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Revista de Pedagogía
versión impresa ISSN 0798-9792
Rev. Ped v.26 n.77 Caracas sep. 2005
Profesor Carlos Blanco.
Ceblan @ cantv.net
Universidad Central de Venezuela
Escuela de Educación
RESEÑA DE LIBROS:
Sandín Esteban, Mª Paz (2003) "Investigación Cualitativa en Educación. Fundamentos y Tradiciones". Madrid. Mc Graw and Hill Interamericana de España (pp.258)
"Las teorías son una parte importante de la ciencia. No obstante, es en la planta baja, por así decirlo, donde el investigador trabaja para poner en marcha el proceso, añadiendo unas cuantas ideas aquí y una que otra especulación nueva allá, hasta que todo se conjunta para formar un cuerpo de conocimientos ( ) La mala investigación adopta el enfoque opuesto al (científico) que hemos delineado, y más. En síntesis, la mala investigación es el viaje de pesca que se emprende en busca de algo importante que simplemente no se encontrará" (Salkind, 1998; 3, 5).
La realización de indagaciones dentro del campo de la educación, así como las implicaciones subyacentes de tal labor, es actividad profesional que atrae cada vez a una mayor cantidad de adeptos, como una de las más importantes de la educación de cualquier país. La principal diferencia entre la investigación educacional y los otros tipos de investigación científica es la naturaleza de los fenómenos que se estudian en la educación. Resulta más difícil explicar, predecir y controlar situaciones que implican las conductas de los seres humanos, por mucho los más complejos de todos los organismos vivientes. Existen tantas variables, conocidas o desconocidas, operando en cualquier ambiente educacional, que es extremadamente difícil generalizar o replicar cualquier hallazgo. Los rígidos controles que podrían establecerse y mantenerse en, por ejemplo, un laboratorio de bioquímica, son poco menos que imposibles de aplicar en un entorno educacional. También, la observación es mucho más difícil dentro de la educación, puesto que los observadores podrían ser subjetivos al registrar las conductas, y las personas observadas a diferencia de los elementos químicos- podrían comportarse de manera atípica sólo a consecuencia de ser observados. Además, las mediciones precisas son considerablemente más difíciles dentro de la investigación educacional, y la mayoría de ellas tienden a ser indirectas, pues no existen instrumentos comparables a, por ejemplo, un barómetro para medir la inteligencia, el aprendizaje o las actitudes.
No obstante, tal vez sea precisamente esa dificultad intrínseca que reviste la investigación dentro del ámbito de la educación lo que la hace un campo de estudios tan interesante, exigente y emocionante. A pesar del manido estereotipo -aun aceptado por no pocos- que representa a los investigadores como peculiares viejecitos de anteojos y bata blanca quienes se pasan su vida agregando sustancias químicas a un humeante tubo de ensayo, día tras día miles y miles de mujeres y hombres de todas las edades, apariencias, y formación académica, llevan a cabo investigación educacional dentro de los más disímiles y variados entornos de todo el mundo. Año tras año, sobre todo en los países de mayor nivel de vida, se invierten ingentes sumas para la búsqueda de conocimientos relacionados con los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Estas investigaciones ya han rendido dividendos apreciables en asuntos que tienen que ver con, por ejemplo, la conducta, el aprendizaje y la retención. También, se han obtenido contribuciones importantes en otras áreas como currículo, materiales de estudio y diseño instruccional. Es de esperar que la cantidad y la calidad de las investigaciones tiendan a incrementarse, en gran medida debido a la mejor formación y reflexión de los investigadores educacionales, dos elementos imprescindibles en la tarea de producir conocimiento válido y pertinente dentro de este campo tan importante.
Dentro del contexto de tales desarrollos, aunque tratando de ir un poco más allá de la connotación técnica e instrumental que suelen presentar las publicaciones de investigación más corrientes, María Paz Sandín Esteban presenta este libro, el cual, con un enfoque que no dudamos en denominar como crítico, no deja por fuera los fundamentos teóricos y epistemológicos de la investigación dentro de la educación y de su variante cualitativa, punto de vista y metodología que bien puede considerarse una opción razonada ante los abusos del positivismo, el relativismo y el solipsismo, o más bien, de sus cultores. Son nueve capítulos incluidos en tres secciones los que componen el contenido de este atractivo título, cuidadamente escrito y presentado, de fácil manejo y utilización. En la primera sección (Capítulos 1 al 3), casada con la necesaria clarificación de los fundamentos, se discute lo que se considera el conocimiento científico en la educación, los paradigmas de investigación educativa y las perspectivas teórico-epistemológicas de la investigación educativa. En la segunda sección (Capítulos 4 y 5), se aborda históricamente la investigación cualitativa y se trata el caso particular de España. En la tercera sección (Capítulos 6 al 9), se expresa la fundamentación teórico-metodológica de la investigación cualitativa, sus tradiciones y el crucial tema del rigor científico dentro de esta modalidad de investigación. Finalmente, en esta última sección se discute el tema de la ética en la investigación cualitativa, incluyendo consideraciones "más allá del método".
Son muchas y diversas las aristas de la investigación en educación a las que se le da un tratamiento agudo en el trabajo de Sandín Esteban. Por ejemplo, en el capítulo dedicado a las tradiciones en la investigación cualitativa: la investigación narrativo-biográfica, los estudios fenomenológicos, la teoría fundamentada, la investigación etnográfica, la investigación-acción, el estudio de casos, la investigación evaluativa, así como, brevemente, la fenomenografía y la etnometodología. Otra de las imprescindibles aristas que aborda, aunque brevemente, la autora es el de la ética dentro de la investigación educativa, específicamente en lo relativo al rol de "profesor investigador" (p.212), figura tan propia del contexto de nuestras universidades iberoamericanas. Expresa Sandín Esteban que aun cuando el rol de "profesor investigador" ha sido reivindicado desde hace varios años y que se asume la importancia y la potencialidad de los profesionales de la educación en la producción de conocimiento, se debe considerar, no obstante que hay aspectos críticos que emergen de esa "doble identidad" (¿doble, triple, o más, en nuestra universidad venezolana?). Señala Sandín que los movimientos que han potenciado la participación del profesorado en procesos de investigación provienen de la crisis de la investigación académica realizada por expertos externos a las instituciones de educación, enfoque que definía los problemas educativos al margen de la práctica real, pero que, por otro lado, desarrollar una investigación puede situar al profesor en un rol para el cual no está completamente formado y que, además, puede plantear un conflicto con la función docente. Y todo ello en medio del dilema por definir ¿qué es práctica y qué es investigación?
Para finalizar esta necesariamente breve reseña, no cabe sino añadir que la lectura y utilización del título comentado son de altísima recomendabilidad. Estudiantes avanzados de educación, así como los investigadores de este campo no pueden menos que sacar provecho del que considero uno de los importantes títulos editados en iberoamérica en los últimos años.
REFERENCIAS:
1. Salkind, N.J. (1998) Métodos de Investigación. Tercera Edición. México DF. Prentice Hall.
2. Sandín Esteban, Mª Paz (2003) Investigación Cualitativa en Educación. Fundamentos y Tradiciones. Madrid. Mc Graw and Hill Interamericana.