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Terra

versión impresa ISSN 1012-7089

Terra vol.28 no.43 Caracas jun. 2012

 

Geografía de las desigualdades territoriales socio-económicas y socio-ambientales1

Geography of socio-economic and socio-environmental territorial inequalities

Daniel Benjamin Aché Aché

Daniel Aché Aché. Msc. en Análisis Espacial y Gestión del Territorio. Profesor asistente de Geografía Económica, Ambiente y Relaciones Internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES). Universidad Central de Venezuela. Profesor de Geografía General, Geografía de Venezuela y Geografía Universal en el Núcleo Palo Verde, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Caracas. Correo electrónico: danielache2@gmail.com

RESUMEN

Analizar la geografía, su abordaje de las desigualdades territoriales, la revelación de las desigualdades territoriales, socioeconómicas y socioambientales, y cómo inciden en la estructuración del territorio, es el propósito del presente trabajo. Se hace una aproximación al estudio de las desigualdades territoriales en el pensamiento geográfico, desde la geografía en la Grecia Antigua, hasta las geografías postmodernas. Se afirma que, al abordaje clásico de la desigualdad territorial desde una perspectiva socioeconómica en el territorio mundial, se le agregan nuevas visiones de manifestación de las desigualdades territoriales, como es el caso de la desigualdad socioambiental, entre otras, y su explicación es incompleta si no se complementa su análisis con el rol que tiene el capital institucional en la gestación de las desigualdades territoriales. Se concluye que las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales son una de las características inmanentes del territorio mundial y, su magnitud y extensión se han acrecentado con la incidencia de la globalización que también es desigual.

PALABRAS CLAVE: Desigualdades, territoriales, socioeconómica, socioambiental, institucional.

ABSTRACT

To analyze geography, the territorial inequalities addressing, the revelation of the socio-economic and socio-environmental inequalities, and how they affect the territory structuring, are the purposes of this paper. It is an approach to the study of territorial inequalities in the geographic thought from geography in Ancient Greece to the postmodern geography. It is stated that to the classical approach of territorial inequality from a socioeconomic perspective on the world's territory, it can be added new manifestation insights as it is the case of socio-economic and socio-environmental inequality among others, and its explanation becomes incomplete if the analysis is not complemented with the role the institutional capital plays in the territorial inequalities gestation and likewise, with a review of the phenomena that explains and justifies the global spatial relations functionality, such as territorial inequalities. It is concluded that the socio-economic and socioenviromental inequalities are some of the inherent features of world territory, its scale and range which have been increased with the uneven impact of globalization.

KEYWORDS: Territorial inequalities, socio-economic, socio-environmental, institucional.

1 Recibido: 16-01-2012. Aceptado:20-04-2012.

INTRODUCCIÓN

Si algo ha quedado claro con el desencadenamiento de la crisis económica que se inicia en 2007, y se proyecta más allá de 2012, ha sido el ensanchamiento de la brecha en las desigualdades territoriales a cualquier escala, global, nacional, regional o local. No quedan dudas que esas disparidades, cuyos orígenes se remontan a los albores de la historia de la civilización, son el resultado de relaciones inarmónicas entre los territorios, expresión de desajustes crecientes materializados en los tiempos contemporáneos en iniquidades en el intercambio comercial como consecuencia de reacomodos y relocalización de actividades industriales y servicios, cambios en patrones de uso de materia prima y combustibles, producto de la especialización flexible, división espacial del trabajo y la nueva geografía económica. Todos estos procesos han reforzado la transferencia de recursos financieros de territorios con ingentes necesidades para invertirlos en infraestructura, equipamiento, generación de empleo, saneamiento básico, incremento de la esperanza de vida y educación, entre otros, hacia territorios que tienen elevados PIB/HAB y calidad de vida, y que, en general no lo gastan y se convierten en activos financieros y depósitos bancarios. Conjugado a ello, el inmenso incremento de los precios petroleros, refuerza ese traslado de recursos de capital, porque los principales países exportadores (en especial los países árabes miembros de la OPEP), han empleado sus descomunales ingresos en incrementar sus reservas internacionales. Todo ello ha derivado en el ensanchamiento de las desigualdades territoriales, los territorios con mejores capacidades instaladas se refuerzan y aquellos territorios con menores capacidades, pierden.

