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Revista de Investigación

versión impresa ISSN 1010-2914

Revista de Investigación vol.36 no.77 Caracas dic. 2012

 

Estrategias para estimular el dibujo en los estudiantes de educación inicial

Arturo Saúl Mujica Jiménez arturosaulmujicajimenez@yahoo.es 

Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Caracas.

RESUMEN

Los docentes de educación inicial, en su afán de ayudar a los pequeños a desarrollarse como seres independientes y exitosos, se formulan interrogantes a la hora de estimular sus capacidades dibujísticas o creativas dentro del aula. El trabajo intenta responder algunas de las preguntas más frecuentes, por lo cual propone a los docentes una serie de estrategias pedagógicas para mejorar el disfrute del dibujo en los estudiantes de educación inicial. La investigación se fundamenta en la revisión documental de las referencias relacionadas a la problemática planteada y la experiencia del autor en el área de estudio. Se describen las principales acciones pedagógicas con el apoyo de la teoría de la doctora Edwards (1984). La importancia del trabajo radica en simplificar las estrategias a seguir por los docentes, con el fin de garantizar el disfrute infantil del dibujo como herramienta natural de expresión.

Palabras clave: Educación inicial; dibujo infantil; estrategias pedagógicas; creatividad

Strategies to stimulate the drawing in the students of initial education

ABSTRACT

The education initial’s teachers, in their eagerness of help the children in the development as individual and successful beings, formulate questions to themselves when the time comes to stimulate the drawing or creative skills inside the classroom. The work tries to answer some of the frequently asked questions in the matter, whereby it proposes to the teachers a series of pedagogic strategies to improve the enjoyment of the drawing in the students of initial education. The research fundaments itself in the documental revision of the references related to the raised problematic and the experience of the author in the field area. The main pedagogic actions are described with the support of the theory of the doctor Edwards (1984). The importance of this work lies in the simplification of the strategies to follow by the teachers, with the purpose of guarantee the children’s enjoyment of the drawing as a natural tool of expression.

Key words: Initial education; childhood drawing; pedagogic strategies; creativity

INTRODUCCIÓN

El dibujo artístico es un medio de expresión espontáneo, libre de normas y, por ello, pleno de satisfacción y alegría. Para los niños, el dibujo es un acto asociado al juego, por lo cual es el producto de un encuentro agradable entre el lápiz y su mundo interior, es un medio maravilloso para comunicarse con el lenguaje de las líneas. El pequeño sólo necesita de su capacidad lúdica natural para dibujar, de su deseo de querer transmitir un mensaje no verbal, una imagen que refleja su propia capacidad para concebir y estructurar la realidad. Lowenfeld (1958; 1972) ha resumido las etapas de maduración del niño y ha clasificado cada momento como parte de un proceso natural de aprendizaje experimentado por el ser humano. Sin embargo, en algunas de las escuelas venezolanas han entendido que tal proceso debe ser “reforzado” con técnicas dibujísticas copiadas de libros para enseñar a dibujar y colorear con modelos previamente diseñados; Inclusive, les imponen esos “ejercicios” a los niños bajo el supuesto de que así lograrán mayor “maduración” de la psicomotricidad fina. Con tal exigencia sólo consiguen agotar la paciencia y el interés de los niños, al punto de perder el deseo de dibujar espontáneamente. Igualmente, se somete al niño a la copia de “modelos” pre-dibujados que se cree, ayudan a adquirir la habilidad del dibujante, como por ejemplo: frutas, animales, casas con chimenea – aunque no la hayan visto nunca-, y demás estereotipos. El resultado es una gran frustración, pues ni los modelos se corresponden con la realidad, ni se le respeta al niño su deseo natural de expresión antes bien, se le encadena su creatividad y se le condena a esperar del maestro un modelo adecuado para expresarse, convirtiéndolo en un ser pasivo y dependiente. Sin duda, las actividades descritas anteriormente para enseñar la expresión dibujística en los niños conducen a una profunda frustración de sus habilidades comunicativas naturales y a la mutilación de sus capacidades creativas. Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo facilitar el feliz desenvolvimiento de la habilidad gráfica en el niño? ¿Qué estrategias podrían ser más adecuadas para motivar la creatividad y el disfrute del dibujo en la educación inicial? La presente investigación aspira ofrecer algunas respuestas a las interrogantes formuladas, y propiciar una indagación más profunda sobre el tema del dibujo con la finalidad de ayudar a los maestros en la delicada tarea de estimular la expresión en los niños de educación inicial y de las primeras etapas de la escuela.

