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Espacio Abierto. Cuaderno Venezolano de Sociología

versión impresa ISSN 1315-0006versión On-line ISSN 2477-9601

ESPACIO ABIERTO vol.31 no.3 Maracaibo set. 2022  Epub 28-Sep-2022

 

Semestre

El trabajo de campo en la investigación social en tiempos de pandemia

Fieldwork in social research in times of pandemic

Eduardo Andrés Sandoval Forero1 
http://orcid.org/0000-0003-1659-7588

1Universidad Nacional del Estado de México. Toluca. México E-mail: forerosandoval@gmail.com


Resumen

El trabajo de investigación de campo en su generalidad corresponde a una fase determinante del proceso de conocimiento directo de actores sociales y de sus dinámicas colectivas que suelen estar permeadas por convivencia armónica, problemas, conflictos, contradicciones y, en algunos casos, por agresiones y violencias culturales, psicológicas, de género y simbólicas. En cualquier situación, la y el investigador que se adentra al campo para realizar etnografía o para hacer trabajo de campo con el empleo de diversas técnicas e instrumentos de observación y de recolección de información, se enfrenta a realidades muy complejas como las de la pandemia mundial de Covid-19 que ha modificado la vida personal, familiar, social, comunitaria y pública, así como la relación directa con los actores sociales y los espacios de investigación. En este sentido, el artículo aporta a la construcción del conocimiento sobre el trabajo de campo a partir de la pregunta ¿cómo podemos investigar la realidad social en tiempos de pandemia? La metodología consistió en la sistematización de experiencias del trabajo de campo en posgrados de México de 2020 a 2021. Se concluye que es necesario replantear los proyectos, metodologías, técnicas e instrumentos de investigación ortodoxos priorizando la emergente indagación social online.

Palabras clave: Investigación social; trabajo de campo online; pandemia Covid-19; investigación online; ciber antropología

Abstract

Field research work in general corresponds to a determining phase of the process of direct knowledge of social actors and their collective dynamics that are usually permeated by harmonious coexistence, problems, conflicts, contradictions and, in some cases, by cultural, psychological, gender, and symbolic aggression and violence. In any situation, the researcher who enters the field to carry out ethnography or to do fieldwork with the use of various techniques and instruments of observation and data collection, faces very complex realities such as those of the global pandemic of Covid-19 that has modified personal, family, social, community and public life, as well as the direct relationship with social actors and research spaces. In this sense, the article contributes to the construction of knowledge about fieldwork based on the question: How can we investigate social reality in times of pandemic? The methodology consisted of the systematization of fieldwork experiences in postgraduate courses in Mexico from 2020 to 2021. It is concluded that it is necessary to rethink orthodox research projects, methodologies, techniques and instruments, prioritizing the emerging online social inquiry.

Keywords: Social research; online fieldwork; Covid-19 pandemic; online research; cyber anthropology

Introducción

Es menester comenzar diciendo que cada disciplina social, humana y educativa tiene su particular percepción, objetivos, formas, ritmos e intensidades de realizar el trabajo de campo. Para los antropólogos sociales, por ejemplo, el método de investigación etnográfico tiene su base en la experiencia de campo que tiene que ver con la vivencia prolongada donde la observación participante es la técnica privilegiada, la que permite “conocer al otro”, “vincularse con la comunidad”, acceder a información y conocimiento de profundidad para posteriormente elaborar el texto etnográfico con “descripciones y análisis densos”, como lo argumenta Clifford Geertz (1987).

Para la antropología social la experiencia e investigación de campo es obligatoria. El antropólogo o etnográfo centra su indagación en la cultura conviviendo largas temporadas en la comunidad rural o urbana, teniendo como ejemplo a clásicos de la investigación de campo como Bronislaw Malinowski (2000) con su extenso Trabajo de campo sobre el Sistema sociocultural del Kula entre los indígenas de la Nueva Guinea melanésica; Evan Evans-Pritchard en África; y Oscar Lewis con sus estudios de la migración y la pobreza en México. En Nuestra América abundan experiencias de trabajo de campo desde enfoques coloniales, y quizás desde el presente siglo XXI emergen las labores de investigación decoloniales y desde otras perspectivas críticas; desafortunadamente, unas y otras, con escasa sistematización.