Lo antes expuesto conduce a la siguiente interrogante, ¿Por qué razón las desigualdades territoriales se han convertido en una temática notoria y reiterativa? El creciente interés de organismos multilaterales por este tema, como las discusiones internacionales que precedieron la formulación de los objetivos y metas del milenio, la Cumbre Mundial de Johannesburgo de 2002, foros del Banco Mundial a propósito de la crisis de 2007, entre otros, son vivos ejemplos. Ese interés, se refleja en lo apuntado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) (2002, p. 8): La línea profunda que divide la sociedad humana entre ricos y pobres y la siempre creciente brecha entre los mundos desarrollados y en desarrollo presenta una amenaza importante a la prosperidad y estabilidad globales. Ahora bien, ¿Por qué son dañinas las desigualdades territoriales? Las desigualdades provocan disfuncionalidad en los territorios. Wilkinson y Pickett (2009), al hacer un balance de los costos de la desigualdad, enumeran una serie de enunciados sobre las consecuencias contrarias al buen funcionamiento de un determinado territorio: deteriora las relaciones sociales por caída en la confianza en la vida comunitaria y en el liderazgo político, impiden la formación de capital social, deterioran el capital institucional, la esperanza de vida es menor en territorios más desiguales, la escolaridad es menor, notable tasa de homicidios, la movilidad social es más baja, entre otros rasgos de disfuncionalidad del sistema social de un territorio. Al respecto Gorbachov (2011; parra. 7) afirma:

Además sigue habiendo una gran brecha en el mundo que separa a ricos de pobres, educados de iletrados, desarrollados y en vía de desarrollo. Si no hacemos frente a las desigualdades entre estos sectores dejaremos un terreno fértil para el crecimiento del terrorismo, el fanatismo y el crimen.

El territorio mundial es muy desigual en los aspectos socioeconómicos y socioambientales; tales desigualdades generan múltiples efectos regresivos, no sólo en la economía, sino también, en la vida de los pueblos, la convivencia pacífica y democrática, y además, aumenta la vulnerabilidad del territorio mundial ante los conflictos y las secuelas del calentamiento global. La importancia y alcances de investigaciones sobre este tópico encuentran en lo anteriormente expuesto su justificación. Por cuanto, son instrumentos teóricos que apuntan a descifrar lo pernicioso que son las desigualdades territoriales.

LA GEOGRAFÍA Y EL ABORDAJE DE LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES

Caracterizar la geografía de las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, requiere indagar sobre cómo ha sido su abordaje en la historia del pensamiento geográfico, desde la geografía de la Grecia Antigua hasta las geografías postmodernas en el siglo XXI. Por su parte, una aproximación a la geografía de las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales hace imperioso, no sólo identificar sus causas y factores de formación, intensificación o atenuación; demanda además, hacer una revisión del papel que tiene el capital institucional en la explicación de los mecanismos que rigen en el ensanche o mengua de las desigualdades territoriales. Asimismo, es forzoso indagar por qué en la geografía mundial los factores fundamentales de su ordenamiento son las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, al influjo del capital institucional, y cómo inciden en la estructuración del territorio y su disfuncionalidad.

Los inicios del saber geográfico, en la Grecia Antigua, se inauguran con la descripción del paisaje y la distribución de los lugares y sus singularidades, con el propósito de explicar la Tierra ocupada por los hombres, se entiende que esa ocupación genera desigualdades entre los lugares. Allí es posible identificar los primeros indicios sobre el interés por el estudio de este tema. En las referencias acerca de los trabajos realizados por el geógrafo Estrabón (63 a.C - 24 d.C) (1998 citado en Ortega, 2000; p. 54) se afirma que: en unos lugares se dan buenas condiciones y malas en otros, y distintas inconveniencias e incomodidades, en parte debida a la naturaleza del lugar y en parte a causa del trabajo humano. Este principio es una muestra, finamente hilvanada, del interés por abordar el estudio de la geografía a partir del análisis de las desigualdades territoriales.

