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Revista de Pedagogía
versión impresa ISSN 0798-9792
Rev. Ped v.28 n.81 Caracas abr. 2007
OLIVIER HOUDÉ (2006). La psicología del niño. Piaget revisado y superado. Colección Urgencias. Madrid: Popular (Original en francés: La psychologie de lenfant. Presses Universitaires de France).
Este pequeño libro es un excelente resumen de las investigaciones en psicología del niño y psicología evolutiva realizadas desdelos años ochenta del pasado siglo. Partiendo del reconocimiento a los grandes aportes deJean Piaget y su escuela, nos muestra que losavances en la investigación han llevado a cuestionar y revisar muchos planteamientosy han resultado en teorías más complejas y dialécticas, reveladoras de sorprendentes capacidades en los niños y niñas pequeños, así como de sesgos, regresiones y errores de razonamiento que pueden perdurar en la adultez. Nos alejamos de una concepción lineal y acumulativa del desarrollo mental: del modelo «de la escalera » pasamos a un modelo «de olas que se superponen», según la metáfora de Siegler. En este esfuerzo de indagación han sido clave nuevos instrumentos y técnicas, como las filmaciones en video, las computadoras y la ecografía cerebral, las cuales permiten incluso adentrarse en el estudio de la relación psicologíabiología, valorado por Piaget pero fuera de su alcance.
Olivier Houdé, investigador activo en el campo, presenta la información con precisión y claridad, seleccionando lo más fundamental entre tantos posibles aspectos a tratar y respaldando su concentrada síntesis con numerosas citas bibliográficas, que permiten seguir profundizando. Luego de un primer capítulo sobre el desarrollo neurocognitivo, el texto considera los grandes temas de la psicología evolutiva: la construcción del objeto, el número y la categorización, el razonamiento lógico y las «teorías de la mente» que todos elaboramos. Según lo que se va sabiendo, la puesta en marcha de las conexiones del cerebro a lo largo del desarrollo no se hace de manera rígida, como se integran los circuitos de una computadora, sino más bien por un proceso de crecimiento de contactos neuronales, exuberancia transitoria y selección (donde interviene la interacción con el medio). Se habla así de un «darwinismo neuronal-mental». Surge una idea clave: «Pensar es inhibirse». En efecto, en el transcurso del desarrollo resultaráfundamental inhibir las heurísticas sencillas basadas en la percepción o en lascreencias (rápidas pero proclives a errores), a favor de un razonamiento lógico (más difícil y lento pero más poderoso y acertado). Houdé afirma que la dinámica activación-inhibición es más importante para la psicología que la dinámica asimilación-acomodación piagetiana.
La construcción cognitiva más importante que realizan el niño o la niña pequeños es la del objeto, investigada científicamente por Piaget desde los años treinta del siglo XX. Según él, sólo hacia los 12 meses logra el bebé la noción acabada de objeto permanente, de que las cosas siguen existiendo cuando desaparecende nuestra vista. Pero las investigaciones modernas destacan que ya desde los cuatro meses los bebés tienen esta noción. Los estudios se basan en la sorpresa del bebé ante hechos no esperados, utilizando para ello la duración de su mirada. Los errores de los pequeños y pequeñas hasta el año de edad se debena que no son capaces de inhibir una respuesta motora errónea más fácil, a pesar de que está a su alcance la respuesta correcta. En realidad, los bebés de pocos meses tienen otros conocimientos complejos: saben que para que un objeto, como una caja o un bloque, se mueva, debe ser tocado por otro. Saben que una caja debe quedar estable si está en contacto con un soporte. Si una pelota rueda, esperan continuidad en su desplazamiento: no puede esconderse tras una pantalla y luego aparecer saliendo de otra sin haber atravesado el espacio que las separa. Se discute si éstos y otros saberes son innatos o se adquieren muy precozmente. Los mismos se van ampliando y refinando en los intensos primeros años de vida, al parecer gracias a la confirmación de previsiones que hace el bebé, a menudo a partir no sólo de su percepción sino de su acción (una noción muy piagetiana). En psicología del niño los errores son muy importantes para comprender los éxitos, dice Houdé.
