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Utopìa y Praxis Latinoamericana
versión impresa ISSN 1315-5216
Utopìa y Praxis Latinoamericana v.11 n.33 Maracaibo abr. 2006
Martín Hopenhayn: La concentración de la propiedad sobre los medios atenta contra la democracia comunicacional
Martin Hopenhaun: The Concentration of the Ownership of Mass Cummunications Threatens Communicational Democracy
Orlando VILLALOBOS FINOL
Escuela de Comunicación Social, Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
RESUMEN
En esta conversación el intelectual chileno Martín Hopenhayn ofrece un conjunto de claves, que permiten un acercamiento a temas centrales en el debate latinoamericano: el tipo de sociedad o sociedades que se configuran en nuestros países, las formas de cohesión social que surgen, la brecha de expectativas entre los jóvenes, la realidad comunicacional de la subregión, y la relación entre poder mediático y ciudadanía. A través del diálogo, se hace un recorrido que permite ubicar cómo a principios del siglo XXI se escribe, piensa y repiensa el ejercicio de la ciudadanía, sin renunciar a sus contenidos históricos, pero ahora sujeta a la posibilidad de participar en condiciones de igualdad en el intercambio comunicativo.
Palabras clave: Integración social, medios masivos, ciudadanía, América Latina.
ABSTRACT
In this conversation the Chilean intellectual Martin Hopenhayn offers a set of tools which permitted an approach to central themes in Latin American debate: the type of society or societies that make up our countries, the forms of social cohesion that appear, the gap in the expectations of youth, the communicational reality of the sub-region, and the relation between media power and citizenship. . Through dialogue, the historical contents of these themes are covered which allows us to write and reflect on the exercise of citizenship, but subject to the possibility of participating in equal conditions in communicative interchange.
Key words: Social integration, mass means of communication, citizenship, Latin America.
Recibido: 25-01-2006 · Aceptado: 15-03-2006
América Latina con todas sus semejanzas y asimetrías está en el centro del debate internacional. Con frecuencia muestra intenciones y acciones dirigidas a superar las razones e intereses que la atan a una realidad adversa y perversa de pobreza, atraso y de indicadores abiertamente negativos. Pero pocas veces consigue la ruta para sortear los obstáculos e iniciar un periodo de franca recuperación. Falta, probablemente, un ejercicio prudente, permanente y responsable, dirigido a entender, comprender e interpretar su tiempo y su circunstancia.
Falta o resulta insuficiente. Muchas veces el ejercicio de pensamiento que resulta necesario para el análisis se sustituye por la respuesta simple e interesada; y la interpretación a la que convoca una realidad compleja y demasiadas veces inédita se obvia o se subestima.
Martín Hopenhayn2, en cambio, representa una opción de estudio, intelectual, que en su intento por comprender formula una serie de conjeturas e hipótesis, y busca hallar las explicaciones necesarias. En una frase: ofrece una perspectiva, apenas una. Entiende que algo ha ocurrido en estos predios y asoma la paradoja que surge entre la creciente integración simbólica y la desintegración material. Mientras la exclusión social se muestra con una insistencia inaceptable, simultáneamente se expande el acceso a bienes simbólicos como la educación formal, la televisión, la información y crece el número de personas que acceden a Internet.
En este contexto, se modifican también las formas del ejercicio ciudadano. La ciudadanía no puede pensarse o estudiarse en los términos anteriores, como el ejercicio de una serie de derechos políticos y civiles, por parte de los sujetos que integran la sociedad. Ahora la ciudadanía queda condicionada por la posibilidad de participar con mayor igualdad en el intercambio comunicativo, en el consumo cultural y en el manejo de la información.
Estas ideas nutren el ejercicio de pensamiento que se requiere para conseguir alternativas y situarse con mayor pertinencia en medio de escenarios difíciles.
OVF: La denominación América Latina se emplea con frecuencia como un criterio geopolítico, pero es evidente que reúne un conjunto de países con historias particulares y sociedades con características propias. ¿Cómo son estas sociedades? ¿Cómo se expresa el problema de la integración social en América Latina?
MH: Hay que hacer una tipificación en América Latina de países con distintos niveles de integración social. Si tomamos el caso de Uruguay, Costa Rica, o Cuba que es un país muy especial son países con niveles de integración social mucho más altos, que aquellos que pueden encontrarse en otro extremo, como Argentina, Brasil, que ha registrado siempre la peor distribución del ingreso en el subcontinente; Venezuela, que ha registrado niveles de empobrecimiento muy rápido en la última década; México y Guatemala, que tienen grandes tensiones por diferenciaciones culturales; Bolivia, que tiene un nivel per cápita bajo tiene una integración social alta porque la revolución de 1952 generó una forma de convivencia más sana entre el mundo blanco y mestizo y los indígenas; no así en Perú en donde el contraste entre blancos e indígenas es mayor.