El espíritu científico de la Grecia Antigua fue seguido por una larga interrupción, solo perturbada por personalidades aisladas. Es en el siglo XVII cuando ocurre un renacer del saber geográfico abanderado por Inmanuel Kant (1724-1804), cuya obra Geografía Física, marca un hito en los estudios de la Geografía. No obstante, es en el principio kantiano, referido en Holt (1992, p. 19) donde se encuentran elementos que sugieren un abordaje de las desigualdades territoriales: La geografía estudia los fenómenos que se dan en un determinado lugar. En ese lugar definido en la geografía de Kant es posible identificar su organización política, sus características sociales, y muy particularmente, como lo refiere Kant (1757 citado en Unwin 1991, p. 108): los intercambios mercantiles y vínculos entre las áreas excedentarias y deficitarias. He allí una clara preocupación por el estudio de las desigualdades territoriales.

Esa inquietud por la identificación de las desigualdades territoriales se torna más elaborada en Karl Ritter (1779-1859), quien indaga, de acuerdo a Puente y Fernández (2008, parra. 9), que en las relaciones espaciales interceden: las leyes de organización que rigen las formas espaciales y las interrelaciones entre éstas, el hombre y el desarrollo de los pueblos. Ratzel (1844-1904), décadas después, le asigna mayor significación a las desigualdades territoriales en su abordaje de la geografía política y en acentuar la imbricación existente entre Estados diferentes por la configuración desigual de los territorios. Esa configuración desigual de los territorios esta sugerida en su obra, de acuerdo a Schneider y Peyré (2006) cuando hace referencia que la conformación del territorio será a partir de las capacidades instaladas en él.

La consolidación de los estudios de economía y sociología en la segunda mitad del siglo XIX, apalancan el abordaje de la línea de investigación de los aspectos humanos en geografía, que se proyectan durante la primera mitad del siglo XX, con la irrupción del posibilismo e historicismo en esta disciplina. La geografía humana es el resultado de ese esfuerzo teórico, cuyo objetivo se enmarca en la búsqueda de las explicaciones de las desigualdades del espacio geográfico a través de la sistematización. En efecto, la geografía humana se sistematiza en un vasto campo de estudio cuyos resultados son identificar las disparidades territoriales en geografía como ecología humana (Barrows, 1923), geografía cultural (Sauer, 1931), geografía médica (Sorré, 1955), geografía económica (George, 1956), geografía de la población (Zelinsky, 1966), entre otras.

A partir de los años 1960, se suceden distintos enfoques que plantean visiones diferentes sobre el abordaje de las desigualdades territoriales. Justamente, los planteamientos de los métodos cuantitativos en geografía fueron conducentes hacia la comprensión de la geografía como una ciencia de las interrelaciones espaciales cuyo lenguaje es la geometría. Por medio de modelos matemáticos, estadísticos y la llamada física social se persigue descifrar las desigualdades territoriales. En respuesta a los enfoques cuantitativos se dirigen los esfuerzos teóricos por explicar esas desigualdades a partir del espacio vivido, propuesta incluida en la llamada geografía humanista. Concomitantemente, la geografía radical hace el planteamiento de que la sociedad está históricamente estructurada de manera desigual y es la acumulación de capital la generatriz de las desigualdades territoriales. Otro desarrollo teórico es la geografía del bienestar, como lo plantea Taylor y Clint (2002): La geografía del bienestar, que se ocupa de las desigualdades espaciales, ha constituido un área importante del desarrollo de la geografía. La teoría neoinstitucionalista se despliega en geografía como una forma particular de entender la estrecha conexión entre el capital institucional, desempeño económico, estructuración de un territorio y formación de desigualdades territoriales (véase por ejemplo, Méndez, 1997). Todas esas visiones dan paso a la geografía como producto social, en ella el espacio es concebido a partir de desigualdades por cuanto es un derivado de las relaciones sociales de producción que son por naturaleza desiguales. En geografías postmodernas, se orientan las preocupaciones teóricas, según Soja (1989), hacia la dialéctica socioespacial, donde el espacio, el conocimiento y el poder se entrecruzan, para dar paso a los espacios de representación social, las desigualdades territoriales nacen en la esfera local.

