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Boletin de Linguistica

versión impresa ISSN 0798-9709

Boletin de Linguistica v.18 n.25 Caracas jun. 2006

 

La Metáfora, Un  Encuentro Entre Lenguaje, Pensamiento Y Experiencia

Héctor Ramírez Cruz

Universidad Nacional de Colombia heracruz@yahoo.es

RESUMEN

En este artículo se debate la relación entre lenguaje y cognición desde la teoría de la metáfora, en el contexto general de la lingüística cognitiva. Se analizan metáforas de sentimientos en relatos de acontecimientos importantes narrados por adultos bogotanos de entre 24 y 30 años, en cuyas expresiones metafóricas se manifiesta la relación existente entre lenguaje, pensamiento y experiencia como modernamente plantean las ciencias cognitivas. En primera instancia, se analiza la metaforización de los sentimientos desde dominios de experiencias sensoriales y motoras; posteriormente se discute la conveniencia de clasificar estas experiencias subjetivas como racionales o irracionales. La argumentación, el análisis de los datos y la discusión teórica se realizan con base en las pautas ofrecidas, así como en los modelos conceptuales esbozados, especialmente por Lakoff, Johnson y Turner en las sucesivas obras publicadas sobre la teoría de la metáfora.

PALABRAS CLAVE: metáforas, sentimientos, racionalidad

ABSTRACT

In this article the relationship between language and cognition is illustrated within the framework of metaphor theory in the general context of cognitive linguistics. The metaphors of emotions are analyzed in narratives of important events produced by Bogota adults between 24 and 30 years of age. The use of these metaphors shows how language, thought and experience are interrelated, as recently suggested in cognitive science. In the first place, the metaphorization of emotions is analyzed in the dominions of sensorial and motor experiences. Next, I discuss the convenience of classifying these subjective experiences as rational or irrational. The analysis, discussion and interpretation of the data is based on the theoretical and methodological framework offered by Lakoff, Johnson and Turner´s work on metaphor theory. KEY WORDS: metaphors, emotions, rationality 

Recibido el 10-01-2004. Aceptado el 25-04-2004.

INTRODUCCIÓN

Con el reciente surgimiento de la lingüística cognitiva dentro del panorama general de las ciencias cognitivas, se ha conformado un triángulo indisoluble para esta disciplina entre el lenguaje, el pensamiento y la experiencia. No es posible ya, en este enfoque de la lingüística, estudiar el lenguaje o las lenguas al margen del pensamiento, la ideología o las creencias ni de las experiencias culturales, sociales, místicas y físicas de quienes, haciendo uso del lenguaje, hablan una determinada lengua. Dentro de este nuevo enfoque filosófico, mejor conocido como EXPERIENCIALISMO, se concibe el lenguaje como "un instrumento de conceptualización" (Cuenca y Hilferty 1999: 18) que, en cooperación con otros mecanismos cognitivos, hace posible la cognición humana. La relación que se establece entre lenguaje y cognición puede ser explicada desde diferentes modelos teóricos de la lingüística cognitiva, entre otros: la teoría de prototipos o de la categorización (cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 31-64), la semántica cognitiva (cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 65-95), la teoría de la relevancia (cfr. Escandell Vidal 1996: 109-133), la teoría de la gramaticalización (cfr. Cuenca y Hilferty 1999: 151-178) y la teoría de la metáfora (cfr. Lakoff y Johnson 1980, Lakoff y Turner 1989, Cuenca y Hilferty 1999: 97-124). La teoría de la metáfora, en particular, permite dilucidar claramente esta dialéctica de lenguaje y cognición por cuanto la metáfora es una realidad cotidiana y se relaciona de manera especial con la experiencia corpórea.

Este artículo se propone ilustrar de manera sencilla, desde la teoría de la metáfora, la relación existente entre lenguaje y cognición, específicamente mediante las metáforas de los sentimientos. Como resultado fundamental se encontrará que, si bien los sentimientos son de gran abstracción, se fundamentan en la experiencia corpórea y se metaforizan, por lo tanto, con dominios experienciales de nuestra interacción perceptual con el mundo. Al final se presenta una discusión sobre la racionalidad/irracionalidad de los sentimientos, asunto que ha sido foco de controversia filosófica durante mucho tiempo. Con estos propósitos se analizan expresiones metafóricas de sentimientos en un corpus de 20 historias de vida, recopilado durante el primer semestre del año 2004 por los estudiantes de la Maestría en Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia. El corpus contiene relatos de cinco minutos en los que hombres y mujeres de entre 24 y 30 años de edad, nacidos y residentes en Bogotá en estrato tres o cuatro y con un nivel de educación media o superior, narraron el acontecimiento más importante de su vida. De acuerdo con las recomendaciones de Soler (2004: 162) y acogiéndonos a la convención establecida, las expresiones metafóricas, correspondientes a lo que realmente dicen los hablantes, las transcribiremos entrecomilladas, si no son ejemplos numerados, y las metáforas las escribiremos en mayúscula sostenida para denotar así el proceso reconstructivo de la metáfora mediante el análisis del investigador, diferenciándolo además de lo que en realidad expresaron las personas. En últimas, la metáfora pocas veces se expresa explícitamente y, por ello, validamos que su inferencia sea el producto de la reconstrucción analítica del investigador, pues, según Lakoff y Johnson (1980: 42), "la metáfora no está meramente en las palabras que usamos", sino en el concepto mismo que subyace a las expresiones específicas y a nuestra actividad cotidiana.

