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Utopìa y Praxis Latinoamericana

versión impresa ISSN 1315-5216

Utopìa y Praxis Latinoamericana v.15 n.50 Maracaibo sep. 2010

 

Rossana Reguillo Cruz: Pensar los jóvenes desde los jóvenes y sus prácticas

Hoy es prácticamente imposible referirse a los estudios sobre juventud y especialmente al tratamiento de los imaginarios y culturas juveniles urbanas en América Latina, sin referirse a la obra de Rossana Reguillo. 

Rossana Reguillo es mexicana, Doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social, profesora investigadora en el Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO, en Guadalajara. Su trabajo de investigación de carácter transdisciplinario se desarrolló en un campo de entrecruzamiento entre las líneas de investigación culturas juveniles, cultura urbana, movimientos sociales y sociología de las emociones. Es autora de varios libros entre los que se destacan: Las Bandas juveniles. Identidad urbana y usos de la comunicación (ITESO, 1991), Quién nos hubiera dicho (ITESO, 1993), La construcción simbólica de la ciudad. Sociedad, desastre, comunicación (ITESO, 1996), Mapas Nocturnos, Diálogos con la obra de Jesús Martín Barbero (Siglo del Hombre, 1998), Pensar las ciencias sociales hoy (ITESO, 1999), Estrategias del desencanto. Emergencia de culturas juveniles (Norma, 2000), El Laberinto, el conjuro y la ventana. Itinerarios para mirar la ciudad (ITESO, 2001) y Lotería Urbana: un juego para pensar la ciudad (ITESO, 2001). Asimismo ha colaborado en otras publicaciones, escribiendo capítulos de libros, prólogos, presentaciones y reseñas. 

Entre los muchos aportes que pudiéramos señalar de la obra de Rossana Reguillo para la comprensión de los imaginarios y prácticas juveniles actuales es que ella nos conduce a mirar a los jóvenes de una manera distinta a las convencionales, en especial porque nos invita a estudiar a los jóvenes desde sus propios lenguajes y espacios, porque tal como ella misma lo expresa: “Para intentar comprender los sentidos que animan a los colectivos juveniles y a los jóvenes en general, hay que desplazar la mirada de lo normativo, institucionalizado y del “deber ser” , hacia el terreno de lo incorporado y lo actuado: buscando que el eje de “lectura” sea el propio joven que, a partir de las múltiples mediaciones que lo configuran como actor social, “haga hablar” a la institucionalidad”. (2000: Estrategias del desencanto. Emergencia de culturas juveniles, Op. cit., 69) 

También, al cuestionar las maneras cómo se intentan comprender los imaginarios juveniles urbanos, en especial a los procesos de construcción de identidades juveniles pues nos alerta sobre que: “La identidad está en otra parte” porque “los constitutivos identitarios de los jóvenes ya no pasan por la fábrica, la escuela o el partido” (Ibíd., p. 58), sino que son adscripciones identitarias que se definen en torno a banderas, objetos, creencias, estéticas y consumos. 

Asimismo, al referirse a los fenómenos de globalización y a su impacto sobre las culturas juveniles, se inscribe en la línea de pensamiento que han asumido otros destacados investigadores latinoamericanos como, por ejemplo, Daniel Mato, y establece distancia con las visiones demonizadoras y pesimistas de los procesos de globalización al introducir la idea de que en el mundo de los jóvenes a los fenómenos de globalización cultural se oponen fenómenos de “relocalización” en la medida en que éstos “parecen responder a estos flujos globales dotando de sentido a nuevos territorios, que en términos socioespaciales pueden ser pensados como ‘comunidades de sentido’, por ejemplo, el grupo en el barrio, el colectivo cultural y político, etc.” (Ibíd., p. 70). 

Por último, es de destacar el gran esfuerzo que hace esta investigadora para lograr conjugar el trabajo empírico con una profunda reflexión y contribución teórica. Para ella, sólo podemos entender el universo diferenciado de las adscripciones identitarias si hacemos investigaciones de carácter empírico. En este sentido expresa que el análisis empírico de las identidades juveniles “al colocarse etnográficamente en las interacciones y configuraciones que van asumiendo las grupalidades juveniles, permite entender la enorme diversidad que cabe en la categoría ‘jóvenes’ y salir así de la simplificación de lo joven como dato dado” (Ibíd., p. 50). 

Emilia Bermúdez

Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos (CESA) Universidad del Zulia, Maracaibo.