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Gaceta Laboral

versión impresa ISSN 1315-8597

Gaceta Laboral v.14 n.1 Maracaibo abr. 2008

 

Teoría social y concepción del trabajo: una mirada a los teóricos del siglo XIX

Lourdes Pereira Jardim

Doctorante de la III Cohorte del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo. Profesor a Dedicación exclusiva de la Universidad de Carabobo en la Facultad de Ciencias Sociales. E-mail: lopeja_11 @ yahoo.es

Resumen

El andamiaje histórico que representó el desarrollo social y humano es importante y constituye una aproximación a la visión de los autores fundantes de la teoría social; que generaron fuertes influencias en el mundo de la Sociología del Trabajo en su aspecto representacional de la significación que tuvo el trabajo a lo largo de la historia universal, y de cómo esos enfoques dan forma a la producción, a los modelos productivos, marcaron de alguna manera la evolución histórica de los modos de producción y hoy día, se ven afectados por el proceso de trasnacionalización globalizante que ha generado cambios significativos en las prácticas empresariales y por supuesto, en el mundo del trabajo y su organización. Se trata entonces de un ensayo que discurre en una revisión documental y un análisis teórico que describe la posición de algunos de los teóricos más importantes del siglo XIX, que marcaron la construcción y los cimientos de la Teoría Social y han sido determinantes en el análisis de la concepción polisémica del trabajo. Siendo importante referir que dentro de las reflexiones de la autora toma importancia las concepciones polémicas sobre el fin del trabajo, posturas que cuestionan la falacia del pleno empleo como política económica, las tendencias a la desaparición del empleo tradicional-típico, la proliferación del empleo temporal, las incidencias de la flexibilización laboral y la precarización, son ingredientes para estas disertaciones.

Palabras clave: Sociología del trabajo, representación, teoría social, trabajo, organización del trabajo.

Social Theory and the Concept of Work: A Look at Nineteenth-Century Theoreticians

Abstract

The historical scaffolding represented by social and human development is important and constitutes an approach to the vision of the founding authors of social theory, who had strong influences on the world of Labor Sociology as it represented the meaning of work throughout universal history; how those approaches have given form to production, to productive models, and somehow marked the historical evolution of production modes; and nowadays, are affected by the globalizing trans-nationalization process that has generated significant changes in managerial practices and of course, in the world of labor and its organization. This essay presents a documentary review and theoretical analysis describing the position of some of the more important nineteenth-century theoreticians who left their mark on the construction and foundations of Social Theory and who have been decisive in analyzing the polysemic concept of labor. It is noteworthy that in the author’s reflections, polemic concepts about the purpose of work are important, postures that question the fallacy of full employment as economic policy, tendencies toward the disappearance of traditional-typical employment, the proliferation of part-time employment, the incidences of labor flexibility and precariousness, are all ingredients for this dissertation.

Key words: Labor sociology, representation, social theory, labor, labor organization.

Recibido: 24-06-2007 . Aceptado: 16-01-2008

Introducción

El reordenamiento científico-social de la humanidad a lo largo de la historia, se soporta en los diferentes enfoques teóricos de hombres que marcaron la historia del pensamiento de la sociología y del estudio de la economía y la política en el mundo y, que en su trasfondo epistemológico le dieron explicación y significado a la acción social, a la estructura societal y al cambio socio-económico y político de la sociedad; vista en sus partes y como un todo. Analizar las formas del hacer y las formas del pensar de estos hombres; es lo que enriquece el andamiaje histórico social que permitió instaurar un auténtico precepto científico a la teoría social así como a la sociología del trabajo.

De allí pues, que sea de interés estudiar los diversos enfoques sobre la concepción del trabajo, que en su acepción más intrínseca requiere de la acción social y de la interrelación de individuos con otros individuos para poder transformar la naturaleza y crear bienes y servicios que satisfagan sus necesidades. La intención de este abordaje teórico reside en analizar como es entendido el proceso de trabajo bajo las distintas miradas y construir un informe que sintetice los distintos enfoques que concretan la teoría social.

Resulta pues interesante, analizar las perspectivas que describen los actores fundantes de la sociología bajo una amplia polisemia de representaciones sobre la significación del trabajo. Corresponde abordar a los clásicos de la economía: Adam Smith y David Ricardo, analizar además, la ilustración con el énfasis en Rousseau y Montesquieu, dar un viraje a los escritos y miradas de Carl Marx, Saint Simón, Auguste Comte, Émile Durkhein, Marx Weber y Talcott Parsons y, en ese contexto, reflexionar sobre la óptica micro y macroeconómica concerniente al trabajo. Asimismo, algunas conjeturas analíticas sobre el origen de la Sociología del trabajo y algunas dimensiones relativas a las nociones del trabajo.

Esbozo preliminar sobre la acepción del trabajo

El trabajo es un concepto elemental dentro de la teoría social, concibiéndose a partir de las visiones que ella tiene sobre el desarrollo social y humano. La noción intrínseca del trabajo involucra además, esfuerzo en el individuo, sacrificio tanto físico como mental que despliega el hombre a cambio de algo (un medio: por ejemplo el dinero) que le permite desarrollar el intercambio a nivel del mercado para alcanzar la posesión de bienes y servicios y poder así satisfacer sus necesidades viéndose de esta forma, el trabajo como una actividad asociada a estas necesidades de seguridad en su dimensión instrumental. Sin embargo, coexisten otras posturas por ejemplo, vale señalar una definición tomada literalmente de Internet (http:// www.mercado.com.ar/mercado/mo/ lazzati/concep6).

El trabajo es la expresión del logro humano, es la expresión pura y espontánea del vínculo entre las personas y el entorno, así también entre las personas y la sociedad; como se deduce, el trabajo tiene una naturaleza biunívoca, inicia procesos a la vez los refuerza, el trabajo en la evolución filogenética del hombre representa el salto cuanti-cualitativo hacia la hominización, y por consiguiente, la construcción social de la humanidad. Es así como ubicamos al trabajo como un elemento básico en la vida cotidiana actual, esto porque el trabajo existe en donde exista una sociedad, la vida cotidiana es la que representa la evolución humana actual y es donde los científicos sociales deben centrar su atención. Entendiendo el trabajo desde la perspectiva del desarrollo personal, se hace evidente que éste constituye, en la vida cotidiana, una fuente vital para satisfacer necesidades. El trabajo es, sin lugar a dudas, el aspecto más importante de la sociedad humana, esto porque relaciona todas las esferas del ser con las del quehacer humano.