Hay matices, sin embargo, el modelo neoliberal ha generado una tendencia regresiva en varios indicadores de integración social. El primero es el de la distribución del ingreso, que ha tenido una distribución regresiva; el segundo es el de generación de empleo moderno, lamentablemente es el sector informal el que ha generado más empleo y éste es un indicador de desintegración social, de heterogeneidad estructural como lo llamaba la Cepal en la década del 70.
¿Cómo avanzar en la integración social? La pregunta es difícil, el problema surge cuando uno quiere expulsar por la puerta lo que vuelve a entrar por la ventana. Hay espacio para mecanismos de integración social pero no son los espacios de cambio estructural, sino que son espacios marginales o residuales como las políticas de alivio a la pobreza, o políticas compensatorias para grupos vulnerables, o el intento de reforma educativa que no ha dado resultados. Por eso se considera que la educación es el principal móvil de integración social.
Los gobiernos latinoamericanos hacen esfuerzos, pero el propio modelo de inserción internacional de los países de América Latina hace que se acrecienten las brechas sociales y productivas. Entonces, se produce la tensión entre el intento por lograr integración social en espacios residuales o compensatorios y el plano estructural, en el cual predomina la desintegación. Esto significa que tenemos que cuestionar ese modelo de inserción internacional, y probablemente la única manera de hacerlo es como región, ya que cada país por su lado tiene muy poco peso, para rectificar en alguna medida las tendencias básicas. Primero, hay que rectificar el mecanismo de financiamiento. En el sistema financiero internacional mandan los grandes banqueros del norte y América Latina requiere de un tipo de inversión productiva que genere mecanismos virtuosos de integración social, pero para eso se necesita otro sistema de financiamiento, y la única forma de negociar es haciéndolo como región.
En segundo lugar, están las formas de intercambio comercial. Como dijo Raúl Prebisch hace 50 años, los términos de intercambio en el mercado mundial para América Latina van a tender a ser cada vez más desfavorables porque se tiende a la depreciación de las materias primas y nosotros seguimos, en gran medida, siendo exportadores de materias primas. Para abrirnos al mundo, como ya se está haciendo, tenemos que buscar nichos en los cuales podamos actuar en mejores condiciones comparativas, para conseguir recursos frescos, por el lado del intercambio comercial, sino también un sistema productivo interno que absorba y capacite mano de obra, y propicie una movilidad ocupacional positiva.
América Latina registra una alta concentración de la propiedad sobre los medios de información y en lo que se refiere a Internet todavía es muy bajo el número de usuarios. En esta realidad, ¿cómo se produce la inserción de la subregión a la apertura comunicacional, que surge como resultado del crecimiento acelerado de nuevas tecnologías de la información y de la globalización?
Lo primero es que si algún país quiere acceder a información tiene que estar conectado a redes, y permitir que dichas redes se democraticen en ese país. Esta es una condición que no se puede obviar. El problema es que América Latina tiene hoy una baja conexión a redes, alrededor del 6 por ciento, que es considerada muy baja en el mundo actual, aunque es muy difícil hacer una estimación real.
La conexión es baja comparada con Estados Unidos, Canadá, Europa y con los países asiáticos recientemente industrializados, pero es mucho más alto que África y el mundo islámico. Si se toman en cuenta los últimos cinco años, la tasa de expansión de la conexión muestra un ritmo muy acelerado. Estamos muy mal pero vamos rápido. Sin embargo, vamos rápido dentro de un sector de la población, el clase media alta y el clase alta. ¿Qué es lo que hay que hacer en esta materia? Lo que han estado haciendo Chile, Costa Rica, en parte México, y de manera pequeña Brasil, que es lograr plena conectividad en la educación formal, porque por un lado nosotros tenemos una población mayoritariamente joven, escolarizada en la educación básica y cada vez más en la educación secundaria. Eso significa que ése es el espacio en el que interactúan los niños, jóvenes y adolescentes, que es una población tan grande en la región y además es la población económicamente activa del futuro. Entonces, lo que hay que hacer es invertir con decisión en educación. Esto es clave para expandir la sociedad de la información a tasas aceleradas a través del sistema educativo. Esto no es fácil, primero por la resistencia de los docentes, por su dificultad a adaptarse a nuevos procesos de aprendizaje y de conocimiento por vía informática, y luego porque es muy cara la instalación de los equipos informáticos, el mantenimiento y la actualización de los sistemas. Para lograr ese propósito se requieren alianzas con las empresas pública o privada-, con telefónicas, con productoras o exportadoras de software, por ejemplo.