Un ejemplo opuesto al trabajo de campo profundo, intenso y de vinculación por periodos largos que se hace en la antropología, es lo que realizan en otras disciplinas al ir a una localidad o comunidad un par de horas y aplicar una encuesta. En otros casos dicen hacer trabajo de campo cuando van de paseo o excursión a un sitio, comunidad, localidad, barrio, ciudad, toman un par de fotos y regresan a contar lo que les pareció exótico o fuera de su normalidad.

Teniendo en cuenta que mi punto de partida es el de considerar que el trabajo de campo es determinante para la formación del investigador social en el proceso en que establece una relación inter-cultural con los actores sociales y con la aplicación de diversas técnicas para conocer y obtener información que será la base para la construcción de los datos cualitativos que servirán para elaborar etnografías, realizar investigación acción intercultural junto con los sujetos sociales, realizar descripciones densas e interpretaciones analíticas y teóricas fundamentadas en sentido crítico, voy a exponer mi perspectiva sobre los cambios y adaptaciones que sugiero realizar en las condiciones de distanciamiento social impuestas por la pandemia. En esencia pretendo responder: ¿Cómo investigar en tiempos de pandemia?

El contexto social durante la pandemia

Recordemos que en el mes de abril de 2009 se presentó la pandemia de gripe AH1N1. En México dejamos de saludar de mano, abrazarnos, estornudar abiertamente, de tener contacto físico por el miedo de contagiarnos, y los que pudimos encerrarnos en casa lo hicimos por 2 o tres semanas. A diez años de esa pandemia, una nueva amenaza llegó a México con el covid-19, al igual que a todos los países del mundo. El primer caso confirmado de covid-19 por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en México se reportó en conferencia en Palacio Nacional públicamente el 28 de febrero de 2020. El caso corresponde a un hombre que viajó del norte de Italia a la ciudad de México. Es decir, que el primer caso se presentó dos meses después de que China informara sobre el virus en Wuhan y un mes después de que la Organización Mundial de la Salud declarara Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional por el brote del coronavirus.

De acuerdo con los datos oficiales del Gobierno de México, para el 15 de junio de 2022 las defunciones estimadas a nivel nacional ascendían a 339,282 personas, 43,184 casos activos y 6,121,278 positivos (https://datos.covid-19.conacyt.mx). La realidad de las muertes por covid-19, el colapso del sistema sanitario para atender a la población contagiada, la gravedad de los enfermos hospitalizados o en casa, el cierre y quiebra de empresas y comercios grandes, medianos y pequeños, el desempleo, el cierre del sistema educativo, el encierro en casa, departamentos o cuartos con sus correspondientes preocupaciones, angustias, estrés, incertidumbre, la presencia en muchos casos de intolerancias familiares, indiferencias, agresiones y hasta violencias directas, conllevó entre muchas otras situaciones al aislamiento físico con la sociedad, con las y los compañeros de trabajo.

En los países periféricos, y en México en particular, la devastación de la pandemia evidenció claramente la colonialidad del poder que históricamente le ha negado a la población el derecho a la salud, empleo, educación, vivienda, alimentación y salario justo para vivir dignamente y estar en condiciones de afrontar los embates de la naturaleza. Una de las injusticias del sistema capitalista/colonial/moderno se manifiesta en la escasa inversión pública del Estado en el sistema de atención a la salud-enfermedad y en la protección social de la mayoría de la población, desnudando también la extrema desigualdad socio-económica, la concentración de la riqueza en unas pocas familias y la profundización de la pobreza en por lo menos la mitad de la población.

Muchos investigadores sociales también enfermaron; otros, infortunadamente, murieron. El drama no tiene parangón en la historia reciente de México y en el mundo, tanto en la dimensión de la salud como en el quiebre de la economía del país y de las familias, el incremento exponencial del desempleo, la desestructuración social, el acrecentamiento de la pobreza y la miseria para amplios sectores de la población, empleos mal remunerados y precarizados por la ampliación y profundización de la explotación de la fuerza de trabajo.

