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Tiempo y Espacio

versión impresa ISSN 1315-9496

Tiempo y Espacio vol.22 no.58 Caracas dic. 2012

 

Elena Plaza. Venezuela. La construcción de la República, 1830-1850. (Serie Antológica Historia Contemporánea de Venezuela; número 9). Caracas: Fundación Rómulo Betancourt, 2012, pp. 239.

David Ruiz Chataing

Elena Plaza comienza su estudio histórico con la reflexión sobre los sucesos más polémicos de la historia republicana de Venezuela: el proceso de disolución de la República de Colombia y la refundación del Estado de Venezuela en 1830. Han prevalecido ante ellos el sentimentalismo, la pasión y la deformación de los hechos.

La oposición liberal venezolana le reprochó a Simón Bolívar que cuando los patriotas retomaron el control de parte del país, en 1812-1813 y en 1819, no restableció la República de 1811, sino que formó la Unión Colombiana (Venezuela y Nueva Granada) y la República de Colombia de 1821. La mayoría de las provincias venezolanas, por estar bajo el poder español, no participaron en las respectivas asambleas constituyentes y consideraban ilegítimas sus decisiones.

La antigua Capitanía General de Venezuela, ya independiente, volvía a padecer de una subordinación no satisfactoria al lejano gobierno de Bogotá. Diferencias geográficas, culturales y la complejidad de establecerse un orden con grandes fallas administrativas, agriaban los ánimos nacionales frente a la no consultada incorporación a la enorme República de Colombia.

Bolívar, sostenían los liberales venezolanos, asumió la dictadura comisoria tras el fracaso de la Convención de Ocaña de 1828. Violentó, según sus connacionales, los procedimientos para establecer un mandato autoritario e ilegal. Repudiaban sus paisanos en el Bolívar político, su óptica centralista, la concepción presidencialista del Poder Ejecutivo con muchas atribuciones, la Presidencia Vitalicia, el Vicepresidente designado. Consideraban al gran caraqueño un genio militar, pero su actitud ante lo público era aristocrática, reservada a los virtuosos, casi monárquica. Bolívar, muy inspirado en Grecia

y en Roma, no entendía las exigencias de la sociedad comercial moderna. Esto último lo explotaban los separatistas para romper con la Colombia bolivariana.

El proceso de ruptura avanzaba. En pueblos y ciudades se hacían "pronunciamientos" a favor de la disolución de la Gran Colombia. El General José Antonio Páez le escribe al Libertador, el 21 de diciembre de 1829 sobre lo inevitable del evento. Le sugiere a Bolívar que facilite el hecho. El Estado de Venezuela surge de una Asamblea Constituyente. La Constitución se promulga el 23 de octubre de 1830. De los comicios para elegir al Presidente de la República surge el mandato del General José Antonio Páez. Se van estableciendo sucesivamente, el Poder Legislativo y el Judicial.

Se organizan las provincias, los cantones; se establece una comisión corográfica dirigida por Agustín Codazzi de la que surge la primera representación cartográfica de la nueva nación. El Atlas de Codazzi, y la Historia de Venezuela, de Baralt y Díaz. El 10 de abril de 1834 se decretó la creación de la Biblioteca Nacional. También se avanza en la estructuración de la hacienda pública, la Cancillería, las fuerzas armadas. Venezuela asume su cuota de la deuda colombiana. España reconoce la Independencia de Venezuela, el 27 de mayo de 1845. La codificación republicana y liberal sustituye paulatinamente a la del período colonial y gran colombiano.

El reinicio de la vida en República es complejo. Había que hacer de súbditos, ciudadanos. Sin muchos recursos, ni materiales ni humanos. Se adelanta en la abolición gradual de la esclavitud, se acomete la "civilización" y reducción de los indígenas, la instauración de un sistema de educación pública, se fomenta la inmigración y reglas económicas claras para estimular la producción. Estas políticas eran parte de las medidas para avanzar hacia el país civilizado que se añoraba.

Este proceso no evolucionaba sin obstáculos. La destrucción del país en las dos décadas de guerra emancipadora, el atraso, la escasa población en un país enorme, alzamientos militares, como el del 7 de julio de 1835 conocido como la "Revolución de las reformas", así lo indican. El general Páez, por cierto, se puso a la cabeza del ejército constitucional que aplasta la rebelión y restituye al Presidente José María Vargas en su cargo.

La unanimidad de la élite liberal se rompe en 1840, con el surgimiento del Partido Liberal, liderizado por Antonio Leocadio Guzmán y Tomás Lander. Guzmán y su grupo liberal reformista y radical se opone a los godos, oligarcas o conservadores. Guzmán Enarbola las banderas de la alternabilidad republicana y la intervención del Estado en la esfera económica para enfrentar la crisis económica e impulsar el progreso de una sociedad incipiente. La pugna política se intensifica y en las elecciones de 1846 los conservadores inhabilitan a Guzmán y presionan a los tribunales para arrancarles una sentencia de muerte por conspiración contra el periodista y agitador político fundador del periódico El Venezolano.

El General José Antonio Páez y los godos cometen un error de cálculo político tremendo: apoyan, en las elecciones de 1847, y asciende a la primera magistratura de la República, el General José Tadeo Monagas. Este se aleja de la oligarquía conservadora e inicia un gobierno personalista que se prolonga hasta 1858.

Las administraciones bajo la influencia paecista representaron un voluntarismo institucionalizador. Se permitió, al principio, una amplia deliberación de los asuntos nacionales y se fundaron las instituciones. El general Monagas, por el contrario, encarnó un voluntarismo personalista: puso a las instituciones a girar en torno a sus intereses personales. El General José Tadeo Monagas hizo suya la frase "La Constitución sirve para todo" que ha servido de norte para más de un tiranuelo que ha asolado a la nación.

El libro de Elena Plaza, que contienen reproducida valiosísima documentación del período, nos recuerda que la Historia de Venezuela no se reduce a la emancipación y a Simón Bolívar. Y que para fundar la República fue esencial el rol desempeñado por abogados, hacendistas, administradores, productores, actores políticos, comerciantes, civiles próbos e ilustrados tan héroes como los que derrocharon valor en los campos de batalla. Y su labor mucho menos conocida y ponderada.