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Cuadernos del Cendes
versión impresa ISSN 1012-2508versión On-line ISSN 2443-468X
CDC v.21 n.57 Caracas sep. 2004
Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad
Entre el 3 y el 6 de diciembre de 2004 se reunió en Caracas un grupo de intelectuales del mundo, en el marco del Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, para discutir y revisar sus ideas sobre las principales problemáticas que afectan el presente y el futuro del planeta. Bajo el lema «defensa de la humanidad», los participantes discutieron sobre la paz mundial, la integración de los pueblos, los modelos de economía emancipadora y solidaria, la soberanía y la legalidad internacional y las formas de generar conocimiento al alcance de las mayorías. A continuación presentamos la reseña de ese encuentro realizada por el eminente cientista social y uno de los principales exponentes de la teoría de la dependencia, Theotonio Dos Santos.
Los caminos de la sobrevivencia de la humanidad
THEOTONIO DOS SANTOS*
Una reunión de intelectuales y artistas de todo el mundo en defensa de la humanidad relaciona las cuestiones de seguridad internacional, bajo el impacto de la pretensión de dominio unilateral del mundo conducida por el grupo en el poder en Estados Unidos, con las estructuras económicas que presiden las relaciones entre las clases sociales, los grupos sociales y las naciones y Estados. La humanidad necesita encontrar el camino del diálogo y la cooperación antes que el abismo de la confrontación global se instaure.
El Encuentro de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad reunió periodistas, poetas, activistas de los movimientos sociales, artistas, políticos, científicos sociales, profesionales, literatos de más de 50 países, con especial participación de latinoamericanos. El Premio Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel fue el encargado de leer el documento final que resultó de este encuentro lleno de debates de ideas y de estrategias de acción que puedan generar una cultura de paz alternativa al imperio de la violencia que se instauró en las relaciones internacionales, sobre todo como resultado del rechazo de EE UU a someterse a las leyes internacionales y a los organismos encargado de encaminar la relaciones pacíficas entre los pueblos, en particular las Naciones Unidas.
Lo que más aterroriza en esta coyuntura es la percepción del abismo que se va profundizando entre los ideales y métodos que se imponen en la nación más poderosa de la tierra y los del «resto del mundo». Por más que el resto del mundo vea en las acciones de violencia impuestas en contra de poblaciones enteras obligadas por las armas más poderosas, la tortura y las humillaciones más brutales a convertirse en «democracias» una amenaza para toda la humanidad, la mayoría de los votantes de la potencia hegemónica apoya esos métodos y da plena libertad de acción a aquellos que amenazan la humanidad. Es importante constatar, sin embargo, la existencia de una importante oposición a estos métodos dentro de EE UU, como lo demostró una expresiva participación de intelectuales y artistas de ese país en el encuentro.
El sentimiento de impotencia que nace de esta situación amenaza con hacer regresar la humanidad a formas de relaciones sociales y humanas próximas a la barbarie. Se tiran por la ventana años y años de desarrollo civilizatorio, en los cuales se acumularon principios y métodos de diálogo y convivencia humana que se ha buscado incrementar a pesar de los límites y obstáculos interpuestos por las ambiciones de las potencias mundiales.
Frente a esta situación se hace necesario repensar el conjunto de los elementos que forman el sistema mundial y las formas de acción que permiten incidir sobre él. Es bastante claro que cabe un rol creciente a la sociedad civil, y sobre todo a los sectores de vanguardia de los movimientos sociales contemporáneos, en la generación de nuevos instrumentos de acción que permitan detener estos proceso macrosociales.
No hay duda que los medios de comunicación ocupan un lugar privilegiado en estas acciones. A ellos les cabe generar una corriente de informaciones y análisis capaces de neutralizar el imperio de la violencia en las relaciones internacionales. Sin embargo, el sentimiento dominante es muy crítico de los medios contemporáneos, por lo menos en sus formas dominantes. Son muchas las esperanzas que se deposita en las iniciativas de formas de comunicación alternativas como la internet, las televisiones comunitarias, los periódicos ligados a movimientos sociales, las formas culturales alternativas como los teatros de calle, los festivales de poesía, los espectáculos de masa, etc. Una de las resoluciones del encuentro de mayor efecto práctico es la creación de una red de redes que tendrá una coordinación a partir de los organizadores de esta iniciativa. Asimismo se apoyó con entusiasmo la propuesta de una red de televisión del sur que sostiene el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Al mismo tiempo se apoyó firmemente las iniciativas de integración regional por más limitadas que sean. En vísperas de la reunión de Ayacucho, que pone en marcha una Comunidad de Naciones Sudamericanas, se llamó la atención sobre la necesidad de convertirla en realidad desde abajo hacia arriba, con fuerte participación de los pueblos de la región. El sentimiento de una unión de inspiración bolivariana produjo una identificación muy importante con la experiencia en curso en Venezuela. Es impresionante ver como en este país se desarrollan nuevas formas de conciencia y de participación popular que se basan en un fuerte sentimiento de unidad continental y latinoamericana. Se encontró entre este colectivo tan diferenciado una tendencia muy fuerte a apoyar iniciativas como la empresa latinoamericana de petróleo que propone Venezuela y tantas otras en la misma dirección. Es sorprendente constatar la fuerza que las ideas de cooperación regional tienen a pesar de todas las dificultades históricas que estos pueblos tuvieron para poder actuar en conjunto. Uno se ve obligado a constatar que la identidad cultural del «latino», como lo dicen los estadounidenses, es una fuerza moral profunda que gana especial consistencia cuando recibe soporte estatal.
Yo sugeriría al lector no considerar esta iniciativa como una reunión más entre las muchas que se realizan en nuestros días. Vale la pena acompañar con cariño el desdoblamiento de estos primeros pasos, iniciados en realidad en México, en memorable reunión en el Polyforum Siqueiros, ese templo escultórico dedicado a la marcha ascendente de la humanidad. Parece que las fuerzas de la destrucción, de la explotación y del terror van a encontrarse cada vez más con la resistencia moral y activa de los pueblos. Ello se ve en los campos de batalla y en los embates políticos y diplomáticos, pero se manifiesta también en las iniciativas culturales que cimientan las relaciones sociales y entre los pueblos.
* Profesor titular de la Universidad Federal Fluminense, Brasil. Coordinador de la Cátedra y Red de la Unesco y de la ONU sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible. Su último libro: La teoría de la dependencia. Balance y perspectiva, Plaza y Janés, México, 2002.