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Revista de Pedagogía

versión impresa ISSN 0798-9792

Rev. Ped v.26 n.77 Caracas sep. 2005

 

CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS ACERCA DE LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL EN VENEZUELA

VOCATIONAL COUNSELING IN VENEZUELA. THEORY and methods

PLATONE, M.L.; cABRERA DE bRAZÓN, m.

(tebas/opsu/ucv)

www.tebas.cantv.net

RESUMEN

El artículo analiza el problema de la orientación vocacional en Venezuela y plantea la importancia que presenta en nuestro país, así como las limitaciones que se han venido observando en las prácticas actuales del asesoramiento a los jóvenes que deben elegir sus futuros estudios al finalizar el ciclo diversificado. Se sustenta el planteamiento de que es necesario revisar las premisas teóricas y los procedimientos actuales para hacer más efectivos los procesos involucrados en la elección de carreras. A tal efecto, se propone un modelo conceptual que, a partir de un encuadre eco-sistémico y constructivista, integra las principales dimensiones y contextos que el orientador debe tomar en cuenta en la orientación vocacional.

palabras claves: Orientación Vocacional, Investigación, Encuadres teóricos y metodológicos.

abstract

This article analyzes the problem of vocational counselling in Venezuela. It develops arguments of the relevance of the problem in our country, as well as its limitations in the actual practices in assessing students to decide their future studies when they end their high school program. It states that it is necessary to revise the theoretical premises and the actual procedures to increase the effectiveness of processes involved in the career selection. A conceptual model of echo-systemic and constructivist orientations is proposed, which integrates the principal dimensions and contexts that the counsellor must take into account in the assessment.

Key words: Vocational Counseling, Research, Theory and procedures of vocational counselling.

INTRODUCCIÓN

Si bien el problema de la orientación vocacional en Venezuela cubre múltiples facetas, puede ser analizado a través del proceso histórico que se ha venido experimentando en el país respecto a un incremento progresivo de jóvenes que demandan su ingreso a la Educación Superior después de haber finalizado sus estudios de bachillerato. La elección de carreras representa un proceso muy complejo ya que no sólo implica la elección de futuros estudios por parte de los jóvenes de acuerdo a sus proyectos personales, sino también la realización de una elección que les permita integrarse posteriormente a los proyectos de desarrollo del país.

En el artículo, después de analizar el problema de la orientación vocacional, se discuten los encuadres teóricos y metodológicos que se plantean en la realización de este proceso de elección de carreras, tanto a nivel de los estudiantes, como desde la perspectiva de los orientadores.

1. CONTEXTUALIZACIÓN DEL PROBLEMA

1.1. El problema del acceso a la Educación Superior en Venezuela

El establecimiento de políticas y criterios de admisión para el ingreso de los estudiantes a las instituciones de Educación Superior, sin duda, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones a nivel educativo por la política de puertas abiertas que caracterizó al proceso de democratización y modernización del sistema educativo a partir del año 1958, el cual generó un acelerado crecimiento estudiantil en todos los niveles de la educación.

Esta situación se ha agudizado a nivel de los institutos de Educación Superior y, en especial, en las instituciones oficiales, las cuales no resultaron en todo caso suficientes para acceder a la demanda creciente de cupos. Si bien, a partir de la década de los ´70, se han introducido una serie de mecanismos administrativos, tales como el sistema de pre-inscripción nacional y la prueba de admisión obligatoria para la selección de los estudiantes a ser admitidos a las diferentes carreras, subsisten las dificultades para proporcionar el ingreso de las nuevas cohortes de estudiantes a los estudios superiores.

La admisión a las distintas Instituciones de Educación Superior toma en consideración las opciones seleccionadas por el aspirante a través de la Planilla de Pre-inscripción Nacional; los criterios establecidos por el Consejo Nacional de Universidades y las normas institucionales aprobadas por los Consejos Universitarios o Directivos de algunas instituciones del Sector Universitario. El sistema es administrado en forma conjunta por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) y por la Oficina de Admisión Estudiantil (OFAE),

De acuerdo a datos de la OPSU, si bien los institutos superiores de carácter privado, así como la creación de nuevas universidades, de tecnológicos, politécnicos, colegios universitarios y de estudios a distancia a lo largo de todo el país, han incrementado en los últimos cinco años como opción al problema de los cupos en las universidades del Estado, no obstante, el número de estudiantes que quedan fuera del subsistema de Educación Superior continúa aumentando año tras año. .

I.2 El problema en su dimensión social

Aproximadamente tan sólo una cuarta parte de la población estudiantil que egresa de la secundaria accede a las universidades, siendo la mayoría pobre del país, la cual proviene de las escuelas oficiales, la más afectada.

Tomando como referencia datos recientes de la OPSU (2001) en cuanto a los ingresos que a ella corresponden, mostramos la comparación entre la demanda y la asignación de estudiantes en los años 1989-1990 y la del 1999-2000 de estudiantes asignados por el CNU, clasificados por nivel socioeconómico.

CUADRO I

CUADRO COMPARATIVO DE LA DEMANDA Y ASIGNACIÓN DE ESTUDIANTES
POR VÍA DEL CNU CLASIFICADOS POR NIVEL SOCIOECONÓMICO.
AÑOS 1989-1990 – 1999-2000

 

AÑOS

DEMANDA TOTAL

Clase alta

Media Alta.

