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Paradígma
versión impresa ISSN 1011-2251
Paradìgma v.27 n.1 Maracay 2006
RITOS DE PASO:
RITOS FUNERARIOS (LA BÚSQUEDA DE LA VIDA ETERNA)
Delci Torres
Delci Mirella Torres: Profesora en Lengua Materna, Magíster en Lingüística, Departamento de Castellano y Literatura. delyher2000@yahoo.com.ar y delcitorres@cantv.net.
UPEL-Instituto Pedagógico de Barquisimeto
Resumen
A partir de una revisión bibliográfica, daremos cuenta, por un lado, de algunas consideraciones acerca de la realización de diversos ritos de paso que ponen en evidencia la relevancia de los mitos y de los ritos como un tema universal de gran interés para todas las comunidades en tanto que tienen un significado específico para la conciencia social. Por otro lado, postularemos que de los principales acontecimientos que promueven la celebración de ritos de pasos, es el de la muerte el que mayor trascendencia tiene para el individuo, al constituir un caso paradigmático de lo que suele llamarse un hecho social, por lo que tiene una significación social profundamente marcada, que define la naturaleza de una organización social. Los resultados nos permiten concluir que, el acontecimiento de la muerte se convierte en una ocasión de duelo que marca la transición de una vida a otra, en razón de lo cual es menester la ejecución de ritos funerarios, por estar éstos vinculados a creencias religiosas sobre la naturaleza de la muerte y de la existencia en otra vida después de ella, que implican importantes funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los miembros de una colectividad
Palabras clave: ritos de paso, ritos funerarios, creencias religiosas, funciones simbólicas.
Abstract
From a bibliographic check, we will explain, on the one hand, some considerations about the making of diverse step rites that put in evidence the relevance of the myths and rites as a universal topic of great interest for all the communities mean as while they have a specific meaning for social consciousness. On the other hand, we will advance that from the main events that stimulate celebration of step rites, it is death one which have greater significance for the individual, constituting a paradigmatic case that what is used to be called a social fact, which has a deeply marked social importance, that defines the nature of a social organisation. Results allow us to conclude that, death event becomes an mourning occasion that marks transition from a life to another, on account of which is necessary the execution of funerary rites, because they are linked to religious beliefs about nature of death and the existence of other life after it, that involves important psychological, sociologic and symbiotic functions for the members of a community.
Keywords: step rites, funerary rites, religious beliefs, symbiotic functions.
Presentación
Si hacemos una detenida revisión de los aspectos conductuales de los seres humanos durante su existencia, desde que nace hasta que muere, advertiremos la marcada presencia de rituales como mecanismos simbólicos que orientan las relaciones entre las personas y las culturas a lo largo de su vivir. Dichas mecanismos simbólicos reciben el nombre de ritos de paso y constituyen actos individuales y colectivos que deben sujetarse fielmente a ciertas reglas pues son ellas las que hacen de estos actos un ritual, de modo que se caracterizan por su capacidad expresiva, su repetición, su simbología y su adscripción a una determinada religión. Sus creyentes participan en estos ritos a fin de realzar el sentido de solidaridad del grupo como un aspecto primordial para superar las transiciones vitales de carácter social y natural que nos impone el destino o la existencia misma.
Fundamentos Teóricos
De los ritos (del latín ritus, -u costumbre, ceremonia; Larousse, 2005: 891) se ofrecen distintas definiciones según la perspectiva que se tome. Desde el punto de vista antropológico, el rito constituye un acto, una ceremonia de carácter repetitivo cuyo objeto es orientar una fuerza oculta hacia una acción determinada.
El antropólogo belga van Gennep (1986) fue quien introdujo los ritos de paso (de interés para nuestra investigación) para referirse a los rituales comunitarios que marcan la transición de un estado a otro (como es el caso de la vida a la muerte). A tal efecto, este autor clasifica los ritos de paso en:
Mágicos: cuando se practican para movilizar las fuerzas naturales, por lo que otorgan un gran poder a quien lo realiza.
Religiosos: cuando se hacen para movilizar o invocar la voluntad de los seres sobrenaturales.