Desde otra perspectiva, las explicaciones que refiere Guerra en su Libro Sociología del Trabajo (2001: 17-18) se describen elementos conceptuales, asociados a la noción de trabajo, como una actividad relacionada a la vida diaria del hombre que simboliza una actividad útil y socialmente productiva; este autor a su vez, cita al economista Colson para quien “el trabajo es el empleo que el hombre hace de sus fuerzas físicas y morales para la producción de riquezas o de servicios”. De igual manera, Guerra reseña a Bergson quien señala que el “trabajo humano consiste en crear utilidad” y en esa reconceptualización del trabajo se expresa otro concepto, bajo la mirada marxista al decir que el “trabajo es en primer término un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en el que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción, su intercambio de materias con la naturaleza”, sin embargo, las definiciones sobre el término trabajo bosquejan disímiles y elocuentes razonamientos al respecto, existen visiones más objetivas otras obedecen a puntos de vistas particulares que la dibujan más subjetivamente, de allí que examinar la valoración social que se hace del trabajo resulte un aspecto sumamente interesante, sobre todo en el ámbito de las representaciones y la psicología cognitiva. Tendría que darse una ojeada a ciertas líneas de pensamiento u enfoques que esclareciesen la perspectiva epistemológica de concebir al trabajo de acuerdo al sentido que cada trabajador o empleado le confiere.

A este respecto, se tiene que entender que el trabajo como acción del hombre, representa un hecho social que deriva de la cultura y la acumulación de conocimiento e involucra a la sociedad; según Julio César Neffa (1990), en términos de su elucidación sobre la naturaleza y significación del trabajo, éste particulariza varios espacios respecto a cómo concebir la complejidad del trabajo humano: 1) El trabajo entendido como esfuerzo 2) El trabajo considerado como un momento favorecido para concientizar a quien lo ejecuta de las debilidades y potencialidades que posee el ser humano 3) El trabajo es substancialmente un hecho social y 4) El trabajo desde una óptica transformada involucra a los trabajadores en el proceso de construcción de la sociedad.

De igual manera, vale referir, que para poder erigir una abstracción sistemática y crítica de la representación del trabajo a lo largo de la historia occidental, se hace necesario describir algunas citas tomadas en este caso, de la publicación de Ibáñez (2005: 29), tal y como sigue: “En la Grecia clásica y también en Roma, el trabajo resultó ser considerado como una actividad manual de carácter degradante que impide al ser humano el desarrollo de sus potencialidades…”. Sin embargo, esa degradación vista en el desempeño del trabajo humano no se acogió en una regla culturalmente admitida por todos los pueblos. El desmoronamiento del imperio romano fue sucedido luego, por el feudalismo, y a partir de allí se honró un enfoque del trabajo que estribaba en el consumo (producto del autoabastecimiento en la actividad feudal), el trabajo se convirtió en un elemento clave para la vida de la comunidad feudal subsiguientemente, con la incursión del mercantilismo se sella de nuevo un cambio en la significación del trabajo, con una carga más profana que envilecía a quien lo ejecutaba.

Desde la perspectiva de Max Weber, se inicia una noción del trabajo que va más allá de los principios religiosos y que descansará más tarde en el funcionamiento intrínseco de la razón capitalista. (Acumulación de capital, la manufacturización, la división social del trabajo, el neoliberalismo, entre otros muchos aspectos). Por supuesto, que este proceso de redefinición social del trabajo que trasciende por encima del aspecto epocacional de la modernidad y la posmodernidad de la evolución societal coligadas mucho antes a las críticas de Marx (los problemas del trabajador proletariado, la plusvalía, la explotación, la acumulación del capital, entre otros aspectos), al concepto de crisis del capitalismo y a sus secuelas en el orden económico y social en razón de las múltiples transformaciones económicas que traía el modelo capitalista hasta la nueva concepción de la mundialización que de una u otra forma han incidido en restarle importancia y valor al trabajo, debilitando alguna de sus dimensiones, muchas veces concibiéndose una valoración del trabajo meramente simplista como “un medio para obtener dinero”, otras veces, consideran el trabajo como poco gratificante asociado al modo de producción, hallándose como una actividad rutinaria y precaria.

Aquí es pertinente señalar, que las teorías de carácter social optaron por negar el aspecto central del trabajo frente al mercado y las luchas sociales, se observaron entonces nuevas posturas donde el trabajo es señalado como sujeto ilegitimo, sin embargo, existe un mundo de contradicciones, lo cierto es que el aspecto socio cultural modeliza las representaciones que se tienen y se han tenido a lo largo de la historia sobre lo que es el trabajo, con la postmodernidad se ahonda en el debate sobre el fin del trabajo, otros lo interpretan desde un punto de vista más economicista como el fin del empleo, porque no existen garantías para otorgar empleos a todos, y el estado se muestra incapaz de responder con políticas de pleno empleo. Esto me lleva a destacar ciertas reflexiones:

Algunas reflexiones sobre el comienzo de la sociología del trabajo

La noción del trabajo y su conexión con los actores de las relaciones laborales ha ocupado un espacio significativo en la teoría social durante el siglo XIX, manifestándose de esta forma la importancia y el impacto de los procesos de expansión industrial, esto es, el paso de una sociedad rural y tradicional a una sociedad urbana e industrial y el alcance que han tenido históricamente las luchas sociales de las clases trabajadoras a través de las acciones del trabajador- obrero. De allí, que sea importante acordarse del aparecimiento de la sociología del trabajo en Europa, cuyo precursor primeramente en Francia fue Georges Friedmann, el cual le da un lugar substancial al estudio de la fábrica y del taller como espacios que tratan de redimir al trabajador obrero como sujeto legitimo dentro del proceso de trabajo, esta visión se suscribe dentro del Paradigma francés humanista. Del mismo modo, es relevante traer a colación las indagaciones de Elton Mayo y sus seguidores en cuanto a destacar el espacio colectivo y la figura de grupos en las situaciones laborales que dieron lugar al Enfoque adaptativo que refiere lo trascendente del aspecto organizacional dentro de las ciencias sociales del trabajo y de las funciones administrativas y de la gerencia de recursos humanos. En efecto, sería válido reiterar al respecto la consideración de Abramo y Montero quienes escriben en el Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo (2003: 69), lo siguiente:” de este acercamiento entre las ciencias sociales y los problemas de la industria surge el enfoque de la empresa como sistema social, que será extendido por Parsons a toda la sociedad”.

Entonces, la mirada del Paradigma industrialista ligado a las teorías del crecimiento económico o mejor conocido como Paradigma de la Modernización, se vio fortalecido gracias a las contribuciones del análisis estructural-funcionalista y la intención integradora expuesta por Talcott Parsons como parte del pensamiento genérico que involucra los estudios del sistema social en ese incesante ajuste de las nociones macrosociales y macroeconómicas de la sociedad.