MÉTODO

El presente estudio se enmarca dentro del paradigma cualitativo dentro del campo de las Ciencias Sociales, y se fundamenta en una investigación documental de tipo descriptiva. Para abordar el problema investigativo se realizó una indagación documental de las referencias relacionadas con la temática planteada. Con base en la información obtenida y la experiencia docente del autor, se procedió a analizar la teoría necesaria para darle respuesta a las interrogantes del problema, corroborando cada afirmación con las fuentes consultadas.

RESULTADOS

Desde los primeros dibujos realizados en las piedras, conocidos como petroglifos, y las hermosas pinturas geométricas hechas en las cavernas por los pobladores del territorio venezolano antes de las llegada del conquistador español, hasta los sorprendentes efectos logrados por las computadoras contemporáneas, el dibujo ha sido visto fundamentalmente como una forma de expresión, como la capacidad para transferir en imágenes las ideas, sucesos o cosas de un individuo o comunidad. La principal motivación del ser humano para grabar una línea sobre la superficie sigue siendo la maravilla de crear algo nuevo y disfrutar el resultado, para luego nombrarlo y ser reconocido por otros como propio, casi como un hijo entrañable. En las manos de un niño, el lápiz adquiere la voluntad de producir los más hermosos garabatos, monigotes, personajes y monstruos jamás vistos. La poderosa inventiva infantil le imprime singular fuerza a la línea, al trazo y la mancha. El experimento, el ensayo, el atrevimiento, la búsqueda, el juego, el deseo de encontrar, no le permiten al niño desmayar en su firme voluntad de ennegrecer la hoja, de dejar su huella y, sin muchos apuros, es capaz de abandonar su dibujo y continuar con otro juego. Efectivamente, el dibujo es una de las formas lúdicas de relación con su entorno. El niño juega a la línea, la disfruta y teje con ella la más hermosa estructura, y refleja en ella también su propia ruta hacia la madurez (ver Dibujo 1).

Dibujo 1. Mamá, te quiero. (Autora Débora Mujica Creyón sobre papel 21 x 28,5 cm)

Es evidente que el infante no requiere especial aprendizaje de técnicas y complicados procedimientos dibujísticos para expresarse, sólo lápiz y papel le bastan. Es la experiencia de dibujar, simplemente, y no la intromisión de esquemas, prototipos, modelos o prácticas adultas erradas, lo que le permite al aprendiz desarrollar su potencial creativo. Palópoli (2006), resume las cualidades del arte: El arte en general, y en particular el plástico-visual, en nuestro caso, es esencialmente formativo y humano. Despierta y desarrolla en el hombre sus visiones más sublimes, amplía nuestra conciencia, eleva nuestro espíritu, nos transporta al mundo de las fantasías y los sueños.

También permite al hombre transformar en metáforas visuales sus miedos, sus visiones y recuerdos (p. 32). Pero ¿qué papel juega el maestro en el proceso dibujístico del niño? Es importante señalar que las estrategias usadas por el docente para introducir al estudiante en el arte, incidirán permanentemente en este, alentando o frustrando su deseo de expresarse. Autores como Loomis (s/f), Lamber (1996), Smith (1983) y Hayes (1980), señalan la necesidad de utilizar esquemas lineales para construir el dibujo, proporcionarlo o hacerlo más realista, sin embargo, no aportan estrategias adecuadas para implementar su enseñanza o estimular el desarrollo creativo. Por su parte, Camp (1982), propone la copia de reproducciones de “los grandes maestros” como destreza básica para aprender las técnicas pictóricas; no obstante, esos temas ilustrados no motivan a los más pequeños pues los ejemplos para hacer el duplicado están dirigidos a jóvenes y adultos. Para que este método sea efectivo hace falta el concurso de representaciones realmente significativas, adaptadas al país donde se desarrolle dicho modelo. En el caso de los estudiantes de los primeros niveles escolares, los posibles modelos deberían ser tomados de una iconografía adaptada a estos y cuyos contenidos le permitan comprender la cultura del país.