Media Baja

Obrera

Marginal

S/inf

 

1989-1990

 

126562

11.457

(9,05%)

32947

(26,03%)

51431

(40,63%)

24795

(19,59%)

5865

(4,63%)

67

(0,05%)

 

Asignados

 

36711

(29%)

2279

(6,20%)

8426

(22,95%)

15465

(42,12%)

 

8430

(2,26%)

 

2101

(5,72%)

10

(0,0007%)

 

1999-2000

 

279828

7.134

(2,54%)

53.092

(18,97%)

115616

(41,31%)

69836

(24,95%)

4.133

(1,47%)

30017

(10,72%)

 

Asignados

 

25.212

(9 %)

430

(1,70%)

4.265

(16,88%)

10.701

(42,46%)

7.096

(28,14%)

467

(1,85%)

2253

(8,93%)

M. Brazón, M. L. Platone (2001). Fuente Consejo Nacional de Universidades (2001), Estadísticas Básicas. Serie Cronológica. República Bolivariana de Venezuela.

En la clasificación por nivel socioeconómico se observa como la mayor demanda proviene de la clase media, (Media baja 40,6% Media alta 26%) en 1989 y la menor proviene de la clase marginal, (4,63%). El número de asignaciones es de 15.465 alumnos de clase media baja y 8.426 para la clase media alta (42,12% y 22,9% respectivamente). El número de demandantes es considerablemente menor para la clase marginal 5.865 (4,6%) en el período 1989-90 y 4133 en el 1999-2000 (1,47%); los asignados 2.101 (5,7%) en el 1989-90 y tan solo 467 (1,85%%) en el período1999-2000. Si bien en los demandantes y asignados de clase alta se observan cifras bastante menores a la clase media, es de suponer que estos tienen mayores posibilidades de acceder a otras instituciones privadas, en caso de no ser admitidos.

Los estudios realizados por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), han mostrado que el proceso de admisión a través de la prueba nacional está favoreciendo cada vez más a estudiantes con mejores condiciones sociales. Esta situación ha sido atribuida a que los planteles de mejor calidad educativa están ubicados en el sector privado. Los estudiantes que pueden pagar la educación privada en los establecimientos más costosos con mejores recursos escolares, son los que más oportunidades tienen de salir bien en el examen de selección por las características culturales de la prueba (Sarco Lira y Bonucci.1999).

La situación se torna preocupante si tomamos en cuenta que ya a principios de la década de los 80 comienza a hablarse de la tendencia excluidora del sistema educativo, (Esté, 1983). Para la década del 70 afectaba a un 70% del alumnado a nivel de la Escuela Básica y la exclusión se incrementaba de manera progresiva y alarmante en el sector universitario o tercer nivel. Así, las cifras de prosecución escolar señalaban que de la promoción de 50.000 bachilleres del año 1975, tan solo egresaban de la universidad 15.250, una cifra aproximada a una exclusión del 69,5%.

Un informe del Banco Mundial del1993, señala que la matrícula en Educación Superior muestra un sesgo favorable hacia los grupos de más altos ingresos, encontrándose que un 70% de los estudiantes de las instituciones públicas de educación superior provienen del 20% superior en la escala de ingresos.

Fuenmayor y Vidal (2000) reportan que en las décadas de los ochenta y los noventa, el sistema de educación superior continuó creciendo y al comparar los años 1984 y 1998, observan un incremente en la demanda del 55,4%. Sin embargo destacan como este incremento no resulta homogéneo respecto a la proveniencia de los aspirantes de colegios del sector público y privado ya que el porcentaje de incremento de los aspirantes provenientes de planteles privados en el lapso es de 134,5% (26. 222 aspirantes en el 84 y 62.426 en el 98).

Lo anterior indica que Venezuela ha entrado en el siglo XXI sin haber superado la grave crisis que afecta al sistema educativo en cuanto al logro de una verdadera equidad respecto a igual oportunidades para todos sus ciudadanos.

Se reporta, además, que muchos de los alumnos presentan una instrucción deficiente, fallas en asignaturas básicas, promedio de cursos de 10 puntos, escaso interés por aprender y mínimo esfuerzo por mantener notas aceptables, y, además, la institución no los capacita en aspectos técnicos que les permitan incorporarse rápidamente al mercado laboral.

Castellanos (1998) señalaba como la profundización de las diferencias sociales y el deterioro del nivel de vida de dos terceras partes de la población ha acentuado la segmentación educativa y los procesos de "elitización" del nivel de educación superior.

Igualmente se observa que un elevado número de alumnos que habiendo superado los obstáculos de la admisión logran ingresar a los institutos de educación superior, se mantienen, sin embargo, años tras año sin aprobar las asignaturas, se trasladan de una carrera a otra sin culminarlas, lo que refleja las consecuencias de una elección no adecuada, mientras limitan el acceso de otros estudiantes interesados.