La precocidad de la mente infantil se pone de manifiesto nuevamente en relación al concepto de número. Este capítulo del libro recoge investigaciones sumamente interesantes que revelan que ya bebés de 4-5 meses realizan la adición1 + 1 = 2 y la sustracción 2 1 = 1. El número llega a los humanos mucho antes que el lenguaje y es inscrito biológicamente en los sistemas visuales y espaciales, ligados a la acción. Hacia los dos años, con el lenguaje, el niño o la niña deben aprender a hacer cálculos utilizando las palabras que corresponden a los números, así ganan en capacidad de abstracción y manipulación simbólica, peroel paso provoca errores antes no presentes. Sin embargo, incluso niños de dos años resuelven una versión modificada de la famosa tarea de Piaget de las dos hileras de fichas, que él suponía al alcance sólo de niños de siete años. Se recordará que se trata de dos hileras de igual número de fichas, pero una más espaciada que la otra y por tanto de mayor longitud: los menores de siete años respondenequivocadamente que hay más fichas en la hilera más larga. Pero si en vez de fichas se usan bombones y en la hilera corta se incluyen más bombones que en la larga, los dosañeros resuelven la tarea correctamente: la emoción ayuda a pensar, a inhibir la primera respuesta basada en la percepción.
También en la categorización se manifiestan las capacidades de los niños y niñas menores de siete años e incluso de los bebés, con una protológica basada en la acción. Sin embargo, Houdé destaca que no somos sólo «seres lógicos», ypor eso se encabalgan a lo largo del desarrollo otras formas de categorización «nológica», como escenas, guiones o prototipos. Muy rápidamente, Houdé alcanza a tocar el tema de la emoción en el razonamiento: la emoción no es un obstáculo, sino que puede ayudar al razonamiento; de hecho resulta indispensable para corregir errores y orientar esfuerzos cognitivos. La evolución ha configurado uncerebro en el que permanecen las emociones necesarias para inhibir los comportamientosinadaptados. Según nuestro autor, esta es quizá la forma óptima de adaptación biológica y no, como planteaba Piaget, la inteligencia lógica en sí.
El último capítulo del libro está dedicado a las «teorías de la mente» que al parecer elaboramos desde nuestros inicios. (En el libro se traduce literalmente del francés como «teorías del espíritu», pero esta expresión suena arcaica en nuestro idioma.) Comprender que el otro es, como nosotros, un ser intencional, es esencial para penetrar en el aprendizaje cultural humano, dice Houdé citando a Tomasello. Ya desde los seis meses, los bebés saben que la causalidad física no juega para los humanos: ellos se desplazan sin que nada los empuje. Además, laimitación, presente desde el nacimiento, es un juego social clave para el posterior desarrollo de la intersubjetividad, vinculando lo que el bebé ve hacer a otros con lo que él o ella siente cuando imita su movimiento. Alrededor de los dos años los niños y niñas comienzan a jugar a «simular», junto a otros, signo claro de su capacidad de comprender los estados mentales de otra persona. La tomografíacerebral en adultos arroja nuevas luces sobre lo que sucede cuando observamos una acción de otra persona: hay una «resonancia motriz» en el cerebro humano. El autor menciona otras investigaciones y propuestas en el campo, muy abierto a explicaciones tentativas diversas. Y concluye destacando la naturaleza fundamentalmente social del ser humano, y el rol de las interacciones sociales en el desarrollo mental (lamentablemente apenas considerado en el libro).
En fin, el texto resulta excelente para una rápida visión de conjunto del campo de la Psicología evolutiva, y debería ayudar a los educadores y educadoras a pensar en temas como la importancia del error en el aprendizaje y el desarrollo, el papel de la emoción, y la precocidad de la mente humana (¿qué ganamos poniendo a niños y niñas de seis años, de tan complejas capacidades, a colorear dibujos policopiados?).
AURORA LACUEVA
Escuela de Educación
Universidad Central de Venezuela
lacuevat@hotmail.com