En las explicaciones descriptivas de tipo antropológico destaca una uniformidad en la consideración del rito como una práctica social, colectiva, repetitiva y estereotipada con explicitaciones fundamentadas que subrayan ese carácter de sociabilidad que caracteriza al ser humano. Conviene agregar que en Antropología, los ritos además de lo dicho, hacen referencia a creencias, a órdenes extra empíricas y a poderes místicos. Por otra parte, en sociología, el rito alude a un acto, por lo general religioso, con acciones prescritas y por tanto, repetidas, para la realización de un culto religioso.
Lo que subyace en estas definiciones es que los ritos mantienen el orden social porque funcionan como una conexión para los grupos al constituirse en actos sociales, convencionales con arreglo a ciertas normas y que deben desarrollarse en lugares concretos. En consecuencia, los ritos suponen una fuente de singular provecho para la obtención de información cultural por la expresión de valores y por la comunicación que establece entre los miembros de una colectividad.
Podríamos nosotros señalar que los ritos constituyen procesos de comunicación mediante los cuales atribuimos significación a nuestras experiencias por el concurso de los símbolos. En una definición que condensa las anteriores tenemos que los ritos son "complejos sistemas de comportamientos a través de los cuales las comunidades actualizan sus creencias y valores. La función de éstos es regular las relaciones de los hombres con lo numinoso, es decir, el universo de lo mistérico y lo sagrado" (Moulian, 2002: 42). Así que los rituales suponen, fundamentalmente, actos colectivos que involucran un grupo social determinado, por ser "prácticas sociales simbólicas que tienen por objeto recrear a la comunidad, reuniéndola en la celebración de un acontecimiento. El rito revive la cohesión del grupo y por lo tanto también contribuye a la construcción de su identidad" (Álvarez, 2005:226). Lo característico en estos rituales, sean funerarios o no, es su conformación con arreglo a "patrones verbales repetitivos e institucionalizados, actualizados originalmente y mayormente para propósitos religiosos, una de cuyas funciones es la regulación de situaciones de paso" (Álvarez, 2005:226). La utilidad de estos sistemas simbólicos radica en que se constituyen en los mecanismos más idóneos para facilitar la comunicación entre los individuos y la sociedad en momentos en que se requiere una cohesión social.
En consecuencia, debido a su capacidad para promover la integración, los ritos se consideran como estrategias para la experimentación de cambios, y "en tanto manifiestan creencias, son un espacio propicio para negociar, ampliar o redefinir las representaciones. Dado que generan y expresan relaciones de compromiso, permiten afianzar los lazos, replantear los vínculos. Puesto que conectan los significados con las estructuras, permiten reestructurar los sistemas interaccionales" (Moulian, 2002: 44).
Se sigue de aquí que la naturaleza social del hombre lo obliga inconscientemente a buscar formas reactivas que le permitan insertarse en un determinado grupo cultural; quizá la razón la encontremos en la explicación que nos da Durkhein en las formas elementales de la vida religiosa, cuando afirma que los seres humanos viven, de alguna manera, insertos en diversidad de situaciones sociales que demandan de ellos su participación y ésta, muchas veces, se da a través de acciones rituales. Por esta reflexión, Durkheim considera que los sistemas religiosos son "representaciones colectivas que expresan realidades colectivas; los ritos son maneras de actuar que no surgen sino en el seno de grupos reunidos, y que están destinados a suscitar, a mantener o rehacer ciertas situaciones mentales de ese grupo" (Durkheim, 2001: 08)
Y precisamente, para mantener o rehacer estas situaciones mentales de un determinado grupo, el ritual elabora y emplea en su constitución, estrategias de dominación simbólica adicionales al lenguaje, que también es un símbolo. Así, los rituales son acciones altamente efectivas para el control de los grupos que en su realización participan. Esta situación se aprecia con mayor claridad en los rituales referidos a la muerte.