1. LA TEORÍA DE LA METÁFORA

Según George Lakoff y Mark Johnson (1999: 12, 16-20, 36-37), los conceptos, las categorías del lenguaje y la experiencia están estrechamente unidos y son inseparables. Somos seres corpóreos que nos movemos en el espacio, lo percibimos e interactuamos con él a través de nuestro cuerpo, de tal modo que el cuerpo es el fundamento experiencial del pensamiento. No se pueden concebir los conceptos fuera del contexto de nuestras facultades perceptivas: escuchar, ver, etc., y de nuestra interacción física con el mundo. La experiencia corporal es, pues, la que fundamentalmente nos permite construir nuestros conceptos. Mark Turner (1991: 68-98) en el capítulo sobre "el cuerpo de nuestro pensamiento (y el pensamiento de nuestro cuerpo)" de The Study of English in the Age of Cognitive Science hace una profunda reflexión sobre cómo nuestra disposición en el espacio y las leyes a las que nuestro cuerpo está sometido determinan la manera en que incorporamos los conceptos y nos formamos el pensamiento: somos organismos dispuestos en posición vertical, sometidos a las leyes del espacio, del tiempo, de la gravedad y eso determina la forma en que percibimos el mundo, a diferencia de la manera en que lo puede percibir un animal que esté en una disposición distinta: un ave, por ejemplo. El experiencialismo, dicen Cuenca y Hilferty (1999: 15-18), considera que "el lenguaje […] está basado en la experiencia del mundo". No existe independientemente de la experiencia ni del pensamiento; se fundamenta en la experiencia y permite representar el pensamiento, de tal suerte que influye y se ve influenciado por estos otros dos extremos del triángulo cognitivo al que hicimos alusión. Estos autores (Cuenca y Hilferty 1999: 26-29) exponen el caso de la lengua dyirbal1 en la que, por ejemplo, los instrumentos de la pesca se clasifican en la misma categoría lingüística de los peces por la experiencia de que pertenecen al mismo dominio experiencial, o el agua se clasifica en la misma categoría que el fuego por la experiencia de que sirve para apagar el fuego.

La teoría de la metáfora, desarrollada por estos tres célebres autores e ilustrada en varias obras (Lakoff y Johnson 1980, 1999; Lakoff y Turner 1989; Turner 1991), permite entender cómo, en los procesos cognitivos, la experiencia corporal se pone en relación con el pensamiento para ser integrada al sistema conceptual, relación que el lenguaje pone a su vez de manifiesto, entre otros recursos cognitivos, a través de la metáfora. Según Lakoff y Johnson (1980: 39), la metáfora constituye uno de los mecanismos conceptuales fundamentales por medio de los cuales representamos el mundo y lo expresamos en relativa concordancia con la manera en que lo experimentamos. Tradicionalmente se afirmaba que la metáfora era simplemente una figura retórica en la que se sustituía, en virtud de una analogía semántica, el nombre (u otra unidad lingüística) de una cosa por otra, logrando así una transferencia de sentido. Sólo Lakoff y Johnson (1980: 39) acertaron en declarar que "la metáfora […] impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también en el pensamiento y la acción" y que "la esencia de la metáfora es entender y experimentar una cosa en términos de otra" (Lakoff y Johnson 1980: 41). Así, una expresión metafórica no es más que la evidencia lingüística de un fenómeno, acción u objeto que ha sido comprendido, conceptuado o experimentado en términos de otro.

Para Soler (2004: 161) "la metáfora es un apareamiento entre dos dominios conceptuales en el sistema conceptual". Entender y experimentar una cosa en términos de otra, no es entenderla y experimentarla en todos y en los mismos términos de otra, de lo contrario serían una misma cosa: un mismo objeto, una misma acción, etc. En la metáfora se aparean de manera preferencial los dominios conceptuales que se corresponden en una y otra cosa, en una u otra experiencia, como explica Soler (2004), y quedan ocultos los que no se corresponden, aunque puedan aparearse con otros dominios en otra metáfora,según explican Lakoff y Johnson (1980: 46-49).

Escandell (1996: 189) dice que la explicación de la metáfora se ha hecho corrientemente desde esta teoría de la interacción de rasgos porque "las metáforas se producen –y por ello se reconocen– cuando se combinan …] rasgos [semánticamente] incompatibles", y cita para ello el ejemplo de tragarse un discurso que pone en relación los rasgos incompatibles [-concreto] de "discurso" y [+concreto] del complemento exigido por el verbo tragar.

El fundamento experiencial de la metáfora tiene que ver con que ella: aunque sea un fenómeno conceptual expresado lingüísticamente, pone en relación con una experiencia concreta –o un dominio experiencial– los objetos, acciones, personas o conceptos metaforizados. Una metáfora como BUENO ES ARRIBA tiene fundamento, por ejemplo, en una experiencia tan primaria como que el campo visual del hombre se ubique en una posición superior.2 Pero las metáforas no tienen solamente fundamento experiencial, se sustentan también en características biológicas del hombre, como expone Turner (1991: 74-80). Somos seres, dice el autor, bilaterales y simétricos; nuestro cerebro está dividido simétricamente en hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, distinguimos en nuestro cuerpo parte frontal y posterior, extremidades inferiores y superiores, tenemos dos brazos (uno a cada lado), dos piernas, dos ojos, dos orejas, y a través de estos órganos interactuamos con el mundo. Comprender esta estructura es fundamental para entender la manera en que nos desplazamos en el mundo y para explicar la existencia de METÁFORAS ORIENTACIONALES como FUTURO ES ADELANTE, PASADO ES ATRÁS, BUENO ES ARRIBA, MALO ES ABAJO.

Por otra parte, el fenómeno cognitivo de la metáfora no es más que una extensión de la categorización conceptual humana, explicada por la teoría de la categorización o la teoría de los prototipos. Según esta teoría, afirman Cuenca y Hilferty (1999: 39), "las categorías se forman por la intersección de una o varias propiedades típicas que tienden a coincidir, aunque dicha coincidencia no sea estrictamente necesaria". De modo que las metáforas –y también las metonimias– son el resultado de las múltiples posibilidades asociativas de las categorías conceptuales. Esta concepción de la metáfora como un hecho cognitivo que de manera natural corresponde con las capacidades humanas ejercidas a diario facilita entenderla como un fenómeno de la vida cotidiana, no como un asunto célebre concerniente exclusivamente al ámbito de la escritura literaria.

2. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS

En el análisis del corpus de este trabajo me empeño en demostrar que los sentimientos, aunque sean realidades de notable abstracción, se conceptúan y se metaforizan desde dominios concretos de experiencias corporales, particularmente desde experiencias sensoriales (ver, oír, sentir) y experiencias relacionadas con el espacio. En una segunda parte, me interesa validar, desde la teoría, el papel del sistema sensoriomotor en la construcción de conceptos, en este caso relativos a la vida sensitiva. Finalmente, quiero discutir sobre la conveniencia de clasificar o no los sentimientos –o, por extensión, cualquier otra realidad cognitiva– como racionales/irracionales o instintivos/ no instintivos.