La instalación masiva de informática en las escuelas, que es el gran resorte para entrar en esa sociedad de la información, se basa en alianzas entre el Ministerio de Educación y la empresa. Eso lo ha hecho Chile bastante bien.
El acceso a la información no sólo supone entrar a flujos y redes, requiere también repensar el ordenamiento de los grandes medios de comunicación de masas TV, TV por cable, la articulación entre la prensa, TV y redes.
Lo que usted decía es cierto, hay un problema de propiedad sobre los medios de comunicación, lo que se ha llamado la convergencia de los medios, que es un eufemismo porque los técnicos hablan de convergencia en el sentido de poner cada más en línea la TV abierta, la TV por cable y los flujos informáticos, pero por otro lado la convergencia significa concentración del poder mediático: Caso Cisneros de Venezuela y Miami3, Televisa en México, O Globo en Brasil, El Mercurio en la prensa chilena, Bertelsmann en el campo editorial. Esa tendencia a la concentración en pocas manos tiene el riesgo de que los grandes propietarios de capital mediático sean los que modelen la opinión pública, a escala nacional y global. Esto atenta un poco contra la idea de democracia comunicacional, pues la sociedad de la información requiere de democracia comunicacional para funcionar bien, es decir, tienen que ir juntas. Lo curioso de esto es que se dan dos tendencias, por un lado la tendencia a la concentración de la propiedad sobre los medios, y por otro lado, es muy fuerte la tendencia a la diversificación de medios, y a la competencia entre medios, porque la lógica de los medios es a diversificar sus enfoques y ofertas, para captar audiencia cada vez más diversificada. Estamos pasando de la sociedad de masas a la sociedad de públicos en el mundo mediático. Entonces, la lógica competitiva de los medios hace que diversifiquen sus emisores, sus estilos, sus opiniones, sus segmentos de información. Se produce una dinámica democratizadora pese a la tendencia a la concentración de la propiedad de los medios. Se dan las dos cosas a la vez, lo cual es muy curioso.
¿Cómo interpreta la brecha de expectativas que se produce en los jóvenes, como consecuencia de la asimetría entre el consumo mediático y el consumo material?
El argumento viene de la vieja sociología funcionalista que estaba especialmente preocupada por el tema de cómo fijar normas en una sociedad cuando aparecían comportamientos disruptivos.
Ya los sociólogos funcionalistas lo plantean como una crisis de expectativas en una sociedad dinámica de modernización fuerte y ésta va generando comportamientos disruptivos, anómicos o desintegradores. Después en la propia Cepal, a principios de la década de los años 80, se hicieron gráficos para ver como evolucionaban el número de televisores por cada mil habitantes y el salario mínimo urbano mostraba que entre los años 1980 y 1990 los televisores por cada mil habitantes se habían elevado de una manera feroz. Esa fue una década de mucha expansión televisiva, no sólo en cuanto al número de televisores por cada mil habitantes sino al número de horas de televisión al año, en cambio el salario mínimo urbano, en su poder adquisitivo real, disminuyó. Entonces la sombra se creaba entre una curva que subía y una curva que bajaba, eso se dio en llamar brecha de expectativas, porque por un lado la TV se financia con la publicidad, y ella induce a identificar la gratificación personal con el consumo de ciertos objetos y bienes, por otro lado la TV tiene una lógica en la cual va informando sobre lo que hay disponible.
Entre las décadas de los años 70 y 90 se elevó la educación, de niños y jóvenes, en un promedio de tres a cuatro años de escolaridad media. Eso significa que los niños y jóvenes de hoy tienen mucha más educación que sus padres, pero al mismo tiempo que han internalizado la idea de que la educación es un bien que les sirve para la movilidad ocupacional, tienen muchas menos posibilidades de incorporarse al mercado de trabajo, porque el desempleo juvenil duplica o triplica el desempleo medio de la sociedad. Entonces, tanto por el lado de la brecha: más educación y menos oportunidades de empleo, como la brecha entre más consumo de símbolos y menos posibilidades de consumo material, se explica que haya una brecha de expectativas.
