SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.25 número73Retos de la formación de docentes en Venezuela índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de Pedagogía

versión impresa ISSN 0798-9792

Rev. Ped v.25 n.73 Caracas mayo 2004

 

Presentación  

 

 La Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela, institución sede de la Revista de Pedagogía, cumple cincuenta años, y hemos querido unirnos a la celebración de tal acontecimiento con este número especial. Para ello hemos invitado a destacados investigadores a participar en una sección monográfica, de una u otra manera vinculada con los problemas de la formación docente, la escuela y la educación. Es así como Nacarid Rodríguez considera importantes retos que tiene planteada la formación de docentes en la Venezuela del siglo XXI, discutiendo cinco aspectos sobre la dirección de los cambios: 1) Del docente tecnólogo al docente crítico; 2) De la ignorancia pedagógica a la pedagogía como base y eje del currículum; 3) De la teoría separada de la práctica a la reflexión permanente sobre la práctica; 4) De la disciplinariedad a la interdisciplinariedad; 5) Del docente aislado al docente en colectivo.

Por su parte Gilberto Picón Medina aborda otra dimensión del hacer universitario: la investigación, destacando la importancia de una investigación educacional vinculada a las escuelas y realizada en colaboración con ellas, para mayor beneficio de las instituciones escolares, la universidad y el país. Picón Medina presenta el caso del proyecto LUVE ( La Universidad va a la Escuela ) desarrollado por un equipo de investigadores y docentes bajo su coordinación.

Nuestra tercera participante en este monográfico, Magaldy Téllez, nos ofrece un trabajo de reflexión pedagógica amplia, una aproximación a los vínculos entre la tarea de educar como arte y la creación de comunidad como espacio de libertad. Nos parece importante el equilibrio entre trabajos más directamente vinculados a las funciones de docencia, investigación y extensión universitarias, y artículos como éste, de índole más teórica, que nos incitan a pensar sobre cualidades genéricas y profundas de la buena educación. Resulta relevante destacar cómo los tres especialistas invitados nos abren puertas hacia el futuro, nos llevan a reflexionar sobre cambios necesarios en nuestras instituciones universitarias de formación docente, y nos iluminan caminos que valdría la pena transitar.

Completa la sección monográfica de este número una perspectiva cronológica del desarrollo de la Escuela de Educación, UCV, elaborada por Ramón A. Uzcátegui, miembro del equipo técnico de nuestra revista.

Los restantes artículos, pertenecientes a nuestras secciones regulares, enriquecen de una u otra manera los planteamientos precedentes. Así, Luis Bravo Jáuregui compara algunos indicadores de escolaridad de Venezuela y otros países del mundo, llamando la atención sobre rezagos en el logro de la necesaria meta de “educación para todos” en las próximas décadas. Los problemas de calidad de la enseñanza obligatoria y de la formación de docentes necesitan estar vinculados con los asuntos de cantidad, de cobertura matricular: hoy en día se hace necesario avanzar en los dos frentes a la vez.

Muy en relación con lo señalado por los artículos del monográfico, Miriam Carmona desarrolla consideraciones sobre una Educación Superior centrada en la transdisciplinariedad. La autora destaca que la praxis educativa universitaria debe estar basada en la pertinencia, la colaboración y la solidaridad, alejándose del cientificismo, y por ello necesita incursionar en los enfoques multidisciplinarios y transdisciplinarios. El trabajo de Carlos Manterola, por su parte, propone una nueva didáctica: la “institucional”, que suplantaría a la “didáctica disciplinar” imperante en escuelas y universidades. Dos modelos didácticos se oponen en el artículo: el rígido “Dados” y el abierto “Deseho”, con diferencias relevantes en la concepción de espacios, tiempo, rol docente y organización del alumnado.