Lo característico en estos ritos es la distinción entre lo sagrado y lo profano. Así, lo "sagrado define el mundo de la realidad, que es la base para todas las formas y comportamientos significativos en la sociedad. Lo profano es el contrario de lo sagrado" (Largo, s/f). En nuestra cultura, y en casi todas las demás, el comportamiento ritual responde al mundo de lo sagrado en tanto que es el principio que regula las doctrinas de la religión.
La mayoría de estos ritos de paso se concentran en un estado de transición conocido como "umbral", es decir, entrada, comienzo, dado que el nuevo estado está cargado de incertidumbre. Los rituales son acciones altamente estructuradas y su naturaleza, forma, importancia, valor y rigurosidad se supeditan a la cultura en que surjan. Al respecto, Durkhein (2001), define la religión en términos de esa distinción entre lo sagrado y lo profano: en el caso de los objetos y símbolos sagrados, éstos son separados de los aspectos cotidianos de la vida, el ámbito de lo profano. Ahora bien, ¿por qué son sagradas las religiones? Porque simbolizan al propio grupo o comunidad, representando sus valores esenciales, y eso explica la reverencia hacia ellas, por eso, todas implican actividades ceremoniales y rituales, esenciales para vincular a los miembros de los grupos, por esta razón, los integrantes de una colectividad se reúnen para compartir las crisis esenciales que subyacen en los ciclos vitales referidos: nacimiento, matrimonio y muerte. Estos rituales solidifican los lazos de solidaridad del grupo en esos momentos en los cuales los individuos se ven forzados a adaptarse a los cambios fundamentales de su existencia o inexistencia.
Cabe interrogarse en este momento sobre el origen de los ritos de paso. Según Cazeneuve (1972:16-7) para algunos, los ritos de paso se originan por la necesidad de preservar "de toda acechanza el ideal de una vida íntegramente gobernada por las normas, una vida sin imprevistos ni angustias; para otros, el origen de los ritos de paso radicaría en el hecho de situarse simbólicamente en el mundo de las potencias absolutas". Así que según la creencia que se genere producto de la cultura o de la religión, unas personas asumirán que los ritos surgen como una necesidad de preservar el orden, pero para otras personas, su origen obedece a fenómenos divinos. Lo cierto es que sea un origen u otro, estos rituales evidencian las grandes e importantes transiciones que se operan en el ser humano por un acontecimiento bien sea natural o sociocultural, como son: "nacimiento (que viene en ser); pubertad (el reconocimiento y la expresión del status sexual); matrimonio (la aceptación de un papel del adulto en la sociedad) y muerte (la vuelta al mundo de los antepasados" (De Ochoa, s/f), por tanto, se les denomina ritos de paso pues determinan la transición de un estado de vida a otro que representan los cambios básicos en la vida de una persona y el ritual permite en la comunidad momentos de unión y de polarización psicológica para que quienes estén involucrados en dicho cambio de estado, se sientan llenos de fuerza para asumir la nueva condición.
Estos sucesos provocan una ceremonia de extrema importancia para los involucrados por lo que se precisa la celebración de los ritos correspondientes, según sea el evento que tiene lugar; su importancia radica en que tales rituales intentan aclarar aquellos aspectos fundamentales, por parte del individuo, para comprender no sólo el universo, sino el conjunto social del cual forma parte a fin de participar de los valores socio-culturales determinantes de su colectividad.