Un estudio más interesante, es el propuesto por Edwards (1984), el cual se resumirá seguidamente con el propósito de suministrar una guía práctica de dibujo para los maestros. Edwards (1984) desarrolló un ingenioso método para conectar al dibujante con los procesos cerebrales del hemisferio derecho, el cual está encargado de procesar la información gráfica de modo particular. Su valioso aporte consiste en demostrar que cualquier persona puede desplegar sus facultades dibujísticas adormecidas o detenidas durante su infancia. Los ejercicios propuestos por esta autora permiten disfrutar del dibujo y están dirigidos a jóvenes y adultos deseosos de experimentar. El maestro puede encontrar vías para sensibilizarse con la expresión gráfica y así poder ayudar a los niños con más propiedad. En términos generales Edwards (1984), propone tres etapas para comprender cómo se dibuja en forma realista, los cuales se describen a continuación.

Dibujo de contornos puros. Se trata de delinear cualquier cosa que se desee dibujar pero sin mirar la hoja donde se traza con el lápiz. Lo necesario es no mirar la hoja donde se marca hasta el final de la observación, con lo cual se impide cualquier juicio despectivo sobre lo elaborado. Esto permite desconectarse del proceso de desarrollo del apunte y de la respuesta verbal del hemisferio izquierdo, el cual se especializa en descalificar el esfuerzo creativo dibujístico. Se da paso entonces a los procesos del hemisferio holístico, sensible, el lado creativo del cerebro. Ante la imposibilidad de ver la hoja donde se traza, el dibujante tiene la oportunidad de detallar minuciosamente el objeto dibujado, de disfrutar su trabajo sin emitir ningún veredicto fatídico o despreciativo del mismo. El resultado de esta experiencia es un conjunto de líneas sin orden aparente, pero percibidas de acuerdo a lo visto por el ojo mientras recorre el modelo. Es necesario realizar los ejercicios de esta primera etapa durante un mes aproximadamente, colocarle la fecha de realización, y tener paciencia, elaborando estos registros sin darle importancia al resultado final (ver Dibujo 2).

Dibujo 2. Modelo descansando, 1992. (Tinta sobre papel. 24 x 33 cm.)

El dibujo de los vanos. Posterior a esta primera parte, Edwards (1984) propone la observación de los contornos externos del objeto, de los espacios residuales o vacíos, algo equivalente a “recortar la imagen”. Este paso constituye un modo especial de observación, pues estimula la concentración de la mirada en el vano o hueco como algo material, consistente, con vida propia, desde el cual se puede estructurar o proporcionar el dibujo. Observar los vacíos permite tomar conciencia de los planos o grupos de elementos que van apareciendo ante los ojos del dibujante y le ayuda a descubrir una nueva manera de ver las cosas (ver Dibujo 3).

Dibujo 3. Matero, 1992 (Lápiz sobre papel. 24 x 32 cm)

Dibujo con referencia. Finalmente, la doctora Edwards (1984) propone la construcción de las imágenes uniendo las dos experiencias descritas anteriormente. El dibujante no mira el papel mientras realiza la línea (como en el ejercicio 1) pero, al sentirse “perdido”, vuelve a ver la hoja donde traza para ubicar el lápiz en su lugar y continuar con su trabajo, (de este modo se elaboró el Dibujo 4). Este proceso se repite tantas veces como sea necesario con el fin de construir los trazos en forma más real, debido a que se dibuja en el papel y se mira el modelo de manera simultánea. Así, se logra proporcionar la imagen de acuerdo a lo contemplado. El dibujo se va haciendo en forma progresiva a partir de la comparación de sus distintos vacíos o planos integrantes, alcanzando gran similitud con el modelo observado (ver Dibujo 4).

