinaza entre tratamientos). El consumo fue estimado diariamente para cada uno de los animales. Los datos experimentales fueron analizados mediante un análisis de varianza y una prueba de Tukey. La composición química de las dietas fue 18,7; 18,0 y 17,5% de PC, 4,8; 7,9 y 9,5% de Ca y 1,7; 1,9 y 1,9% de P para TA, TB y TC respectivamente. El nivel de gallinaza en las dieta no afectó significativamente el consumo de las raciones (P>0,05), demostrándose que puede incluirse hasta 50% en dietas completas de corderos en etapa de crecimiento sin afectar el consumo voluntario.
Palabras claves: gallinaza, tusa de maíz, corderos, consumo.
Effect of the level of hen manure on the intake of diets for stall fed growing lambs
Summary
In order to evaluate the effect of the level of hen manure on the intake of diets for stalled fed growing lambs, an experiment was carried out using a Latin square 3x3 design, with 12 days periods and two squares. The treatments consisted in three levels of hen manure in the ration: 30 (TA), 40 (TB) and 50% (TC) and mean differences were analyzed by the Tukey test. Six male lambs crossed from tropical breeds (West African and Barbados Black Belly) were used, with an initial live weight of 15±1.3 kg. The animals were housed in individual pens provided with feeding troughs and drinking water. The ingredients of the diets were maize cobs, sugar cane molasses, tallow, and wheat meadling, included to complete 100% of the complete rations. These diets were offered ad libitum and weighed daily in order to estimate individual intake. Chemical composition of rations TA, TB and TC were 18.7, 18 and 17.5% CP, 4.8, 7.9 and 9.4% Ca and 1.6, 1.8 and 1.9% P. The level of hen manure in the ration did not affect significantly the intake, so it could be included in the highest level (50%) without effect on growing lambs intake.
Key words: hen manure, maize cobs, lambs, intake.
Recibido: 15/09/03 Aceptado: 18/02/04
Introducción
El uso de la gallinaza dentro de los sistemas de producción con rumiantes, surge como una alternativa de alimentación, que no solo contribuiría a elevar la productividad y rentabilidad al incorporar un material de poco a moderado valor nutricional de bajo costo, sino que además es una vía no contaminante de deshacerse de ellas; ya que la disposición de las excretas dentro de sus sitios de producción es uno de los principales problemas sanitarios que confronta hoy en día la industria avícola, constituyendo estas peligrosos focos de contaminación de sus adyacencias. Adicional a esto, se aumenta la eficiencia de las unidades avícolas al reducir la proporción de desechos cuando estos son transformados en un subproducto de la granja con valor comercial.
El uso de la gallinaza como recurso alimenticio en sistemas de producción con rumiantes amerita definir con mayor precisión prácticas de manejo y modalidades de uso que conlleven a optimizar su incorporación como parte de la dieta de los animales. Su utilización de forma empírica e indiscriminada, tal como ha venido ocurriendo en algunos casos pudiera acarrear daños al sistema donde se ha utilizado. En el caso de los sistemas de ovinos, la información bibliográfica sobre las formas de uso de la gallinaza es escasa, y de allí la necesidad de generar información tendente a orientar a los usuarios de manera de garantizar resultados satisfactorios sin detrimento del medio ambiente.
En respuesta a esto último, el presente estudio pretende evaluar el efecto del nivel de gallinaza sobre el consumo de dietas completas para ovinos estabulados en la etapa de crecimiento.
Materiales y métodos
El ensayo se realizó en la Sección de Ovinos del Instituto de Producción Animal, Facultad de Agronomía, Universidad Central de Venezuela, ubicada en la ciudad de Maracay, a 452 msnm, con una precipitación anual promedio que varía entre 800 y 1200 mm, con una temperatura promedio de 25ºC y humedad relativa entre 65 y 85%.
Diseño experimental
Se utilizó un diseño experimental cuadrado latino 3x3 doble, para comparar tres tratamientos conformados según niveles crecientes sobre la base de MS de gallinaza (TA 30, TB 40 y TC 50%) en las dietas. Este diseño estaba constituido por columnas y filas, que representaban los animales y periodos, respectivamente (Cuadro 1). Cada período tuvo una duración de 12 días, de los cuales los primeros 7 fueron utilizados para la adaptación a las dietas por parte de los animales y los siguientes 5 días para realizar las determinaciones del consumo. La duración total del experimento fue de 36 días.