Unido a lo anterior nos encontramos con el hecho de que el elevado costo de las universidades públicas que debe asumir el Estado por ser estas universidades gratuitas, representa un problema de orden financiero. La asignación del gasto público necesario para mantener el funcionamiento adecuado de las instituciones de Educación Superior resulta considerablemente alta en contraste con los otros niveles del sistema educativo. Esto ha contribuido a cuestionar las ventajas de la gratuidad de la enseñanza. En el sentir de muchos especialistas debería revertirse en provecho de los niveles de preescolar y básica, considerados fundamentales para el desarrollo de los ciudadanos. Es así que el problema viene manejándose en consideración a dos perspectivas, por una parte la que compete a la democratización de la enseñanza y por la otra, la que considera la calidad de la misma. Se vienen cuestionando, además, los mecanismos de selección, fundamentados en criterios psicométricos y representados en la Prueba de Aptitud Académica y se señalan las graves deficiencias de un sistema educativo que, al parecer, ha venido acumulando problemas de diferente índole en los niveles de Educación Básica, la cual no proporciona al joven ni una preparación adecuada ni su desarrollo vocacional.

Tenemos, entonces, que para las instituciones oficiales el problema se presenta desde una perspectiva doble. Por una parte se plantea el reto de dar cabida a todos los que aspiren a ingresar a una institución de Educación Superior, pero, por la otra, determinar quiénes son los que verdaderamente están capacitados para aspirar a continuar estudios de tercer nivel.

II. EL PROBLEMA DE LA TOMA DE DECISIONES EN LA ELECCIÓN DE CARRERA.

¿Están verdaderamente claros en la carrera que escogen los alumnos que se incorporan al proceso de admisión? ¿Qué elementos entran en juego y cuáles son las perspectivas de ayuda que se ofrecen al estudiante a la hora de tomar decisiones en cuanto a la escogencia de carrera?

Muchos de los estudiantes que ingresan a las universidades aún no tienen claro qué desean estudiar, enfrentándose a la incertidumbre de sus propios deseos, las expectativas de su familia, su rendimiento escolar y sus condiciones socioeconómicas.

Hasta ahora la metodología para asesorar al joven en la escogencia vocacional pareciera limitarse a los aspectos psicométricos y de información vocacional, considerándolos elementos básicos y suficientes para la elección de carreras. En relación a "quiénes deben escoger", el problema de la selección sería responsabilidad de las instituciones que elegirían los aspirantes de acuerdo al perfil que cada carrera establece para cursarla satisfactoriamente.

En ambos casos el proceso de elección de carrera luce simplificado y fuera de contexto, tanto en lo que se refiere a la satisfacción del individuo y a su plan de vida, como en los aspectos sistémicos de su inserción social como elemento productivo, participativo y transformador de su comunidad.

CONSIDERACIONES TEÓRICAS acerca de la orientación vocacional

Una escogencia vocacional adecuada implica la consideración de, por lo menos, tres aspectos: el individuo, las instituciones y su programa de estudio, y el mercado de trabajo. A estos se agregan las consideraciones de variables asociadas con la familia, la disponibilidad de recursos económicos, la facilidad de acceso a las instituciones, las carreras disponibles y/o la flexibilidad de los pensa de estudio, el tiempo de duración de la carrera y la posibilidad de culminar etapas dentro de la misma que permitan al individuo integrarse al mercado laboral y continuar estudios posteriormente (Queralt, 2001).

Los componentes de la solución de problemas se integran al proceso más amplio de toma de decisiones, donde la elección vocacional va más allá de la simple información sobre carreras, la evaluación de aptitudes e intereses o la adecuación a un perfil determinado previamente por la institución (Bascuñan, Muñoz, Pulgar, 2000).

Por lo tanto, el papel de la Orientación se considera como un proceso continuo que procura la ayuda del ser humano y que, como se señala en la Declaración del Congreso Mundial de Orientación y Asesoramiento, (Valencia-Venezuela, 2000) "se concibe como un derecho el cual debe tener todo ser humano de acuerdo con sus necesidades..."

Al analizar el enfoque teórico que subyace a los programas de orientación vocacional vigentes para comprender la visión de hombre que se derivan de ellos, encontramos que suponen una elección de futuros estudios basada en parámetros externos y "más del orientador que del propio sujeto", ya que no se toman en cuenta la historia, experiencias, motivaciones y aspiraciones del sujeto, así como el hecho de que está en la etapa de la adolescencia y en la búsqueda de una identidad que lo defina como persona. Sin embargo, partiendo de una visión constructivista y postmoderna, se considera que en la orientación vocacional es el sujeto que debe desempeñar un papel responsable y activo, descubriendo sus gustos y habilidades (Bascuñan et al, 1999)

En el mismo sentido, Casado (1988); Calonge (1988) y Vital, (1998) conciben la orientación con una visión psico-social e interactiva donde el sujeto pasa a ser el actor de sus decisiones vocacionales.

Estos enfoques promueven el uso de las interacciones en el proceso de orientación vocacional para ofrecer a los jóvenes nuevas experiencias que les permitan revisar alternativas y ampliar su radio de elección.

Por otra parte, el encuadre eco-sistémico introduce una serie de consideraciones teóricas en cuanto no se concibe al individuo desligado de sus contextos y de las interacciones que se establecen entre él y los contextos que lo circundan (familia, pares, comunidad, mundo laboral etc.). (Bronfenbrenner, 1979; Buckley, 1967; Maturana & Varela, (1994).).