Dibujo 4. Serie bocetos.

Carboncillo sobre papel. 21 x 28,5 cm. 1992. En resumen, dibujar con el lado derecho del cerebro ayuda al maestro a experimentar un cambio en su percepción ordinaria y le estimula a entrar en el camino creativo y placentero del dibujo, con lo cual puede contribuir con más propiedad en la delicada labor de orientar las inquietudes artísticas de sus educandos. Incluso, puede experimentar este método dentro del salón de clases con los niños, y animarlos a ver de este modo la realidad.

Seguidamente se exponen en forma breve algunas razones por las cuales el dibujo es considerado un medio privilegiado para la expresión infantil y se proponen recomendaciones para ayudar a los niños de educación inicial con su trabajo en el área de arte.

El dibujo como forma compleja de procesar la información espacial

Según Piaget e Inhelder (1982) «el dibujo es una forma de la función semiótica que se inscribe a mitad de camino entre el juego simbólico… y la imagen mental con la que comparte el esfuerzo de imitación de lo real» (Itálicas añadidas) (p. 70). Para este autor, el niño dibuja por imitación, en otras palabras, entiende el dibujo como un proceso de copia progresivamente más realista. Tal afirmación constituye un obstáculo para entender el dibujo como una fuente de creatividad y recomposición de la realidad del creador, aunque este último sólo tenga siete años de edad.

Para explicar las etapas de maduración del niño Piaget e Inhelder (1982) se apoyan teóricamente en Luquet, quien clasificó los cambios del dibujo según las edades expresando que: El dibujo del niño, hasta los ocho o los nueve años, es esencialmente realista de intención, (Itálicas añadidas) pero que el sujeto comienza por dibujar lo que sabe de un personaje o de un objeto mucho antes de expresar gráficamente lo que ve en él (pp. 70-71). Es decir, el niño dibuja la imagen mental de aquello que desea representar y paulatinamente lo hará en forma cada vez más realista. Desde esta perspectiva, se puede argumentar la necesidad de mostrar “modelos correctos” al estudiante con el fin de que estos puedan practicar y hacerlo más parecido. No obstante, estos patrones, lejos de estimular en los aprendices el deseado realismo, producen una gran frustración y desconfianza en sus propias habilidades, al punto de creerse incapaces de dibujar.

En tal sentido, es necesario aclarar: (a) estos psicólogos no sugieren a los maestros la adopción de modelos para enseñar a dibujar, como quizá se ha pensado, sino que tratan de explicar, a partir del dibujo, lo ocurrido en la mente del ser humano como proceso de maduración; (b) los modelos pueden ayudar si son mostrados sólo como referencia, es decir, en una lámina general, por ejemplo: para señalar las partes del cuerpo, y luego el niño las dibuja en su cuaderno; pero no en forma específica: con las partes del cuerpo dibujadas previamente en una hoja, la cual se le da al niño para que las pinte “sin salirse del contorno”. Como se puede observar, lo importante es señalar que los psicólogos utilizan el dibujo como evidencia tangible de los complejos procesos internos ocurridos en el ser humano cuando realiza dicha actividad. Más allá de la simple imitación y sin negar su importancia, el arte en general implica un proceso complejo y específico del ser humano para procesar la información visual.