A los distintos enfoques y visiones de la Geografía desarrollados en su devenir teórico se le encuentra un denominador común: la búsqueda de las desigualdades territoriales; éste será uno de los centros de sus pesquisas.

UNA APROXIMACIÓN A LA GEOGRAFÍA DE LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES

El tema de las desigualdades territoriales socioeconómicas como abordaje de las ciencias sociales, fue emprendido sistemáticamente en la década de 1950 por economistas y sociólogos. Myrdal (1975, p. 14) enunció el tardío interés de los estudiosos de las ciencias sociales por el examen de las desigualdades económicas: Esta falta de interés entre los cultivadores de las ciencias sociales y en especial entre los economistas era un reflejo evidente de la situación política. Pero la manifestación de las desigualdades territoriales socioeconómicas, además de tener una connotación económica, social y política, es eminentemente un fenómeno de expresión geográfica. Llama la atención el hecho de que los geógrafos no afrontaran tempranamente la teoría de las desigualdades territoriales, a pesar de ser una temática de un contenido particularmente geográfico. En efecto, Méndez (1997; p. 325) reconoce que “la incorporación de esta temática a las preocupaciones de los geógrafos resultó también bastante tardía.”

Es a partir de la década de 1960, cuando los geógrafos comienzan a tratar el tema de las disparidades en el territorio. Por ejemplo, Lacoste (1959) y Keeble (1967) desarrollan estudios enfocados al tratamiento de las desigualdades territoriales como temática geográfica. Por su parte, en Latinoamérica, los geógrafos también se inclinaron por esta línea de investigación (véase, por ejemplo, Santos, 1973; Bassols, 1982; Sánchez, 1987). En Venezuela, se reflejan en estudios geográficos el abordaje de las desigualdades territoriales socioeconómicas desde esa visión (véase, por ejemplo, Delgado, 1973; Chaves, 1976); Wettstein, 1989; Trinca, 1993; Alvarado, 1993; Menéndez, 2008; Acosta, 2009).

Una personalidad geográfica de América Latina, Josué De Castro (1946), en solitario, emprendió en la década de 1940, como pionero, la teoría de las desigualdades territoriales socioeconómicas.

Actualmente, el territorio mundial tiene un ordenamiento geográfico muy desigual, como se constata, por ejemplo, en las conclusiones del Informe Sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2010; parra. 2 y 3):

La desigualdad está creciendo en todo el mundo desde hace años... Cuando se refiere a desigualdad, no sólo se habla de la diferencia de ingresos entre pobres y ricos, también hace alusión a la disparidad en el acceso a la educación, saneamiento básico y esperanza de vida de los diferentes segmentos de población.

El abordaje más frecuente, desde la década de 1950, es del ámbito socioeconómico; sin embargo, a este enfoque se le ha añadido una nueva perspectiva, que persigue engarzar el tema de las desigualdades territoriales socioeconómicas a los principios del objetivo 7 de los Objetivos Del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas, y relacionarlo, de esta manera, a factores socioambientales, como el saneamiento básico (consumo de agua potable y servicio de agua servida), aspectos cardinales que explican la creciente brecha, expresada en nuevas formas de iniquidad en el territorio mundial. De esta manera, se explica la contradicción entre hombres y territorios, como combinación de las desigualdades territoriales tanto en lo socioeconómico como en lo socioambiental. El abordaje de una, necesariamente tiene que venir acompañada de la otra.

El análisis de las desigualdades territoriales socioeconómica y socioambiental, sus causas y factores de formación, intensificación o atenuación requiere proyectar el rol que tiene el capital institucional en explicar los mecanismos que rigen el ensanchamiento o no de las disparidades territoriales, y en consecuencia, todo examen sobre desigualdades territoriales que obvie el papel que juegan las instituciones, como generatriz del proceso, es sesgado y parcial; en tal sentido, lo categórico es el desempeño de las instituciones, tal y como lo plantea Landes (2003, p. 237):

A los estudiosos de la política económica y los historiadores de la economía de izquierdas les gusta este tipo de explicaciones: piensan en términos de núcleo y periferia, el centro rico frente a sus satélites periféricos. Pero esa no es la metáfora o imagen pertinente… Lo determinante no fueron los recursos, el dinero ni la explotación extranjera. Fueron factores internos: la cultura, los valores, el sentido de la iniciativa.