Bajo las perspectivas teóricas actuales, la orientación vocacional es considerada como un proceso interactivo y constructivo (Calonge y Casado, 2001; Platone, 2001). A través de la interacción y de la comunicación con sus pares y el orientador, el joven modifica los esquemas mentales que trae acerca de sí mismo (construcción) para abrir otras alternativas de significados comunes que le permitan relacionarse de una manera diferente con los demás y reconocer su interdependencia en el funcionamiento del sistema social (co-construcción).

En el proceso de orientación vocacional, la tarea básica del orientador consiste en observar y comprender cómo los estudiantes reflexionan en la toma de decisiones acerca de su futuro profesional, ayudándolos para construir alternativas en la elección de carreras y para corregir o ampliar sus experiencias. El orientador sólo puede entender la realidad del estudiante desde el escenario que éste plantea y, partiendo desde su punto de vista, iniciar con él un proceso de mediación. Este proceso interactivo-constructivo implica construir "puentes" entre ambos a través de la interacción constructiva y del diálogo con la intención de construir nuevas realidades.

Las premisas del pensamiento científico actual versus la concepción positivista y tradicional de la orientación vocacional cambian radicalmente los parámetros de la relación de ayuda entre el orientador y el sujeto, así como las estrategias y destrezas de interacción que el asesor necesita desarrollar para abordar los problemas que se plantean durante la elección de carrera (Platone, 1988, 2001).

El enfoque positivista de la orientación se concentra en la búsqueda de las semejanzas, la homogeneidad, la estructura, la cuantificación y la calificación. Este encuadre exige además, la planificación por parte del orientador de estrategias para resolución de los problemas relativos a la elección de carreras, sin embargo, frecuentemente, se tiende a generar estereotipos, adecuando de forma rígida el individuo a una carrera mientras que la nueva visión asume una perspectiva flexible abriendo una panorámica de posibilidades para el sujeto.

En cambio, el paradigma del pensamiento científico actual parece fundamentarse sobre las diferencias, la diversidad y multiplicidad de la experiencia humana con la intención de ampliar las oportunidades del joven para el aprendizaje vocacional y profesional. Con este enfoque, se enfatizan la comunicación y las interacciones constructivas a través del lenguaje, en una acción conjunta para mediar los cambios pertinentes. Esta postura cambia el poder que tiene el orientador cuando ejerce el rol de experto en su relación con el joven. El proceso de elección de carrera representaría un escenario y un espacio donde ambos, orientador y estudiante, reflexionan sobre sus experiencias y trabajan juntos para desarrollar nuevas alternativas de acción, es decir, se crea un contexto de mutuo aprendizaje.

Puesto que la experiencia del joven se considera más relevante que la experticia del orientador, la estrategia del diálogo hermenéutico y una constante curiosidad por parte de éste, parecen ser más efectivas para resolver los problemas y la toma de decisiones evitando resistencias y conflictos en los adolescentes cuando se sienten presionados por los factores externos.

En conclusión, es necesario revisar las premisas de la orientación vocacional que se realizan en Venezuela para que la toma de decisiones para la elección de carreras sea más pertinente y eficiente tanto para la población estudiantil como para su inserción en la sociedad y el mundo productivo.

Se destaca el hecho que, si bien vivimos en un mundo de experiencia privada, las palabras representan expresiones de diferentes mundos de experiencia, y reflejan el entorno de la persona (o Ecosistema), dentro de determinadas tradiciones, culturas, comunidades, y/o vínculos

Por otra parte, es importante considerar el problema de la ética en lo que se refiere a los procesos de orientación en la elección de carrera, para no imponer estereotipos que contribuyan a la exclusión social de algunos individuos o grupos. Uno de estos dilemas éticos dentro del proceso de toma de decisiones en la elección de carrera, consiste en la manipulación del otro, en este caso de los adolescentes, para satisfacer las necesidades de grupos institucionales y organizacionales en vez de prestar atención a las necesidades personales del joven.

Consideraciones metodológicas en el proceso de orientación

El encuadre tradicional de la asesoría parte del supuesto de que existe una realidad objetiva e inmutable fuera del sujeto que permite juzgar los eventos humanos de acuerdo a reglas inequívocas y unívocas. Esta postura del orientador da un carácter directivo al proceso de elección de carrera. Sin embargo, según los nuevos paradigmas, se cambian los parámetros de acción y el proceso de orientación hacia la toma de decisiones en la elección de carrera consistiría en:

a) Re-ordenar la experiencia inmediata del estudiante de educación media para que tome conciencia de cuales son los elementos que son significativos para él en la elaboración de su plan de vida.

b) Estimular habilidades personales reflexivas sobre la experiencia, percibiéndose como sujeto responsable de sus decisiones.

c) Dotar al joven de destrezas para negociar consigo mismo lo que realmente desea y de lo que está disponible y de lo que él se compromete a lograr.

d) Desarrollar en él la capacidad de auto-observación para que sea capaz de discriminar entre sus estados internos (creencias y actitudes) y los eventos externos, así como de reflexionar para que reorganice de manera coherente sus esquemas mentales.

La tarea del Orientador consistiría, en proporcionar, a través de interacciones pertinentes y significativas, las condiciones capaces de disparar procesos de reorganización en el estudiante para que asuma la responsabilidad de los cambios y de las formas cómo va a reorganizar su experiencia y a realizar su elección.