El libro reseñado en este número nos parece de especial importancia para toda educadora y todo educador, se trata de Cerebro y aprendizaje, una visión panorámica de lo que la más reciente investigación neurocientífica nos dice acerca de cómo funcionan el cerebro y la mente, y cómo diferentes condiciones los afectan positiva o negativamente. Estos avances en la pesquisa científica nos ayudan a diseñar mejores ambientes escolares, fomentadores de aprendizajes significativos y profundos.

No quisiéramos concluir sin una nota final sobre la institución cuyo cincuentenario celebramos en este número. Estimamos que la Escuela de Educación de la UCV necesita precisar mejor hacia dónde quiere ir en las próximas décadas, y organizar sus actividades hacia tales fines y metas. Persisten en ella la dispersión, la atención simultánea a muchos propósitos diferentes y poco definidos, la acumulación de iniciativas truncadas a los pocos años: evitando tales deficiencias tiene que llegar a acuerdos sobre algunas grandes prioridades, de manera de concentrar esfuerzos y recursos para lograr así avances. Dada su pertenencia a la más antigua e importante universidad del país, la Escuela puede y debe convertirse en un dinámico centro de investigación educativa, respondiendo así a un requerimiento imperioso de la sociedad venezolana. Desde luego, no es que en su seno no se realice investigación hoy en día, pero la misma no ha alcanzado todavía la masa crítica necesaria. Gracias al énfasis en la investigación con pertinencia social y excelencia académica, la Escuela puede también fortalecer y extender sus post-grados, y desarrollar paralelamente una formación de pregrado de calidad y de naturaleza innovadora, que sea capaz incluso de ofrecer modelos interesantes y líneas de acción fructíferas a otras instituciones formadoras de docentes de Venezuela y de América Latina. A los pocos años de encaminarse en la dirección señalada, la institución tendría buenas bases para una actividad de extensión coherente y de impacto, dirigida a las escuelas y liceos del país.

Pero no basta con plantearse finalidades plausibles: hace falta desarrollar políticas que permitan alcanzarlas con recursos limitados. Así, conviene concentrarse en unos pocos programas de pregrado, descontinuando otros: estimamos el énfasis debe estar en la formación de docentes, cubriendo desde la Educación Inicial hasta la Media. La formación a distancia a nivel de pre-grado debería focalizarse en el área geográfica cercana a la sede principal de la institución, cerrando las sedes de otras regiones del país. Los planes de estudio sobrecargados conducen a menudo a un abordaje superficial y de poco impacto en cada asignatura, mientras que por otra parte aumentan los costos y limitan el tiempo profesoral para la investigación: un máximo de 36 asignaturas resulta suficiente para una buena formación de pre-grado. La oferta de postgrados a distancia es una buena línea para esta institución, pero no requiere mantener núcleos en localidades fuera de Caracas, sino que puede desarrollarse mejor con un modelo de buena comunicación vía electrónica más la asistencia de los cursantes a jornadas intensivas en la Ciudad Universitaria.

Por otra parte, se impone eliminar la figura del profesor “a medio tiempo”, conformando una planta profesoral con profesores-investigadores a tiempo completo o dedicación exclusiva, junto a profesores a tiempo convencional, profesionales expertos que traen a la institución sus experiencias y saberes del mundo no universitario, o bien, académicos reconocidos de otras instituciones. En un plazo prudencial, hay que lograr también que todos los profesores y profesoras de la Escuela tengan el doctorado. Así mismo, hay que enfatizar los programas que permiten la entrada de profesionales jóvenes y promisorios, quienes puedan hacer una buena carrera como investigadores y docentes.

En fin, como parte de la celebración de sus cincuenta años, la Escuela de Educación de la UCV necesita mirar menos al pasado y más al futuro. Tiene que dejar de ser lo que ha sido, tiene que dejar de ser lo que es, porque confronta nuevos retos, nuevas posibilidades y nuevos obstáculos, y para responder a ellos cabalmente ha de cambiar: necesita llegar a ser algo nuevo y mejor. Insistir en las mismas políticas, las mismas prácticas y las mismas rutinas de siempre es retroceder un poco cada día. 

   Aurora Lacueva

Editora-Jefe