En varios apartes, Lakoff y Johnson (1999: 45-48, 57-58) insisten en que la metáfora es un mapa conceptual de dominios cruzados. En el ámbito de las experiencias subjetivas se establecen unas relaciones de entrecruzamiento entre los dominios de la experiencia sensitiva, que son el dominio destino de las metáforas de sentimientos, y dominios de experiencias corporales, que son el dominio de origen. Cuenca y Hilferty (1999: 98-105, 121) nos muestran que éste es el resultado común del procedimiento cognitivo de la metáfora, en el cual utilizamos los dominios más concretos y accesibles a nuestra experiencia cotidiana para comprender dominios de experiencia más abstractos, menos accesibles a nuestra cognición, que se perciben como más inasibles e intangibles. En los siguientes ejemplos se muestra cómo nuestros informantes expresan los dominios de las experiencias sentimentales en términos de dominios de experiencias físicas o corporales: 

(1). en este momento pertenezco a un grupo de títeres de la Universidad Nacional, estoy trabajando ahí yyyy pues ha sido como muy rico.

(2). en el grupo por lo menos estamos trabajando muy rico.

(3). Bueno, la experiencia más importante de mi vida está ligada a un momento muy especial a algo que es... muy bonito. Que fue un paseo que yo tuve a Boyacá […] fue una experiencia muy muy muy rica, más que todo por el clima y por la belleza de paisaje que estaba.

(4). mis hijos son preciosos, tuve también la oportunidad (de) de tenerlos joven y de disfrutarlos, tuve la oportunidad de disfrutarles su niñez, de compartir mucho tiempo con ellos en la casa y tener la experiencia de llevarlos a su colegio, de enseñarles las primeras palabras, de enseñarles a coger un lápiz… en ha sido algo (o) pues rico.

(5). trabajar con comunidad es delicioso.

En estas expresiones metafóricas se observa que los sentimientos gratos o experiencias sensitivas placenteras se describen como sabores agradables. 

Los sentimientos gratificantes de trabajar con comunidad, de permanecer en un grupo de trabajo que satisface aficiones personales, de permanecer en un sitio agradable, de compartir con los hijos, se expresan en términos de los dominios experienciales de alimentos que tienen sabor delicioso o rico. En esas expresiones metafóricas subyacen, entonces, las metáforas LOS SENTIMIENTOS SON ALIMENTOS, LOS SENTIMIENTOS PLACENTEROS SON ALIMENTOS DELICIOSOS, o, si se quiere mayor precisión, LOS SENTIMIENTOS SON SABORES y, por lo tanto, LOS SENTIMIENTOS PLACENTEROS SON SABORES AGRADABLES.

Deslindar las entidades (experiencias, objetos, etc.) que producen una sensación o un sentimiento, del sentimiento mismo o reacción que generan no parece tener más sentido que para mostrar la insoslayable relación entre los sentimientos y las experiencias corporales o perceptivas de cualquier naturaleza. En los siguientes ejemplos se observa que los sentimientos mismos se perciben y, por ende, se metaforizan como entidades concretas:

(6). Finalmente empecé a tener un gran amor hacia los deportes.

(7). A ver, uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a Melisa […] la que me ha mostrado sus sentimientos a… cuerpo completo.

(8). el rector me pidió el favor de que si quería comenzara a organizar una pequeña selección de fútbol […] Este colegio nunca había tenido un equipo de fútbol, por lo tanto los muchachos se entusiasmaron mucho […] de verdad que fue algo que nos llenó de mucha alegría.

(9). nosotros simplemente íbamos con las fuerzas, las ganas y la voluntad de querer dar lo mejor de nosotros.

(10). Tengo muchos nervios, tengo mucha ansiedad, porque la carrera se acabó, Español ya no existe.

En el ejemplo 8, la alegría se percibe como un objeto que se puede almacenar en las personas, por lo cual LAS PERSONAS SON RECIPIENTES de sentimientos. En los ejemplos 6 y 10, LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS QUE SE POSEEN; en el ejemplo 9, LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS QUE SE CARGAN y que se pueden entregar; y en el ejemplo 7, que se relaciona con la metáfora de personas recipientes de sentimientos, LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS VISUALES que se pueden sacar y mostrar, dejar ver. Todas estas expresiones metafóricas se sintetizan, entonces, en la metáfora ontológica LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS.

Como se observa nuevamente, los sentimientos se conceptúan y metaforizan desde dominios concretos de experiencia, en este caso experiencias con objetos. Más que como objetos sólidos claramente delimitados, los sentimientos se conceptúan como objetos gaseosos, indeterminados, como sustancias difusas que se depositan en el cuerpo, como se alcanza a percibir en el ejemplo 8. Veámoslo con más claridad en los siguientes ejemplos, extraidos de los numerosos casos de la muestra:

(11). otra de mis experiencias que me han llenado mucho es el hecho de haber podido terminar mi carrera.

(12). mi padre […] nos fomentó el cariño a la lectura.

(13). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a Melisa […] le entraron como las ansias de hablar y de vernos.

(14). entramos pocos equipos, nos vimos la cara con los equipos más duros, con los equipos más difíciles; yo me llenaba de alegría, me llenaba de entusiasmo.

(15). Cuando llegamos a los cuartos de final, nos llenamos de una gran emoción.

(16). nos tocó enfrentar a uno de los equipos más fuertes de Manizales: el ColCristo, para ello nos preparamos bastante, nos llenamos de mucho valor y sobre todo de una actitud positiva.

(17). nos tocaba la final con el equipo Universitario, nosotros estábamos llenos de emoción.

(18). empezamos ganando nosotros y eso nos subió bastante la moral.

(19). empezamos ganando nosotros […] ellos no se desconcentraron, no bajaron la guardia.

(20). a mí me llena eso, ver que listo, ella ya siente que eso es lo de ella.

En el ejemplo 12, el cariño se percibe como una sustancia que se puede implantar y hacer crecer en el cuerpo, igualmente en el decimotercer ejemplo, las ansias se perciben como una sustancia que se deposita en el cuerpo. En los ejemplos 18 y 19, los sentimientos son sustancias que, depositadas en el cuerpo, fluyen dentro de él y pueden subir y bajar. En todos estos ejemplos, pero especialmente en los numerales 11, 14, 15, 16, 17 y 20, los sentimientos se perciben como sustancias que se propagan en el cuerpo libremente hasta llenar el recipiente que los contiene: la persona. Por eso los informantes hacen referencia a los sentimientos como realidades que los ocupan, los habitan, los llenan, se almacenan totalmente dentro de ellos. En todas estas expresiones metafóricas subyace, en consecuencia, la metáfora ontológica LOS SENTIMIENTOS SON SUSTANCIAS.