En síntesis, cuando se enfoca el contexto social que rodea a la elección de carreras por parte de los estudiantes, nos encontramos en Venezuela ante una situación compleja que entreteje: 1) problemas derivados del sistema educativo o problemas pedagógicos que incluyen una preparación instrumental deficiente, con escasa formación para la inserción al mundo del trabajo, especialmente a nivel de las escuelas nacionales, donde en su mayoría asisten personas de menores recursos económicos; 2) problemas sociales en cuanto al alto índice de excluidos del sistema educativo nacional que se agudiza al momento de proseguir estudios ocupacionales y profesionales, dejando un contingente relevante de jóvenes sin oficio y posibilidades educativas, lo cual genera no sólo frustración en los jóvenes sino abre el camino a alternativas disfuncionales tales como la delincuencia y la droga; 3) problemas económicos, políticos y administrativos que competen a las organizaciones del estado en cuanto a escasez de recursos institucionales como para dar respuestas a la demanda de una amplia población estudiantil que se ha traducido en políticas de admisión que no lucen como las más adecuadas.

Todo esto lleva a considerar la urgente necesidad de replantearse las nociones de orientación vocacional de acuerdo a concepciones teóricas actualizadas que no simplifiquen el problema en términos de excelencia para la inserción al mercado de trabajo, sino que tomen en cuenta la mayoría de las dimensiones personales y sociales antes mencionadas que tendrían más que ver con la pertinencia de la formación educativa y personal del estudiante, brindándole la oportunidad de ser un sujeto activo, creativo, consciente y comprometido en su toma de decisiones.

Políticas oficiales del Ministerio de Educación con respecto a la orientación vocacional y profesional a nivel de Educación Media y Diversificada.

Las acciones por parte del Estado en nuestro país en lo que a orientación vocacional y profesional se refiere, han estado dirigidas a diseñar planes de acción, a través de los Servicios de Orientación que funcionan para las escuelas públicas, que, como lo señala el Programa Nacional de Orientación del Ministerio de Educación (1993), incluyen: a) Visitas a instituciones de Educación Superior; b) Organización y desarrollo de talleres, charlas, jornadas etc., entre las cuales se incluyen acciones coordinadas con las instituciones de Educación Superior a fin de brindar información educativa y ocupacional a los alumnos del último año de Educación Media, Diversificada y Profesional. C) Coordinar el proceso de aplicación de la Prueba de Aptitud Académica y realizar en el plantel las actividades de información y asesoramiento en relación a la preinscripción nacional de acuerdo a las actividades contempladas en el manual de procedimientos de la Oficina de Planificación del Sector Universitario. D) Brindar información educativa y ocupacional a los docentes, padres y representantes a fin de que contribuyan positivamente a la toma de decisión vocacional de los alumnos. E).Brindar asesoramiento vocacional y profesional a los alumnos del último año de Educación Media Diversificada y Profesional, a objeto de facilitarles una acertada toma de decisión.

A partir de la implantación del cupo en las universidades (1970), dicho proceso parece haber sido absorbido por el sistema de preinscripción nacional y concretado en la prueba de aptitud académica, donde se enfatizan el rendimiento estudiantil y la disponibilidad del acceso a las instituciones de nivel superior.

En este momento es relativamente escasa la atención de los orientadores al joven que está en el proceso de elección de carrera. El panorama se ha complicado con los cambios que se generan a raíz de la implantación de la Escuela Básica, dejando en el limbo al nivel medio de la educación, pudiendo referirse a él en palabras de Arnaldo Esté (1997) como "la Media Perdida".

Dado que el problema de la toma de decisiones en cuanto a la escogencia de carreras, en líneas generales, no ha sido definido ni atacado en todas sus dimensiones y en vista del escaso rendimiento que manifiestan muchos estudiantes universitarios, el alto índice de repitencia y "deserción", algunas instituciones de Educación Superior, tales como la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar han adoptado programas experimentales para facilitar la adaptación de los estudiantes que egresan del ciclo medio y diversificado al ambiente de las universidades.

El Programa Samuel Robinson de la Secretaría de la Universidad Central de Venezuela se inicia en 1966 en un intento de buscar soluciones al proceso de admisión de los estudiantes de manera equitativa, justa y de acuerdo a la capacidad de los estudiantes en cada una de las escuelas y facultades. El programa pretende proporcionar a los estudiantes de escasos recursos herramientas para orientarse en su toma de decisiones ante las carreras que ofrece la Universidad Central, planteándose como objetivo:

"Contribuir a la democratización en las oportunidades de estudio a través de un proceso de admisión concebido de manera integral que permita el ingreso a la UCV de estudiantes provenientes de liceos públicos del área metropolitana de Caracas y sus áreas de influencia, altamente motivados y con potencial intelectual que no han podido ingresar por las vías tradicionales" (Aguilera 2000 pág. 104) Ref. M.E.C.D. OPSU. (2000). Políticas, Proyectos y Gestión Educativa. Caracas. Venezuela.

Este programa se encuentra en proceso de evaluación, trabaja actualmente con 66 liceos oficiales del área metropolitana ubicados en zonas de escasos recursos. Los datos empíricos parecen ser favorables en cuanto a la utilidad del programa ya que aumenta la demanda de instituciones que solicitan este servicio.