Dimensión Mítica y Simbólica de los ritos
Como lo hemos expresado anteriormente, el rito supone una dimensión simbólica, relacionada con creencias particulares y mitológicas. Sabemos que un mito trata sobre la irrupción de la divinidad en la vida de los seres humanos para dar explicación sobre eventos específicos de la existencia (nacimiento, matrimonio, muerte) mediante la narración extraordinaria, por lo que un mito proporciona la base para el ritual con cierta prescripción divina. Así pues, "los mitos revelan la actividad creadora y desvelan la sacralizad (o simplemente la sobre-naturalidad) de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas irrupciones de lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el mundo (Mircea, 1992: 12)
Ello supone que el mito va mucho más allá del relato de una historia común y corriente en virtud de que refiere aspectos vitales de una comunidad; el mito nace como una ilusión para engrandecer en demasía la significación de un acontecimiento existencial. Coincidimos con Amador (cit. por Ramos, J. s/f) en que pese al transcurso del tiempo y la dinámica social producto de sus fluctuaciones,
los mitos son válidos para explicar situaciones históricas (colectivas e individuales) siempre nuevas y diferentes. La conciencia dispone dos maneras de presentar al mundo: una directa, en la cual la cosa se presenta en persona al objeto y otra indirecta que es cuando, por una u otra razón, la cosa no se presenta de "carne y hueso" a los sentidos, por ejemplo, al recordar a la persona fallecida.(s/p)
Así que el mito es una historia o narración de carácter sagrado que relata cómo el mundo adquirió la conformación que hoy conocemos. A decir de De Ochoa, el mito "tiene un contenido (creación de naturaleza y cultura), una forma (narración), una función (son ejemplos morales y religiosos) y un contexto (frecuentemente ritual)" (s/p). A través de los mitos se asume una particular cosmovisión que ayuda a "exaltar y codificar las creencias, custodiar y legitimar la moralidad, garantizar la eficiencia de los rituales y aleccionar de forma práctica al hombre. Cumplen funciones cohesionadoras e integradoras de la sociedad que las originó" (Malinowski, cit. por De Ochoa, s/p). Por consiguiente, "el mito se considera como una historia sagrada, y por tanto, una historia verdadera puesto que se refiere siempre a realidades" (Mircea, 1992: 13).
Por tal razón, los mitos proporcionan ciertas premisas para comprender y aprehender la realidad que nos circunda, así como los elementos característicos de nuestra cultura, conformando, de igual manera, el determinismo social y discursivo de un sujeto frente a su universo cultural. Desde esta perspectiva, el mito constituye la raíz natural y cultural, a la vez, de civilización, desde la antigüedad hasta nuestros días.
Visto de esta manera, el rito constituye la escenificación del mito, marcadamente temporalizado, actorializado y espacializado, según la metodología greimasiana. Es esta particularidad la que explica por qué el rito no se realiza en cualquier lugar. Se efectúa en ambientes o escenarios especialmente destinados para tal fin, en un tiempo determinado y con unos actores específicos, debido también a que el mito no emplea conceptos para expresarse, sino que relata escenas concretamente vividas. En razón de esto, el mito ha sido "desde la más remota antigüedad del hombre hasta el inicio de la era urbana, la única guía de la conducta colectiva de las sociedades naturales" (De Civrieux, s/f. ) con funciones sociales, espirituales y religiosas.
Este argumento ilustra la importancia que ha cobrado el mito en el desarrollo cultural de un pueblo, no obstante, la tradición mítica por sí sola no basta para explicar la cantidad de fenómenos acontecidos en una colectividad; hace falta la comunión de otros dos aspectos: lengua y rito. Con la conjunción de esta trinidad: mito-lengua-rito se establecen las pautas para abordar la comprensión e interpretación de los hechos naturales y culturales. En este sentido, para De Civrieux, "el rito es el modo de transmisión del mito: solemne, colectivo, en lengua sagrada y profana, en cantos" (s/p), con lo que se instaura la unidad y la integración cultural.
Es de interés señalar la importancia que reviste la presencia de los símbolos en los rituales por la afirmación y desarrollo de las ideologías en una colectividad, de allí que según García Guzmán, (s/f) el mito cumple con tres grandes finalidades como son:
1. Conservar vivas sus trascendentes enseñanzas.
2. Mantener unida a la comunidad y establecer un vínculo para involucrarlos en una misma cultura.
3. Valorar la grandeza y enormidad de lo sagrado frente a la insignificancia e intrascendencia de lo profano. (s/p).
Bajo estas tres modalidades, el mito permite adoptar una forma de entender el mundo y de aprehenderlo. Partiendo de este razonamiento, debemos asumir que la tradición mítica cobra vida gracias a los ritos; éstos, con independencia de su naturaleza, son actos formales en los cuales sus participantes deben ejecutar una serie de acciones estereotipadas en función de unas reglas preestablecidas, dictaminadas por la tradición. En ellos vamos a encontrar como características fundamentales los actores que participan activamente (sea bailando, cantando, rezando, llorando), su dimensión simbólica y su carácter sagrado o religioso (dado que su objetivo es establecer algún tipo de comunicación con seres del más allá).