Por otro lado, dentro del contexto del enfoque humanista, tiene preeminencia la visión de la centralidad del trabajo representada por el obrero calificado en la dinámica social, el trabajo es un valor que subsiste y se transmuta a presiones de la dinámica social, lejano de relatividades. Su término en cada momento histórico y en cada sociedad es función del nivel de conocimiento de los trabajadores, del perfeccionamiento de las fuerzas productivas, reconociendo las relaciones de poder entre los actores sociales y a los referentes propósitos de la sociedad, según las argumentaciones de Neffa (2003) además, a este respecto Antunes, expresa lo siguiente:

Como resultado de las transformaciones significativas en los países dotados de una industrialización intermedia, el mundo del trabajo vivió múltiples procesos: de un lado, se verificó una desproletarización del trabajo industrial, fabril, en los países del capitalismo avanzado. En otras palabras, hubo una disminución de la clase obrera industrial tradicional. Pero, de otro lado, paralelamente, ocurrió una significativa subproletarización del trabajo, consecuencia de las formas diversas del trabajo parcial, precario, tercerizado, subcontratado, vinculado a la economía informal, al sector de servicios, etc. Se comprobó, entonces, una significativa heterogeneización, complejización y fragmentación del trabajo. (…) En los países del capitalismo avanzado, la década del 80 presencia profundas transformaciones en el mundo del trabajo, en sus formas de inserción en la estructura productiva, en las formas de representación sindical y política. (…) Década de gran salto tecnológico, la automatización y las grandes transformaciones organizacionales invadieron el universo fabril, insertándose y desarrollándose en las relaciones de trabajo y de producción del capital. Se vive, en el mundo de la producción, un conjunto de experimentos más o menos intensos. El fordismo y el taylorismo ya no son los únicos, se mezclan con otros procesos productivos (neofordismo, neotaylorismo), y en algunos casos hasta son sustituidos, como la experiencia japonesa del “toyotismo”. Emergen nuevos procesos de trabajo, donde el cronómetro y la producción en serie son sustituidos por la flexibilización de la producción, por nuevos patrones de búsqueda de productividad, por nuevas formas de adecuación de la producción a la lógica del mercado. Se ensayan modalidades de desconcentración industrial, se procuran patrones de gestión de la fuerza de trabajo, de los cuales los procesos de “calidad total” son expresiones visibles, no sólo en el mundo japonés sino también en varios países del capitalismo avanzado y del Tercer Mundo industrializado.

Desde otra perspectiva, se entiende que la escuela de los radicales cuyo nombre involucra no sólo a un grupo de economistas norteamericanos de corte progresista-neomarxista sino que incluye a los mercados segmentados constituyéndose en otro paradigma que trata de revelar la raíz estructural del problema del desempleo y de la distribución regresiva de los ingresos, su planteamiento fue iniciador al reasentar la relación entre el capital y el trabajo en el lugar de producción, donde algunos escritores estudiaron el espacio de la fabrica, otros parten de explicar la polarización de las calificaciones del trabajador obrero, se emplean conceptos como el de dualización, segmentación y de polarización en términos de los análisis sobre exclusión social, precariedad en las condiciones de trabajo y la informalización del mercado de trabajo, se habla de un vuelco de la sociología del trabajo hacia la sociología del empleo; aquí vale destacar la postura de autores como Harry Braverman, Benjamín Coriat, entre otros.

Los debates sobre el fin del trabajo, en general los estudios sobre la serie de transformaciones en los estándares internacionales de producción y competitividad, las secuelas del proceso de mundialización sobre todo en términos de la flexibilización de la producción han traído como resultado un nuevo evento: la disipación de los sujetos y, más específicamente, la desaparición de los trabajadores y de los movimientos sindicales, los cuales en el marco de la globalización se han debilitado; dándole legitimidad a otro sujeto como foco de interés, que sería el empresariado.

Esto nos conduce a retomar los aspectos que involucran la orientación de la dinámica social, los nuevos esquemas de producción y de competitividad internacional, los nuevos modelos empresariales y de cómo estos procesos transformadores han incidido en el mundo del trabajo, en sus actores, y en los mecanismos que regulan sus conductas y de cómo se afecta el empleo, y por ende, las políticas económicas dirigidas al llamado pleno empleo.

Otras consideraciones desde el punto de vista histórico social que afectan la noción sociológica del trabajo: Dimensión Política

Aproximadamente hasta el año de 1789 en Francia acaecía el régimen monárquico absolutista. Su derrocamiento dio origen al aparecimiento de las clases burguesas industriales. La Teoría del valor se sustentó en la tierra como generadora de riqueza, pero este valor dio lugar a otro valor más importante, la industria, como producto del proceso de revolución industrial. Nace con ella, el concepto de ciudadano (el individuo es sujeto que tiene derechos, ya no es visto tan solo como un súbdito). Se establecen derechos y libertades individuales. Esta normatización tiene efectos sobre el proceso de trabajo como hecho social.

Dimensión Económica:

Surge el nuevo modo de producción capitalista. Tiene poder quién posee el capital, como clase dominante. Aparece con él, el trabajo asalariado, se proletariza a la masa trabajadora. Emerge también el mercado capitalista tanto de bienes como de trabajo.

Dimensión Social:

  • Factores demográficos: se suscita el éxodo del campo a la ciudad.

  • Aumenta la educación.

Dimensión Científico-técnica:

Se ha de aprovechar la razón científica (la lógica, las innovaciones, los inventos, el método científico). Si la empresa es capaz de organizarse científicamente, tenderá a ser más productiva, a generar mayores niveles de productividad.

Existen ciertas particularidades imputables a la acción de “trabajo”:

  • El trabajo es una actividad universal.

  • El trabajo es un aspecto central en la vida del hombre por el tiempo consagrado a trabajar (a lo largo de toda su vida).

  • Por la condición que posee para la subsistencia y la reproducción, tiene varias implicaciones conceptuales: instrumental, individual, ética, social e institucional (Lucena, 2003: 29).

  • El trabajo humano es una actividad deliberada, propia del hombre que inquiere unos fines y para alcanzarlos; usa determinados medios para ello (fuerza productiva que dependerá a su vez, de múltiples variables). La especie humana es la única capaz de obtener y acumular conocimiento suficiente como para consolidar sus objetivos, sus metas y medios para consumir y satisfacer sus necesidades. La racionalidad es un privilegio y una condición del ser humano.