Por su parte la Universidad Simón Bolívar tiene un programa auspiciado por la dirección de Desarrollo Estudiantil (DIDE) que presenta características similares en cuanto se dirige a estudiantes de liceos oficiales, previamente seleccionados a través de una prueba que se les administra para poder ingresar a carreras dentro de esa universidad. A través de esta preselección se agrupa a los estudiantes para nivelarlos académicamente, prepararlos para la prueba de Aptitud Académica, y darles información sobre las carreras que ofrece la universidad, así como iniciarlos para adaptarse a este centro universitario. Los casos que presentan dificultades son remitidos a estudios individuales. Se realiza, además, una convivencia de un día para los padres a fin de que apoyen a sus hijos en sus estudios a nivel superior. El programa viene facilitado por estudiantes de los cursos superiores. Se reportan resultados en cuanto a la adaptación del joven de Educación Media al ambiente universitario.

Paralelamente, han surgido una gran cantidad de instituciones privadas que ofrecen preparación al estudiante de Educación Media para la presentación de la prueba de Aptitud Académica.

La propuesta para un Programa Nacional de Orientación Vocacional y Profesional.

Con el propósito de disminuir las desigualdades de acceso y la prosecución de los estudiantes en el sistema de Educación Superior, el programa de Mejoramiento de la Equidad aborda, entre otros, los factores que inciden en la demanda y orientación vocacional de los estudiantes.

La propuesta elaborada por el Centro de Investigaciones Educativas TEBAS de la Universidad Central de Venezuela, se enmarca dentro de un encuadre teórico filosófico que considera al hombre socialmente inserto, con calidad para comprender y emprender su curso vital con sentido ético, a través de la auto-observación, la reflexión y el compromiso con su comunidad y su cultura. Esto supone la dignificación de la persona como sujeto de su propia realización, la cohesión social y comunitaria, la pertinencia de los aprendizajes para generar actitudes, comprensiones y conductas que coincidan no sólo con los intereses y cualidades del educando, sino también con las necesidades sociales para la producción económica y cultural de su comunidad y país. Se fundamenta, además en enfoques teóricos derivados de las perspectivas sistémicas y constructivistas y en los conceptos propósitos del Proyecto "Educación para la Dignidad" (Dignificación de la persona, cohesión social y comunitaria, pertinencia de los aprendizajes, interacción constructiva).

La metodología del programa está referida a una manera de aprender y a unas prácticas pedagógicas que se centran sobre la participación, la interacción social y el ejercicio de la democracia. La interacción constructiva implica el juego social y participativo que incluye la expresión de la opinión y su contrastación con el grupo para llegar a una toma de decisiones que permita comparar modalidades particulares y demarcar lo real de lo fantasioso en la elección de carrera por parte del joven.

Esta propuesta señala la necesidad de establecer un programa nacional de orientación de carácter permanente donde la orientación vocacional es concebida como un proceso longitudinal durante el cual se pueden determinar algunas etapas críticas, por lo tanto es necesario realizar una toma de decisiones para elegir los estudios futuros que conduzcan a la formación profesional. Se consideran como etapas transversales críticas la conclusión de la III Etapa del ciclo de Escuela Básica (noveno grado) y la culminación del Ciclo Diversificado.

La integración de los elementos teóricos y los resultantes del estudio nos proporcionaron insumos para el diseño de un Programa de Orientación para la Toma de Decisiones en la Escogencia de Carreras, el cual fue aplicado posteriormente para su validación.

En este artículo, por razones de espacio, reportamos algunas conclusiones preliminares acerca de la orientación vocacional. Se propone, además, un modelo conceptual derivado de nuestro encuadre teórico acerca del estudio de los factores que inciden en la escogencia de carreras.

PREMISAS TEÓRICAS DEL PROGRAMA DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL

Partiendo del análisis de los datos recogidos de esta primera investigación consideramos que la elección de carrera constituye una dimensión central del proceso de orientación vocacional. Para llegar a ella el joven necesita no sólo haber recibido una información exhaustiva sobre las oportunidades de estudio y carreras que se le ofrecen, sino también haber tomado en cuenta sus aptitudes y habilidades, los factores motivacionales, socio-afectivos, culturales y económicos (dimensiones contextuales) de su vida para proyectarlos en un plan de vida que de alguna manera demarcarán su camino hacia la autorrealización y su inserción eficiente y productiva dentro de lo social.

A tal efecto, la orientación debería estar incluida dentro de las actividades regulares de las escuela, formando parte de los proyectos de aula, brindando asesoramiento a los alumnos, paso a paso, durante todo el proceso educativo con el fin de ayudarlos a través de discusiones, actividades de interacción constructiva y de la observación continua de su potencial en áreas fuertes y débiles, a formular su plan de vida.

La orientación vocacional no se concibe como un hecho discontinuo y transversal centrado únicamente en la elección de una carrera, sino como un proceso continuo que se realiza a través de todas las etapas del proceso educativo contribuyendo a la inserción del individuo tanto en su comunidad inmediata como profesional dentro de los planes de construcción del país.

Del estudio realizado acerca de los factores que inciden en la toma de decisiones para la elección de carreras, se construyó un modelo conceptual que, partiendo del Proyecto de Vida del estudiante, incluye las variables personales y contextuales que deben ser consideradas en el proceso de elección de carreras en la orientación vocacional.