A pesar de la catástrofe humana, el sistema capitalista continúa su marcha, muta a nuevas condiciones, y algunos sectores, como el farmacéutico, se fortalecen aprovechando la pandemia, pues un virus no destruye un sistema productivo-financiero: eso es producto de las revoluciones sociales, no de las pandemias. Con estas condiciones donde se acrecienta la violencia estructural y donde la paz integral con justicia social se encuentra severamente debilitada, la investigación social con base en el trabajo de campo entra en “parálisis”, la distancia social presencial queda suspendida, los actores sociales y los investigadores son obligados al confinamiento. ¿Qué hacer con las investigaciones que las y los estudiantes de doctorado estaban realizando cuando llegó la pandemia? Esta tarea fue la que encomendaron en un seminario de un Doctorado en Ciencias Sociales, de eso se trata el siguiente apartado.

¿Qué hacer con el trabajo de campo en pandemia?

Voy a exponer unas ideas en torno a lo que es el trabajo de campo en la condición en que ahora nos encontramos. Lo primero que quiero comentar es que el trabajo de campo en este tiempo de la pandemia nos lleva a unos cambios muy profundos de la investigación en general, y en específico en el trabajo de campo. No es la primera vez que esto sucede en varias partes del mundo, particularmente en México; ya había mencionado la presencia del virus AH1N1 en 2009. También otra de las condiciones que han forzado y modificado la labor de investigación de campo en México tiene que ver con la violencia directa que impide que en muchas zonas extensas, regiones y municipios del país no se pueda ir al escenario, al contacto directo debido a la presencia y control que ejercen los grupos violentos; entonces no es una situación muy reciente: es algo que ya se había venido presentando, pero ahora con una dimensión mucho más fuerte, más grave, que tiene que ver con la pandemia del covid-19. Si tenemos en cuenta la variable pandemia y le sumamos el control de los violentos, tendríamos, por decirlo con optimismo, escasas posibilidades de ir a muchas geografías a realizar indagación de campo.

Inicio con dos preguntas: ¿Para qué se hace trabajo de campo? ¿En qué consiste el trabajo de campo en la actualidad? No pretendo discutir ni objetar el trabajo de campo con el que se inició la antropología clásica caracterizado por largos e intensos periodos de convivencia en una comunidad donde el antropólogo, etnógrafo o etnólogo se “integraba” para conocer la cultura y la organización social acompañado de una libreta y un diario de campo con la técnica de “observación participante” y con la selección de “informantes claves” para después organizar todo lo anotado y proceder a realizar descripciones densas o etnografías (Geertz, 2003; Richard, 1971; Velasco y Díaz, 2013; Williams, 1974; Guber, 2004).

En la investigación educativa, política, sobre la sustentabilidad, el desarrollo social, los desarrollos, los conflictos, las violencias, las paces o cualquier tipo de investigación social, delimitamos nuestro tema y problemática de investigación definiendo los sujetos sociales y, en ciertos casos, los objetos de estudio en tiempos y lugares específicos. De la relación establecida entre nuestro posicionamiento epistémico y la delimitación de lo que voy a investigar, determino mis preguntas de investigación (en algunos casos hipótesis) y establezco la metodología con que voy a realizar el estudio. Métodos, técnicas e instrumentos son componentes importantes para la investigación social directa, tienen relación estrecha con el trabajo de campo, por lo que tenemos que precisar en qué consiste ese trabajo de campo.

Insisto en que el trabajo de campo es muy importante para conocer de forma directa las realidades, interactuar con los actores sociales, conocer las percepciones y voces de sus procesos y dinámicas sociales, económicas, laborales, políticas, culturales, aprender de sus saberes y conocimientos. Es decir, que el trabajo de campo se constituye en todo un proceso formativo para el estudiante y el investigador.

Tengamos en cuenta que cada disciplina define, piensa y realiza la relación directa con su problema de investigación de manera diferente, con variantes, y a toda esa generalidad se le llama trabajo de campo. Es decir, que esta actividad investigativa unifica la relación directa del investigador con la realidad, con los sujetos sociales y con su formación durante todo el proceso de la investigación que puede concretarse posteriormente en reportes, artículos científicos, capítulos de libros, tesis de grado o libros.

¿En qué consiste el trabajo de campo? El trabajo de campo es ir a donde están los hechos, donde está la población, donde está la realidad, donde están las personas y sus vivencias, la comunidad educativa, los pueblos y comunidades indígenas o campesinas, los obreros, los burócratas, los movimientos sociales, donde están esos proyectos o megaproyectos de desarrollo y sus realidades para conocerlos, para observar, anotar y registrar esa realidad con la cual nosotros establecemos contacto directo. Pero de manera muy importante, para relacionarnos directamente con los actores sociales, escucharlos, dialogar con ellos, entrevistarlos, aprender de ellos y de las percepciones que tienen de sus problemas, conflictos, procesos y dinámicas en todos los aspectos de sus vidas personales, familiares y sociales.