La insuficiencia de recursos económicos hace que los seres humanos, para sobrevivir, asumieran la actividad del trabajo de forma colectiva y organizada. El trabajo colectivo da sentido de orden y de pertenencia a la acción social de los individuos, capaz de construir y cimentar la sociedad a partir de sus relaciones y esto incluye las relaciones de trabajo.

Evolución histórica del significado del “trabajo”

  • A partir de la aparición de la actividad agrícola, el trabajo fue concebido como una actividad fundamentalmente de supervivencia (un carácter meramente instrumental) y dependía de:

  • El nivel de recursos que existía para ese momento.

  • El número de personas que constituían el grupo familiar.

  • El nivel de sofisticación de los instrumentos que poseían para cazar, pescar....posteriormente,

  • El nivel medio de destreza en el hombre para ejecutar el trabajo.

  • El estado de desarrollo de la ciencia y la tecnología.

  • La organización social del proceso de trabajo.

  • La escala y eficacia de los medios de producción, entre otros.

Una vez que con ello, nace la agricultura como actividad económica, todo cambia: la sociedad deja de ser nómada para hacerse sedentaria; aparecen luego, las civilizaciones y los estados-nación.

El Trabajo en la sociedad griega:

Se instituyó la representación del sistema esclavista, y los griegos justificaban esta imagen porque consideraban que el trabajo era algo negativo (degradante-deplorable). Mientras existe la explotación del hombre por el hombre; el excedente de la producción se lo apropian las clases aristocráticas.

Edad media

Para este momento, el trabajo lo perpetran los vasallos-súbditos. Ya no son los esclavos, entonces, los siervos poseen un cierto derecho a ser protegidos por su señor feudal. La Iglesia, representa una de las instituciones más importantes en la Edad Media, la iglesia también le imprime al trabajo una representación denigrante, además yacerá en él la carga del pecado original. Se trabajaba sólo para subsistir (una modelización del trabajo instrumental).

Antes del s. XVI

La doctrina de la Iglesia estuvo basada en las ideas de Sto. Tomás de Aquino; quien pensaba: sólo Dios elige el papel de cada individuo y este papel es sacrosanto, esta predestinado. En aquel momento, la Iglesia reforzaba ese concepto de la división social de clases entre ricos y pobres.

A partir del s. XVI y XVII

La Edad Media desaparece y se introduce la figura del “mercader”.

Florece el movimiento de los protestantes los cuales se enfrentaron a la Iglesia: hasta entonces, se trabajaba y el resto del tiempo se oraba. Este movimiento da un vuelco a las representaciones religiosas: la gente se salva trabajando profusamente y orando lo indefectiblemente necesario.

Con la llegada de la Revolución Industrial el que no trabaja es el protervo, el infame. Concurren dos grandes intelectuales que van a revelar el porqué de eso, ellos son: Max Weber que dice que fue el movimiento protestante el que cambió el sistema de ideas y Carlos Marx, que señala que el culpable fue el dinero, ya que poseía una base capitalista y se derivaba de él una mayor explotación.

Por otra parte, la aparición de la fábrica creó el espacio físico para trabajar mejor; se adecuó a las ideas y a los intereses de la reciente clase de la burguesía industrial.

Los propietarios de las primeras fábricas lo constituían los antiguos artesanos que no poseían las capacidades menesteres para administrar y controlar un gran número de trabajadores. Los trabajadores fueron en muchos casos, antiguos campesinos que tenían unas costumbres totalmente heterogéneas y que no eran las que se requerían: extenuantes jornadas de trabajo, actividades riesgosas, ruido intolerables por ello, posteriormente se ven obligados a dejar las fábricas.

Los trabajadores pierden las calificaciones que habían conseguido precedentemente; inicialmente tenían que aprender a hacer todo el proceso de la producción, y luego con la división del trabajo sólo van a hacer una parte del proceso (la especialización y la división social del trabajo). Para aquel entonces, no había libertad de elección para decidir en qué y cómo trabajar.

Se presentaron diferentes tipos de resistencia por parte de los trabajadores, el inicia del movimiento de los trabajadores: sabotajes, boicots, absentismo... El absentismo fue tan significativo para los empresarios, que asumieron una posición frente a ello, estableciendo las siguientes disposiciones:

  • aquel que abandonara la fábrica iría al calabozo

  • las mujeres y los niños eran obligados a trabajar

El trabajo asalariado terminó arraigándose como la manera universal de trabajar. El trabajo asalariado va a admitir que los ingresos posean un carácter regular, normalizado (ver Cuadro 1).

Cuadro 1 Fisonomías particulares de la sociedad preindustrial e industria

Sociedad Preindustrial

Sociedad Industrial

El Trabajo eminentemente agrario

El Trabajo eminentemente industrial

- El Trabajo desarrollado en el hogar (esfera privada).

- Producto del trabajo para ellos mismos (subsistencia).

- Medios de producción propios.

- En la sociedad preindustrial el trabajo tenía un fin en sí mismo, servía para satisfacer las necesidades de las personas.

- El Trabajo desarrollado lejos del hogar (esfera pública).

- El salario va a pagar el trabajo productivo y reproductivo del trabajador.

- El empresario se apropia del Producto del trabajo.

- El empresario es el dueño de los Medios de producción.

- En la sociedad industrial el trabajo es un medio con el cual obtener el fin. El trabajo se va a convertirse en un instrumento, es mediador para alcanzar otros medios.

- El trabajo en la sociedad industrial va a ser objeto de una máxima división: Será la división entre “trabajo manual” y “trabajo intelectual”.

Fuente: propia de la autora basado en información disponible en htpp://www.google.com (2006).

Se consume cada vez más un mayor número de bienes no necesarios (consumo superfluo, consumismo). Subordinación a un salario cada vez más elevado.

El trabajo humano es considerado una mercancía más, porque se le coloca precio al trabajo humano. El mercado de trabajo marca este precio, a través del salario. Los aspectos que van a ser capaces de incidir en la variación del salario son:

  • El esfuerzo y el tiempo socialmente necesario para producir, el valor de los insumos requeridos para producir y las maquinarias y equipos empleados en la producción.

  • Mientras más confrontación exista a nivel de los actores en las relaciones de trabajo, por ejemplo: conflictos que conduzcan a la huelga, se estará en la búsqueda de reivindicaciones.

  • La fuerza sindical, las acciones de los obreros y trabajadores en cada franja de la actividad productiva, influirá en que los salarios suban o bajen.

  • El valor de cambio que el empresario gana por la contribución que el obrero cree de su trabajo, genera mayores niveles de explotación.

  • Florece el Mercado de trabajo.

Representación de la división vertical del trabajo

  • Va a generarse una segmentación del mercado de trabajo (mercado primario, secundario y terciario), la convencional formula sectorial; hoy, incorporándose el sector informal.