Animales y su manejo
Se utilizaron 6 corderos machos provenientes de cruces de las razas West African y Barbados Barriga Negra, con un peso promedio de 15±1,3kg. Estos animales se encontraban en puestos individuales de 1,5 m x 1 m, equipados con comederos, bebederos y rejillas de plástico sobre el piso de cemento.
| ||||||
Períodos | Animales | |||||
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | |
1 | A | B | C | A | B | C |
2 | B | C | A | B | C | A |
3 | C | A | B | C | A | B |
Los corderos fueron desparasitados al comenzar el ensayo, según sus cargas parasitaria previo análisis de heces. Además de esto, se realizaron contajes de huevos cada 21 días para así tener un control sobre el nivel de infestación y estado de salud de los animales.
Las distintas dietas se suministraron diariamente a voluntad según el tratamiento al cual se encontraba asignado cada animal. Estas se formularon a través del programa para formulación de raciones (UFFDA) (Pesti et al., 1992), previa obtención del requerimiento de los corderos basados en la Tabla de Requerimientos adaptada del NRC por Díaz (1988). La composición de las mismas se muestra en el Cuadro 2. Además de la gallinaza, el único componente que varió su composición, fue el afrechillo de trigo con el objeto de ajustar a 100% las diferencias por los incrementos de la gallinaza en las dietas.
Las materias primas utilizadas para la elaboración de las dietas fueron mezcladas en un mezclador horizontal modelo TEW 11 con capacidad para 40 kg. Previo a este proceso, la gallinaza se debió secar y moler en un molino de martillo a un diámetro de 0,2 mm. Este material no provenía de fosas sino de bandas transportadoras, ya que el proceso de recolección de las heces se hacía de forma mecánica, lo cual facilita su procesamiento. En el caso de la tusa de maíz también fue molida con un molino de martillo, pero utilizando una criba de 0,5 mm de diámetro.
Cuadro 2. Composición porcentual de las dietas experimentales. | |||
Componentes | Dietas | ||
A | B | C | |
Gallinaza | 30 | 40 | 50 |
Tusa de maíz | 13 | 13 | 13 |
Afrechillo de trigo | 49 | 39 | 29 |
Melaza | 5 | 5 | 5 |
Sebo | 3 | 3 | 3 |
Mediciones experimentales
En los días destinados para mediciones, según el diseño utilizado, se tomaron diariamente muestras del alimento ofrecido y dejado en los comederos, las cuales fueron sometidas a los siguientes análisis químicos: materia seca, proteína cruda y ceniza (A.O.A.C., 1984), fibra soluble en detergente neutro (Goering y Van Soest, 1970), calcio (Fick et al. 1973) y fósforo (Harris y Popat, 1954). Estos análisis fueron realizados en el Laboratorio de Nutrición Animal del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA).
En estos cinco días también se realizaron estimaciones diarias del consumo, por diferencia entre el alimento ofrecido y el rechazado por los animales.
Análisis estadístico
Los consumos promedios por tratamientos fueron sometidos a un análisis de varianza utilizando el siguiente modelo estadístico:
Yij(k)= μ+ Ti + Aj + Bk + εijk
Yij(k) = Respuesta al consumo en el iésimo tratamiento, en la jésima hilera y la késima columna.
μ = Media teórica poblacional.
Ti = Efecto del i ésimo tratamiento. (i = 1,....,3)
Aj = Efecto de la j ésimo periodo. (j = 1,....,6)
Bk = Efecto de la k ésima repetición. (k = 1,....,6)
εijk = Error experimental, aleatorio e independiente distribuido con media cero y varianza σ².
El análisis de los datos fue realizado utilizando el paquete estadístico SAS (1988).
Resultados y Discusión
Composición química de la gallinaza y dietas
La composición química de la gallinaza utilizada en este estudio y las dietas experimentales se muestra en el Cuadro 3. Tal como lo indica la literatura (NRC, 1983), la gallinaza resultó ser un material con alto contenido de proteína y cenizas. De este último se destacan los elevados niveles fósforo y particularmente calcio, al compararlo con la cama de pollos (Álvarez, 2001; De Andrade et al., 1997), debido principalmente al tipo de dieta que se ofrecen a estas aves productoras de huevos (con alto contenido de Ca; León et al., 1985) y posiblemente a baja biodisponibilidad de este nutriente en las fuentes empleadas.