Vale la pena mencionar que en la década de los ochenta del siglo XX surge una vertiente de la etnografía en los países anglosajones con propuestas en el método, la escritura y presentación de los resultados, denominada “autoetnografía” (Arriazu, 2007; Ellis, 2008-2009; Feliu, 2007), aplicada al estudio de grupos sociales a los que pertenece el investigador. Seguramente, con la pandemia del covid-19 se exploró y acrecentó este método en NuestrAmérica, pues de entrada podemos pensar en la importancia de los estudios autoetnográficos del grupo familiar, así como también de autoetnografías online.

El trabajo de campo radica entonces en relacionarnos directamente con los actores sociales. En esta perspectiva se trata de dar prioridad a los sujetos sociales sobre los objetos, es decir, desde mi punto de vista, no hay objetos de investigación sin sujetos, entonces es esa relación directa con los actores sociales y con los objetos de estudio mediante la cual conocemos los hechos, los aconteceres, la compleja realidad. Es por ello que la investigación novedosa, básica y de frontera requiere del trabajo de campo, de frente a la realidad, para que la o el investigador, en ese contacto directo, vea lo que otros no han visto, conozca lo que otros no conocieron, escuche otras percepciones y subjetividades de los actores sociales.

El trabajo de campo es una de las fases más importantes que se presenta en la investigación, y ese arte de hacer trabajo de campo tiene la exigencia de estar presente en la escena de los acontecimientos, lo cual otorga a la o el investigador relaciones sociales, eso que en antropología llaman la “relación con el otro”, con los otros y otras. Si nuestra perspectiva epistemológica es de pensamiento crítico decolonial, estamos hablando entonces de metodologías horizontales de investigación que se concretan en parte con el diálogo de saberes entre los actores sociales y las o los investigadores, priorizando las técnicas dialógicas, narrativas, participativas y flexibles. Con estas relaciones horizontales las y los investigadores estamos también superando prejuicios etnocéntricos y eurocéntricos de considerar que portamos el único saber, la supremacía de la ciencia y que somos sabios del conocimiento.

Las relaciones de tipo horizontal entre el investigador y los actores sociales son relaciones igualitarias, y por ende hay un intercambio de información confiable entre el investigador y el escenario en el que se realiza la investigación, y eso tiene que ver con un aspecto importante del trabajo de campo que es la obligatoria empatía que se tiene que generar y la confianza adquirida que se debe forjar con la comunidad, el grupo social, etc. Entonces, cuando hablamos de empatía y confianza en el trabajo de campo, tenemos que pensar el tiempo que ello requiere, en las estancias, en el convivir y el compartir.

Tenemos que sopesar muy bien los tiempos del trabajo de campo en las actuales condiciones donde la institucionalidad exige productos a granel, la tesis urge, el financiamiento está condicionado a temporalidades cortas con resultados casi inmediatos y se impone la investigación exprés. En estas condiciones, el trabajo de campo clásico e incluso contemporáneo con estancias prolongadas presenciales para investigar la “otredad”, en relación intercultural simétrica o asimétrica, presenta sus bemoles.

Todavía en varias universidades de países del mundo “desarrollado”, a los doctorantes de antropología y de sociología relacionados con lo indígena, lo rural y cultural, los obligaban a estar por lo menos uno o dos años en comunidades fuera de su país, con el propósito de que el o la investigadora se relacionara y aprehendiera otro sistema cultural, lo cual exige realizar estancias largas y profundas en las que se sumerge el investigador en ese amplio, profundo y prolongado trabajo de campo, integrándose a la comunidad, observando y participando de manera cotidiana. En las universidades públicas de México donde se forman antropólogos y sociólogos en estos campos de estudio, ya no les financian las prácticas de campo; cada vez son más recortados los presupuestos, afectando el conjunto de la educación y en particular las prácticas de campo.