  • La división vertical se va a trasladar a la división social del trabajo en función de la distribución de los ingresos (clase alta, media y baja).

Representación de la división horizontal del trabajo

  • La descalificación del trabajador.

  • La realización de una sola tarea va a producir una alienación laboral generándose una actitud de apatía porque el trabajo se asume como una actividad rutinaria, repetitiva y poco gratificante.

  • Un trabajador ejecuta una mínima parte del proceso de trabajo y desconoce en que va a consistir el producto o servicio final. El trabajo industrial, según Karl Marx se va a convertir en una alienación subjetiva que genera frustración e insatisfacción en los trabajadores.

Conjeturas sobre la visión de algunos de los fundadores de la Teoría Social y Económica Referente a la Concepción que tienen ellos sobre el trabajo.

Charles Louis de Montesquieu (1689-1755), Escritor y jurista francés se destacó como digno representante del siglo de las Luces o Ilustración, época caracterizada por una fe profunda en el poder de la razón humana, teniendo significación esa especie de método de pensamiento, en la que Montesquieu estudia las instituciones políticas y se destaca con su obra cumbre “El espíritu de las leyes” (1748), en ella, él analiza las tres formas de gobierno: república, monarquía y despotismo. La ilustración fue una época notable del desarrollo y cambio intelectual en el pensamiento filosófico, donde se destacó Montesquieu; esta etapa del pensamiento filosófico, social y político estuvo marcada por el desarrollo de la física newtoniana, la aplicación del método científico a las cuestiones sociales y al orden social. El espíritu de las leyes de manera indirecta involucra el establecimiento de reglas sobre la acción social del hombre y por ende, normativiza la actividad del trabajo como hecho social. Montesquieu, en su pensamiento explica el origen de la sociedad, analiza las leyes naturales y las leyes positivas, establece una topología de carácter político y social; estas reflexiones analíticas me permiten distinguir en este caso, un enfoque metodológico en el que el trabajo como valor social esta contenido implícitamente como parte del origen de la sociedad.

Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Filósofo, teórico político y social francés, la línea de pensamiento ilustrado se correspondió con su famoso tratado político “El contrato social o principios de derecho político” (1762), allí desplegó sus explicaciones sobre libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base filosófica de la Revolución Francesa (1789), donde se generaría posteriormente, el caos y el desorden. Él quiso preservar la preeminencia de la voluntad popular frente al derecho divino. Así mismo, su influyente estudio “Emilio o de la educación” (1762), exteriorizó una novedosa tendencia de la educación algo más pedagógica. Incurrió en una gran contribución a la corriente por la libertad individual y se reveló contrario al absolutismo de la iglesia y del Estado, su acción literaria se corresponde también con la evolución de la literatura psicológica, la teoría psicoanalítica y el existencialismo, con el romanticismo literario y con la filosofía del siglo XIX, imprimiéndole fuerza a su inclinación por el libre albedrío, su férrea defensa por la razón humana y los derechos individuales. Esta perspectiva pudiera enmarcarse en el contexto del trabajo, por ejemplo: fundamentado en la libertad de elección, el derecho al trabajo, las garantías hacia el trabajador, etc. El pensamiento de Rousseau estuvo enmarcado en argumentaciones metódicas sobre el individuo y la sociedad, también busco explicación al malestar de la cultura, en como alcanzar el progreso material y moral, igualmente se planteó el origen de las sociedades, partiendo de la vinculación hombre y sociedad, se consagró con su obra del contrato social y de alguna manera concluir que su postura de forma indirecta imbuye una visión del trabajo como hecho social.

Adam Smith (1723-1790), Economista y filósofo británico, su aportación se inserta en un enfoque individualista de la economía, plasmó en su obra intelectual un insondable estudio de los procesos de creación y distribución de la riqueza. Señaló que el origen primordial de todos los ingresos, así como la forma en que se distribuye la riqueza generada, se halla en la diferencia entre la renta, los salarios y las ganancias. Su obra cumbre “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776), allí determina la importancia de la distribución de la riqueza a través de las relaciones de comercio internacional y sienta las bases del liberalismo clásico como filosofía económica. En la referida obra, señala las ventajas de la división del trabajo, esto es, cada hombre interviene en las fases de la producción, interviene así, en todo el proceso productivo, con esto los operadores se hacen más diestros, se economiza tiempo, también refiere aspectos sobre la naturaleza, la acumulación y el empleo del stock de capital. Realizó una sagaz distinción entre las importantes nociones de la economía, entre las cuales destacan la división del trabajo, la renta, el valor, el precio, el salario y el beneficio. Constituyó el máximo representante de la escuela clásica del pensamiento económico, dándole suma importancia al principio de laissez-faire basado en la libertad económica del “dejad hacer, dejad pasar” (le dice no al intervencionismo y aboga por la famosa “mano invisible” del libre mercado) y del librecambio. Para Smith, el trabajo viene a constituir la fuente verdadera de la riqueza, específicamente, asume la centralidad normativa del trabajo; referida al argumento político y ético del trabajo, el cual posee una importancia desde el punto de vista socio cultural, en tanto vincula el trabajo y los beneficios sociales (Noguera, 2002: 148). Distingue dos clases de valor en los bienes un valor de uso (utilidad, funcionalidad) y un valor de cambio (precio relativo de intercambio). La indiscutible Teoría del valor trabajo se muestra al hacer su análisis de la sociedad primitiva, la cual determina que el valor de un objeto es el trabajo que costo obtenerlo a su usufructuario, representa en el caso de la sociedad civilizada, como se apropian de los medios de producción y el capital los agentes privados, explica que en la sociedad capitalista este valor no pertenece enteramente a quien lo añade. Las posturas economicistas de los clásicos se centraron en el estudio de la generación de la riqueza, la cual estaba sustentada en el trabajo que como hecho social incorporaba valor a las mercancías que se creaban, eso apoyo la teoría del valor donde la satisfacción subjetiva de los consumidores, se analizó a partir de la teoría de la utilidad, por ende, los productos del trabajo (bienes y servicios) poseían utilidad y eso les atribuía un valor de uso y un valor de cambio.