Valores Universales de los Ritos
Partiendo de las características anteriores, los ritos presentan ciertos valores universales, resumibles, según el criterio presentado por Contreras Gallego, (s/f) en los cinco siguientes: repetitividad, complejidad, sociabilidad, religiosidad e intersubjetividad comunicativa o significatividad (Y yo agregaría la dimensión simbólica). Veamos a qué alude cada uno de ellos (La clasificación es tomada literalmente de Contreras Gallego, ob. cit):
1. Carácter repetitivo: el rito refiere a menudo a un comportamiento social repetitivo y estereotipado. Rito hace referencia a un conjunto de reglas establecidas, a algo que está conforme con el orden, la costumbre, lo regulado.
2. Complejidad: todo símbolo y todo rito es esencialmente ambiguo, difícil de traducir su significado a términos discursivos de denotaciones más o menos precisas. Están caracterizados por la vaguedad y por una compleja estructura interna. Esta complicada estructura interna se manifiesta en el hecho de que puede darse un mismo marco referencial, y sin embargo, aplicarle sentidos distintos.
3. Sociabilidad: los ritos son explicitaciones fundamentales de la sociabilidad del hombre que señalan y subrayan, en consecuencia, todas las manifestaciones de dicha sociabilidad. Lo esencial es que los individuos estén reunidos.
4. Religiosidad: el rito es definido, además de lo dicho, por su referencia a creencias, a órdenes extra empíricos o a poderes místicos. "El fenómeno ritual es omnicomprensivo, marca rítmicamente lo cotidiano y señala las estaciones, aunque no establece relación entre lo sagrado y lo profano, pero no existe ninguna frontera que lo divida" (Silvano Maggiani, Cit por Contreras Gallego, ob cit). El simbolismo religioso por sí mismo manifiesta un poder, una autoridad, una eficacia.
5. Intersubjetividad comunicativa o significatividad: importa saber qué se dice a través de los símbolos en la interacción social. Tres postulados básicos sustentan estos estudios: El individuo no sólo se halla con un mundo socialmente determinado, prefijado de antemano, sino que además, se halla inmerso en un mundo de significaciones compartidas; éste abarca no solamente el universo sociocultural en el cual vive el individuo, sino que, además, incluye la realidad de la vida cotidiana y, las significaciones no se agotan, sin embargo en el mundo finito de la vida cotidiana, sino que hay otras que trascienden el mundo perceptible. Son los símbolos.
Estos valores universales, característicos en los rituales, tienen un significado específico para la conciencia social por cuanto conforman un objeto de representación colectiva en los que coexisten los valores socioculturales del grupo debido a que no somos seres aislados; somos integrantes de una sociedad y como tales debemos sujetarnos a esa vida organizada en función de intereses determinados y participar en la realización de esos rituales de paso.
Es la sociedad y no el individuo la que define y proyecta las maneras de pensar y sentir, fijándolas y regulándolas y sin remedio, a ellas debemos sujetarnos como consecuencia de participar de la herencia legada por la cultura, entendida, desde una redefinición epistemológica de Mauss Marcel (Cit por Rodríguez ) como "el conjunto de estructuras significantes, que definen, dan sentido, a la vida psíquica, fisiológica y social, en donde cuerpo, alma y sociedad, todo se integra. Para Rodríguez Rosales, (s/f), la cultura implica
una serie de relaciones simbólicas e imaginarias que construyen espiritualidades o mentalidades y cosmovisiones que definen su vida social, individual y cósmica. Por eso no se puede separar sociedad y cultura, pues son dos elementos de un mismo proceso que adquieren significación en la construcción de mentalidades a través de los símbolos y los imaginarios sociales, según momentos históricos determinados. (s/p).