Los recientes estudios sobre los hemisferios cerebrales corroboran la importancia del arte para estimular el desarrollo de la inteligencia espacial (Brites y Almoño, 2004, pp. 125-139) y los procesos creativos. La teoría de las Inteligencias Múltiples desarrollada por Gardner (1994), amplía la percepción de las habilidades mentales del ser humano pues diversifica los criterios para considerar a una persona inteligente. De acuerdo con este autor, el ser humano es capaz de procesar la información de múltiples maneras, las cuales son entendidas como capacidades para: (a) abstraer, (b) decodificar, (c) utilizar el cuerpo con destreza y plasticidad, (d) sensibilidad para la música y los ritmos, (e) percibir formas, (f) relacionarse con los demás, (g) con uno mismo, y (h) con la naturaleza. Estas habilidades se encuentran potencialmente latentes en todo ser humano y su desarrollo dependerá de sus condiciones culturales. El despliegue de una o varias capacidades sobre otras, determinará la vocación del individuo y su desempeño como ser útil a la sociedad. De acuerdo con Gardner (1994), el dibujo se corresponde con la inteligencia visual-espacial, o habilidad para percibir en forma de imágenes, representarlas o construirlas en forma anticipada. Para Brites y Almoño (2004), «el dibujo es también una técnica de pensamiento, favorece la solución de problemas, es una poderosa ayuda conceptual» (p. 125). A continuación se sugieren a los maestros de educación inicial algunas ideas o estrategias fundamentales para ayudar a los pequeños en el proceso del dibujo y la expresión en general. Estrategias para ayudar a los pequeños en el proceso del dibujo

• Dime cómo se hace. Hay que preparar al niño para la clase de arte y enseñarle los hábitos de limpieza concernientes al trabajo y todas las conductas que crea necesarias para su buen desempeño en esta área. La mejor estrategia para lograr un aprendizaje significativo en el arte es la demostración del docente: explíquele al niño cómo lo haría y aclare todas las dudas técnicas antes de empezar, pero al momento de hacer arte, debe dejársele libre.

• Me gustan los creyones de colores vivos. Permitir al niño disponer de su espacio para dibujar, con suficiente iluminación y variedad de materiales o instrumentos de dibujo: lápices de colores, hojas de reciclaje, marcadores, entre otros. En este punto es necesario insistir en darle al pequeño todos los recursos disponibles y de excelente calidad, como: lápices de dibujo, creyones acuarelables, pinceles de diferentes tamaños y papeles o libretas para trabajar con técnicas de pintura.

   Hay que pensar si la exitosa experiencia de las orquestas infantiles venezolanas, reconocidas mundialmente por su calidad y alto nivel de impacto social, hubiese sido posible con instrumentos baratos o desafinados. Es preferible solicitar a cada representante un sólo pincel o material de calidad para compartir en clase entre los estudiantes, y no todo el costoso equipo para cada hijo. Los niños que comparten sus materiales aprenden a trabajar en equipo y se sienten más integrados a su clase.

• Si oigo música me siento feliz. La música es uno de los elementos fundamentales en la clase de arte. El llamado Efecto Mozart surgió de pruebas sobre rendimiento donde los estudiantes mejoraron su desempeño cuando trabajaron oyendo música de Mozart y de otros clásicos. Actualmente existe suficiente información en la Web sobre el tema, con páginas electrónicas donde se sugieren algunas composiciones útiles para estimular a los pequeños dentro de las actividades escolares.

• Yo aprendo cuando lo hago. De acuerdo con lo expresado en el marco teórico, es necesario no proporcionarle al niño modelos previamente elaborados o tomados de libros para copiar o colorear, como por ejemplo: tarjetas de navidad, del día de las madres o del árbol. Estas imágenes son diseñadas para servir de “dibujos base” o para ser completados por los pequeños, sin embargo, producen un efecto adverso en el desarrollo de su personalidad, por distintas razones:

(a) limitan la creatividad natural del niño, pues lo encierran en patrones preconcebidos, supuestamente “correctos”;

(b) estimulan la pasividad o falta de iniciativa para dibujar, porque el niño se acostumbra a esperar que le den casi todo hecho, y a copiar solamente;

(c) algunas veces, las imágenes usadas introducen valores o contenidos incompatibles con las costumbres venezolanas, como las fiestas de Hallowen, por ejemplo.