David Ricardo (1772-1823), Economista británico, desarrolló la teoría del valor trabajo al igual que Adam Smith, y la evidenció en su obra más notable “Principios de economía política y Tributación” (1817), en la que afirmaba que la estructura de costos productivos son, en esencia, precios laborales que se pagan, bien de manera directa o bien acumulándolos al capital, es por ello, que defendió la tesis de que los precios obedecerían a la cantidad de trabajo incorporado en la producción de los bienes y servicios. Fue uno de los que postuló la teoría del valor trabajo, principio que alega que el valor de un bien o servicio (mercancía) estriba de forma directa en la cantidad de trabajo que lleva incorporado, su pensamiento a este respecto, se arraiga en que el trabajo era la unidad de medida exacta para ponderar el valor, y por ende, determinante de su precio. Y esta postura ejerció una gran influencia en el pensamiento marxista que presupone que solamente el trabajo es capaz de crear valor.

Claude Henri Saint Simón (1760-1825), Socialista francés, es partidario de que la planificación económica, el progreso industrial, la estructura de una sociedad distributiva y productiva, el desvanecimiento de los Estados nacionales europeos comportarían hacia el empleo de técnicas científicas destinadas al estudio de los fenómenos sociales, a través de las ciencias sociales. Se unificaría a Europa en base a una organización social y basados en el desarrollo de la industria y que ésta beneficie de manera equitativa a todos los componentes de la sociedad. Consideraba inconcebible que la clase trabajadora pudiera suplantar a los capitalistas, aunque es partidario del socialismo moderno. Apunta sobre la necesidad de fundar una ciencia de la sociedad apoyada en una filosofía positiva, en hechos vistos, esta ciencia social llamada “Fisiología social”, es la encargada del estudio de los sistemas sociales, se obligará a señalar que la producción industrial constituye el factor determinante de las sociedades modernas. Aboga por la preservación de la sociedad. Admite que todo cuanto permite el mantenimiento de la sociedad e incluso de la monarquía y sus regimientos es producto industrial. Toda sociedad descansa en la industria, la industria es la única garantía de su existencia, la fuente única de todas las riquezas y de toda prosperidad, sin embargo, Simón demanda libertad económica, pero sobre la base de una transformación en la naturaleza de las relaciones sociales y exige refutar el principio capitalista de la propiedad privada. Por supuesto que esta concepción le da una importancia central al trabajo del hombre, que es lo que permite el desarrollo de la industria y con ella, el crecimiento y desarrollo de la sociedad, la cual progresa y prospera. Su pensamiento se orientó al análisis del industrialismo y utopía: la ciencia del hombre como ciencia positiva; además de argumentar los tipos de sociedad.

Auguste Comte (1798-1857), Filosofo francés, opinaba que el estudió de la sociología debía ser de carácter científico. Su contribución intelectual fue producto de una reacción contra la Revolución Francesa y la Ilustración; es considerado el padre del positivismo, “sistema filosófico asentado en la experiencia y en el conocimiento empírico de los fenómenos naturales”, con el advenimiento de la filosofía positiva. Desarrollo su física social que en 1822 designó como sociología. Se preocupo por estudiar la estática social (referida a las estructuras sociales, las cuales son un conjunto de formas en que grupos e individuos se organizan y relacionan entre si y con los distintos ámbitos de una sociedad) y por la dinámica social (referida al cambio social, que constituye un fenómeno colectivo que afecta a las condiciones o modos de vida de un importante conjunto de individuos); aboga por una reforma social para impulsar el proceso de evolución natural de la sociedad. Estableció la ley de los tres estadios: a) Teleológico (dios), b) Metafísico (naturaleza) y c) Positivo (ciencias), hizo énfasis en el carácter sistémico de la sociedad confiriéndole importancia al papel del consenso en la sociedad y no al conflicto. Para Comte, la institución más importante fue la religión que regula la vida del individuo y lo ayuda a controlar su egoísmo y a elevar su altruismo promoviéndose así, las relaciones sociales, es decir, la religión es el asiento universal de toda sociedad. Otra institución para él importante, fue el lenguaje que es eminentemente social que le permite al individuo interactuar promoviendo la unidad entre la gente. Otro elemento que mantenía unida a las personas era la división del trabajo que conlleva a una especie de solidaridad social, ya que los individuos dependen unos de otros dentro del proceso de trabajo, y ocupan posiciones de acuerdo a su formación y aptitudes aunque posteriormente, se evidencio su inquietud por la excesiva especialización en el trabajo en término de sus desventajas. Creía que la revolución positivista descansaba en la clase trabajadora y en las mujeres. De igual forma, no creía en la igualdad de los sexos y consideraba que las mujeres tenían una menor capacidad intelectual que los hombres. Considera que la familia es la unidad social básica de la sociedad, por ende el concepto de trabajo como hecho social parte de la unidad fundamental de la sociedad: la familia. También planteo una explicación en su búsqueda de las leyes, aspectos sistemáticos sobre el orden y el progreso, y estos conceptos claramente se vinculan a la noción del trabajo, en su visión más positiva.

Émile Durkheim (1858-1917), Teórico francés, explica el problema del orden social y con ello; analiza la división del trabajo social y la solidaridad social, con relación a la división del trabajo social (1893) ilustra las formas de solidaridad en la sociedad moderna, examinándose los nuevos elementos de cohesión social al abatirse el primitivo orden social. Examina entonces, la forma de cohesión a que da lugar la moderna división del trabajo, instituyendo su tipología sobre las formas básicas de solidaridad (mecánica: o por similitud en sociedades más primitivas con principios jurídicos más represivos y orgánica: basada en la diferenciación de los individuos, que corresponden a sociedades más evolucionadas donde el fenómeno jurídico es más cooperativo). Su visión sobre el socialismo era que debía ser una aspiración más global que reorganizara el cuerpo social en su conjunto, reivindicó las concepciones socialistas que aspiraban a una organización más democrática, él defiende la igualdad jurídica de ambos sexos.

El concepto de representación social o representación colectiva se asocia al concepto de conciencia colectiva se remonta tímidamente a Durkheim, él lo entiende como “un sistema de ideas o sentimientos colectivos elaborados y construidos por una comunidad o cultura, constituye un proceso que se forja a través de la interacción social”. Considera que el problema social no es de carácter económico, sino un conflicto de consenso social, de comprender la superioridad de la fuerza moral, de las normas, de las obligaciones, del espíritu de disciplina para poder lograr un buen funcionamiento de la sociedad (vida en común), también estableció el concepto de anomia que él lo derivó de la disfuncionalidad y degeneración de las sociedades industriales y comerciales, por falta de reglas. Conviene explicar de antemano la importancia que se le atribuye a las transformaciones del trabajo con arreglo a las tipificaciones que ocurren en la realidad social. El parto al que se asiste de un nuevo mundo del trabajo no es un alumbramiento normal, pero será tanto más difícil en la medida en que no se le dote del instrumental necesario para marcar su rumbo. La abstracción moderna sobre el empleo impele una noción de trabajo que se formó hace un siglo y no constituye sino las transformaciones, las representaciones sociales a lo largo de la historia de la actividad humana. Su estudio de la evolución histórica del concepto de trabajo sirve para identificar el trabajo como la esencia del hombre partiendo de la correlación entre los individuos y la colectividad, viendo en él (trabajo), un medio, el empleo de la inteligencia del hombre (trabajo intelectual), el establecimiento de su relación con la naturaleza (concepción marxista). Es parte de la representación social del trabajo.