Los sentimientos, como se ha mostrado en estas metáforas fundamentales, se conceptúan y metaforizan desde dominios concretos de experiencia. Son realidades psíquicas complejas, son experiencias subjetivas abstractas, pero se conceptúan, en este caso, desde las experiencias concretas, más tangibles, de menor abstracción, que tenemos con los alimentos, los objetos, las sustancias: sujetamos los objetos, los manipulamos, los podemos ver, tocar, guardar, mostrar, cargar; consumimos los alimentos, los podemos sentir, degustar, probar, saborear, partir o distribuir; manipulamos las sustancias, las envasamos, las traspasamos de uno a otro lado y las podemos ver. Dichas experiencias, en síntesis, hacen posibles cognitivamente las experiencias subjetivas de nuestro ser y el lenguaje contribuye a estructurar conceptualmente estas experiencias y a expresarlas íntegramente en metáforas como LOS SENTIMIENTOS SON SABORES, LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS y LOS SENTIMIENTOS SON SUSTANCIAS. En el esquema 1, se representa la proyección de los dominios concretos de las experiencias corporales o físicas sobre los dominios abstractos de las experiencias subjetivas que son los sentimientos. Esta proyección de los dominios concretos sobre los abstractos da lugar a las expresiones metafóricas ejemplificadas y a las metáforas fundamentales a que hemos aludido, ilustrando de manera ejemplar la trilogía experiencia-lenguajepensamiento, como se muestra en el esquema 2.

El lenguaje no es, pues, simplemente el reflejo de la realidad externa, como si el lenguaje y la realidad fueran entidades independientes y distantes, sin interacción alguna. Antes bien, Lakoff y Johnson (1999: 22-36, 47-48) aseguran que nuestro pensamiento y, por ende, el lenguaje son decisivamente estructurados por nuestros cuerpos, nuestra mente y nuestros cerebros en interacción activa con el mundo. Sugieren que en especial la estructura de nuestro pensamiento y del lenguaje es determinada por nuestro sistema sensoriomotor, incluso tratándose de nuestras experiencias subjetivas. Analizar en este artículo expresiones metafóricas de sentimientos –algunas menos evidentes de las que ya hemos visto– que tienen que ver con la percepción, con el conocimiento y con nuestra interacción motora (movimiento) en el espacio será de crucial importancia para entender que los conceptos que tenemos sobre los sentimientos –que son experiencias subjetivas– se construyen en la interacción experiencial de nuestro sistema sensoriomotor y que, lógicamente, se metaforizan desde los dominios de estas experiencias. En una primera parte se mostrará cómo los informantes hacen alusión a los sentimientos como realidades perceptuales y epistémicas; luego me interesa demostrar la intervención de relaciones espaciales en la conceptualización de los sentimientos. 

En los siguientes ejemplos se muestra la asociación de los sentimientos con fenómenos perceptuales como ver, oír, tocar. Los ejemplos anteriormente presentados también son evidencia de la intervención perceptual en la conceptualización de los sentimientos, pues se conciben como realidades discretas que se pueden ver, sentir o gustar (los objetos, las sustancias y los alimentos):

(21). el hecho de haber tenido a mis hijos ha sido una experiencia grande porque (ee) pues esa dicha no la tenemos todas las mujeres.

(22). Entonces mi susto fue inmenso porque pues yo era la niña consentida.

(23). en el momento pasaron muchas cosas: no tenerlo, tenerlo, darlo en adopción, ehhh, irme para donde mi tía y tenerlo por allá donde nadie se diera cuenta y que mi tía me guardara el secreto y regalárselo a ella, o sea tanto pasó por allá pero no, el sentimiento de mamá es muy grande, y no, decidimos que íbamos a tenerlo. 

(24). era la maravilla más grande tener mi bebé entre mis brazos.

(25). nos declararon a nosotros campeones este año, fue una gran felicidad.

(26). no le invierte tantas ganas a títeres como uno quisiera.

(27). hay muchísimas expectativas con respecto al trabajo.

(28). estaba un poquito nerviosa, sin embargo, pues... estaba muy feliz porque sabía que todo iba a salir bien.

(29). la parte sensible, la parte sentimental de cada persona, eso tiene que que también estar equi... equilibrado.

(30). cuento con la amistad de compañeras de la época del colegio.

En los ejemplos 21 a 25 los sentimientos se conciben nuevamente como objetos mensurables,3 con tamaño: tienen tamaño el miedo, un sentimiento de satisfacción, la felicidad, etc. En los ejemplos 26 a 28 se presentan los sentimientos como entidades que se pueden cuantificar: se invierten más o menos ganas en algún proyecto, se tienen muchas o pocas expectativas, se está un poco o muy nervioso o feliz. En los ejemplos 29 y 30 nuevamente aparecen los sentimientos como entidades discretas que se pueden contar, aislar, separar, circunscribir a un espacio. Todas estas expresiones metafóricas corresponden a la metáfora ontológica –ya explicada– LOS SENTIMIENTOS SON OBJETOS. Mediante las metáforas ontológicas, dicen Lakoff y Johnson (1980: 63), conceptuamos nuestros sentimientos en términos de objetos, sustancias o entidades discretas mensurables que, gracias a que las podemos medir, tocar, agrupar, discriminar, cuantificar, pesar, mover, etc., podemos "razonar sobre ellas".