Frente a esta actividad castradora, es preferible estimular a los estudiantes leyéndoles cuentos o historias que le permitan fantasear y describir con imágenes propias su dibujo. El mejor diseño es el realizado por el propio niño, así se sentirá valorado y querido por lo que hizo con sus propias manos.

• Me siento feliz dibujando. En lo posible, hay que permitir al niño expresarse libremente, sin imponer modelos o conductas supuestamente adecuadas. Es necesario respetar su dibujo, esto aumenta su autoestima y lo estimula a buscar soluciones propias a sus necesidades en otras áreas. El arte es un medio de expresión de los sentimientos, deseos ocultos y angustias, entre otros. En el siguiente ejemplo (ver Dibujo 4), se puede corroborar la importancia del dibujo como medio de expresión del niño.

Dibujo 5. La perra negra, 2001. Autora: Irene Mujica (Lápiz sobre papel. 28 x 21,5 cm)

El dibujo fue realizado por una niña que observó cómo su perra atacaba mortalmente a un gato callejero. Nótese que el animal está representado con una mirada atemorizante y en el espacio correspondiente a su estómago, la pequeña dibujó el gato, simbolizando lo ocurrido. El hecho violento conmovió la mirada infantil y el dibujo le permitió drenar esa angustia. Se debe privilegiar la expresión por encima de la técnica de no salirse de la línea, como ocurre en la cola del animal representado por la pequeña. La práctica continua del dibujo hará que se ajuste el coloreado al contorno del dibujo en forma progresiva, sin presionar al educando para que esto ocurra. Una de las razones por las cuales los pequeños desisten de dibujar, es la imposición ejercida sobre ellos para no salirse de la línea del contorno del objeto representado cuando lo están colorando con creyones. Esta solicitud tiene como fundamento el desarrollo de la motricidad fina en el estudiante, sin embargo, reduce el disfrute del dibujo y estimula el desagrado por esta actividad. El dibujo es una herramienta para mostrar el nivel de madurez alcanzado por el niño y nunca un recurso para imponerle condiciones, para limitar su desempeño con la copia o el relleno del espacio dado.

• Me gustan las plantillas. Si el niño colorea y se sale de la línea se debe sugerirle hacer lo contrario: pintar desde el borde externo del dibujo, así le dará la oportunidad de concientizar lo interno y lo externo como partes de un mismo espacio pictórico. Se puede aplicar en este punto la experiencia del método de Edwards (1984) referida a los vacios. Fernández (2008), propone el uso de plantillas de cartón con siluetas sencillas creadas por los estudiantes.

Los moldes sirven de dos maneras: (a) para colorear el papel directamente con estos, con lo cual se impide que las líneas se salgan de los bordes de la figura; y (b) dibujando la imagen repetidas veces en el papel, sin importar la superposición lineal de estas, para luego darle color donde ocurran las intersecciones (p. 46). El uso de plantillas elaboradas por los mismos niños, así como máscaras y otros objetos hechos en clase, aumentan la confianza en sí mismos como seres creativos.

• Quiéreme así, como soy. Es mejor evitar cualquier juicio sobre el trabajo creativo de los niños, por lo que es importante no tratar de escribir sobre los dibujos o calificarlos con nota. Cualquier trazo hecho sobre la hoja donde el niño ha trabajado constituye una invasión a su espacio creativo, una falta de respeto. Si se desea expresar algo, se debe escribir detrás de la hoja o en papel aparte. Todo dibujo está bien realizado, aunque se salga del formato o lo haga muy pequeño. Si esto último ocurre, puede ser un síntoma de baja autoestima, lo cual se debe corregir con mucho amor y aceptación, y no con más crítica. El calificativo de malo y feo, escrito sobre el trabajo, convierte al maestro en un desagradable crítico, juez o verdugo, además de irrespetarlo, le baja la autoestima, le crea una profunda dependencia hacia la opinión ajena, y le desestimula a disfrutar del placer de dibujar para expresarse. Ayude al niño observar el trabajo de sus compañeros, lentamente él mismo tomará conciencia de sus logros e irá mejorando con la práctica.