Para Durkheim, la sociedad contemporánea se ampara en la especialización de las personas, de las estructuras e instituciones y su necesidad de los servicios de muchas otras, la división del trabajo era un hecho social material puesto que constituía la principal pauta de interacción en el mundo social.

Carl Marx (1818-1883), economista y filósofo alemán. Su abordaje sobre las cuestiones relacionadas a su concepción sobre el trabajo subyace en el análisis de los procesos históricos a partir de antagonismos y alienaciones a que daban lugar las contradicciones y carencias de los distintos sistemas productivos, tomando como eje central a las relaciones de producción dentro del sistema capitalista. La reflexión de interrelación entre las bases socioeconómicas y la superestructura jurídico-política, origino la dialéctica de la realidad social, expresándose una evolución social-histórica de algunos modos de producción, tales como: el asiático, el antiguo, el feudal y el burgués. Considera decisivo el proceso social del trabajo humano y el papel que juegan las situaciones que dan lugar a una alienación social del hombre como ser de praxis, con una capacidad libre y creativa de producción. Carl, recibió la influencia del materialismo histórico y de la dialéctica de Hegel. Él abordo el estudio de las obras de Smith y David Ricardo y elogió la proposición básica: de que “el trabajo era la fuente de la riqueza” tal y como señalara De La Garza (2000: 17), “Marx llevó a su consecuencia lógica esta línea de pensamiento, considerando no sólo que el trabajo es el único origen del valor, sino que la ganancia del capitalista proviene de un trabajo no pagado al obrero”; así mismo, construyó la teoría del valor trabajo, en la cual estipulaba que las ganancias de los capitalistas se asentaban en la explotación de los trabajadores, basada en la distinción entre la fuerza del trabajo y el trabajo en si mismo, esta distinción es el eje central del conflicto entre capital y trabajo, donde los trabajadores asalariados recibían un valor inapreciable al que realmente producían ya que el excedente del plustrabajo se lo apropia el capitalista. Plantea entonces, la necesidad de un cambio radical en el orden económico (hacia el socialismo). Marx, brindó una teoría de la sociedad capitalista basada en su imagen de la naturaleza: opinaba que las personas eran esencialmente productivas, las personas necesitaban trabajar en y con la naturaleza. Requerían trabajar juntas, con el fin de producir lo que necesitaban para su supervivencia. De la explotación capitalista se desprende el concepto de alienación que divide el sistema en dos clases: capitalistas: dueños de medios de producción, de los productos, y del tiempo del trabajador y una clase oprimida, reprimida: el trabajador proletariado. En la Revista Valores en la Sociedad Industrial (dic 2005:14), año XXIII. No. 64 se reseña textualmente lo siguiente: “La interpretación marxista del trabajo como triunfo de la dialéctica de las fuerzas rompe la cadena de solidaridad que caracteriza a la comunidad del trabajo, aislando los individuos en una egoísta soledad…” respondiendo a su propia egolatría y sin altruismo alguno, así en contraste se observa la visión de la iglesia sobre el trabajo, la cual se traduce aún hoy día, en decir, que “el trabajo representa una dimensión fundamental de la existencia humana, así el trabajo se plantea como la expresión de la plena humanidad del hombre”. Según la apreciación de Marx, la economía y la sociedad se originan en razón de la contradicción u oposición de distintos elementos: las ideologías, la conciencia de clases, los fenómenos sociales totales, las manifestaciones objetivas del trabajo, las nociones del plustrabajo entre capitalista y trabajador. Las teorías de Marx, se vigorizaron con la ascensión de las acciones obreras, las cuales fueron reconocidas por el Estado como clase. Según la opinión de Noguera (2002:150), la visión de Marx sobre el trabajo se inserta en la defensa de una significación amplia del trabajo, esto simboliza y “admite que este tiene potenciales de autonomía y autorrealización, y no lo reduce a una actividad instrumental o a una disciplina social o psicológica coercitiva”. Esta noción de Marx sobre el trabajo podría considerarse como antiproductivista y que no acepta la centralidad normativa del trabajo en la sociedad a diferencia de Smith.

Helbert Spencer (1820-1903), fue una figura destacada dentro de la teoría sociológica británica, sustentaba la teoría de la evolución del mundo real y material. Se sintió adepto a la doctrina de laissez-faire. De igual manera, pensó que la vida social debía desarrollarse sin ningún control externo. Era considerado un darwinista social inspirado en la biología para dar forma a su visión y a sus conceptos, adoptó la idea de que las instituciones sociales, así como las plantas y los animales, se adaptaban progresivamente a su entorno, a su ambiente. Argumentó que los más aptos sobreviven y los menos aptos se extinguen y esto, responde a un proceso de selección natural. Hacía hincapié en el individuo no obstante, se interesó en estudiar la estructura general de la sociedad en sus partes y en sus funciones; concibiéndola como un sistema en su conjunto que evoluciona a través de su composición, considera que la sociedad en si misma progresa, sobre la base de la sociedad industrial, la cual se basa en la especialización del trabajo, la cooperación social, el altruismo y un estado moral ideal donde el individuo se disciplina y se somete a las necesidades de orden y progreso. Por tanto, su concepción del trabajo se adhiere a la definición del trabajo en su dimensión como hecho social, ya que se vincula con el comportamiento de otros individuos; que esta sujeto al orden dominante y requiere del progreso, el cual descansa en las sociedades de tipo industrial. El desarrollo de los principios teóricos generales de la sociedad como organismo, promovió su visión de la sociología e hizo estudios sobre la evolución de la sociedad, de las instituciones, de la ética y la política. Esa representación orgánica de la sociedad y de la evolución societal e institucional esta enmarcada en una visión particular del trabajo como elemento central en la vida del hombre y de la sociedad.

