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Cuadernos del Cendes

versión impresa ISSN 1012-2508

CDC vol.31 no.85 Caracas abr. 2014

 

 Mujeres, empoderamiento y transformaciones socioeconómicas y políticas. Caso municipio Valdez, estado Sucre

Luisa Bethencourt, Marianela Carrillo*

* L. Bethencourt: Economista. Doctora en Estudios del Desarrollo. Msc. Planificación del Desarrollo Social. Profesora-investigadora del Cendes –UCV. Caracas, Venezuela. Correo-e: lmbg52@gmail.com

M. Carrillo: Geografa. Msc. en Planificación del Desarrollo Urbano-Regional. Profesora-investigadora del Cendes–UCV. Caracas, Venezuela. Correo-e: manela786@gmail.com

Tal como señala Marta Lamas,

un desarrollo más equitativo y democrático del conjunto de la sociedad requiere la eliminación de los tratos discriminatorios contra cualquier grupo. En el caso específico de las mujeres, la mitad de la población, se ha vuelto una necesidad impostergable tomar en cuenta las condicionantes culturales, económicas y sociopolíticas que favorecen la discriminación femenina. Estas condicionantes no son causadas por la biología, sino por las ideas y prejuicios sociales, que están entretejidas en el género (Lamas,1996:216)1. 

Un aspecto central para una visión igualitaria de hombres y mujeres es «reconocer que la cultura introduce el sexismo, o sea la discriminación en función del sexo, mediante el género» (Ídem). Esta construcción simbólica, que en las ciencias sociales se denomina género, regula y determina la visión y la acción objetiva y subjetiva de la sociedad. Mediante el proceso de constitución del género, la sociedad elabora las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, de lo que se supone es adecuado a cada sexo.

Es por ello que, a fin de lograr una transformación en la visión y acción objetiva de hombres y mujeres en la sociedad, se requiere una transformación de las bases sociales y una «concienciación» (Freire, 2009)2 en la cual se coloque la persona en el centro de su vida para que comprenda sus circunstancias personales y el entorno social en donde vive, como una forma de desarrollar «conciencia crítica»3 y actuar conforme a ella. Por lo tanto, la concienciación, que conlleva una transformación de la conciencia personal, llevaría al empoderamiento.

Se puede concebir el empoderamiento, desde lo individual, como un proceso personal a través del cual el hombre o la mujer logran o mejoran el control sobre sus vidas o sobre los asuntos que les conciernen (Rappaport, 1984)4; o desde lo colectivo, como un proceso político en el que se garantizan los derechos humanos y la justicia social a un grupo marginado de la sociedad. Desde lo individual, según (Zimmerman, 1995, 2000)5, para concretar el empoderamiento, operan simultáneamente tres componentes (a) el intrapersonal, que inclu­ye la motivación a cambiar una situación; (b) el interactivo, que implica el conocimiento de su entorno sociopolítico y las opciones que tiene para actuar sobre él, y el desarrollo de capacidades; y (c) el conductual, que hace referencia a las acciones dirigidas directa­mente a obtener resultados.

Diversos autores han constatado en sus estudios la relación entre participación y empoderamiento individual (Por ej. Kieffer, 19846; Rappaport 19877, Longwe, 19918), afirmando que la participación ciudadana o comunitaria origina el sentimiento de valía personal y de auto-eficacia, despliega competencias y estimula conductas proactivas hacia el cambio social. La dimensión colectiva del empoderamiento se basa en el hecho de que las personas vulnerables fortalecen sus capacidades de participar y defender sus derechos cuando se articulan con unos objetivos comunes; por ejemplo, los pobladores cuando exigen la construcción o mejoras de sus viviendas, los campesinos cuando ocupan haciendas improductivas, o los vecinos cuando reclaman canalizaciones de agua en su barrio.

El empoderamiento como concepto utilizado en los estudios de género aplicado a las mujeres, surge en 1984 en la India, aunque su metodología procede de la educación popular desarrollada por Paulo Freire. La red DAWN (Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era) lo introdujo en la III Conferencia Mundial de la Mujer (Nairobi 1985) y es a partir de allí que se difunde y comienza a ser usado mundialmente por los estudios acerca del tema y por los organismos internacionales que diseñan e implementan políticas. Es una estrategia que propicia el incremento del poder de las mujeres; esto es, facilita su acceso al uso y control de los recursos materiales y simbólicos, y favorece que ganen influencia y participen en el cambio social. Esto incluye también un proceso para inducirlas a tomar conciencia de sus propios derechos, capacidades e intereses, y de cómo éstos se relacionan con los intereses de otras personas, con el fin de participar desde una posición más sólida en la toma de decisiones y estar en condiciones de influir en ellas.