Independientemente del periodo del trabajo de campo, la información primaria obtenida de manera directa se organiza, clasifica y se codifica para hacer análisis y construir los datos, los cuales son la base de la creación fundamentada de las categorías propias y, en otros casos, de las categorías preestablecidas o prestadas de otras investigaciones o teorías. Es decir, que en el trabajo de campo registramos información que al ser analizada otorgándole sentido y significados, permite la construcción del dato, de los datos de la investigación.

Considero importante señalar que dependiendo de nuestro posicionamiento epistémico y de los objetivos y preguntas de investigación, determinamos el o los métodos, las técnicas e instrumentos para la recolección de información en campo, así como también para la clasificación, análisis e interpretación de esa información, de los conocimientos que entran y se elaboran posteriormente en una dimensión analítica y en una dimensión teórica. Entonces el trabajo de campo queda elevado a un rango, a una construcción teórica.

En perspectivas críticas de transformación, el trabajo de campo se realiza con procesos de intervención social, con investigación acción participativa, con interculturalidad crítica, con acción decolonial y otras más. Pero en cualquier caso la información conseguida en campo sirve para describir realidades, analizarlas, explicarlas e interpretarlas. La información de campo es la base para elaborar construcciones categoriales, conceptuales y teóricas realmente novedosas; de eso es de lo que se trata en los posgrados que tienen como propósito formar “investigadores de alto nivel”.

Sintetizando lo hasta ahora planteado, el trabajo de campo consiste en una relación directa con la comunidad, con los actores sociales. Entonces surge un problema en tiempos de esta pandemia al no poder ir a las comunidades ni rurales ni urbanas, ni a la tienda de la esquina a ponernos a dialogar de manera amplia y utilizar las diversas técnicas de investigación. ¿Cómo seguir investigando desde el confinamiento?, ¿A través de qué se va a investigar?

Escenarios para el trabajo de campo

Los escenarios posibles del trabajo de campo en la tesis de los estudiantes de posgrado en tiempos de pandemia son: a) haber terminado el trabajo de campo, b) estar avanzados en el trabajo de campo, c) estar a “mitad” de la indagación de campo, d) estar iniciando el trabajo de campo, y e) no haber iniciado el trabajo de campo. La agresividad y consecuencias de la pandemia imposibilitan iniciar, adelantar, desarrollar o cerrar el trabajo de campo de manera directa, presencial, cara a cara. La salud y la vida de la población y de los investigadores no puede ser puesta en riesgo, las mismas comunidades han entrado en confinamiento y suspendido el ingreso de los de fuera.

Esta circunstancia obliga a tener que replantear el diseño de investigación y/o las estrategias de trabajo de campo, dependiendo de cada uno de los escenarios anotados en el párrafo anterior, de manera que se pueda continuar y finalizar en los mejores términos posibles la investigación, y en otros casos, proponer otros proyectos que sean factibles de realizar en pandemia.

Investigación social y trabajo de campo online

El reto consiste en cómo continuar investigando en confinamiento si no se ha realizado o culminado el trabajo de campo. Emerge entonces la investigación en línea de lo social, lo educativo, los desarrollos, lo sustentable, o de las sustentabilidades, los conflictos, las violencias, las paces, procesos políticos, por ejemplo. Algo obligado que toma intensidad en el confinamiento, donde la forma determinante es el trabajo de gabinete, sin salir de casa.

La investigación online lleva más de treinta años que se viene realizando. Uno de los métodos utilizados es la etnografía virtual, que también se nombra ciber etnografía, etnografía online o ciber antropología. Otra incursión es la sociología online, o ciber sociología, como método de investigación y la obligatoria necesidad de la construcción de una metodología virtual para el estudio de cada caso en particular, y ello tiene que ver con la propuesta en concreto de cómo entender y diseñar el trabajo de campo online.

En párrafos anteriores afirmé que el trabajo de campo convencional se hace directamente en el terreno, cara a cara, en relación directa con los sujetos sociales, para observar, participar, convivir, en algunos casos para coparticipar en la acción transformadora, para recoger información primaria que sirva para la construcción de los datos que serán analizados e interpretados. En el trabajo de campo en línea el territorio es el ciberespacio, que en determinados momentos se desplaza a geografías con presencia de actores sociales que constituyen las interacciones interpersonales y colectivas que se presentan en el ciberespacio, mediadas por el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el contexto de la llamada Sociedad de la Información (SI).