Los sentimientos no sólo se perciben como objetos mensurables con tamaño; en la metáfora ontológica LOS SENTIMIENTOS SON SUSTANCIAS. Se conciben de manera muy particular las características de estas sustancias y, en consecuencia, de los recipientes que las contienen, las personas. Los siguientes ejemplos evidencian que dichas sustancias no solamente se depositan, fluyen y se propagan en el cuerpo, sino que también, como sustancias que se expanden, son capaces de dilatar su recipiente, de hacer crecer a las personas, de hacerlas grandes como grandes son los sentimientos. Así, en el ejemplo 31 un deseo –más exactamente su cumplimiento– hace crecer a las personas; el mismo efecto provocan la alegría y el entusiasmo en los ejemplos 32 a 34. En el ejemplo 35, un sentimiento desagradable, contrario a los sentimientos placenteros a los que ya hicimos alusión, provoca también un efecto contrario, la contracción o depresión4 de la persona, del recipiente del sentimiento. De estas expresiones metafóricas se infiere que LOS SENTIMIENTOS PLACENTEROS SON SUSTANCIAS QUE SE EXPANDEN, LOS SENTIMIENTOS DESAGRADABLES SON SUSTANCIAS QUE SE CONTRAEN y LAS PERSONAS SON OBJETOS DILATABLES o, si se prefiere, LAS PERSONAS SON OBJETOS ELÁSTICOS, capaces de aumentar o reducir de tamaño –como recipientes que son de sentimientos– de acuerdo con sus experiencias sensitivas:

(31). quiero estar en el momento indicado para la persona indicada en otro lugar, en otro momento, y tal vez eso lo engrandece a uno como persona, como ser humano.

(32). haber tenido la oportunidad de establecer noviazgos con personas buenas en la adolescencia, igual pues que me trae bonitos recuerdos y también tener la oportunidad de conocer a mi actual esposo, es una persona íntegra y excelente con la que he crecido como persona.

(33). fue algo que nos llenó de mucha alegría, ver cómo el proceso iba evolucionando, íbamos creciendo día a día.

(34). yo me llenaba de alegría, me llenaba de entusiasmo de ver cómo íbamos evolucionando y cómo íbamos creciendo como equipo, como personas, crecíamos no solo futbolísticamente sino en valores.

(35). también hay personas que se deprimen demasiado.

En estos y otros ejemplos hemos insistido en las experiencias sensorialesn y epistémicas con las que se relacionan repetidamente los sentimientos. Con frecuencia aparecen en los enunciados de los informantes predicados cognitivos cuando aluden a los hechos que provocan o que provocaron en ellos emociones. En las muestras de habla recogidas, se observan estos predicados en un uso aliterado de verbos de percepción y de conocimiento. Cuenca y Hilferty (1999: 168-169) se refieren también, entre otros autores, a procesos de metaforización con verbos de percepción, aunque entendemos la dificultad que representa la inferencia de metáforas a partir de dichos predicados, que bien podrán ser las mismas metáforas que ya se analizaron. Obsérvense los ejemplos:

(36). ya cuando desperté fue algo muy bonito, fue algo realmente maravilloso, porque cuando abrí los ojos veía como si tuviera los lentes de contacto, o como si tuviera gafas.

(37). mi mamita pues estaba conmigo pero igual como que no me quería ni ver.

(38). Lo más importante fue cuando ya a punto del bajarnos del bus vimos un... puente y empezamos a ver cantidad de agua la represa del Chivor Entonces al bajarnos del bus... el segundo impacto fue el clima porque no es ni frío ni caliente sino es una temperatura que tu cuerpo se siente.. muy muy muy a gusto. Es en bajada la carretera de entrada a la finca. Y uno mira hacia el frente y ve dos montañas. Entonces uno ve como hacia el centro de las montañas donde está la laguna, la represa. Entonces es como de película.

(39). fue algo que nos llenó de mucha alegría, ver cómo el proceso iba evolucionando.

(40). Cuando llegamos a los cuartos de final, nos llenamos de una gran emoción de sentir que habíamos empezado de abajo y que ya íbamos a llegar a la cumbre.

(41). el hecho de verla crecer, de verla junto a mí, cuando se duerme, cuando se levanta, o sea son tantas cosas, tantos detalles que lo enamoran a uno todos los días, todos los días uno aprende de ella.

(42). eso también fue un susto fue impresionante: ver ese bebé muerto y saber que se estaba moviendo.

(43). observar ese entorno, todo eso, todo lo que él hacía, las negociaciones, desde la compra de materiales eh... fabricarlo, venderlo, todo eso me parecía como mágico.

(44). me di cuenta que así hubiera sufrido y así mi mami no lo quisiera ni nada, era la maravilla más grande tener mi bebé entre mis brazos.

(45). a mí siempre me ha parecido muy bello el haberlos acompañado en su esfuerzo por sostenernos.

(46). lástima que no haya conocido pues ese espacio antes de que… pues por lo menos en tercer semestre.

(47). Con el paso del tiempo, pues fuimos haciendo una relación muy chévere con el niño y conocí a la mamá, entonces, pues la mamá me, me impactó desde el primer instante en, en el que la conocí. Eee, empezamos a salir, empezamos, pues primero fue a conocernos, a hablar; ella inicialmente era muy, muy tímida y muy seria […] Eee, y entonces me empecé como a enamorar, digo yo, de, de aquella mujer que conocí.

(48). recuerdo esos momentos, que nunca se me va a olvidar, el dolor, la cara de dolor que tenía mi mujer pidiendo anestesia mientras rezaba la novena.

(49). es chévere saber que uno hace un buen trabajo, es gratificante ver que la gente necesitó de uno y uno le pudo brindar lo que ellos necesitaban.

(50). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a Melisa […] le entraron como las ansias de hablar y de vernos.

En los ejemplos 36 a 41 aparecen enunciados con verbos de percepción. Sobresale la preponderancia del verbo ver, dada la importancia que tiene el sentido de la visión como estímulo cognitivo y como fuente de conocimiento, como también lo indican Cuenca y Hilferty (1999). No obstante aparece también el verbo sentir en el ejemplo 40 y se observan predicados relacionados con el sentido del tacto, del gusto y de la visión en las expresiones metafóricas de los sentimientos como sabores, objetos y sustancias, ejemplificadas anteriormente. Los ejemplos 42 y 43 integran verbos de percepción y de conocimiento u otras actividades cognitivas y relacionan, en consecuencia, los estímulos cognitivos que representa la percepción con el conocimiento que genera: se ve y se sabe, se observa y se infiere. Los ejemplos 44 a 48 introducen predicados epistémicos que se relacionan con actividades cognitivas de distinta índole: concluir (darse cuenta), creer o evaluar (parecer), y conocer. Los ejemplos 49 y 50 relacionan nuevamente verbos epistémicos y verbos de percepción, lo que muestra una vez más la dialéctica continua, casi inseparable, que se establece en las actividades cognitivas de percepción y conocimiento. En últimas, y de acuerdo con lo expuesto por los autores referidos, se producen en los predicados con verbos de percepción cambios de dominio de lo físico a lo epistémico, el procedimiento que sigue la metáfora: percibir es una forma de conocer el mundo o, por lo menos, es inseparable del conocimiento mismo.