Desde el enfoque feminista, el empoderamiento de las mujeres incluye tanto el cambio individual como la acción colectiva, e implica la alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género. En este sentido, Friedman, (1992)9 señala que el empoderamiento está relacionado con el acceso y control de tres tipos de poderes: a) el social, entendido como el acceso a la base de riqueza productiva; b) el político, o acceso de los individuos al proceso de toma de decisiones, sobre todo aquellas que afectan a su propio futuro; y c) el sicológico, entendido como potencialidad y capacidad individual. Por otra parte, Rowlands (1997)10 señala tres dimensiones del empoderamiento: a) la personal, como desarrollo del sentido del yo, de la confianza y la capacidad individual; b) la de las relaciones próximas, como capacidad de negociar e influir en la naturaleza de las relaciones y las decisiones, y c) la colectiva, como participación en las estructuras políticas y acción colectiva basada en la cooperación.

El empoderamiento en el contexto de las transformaciones socioeconómicas y políticas

A partir de 1999, cuando se aprueba una nueva Constitución en Venezuela, y a través del proceso que inicia Hugo Chávez en su gobierno, se produce una serie de transformaciones en el espacio socioeconómico y político del país. Y uno de los puntos culminantes se puede señalar cuando se aprueba la Ley de los Consejos Comunales en el año 2006 y sus posteriores revisiones y complementaciones. Los Consejos Comunales, cuya existencia no ha estado exenta de polémicas, han marcado los procesos de participación en los últimos años en el país y junto con sus antecesoras, las Mesas Técnicas de Agua, junto con otras organizaciones vecinales, parecen constituir una nueva forma de organización social, especialmente en localidades donde existen mayores niveles de exclusión social. De acuerdo con Vargas (2007)11  

…hombres y mujeres que integraban organizaciones basadas en lazos sociales enraizados en los vecindarios dentro de los barrios, asociaciones informales estructuradas por nexos de parentesco –consanguíneos y por adhesión– caracterizadas por relaciones sociales cara a cara, se fueron convirtiendo en espacios de acción política cuando surgió la oportunidad. Por otro lado, …la exclusión y la carencia de satisfacción de las necesidades básicas provocaron movimientos de reafirmación y solidaridad que a su vez influyeron en la aparición de formas auto-organizativas. Se trataba de organizaciones que se generaron en el proceso de apropiación de recursos para revertir las condiciones de pobreza.

En los estudios que realizamos en el Cendes en los años 80 y 9012, pudimos determinar que muchas de las acciones, que realizaban las mujeres en contra de la pobreza, eran con la intención de revertir la situación de exclusión material, como estrategias de sobrevivencia, pero no se encontraban acciones importantes y organizadas para superar su condición de género.

El proyecto

Apoyadas en las anteriores premisas teóricas y el contexto señalado, se construye y se inicia en julio del 2012 el proyecto que aquí compartimos y que se encuentra en desarrollo actualmente. Se quiso explorar si se han producido cambios relevantes en el empoderamiento femenino en el contexto de situaciones sociopolíticas y económicas que podrían propiciar el empoderamiento de poblaciones, y en especial el de las mujeres que allí habitan. Para ello escogimos una población conocida: en el Municipio Valdez, se trabajó por primera vez en 2006-2007, en un proyecto desarrollado en el Cendes denominado «Construcción de un Observatorio Urbano y Socio-territorial en el Municipio Valdez del Estado Sucre», por lo que ya se tenía conocimiento importante de este territorio y de su población. En este nuevo acercamiento se quiso determinar el nivel de empoderamiento de las mujeres que están participado de manera regular en organizaciones productivas, políticas y/o comunitarias, producidas por las transformaciones socioeconómicas y políticas ocurridas en los últimos 13 años en Venezuela, y en el contexto de un territorio impactado por la implantación de un gran proyecto de inversión como es el Proyecto Gasífero Gran Mariscal de Ayacucho (CIGMA). Para ello se propuso como pregunta orientadora:

¿Cuáles han sido los cambios que han ocurrido en la situación y condición de las mujeres que participan en organizaciones productivas, políticas y/o comunitarias del municipio Valdez?

Se exploran los cambios en el acceso a los beneficios físicos y financieros; las mejoras en sus capacidades individuales; las formas de participación en las estructuras políticas y en la acción colectiva; el acceso al proceso de toma de decisiones en el ámbito público y en su vida familiar; y la percepción que tienen ellas de sus propios cambios.