Las interacciones sociales son uno de los focos importantes de la observación online, que puede también ser de participación de la o del investigador. En estos intercambios virtuales se manifiestan no solo la relación de los usuarios y las tecnologías utilizadas, sino primordialmente nuevas dimensiones culturales, otras destrezas y conocimientos que Martín Hopenhayn denominó “culturas virtuales”, que tiene que ver con:

“… cambios en las prácticas comunicativas, por efecto de medios interactivos a distancia, que modifican la sensibilidad de los sujetos, sus formas de comprensión del mundo, la relación con los otros, la percepción del espacio y el tiempo, y las categorías para aprehender el entorno. La profundidad y extensión de estos cambios es incierta, pero insoslayable” (Hopenhayn, 2003:17).

El Internet no sólo es un artefacto, un producto cultural, es también una red donde se exponen pensamientos, prácticas y procesos culturales donde confluyen personas, tiempos, espacios, tecnologías y diversidad de intereses e identidades virtuales que pueden permanecer y diluirse en periodos establecidos e imprevistos. La relación con otras personas, grupos, colectivos o movimientos, podemos tenerlas en el llamado tiempo real, de manera sincrónica y muchas otras en forma asincrónica. Las dos son de utilidad para la investigación y pueden ser grabadas para su reiterada observancia. El acceso a estas líneas, por ejemplo, es posible debido al Internet que se acompaña del espectro digital y se puede acceder en diferentes tiempos, lugares o descargas.

El trabajo de campo virtual presenta muchas ventajas y desventajas con relación al presencial, pero en los tiempos del auge de la virtualidad también tenemos muchas interacciones sociales que están determinadas y mediadas por el ciberespacio. Otras comparten la realidad con la virtualidad por lo que la investigación hoy en día nos obliga a trabajar de manera muy directa con sujetos sociales virtualizados y con toda la información teórica, metodológica y analítica susceptible de ser empleada en estos estudios.

El trabajo de campo en línea se realiza para establecer una comunicación virtual interactiva de la o el investigador con los actores sociales, para conocer sus percepciones, subjetividades y acciones manifestadas en la virtualidad. También para recoger información, para realizar entrevistas, para tomar fotografías, paisajes, diagramas, dibujos, videos, discursos, sonidos, comunicación verbal, escrita, simbólica y kinésica.

Toda esta información tendrá que ser analizada, interpretada, teorizada, para lo cual considero pertinente utilizar los métodos de investigación en perspectiva decolonial de la etnografía crítica, la Investigación Acción Intercultural, la teoría fundamentada o anclada, análisis crítico del discurso, de las narrativas o de contenido y el análisis de redes sociales. Dependiendo de cada proyecto de investigación se utiliza un método o el multimétodo. FitzGerald y Jane Mills (2022), por ejemplo, argumentan la importancia que tiene la observación etnográfica en la investigación de la teoría fundamentada.

Estos métodos de investigación y el trabajo de campo a distancia se dirigen a examinar la información, la comunicación y la acción de los sujetos sociales, como por ejemplo, en el aula, la escuela, los movimientos sociales, políticos, religiosos, desarrollo social, comunitario, territorial, humano, sostenible, sustentable, proyectos, megaproyectos, educación ambiental, extractivismo, turismo social, soberanía alimentaria, sustentabilidad, ecoturismo, entre muchos otros.

Estamos experimentando un cambio muy radical en la investigación, y en particular en el trabajo de campo. No podemos ir a ningún lado y además el investigador que lo quiera hacer va a tener en este momento también el rechazo o la barrera de la no aceptación en las comunidades a donde pretenda ir. Las comunidades campesinas, indígenas, pueblos, colonias y barrios en las ciudades, en su mayoría, cerraron la posibilidad de entrada de gente externa a sus territorios. Entonces estamos obligados a girar a la utilización de métodos de investigación de trabajo de campo a distancia, online.

En estas indagaciones, el territorio, el espacio físico y el espacio social de la investigación se redimensionan, se desterritorializan en el espacio virtual en ciertas condiciones y en otras se reterritorializan tomando relevancia la información y la comunicación mediada por las Tecnologías de Información y Comunicación en el ciberespacio. Entonces la metodología virtual y sus diversas técnicas sirven para estudiar aspectos sociales, humanos, políticos, económicos y culturales en sus complejidades reales y virtuales.