Max Weber Nacido en Erfur (1864-1920), doctor en derecho, estudioso de la historia, la filosofía, la economía, etc., recibió influencia de la teoría marxista, los consideró como unos deterministas económicos que proponían teorías causales de la vida económica y social. Estudioso de las ideas como fuerzas autónomas que generan efectos sobre la economía. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904-05) fue una de sus grandes obras. Desarrolló la teoría de la estratificación social, donde aborda las nociones de prestigio (status) y el poder basados en conceptos de clase, status y partido. Estableció una teoría del proceso de racionalización basada en una especie de sociología comprensiva (analizando fenómenos, como: la religión, los valores, el derecho y la música), distinguió tres tipos de autoridad: la tradicional (ancestral, creencias, clan), la Carismática (liderazgo) y la racional-legal (reglas establecidas). Pensaba que el movimiento protestante impulsaba un cambio en las ideas donde el hombre debía trabajar para ser considerado útil en la sociedad, de lo contrario es visto como un protervo, un inútil. El trabajo adquiere un carácter económico; ya que se requiere de él para poder satisfacer las necesidades humanas, por ende, el proceso de trabajo responde al principio económico de racionalidad y la condición capitalista se deriva de esa lógica que estriba en una especie de agrupamiento social abierto. El trabajo se organiza como parte de la acción social y responde a una cierta disciplina, a prácticas rutinarias, hábitos que dependen del momento, del orden jurídico imperante, de las ideas que se tienen sobre conceptos de lucha, de competencia, de elección, entre otros.

Talcott Parsons (1902-1979), defensor de la teorización sociológica como una acción legitima y significativa, publicó su obra “Estructura de la acción social” (1937), se convierte en un teórico estructural-funcional (delimita las relaciones entre grandes estructuras e instituciones sociales). Se considera un neo-evolucionista del cambio social, analiza el sistema cultural y de la personalidad a este respecto, desarrolla también el estudio de las relaciones ínter sistémicas basadas en el consenso, la cohesión y el orden como funciones positivas recíprocas. Su pensamiento analítico sustentó los estudios de: la teoría de la acción y el desarrollo, los sistemas de la acción, el cambio social, la teoría evolucionista, la teoría de los medios de intercambio, entre otros aspectos filosóficos y teóricos relevantes. Donde el trabajo opera dentro de un sistema estructurado de producción basado en la cohesión de quienes trabajan, cumpliendo cada uno su función y estableciéndose entre ellos las interrelaciones orgánicas que evolucionan de forma natural. El cambio social bajo esta concepción viene dado por las mutaciones y transformaciones en la organización del trabajo, en el proceso de trabajo y por ende, en las relaciones de trabajo, donde la estructura económica condiciona la organización de las unidades productivas y la acción social es determinante en función de la afinidad en la dimensión colectiva, el asentimiento, el orden y el progreso.

La visión microeconómica del Trabajo: Se parte de una concepción individualista del trabajo, se rige por estudiar el resultado de la producción social; pero en base a los esfuerzos y el valor que se añade de forma individual bien sea el aporte o contribución de un trabajador, de una empresa o de una fábrica con respecto a la industria, al sector o a la nación. Su perspectiva es a un nivel particular de un individualismo económico, lo que le da valor al trabajo social es el esfuerzo de cada uno que en adición contribuye a determinar el valor agregado en la producción nacional (que sería una visión macro). Se le atribuye a Alfred Marshall ser el padre de la Microeconomía la cual es definida (Arria, 1996) como: “Teoría del comportamiento individual del consumidor y la empresa, de la determinación de precios específicos…” partiéndose de los estudios de la teoría social y su visualización en torno al desarrollo humano y social de la acción humana, en la construcción de la sociedad se tiene que los puntos de vista más microeconómicos, es decir, basados en el individuo lo tienen: Max Weber y Spencer. Mientras que la visión más macro fundamentada en el colectivo, esto es, más holística, la tienen Durkheim y Marx.

La visión macroeconómica del Trabajo: se piensa que el fundador de la macroeconomía es John Maynard Keynes, en términos de la concepción macro con relación al trabajo resulta ser una visión más amplia que la micro, con un nivel mayor de agregación, ya no trasciende el esfuerzo individual sino el colectivo, el trabajo como producto de la acción social y de las relaciones sociales, toma valor es la producción social, no la fabrica sino la industria, no el trabajador sino los trabajadores en función de su cohesión y solidaridad que se sustenta en la dimensión del trabajo como hecho social. Definir el trabajo en un sentido más amplio, como un factor básico de la producción, empleando una combinación de factores productivos como el capital y el trabajo tiene dos perspectivas, una micro y otra macro; todo dependerá de su nivel de agregación, todo lo que se refiere a los grandes agregados: consumo, inversión, ahorro, empleo, producción, finanzas, ciclos económicos, aplicación de las políticas gubernamentales tiene contextualizada una visión macroeconómica. Por ejemplo, la visión de Comte en relación al trabajo es macroeconómica, responde a la dinámica social.

Conclusión

Hablar de acción humana, hecho social, relaciones sociales, sociedad implica de una u otra forma hablar de trabajo, porque desde la visión más arcaica del hombre organizado en pequeñas comunidades; primitivamente llamadas tribus, habría que detenerse a pensar como en su quehacer el hombre tenía que garantizar su sustento y el de su familia (las necesidades primarias) y, ese esfuerzo implica trabajo.

Todas las representaciones que se tienen del trabajo han dependido de la construcción histórica del pensamiento social y los pensadores fundantes de la teoría social han propiciado el posterior análisis de la sociología del trabajo, que como disciplina ha permitido el estudio del mundo del trabajo y de cómo las transformaciones económicas y sociales han incidido en generar cambios profundos en los modos de producción históricamente concebidos hasta llegar a la noción de la globalización, y de cómo este proceso de interconexión ha afectado el trabajo en sus distintas dimensiones, de allí la importancia que se le concede al trabajo como hecho fundamental de la acción humana y de la vida del hombre; que ha permitido el alcance de premisas como el orden y el progreso basado en el desarrollo industrial y tecnológico y en los avances más significativos de la ciencia en diversos campos, observándose los aspectos críticos de la modernidad y las nociones de crisis de la posmodernidad donde el trabajo ha pasado de ser un elemento central hasta perder identidad como sujeto, llegándose a debatir planteamientos: como el fin del trabajo, el fin del empleo, y todo un contexto de fenómenos que están sobre la palestra de discusión: flexibilización de la producción, externalización, precariedad en las condiciones de trabajo, la tercerización, la informalidad, la orientación productiva hacia el sector servicios, entre otros aspectos de suma relevancia. Debe entenderse entonces, que la simbolización que se tiene del trabajo se asienta en un conjunto de creencias, valores y actitudes hacia el trabajo. Esta valorización parafraseando los comentarios de Gracia, Martín y otros (2001: 201) se aprende precedentemente y durante el proceso de socialización del trabajo y varía en función de las experiencias subjetivas, y de aspectos situacionales que se producen en el contexto laboral y organizacional.

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