Entenderemos entonces, siguiendo estas apreciaciones, que la cultura supone la construcción de un modo y de un sentido de vida vinculados a través de signos, símbolos, ritos y mitos para comprender y explicar la variedad de prácticas sociales que identifican la idiosincrasia de una nación. Y la cultura es un poderoso vehículo para la producción de redes de sentido en la vida social. Ello explica por qué somos seres socio-culturalmente rituales.
Tipos de Ritos
Ahora bien, si somos seres rituales, cuáles ritos existen. Podemos agrupar los ritos comunitarios en dos grandes categorías, siguiendo la clasificación de Harris (1996), a saber: 1. Ritos de solidaridad y 2. Ritos de paso. Para este autor, "en los ritos de solidaridad, la participación en rituales públicos de carácter dramático realza el sentido de identidad del grupo, coordina las acciones de sus miembros individuales y prepara al grupo para una acción de cooperación inmediata o futura." (s/p). Un caso de rito comunitario de solidaridad es el totemismo, realizado entre clanes y otros grupos de filiación.
Por su parte, los ritos comunitarios de paso, que son los de interés para este estudio, son definidos por el autor citado como aquellos que "acompañan a los cambios en la posición estructural o estatus que son de interés público general. Los principales acontecimientos para la celebración de los ritos de paso son la reproducción, la llegada a la madurez, el matrimonio y la muerte" (ob. cit. s/p). Es decir, los ritos de paso son ceremonias comunitarias que se practican en todas las culturas para entender los momentos de cambio en la posición social de sus miembros. Para este autor, la principal función de estos ritos es reconocer de manera comunitaria todo el complejo de relaciones nuevas o modificadas que experimentan las personas cuando nacen, se casan o mueren y todo el cambio que esto representa en lo individual y en lo social. Igualmente, se dan pasos tanto físicos como simbólicos para escindir ambos status: los anteriores y los nuevos.
A la luz de estas aseveraciones, según sea la cultura en la que estemos, se realiza una gran variedad de rituales, que van desde los ritos de paso (iniciáticos, de bautizo, de pubertad, de matrimonio, funerarios), hasta los etiológicos, de propiciación climática, los ascéticos, los de curanderismo, de magia, entre muchos otros. Sin embargo, cualquiera que sea su naturaleza, los ritos, y en especial los de paso (o de pasaje como también se les denomina), tienen como finalidad brindar una estructura, un orden y un sentido a la existencia de los seres humanos a través de ciertas ceremonias periódicas, formales y participativas, caracterizadas por estar fuertemente vinculadas a aspectos simbólicos.
No cabe duda que cada uno de estos rituales de paso ofrece un horizonte de posibilidades para el acercamiento a los valores de una comunidad; no obstante, en esta investigación nos dedicaremos sólo a los rituales funerarios por su importante connotación socio-cultural, dado que nuestra cultura occidental está severamente marcada por la ideología del culto a la muerte: nuestra visión de la vida está supeditada a la posibilidad de vida más allá de la muerte. Por consiguiente, la concepción de la muerte es un elemento revelador de la conciencia socio-cultural de un pueblo.
En razón de lo anterior, la muerte es un caso paradigmático de lo que suele llamarse un hecho social por lo que inevitablemente tiene una significación social profundamente acentuada y según el contexto, se practica una serie de ritos funerarios que definen la naturaleza de una organización social. El acto fúnebre se torna así en un fenómeno generador de costumbres y ritos por lo que su estudio ha despertado nuestro interés.
Rituales Funerarios: Definición
El acontecimiento de la muerte se convierte en una ocasión de duelo que marca la transición de una vida a otra por lo que es menester la ejecución de un ritual funerario por cuanto éstos manifiestan las diversas reacciones de los vivos con relación a la muerte. En consecuencia, los rituales funerarios son concebidos como ceremonias comunitarias que el colectivo realiza para enfrentar la transición que se opera de la vida a la muerte por el fallecimiento de sus miembros; dichas ceremonias están signadas por el universo mítico de lo sagrado a través del uso de símbolos, con el apego a ciertas creencias religiosas para alcanzar una existencia más allá de la terrena. Constituyen, por tanto, prácticas específicas de la especie humana relacionadas con la muerte y el enterramiento de una persona, "vinculadas con las creencias religiosas sobre la naturaleza de la muerte y la existencia de una vida después de ella, implican importantes funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los miembros de una colectividad Los rituales y costumbres funerarias tienen que ver no sólo con la preparación y despedida del cadáver, sino también con la satisfacción de los familiares y la permanencia del espíritu del fallecido entre ellos." (Microsoft. Encarta. Biblioteca de consulta 2002). Los ritos funerarios son aquellos "ritos de duelo o mortificación que se remiten en sentido inverso al mundo mítico, pues sirven para transformar a los muertos en antepasados" (Espejo, 1997: 39). La práctica de estos rituales dependerá de ciertos factores específicos de cada comunidad, tales como creencias religiosas, el clima, la geografía y el estatus social.