  • proyecto de vida: Se define como la integración que hace el sujeto de sus experiencias, aspiraciones y planes futuros para su auto-realización. Dentro del diseño del programa, constituye el núcleo central, a partir del cual se desarrollan las actividades, ya que permite integrar las variables personales y contextuales que se reflejan en el proyecto profesional que incluye la elección de carrera.
  • VARIABLES PERSONALES:
  1. Motivaciones, razones para escoger las carreras, importancia de seguir estudios y relaciones entre el proyecto de vida y el proyecto profesional.
  2. Historia escolar (promedio de notas, asignaturas preferidas y rechazadas, relaciones interpersonales.
  • VARIABLES CONTEXTUALES
  1. Nivel socio-económico (profesión de los padres, ubicación de la vivienda, condiciones familiares y de la comunidad).
  2. Influencia de la familia, de los padres y del servicio de orientación en la elección de carrera y programas que se realizan en la institución.
  3. Institucionales (procesos de admisión, requisitos de carreras, instituciones de Educación Superior).

A partir del modelo conceptual se diseñó un programa de intervención para incidir en la calidad de las decisiones profesionales y vocacionales de los estudiantes que aspiran a ingresar en la Educación Superior. Este programa se apoya sobre dos supuestos básicos para su realización: 1) Relacionar la escogencia con el proyecto de vida del estudiante, 2) El uso de una metodología interactiva constructiva para la realización de las actividades de orientación

ENCUADRE METODOLÓGICO

Partiendo de las premisas anteriores, el diseño se construyó sobre una guía instruccional que plantea diversos escenarios para la interacción constructiva del grupo focal, el cual es la matriz de las interacciones de cada miembro, de manera que, además de recoger las experiencias y motivaciones individuales permita la confrontación de los diferentes puntos de vista, la descentralización de las decisiones auto-referenciales y la construcción de un mapa grupal para el proceso de elección de carrera que toma en cuenta la variabilidad y complejidad de los factores sociales individuales y colectivos que sirven de contexto y de referente ético al proyecto de vida individual

El encuadre teórico del diseño se deriva de la perspectiva sistémica y constructivista, la metodología se fundamenta sobre el trabajo grupal ya que el grupo es el entramado del desarrollo humano. La dinámica de los grupos, además, permite un ambiente de aprendizaje que promueve la cohesión de los miembros y es una metodología para un aprendizaje reflexivo, de confrontación y de consenso en la toma de decisiones que estimulan además la adquisición de destrezas sociales, el auto-conocimiento y el desarrollo personal.

Elaboración de los escenarios para la interacción constructiva

Se elaboró una guía basada sobre escenarios para la interacción constructiva que centran la discusión del grupo acerca de una temática relativa al marco conceptual de los factores que inciden en la toma de decisiones:

• El Proyecto de Vida

• La Construcción del Proyecto

• El Proyecto Personal en la trama de la comunidad

• Las Oportunidades de Estudio y Trabajo

• La elección de la carrera en el Proyecto de Vida y en el Proyecto de País

• Toma de Decisiones

La guía se presenta en un formato de folleto con instrucciones detalladas acerca de las diferentes actividades, sus propósitos y sus procedimientos, cuyos escenarios se corresponden con:

1) Decidir es un Dilema

2) Y yo ¿qué estudio?

3) Cómo realizar eso que somos

4) En Busca del País Escondido

5) Qué se Ofrece

6) Y esas pruebas ¿qué?

7) Nuestro Compromiso

Para la evaluación de las actividades se realizaron observaciones y registros etnográficos de las sesiones

Se diseñaron, además, talleres dirigidos a los Orientadores-facilitadores del Proyecto para su inducción en la metodología que requieren las actividades a desarrollar; dentro de un programa de orientación fundamentado en el auto-conocimiento y la reflexión y basado sobre escenarios para la interacción constructiva.

La metodología, enmarcada dentro de la filosofía del TEBAS, estuvo referida a una manera de aprender y a prácticas pedagógicas centradas en la participación, interacción social y ejercicio de la democracia. La interacción significa un juego social y participativo que incluye la expresión de opinión y contrastación con el grupo para llevar a la toma de decisiones (Esté, 1985).

Se llevaron a cabo doce sesiones de trabajo, dos por semana con una carga horaria de cuatro horas diarias.

APLICACIÓN DEL PROGRAMA. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

El programa propuesto se aplicó en doce planteles nacionales de Educación Media y Diversificada. Siete (7) del Distrito Capital, Dos (2) del Estado Miranda, Dos (2) del Estado Aragua y Uno (1) del Estado Vargas.

Las actividades fueron dirigidas tanto a los alumnos como a los representantes y al personal docente de cada institución.

Estos datos fueron posteriormente incorporados a la INFOBASE de TEBAS para realizar los diferentes análisis y triangulaciones que permitieron evaluar la efectividad del programa y realizar los ajustes necesarios.