Cuadro 3. Composición química de la gallinaza y las dietas experimentales | ||||
Fracciones (%) | Gallinaza | Dietas | ||
A | B | C | ||
Materia seca | ± 40 |
|
|
|
Materia seca | 92,27 | 86,22 | 86,08 | 86,74 |
Proteína cruda | 23,22 | 18,72 | 18,02 | 17,53 |
Nitrógeno | 3,71 | - | - | - |
Extracto etéreo | 6,52 | 6,21 | 5,85 | 5,84 |
Fibra detergente neutro | 60,25 | 45,91 | 44,66 | 37,89 |
Cenizas | 42,36 | 16,98 | 21,76 | 27,59 |
Calcio | 15,41 | 4,84 | 7,96 | 9,47 |
Fósforo | 3,04 | 1,67 | 1,85 | 1,90 |
Relación Ca:P | - | 2,9:1 | 4,3:1 | 5:1 |
Cobre (mg/kg) | 60 | 42 | 39 | 48 |
MS antes del tratamiento de secado MS después del tratamiento de secado |
Respecto al valor encontrado para el Cu, éste resultó ser similar al señalado por el NRC (1983) en la gallinaza sin procesar. Teniendo en consideración su efecto tóxico cuando se encuentra en cantidades superiores a las requeridas por los animales, los niveles elevados de Cu en este tipo de material deberían ser estudiados con precaución cuando se piensa utilizar en la alimentación de ovinos (Bradley, 1983). Sin embargo, en esta oportunidad, a pesar de que el nivel encontrado en la gallinaza (60 mg/kg) se encuentra dentro del rango donde comienza a ser tóxico al animal (50-100 mg/kg) (Merck, 1993), la dilución causada al mezclar con los otros ingredientes de las dietas hace que éstas no comprometan la salud del animal por intoxicación con este elemento.
Es importante tener presente que estos valores (39-48 mg/kg), se encuentran 9 veces por encima del requerido por los ovinos (5mg/kg), según NRC (1985). Sin embargo, puede haber factores que afecten la absorción del cobre impidiendo de este modo que sea tóxico para el animal. Así la absorción de cobre puede verse afectada por la presencia de azufre y molibdeno en la dieta. Estos dos elementos forman tetratiomolibdato que se une al cobre para formar un complejo altamente insoluble que hace el cobre indisponible para la absorción (NRC, 2001). Suttle y McLauchlin (1976) desarrollaron una ecuación que describe el efecto de azufre y molibdeno en la dieta sobre la eficiencia de absorción del cobre de la dieta. Por otra parte, algunos estudios han sugerido el descenso en la absorción de cobre cuando se añade calcio a la dieta (NRC, 2001); sin embargo, esta relación no ha podido ser verificada, por lo que no se realizan ajustes en los niveles de cobre sobre la base del calcio de la dieta.
En cuanto a la composición química de las dietas utilizadas, en términos generales se observa, que a pesar de los incrementos en los niveles de gallinaza y su consecuente descenso del afrechillo de trigo, los niveles encontrados en las fracciones evaluadas son similares entre las dietas, a excepción de los niveles de calcio, donde la diferencia entre el menor y el mayor nivel de gallinaza es de 4,63%, lo que representa un incremento equivalente a 95,7%. El fósforo también se incrementa con el aumento de la gallinaza en las dietas, pero de manera menos marcada que el Ca (equivalente a 13,8%).
Una nutrición adecuada de Ca y P, no depende solamente de un abastecimiento dietético suficiente de estos minerales. Además de la presencia de la vitamina D, la absorción de calcio y fósforo depende de numerosos factores que afectan a su solubilidad en el punto de contacto con las membranas de absorción. Las cantidades excesivas de calcio o fósforo interfieren la absorción del otro elemento al descender la solubilidad del producto fosfato cálcico. Por lo tanto, una relación de Ca:P adecuada pareciera ser necesaria para una adecuada utilización de los mismos (McDowell et al., 1984 y McDonald et al.,1987). La literatura señala que la relación óptima de estos dos elementos en la dieta es de 2:1, indicándose que tazas dietéticas inferiores a 1:1 ó superiores a 7:1 deprimen significativamente la eficiencia de uso del alimento (McDowell et al., 1984 y Garmendia et al., 1991). Según estos trabajos, las relaciones Ca:P obtenidas con las tres dietas eran menores de 7:1, por lo que pudieran no generar efectos adversos sobre el consumo de los animales ni sobre la eficiencia de uso.
Adicional a estos, en un estudio posterior (Meschy y Guéguen, 1990), demostraron que la relación Ca:P tiene especial importancia cuando los niveles de estos elementos se encuentran por debajo de los requerimientos mínimos de los animales. Estos autores encontraron que aportando dietas de hasta 16 veces más la cantidad de Ca respecto al P, la digestibilidad de este último no se afecta significativamente.