La información de campo se ha obtenido a través de informantes claves seleccionadas considerando sus características individuales, a través de una muestra intencional, de acuerdo con la matriz analítica construida con las distintas variables que se han examinado.

Inicialmente, se efectuaron varias entrevistas a sujetos claves de la localidad, acerca de los procesos sociopolíticos y económicos que vive el Municipio Valdez, como forma de actualizar información y además de recopilar nuevos datos para el trabajo de campo. Posteriormente, se han realizado entrevistas de profundidad a las informantes seleccionadas y de manera paralela se ha aplicado un instrumento para medir el empoderamiento femenino. Dicho instrumento fue diseñado, probado y utilizado en el contexto latinoamericano para medir el empoderamiento de género; denominado Instrumento de Medición de Empoderamiento en Mujeres (IMEM) y desarrollado en la Universidad Juárez, Autónoma de Tabasco, México, ha resultado altamente provechoso para nuestra investigación. El referido instrumento consta de 34 «reactivos» (afirmaciones o negaciones) de fácil lectura y reformulado por nosotras en su vocabulario y en algunas situaciones particulares para el espacio y la población hacia la que va destinada. Todos los reactivos (expresiones) se derivan directamente del marco teórico con el cual hemos trabajado.

La utilización simultánea de ambos instrumentos metodológicos (entrevistas e IMEM) ha resultado positiva y nos muestra los beneficios de mezclar herramientas metodológicas en una investigación. Las conclusiones están prontas a producirse, pero en términos generales podemos afirmar que las mujeres estudiadas del Municipio Valdez del estado Sucre tienen una visión importante de su fortaleza como género para encarar los diferentes retos a los que se enfrentan, con un buen nivel de confianza en su entorno social; es fácil ver que las relaciones familiares, especialmente con los hijos, son las que coartan de alguna manera su independencia para ir más allá en su autonomía.

Se tiene contemplado culminar este proyecto a finales de 2014.

Notas:

1 Lamas, Marta (1996). «La perspectiva de género», en Hablemos de sexualidad: lecturas, 3a ed., México, CONAPO.

2 Freire, Paulo (2009). La educación como práctica de la libertad. Traducción de Lilién Ronzoni. España, Siglo XXI editores.

3 Conciencia crítica se refiere a la comprensión de los recursos que se necesitan para alcanzar las metas (implica estar al tanto de carencias o problemas), al conocimiento sobre cómo obtener esos recursos y a saber manejarlos una vez conseguidos (Zimmerman, 1995).

4 Rappaport, Julian (1984). «Studies in empowerment: Introduction to the issue», en Julian Rappaport, Carolyn Swift & Robert Hess, eds., Studies in empowerment: Steps toward Understanding and Action, New York, Haworth Press.

5 Zimmerman, Marc y Rappaport, Julian (1998). Citizen participation, perceived control, and psychological empowerment. American Journal of Community Psychology, n° 16, pp. 725-750.

6 Kieffer, Charles (1984). «Citizen empowerment: A developmental perspective», en Julian Rappaport, Carolyn Swift & Robert Hess, eds., Studies in Empowerment: Steps toward Understanding and Action, New York, Haworth Press.

7 Rappaport, Julian (1987). «Terms of empowerment/exemplars of prevention: Toward a theory for community psychology». American Journal of Community Psychology, n° 15, pp. 121-148.

8 Longwe, Sara (1991). «Gender awareness: The missing element in the Third World development project», en Wallace y March, Changing Perceptions: Writtings on Gender and Development, Oxford, Oxfam.

9 Friedman, John (1992). Empowerment. The Politics of Alternative Development, Massachusetts, Blackwell Ed.

10 Rowlands, Jo (1997). Questioning Empowerment, Oxford, Oxfam.

11 Vargas Arenas, Iraida (2007). «Algunas ideas sobre los consejos comunales y la calidad de vida de las mujeres populares en Venezuela», Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, vol. 12, n° 29, Caracas.

12 Ver: Cariola, Cecilia, Bethencourt, Luisa y otros (1992). Sobrevivir en la pobreza: el fin de una ilusión, Caracas, Nueva Sociedad. También: Bethencourt, Luisa (1997). «Ser mujeres y esposas. La cotidianidad de las mujeres populares». Revista ALFA, año 1, no 1, Universidad de Rosario, Argentina, Cooperación en Estudios Sociales Aplicados, Red RIELESA. Y Bethencourt, Luisa (1998). Mujeres, trabajo y vida cotidiana, Caracas, Cendes.