LA EVALUACIÓN DEL PROGRAMA por parte de los alumnos y de los orientadores fue positiva en cuanto, entre sus fortalezas se destaca:

  • El programa ha permitido avanzar en relación al trabajo de orientación centrado en el conocimiento intra e interpersonal del estudiante.
  • Aporta crecimiento personal y profesional a los alumnos, los docentes y los orientadores.
  • El programa es innovador en las prácticas de la orientación profesional porque involucra no sólo a los estudiantes sino también a los demás miembros de la comunidad educativa, tales como los docentes, profesores guías y representantes.
  • Permite a los estudiantes expresarse libremente y darle importancia a su proyecto de vida y a su autobiografía; les permite también compartir y cohesionarse como grupo desarrollando mayores habilidades personales en su vida y mejores decisiones vocacionales.
  • Sensibiliza al estudiante para reflexionar acerca de su futuro y de planificar su carrera profesional integrándola a su proyecto de vida.
  • Por su alcance, ha motivado al personal docente, profesores guías, y representantes, para que se continúe con estas actividades de orientación en el próximo año escolar Las orientadoras consideran que es importante continuar con la propuesta y están dispuestas a hacerlo, por su responsabilidad como orientadoras, especialmente cuando se trata de poblaciones con grandes carencias que necesitan de atención especial.
  • Ha ganado la disposición de orientadores para difundir la propuesta incluso en otras organizaciones.
  • Se ha logrado resaltar la importancia de la orientación vocacional como parte importante de los servicios de protección estudiantil.
  • Es lo suficientemente flexible como para combinarse con otros programas tales como el Samuel Robinson (UCV), el PIO (USB) y los programas de orientación que proporciona la Oficina de Planificación del Sector Universitario OPSU

En cuanto a las debilidades las orientadoras señalan:

  • El problema de los horarios. Por tratarse de una experiencia piloto no formaba parte del trabajo académico de rutina. Esto llevó a utilizar los horarios disponibles tales como horarios alternos, horarios fuera de los regulares de clase, o aprovechar horas por la ausencia de algún docente. Esta circunstancia influyó en la motivación y asistencia de los alumnos a la sesiones.
  • La carencia de recursos económicos para reproducir los materiales
  • Las frecuentes interrupciones de clases.
  • Las jubilaciones de orientadores y profesores de planta, lo cual mermó las posibilidades de contar con personal suficiente para poder llevar el programa a una mayor cantidad de alumnos.
  • El alcance de trabajo es difícil de demostrar a corto plazo en el entorno institucional, ya que la influencia de todo el programa en el alumno se verá a mediano y a largo plazo.

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL

En cuanto a la situación de la Orientación Vocacional en Venezuela, el análisis de los datos nos llevó a las siguientes consideraciones:

  1. El área de orientación en las escuelas medias, parece no ser tomada en cuenta como un aspecto de importancia dentro de las políticas educativas, dejando agotarse la estructura de los servicios en cuanto a los recursos humanos dedicados a los programas y actividades de orientación. A consecuencia de esto el personal que se jubila no es reemplazado, quedando vacío su lugar y por consiguiente su función de orientador dentro de la institución educativa.
  2. Aparentemente se considera que los programas de atención al estudiante pueden ser cumplidos por los profesores guías, sin embargo, a estos no se les contempla un tiempo de dedicación suficiente para cumplir con estas responsabilidades. La llamada hora de guiatura parece haberse diluido dentro de las actividades correspondientes a asignaturas académicas regulares.
  3. Este hecho de disminución de atención al estudiante de Educación Media sucede en épocas donde han aumentado las presiones del entorno que añaden carga negativa y de confusión a esta etapa crítica de la adolescencia.
  4. Por otra parte, dentro de la atención que requiere el adolescente es necesario insistir en la comprensión de las distintas facetas de sus necesidades, como son los procesos de diferenciación y de socialización, la prematura asunción de roles del joven adulto en su familia y comunidad, la curiosidad y necesidad de experimentar en distintos campos de la actividad humana y de asumir roles de liderazgo dentro de su grupo de referencia.
  5. Los programas parciales que realizan los servicios de orientación vigente, parecen desconocer o lo reconocen de forma muy parcial y descontextualizada la necesidad de la orientación personal del joven en la formulación de su plan de vida. En este sentido, a la orientación personal y profesional corresponde esta faceta de la complejidad de los procesos de apoyo al adolescente.
  6. El trabajo de los orientadores, si bien contempla a la orientación vocacional, se centra sobre los programas de información para los estudiantes en la última etapa próxima a la escogencia de carrera. No hay una labor de orientación que acompañe a los alumnos en las etapas previas a la escogencia de carreras. Por otra parte, se trabaja con el docente en la atención de casos pero no se le incluye para la orientación vocacional.
  7. En lo que se refiere a los programas de orientación vocacional y de selección de carrera, los planes de trabajo se limitan a reuniones de apoyo para informarles con relación a los requisitos exigidos por el C.N.U para el ingreso a la Educación Superior (preinscripción nacional, prueba de aptitud académica y/o pruebas de admisión interna y oportunidades de estudio superiores en función de la información que aporta la OPSU).
  8. Esta información, si bien es pertinente, se imparte de una forma descontextualizada, muy cerca del momento en que el joven debe tomar la decisión, tanto que por el mismo testimonio de ellos, no parece dejar ninguna huella que los ayude en su toma de decisiones.
  9. Una política clara y bien definida que unifique los criterios y procedimientos posiblemente evitaría la dispersión de esfuerzos en materia de información sobre Educación Superior y de los procedimientos para ayudar al joven a la elección de carrera sin que halla una verdadera toma de conciencia acerca de las implicaciones existenciales que conlleva este proceso para él y para su contexto social.

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