Así, los rituales funerarios constituyen actividades humanas que se ponen en práctica a fin de expresar, a través de ellos, la complejidad de símbolos existentes en torno a la concepción sobre la vida y la muerte. Involucran por ende, tanto al difunto como a sus deudos. Estos ritos sirven para ayudar a los participantes de este hecho a aceptar el nuevo estado por la desaparición de alguien. El funeral permite a los dolientes exteriorizar su pesar en forma pública y reafirmar los valores de la sociedad. En este orden de ideas, el sentido de los ritos funerarios reside en la manifestación de la solidaridad del grupo haciendo del acontecimiento natural de la muerte un rito social al convertirse en ocasión para poner en marcha una serie de obligaciones sociales. Por otra parte, los rituales funerarios benefician tanto a los deudos como al difunto: en el caso de los familiares del fallecido, la celebración de ritos fúnebres les permite aceptar la realidad al abrigar la esperanza de retorno del perecido, recordarlo y honrarlo. Y para el muerto, los rituales son las vías para alcanzar su descanso y su renacimiento.
Esto es así debido a que los elaborados ceremoniales relativos al fenómeno de la muerte tienen un evidente sentido de manipulación del más allá, con la creencia de que el estricto cumplimiento de lo prescrito en los ritos funerarios influye de manera determinante en el destino de las almas.
Como quiera que se mire, la muerte es un tema que nos asusta debido a la incertidumbre que la envuelve; despierta angustia ante lo desconocido. Representa un aspecto emblemático por lo que cada cultura le rinde tributos mediante la realización de los más insólitos e insospechados rituales funerarios, como formas reactivas para manejar la muerte. Esto se debe a que desde nuestros comienzos arcaicos existe "en el homínido una trilogía antropológica constante y perdurable hasta hoy: la obsesión del ser humano acerca del traumatismo de la muerte, la conciencia del acontecimiento en sí la ruptura, y la creencia en la inmortalidad" (Morín, cit. por Djukick de Nery & Finol, José, 1998:25).
Y es que, prácticamente todos los habitantes del cosmos, desde los miembros de las sociedades nómadas de cazadores-recolectores, hasta los individuos más eruditos que viven en las sociedades más complejas, practican rituales funerarios para despedir a sus seres queridos, así que desde siempre, los individuos nos hemos dedicado con especial atención a la celebración de ceremonias fúnebres para honrar el destino final de los vivos. Ciertamente, el asombro que desde antes de nuestra era ha producido en el hombre el misterio de la muerte y la búsqueda de la eternidad en el recuerdo, "se ha encarnado en los rituales funerarios, que a decir de Levi-Strauss son la marca innegable de la autoconciencia, porque reconozco la finitud de la vida propia, a partir de reconocer la existencia del otro como un semejante" (Cepeda y Girón, s/f) Ahora bien, son disímiles y diversas las maneras utilizadas, según las sociedades, para dar el último adiós a sus seres queridos y ello ha sido uno de los rasgos diferenciales de la humanidad. De allí que la muerte, por ser un acontecimiento extremadamente ritualizado, permita por medio de sus costumbres y tradiciones mortuorias, determinar el sincretismo del sistema socio-cultural e ideológico de una comunidad.