Variadas son las técnicas e instrumentos que podemos utilizar en la investigación online: entre ellas la observación, observación participante, observación dirigida, entrevistas etnográficas, entrevistas abiertas, a profundidad, individuales o grupales en línea, grupos de discusión, conversatorios, panel de expertos, foros de discusión multimedia (Arriazu, 2007), historia oral, historia de vida, testimonios, genealogías, familogramas, fotografía etnográfica, video documental, video etnográfico, cuestionarios, cédulas, encuestas en línea, diario de campo y grabaciones.

Dependiendo de nuestras preguntas de investigación y de los objetivos establecidos en el proyecto, planificamos lo que denomino ciber observación de campo, determinamos los escenarios, los tiempos, el tipo de observación, las técnicas, los instrumentos de recolección de información y los instrumentos de apoyo. ¿Qué es lo que uno observa en primera instancia? Lugares, paisajes, procesos, dinámicas, narrativas, escritos, relatos, objetos de estudio donde se intenta mirar desde adentro del proceso, eso es lo que se busca con esta ciber observación primaria.

Otras técnicas que podemos utilizar en el trabajo de campo virtual con propósitos de obtención de información cuantitativa son las encuestas en línea. Lo más conveniente en este tipo de investigación es utilizar software especializado para el análisis cualitativo y cuantitativo. Para el uso de técnicas e instrumentos como el diario de campo, la bitácora, las guías de observación, la libreta de campo, cuestionarios, guías etnográficas, es pertinente utilizar software especializado que nos ayude a organizar y clasificar la información de manera muy puntual. La mayoría del software cualitativo permite hacer seguimiento, clasificación y procesamiento de información de redes sociales, análisis reticular del discurso, chats, blogs y Messenger. Con estos softwares no necesitamos hacer traspasos ni traducciones, vamos directo al audio, al video, escrito, fotografía, fotograma y nos inducen a la clasificación, codificación, análisis, categorización, conceptualización y teorización a partir de nuestras fuentes primarias complementadas con las fuentes secundarias como la información cuantitativa, documentos públicos, archivos, publicaciones científicas, artículos, capítulos, libros, revistas, congresos, ponencias y seminarios.

Estos softwares son instrumentos muy potentes para realizar análisis cualitativo de la información obtenida en el trabajo de campo, pues permiten hacer búsquedas avanzadas de texto, elaborar citas o fragmentos importantes de texto, crear diferentes tipos de códigos, realizar codificación propia, construir categorías de investigación, utilizar o redimensionar categorías preestablecidas o prestadas de otras investigaciones, realizar anotaciones y memorandos que son escritos analíticos y teóricos muy relevantes para lo que es la cimentación teórica, construir conceptos propios, generar teoría propia, rompiendo con la repetición y calca de conceptos, de categorías y de teoría existente muchas veces mal interpretadas y erróneamente replicadas.

Con estos instrumentos de apoyo a la investigación cualitativa podemos hacer representaciones gráficas de lo estudiado, mapas conceptuales analíticos y teóricos, nube de palabras clave y redes semánticas de códigos y categorías. También estos softwares permiten un trabajo de investigación colectiva muy importante, simultáneo, de varios equipos de trabajo dentro de un país o a nivel mundial. Muchas investigaciones se hacen así, por ejemplo, las Redes de Investigación Nacionales e Internacionales con su trabajo colaborativo, simultáneo online con varias universidades e institutos de investigación.

Es importante tener en cuenta que cada investigación adapta técnicas e instrumentos de recolección e interacción en campo virtual, por lo que su fundamentación es una información obligatoria para validar la investigación social online.

En la investigación se nos presentan algunos inconvenientes que debemos sortear de la mejor manera posible. ¿Tenemos problemas en el trabajo online? Por supuesto que sí, por ejemplo, los diferentes tipos de observación los realizamos desde otras miradas, otros ángulos que tenemos que aprender a codificar y decodificar, pues es muy diferente tener una relación personalizada con los actores sociales en el territorio real a tener la interacción y comunicación en territorios virtuales donde las técnicas de observación están mediadas por las Tecnologías de Información y Comunicación en el ciberespacio, tenemos una ruptura de la relación social personalizada. Es lo que tenemos en la pandemia de manera general, un aislamiento social, tenemos una parcialización de las relaciones con los actores sociales.