REVELACIÓN DE LA GEOGRAFÍA DE LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES SOCIOECONÓMICAS Y SOCIOAMBIENTALES

Han tenido lugar en el territorio mundial, durante la última década del siglo XX y los albores del XXI, intensos y trascendentes cambios territoriales que se expresan en una acelerada competitividad de empresas y territorios. La velocidad que le imprime la incesante innovación tecnológica a esas transformaciones, está generando un ordenamiento geográfico mundial muy desigual.

A la desigualdad territorial socioeconómica en el territorio mundial se le agrega la desigualdad territorial socioambiental. Se expresan en diversas variables e indicadores. Existe una manifiesta desigualdad socioambiental en el mundo. La población mundial está abastecida con servicios de saneamiento básico de manera muy dispar. Europa posee un elevado porcentaje de la población que se encuentra con suministro de agua potable, pero hay sin embargo, al interior de Europa, territorios que padecen moderado estrés hídrico. Por su parte, en África, por contraste, el déficit de abastecimiento del servicio de agua a la población es dramático. Efectivamente, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (2003, p. 10) afirma al respecto: A mediados del presente siglo, 7.000 millones de personas en 60 países sufrirán escasez de agua, en el peor de los casos, y en el mejor se tratará de 2.000 millones de personas en 48 países. Un mapa de la distribución superficial de los impactos socioambientales del calentamiento global revelaría que, justamente los países en vías de desarrollo (rezagados o en declive), y especialmente, los más pobres, que frecuentemente dependen de cultivos de subsistencia a la merced de la precipitación y de la recolección de los recursos naturales, están subordinados a pautas climáticas, y son los más vulnerables a la devastación producida por los eventos extremos, como por ejemplo, los huracanes, deslaves, inundaciones, aumento del nivel del mar, entre otros. E incluso, aquellos episodios no extremos, como un pequeño aumento en la temperatura global. Mientras que en contraposición, en los territorios más desarrollados la vulnerabilidad es más reducida.

La explicación de las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, su persistencia, ampliación o disminución es determinante, a objeto de indagar sobre su formación. Además de la explicación que se halla en los factores socioeconómico y socioambiental, resulta importante examinar la forma en que el capital institucional condiciona el crecimiento económico, al convertirse en otro factor que va a impactar el intercambio comercial y el desempeño económico, y asignándole a los diferentes territorios, diversas capacidades que se manifiestan en dispares ritmos de crecimiento; y todo ello se erige en desigualdades territoriales. Las instituciones como factor de atraso o progreso tienen un carácter decisivo a la hora de explicar por qué los territorios crecen a tasas disímiles e incluso, se estancan o entran en declive.

La conjunción de factores de producción, socioeconómico, socioambiental e institucional generadores de desigualdad territorial pueden incidir en la disminución de ésta y, favorecer por tanto, la convergencia territorial, o en su defecto, consiguen hacerla más aguda, e inducir la divergencia territorial.

Entre 1990, año base para la comparación según los ODM, y 2015, año del primer balance, ¿ha habido en el territorio mundial un proceso de divergencia o convergencia territorial en términos de desigualdades territoriales socioeconómicas y desigualdades territoriales socioambientales? Stiglitz (2011, pár. 12) al analizar los problemas claves del desencadenamiento de la crisis económica de 2007-2012 asegura: La globalización fue uno de los factores que contribuyó a que surgiera el segundo problema clave: el aumento de la desigualdad. El mundo será sorprendido para el momento de la primera evaluación de los ODM, en 2015, con un aumento y agudización de las desigualdades territoriales; es decir, con un proceso de divergencia territorial.

No obstante, la geografía mundial expresa claramente que el factor fundamental de su ordenamiento son las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, al influjo del capital institucional como fermento o inhibidor del desempeño económico, y en consecuencia, causa del crecimiento desigual de los territorios.

LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES SOCIOECONÓMICAS Y SOCIOAMBIENTALES EN LA ESTRUCTURACIÓN DEL TERRITORIO

Las relaciones territoriales son objeto de estudio de múltiples ciencias interesadas en descifrar las diversas influencias y efectos derivados de sus connotaciones sociológicas, culturales, históricas, económicas, socioambientales, comerciales y políticas. Se agrega la Geografía como ciencia interesada en el estudio de las interrelaciones que se suceden en el espacio geográfico entre unas sociedades y territorios que interactúan y ese escenario, es el substrato de las relaciones territoriales.

Uno de los fenómenos que explica y justifica la funcionalidad de las relaciones territoriales a escala mundial es el de las desigualdades territoriales. Se expresa según George, (1983, p.11) en: disparidades en cuanto a la distribución mundial de unos recursos que son escasos, una manera desigual de distribuirlos, con excedentes y despilfarro en las sociedades desarrolladas y déficit hirientes en espacios que están dominados por los paisajes de pobreza.

De allí la estrecha conexión que se establece entre territorios, a cualquier escala, y la formación de desigualdades, por cuanto las entidades geográficas tienen capacidades dispares para el fomento de actividades productivas y la inserción de relaciones sociales de producción que tendrán una localización espacial y mantendrán flujos de interconexión de diversas índoles, así como, el desencadenamiento de procesos sociales a partir de la habilitación de espacios para la movilidad de recursos económicos, competitividad, integración veloz a los mercados de bloques geoeconómicos y aprovechar las oportunidades que ofrece la nueva economía global, también se erigen como factores que generan desigualdades. De acuerdo con Sobrino (2005, p. 126): “la economía mundial es un sistema que trabaja como una unidad en el tiempo real a escala planetaria y se caracteriza por una integración desigual a los procesos productivos.”

En nuestros días, las formas más comunes de desigualdad son de los órdenes socioeconómico y socioambiental. Las evidencias más palmarias de las desigualdades en el mundo se avizoran en las formas de organización y utilización del espacio geográfico. Ello es un factor clave para el significado, propósito y alcance del estudio de las relaciones territoriales.

Reconoce el PNUMA (2002, p. 8) que la reducción de las desigualdades socioeconómicas y socioambientales en el territorio mundial pasa por “la erradicación de la pobreza, cambio en los modelos de producción y consumo, y la protección, administración de la base de recursos naturales, prevención de las amenazas naturales y disminución de los efectos perniciosos de los desastres.

Todo ello como requerimiento esencial para el desarrollo sustentable, donde la geografía puede prestar un servicio significativo, por cuanto es su interés teórico el estudio de la distribución geográfica de los factores generadores de desigualdades, sus causas, y los mecanismos de ordenamiento para proponer la estructuración de un nuevo orden geográfico, económico, social y ambiental mundiales.

Los principios científicos y herramientas metodológicas inherentes al análisis geográfico le permiten al geógrafo examinar las desigualdades en cuanto al desarrollo económico, humano y sustentable de las distintas regiones y países del mundo, y ello le habilita para reflexionar junto a la comunidad internacional sobre la relación entre desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, y, su abordaje desde una perspectiva a partir de la geografía.

Lo trascendente de la Declaración de la Cumbre del Milenio de la Organización de Naciones Unidas (ONU) (2000) es que los Estados del mundo se comprometieron a someterse a la vigilancia, monitoreo y seguimiento de políticas públicas a través de varios sistemas de indicadores social, cultural, económico, comercio, político, tecnológico, comercio ilícito, ambiental, amenaza natural y desastres, que pueden representar fortalezas a la hora de examinar el estado de las desigualdades, y su prospectiva, puesto que para 2015 deben arrojar resultados positivos que señalen la reducción de las desigualdades socioeconómica y socioambiental. En esta investigación, se parte de la premisa, que la humanidad ya ha transitado más de tres cuartas partes del período para la primera evaluación de las metas de los ODM, y a través de formulaciones deductivas, desde una visión geográfica, el territorio mundial es, en 2012, más desigual que en 2000.