• Me siento importante cuando expongo mi trabajo. No importa si se crea o no cuán acertados están las obras del niño, siempre son expresivas y por lo tanto son el resultado de un sentimiento, de una inquietud exteriorizada, por eso se debe mostrar a los demás y comentar con respeto. Muchos niños dejan de dibujar simplemente porque nunca exponen sus trabajos en cartelera, en la pared o en cualquier espacio digno, por lo cual concluyen que no saben hacerlo, o su trabajo no vale, aunque nunca se lo cuenten al maestro.

• Somos felices juntos. Una vez expuesto dignamente el dibujo, de ningún modo se deben comparar entre sí, cada niño tiene su propio proceso de maduración y debe recorrerlo felizmente. Si se comparan sus trabajos, lejos de ayudar, lo abochornará delante de los compañeros y se sentirá destruido y lleno de culpabilidad. La burla o la comparación empobrecen la autoestima y perjudican el desempeño creativo.

• Soy un artista. Nunca se debe castigar a un niño por marcar la pared o cualquier lugar del salón o de su casa. Esto mataría el deseo de volver a dibujar y le enseñaría que es malo porque “ensució” su espacio y jamás volvería a sentir el placer de dejar su huella. Tampoco se puede obligar a borrarlo, para el niño, esa imagen tiene importancia, está colmada de significado, por lo cual espera de usted un halago ante el esfuerzo de crearlo. Antes bien, hay que sugerirle que puede hacer apuntes sobre hojas de papel colocadas en la pared o en el sitio donde le gusta dibujar. Cualquier expresión negativa borrará para siempre en el pequeño su deseo de trazar libremente, se habrá aniquilado al artista, y si vuelve a dibujar, lo hará sólo por obligación y sin el menor deseo de disfrutarlo.

• Vamos a celebrar. Finalmente, una exposición con todos los trabajos realizados por los niños durante el año escolar es lo recomendable, para ello se debe reunir a los padres, a los otros maestros e inaugurar el evento donde se usen palabras de aliento. Ese será un día hermosamente recordado por los niños y los ayudará a sentirse orgullosos de sí mismos. Para Hervás (2007) «Hacer exposiciones es una manera de reflejar el trabajo realizado durante un tiempo, que nos permite valorar el goce y el esfuerzo de crear» (p. 48). Además, afirma esta autora, dignifica el trabajo del pequeño y del docente, refleja sus intereses y sirve de estímulo para seguir creando.

Las estrategias señaladas hasta aquí aspiran ser suficientes para ofrecer a los maestros de educación inicial y de las primeras etapas de la escuela básica algunas herramientas útiles en su labor diaria para la formación en arte. Queda abierta la posibilidad de seguir investigando en herramientas novedosas, como los programas de dibujo empleados en las nuevas tecnologías, para su incorporación en la escuela.

CONCLUSIONES

La difícil tarea de los educadores consiste en ayudar al estudiante a disfrutar del conocimiento, a gozar de la libertad dentro de las normas, a cultivar el espíritu, en fin, a desarrollar todo su potencial como ser humano. De este gran esfuerzo se obtiene un ciudadano feliz de ser venezolano, de vivir en una patria hermosa y acogedora, a la cual le dará lo mejor de sí con su trabajo. En el proceso de crecer, el dibujo se convierte en una especie de confidente, en un diario de imágenes maravillosas para narrar la vida transcurrida. El arte está llamado a ser testimonio cultural, por eso, quien hace dibujo, pintura o cualquier expresión artística, se convierte en una parte de la historia del país. Su obra hará revivir la conciencia de pertenencia a una tradición milenaria de creadores y se incorporará a ésta, acrecentando su patrimonio. Por tal motivo, todos los esfuerzos por hacer de los pequeños y jóvenes unos seres creativos, habrá valido la pena.

REFERENCIAS

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