Por ejemplo, en países que tuvieron una tremenda expansión mediática, y un deterioro en las posibilidades y accesos a empleos en los últimos veinte años, tal es el caso de Venezuela, Brasil, México y Colombia, es donde más ha aumentado la violencia urbana. Alguna relación debe haber entre ambos factores, es decir entre la brecha de expectativas y las conductas disruptivas de la sociedad.
Existe un argumento contrario a todo esto y es que la desigualdad material aparece compensada por una cierta ilusión de igualdad simbólica, que actúa como un colchón de las contradicciones sociales. Es el caso de Brasil, hay una especie de comunión, la telenovela, donde ricos y pobres, lloran con los mismos argumentos durante una hora en el día.
¿Cómo construir ciudadanía y un ejercicio ciudadano en una sociedad que se sustenta en el uso del espacio mediático? ¿Cómo definir al c
En el enfoque liberal el ciudadano tiene derechos políticos y civiles, y el ciudadano es aquel que no es coaccionado indebidamente por el Estado; goza de autonomía mientras no le haga mal al otro. Como parte de sus derechos políticos puede elegir a sus representantes.
Después viene el modelo del Estado de bienestar donde aparecen los derechos económicos, sociales y culturales. Hoy día el ciudadano idealmente debería definirse por un doble juego, por un lado, por ser depositario de derechos expansivos de los derechos civiles, políticos y sociales. Por otro lado, en la sociedad mediática o sociedad de la información, el ciudadano se define cada vez más en el ámbito comunicativo y esto significa que no se reduce a la condición de espectador, de receptor, sino que tiene el poder de participar activamente en el diálogo público, bien sea a través de los medios abiertos tradicionales o de los medios interactivos.
Creo que cada vez más la ciudadanía, en una sociedad de la información, donde la política se ha vuelto tan mediática, la ciudadanía tiene de ver con el poder de acceder como emisor en la comunicación pública. Probablemente estos dos factores están relacionados, la disponibilidad de derechos y el poder de participar activamente en el espacio comunicativo. Sin el segundo el primero se ve cada vez más restringido, porque es en ese espacio comunicativo donde se procesan también las demandas sociales y por lo tanto, donde se ejercitan los derechos sociales; se da esa doble bisagra, entre traducir permanentemente el crecimiento económico en derechos sociales, cosa que no se hace, y democratizar el derecho a tener voz pública.
¿Hasta qué punto parte de la tragedia de América Latina se puede explicar por la existencia de una tecnocracia que hace un tipo de promesa ampliación de la democracia y que una vez que se instala en el poder aplica severos programas de ajuste económicos neoliberales?
Uno podría decir, en un sentido frío y maquiavélico, que lo ideal hubiera sido que los programas más fuertes hubieran sido aplicados por dictaduras militares, para que se identificara la dominación con el neoliberalismo, pero en realidad la mayoría se han hecho en democracia, entonces se produce una confusión. Se identifica la democracia como un espacio positivo, de demandas y de actualización de derechos, que termina siendo el modelo más operativo para que una tecnocracia actúe racionalizando por el lado de los ajustes.
El caso de Brasil es un poco distinto, en el sentido de que Fernando Henrique Cardozo, si bien privatizó muchas empresas públicas, sin embargo, su caso es diferente al de otros países: protegió ciertos ámbitos de su industria y de su tecnología, para desarrollarla; ha invertido en educación, por encima del promedio latinoamericano, lo cual ha hecho que la educación haya mejorado. Hay que señalar, no obstante, que la tendencia endémica a los contrastes sociales no se ha revertido. Brasil no empeoró durante la presidencia de Cardozo, pero tampoco mejoró. Se pueden avizorar resultados positivos en el sentido de que la inversión en educación surta efecto a largo plazo. Los casos más políticos son Menem en Argentina, en cuanto a la retórica peronista. Esta ha sido básicamente una retórica de los descamisados, que promete conquistas sociales para los sectores más excluidos de la sociedad y sobre todo para los trabajadores. El menemismo apareció como una nueva forma de peronismo, aplicando políticas absolutamente neoliberales. Hay que hacerse una idea de lo que ha implicado el menemismo en términos de cifras. Si se toma la década 1990-2000, la década del menemismo en Argentina, en la que se aplicaron las más duras y ortodoxas políticas neoliberales, yo diría que un capitalismo salvaje, y se divide a los grupos sociales en cinco quintiles, el único quintil que vio mejorado sus ingresos reales fue el 20 % más rico de la población. Eso significa una concentración muy fuerte del ingreso, porque normalmente las distribuciones regresivas son cuando los dos quintiles superiores concentran ingresos, pero aquí no fueron los dos, fue uno solo, e incluso solo fue el 10 % más rico de la población el que mejoró su ingreso real en la década de los 90. La concentración del ingreso ha sido la más feroz en toda la historia de la república Argentina. Eso ocurrió bajo el gobierno peronista, con un discurso popular y una tradición popular, obrera y trabajadora. En esa etapa Argentina, además se conservaron todos los vicios del peronismo, es decir la presión de ciertos grupos corporativos, empresariales y financieros, y en alguna medida mediática. En México ocurrió algo parecido. El PRI cultivó, a pesar de todos sus vicios, un imaginario y un discurso nacional popular y sus últimos dos gobiernos fueron de privatización, neoliberalismo y de corrupción, como nunca antes se había visto, sobre todo el de Salinas.