Tipos de Rituales Funerarios
En las sociedades primitivas, por ejemplo, la muerte era concebida bajo una perspectiva mágico-religiosa por lo tanto, las ideas y creencias que se tejían en torno a aquélla, implicaban la realización de distintos tipos de sacrificios y ceremonias mortuorias (Esto se pudo apreciar gracias a la cantidad de objetos encontrados en las tumbas y en las pompas fúnebres, lo que permite hoy día obtener una serie de datos socio-culturales característicos de sus pueblos), lo que explica la existencia de varios tipos de ritos funerarios, entre ellos: prácticas velatorias, enterramientos, incineraciones, momificaciones, cremaciones, construcción de monumentos, sacrificios humanos, entre otros (Microsoft, 2002. Encarta) Así que el cuerpo puede ser enterrado, incinerado o momificado, denotando la presencia del mismo u ocultándola.
Orígen de los Rituales Funerarios
En la bibliografía sobre el tema se señala que el origen de la ceremonia de ofrendar a los muertos quizá se ubique en China y Egipto, de donde posteriormente fue tomada por los árabes en el siglo VIII. Luego, durante el período de dominación de los moros, fue llevada a la península ibérica.(Durán, 2000, s/p)
Si nos remontamos a la era de los neandertales, encontramos que éstos fueron los primeros seres humanos que practicaron rituales funerarios con la creencia en la idea de que la muerte no era el final de la existencia, sino más bien un tránsito del mundo de los vivos hacia un reino espiritual. Observamos entonces cómo la historia de los rituales funerarios es tan añeja como la propia aparición del hombre sobre la tierra.
Objetivo de los Rituales Funerarios
Vale decir que además de cumplir con la tradición, la realización de rituales funerarios tiene como propósito facilitar el ascenso de las almas hacia la inmortalidad al tiempo que otorgan elementos de integración social que permiten a los deudos mitigar su dolor. Y es que en ninguna otra situación como en la del duelo por la pérdida de un ser querido, el dolor es desgarrador en tanto que el deudo es invadido en su plenitud, tanto física, como biológica y espiritual. El dolor biológico se opera en todo el cuerpo; el dolor psicológico afecta toda la personalidad, el dolor espiritual se refleja en la angustia del alma; el dolor social se materializa en la sociedad y su forma de ser y hay dolor familiar porque duele el dolor de los otros, dado que "en la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida en su conjunto duele" (Montoya, 1998, s/p). Y la severidad de este dolor busca tranquilizarse con el concurso de los ritos funerarios.
Consideraciones Finales
Los rituales funerarios nos remiten a la vulnerabilidad de la vida que nos ha alcanzado en todo momento, y para mitigar de alguna manera esa vulnerabilidad, asistimos a la celebración de los rituales funerarios para asegurar una continuación de la vida después de la muerte, lograr el descanso del alma de los fallecidos y canalizar el dolor de los deudos mediante la psicoterapia que subyace en los mitos de los rituales. En estos tres objetivos se funda la relación que instaura en las personas las marcas arquetípicas de su cultura. Cada pueblo necesariamente, debe enfrentarse a los designios de la muerte con todos los sentimientos de negación que supone: ira, abandono, desolación, culpa, temor, angustia, incertidumbre, desesperación e incapacidad para retomar sus actividades e incorporarse a la vida que continúa, y los ritos funerarios satisfacen estas necesidades porque es gracias a éstos que puede establecerse la transición al nuevo estado.
Así que para los seres humanos la muerte "es una crisis de conmoción y duelo, plena de llanto y lamentación. La transición, inspira reunión y la aceptación a la pérdida y es seguida por un tiempo en que el difunto se desvanece a un estado de no-existencia y quietud."(Beimler, 1998, s/p).
Luego de estas reflexiones, podemos aseverar que el estudio de las creencias y comportamientos religiosos imperantes en los rituales funerarios conforman las marcas socio-culturales de una colectividad, derivadas de los valores, visiones del mundo, estereotipos, prejuicios y cogniciones sociales que explican la relación vida/muerte inserta en la sociedad, en razón de lo cual podemos concluir que de todos los ritos de paso, son los funerarios los que mayor trascendencia tienen para la humanidad.
Referencias
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