De estas expresiones metafóricas en las que se transfieren experiencias del dominio experiencial físico al dominio epistémico con los que se relacionan los sentimientos, especialmente de aquellas que involucran predicados con el verbo ver pero sin excluir las demás, se infiere la metáfora conceptual de que LOS SENTIMIENTOS SON IMÁGENES MÁGICAS. Continuamente los elementos (personas, situaciones, acciones, etc.) que suscitan los sentimientos aparecen como OBJETOS MÁGICOS que ejercen una particular atracción sobre la persona generadora de los sentimientos, como si se tratara de un encantamiento o de un acto de fascinación; el ver bien, el progreso de una situación, un paisaje hermoso, las acciones de una persona, la belleza de una mujer, aparecen como objetos mágicos que ejercen una atracción irresistible y generan sentimientos placenteros, IMÁGENES MÁGICAS. También se observa idéntico fenómeno en expresiones metafóricas como "llegó a alegrar la vida de la familia de los papás de Jorge y de mis papás" y "tengo dos niños […] les fascina la música […] les encanta el deporte". Con la misma fuerza, objetos o eventos que se ven desagradables, como el embarazo de una hija adolescente, el nacimiento de una criatura muerta, el dolor físico de alguien, ejercen una poderosa fuerza generando sentimientos –esto es, imágenes– tristes, de irritación o simplemente dejando una huella imborrable en la memoria.

En efecto, continuamente los sentimientos aparecen como representaciones de hechos que han generado cambios drásticos en la vida de nuestros informantes. Trátese de sentimientos placenteros o de sentimientos desagradables, frecuentemente están ligados a sucesos de los que se dice: "ese […] acontecimiento […] marcó mi vida", "partió en dos la vida", "hace trascender", "han enmarcado la vida", "han quedado en la memoria", "quiero borrar eso", "han cambiado la vida", como las que aparecen en los ejemplos 51 a 55. De estos enunciados se infiere, entonces, la metáfora conceptual LOS SENTIMIENTOS SON REPRESENTACIONES FUERTES o, si se prefiere, LOS SENTIMIENTOS SON SEÑALES FUERTES.

(51). el hecho de haber tenido a mi hija significa para mí mucho, puesto que ehh bueno, de una u otra forma cambió mi vida, cambió muchas cosas en mí.

(52). ya todo el proceso de la luna de miel y empiezas a vivir otro mundo completamente diferente, compartiendo con tu pareja.

(53). al otro día ya estaba caminando, no me dolía nada, dormí súper bien esa noche y no tuve ningún inconveniente.

(54). tal vez eso marcó mi vida en muchas circunstancias, tal vez eso es lo que a uno le transforma, le hace trascender.

(55). Fue el momento más importante de mi vida porque ese momento cambió mi vida, la partió en dos, es decir cambió por completo mi, mi vida, mi forma de sentir, mi forma de, de ver el mundo, de sentir las cosas.

Hasta aquí la argumentación sobre la estructuración del lenguaje y del pensamiento por nuestro sistema sensoriomotor ha estado centrada en lo sensorial. Si bien lo motor y lo sensorial están estrechamente unidos, en lo motor se distinguen claramente relaciones espaciales conceptuales: posiciones, ubicaciones, movimientos, desplazamientos. Para abordar la temática, en este artículo nos concentraremos solamente en las posiciones relativas de un objeto con respecto a otro en términos de contacto y de cercanía/distancia en los desplazamientos. En las siguientes expresiones metafóricas se ejemplifica la alusión de los informantes a sus experiencias emotivas en términos de contacto/ no contacto y cercano/distante.

(56). La, la responsabilidad que yo asumí de un, yo era un soltero pues que trabajaba para comprarme mis cosas y para salir con mis amigos los viernes, a trabajar para tener que pensar en que tengo que colaborar con el arriendo, con el mercado, efectivamente trascendió y, y tocó a, lo más profundo de mis, de mis fibras.

(57). Finalmente empecé a tener un gran amor hacia los deportes, especialmente el fútbol y solía dormir con mi pelota de fútbol y vestir casi diariamente el uniforme del equipo de Millonarios.

(58). le entraron como las ansias de hablar y de vernos.

(59). A ver uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conocí a mi novia, a Melisa […] nos hemos congeniado muchísimo […] nos comp... nos hemos compenetrado mucho.

(60). el momento más importante fue... mm... eh... mi viaje a Inglaterra […] de alguna manera yo me sentí que estaba vinculado al mundo.

(61). Eee, con el paso del tiempo la, pues la relación se fue, se me fue volviendo como más cercana, a tal punto que yo los visitaba en la casa, iba a dialogar con ella y con el niño.

(62). Con el paso del tiempo, las, las cosas pues fueron volviéndose cada vez más cercanas, más cercanas, hasta que un día ella me invitó a tomarme un vino en la casa.

(63). eso marcó mi vida en muchas circunstancias y porque eso me hizo que yo me acercara a la iglesia, que empezara a vincularme con un grupo de música, yo hice un ministerio de música y estoy estudiando Ciencias Bíblicas y eso hace que uno, que uno se enriquezca espiritualmente.

(64). los jóvenes viven muy alejados de eso.

(65). El niño sí se relacionaba con él, pero también era una relación muy lejana.