Los niveles obtenidos en las diferentes fracciones de las dietas evaluadas son semejantes a los establecidos en la tabla de requerimientos adaptada del NRC por Díaz (1988) para corderos de razas tropicales entre 15 y 20 kg de peso. Solamente los valores para calcio y fósforo fueron mayores a las recomendaciones de dicha tabla. También fueron superiores a los encontrados por otros autores (Rodríguez, 1989), que emplearon gallinaza (hasta 30%) en dietas para corderos, pudiendo estar relacionado con una menor biodisponibilidad de estos nutrientes en las fuentes empleadas en las dietas de las aves que produjeron las excretas utilizadas en este estudio. También pudiera interpretarse como la variabilidad que presenta la composición química de este tipo de material, en función considerable número de variables que lo afectan, y que se debe considerar al momento de utilizarlo en la elaboración de dietas para la alimentación de otras especies (Álvarez y Combellas, 2003).
Consumo de las dietas
En el Cuadro 4 se presentan los consumos diarios de las dietas evaluadas en términos de kg de materia seca y como % del peso vivo. Se observa que el incremento del nivel de gallinaza en las dietas no afectó significativamente el consumo de las mismas (P>0,05), cuyos valores fluctuaron desde 769 hasta 845 g MS/animal/día para las dietas con 40 y 50% de gallinaza respectivamente.
| ||
Tratamiento | Consumo de alimento (± DE) | |
g MS/animal/día | % PV | |
A | 795,3±150,4 | 4,9±0,9 |
B | 768,5±144,4 | 4,7±0,9 |
C | 844,9±229,0 | 5,1±1,1 |
Resultados semejantes son señalados por Thomas et al. (1972), Tinnimit et al. (1972) y Rodríguez (1989), quienes evaluaron el consumo de dietas completas que incluían niveles de gallinaza que variaron de 20 a 30% en su composición, para la alimentación de corderos en etapa de crecimiento.
Sin embrago, Hill et al. (1979) en un trabajo con cama de pollos en vacunos de carne, al medir el consumo de raciones que contenían 30, 40 y 50% de este recurso, encontraron una relación inversa entre el nivel de excretas en la ración y la aceptabilidad de la misma. La discrepancia con este estudio, además de la especie, pudiera relacionarse con los tipos de ingredientes que se utilizan para completar la ración, lo cual a su vez pudiera afectar la palatabilidad de las raciones.
Respecto a los consumos expresados como porcentaje de peso vivo (4,7-5,1), resultaron mayores a los señalados por el NRC (1985) para la especie ovina.
Algunos autores han señalado que el bajo consumo de las excretas de aves está solamente limitado a un período inicial de suministro, debido a la falta de adaptación para degradar el ácido úrico presente en éstas (Egaña et al., 1994; Morales y Egaña, 1997). Igualmente, Nouel y Combellas (1999) agregaron saborizante comercial a un suplemento que tenía 79% de CP, ofrecido a voluntad a bovinos de 219 kg de peso vivo durante las épocas seca y lluviosa, y no lograron aumentar el consumo, ya que su posible efecto pudo ocurrir sólo a nivel del período de acostumbramiento de la dieta (Tien et al., 1997).
Cabe resaltar, que a pesar del período de acostumbramiento a que fueron sometidos los animales antes de iniciar el experimento, se aprecia una considerable variabilidad de los consumos dentro de los distintos tratamientos, lo cual pudiera atribuirse a los distintos grados de aceptación de la gallinaza entre los animales que la consumen, lo cual ha sido observado por distintos autores (Álvarez y Combellas, 2003; Álvarez y Combellas, 1995).
Los resultados sugieren que cuando la gallinaza forma parte de una ración completa para ovinos en crecimiento, el incremento hasta 50% de este recurso avícola en la dieta, no afecta el consumo de la misma, tal como ha ocurrido en vacunos. Sin embargo, en estos últimos la literatura indica que por encima de este nivel, el consumo de las dietas se ve afectado como consecuencia de la limitada capacidad de éstos animales para hacer uso del ácido úrico (Morales y Egaña, 1997).
Conclusión
La inclusión de gallinaza de manera creciente (30, 40 y 50%) en dietas completas para ovinos en crecimiento no afectó el consumo de las mismas, pudiendo ser recomendada en el nivel más elevado por ser un recurso altamente disponible y además económico.
Agradecimiento
Se agradece a la Sección de Ovinos de la Facultad de Agronomía-Universidad Central de Venezuela, por el apoyo logístico y suministro de animales. Al Vicerrectorado Académico y al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (Proyecto PI-36-4558-1999) de la Universidad Central de Venezuela por el financiamiento de esta investigación.
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