¿Cómo se ve desde Cepal a Colombia y Venezuela?
No sabemos si Colombia marcha hacia una guerra. Existe un tema en Colombia que es endémico y que consiste en que no tiene un Estado nacional, un estado de soberanía sobre su territorio completo, es una situación muy extraña en donde los territorios del país tienen subpoderes, en el sentido de que la guerrilla ocupa y manda sobre ciertos territorios, además están el narcotráfico y los paramilitares Por otro lado, Colombia hasta hace cinco años era la excepción en el sentido de que era el único país que no tuvo la crisis de los 80. Tuvo crecimiento económico a lo largo de la década de los 80, entonces era el país más raro de América Latina, porque era el país más violento y al mismo tiempo tenía la mejor dinámica de crecimiento económico.
El caso de Venezuela, junto con Argentina, son los más tristes de América Latina, en el sentido de que son países que pudiendo, con recursos endógenos, haberse industrializado, haber generado una dinámica de bienestar social, en los últimos 30 ó 40 años, se ven hoy día con tasas de pobreza que no corresponden para nada con lo que ha sido la historia económica del país; son los países más desperdiciados de América Latina. Argentina tuvo una industrialización sustitutiva que por supuesto hoy día con los mercados abiertos no funciona, tuvo un avance en educación que hizo que en el año 1980 fuera el país con los mejores recursos humanos.
Algo similar puede decirse de Venezuela, por los recursos generados por su renta petrolera, los avances en la educación y en una cierta democracia cultural, en el sentido de migraciones que vinieron y que dieron lugar a la fusión de culturas y de grupos muy particulares. El diagnóstico de Venezuela no es que sea un país inviable, porque tiene recursos, el problema es que no ha hecho lo que hizo por ejemplo Noruega, es decir lograr efectos sistémicos para que los insumos sean provistos por el propio país, para la que la renta petrolera sea invertida productivamente en otros campos.
Universidad de Los Andes, Venezuela
Notas
1 La entrevista se realizó en Caracas, el 5 de abril de 2002.
2 Martín Hopenhayn nació en 1955 y estudió filosofía en las Universidades de Chile, Buenos Aires y París. En la Universidad de París VIII se recibió como master en filosofía bajo la dirección de Gilles Deleuze. Se ha desempeñado como profesor y es investigador en desarrollo social de Cepal. Su aporte teórico se encuentra en diversos artículos publicados en revistas especializadas y en varios libros, entre ellos: América Latina, desigual y descentrada (2005), Buenos Aires: Editorial Norma; El mundo del dinero (2002), Buenos Aires: Editorial Norma; El gran eslabón. Educación y desarrollo en el umbral del siglo XXI (2000). Argentina: Fondo de Cultura Económica; Ni apocalípticos ni integrados: aventuras de la modernidad en América Latina (1995). México: Fondo de Cultura Económica.
3 El grupo Cisneros comenzó sus actividades en comunicación en 1961 con Venevisión, cadena de televisión de Venezuela. Según datos de Infoamérica (www.infoamerica.org) actualmente posee Venevisión Internacional, compañía de entretenimiento especializada en la programación de TV; y Venevisión Continental, red de televisión de pago que ofrece diversidad de programas populares de canales como Caracol, Chilevisión, Univisión y Venevisión. Además, el grupo tiene una significativa presencia en el campo audiovisual, con participaciones en Univisión, primera televisión hispana de Estados Unidos, y en Ibero American Media Partner (IAMP), empresa de medios y entretenimiento, que destina 500 millones de dólares a inversiones sectoriales en América Latina, España y Portugal.