El diagnóstico de las desigualdades socioeconómicas y socioambientales nace con el propio surgimiento de la civilización, en pueblos de la antigüedad, como el sumerio, ya se evidenciaba en las tabletas la manifestación de las desigualdades en esa civilización. Al respecto, según Garay (1984, p. 71) en un documento sumerio es posible constatar la magnitud de las desigualdades: La pobreza estaba muy extendida al lado de la riqueza.

Precisamente, la desigualdad es una de las características inmanente al hombre una vez que se inició la división social del trabajo, el proceso civilizatorio. Pérgola (2006, p. 33) identifica la extensión de las desigualdades en la Edad Media al asegurar que: otorgando la razón a los que dicen que “pobres ha habido siempre”, la miseria medieval fue dura como lo fue la diferencia adquisitiva de las dos clases económicas de la época: pudientes y míseros.

Como una constatación que las desigualdades ha acompañado al hombre en su transcurrir desde la más remota antigüedad hasta los tiempos contemporáneos, Amin (2006, p. 95) afirma que: la desigualdad en el desarrollo de las sociedades es una constante histórica.

Prácticamente, toda la historia de la humanidad ha estado marcada por la existencia palmaria de las desigualdades socioeconómicas y socioambientales. En todos los modos de producción por los cuales ha transitado la historia de la humanidad, la desigualdad es el denominador común definitorio de la forma como se manifiestan los sistemas económico y social en la estructuración de los territorios. El crecimiento económico está disociado del desarrollo social, se efectúa a expensas de un sector nada desdeñable de la sociedad. Esta premisa se evidencia en Marx (1999, p. 18) al reconocer que: toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clases. Identifica así, al fenómeno de las desigualdades como un hecho que explica el avance de los distintos modos de producción o sistemas económicos.

Sin embargo, las desigualdades se expresan como una de las manifestaciones más tangibles del siglo XXI, por cuanto el rol de las telecomunicaciones ha propagado de manera más rápida y eficiente las características socioeconómicas y socioambientales del territorio mundial, donde se destacan las desigualdades como un fenómeno inherente al ser humano. El siglo XXI se inicia con una enorme brecha económica y social, entre países desarrollados y países en vía de desarrollo (bien sea en ascenso, rezagados o en declive). Amin (2006, p. 95) asegura que” la polarización se convierte en el producto inmanente de la expansión mundial de un sistema que, por primera vez en la historia, integra en una misma lógica económica, al conjunto de los pueblos del planeta.” Es decir, que la desigualdad se ha mundializado, no sólo en sus manifestaciones nacionales en cada país, región, ciudad o localidad, sino que es la característica fundamental del territorio mundial.

CONCLUSIÓN

A los distintos enfoques y visiones de la geografía desarrollados en su devenir teórico, desde la geografía en la Grecia Antigua hasta las geografías postmodernas, se encuentra un denominador común: la búsqueda de las desigualdades territoriales, esa línea de investigación es el centro de las pesquisas en geografía.

El abordaje más frecuente, desde la década de 1950, de las desigualdades territoriales, es del ámbito socioeconómico. Sin embargo, a este enfoque se le ha añadido una nueva perspectiva, que persigue articular el tema de las desigualdades territoriales socioeconómicas a los principios del objetivo 7 de las metas de los ODM, y relacionarlo, de esta manera, a factores socioambientales, como el saneamiento básico.

El análisis de las desigualdades territoriales socioeconómicas y socioambientales, sus causas y factores de formación, intensificación o atenuación, requiere hacer una pesquisa del rol que tiene el capital institucional en la explicación de los mecanismos que rigen en el ensanchamiento o no de las desigualdades territoriales. Hay una vinculación efectiva

El mundo será sorprendido para el momento de la primera evaluación de los ODM, en 2015, con un aumento y agudización de las desigualdades territoriales.

El siglo XXI se inicia con una enorme brecha económica y social, la desigualdad no sólo se ha mundializado, sino que es la característica fundamental del territorio mundial, magnificada por la inserción de la globalización, que también es desigual.

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