¿Por qué tenemos una parcialización? Porque no lo podemos hacer de manera amplia y general con toda la comunidad, con todas las personas que nosotros queremos. Hay un sesgo con los sujetos sociales, que podemos llamar los ciber actores sociales: no todos están en ello, son pocos los que están, muchas comunidades no los tendrán. Tenemos limitados a esos actores ciber, bastante limitados. Se pierde buena parte del lenguaje kinésico, que también es algo muy importante para observar y registrar en la investigación de campo; aquí se pierde la mayor parte de la comunicación corporal y visual. Esos son los inconvenientes que se presentan.

También tenemos otras conveniencias del trabajo de campo online, otros beneficios que tienen que ver con el acceso a la red. Estoy hablando de investigadores que tienen el acceso a internet en casa, oficina, ciber, tienen acceso rápido a las narrativas orales y visuales que no requieren ser transcritas, es una gran ventaja no tener que hacer ese trabajo prolongado de estar transcribiendo. Otro ejemplo de conveniencia son los foros y grupos de discusión, los conversatorios que son de gran utilidad para el análisis de lo que piensan y dicen los actores sociales en sus dimensiones virtuales y reales.

Otro ejemplo de conveniencia de métodos y técnicas empleadas en la investigación online es el discurso que obtenemos con las diferentes técnicas que utilizamos para conocer la subjetividad y la racionalidad de los sujetos sociales. Además de la facilidad, rapidez y poco tiempo empleado para clasificar los discursos de los conflictos, las paces, los movimientos asociativos, el desarrollo social, la sustentabilidad, los desarrollos otros, la organización y lucha social contra los megaproyectos, la sustentabilidad, etc., la utilización de software especializado para análisis cualitativo permite realizar a profundidad análisis crítico del discurso.

Conclusiones

La pandemia de Covid-19 obligó a la mayoría de la humanidad a entrar en un confinamiento durante los años 2020 y 2021, generando nuevas condiciones de vida, de atención a la salud y enfermedad, de ruptura de las relaciones sociales, de formas diferentes de trabajo en casa y en línea, de modificación profunda de la cotidianeidad personal, familiar, laboral, social, política y cultural. Los investigadores sociales también modificaron sus vidas, su cotidianeidad, sus perspectivas del trabajo de investigación en campo, suspendieron la relación con los actores sociales en sus espacios, geografías y territorios. Muchos suspendieron sus investigaciones, otros cambiaron sus temas y problemas de investigación, otros más procedieron a replantear sus proyectos, metodologías, técnicas e instrumentos de investigación.

Las condiciones impuestas por la pandemia de Covid-19 exigieron a los investigadores sociales una adaptación a las nuevas situaciones, y muchos tuvieron que proceder al replanteamiento y en otros casos al cuestionamiento de la investigación social ortodoxa. Emerge la existente investigación social online, con rupturas teóricas, metodológicas, y de manera fuerte con el trabajo de campo en tiempos de la pandemia con nuevos argumentos para fundamentar la validez y relevancia de la investigación social en red.

La investigación social afronta cambios significativos para adaptarse a las nuevas limitaciones impuestas por la distancia social. La forma en que pensamos la investigación, las metodologías, los métodos, el trabajo de campo, las técnicas y los instrumentos, cambian radicalmente, y ello tendrá un impacto en el futuro inmediato de hacer investigación y de sus resultados.

En los periodos de pandemia o de violencias directas en los territorios, se interrumpe el trabajo de campo presencial, por lo que tenemos que hacer una evaluación del avance del trabajo para replantear el proyecto, la metodología y el trabajo de campo.

En los casos donde sea posible complementar o girar la investigación al espacio virtual: diversas también son las técnicas y herramientas que posibilitan llevar a buen puerto la investigación. En todas las circunstancias del trabajo de campo y de la investigación online los resultados deberán tener validez y confiabilidad, determinados por la manera de hacer el trabajo de campo, de la forma de recoger la información, de las técnicas de análisis utilizadas, de la contrastación y comparación constante de la información, de la codificación, categorización y conceptualización propias, así como de la aportación básica a teorías sustantivas sobre el tema tratado.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 10 de Junio de 2022; Aprobado: 24 de Junio de 2022

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