En el ejemplo 56, el hablante metaforiza su sentimiento para indicar que se trata de un objeto íntimo, que está dentro de él y que está en contacto con su ser. Haciendo referencia a su relación sensitiva, el informante del ejemplo 59 alude a una especie de contacto químico en que se concibe a los enamorados como sustancias que se mezclan. En los ejemplos 57, 58 y 60, se expresa más un contacto físico, perceptivo: táctil en el 57, visual en el 58 y totalmente tangible en el 60. En estos casos las expresiones no dejan de ser metafóricas: los novios no quieren simplemente verse (verse en este contexto implica hablar, sentirse, etc.), un aficionado, por más aficionado que sea, no se va con uniforme deportivo tan frecuentemente a todas partes, una persona realmente no está conectada como aparato eléctrico al mundo. Los ejemplos 61 a 65 denotan que los sentimientos generan sensaciones de proximidad o de distancia: los sentimientos agradables –ejemplos 61 a 63– crean una relación de proximidad entre los objetos del sentimiento y el generador del mismo; los desagradables –ejemplos 64 y 65– implican un distanciamiento o una distancia existente entre dichos entes. Del conjunto de estas expresiones metafóricas se infiere la metáfora conceptual LOS SENTIMIENTOS SON MAGNÉTICOS. Cuando la polaridad es negativa, es decir cuando el sentimiento es desagradable, se repelen las entidades que experimentan dicho sentimiento; cuando es positiva, es decir cuando son placenteros los sentimientos, dichas entidades se atraen, generando acercamientos de distinto nivel, el contacto mismo o la compenetración.

Con fundamento en esta misma metáfora y en relación con la metáfora conceptual LAVIDAES UN VIAJE5 y con la metáfora LOS ACONTECIMIENTOS SON OBJETOS QUE SE MUEVEN, descrito en otro trabajo (Ramírez Cruz 2006: 17-18), el magnetismo de los sentimientos permite no solamente que las entidades en ellos involucradas entren en contacto, sino también que quien experimenta el sentimiento siga al objeto de su amor, que se conduzcan juntos por un camino y se dirijan a un mismo destino. En los ejemplos 66 y 68, se muestra que por efecto del amor los esposos caminan juntos, en contacto, hacia el destino de su viaje. En el ejemplo 67 se sugiere que una experiencia concreta, que se relaciona por lo tanto con profundos sentimientos, puede cambiar el rumbo del viaje. En el ejemplo 69 el informante alude a una invitación a sus alumnos a seguir, por amor, a Dios, mientras en el ejemplo 70 hay un movimiento de aproximación entre los seres que se aman: 

(66). Pude ver que, que tengo muchísimas fortalezas al estar con una persona muy brillante al lado y que yo también me considero con, con bastante estrella para que los dos salgamos adelante poco a poco, soñando y y... disfrutando cada uno los momentos que estamos juntos y... metiéndole muchísimo empuje a las situaciones, para que podamos más adelante tener nuestros hijos.

(67). habrá muchas personas a las que sí les habrá marcado alguna experiencia que han hecho que cambie de rumbo su vida, que escojan...eh... por otra senda.

(68). tener la oportunidad de conocer a mi actual esposo, es una persona íntegra y excelente con la que he crecido como persona y que juntos hemos alcanzado algunas metas, otras que no nos habíamos propuesto y otras futuras por las que estamos trabajando […] tener una pareja así estable y saber que es buena, es un apoyo es muy importante para uno cumplir todas sus metas, entonces por eso me considero muy afortunada.

(69). sigan al Dios en que ustedes creen, al que ustedes aman.

(70). Fue un momento muy bonito porque yo venía... digamos... yo, yo entraba por esa puerta, estaba muy contento de entrar. Él venía hacia mí.

Como se ha venido argumentando en el documento, la intervención del sistema sensoriomotor es fundamental en la estructuración de nuestra experiencia subjetiva. Los sentimientos se construyen a partir de las experiencias sensoriales y motoras que tenemos cotidianamente. No es casual, entonces, encontrar tan abundantemente las correlaciones que se establecen entre las experiencias subjetivas de nuestros sentimientos y los dominios de las experiencias sensoriomotoras de la cantidad, la verticalidad, la distancia, el movimiento, la ubicación espacial, la percepción visual, gustativa, táctil, olfativa. Relacionamos profusamente nuestros sentimientos con el tamaño de los objetos, con su elasticidad, su cantidad, su forma, su distribución en el espacio, los relacionamos con nuestras experiencias sensoriales de las entidades, con nuestros desplazamientos en el espacio, con la distancia relativa que se conserva entre nuestros cuerpos y las otras entidades del mundo. Así, un sentimiento es grande o pequeño, lo engrandece o lo deprime a uno, está disponible en gran o en pequeña cantidad, lo podemos ver, tocar, sentir, mover, desplazar, guardar, esconder, mostrar, distribuir, contar y ofrecer, nos hace estar más cerca o más distantes de los seres que queremos o que detestamos, nos hace mover y desplazarnos en una dirección.

Sobre el contenido racional de los sentimientos, experiencias emotivas con fundamento en experiencias sensoriomotoras, tradicionalmente se ha dicho que no tienen relación alguna con el conocimiento racional. Por el contrario, y como modernamente lo dicen los filósofos,6 concluyo que los sentimientos son enteramente racionales. Con racionales no quiero decir que forman parte del conocimiento científico –que también es racional– ni que estén formalizados como éste, sino que son un tipo de conocimiento inevitablemente atravesado por la razón. Evidentemente, este planteamiento implica, como lo advierten Lakoff y Jonhson (1999: 4), nuevas formas de concebir la razón y lo que conocemos como realidad. Comprender así las cosas, desde este enfoque experiencialista, nos ayuda a entender la indisolubilidad que se plantea entre experiencia, pensamiento y lenguaje.

Comúnmente se dice de los sentimientos que son instintivos, que obedecen a intuiciones y que son una realidad altamente incompatible con el pensamiento; como evidencia de esta oposición algunos plantean una enemistad entre razón y corazón. Sin embargo, tanto el conocimiento científico como el conocimiento emotivo ingresan a la razón por las mismas vías. En español, sentimiento y sentidos son palabras derivadas del verbo sentir; tanto el conocimiento científico como el conocimiento emotivo –así se mostró en el desarrollo de este artículo– ingresan a la mente por la vía perceptual de los sentidos. Un astrónomo inevitablemente tiene que observar (ver) los astros para construir sus hipótesis o para conocer la realidad que le interesa, un biólogo tiene que hacer observaciones recurrentes de los seres vivos y no solamente mirarlos, sino incluso intervenirlos, entrar en contacto con ellos mediante el tacto, al igual que el médico con sus pacientes, y todos los demás científicos tienen que hacer algún tipo de observación o, por lo menos, leer –esto es ver–. En síntesis, tanto las experiencias afectivas –que no dejan de ser intelectivas–, como las experiencias relacionadas con el conocimiento científico –que no dejan de ser afectivas–, tienen fundamento en las experiencias sensoriomotoras y son en gran medida estructuradas por el sistema sensoriomotor. Lo que varía es el grado de formalización de cada tipo de experiencia; ambas son estructuradas en nuestros sistemas conceptuales.

3. CONCLUSIÓN

La razón no es una realidad abstracta, aislada en incógnitos rincones, desconectada en absoluto de nuestras experiencias emotivas, sensoriales y motoras de la cotidianidad; no es una realidad difusa separada de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestros sentidos y de nuestras experiencias con el mundo. La razón, como se concluye de la citada obra de Lakoff y Johnson (1999: 4) y como he querido evidenciar en el artículo, es una realidad que surge de la naturaleza de nuestros cuerpos, de nuestro cerebro y de la experiencia corporal que tenemos con el mundo. La razón no es una realidad circunscrita al ámbito intangible de nuestro cerebro. Está extendida, además, a todo nuestro cuerpo7 y, a través de los sentidos, al mundo mismo. No es una entidad independiente que pueda actuar al margen del cuerpo, necesita del cuerpo para ser, para razonar, para pensar, para percibir, para conceptualizar y para expresar. La razón no es solamente formal y literal –aunque también–; es altamente emotiva, metafórica e imaginativa. Más aún, los contenidos de la mente no son enteramente conscientes y accesibles; Lakoff y Johnson (1999: 13) hacen referencia al sistema conceptual inconsciente cuyas funciones son, en esencia, dar forma, como una mano oculta, a todos los aspectos de nuestra experiencia. No existe, pues, ninguna experiencia que se escape a la razón: sus contenidos son conscientes o inconscientes. Ordinariamente tenemos menor grado de conciencia de las experiencias subjetivas –reflexionamos menos sobre ellas– y por eso, entre otras razones, los sentimientos se han calificado de irracionales e instintivos.

De manera magistral, los autores (Lakoff y Johnson 1999: 22-36) ilustran cómo nuestro cerebro y la estructura biológica de nuestros cuerpos intervienen en la incorporación de conceptos como, por ejemplo, los colores y las relaciones espaciales. Los colores no son una realidad externa como tal, son absorbidos por los conos pigmentados y bastones de los ojos y llevados al cerebro, que los interpreta en complejas redes neuronales. Los colores, dicen los autores, tampoco son realidades internas construidas arbitrariamente por el cerebro; las variaciones en la cantidad y tipo de ondas luminosas hacen variar la interpretación de los colores –piénsese, por ejemplo en las luces fluorescentes –, al mismo tiempo que órganos perceptuales distintos traducen representaciones sensoriales diferentes: piénsese en los ojos de un gato, por ejemplo. De igual modo, los sentimientos no son realidades psíquicas per se, se construyen a partir de las experiencias con el mundo externo interpretadas especialmente por los órganos de los sentidos y a veces se formulan como contenidos epistémicos: "saber que estás bien me da tranquilidad".

En conclusión, los sentimientos no son más que una de nuestras múltiples realidades cognitivas, con características específicas pero atravesadas, al igual que todas las demás, por la razón. Los sentimientos, de manera ejemplar, nos permiten ilustrar la trilogía entre lenguaje, pensamiento y experiencia porque se fundamentan evidentemente en la experiencia sensoriomotora, son conceptos de gran abstracción y se expresan y representan esencialmente a través de la metáfora.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Cuenca, Maria Josep y Joseph Hilferty. 1999. Introducción a la lingüística cognitiva. Barcelona: Ariel lingüística.        [ Links ]

2. Escandell Vidal, Maria Victoria. 1996. Introducción a la pragmática. Barcelona: Ariel lingüística.        [ Links ]

3. Lakoff, George y Mark Johnson. 1980. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra.        [ Links ]

4. Lakoff, George y Mark Johnson. 1999. Philosophy in the flesh. New York: Basic Books.        [ Links ]

5. Lakoff, George y Mark Turner. 1989. More than cool reason. Chicago: The University of Chicago Press.        [ Links ]

6. Ramírez Cruz, Héctor. 2006. ¿Sedentarismo o nomadismo? Forma y Función 19.        [ Links ]

7. Real Academia Española. 2003. [En línea]. Diccionario de la Lengua Española. Disponible en http://www.es.encarta.msn.com        [ Links ]

8. Soler, Sandra. 2004. Género y metáfora. Discurso y género en historias de vida. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.        [ Links ]

9. Turner, Mark. 1991. The study of English in the age of Cognitive Science. New Jersey: Princeton University Press.        [ Links ]

Notas:

1. Lengua indígena australiana.

2. Para ampliar la discusión sobre el fundamento experiencial de la metáfora, véase el capítulo 13, Las bases de las metáforas estructurales, de Lakoff y Johnson (1980: 101-108).

3. Término para referirse a objetos que se pueden medir de alguna manera.

4. El Diccionario de la Real Academia Española define este término como la acción y efecto de disminuir el volumen de un cuerpo por medio de la presión.

5. Lakoff y Turner (1989) describen con amplitud ésta y otras metáforas ancladas en la ideología de la cultura occidental. Igualmente Soler (2004) analiza esta metáfora en hablantes de Bogotá. También aparece recurrentemente en el corpus de este artículo, según se argumentó en Ramírez Cruz (2006).

6. Véase Lakoff y Johnson (1999).

7. Entiéndase la motivación del célebre título de la obra de Lakoff y Johnson (1999) Philosophy in the flesh.

HÉCTOR RAMÍREZ CRUZ

Está vinculado como docente temporal de Lingüística en la Universidad Nacional de Colombia. Recibió de la misma institución Grado de Honor como Licenciado en Filología e Idiomas-Español en el año 2002. Obtuvo mención Laureada con su Tesis de Grado. Ha participado como ponente en varios eventos académicos y ha publicado un libro y algunos artículos en el área de lingüística. Sus méritos académicos le merecieron una beca de postgrado que disfruta cursando, en su Alma Mater, una Maestría en Lingüística. Participó durante un tiempo del Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América. Actualmente es miembro del grupo de investigación Etnología y lenguaje amazónicos -dirigido por la doctora Maria Emilia Montes y reconocido por Colciencias- que adelanta el proyecto Bilingüismo y contacto de lenguas. Estudios de caso sobre lenguas amazónicas.